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Simposium de didactas

Angra Dos Reis - 29 marzo al 1 abril de 2001

BIODANZA: DE LA SEGURIDAD AFECTIVA AL CORAJE EXISTENCIAL

De Bion a John Bowlby, la Afectividad como


una base segura para explorar el mundo.

Raúl Terrén

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BIODANZA: DE LA SEGURIDAD AFECTIVA AL
CORAJE EXISTENCIAL

De Bion a Bowlby, la Afectividad como una base segura para explorar el mundo.

Nacemos, crecemos y vivimos en un mundo sin certezas, un mundo de riesgo e


incertidumbre, salvaje, instintivo, natural. ¿Podría ser mejor? ... Puede ser, quién sabe, por
qué no, quizás. Nuestro mundo posee una intensidad extraordinaria, casi insoportable; cada
día, miles de personas nacen y miles de personas mueren, emergen miles de ideas geniales
y se asesinan a miles de personas inocentes, se escriben poemas de amor y se escriben
declaraciones de guerra, la grandeza y la miseria se expresan simultáneamente.

Es un desafío constante poder estar sensible a lo extraordinario: la risa, los besos, los
abrazos, los orgasmos; cocinar, dormir, trabajar, charlar con un amigo; se requiere de
coraje, de lo contrario nuestra vida puede desenvolverse como una rutina tediosa y
aburrida: sin niños riendo, sin besos, sin abrazos, sin orgasmos; cocinando y trabajando sin
placer, no poder dormir, lamentarse con un amigo, todo se vuelve ordinario.

El coraje necesario para vivir no es trabajo de héroes sino de iniciados; el héroe quiere
vencer, el iniciado se entrega, el héroe mata y muere, el iniciado aprende y perdona. “El
héroe es el adulto que no fue iniciado cuando era bebé."

Nuestro primer ritual de iniciación es el nacimiento y los primeros meses de vida, cuando
todavía somos bebémamá o mamábebé, como dice Laura Gutman. Ser iniciado a la vida de
ser humano es ser recibido con amor. Somos absolutamente dependientes de los seres que
nos aman, especialmente nuestra madre o quienes cuidan de nosotros. Sin la confianza en
ellos, sin la sensación de ser aceptado y necesitado por la comunidad, es casi imposible el
desarrollo de una identidad sana.

La seguridad afectiva es el punto de partida para poder vivir en plenitud; solamente sobre la
base de esa seguridad afectiva puede nacer el coraje existencial para explorar el mundo.
Según Bowlby, el bebé humano llega al mundo dotado genéticamente para desarrollar una
serie de pautas de conducta que -dado un entorno apropiado-, lo llevarán a conservar una
proximidad más o menos estrecha con quien lo cuida; esta tendencia a mantener la
proximidad cumple la función de proteger al bebé que se mueve y al niño que crece, de una
serie de peligros, entre los que -dentro del entorno humano de la adaptabilidad evolutiva-,
el peligro de la depredación es probablemente el más importante. Dice Bowlby:

Una madre consciente y dedicada proporciona al niño una base segura desde la cual
puede explorar y a la cual puede regresar cuando esté preocupado o asustado. Cuando un
bebé comienza a explorar el mundo, lo hace alejándose de su mamá ya sea gateando o
caminando, cada tanto gira su cabeza para percibir si su mamá está allí todavía y si está
se anima a seguir avanzando. El límite de su alejamiento será aquel desde donde ya no
logra percibir a su madre, a partir del cual tenderá a volver a la "base segura".

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UNA BASE SEGURA

El concepto de base personal segura (descripto por primera vez por Mary Ainsworth en
1967) a partir de la cual un niño, un adolescente o un adulto salen a explorar y a la cual
regresan de vez en cuando, es un concepto que Bowlby considera decisivo para la
comprensión del modo en que una persona emocionalmente estable se desarrolla y funciona
a lo largo de toda su vida. Dice Bowlby:

La provisión por parte de ambos progenitores de una base segura a partir de la cual un
niño o un adolescente puede hacer salidas al mundo exterior y a la cual puede regresar
sabiendo con certeza que será bien recibido, alimentado física y emocionalmente,
reconfortado si se siente afligido y tranquilizado si está asustado, es la clave para el
normal desarrollo y manifestación de la identidad.

Bowlby basó sus investigaciones en los estudios de René Spitz y sus observaciones de los
efectos negativos que el prolongado cuidado institucional y/o los frecuentes cambios de la
figura materna durante los primeros años de vida tienen sobre el desarrollo de la
personalidad. Se basó también en los estudios etológicos de Konrad Lorenz, quien
descubrió que en algunas especies animales podría desarrollarse un fuerte vínculo con una
figura materna individual, sin el alimento como intermediario.

Haciendo una analogía, Bowlby propone que el papel de un terapeuta se relaciona con el de
una madre que proporciona a su hijo una base segura desde la cual explorar. Esto significa,
ante todo, que acepta y respeta al paciente, con todos sus defectos, como un ser humano
con problemas, y cuya preocupación principal es procurar el bienestar del paciente por
todos los medios que tiene a su alcance.

Bowlby intenta diferenciarse del Psicoanálisis tradicional, en cuanto define el papel del
terapeuta como compañero del paciente en la exploración que este hace de sí mismo y de
sus experiencias, y menos en el hecho de que el terapeuta haga interpretaciones para el
paciente.

Podemos decir que el Facilitador de Biodanza y el grupo de Biodanza son una base segura
donde el alumno o el participante puede explorarse a sí mismo, flexibilizar por momentos
sus estructuras rígidas para ensayar nuevos caminos de su identidad.

CONTINENTE: WILFRED BION

El concepto de base segura, para Bowlby, es similar al concepto de "contención o


continente - contenido" de Wilfred Bion. La diferencia -sustancial desde mi punto de vista-
es que Bion queda mucho más enraizado en el Psicoanálisis, su lenguaje así lo evidencia,
mientras que Bowlby se posa sobre un abordaje etológico. Dice Bion:

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La madre funciona como un continente efectivo de las sensaciones del lactante, y con su
madurez logra transformar exitosamente el hambre en satisfacción, el dolor en placer, la
soledad en compañía, el miedo de estar muriendo en tranquilidad.

Bion abstrajo un modelo, el de la relación continente- contenido, a partir de un aspecto


particular del funcionamiento de la identificación proyectiva, que permitió un avance en el
conocimiento de dicho mecanismo. Según este modelo, el lactante proyecta una parte de su
psiquismo, en especial sus emociones incontrolables que funcionan como contenido, en el
pecho bueno - continente, para recibirlas de vuelta desintoxicadas y poder tolerarlas.

Para el bebé, incorporar leche, calor y amor, equivale a incorporar el pecho bueno. El bebé
que Bion supone teniendo una pre- concepción innata de pecho, no tiene, sin embargo,
consciencia de la necesidad del pecho bueno. Presionado por su hambre, experimenta la
necesidad no satisfecha (pecho malo) de la cual intenta deshacerse.

Según Bion, todos los objetos que se necesitan son sentidos como objetos malos; se los
necesita porque no se los posee, de lo contrario no habría carencia. De modo que los
pensamientos primitivos o protopensamientos o elementos beta son objetos malos de los
que el bebé necesita liberarse.

La experiencia real con el pecho presente provee al bebé de una oportunidad para
deshacerse de este pecho malo; la madre no solamente suministra el alimento, sino que
sirve de continente para todos los sentimientos displacenteros (pecho malo) del bebé. Dice
Bion:

El bebé internaliza buenas y repetidas experiencias de su relación con la madre. Esto


significa que en la mente del bebé ha quedado internalizada una "pareja feliz" constituida
por una madre (continente) receptiva y metabolizadora, a través de la función alfa de los
sentimientos proyectados por el niño y por este último, con sus distintas emociones
(contenido) ubicadas por identificación proyectiva dentro de aquella.

DE BOWLBY A ROLANDO TORO

Contrastando con este lenguaje de Bion que no escapa de la estructura conceptual del
Psicoanálisis, encontramos en el pensamiento de Bowlby esbozos de conceptos esenciales
de Rolando Toro. Dice Bowlby:

Existen ocasiones en las que resultaría inhumano no permitirle a un paciente afligido


establecer alguna forma de contacto físico: entonces los roles son explícitamente el de la
persona que consuela y el de la persona consolada. Sin embargo, siempre existe el peligro
de que el contacto físico provoque sensaciones sexuales, sobre todo cuando los sexos son
distintos. Cada terapeuta debe tomar sus propias decisiones teniendo en cuenta la
situación, y trazar sus propios límites. Cuando más sensible sea el terapeuta a estas
cuestiones, más capaz será de evitar las dificultades.

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Dice R. Toro:

El abrazo posee un matiz religioso más que sexual, alude a la fraternidad, a la comunión
generosa, es decir, tiene su fuente en la consciencia de pertenecer a una hermandad
universal.

El abrazo es un medio supremo de percibir al otro, no sólo como a un prójimo sino como a
un semejante. Mediante el abrazo es posible alcanzar el trance de fusión de dos
identidades en una identidad mayor. El abrazo en Biodanza es un acto de encuentro de sí
mismo y del otro.

Rolando Toro claramente crea una estrategia para entrar en contacto: aprender a mirarse a
los ojos, a tomarse de las manos, a caminar juntos, a calificarse en lugar de criticarse
constructivamente y por sobre todas las cosas a aceptar al otro como es, sin querer
cambiarlo. La ternura a través de la caricia, la seguridad y nutrición a través del abrazo, son
nuestro instrumento. Rolando Toro resalta la importancia del abrazo en la manifestación de
la afectividad; la emoción del abrazo tiene una calidad irreemplazable.

TEORÍA DEL APEGO: JOHN BOWLBY

Dice Bowlby:

La teoría del apego considera la tendencia a establecer lazos emocionales íntimos con
individuos determinados como un componente básico de la naturaleza humana presente en
forma embrionaria en el neonato y que prosigue a lo largo de la vida adulta hasta la vejez.
Durante la infancia, los lazos se establecen con los padres (o los padres sustitutos), a los
que se recurre en busca de protección, consuelo y apoyo. Durante la adolescencia sana y
la vida adulta, estos lazos persisten, pero son complementados por nuevos lazos,
generalmente de naturaleza heterosexual.
Dentro del marco del apego, los lazos emocionales íntimos no se consideran subordinados
ni derivados del alimento ni del sexo.
El acto de proporcionar cuidados - el papel más importante de los padres, complementario
a la conducta de apego- es considerado de igual manera que la búsqueda de cuidados, es
decir como un componente básico de la naturaleza humana.
La exploración del entorno, incluyendo el juego y las diversas actividades con los
compañeros, es considerada como el tercer componente básico, antitético a la conducta de
apego. Cuando un individuo (de cualquier edad) se siente seguro, es probable que explore
lejos de su figura de apego.

Sea quien fuere, por lo general su madre, el niño es capaz, gracias a la sola presencia de ella
o a su fácil accesibilidad, de crear las condiciones que le permitan explorar su mundo de un
modo seguro. En el momento de su segundo cumpleaños, por ejemplo, un niño sano cuya
madre está descansando en el jardín hará una serie de excursiones lejos de ella, regresando
a su lado cada vez, antes de emprender la siguiente excursión. En algunas ocasiones,
cuando regresa, simplemente sonríe, en otras se apoya en las rodillas de ella, en otras quiere

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sentarse en su regazo. Pero nunca se queda durante mucho tiempo, a menos que este
asustado o cansado, o que crea que ella está a punto de marcharse.

Anderson, citado por Bowlby, en estudios realizados en un parque de Londres, observó lo


siguiente:

Durante el segundo y tercer año es muy raro que un niño se aleje más de sesenta metros
antes de regresar. En caso de perder de vista a su madre, olvida la exploración. Su mayor
prioridad, entonces, es recuperarla, buscándola si se trata de un niño más grande y
llorando si es uno más pequeño.

A medida que el individuo se hace mayor, su vida continua estando organizada del mismo
modo, aunque sus excursiones se vuelven continuamente más prolongadas en el tiempo y
en el espacio. Al ingresar en la escuela durarán horas y posteriormente días; durante la
adolescencia pueden durar semanas o meses, y es probable que se busquen nuevas figuras
de apego. A lo largo de la vida adulta, la disponibilidad de una figura de apego sensible
sigue siendo la fuente del sentimiento de seguridad de una persona.

Aquí es donde el Facilitador de Biodanza como base segura, y el grupo como continente
afectivo, permiten a las personas adultas que ya no tienen un entorno familiar nutricio,
poder resignificar su conducta de apego para sentir el mundo como un lugar seguro y
animarse a vivir en plenitud. Afirma Bowlby:

Todos nosotros, desde la cuna hasta la tumba, somos muy felices cuando la vida está
organizada como una serie de excursiones, largas o cortas, desde la base segura
proporcionada por nuestra figura - o figuras- de apego.

Para Bowlby hay tres pautas principales de apego en relación a las circunstancias familiares
que las favorecen:

Pauta del apego seguro: el individuo confía en que sus padres (o figuras parentales) serán
accesibles, sensibles y colaboradores si él se encuentra en una situación adversa o
atemorizante. Con esta seguridad, se atreve a hacer sus exploraciones del mundo.

Pauta del apego ansioso resistente: en el cual el individuo está inseguro de si su progenitor
será accesible o sensible o si lo ayudará cuando lo necesita. A causa de esta incertidumbre,
siempre el niño (o el adulto) tiene tendencia a la separación ansiosa, es propenso al
aferramiento y se muestra ansioso ante la exploración del mundo (generalmente hay
amenazas de abandono utilizadas como medio de control).

Pauta del apego ansioso elusivo: el individuo no confía en que cuando busque cuidados
recibirá una respuesta adecuada, sino que, por el contrario, espera ser desairado.
Cuando en un grado notorio este individuo intenta vivir su vida sin el amor y el apoyo de
otras personas, intenta volverse emocionalmente autosuficiente. Este es el resultado del
constante rechazo de la madre cuando el individuo se acerca a ella en busca de consuelo y
protección.

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La dificultad en la expresión de las emociones también tiene que ver con la conducta de
apego; el hecho de no expresar emoción se debe en gran medida al temor inconsciente de
que la acción -de la que la emoción forma parte- conduzca a un resultado temido. En
muchas familias, la ira con un adulto conduce al castigo que en ocasiones puede ser severo.
Además, un ruego lastimoso de consuelo o ayuda puede conducir al rechazo y la
humillación.

La comunicación emocional entre un biodanzante y su facilitador, o entre un paciente y su


terapeuta, es la que desempeña el papel más decisivo. Recuperar la pauta de apego seguro,
a través del facilitador, es el primer paso para que la Biodanza logre el efecto deseado.

Sólo puedo ayudar a aquél a quien puedo querer…dice Guillermo Steffen. Creo que esto es
absolutamente verdadero tanto en la función terapéutica como en la pedagógica.

EL FACILITADOR DE BIODANZA COMO UNA BASE SEGURA

Es interesante realizar un análisis de nuestra profesión desde la perspectiva de la teoría del


apego, en tanto facilitadores titulares.

¿Podemos ser nosotros, para los participantes de nuestros grupos, una base segura a partir
de la cual ellos se animen a explorar su universo interior?
¿Es la base segura una capacidad que se aprende en una escuela de Biodanza o un don
particular que algunos tienen y otros no?
¿Hasta dónde, cada facilitador, dará la seguridad necesaria a cada biodanzante para que
tenga el coraje existencial de ser él mismo?
¿Serán algunos miembros del grupo de Biodanza también una base segura para otros?
¿Es el grupo o sólo algunos miembros los que constituyen una base segura para mí como
facilitador?

Todas estas preguntas y muchas otras van surgiendo en la medida en que me animo a
explorar, a la luz de la teoría del apego, mi trabajo como facilitador titular.

Una de las conclusiones de Bowlby y Ainsworth, es que nosotros como padres somos en la
mayoría de los casos el reflejo del tipo de relación de apego que hemos tenido en nuestra
infancia. Es decir, que tengamos un hijo con una pauta de apego segura, ansiosa resistente
o ansiosa elusiva, no depende de ellos simplemente, sino de la relación que establecemos
nosotros, que generalmente es fruto de la que tuvimos con nuestros padres.

La posibilidad de dar continente y protección a nuestros hijos está muy influida por la
protección y el continente que nosotros tuvimos en nuestra infancia, o el que tenemos en
este momento en nuestras vidas.

Creo que podemos hacer una analogía valedera como facilitadores de Biodanza, y de allí
surgen las preguntas anteriores. Sería importante que los facilitadores tengamos la
inquietud de percibir el tipo de relación que entablamos con nuestros grupos y con cada
alumno en particular.

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Las dificultades para mantener grupos o profundizar podría estar influenciada por una
dificultad afectiva del facilitador, que esté relacionada con su carencia personal de una base
segura para explorar su mundo.

Cuando no tenemos un grupo de pertenencia, los facilitadores podemos aferrarnos a nuestro


grupo de biodanzantes de una manera muy sofisticada, que se percibe como de un
continente infinito pero que en realidad responde a una necesidad del facilitador de sentir su
grupo como su refugio. Dice Bowlby:

A veces una madre, cuya infancia ha transcurrido desprovista de amor, busca en su propio
hijo el amor del que ha carecido hasta ese momento. Al actuar así, invierte la relación
normal progenitor- hijo, exigiendo al niño que actúe como progenitor mientras ella se
convierte en hija. Para algunos que no tienen consciencia de lo que ocurre, puede parecer
que el niño está demasiado mimado, pero una mirada más atenta muestra que la madre le
transmite una pesada carga. Lo que aquí resulta especialmente importante es que con
mucha frecuencia se espera que el niño se sienta agradecido por esos cuidados mientras
los recibe y que no advierta las demandas que se le hacen.

Es muy interesante saber que hay una marcada relación entre el modo en que la madre
describe sus relaciones con sus padres durante la infancia y la pauta de apego que su hijo
tiene con ella. Mientras la madre de un bebé seguro es capaz de hablar libremente y con
ternura de su infancia, la madre de un bebé inseguro no lo es.

Afortunadamente no estamos condenados a tratar a nuestros hijos como lo hicieron nuestros


padres con nosotros, es imprescindible estar muy atentos para evitar que eso ocurra.

El libre acceso a la información relacionada con el apego y la coherente organización de la


misma, desempeña un papel determinante en el desarrollo de una personalidad segura
durante la vida adulta. Dice Bowlby:

En el caso de alguien que ha tenido una infancia feliz, probablemente ningún obstáculo le
evitara el libre acceso a los aspectos emocionales y cognitivos de dicha información.
En el caso de alguien que sufrió una gran desdicha, o cuyos padres le impidieron notar o
recordar los acontecimientos adversos, el acceso a la misma es doloroso y difícil, y puede
resultar imposible sin ayuda.
Sin embargo, sea cual fuere el modo en que lo realiza, cuando una mujer logra retener o
recuperar el acceso a esos recuerdos desdichados y los vuelve a procesar de tal manera
que puede aceptarlos, se revela que no es menos capaz que una mujer cuya infancia fue
desdichada, de responder a la conducta de apego de su hijo de modo tal que este
desarrolle un apego seguro hacia ella.
Este es un descubrimiento que proporciona un gran estímulo a los muchos terapeutas que
durante tanto tiempo han procurado ayudar a las madres precisamente de esta manera.

Nosotros, como Facilitadores de Biodanza, no estamos particularmente interesados en la


información del pasado, pero sí necesitamos generar en el presente vivencias que
resignifiquen esas experiencias pasadas, en caso de que hayan sido disfuncionales para los
participantes de nuestros grupos.
Todos los ejercicios de la línea de la afectividad van en esa dirección y, especialmente el
acunamiento, la regresión por acariciamiento de rostro y el desabrochar (danza de la semilla

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en par), son los ejercicios claves para desarrollar en nuestros alumnos la sensación de una
base segura para poder desarrollar, a partir de ella, el coraje existencial.

¿Cuál es nuestra base segura como Facilitadores de Biodanza?


¿Quién nos acuna, quién nos da continente?
¿En qué grupo podemos abandonarnos y sentir que nos protegen?

Sin respuestas satisfactorias a estas preguntas, sin quererlo ni buscarlo siquiera, podemos
transformar una relación nutricia con nuestros grupos en una relación tóxica con riesgos de
iatrogenia.

Las ideas de Bion con respecto a la dinámica grupal nos pueden ser de ayuda para estar
atentos al tipo de relación que tenemos con nuestros grupos. El ser humano es un animal
gregario, no puede evitar ser miembro de un grupo.

Bion sostiene que ningún individuo, aunque este aislado, puede ser considerado como
marginal respecto de un grupo; la relación entre el líder y el grupo puede ser: comensal,
simbiótica o parasitaria:

En la relación comensal, el líder y el grupo coexisten sin afectarse mutuamente; no hay


confrontación ni cambio, aunque este puede producirse en cuanto la relación se modifique
En la relación simbiótica hay confrontación que, en último término, será beneficiosa para
ambos; hay crecimiento en ambas partes. Las emociones predominantes son amor, odio y
conocimiento.
En la relación parasitaria, donde la envidia es un factor central, el resultado de la
asociación es la destrucción y el despojo de ambos, del líder y del grupo.

UNA BASE SEGURA PARA EL FACILITADOR DE BIODANZA

Edgar Morin dice que el hombre necesita seguridad y riesgo para vivir. Creo que su
afirmación coincide con mi propuesta de tener seguridad afectiva para vivir la aventura
existencial que es nuestra vida. El riesgo lo tenemos a diario ya que ningún Facilitador de
Biodanza se animaría a decir que vive en la seguridad; esto es bueno porque hace al trabajo
extraordinariamente interesante, pero necesitamos alguna base segura para descansar y
refugiarnos, necesitamos un grupo de contención, un continente donde sentirnos protegidos.

Queridos colegas, les propongo que a partir de esta vivencia teórica que implica escribir
este texto y esperar a que sea leído por ustedes, reflexionemos seriamente sobre el cuidado
que necesitamos como Facilitadores de Biodanza. El que siente que tiene una base segura,
continúe así, los que crean, por el contrario, que no tienen suficiente continente, hagan algo
juntos para lograrlo. Digo juntos, porque a mi modo de ver, el mejor continente afectivo
para un Facilitador de Biodanza sería un grupo de facilitadores. Tenemos en Biodanza tres
grandes preguntas existenciales:

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¿Dónde vivir?
¿Con quién vivir?
¿Qué hacer en la vida?

Las respuestas a estas preguntas nos dice cuán conectados estamos con nosotros mismos y
nos muestra la expresión de nuestra identidad. El instinto maternal, tal vez el más
importante para la supervivencia, nos muestra la primera respuesta del recién nacido a estas
tres preguntas:

¿Qué hacer? buscar la teta.


¿Con quién estar? con la madre.
¿Dónde? en su pecho, sintiendo los latidos del corazón.

Los brazos de la madre, el regazo, han sido sin duda nuestro primer refugio y la más segura
guarida en los primeros años de nuestra vida. Los brazos del amor también lo son para los
enamorados.

Es extraordinario darse cuenta que la pregunta ¿dónde vivir? para un recién nacido, es un
con quién…¿No se aplicará lo mismo para nosotros los adultos?

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BIBLIOGRAFÍA:

BALBI, JUAN: Terapia cognitiva posracionalista. Conversaciones con Vittorio


Guidano.
Buenos Aires, Editorial Biblos, 1994.

BOWLBY, JOHN: Una base segura - Aplicaciones clínicas de una teoría del apego.
Buenos Aires, Editorial Paidós, 1989.

BOWLBY, JOHN: Vínculos afectivos: Formación, desarrollo y pérdida.


Madrid, Ediciones Morata, 1999.

GARELLI, J. C. Y MONTUORI, E.: Consideraciones sobre el enfoque de la Teoría del


Attachment acerca del vinculo afectivo materno - filial en la primera infancia.
Buenos Aires, Attachment Research Center, consulta en Internet.

GRINBERG, D., SOR, D., TABAK, E.: Nueva introducción a las ideas de Bion.
Madrid, Tecnipublicaciones, 1991.

TERRÉN, R: Vivir, Amar, Conocer - Simposium de didactas.


Rio de Janeiro, Biodanza, 2000.

TORO ARANEDA, R: Biodanza - Integrazione esistenziale e sviluppo umano


attraverso la musica, il movimento, l´espressione delle emozioni.
Como - Italia, Red Edizioni, 2000.

SPITZ, RENE: El primer año de vida del niño.


Madrid, Fondo de cultura económica, 1980.

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