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RELATO VIVENCIAL ARS MAGNA – ROLANDO TAPIA

Desde el mismo deseo de descifrar el significado del título del módulo “Ars

Magna” esta maratona ha resultado muy reveladora para mí. Si traducimos “Ars

Magna” como arte magnifico, la propuesta sugiere entender la vida como una obra

de arte. Cada pincel, cada movimiento, cada color, las líneas, las formas, la

combinaciones del todo, constituyen una obra en continua transformación.

Y es el principio del libre albedrio lo que nos permite elegir caminos,

personas, espacios, acciones, para materializar la inspiración de la vida misma que

queremos crear: Que quiero? Como lo quiero? Donde lo quiero? Con quien lo

quiero? Preguntas existenciales que el hombre necesita responder para darle

sentido a la vida, no solo desde una perspectiva filosófica, sino también practico-

existencial. Esto nos pone también frente al principio de responsabilidad.

Pero si nos vamos directamente al cuadernillo, Rolando Toro señala

claramente “Biodanza es la Ars Magna, el arte supremo que nos conduce a la salud

como expresión del orden cósmico” (pag.4). De esta manera, Rolando define el

sistema biodanza como un arte magnifico que tiene como finalidad restablecer en

el organismo humano el equilibrio, promoviendo estados de salud crónica. Esto es

posible si el individuo logra establecer una vinculación armónica consigo mismo,

con sus semejantes, con la naturaleza, la tierra, las galaxias, con la inteligencia
superior, con las fuerzas cósmicas de la totalidad que organizaron la vida en el

universo y que la sostienen.

En base a mi experiencia, considero que biodanza como sistema de

integración humana posee muchas bondades que le permiten actuar como un

potenciador de la salud humana en armonía con todo lo viviente y el universo, pero

es necesario que el participante muestre una apertura a las vivencias para que las

mismas puedan tener un efecto movilizador e integrador. Sin embargo es

importante señalar que no todos los individuos se sienten atraídos por este tipo de

práctica, por lo cual no podemos descalificar la importancia de otras propuestas

que promueven la salud integral, cada individuo busca lo que se ajusta a su

necesidad. Además dependiendo de la situación particular que presenta el

participante, esta se puede hacerse acompañar de otras prácticas que favorezcan el

pleno desarrollo de las potencialidades.

En mi caso, ha sido muy importante para mi proceso de crecimiento la

psicoterapia Gestalt, pues me ha permitido profundizar de manera individualizada

aspectos que la biodanza por sí solo no hubiese movilizado. De igual modo tengo

que confesar que la psicoterapia por sí sola no hubiese tenido el mismo efecto si no

se hubiese acompañado de la biodanza. También considero que la dieta

balanceada adaptada a las necesidades específicas, la práctica del levantamiento de


pesos en el gimnasio y los ejercicios aeróbicos, han contribuido de manera sinérgica

a mejorar y mantener mi salud.

No obstante todos los esfuerzos que hago por cuidar mi cuerpo y mantener

la salud, siempre tropiezo con la enfermedad que me pone frente a frente con mi

propia vulnerabilidad. En mi caso desde la infancia, son las vías respiratorias el

sistema más vulnerable: gripes, asma, bronquitis. A partir de los 36 años de edad se

sumó el sistema digestivo con problemas de gastritis, colon irritable, pérdidas de

conocimiento.

En la maratona de trascendencia, la intensidad con la que dance la tierra me

dejo con un dolor en la rodilla derecha, diagnosticada como tendinitis. He tomado

tratamiento y nada que desinflama el tendón. En este momento estoy recurriendo a

la fisioterapia en busca de mejores resultados.

Lo cierto es que hacer contacto con mi vulnerabilidad no es algo que me

agrade mucho, la enfermedad me genera un malestar ante el cual no tengo mucha

tolerancia, sobre todo porque por un lado interrumpe mis actividades obligándome

a descansar, y por el otro me hace movilizar a buscar ayuda (consulta médica,

exámenes de diagnóstico, compra de medicamentos) lo que generan mucha

molestia y más gastos económicos. A esto se suma el ir tomando conciencia de que

voy envejeciendo, de que no soy el pavo de 18 años que brincaba y saltaba

atendiendo mil asuntos a la vez. Claro, a mí me gusta proyectar la imagen del


Rolando fuerte, sano, bien plantado, feliz, todopoderoso, y la verdad es que cada

vez van apareciendo más achaques corporales y con poquito dinero en mis cuentas

bancarias. Las limitaciones económicas es un tema que también me cuesta bastante

aceptar.

El planteamiento fundamental que hace Rolando Toro sobre la enfermedad

me parece muy acertado. No se trata de entender un trastorno orgánico de manera

aislada, se trata de una alteración de la totalidad del organismo, de su

funcionamiento como unidad auto-reguladora. El organismo humano es un

holograma vivo, donde los conflictos emocionales, el estrés ambiental originan

lesiones y alteran la salud. Son bastante numerosos los estudios que señalan como

las enfermedades psicosomáticas tienen una vinculación con la estructura de la

personalidad, con el estilo de vida.

En mi experiencia personal yo he visto los efectos de biodanza (6 años de

vivencia) en aspectos bien puntuales: aumento de la frecuencia con que vivencio

emociones integradoras tales como la alegría, el amor, el erotismo, la reducción de

la ansiedad, disminución del estrés, del miedo paralizante, de las fantasías

catastróficas, y lo más importante: es el espacio de encuentro humano donde he

visto emerger nuevas motivaciones para vivir, mi relación de pareja actual, nuevas

amistades con quien establecer relaciones afectivas sanas, con quien compartir

actividades recreativas, la diversión. No obstante, para ser honesto en el largo


plazo, siguen apareciendo quebrantos de salud que tengo que seguir atendiendo, y

que me interrogan constantemente: que estoy haciendo mal? Que pasa conmigo?

Como es que aun enfermo tanto?

La facilitadora nos recordaba una frase que para mí resulto muy iluminadora:

“Dime donde está la herida que por allí va entrar la luz”. Esto me devela la

importancia que tiene la vulnerabilidad para el desarrollo de la potencialidad.

Aunque biodanza no trabaja directamente con el síntoma, con lo patológico,

tampoco lo niega, y una prueba de esto es que casi en su totalidad el cuadernillo

de Ars Magna está dedicado exclusivamente a las patologías psicosomáticas. Es en

este punto donde podemos concluir que el arte magnifico de la Biodanza es el arte

de curar. Cómo? Trabajando con la parte sana, luminosa del ser humano, sin

diagnosticar, sin evaluar su danza, sin enjuiciar su movimiento. La aceptación

incondicional es curativa.

Es aquí donde el mito del curador herido me dejo profundamente

conmovido. Como dice Adolf Guggenbhul-Craig: “medico sin heridas no puede

constelar el factor curativo en sus pacientes” Es aquí donde la herida cobra un

profundo sentido, el reconocimiento de la propia vulnerabilidad, es el punto de

partida para brindar ayuda a otros en su proceso de curación. Yo vengo realizando

un esfuerzo sostenido por atender mi salud, por resolver mis conflictos

emocionales, pero aún sigo herido. Esto me ha movilizado a formarme como


facilitador y a entrenarme como psicoterapeuta como un llamado a contribuir con

la sanación de toda la humanidad.

Pero si el paciente proyecta su propio factor curativo, es decir su curador

interno hacia fuera, en su médico, en las medicinas, en los hospitales, entonces el

proceso psíquico queda bloqueado, el paciente pone en el otro toda la

responsabilidad de la curación, no se conecta con el propio deseo de sanar, no

estará interesado en hacerlo.

Esto último abre muchas interrogantes sobre mi propio proceso curativo.

Hasta qué punto he tomado conciencia plena de mi responsabilidad en la sanación

de mi cuerpo? Hasta qué punto el deseo de salud está suficientemente activado en

mi ser? Cuáles son las creencias que me limitan en este sentido? Me siento

merecedor de gozar de una salud mucho más plena?

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