Está en la página 1de 22

El contrato de mandato en el código civil

Prof. Dr.
Álvaro Vidal Olivares
Derecho Civil III

Título XIX “DEL MANDATO”


CONTRATO DE MANDATO EN EL CÓDIGO CIVIL

Concepto (véase artículo 2116 inciso 1º código civil)

"El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos
por cuenta y riesgo de la primera".

Las partes
i.- Mandante o comitente: es la persona que confiere el encargo.

ii.- Mandatario, apoderado o procurador: es la persona que acepta dicho


encargo

Elementos de la esencia del contrato de mandato

1.- Es un contrato de confianza ("confía" reza el artículo 2116 inciso 1º). La decisión
del mandante de cometer el encargo descansa en un factor subjetivo, en la confianza que le inspira la
persona del mandatario, tanto por su honestidad, como por las cualidades que posee para desempeñar
con éxito el negocio encomendado.

2.- El encargo a otra persona de la gestión de uno o más negocios. Se refiere,


tanto a la conservación o administración de un negocio económico, como también a la ejecución de un
negocio jurídico.

Cuando se habla de gestión se alude a la acción y al efecto de la administración, es decir, gestiona, quien
administra un asunto de contenido económico que interesa al mandante. Ahora con respecto al sentido
que debe atribuirse a la expresión negocio: nos inclinamos por un sentido amplio que sólo excluye a los
actos materiales, en tanto si se encarga la ejecución de un acto material, se estará en presencia de un
contrato de arrendamiento de servicios o de empresa o de ejecución de obra ejecución

Se dice que el objeto del mandato puede consistir en:

- La conservación de un patrimonio.
- La administración de una industria o empresa (sociedades comerciales)
- La ejecución de uno o más negocios de contenido económico que interesan al mandante
(necesito constituir una sociedad en el extranjero para instalar allí una sucursal de mi empresa)
- La ejecución de negocios jurídicos, en razón de mi ausencia otorgo mandato para que un tercero
celebre a mi nombre un contrato de compraventa o de sociedad.

3.- Que el mandatario obre por cuenta y riesgo del mandante. Esto quiere
significar que la pérdida o ganancias del negocio, objeto del encargo, son para el mandante y no afectan
al mandatario. El mandatario no actúa por sí, sino que lo hace por cuenta del mandante; siendo este
último el que se aprovechará de los beneficios o ganancias, o soportará las pérdidas que provengan de
la ejecución del negocio encargado, como si él mismo lo hubiere realizado personalmente. El
mandatario actúa bajo la responsabilidad del mandante. Este último es el que aprovechará de las
ganancias o beneficios del negocio y también deberá soportar las pérdidas del mismo.

La expresión que "por cuenta y riesgo" que utiliza el legislador significa que el mandatario actúa
comprometiendo el patrimonio del mandante, sea que éste se incremento o disminuya a
consecuencia de dicha actuación.

En derecho, "por cuenta de otro" significa que a esa persona le corresponden los beneficios y
pérdidas de la cosa o negocio; y "riesgo" es el acontecimiento incierto que puede hacer desmerecer
o beneficiar la misma cosa o negocio.

No debemos confundir el hecho que el mandatario actúe a nombre del mandante y que lo haga por
cuenta de aquél. En el mandato la representación no constituye un elemento de la esencia, sino de su
naturaleza. De ello se infiere que puede haber mandato sin representación en el que el mandatario actúa
a su propio nombre. Cuando el mandatario actúa a su propio nombre, igualmente lo está haciendo por
cuenta y riesgo del mandante. Claro que, en el mandato sin representación el mandante no resulta
obligado directamente por las actuaciones del mandatario, pero igualmente pertenecerán a él, tanto los
beneficios como las pérdidas del negocio objeto del encargo. Siempre que el mandatario actúa a nombre
del mandante, lo hace por cuenta del mismo, sin embargo, cuando el mandatario actúa por cuenta del
mandante, no necesariamente lo hace a nombre suyo.

Si el mandatario no declara a los terceros que actúa a nombre del mandante, el primero se obliga frente
a terceros; pero no por ello dejará de actuar por cuenta y riesgo del segundo.

Elementos de la naturaleza del mandato

l.- La remuneración. (véase el artículo 2117 y 2158 Nº 3 del código civil). A falta de
estipulación, el mandato es remunerado. Dentro de las obligaciones del mandante se encuentra la de
pagar la remuneración estipulada o "usual". En último término la remuneración la fijan los usos. Para la
doctrina éste es uno de los pocos casos en que la ley se remite a la costumbre (véase el artículo 2 código
civil); sin embargo, a juicio nuestro la remisión sería a los usos del tráfico y no a la costumbre. Usos del
tráfico integradores de la declaración contractual. La jurisprudencia ha confirmado en numerosos fallos
que el mandato es por naturaleza es remunerado. Así, por ejemplo, el fallo de la Corte de Apelaciones
de Santiago, del 30 de junio de 1998, Manuel Figueroa Soljan con Pedro Velásquez López, señala en su
considerando 8º: Que siendo el mandato por naturaleza remunerado, y no estando probado que se haya
pactado la gratuidad del mismo ni el monto que demanda el actor, el tribunal puede regularlo siempre
que determine su valor en una suma no superior a la solicitada. Se basa esta conclusión en lo dispuesto
en el art. 2158 Nº 3 del código civil que establece que el mandante está obligado a pagarle al mandatario
la remuneración estipulada o usual.

2.- La representación. En virtud de la representación los efectos jurídicos del acto, o


contrato, ejecutado o celebrado por el mandatario se producen directamente para el mandante y no para

2
el mandatario que es quien lo ejecutó o celebró personalmente. A pesar que un sujeto actúa
personalmente en la vida jurídica, los efectos de su actuación no se radican en su patrimonio, sino en el
de un tercero, que será en definitiva el que adquirirá los derechos y contraerá las obligaciones (remisión
al programa de derecho civil I)

Importancia de la representación

a) permite celebrar actos entre ausentes, extendiéndose incluso al matrimonio (a


excepción del testamento, la facultad de testar es indelegable)
b) tratándose de los representantes legales, éstos suplen la falta de voluntad
(capacidad) de ciertas personas, permitiéndoles celebrar actos y contratos que de otra
manera no habrían podido celebrarlos válidamente.

Fuentes de la representación (artículo 1448 código civil)

"Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o por la ley para representarla,
produce respecto del representado iguales efectos que si hubiese contratado él mismo." Por lo tanto, la
representación puede tener su fuente en la ley, o en la convención de las partes.

Requisitos de la representación

a) Que el representante manifieste su propia voluntad. Esto es importante, ya que los


vicios del consentimiento deben considerarse con relación al representante y no al
representado.

b) El mandatario debe manifestar su intención de representar o actuar a nombre del


representado. Si el representante no cumple con este requisito, el representado no resulta
obligado con la actuación del primero.

c) Que el representante tenga poder suficiente para representar al mandante respecto del acto o
contrato de que se trate. En la representación voluntaria, esta facultad la confiere el
representado mediante el otorgamiento de un poder, que representa el límite de las
facultades del representante. Tratándose de los representantes legales las facultades vienen
dadas por la ley. En el primer caso, si el representante excede sus facultades, los actos o
contractos que ejecute o celebre serán inoponibles al representado, el que no resultará
obligado respecto de terceros. En el segundo, dichos actos o contratos serán anulables de
nulidad relativa (formalidad habilitante) o de nulidad absoluta (norma prohibitiva)

La representación no es un elemento de la esencia del mandato.

La representación que lleva envuelta el mandato no es un elemento de la esencia, sino que de la


naturaleza, puesto que un mandatario perfectamente puede contratar a nombre propio y no a nombre
del mandante (véase el artículo 2151 código civil). En estos casos, de mandato sin representación, es el
mandatario el que resultará obligado para con el tercero y no el mandante. Lo que ocurre es que
generalmente la representación va unida al mandato.

3
Reglas especiales sobre capacidad en el contrato de mandato (véase el artículo 2128 código
civil):

Para analizar este requisito de la capacidad de ejercicio del contrato de mandato, debemos distinguir,
primeramente, entre la situación del mandante y la del mandatario; y, seguidamente, entre las distintas
relaciones a que da lugar la ejecución del mandato.

A.- capacidad del mandante. Se siguen las reglas generales, por lo tanto, el mandante debe ser capaz
(capacidad de ejercicio). El mandante debe ser capaz para ejecutar o celebrar el acto o contrato que le está
encargando al mandatario, así por ejemplo, el menor adulto, pese a su incapacidad relativa, tiene
facultades para contratar y enajenar con relación a su “peculio profesional” (art. 250 Nº 1 y 251 CC) y, por
lo tanto, podrá celebrar un mandato cuyo objeto sea el encargo a un tercero de alguno de los actos que
la ley le autoriza ejecutar válidamente.

B.- capacidad del mandatario. La capacidad del mandatario se sujeta a reglas especiales que se alejan
de las generales (véase el artículo 2128 código civil). El mandatario puede ser un relativamente incapaz y
no obstante ello ejecutar válidamente el contrato de mandato. La explicación de esta norma de
excepción varía según sea la teoría que adoptemos con relación a la naturaleza jurídica de la
representación (remisión al programa de derecho civil I):

I.- Teoría de la ficción. Ésta sostiene que siendo el verdadero


contratante el mandante no importa la incapacidad relativa del representante.
II.-Teoría de la modalidad. Según ésta, el establecimiento por
el legislador de las incapacidades relativas tiene por objeto la protección del patrimonio de las personas
por ellas afectadas. Sin embargo, nada obsta a que estas personas incapaces actúen libremente por
cuenta y riesgo de personas capaces, cuyo patrimonio será el que resultará, en definitiva, comprometido.

De cualquier modo, el mandatario incapaz relativo no podrá actuar por cuenta propia, sino cumpliendo
con las formalidades habilitantes establecidas por la ley. Es decir, no cabe el mandato sin representación,
salvo que se cumplan dichas formalidades

a.- Relaciones entre mandante y mandatario relativamente incapaz Este último debe aceptar el
encargo con la autorización de su representante legal (formalidades habilitantes), ya que, de otro modo el
contrato de mandato sería anulable de nulidad relativa (véase artículo 1688 CC). Aquí se aplican las
reglas generales en materia de capacidad.

b.- Relaciones entre el mandatario y los terceros: aquí debe distinguirse, según:

i.- el mandatario contrata a nombre propio: se aplican las reglas generales, debiendo
contar con la autorización de su representante legal o autorización judicial, según sea el caso (formalidades
habilitantes).

ii.- el mandatario contrata a nombre del mandante: aquí, entra en juego la norma de
la representación (véase el artículo 1448 CC), en tanto, los derechos y obligaciones que nacen del acto o
contrato afectan exclusivamente el patrimonio del mandante, sin que el mandatario incapaz resulte

4
obligado. Esta es la razón por la que el legislador acepta el mandato a persona relativamente incapaz y
no obstante dicha capacidad sus actos se miran como plenamente válidos.

c.- Relaciones entre mandante y los terceros. Se parte de la base que el mandatario actuó a nombre
del mandante, porque de otra forma estos actos serían inoponibles a este último por falta de voluntad
(véase el artículo 2151 CC). Siendo así, el mandante resulta obligado por los actos o contratos del
mandatario frente a terceros.

Pregunta
¿Qué problemas puede ofrecer la aplicación de esta disposición sobre la capacidad del mandatario en el
terreno práctico?

CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO DE MANDATO

1.- El mandato siempre versa sobre actos jurídicos y no sobre actos materiales. Ej.si encargo la
construcción de un muro, no habrá mandato, sino contrato de arrendamiento de servicios o de
confección de obra material.

2.- ES UN CONTRATO CONSENSUAL: (véase el artículo 2123 código civil) Desde el punto de vista de
su perfeccionamiento, es un contrato generalmente consensual, en tanto la voluntad del mandante que
hace el encargo, puede manifestarse de distintas maneras, que van desde la escritura pública hasta la
simple aquiescencia o aceptación tácita. No obstante esta libertad de forma, la ley precisa que esta
libertad debe entenderse sin perjuicio de los efectos de la inobservancia de las formalidades por vía de
prueba que exige la ley y de los casos en los que el encargo, objeto del mandato, debe hacerse por
instrumento auténtico (mandato solemne).

Importancia de la norma. Esta norma reconoce que la regla general está representado por los
llamados contratos consensuales formales y que hay casos en que el principio del consensualismo (así
atenuado) es derogado por la exigencia legal de observar alguna solemnidad.

Forma de manifestar el consentimiento: con relación a la voluntad del mandante, el artículo 2123 del
código civil prevé tres reglas:

i.- libertad de forma en que puede hacerse el encargo;

ii.- exigencia de constancia por escrito para que se admita la prueba de


testigos en juicio.

iii.- se reitera el principio de que la falta de solemnidad no se suple por


otro medio de prueba que no sea la misma solemnidad.

El carácter consensual del contrato de mandato se traduce en que el contrato queda perfecto por el
mero acuerdo de voluntades de las partes, que en este caso está representado por la aceptación del
encargo por parte del mandatario, cualquiera sea la forma en que ésta se manifieste.

5
Con relación al mandatario, el artículo 2124 del código civil fija el momento en que queda perfecto el
mandato y ello ocurre cuando el mandatario acepta el encargo, aceptación que puede ser expresa o
tácita. La aceptación tácita es todo acto en ejecución del mandato.

En materia de mandato, como en general, el silencio no constituye aceptación. Empero, se contempla


una excepción, la contenida en el artículo 2125 del código civil, que dispone sobre un caso en que el
silencio opera como manifestación de voluntad cuando el encargo se hace a personas que por su
profesión u oficio se encargan de negocios ajenos y éstas no hayan aceptado dentro de un término
razonable. El silencio se mira como aceptación del encargo.

Problemas
1.- El alumno tendrá que estudiar casos de contrato de mandato en el que la ley exija la observancia de
alguna solemnidad.
2.- ¿Cuál es el alcance de la afirmación: este contrato de mandato es solemne?

3.- En general, ¿cómo se celebran los contratos de mandato en la práctica?

Derecho de retracto del mandatario. Una vez que el mandatario haya aceptado su encargo, expresa o
tácitamente, éste podrá retractarse, mientras el mandante se halle en aptitud de ejecutar el negocio por
sí mismo, o de cometerlo a otra persona. De no darse esta hipótesis se hace al mandatario responsable
como si se tratase de su renuncia (véase el artículo 2124 inciso tercero, con relación al artículo 2167,
ambos del código civil)

Mandato otorgado para ejecutar actos solemnes

La interrogante que surge es ¿qué ocurre con el contrato de mandato que se otorga para celebrar un
acto solemne? ¿Debe cumplir el contrato de mandato con la misma solemnidad que la ley exige para el
contrato encomendado?

No hay una norma expresa sobre el particular. En la doctrina francesa la opinión es que el mandato
otorgado para la celebración de un acto solemne debe cumplir con la misma solemnidad. En cambio,
los alemanes estiman que el mandato es siempre consensual, independiente de la naturaleza del acto o
contrato encomendado.

En el caso chileno, para llegar a una respuesta sobre este punto debe necesariamente recurrirse a las
teorías que explican la naturaleza jurídica de la representación.

1.- Teoría de la ficción. Conforme esta teoría, por una ficción legal contenida en el artículo 1448 del
código civil, se entiende que la voluntad del contrato de mandato es la del representado o mandante,
aunque no haya estado físicamente presente. Con base a lo anterior, esta teoría sostiene la
“transmisibilidad de la solemnidad del acto o contrato encomendado al contrato de mandato”, ya que el mandatario no
manifiesta su propia voluntad, sino la del representado. Así, si la voluntad que debe concurrir a la
celebración de dicho acto o contrato es solemne y ésta corresponde a la del mandante y no a la del
mandatario, el mandato que contiene esta voluntad debe igualmente cumplir con la solemnidad.

6
En apoyo de esta posición se cita la disposición del artículo 2128 del código civil, que prescribe que los
menores adultos pueden desempeñar el cargo de mandatario y celebrar todos los actos a que esté
facultado, incluso solemnes; todo ello no obstante su incapacidad relativa. Ello viene a confirmar que la
voluntad que se está manifestando no es la del mandatario, sino la del mandante.

2.- Teoría de la modalidad. Según esta teoría, la voluntad que concurre a la celebración del acto o
contrato solemne, objeto del encargo, es la del mandatario y sólo por una modalidad (la representación) los
efectos de este acto o contrato solemne se radican ipso iure en el patrimonio del mandante. A la luz de lo
expresado, no cabe afirmar la transmisibilidad de la solemnidad.

En la doctrina, David Stichkin, afirma que sostener la transmisibilidad de la solemnidad al mandato es


inadmisible, principalmente, por lo siguiente:

a) Hacer aplicable al mandato la solemnidad del acto o contrato para el cual se confirió, supone
confundir dos actos o contratos distintos: el mandato, por regla consensual; y el acto o contrato
encomendado, por ley solemne.

b) Las solemnidades son de derecho estricto y aquí la ley únicamente la exige para el acto o contrato
encomendado. Por lo tanto, si bien en virtud del artículo 2123 del código civil el mandato puede ser
otorgado por escritura pública, su omisión no acarrearía, en caso alguno, la nulidad absoluta del
contrato.

c) La expresión "por cuenta y riesgo", empleada por el artículo 2116 del código civil, nada tiene que ver con
la representación, ya que el mandatario, sea que actúe a su nombre, o a nombre del mandante, siempre
está actuando por su cuenta y riesgo. Cuando obra a su propio nombre, debe transferirle todos los
efectos jurídicos al mandante ya que ha actuado por cuenta y riesgo de éste. La voluntad que concurre a
la celebración del acto o contrato solemne, objeto del encargo, es la del mandatario, sea que se trate de
mandato con o sin representación.

Casos en que el mandato es solemne:

i- Mandato judicial, artículo 6º del Código de Procedimiento Civil.


ii- Mujer casada bajo el régimen de sociedad conyugal, que debe otorgar la autorización al
marido, para que éste ejecute ciertos actos. En este caso la mujer puede otorgar la
autorización por medio de mandato especial que deberá constar por escritura pública o
privada, según sea el caso, artículo 1749 inciso séptimo del Código Civil. Esta es una
situación interesante, ya que se produce una transmisibilidad de la solemnidad del acto
objeto del encargo al mandato. Estrictamente (siguiendo la teoría de la ficción) esta
transmisión se produce desde el acto de autorización al mandato y no del acto autorizado a
este último.

iii- Mandato para contraer matrimonio, artículo 103 del Código Civil.

En estos casos el incumplimiento de la solemnidad trae aparejada la nulidad absoluta del mandato.

7
3.- ES UN CONTRATO BILATERAL. El contrato de mandato es siempre un contrato bilateral, en
tanto de su celebración resultan ambas partes recíprocamente obligadas. Como se ha estudiado, la el
carácter oneroso o gratuito del mandato no altera esta característica. Generalmente coincide la
bilateralidad con la onerosidad, sin embargo ello no es absoluto. En un contrato de mandato gratuito,
el mandante no tiene la obligación de pagar la remuneración, sin embargo, contrae otras obligaciones,
como las restantes que enumera el artículo 2158 del código civil. La consecuencia de esta característica,
es la aplicación de los remedios sinalagmáticos, esto es, la facultad resolutoria (ex artículo 1489 CC) y la
excepción de contrato no cumplido o de cumplimiento no formal (ex artículo 2159 en concordancia con el
1552 CC).

4.- ES GENERALMENTE ONEROSO. El contrato de mandato puede ser gratuito o remunerado,


sin embargo, luego de concordar los artículos 2117 y 2158 del código civil resulta que el mandato es un
contrato generalmente oneroso. Si en el mandato no consta su carácter de gratuito, deberá ser
remunerado, remuneración que se determinará al momento de la celebración del contrato o después de
la misma y cuyo monto lo fija la ley, el juez o la costumbre. Este es uno de los pocos casos en que la ley
se remite a la costumbre, sin perjuicio de la observación que se hace más arriba en orden a que se
trataría más bien de una remisión a los usos del tráfico.

5.- ES PRINCIPAL.

6.- LA REPRESENTACIÓN ES UN ELEMENTO DE LA NATURALEZA (véase el artículo


2151 código civil)

Mandato sin representación: En virtud de este mandato, el mandatario actúa, en la ejecución de su


encargo, a su propio nombre y los efectos jurídicos se radican directamente en su patrimonio, sin que el
mandante resulte obligado frente a terceros por tales actuaciones. Para que el mandatario cumpla con
sus obligaciones, tendrá que realizar posteriormente un acto de transferencia de los efectos del o los
contratos que celebró a su nombre. Esta obligación nace de la relación contractual derivada del
mandato, no debe olvidarse que el mandatario actúa por cuenta y riesgo del mandante. Necesariamente,
los efectos de la ejecución del mandato, deben radicarse en el patrimonio del mandante. Ahora, sólo en
virtud de este acto de transferencia, los efectos se radicarán definitivamente en el patrimonio del
mandante, resultando éste obligado frente a terceros. En esta especie de mandato, el cumplimiento de
la obligación de rendir de cuenta, presupone esta transferencia de efectos jurídicos de los actos
ejecutados por cuenta y riesgo del mandante.

Problema. ¿Qué sucede con la transferencia al mandante de las obligaciones que contrae el mandatario
en ejecución del mandato sin representación?

7.- ES UN CONTRATO "INTUITO PERSONAE": la propia definición legal de mandato se


refiere a este carácter, ya que es un contrato en que una persona "confía" a otra la gestión de ciertos
negocios. Las consecuencias de que sea un contrato intuito personae, son:

i.- La muerte de una de las partes es causal de terminación (véase los artículos 2163 Nº 5; 2168 y
2169, CC)
ii.- Cabe la revocación (mandante) y la renuncia (mandatario). La voluntad unilateral actúa como
causa de terminación del contrato (véase el artículo 2163 Nº 3 y 4 CC)

8
- Revocación. La revocación puede ser expresa o tácita. Es tácita cuando se encarga un mismo
negocio a distinta persona. Además, la facultad de revocar el mandato es un derecho absoluto (véase los
artículos 2164, 2165 y 2166 CC)
- Renuncia. La renuncia no pone fin a las obligaciones del mandatario, éste continúa obligado a
pesar de su renuncia, en los términos del artículo 2167 del código civil.
iii.- El error en la persona vicia el consentimiento, por cuanto la persona del mandatario no es
indiferente. El mandante celebró el contrato en especial consideración a la persona del mandatario
(véase el artículo 1455 CC)

CLASIFICACIONES DEL MANDATO:

1.- Mandato civil, mercantil y judicial. Mandato civil, regulado en los artículos 2116 y siguientes del
código civil; mandato mercantil o comisión, en los artículos 233 y siguientes del código de comercio; y
mandato judicial, en los artículos 6 y 7 del código de procedimiento civil.

2.- Según la extensión del objeto encomendado. (Véase el artículo 2130 del código civil), el mandato
puede ser general o especial.

i.- Mandato general. El mandato general se da para todos los negocios del mandante, sin que deje de
ser general por la circunstancia que éste se limite por una o más excepciones determinadas.

En la práctica, los mandatos generales se han ido transformando en una especificación de detalle sobre
las facultades de que es titular el mandatario en cuanto a los actos y contratos que pueda celebrar. Tanto
es así, que si el mandatario pretende ejecutar un acto jurídico o celebrar un contrato que no se encuentra
especificado en el mandato, los terceros rechazarán el mandato por carecer de facultades para actuar.
Los terceros no pueden exponerse a que el mandante, posteriormente, invoque la inoponibilidad de la
actuación del mandatario, por haber actuado éste fuera de sus facultades.

ii.- Mandato especial: es aquel mandato que comprende uno, o más negocios especialmente
determinados

3.- Según las facultades que confiere el mandato, éste se clasifica en:

a.- de simple administración;


b.- de libre administración;
c.- con poder especial;
d.- que autoriza al mandatario para actuar del modo que mejor le parezca.

A.- MANDATO DE SIMPLE ADMINISTRACIÓN: (véase el artículo 2132 código civil) Este
mandato no confiere naturalmente al mandatario más que el poder de realizar actos de administración,
los que, a vía ejemplar, han sido señalados por la ley.

9
Como se ha afirmado, la enumeración que hace el artículo 2132 del código civil es meramente
enunciativa; por consiguiente, comprende todos los actos de administración pertenecientes al giro
administrativo ordinario del mandante, sin limitarse a los que el legislador considera.

En razón de que la ley no define lo que debe entenderse por acto de administración, limitándose sólo a
hacer una enunciación a vía ejemplar de actos de esta clase y que dentro de los dichos ejemplos, incluye
actos que no son propiamente de administración, vgr. la compra de materiales para el cultivo o
beneficio de las tierras, se nos plantea la siguiente interrogante: ¿qué debemos entender por acto de
administración para los efectos del artículo 2132 del código civil?

Algunos han sostenido que, atendido que la ley no define los actos de administración, habría que aplicar
las normas relativas a las guardas (véase el artículo 391 del código civil), que consideran, dentro de la
expresión "actos de administración", los actos de conservación, reparación y cultivo. No obstante,
subsiste el problema porque el artículo 2132 no enumera sólo actos de conservación, reparación y
cultivo, incluyendo actos de adquisición.

Otros, sostienen que ante el silencio de la ley y dado los ejemplos que da el artículo 2132 del código
civil, habría que asumir, frente a este problema, un criterio de mayor latitud que no excluya todo acto de
adquisición y de enajenación y recurren a la norma del artículo 2077 del código civil (contrato de
sociedad) que dispone que el socio administrador debe ceñirse a su mandato y en lo que éste callare, le
es permitido contraer a nombre de la sociedad obligaciones, adquisiciones y enajenaciones que se
encuentren comprendidas en el "giro ordinario" de la sociedad. Por consiguiente, aplicando
analógicamente la norma citada, el artículo 2132 del código civil incluiría, dentro de los actos de
administración, todas aquellas adquisiciones y enajenaciones que se realicen en función de la
conservación, reparación y cultivo de los bienes del mandante (recogiendo el criterio del artículo 391
código civil)

El profesor David Stitchkin sostiene que la expresión “actos de administración” del artículo 2132 debe
tomarse en un sentido amplio, correspondiendo a todos los actos que miren a la conservación,
reparación e incremento del patrimonio del mandante, comprendiendo actos, contratos, obras e incluso
enajenaciones necesarias para ese objeto.

Con base a lo dicho, podemos concluir que el mandato de simple administración no excluye a los actos
de adquisición y enajenación, en la medida que ellos integren el giro administrativo ordinario del o los
negocios encomendados. Dicho giro administrativo ordinario deberá ser apreciado a la luz de la
naturaleza de los negocios objeto del encargo.

B.- MANDATO DE LIBRE ADMINISTRACION (Véase el artículo 2133 inciso segundo, del
código civil)

"Por la cláusula de libre administración se entenderá solamente que el mandatario tiene la


facultad de ejecutar aquellos actos que las leyes designan como autorizados por dicha
cláusula".

En este mandato no se entienden conferidas aquellas facultades que por ley se requiere para su ejercicio
el otorgamiento de poder especial, sino que sólo las que son propias del mandato de simple

10
administración, extendiéndose adicionalmente, a aquellos actos o contratos en que el legislador exige
expresamente la cláusula de libre administración. Así, por ejemplo, encontramos el artículo 1629 del
código civil, el que, autoriza al mandatario para novar una deuda en la medida que tenga la “libre
administración de los negocios del mandante”. Con relación al pago, el artículo 1580 del código civil, dispone
que el diputado para el pago podrá recibirlo en tanto tenga la “libre administración de los negocios del
acreedor”.

En consecuencia, el mandatario con cláusula de libre administración, está facultado para realizar todos
los actos que las leyes especialmente le asignen y, además, todos aquellos autorizados para el mandatario
de simple administración (Véase el artículo 2132 en concordancia con lo dispuesto por el artículo 2133
inciso segundo, ambos del código civil).

C.- MANDATO CON PODER ESPECIAL (Véase el artículo 2132 inciso segundo) No se
encuentra definido por la ley, sin embargo su concepto fluye por exclusión del inciso segundo del
artículo 2132. Por ello, podemos definirlo como aquel mandato que faculta al mandatario para realizar
los actos de administración, o de disposición, que no correspondan al giro ordinario del negocio
encomendado, para los cuales la ley exige autorización especial del mandante para su realización. Es
decir, el mandatario para poder realizar un acto distinto a los comprendidos bajo la expresión "actos de
administración" del artículo 2132 inciso primero, requiere necesariamente para ejecutarlo poder especial
conferido por el mandante.

Frente a esto surge una interrogante con relación a si esta autorización especial debe ser necesariamente
expresa, o también cabe la autorización tácita. La posición mayoritaria defiende la posibilidad de
mandato tácito y para ello se apoyan en los siguientes argumentos.

i.- El encargo, objeto del mandato, puede hacerse por escritura pública o privada, e incluso por la
simple aquiescencia tácita (véase el artículo 2123 código civil). Y, además, la aceptación puede ser
expresa o tácita (véase el artículo 2124 código civil). La ley reconoce libertad de forma en materia de
contrato de mandato, sin distinguir según el mandato sea general o especial.

ii.- La definición de las facultades del mandatario, es una cuestión de hecho que fija el tribunal de fondo,
interpretando las cláusulas del contrato (idea de construcción de la regla contractual). Así, la
jurisprudencia ha fallado que el poder especial, en cuanto a las facultades que confiere, no requiere de
mención expresa, pudiendo deducirse del conjunto de los antecedentes alegados y probados en el juicio
y de los cuales se desprende inequívocamente la verdadera voluntad del mandante (presunciones
judiciales)

iii.- Por otra parte, el legislador no exige poder expreso, sino especial, y ello significa que se requiere de
una manifestación de voluntad del poderdante en orden a conferir tales atribuciones.

D- MANDATO CON FACULTAD DE OBRAR AL MANDATARIO COMO MEJOR LE


PAREZCA: (véase el artículo 2133, inciso primero, código civil)

11
"Cuando se da al mandatario la facultad de obrar de modo que más conveniente le parezca, no
por eso se entenderá autorizado para alterar la sustancia del mandato, ni para los actos que
exigen poderes o cláusulas especiales".

Este mandato, en principio es similar al de simple administración, ya que no autoriza para


realizar aquellos actos que necesitan poder especial del mandante. Sin embargo, la expresión "del modo
que mejor le parezca" debemos entenderla en el sentido que el mandatario, en el cumplimiento del encargo,
podrá emplear medios equivalentes a los indicados por el mandante, teniendo como límite la naturaleza
y esencia del mandato. En otras palabras, el mandatario no queda obligado a emplear los medios por los
cuales el mandante ha querido que se lleve a cabo el negocio, pues la elección de éstos queda entregada
al criterio del primero. A esta conclusión se llega, luego de relacionar los artículos 2131 y 2134, con lo
dispuesto por el artículo 2133, inciso 1°, todos del código civil. El primero de los preceptos dispone que
el mandatario deberá ceñirse a los términos del mandato y el segundo lo obliga a respetar la sustancia
del mandato y a emplear los medios indicados para la realización del encargo.

La importancia de esta clase de mandato se aprecia desde la perspectiva de las relaciones entre
mandante y el mandatario, porque el segundo tiene como límite, en la ejecución del mandato, no alterar
la sustancia del mandato, pudiendo alejarse del señalamiento de los medios para la misma. En cambio,
las otras clasificaciones apuntan, más bien, a las relaciones del mandante y el mandatario frente a
terceros, ya que si el mandatario ejecuta un acto fuera de sus facultades, éste no será oponible al
mandante.

Casos en que el legislador ha querido precisar el alcance de algunas cláusulas en que se


confieren al mandatario facultades especiales.

Dentro de la normativa de este contrato hallamos algunas disposiciones que tienen por objeto declarar
el sentido y alcance de ciertas cláusulas en que se confieren poderes especiales al mandatario. Ello para
evitar conflictos a la hora de ejecutar el contrato y que terceros puedan verse afectados por la
inoponibilidad por falta de voluntad. Entre las disposiciones, podemos destacar las que se pasan a
relacionar:

i.- Artículo 2139 CC con relación a la facultad para realizar donaciones;

ii.- Artículo 2141 CC que regla sobre la facultad de celebrar contrato de transacción El
mandatario requiere poder especial para transigir (véase el artículo 2448 CC);

iii.- Artículo 2142 CC. La facultad de vender comprende la de recibir el precio. La


facultad de vender comprende la de efectuar la tradición, ya que la realización de ésta es el
cumplimiento de la obligación que nace de la compraventa, a saber, la de entregar la cosa
vendida.

iv.- Artículo 2143 CC. La facultad de hipotecar no comprende la de vender ni viceversa.


Aquí hay una derogación del adagio de "quién puede lo más puede lo menos".

12
v.- Artículo 2146 CC. No se puede colocar dinero a interés, sin la autorización expresa
del mandante,

vi.- Artículo 2145 CC con relación al auto-contrato. Si el mandatario está facultado para
colocar dinero a interés, no podrá tomarlo para sí, sin la autorización expresa del mandante.

EFECTOS DEL CONTRATO DE MANDAT0

I.- EFECTOS ENTRE LAS PARTES:

Para estudiar los efectos del contrato de mandato entre las partes, debemos tener en cuenta que estamos
ante un contrato bilateral y que, por lo tanto, éste produce derechos y obligaciones recíprocos entre
mandante y mandatario. Ello nos obliga a examinar, separadamente, las obligaciones de una y otra parte,
haciendo las precisiones que procedan.

A.- Obligaciones del mandatario:

En el código civil no hay una regulación orgánica de las obligaciones del mandatario, a diferencia de lo
que sí acontece con las obligaciones del mandante. Sin embargo, estas obligaciones fluyen naturalmente
de la definición de contrato de mandato, contenida en el artículo 2116: "gestión de uno o más
negocios (...), que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera (mandante)".

1.- Obligación de realizar el negocio encomendado: Consecuentemente, la principal obligación del


mandatario es la de ejecutar o realizar el negocio encomendado por el mandante. A estos efectos, fuera
de considerar el artículo 2116, que prevé la citada obligación, debe tenerse en especial consideración lo
dispuesto por los artículos 2131 y 2134, que vienen a reiterar la obligación y a desarrollar su contenido.

Forma o manera de cumplir esta obligación. Conforme lo prescrito por los artículos 2131 y 2114
del código civil, el mandatario, en la ejecución del mandato, deberá ceñirse rigurosamente a los términos
del mandato, y la recta ejecución comprende no sólo la sustancia del negocio encomendado, sino los
medios que el mandante ha designado para que éste se lleve a cabo.

Casos en que la ley permite al mandatario apartarse de los términos del mandato:

Sin perjuicio de lo anterior, el mandatario podrá emplear medios equivalentes a los indicados por el
mandante para la ejecución del encargo en los siguientes casos:

a) Cuando la necesidad lo obligare a ello e igualmente se obtuviere de ese modo el objeto del
mandato; (inciso segundo, artículo 2134 código civil)
b) En los casos en que el mandatario esté facultado para obrar de la manera que mejor le parezca.
(inciso primero, artículo 2133 código civil)
c) Cuando el mandatario se halle en imposibilidad de obrar de acuerdo a las instrucciones dadas
por el mandante y no fuere posible dejar de obrar sin comprometer gravemente al mandante.
Aquí, el mandatario tomará el partido que más se acerque a las instrucciones del mandante y
convenga al negocio. (inciso segundo, artículo 2150 código civil)

13
d) Finalmente, el artículo 2148 contiene una regla especial de interpretación del contrato, cuya
aplicación podría conducir a autorizar al mandatario para alejarse de los términos estrictos del
mandato. Según esta regla el mandatario puede interpretar con mayor latitud sus facultades
cuando no pueda consultar a su mandante.

Casos en que la ley dispensa al mandatario de cumplir el encargo

a) El artículo 2149 del código civil, autoriza al mandatario a abstenerse de cumplir el mandato cuya
ejecución sería manifiestamente perniciosa o perjudicial para el mandante, En este caso no
existe incumplimiento de las obligaciones que emanan del mandato, ya que se le está evitando al
mandante un perjuicio.
b) Cuando el mandatario se halle en imposibilidad de obrar de acuerdo a las instrucciones dadas
por el mandante. En esta situación el mandatario no está obligado a constituirse en agente
oficioso del mandante, debiendo sólo adoptar las medidas conservativas que las circunstancias
exijan. La imposibilidad debe tener por causa un caso fortuito o fuerza mayor, cuya prueba
corresponderá al mandatario. Esta regla se entiende, sin perjuicio de lo expresado por la letra c)
del apartado anterior. (incisos primero y tercero, artículo 2150 CC)

Ejecución de la obligación de ejecutar el encargo en el supuesto de pluralidad de mandatarios.


(véase los artículos 2126 y 2127 código civil)

En caso de pluralidad de mandatarios, éstos podrán obrar en conjunto, o separadamente, según las
instrucciones que les haya impartido el mandante. Si el mandante nada ha expresado, los mandatarios
están autorizados para dividir su gestión. Lo anterior, siempre y cuando se les haya prohibido
expresamente actuar por separado, en cuyo caso lo que obraren separadamente será nulo. Llama la
atención que en este último caso, el legislador prevé para un supuesto de incumplimiento de contrato la
sanción de la nulidad respecto de lo obrado por el o los mandatarios, alejándose de los términos del
mandato.

La ejecución del mandato y la delegación: (Véase los artículos 2135 a 2138 código civil)

Estamos aludiendo a la posibilidad que el mandatario delegue la ejecución del encargo a un tercero que
es su delegado. El legislador se ocupa de regular diversas situaciones, definiendo qué ocurre con las
obligaciones del mandatario y del delegado; y la relación existente entre el delegado y el mandante. De la
sistematización de la regulación del código sobre la materia resultan los siguientes supuestos:

a) Primer supuesto: en el contrato de mandato no hay una estipulación que prohíba, o autorice
la delegación. Nuestro punto de partida es que, conforme lo dispuesto por el artículo 2135 CC, la
facultad de delegar es un elemento de la naturaleza del mandato. Es posible la delegación, sin
embargo, el mandatario es responsable ante el mandante por los actos y la conducta del delegado.
Respecto de los terceros que contraten con el delegado, éstos carecen de acción directa contra el
mandante, salvo que el mandante ratifique la actuación del delegado (véase el artículo 2136 CC). En
todo caso, el mandante podrá ejercer, contra el delegado, las acciones de que sea titular el mandatario
que ha conferido el encargo al delegado (véase el artículo 2138 CC). Esta última regla atenta contra el
efecto relativo de los contratos, ya que un tercero - entiéndase el mandante - aunque con interés, tiene

14
acción directa contra quién no es su contraparte en el contrato, es decir, el delegado. En la relación
triangular se halla el mandatario - deudor obligado ante el mandante -; el mandante - acreedor respecto
de las obligaciones del mandatario -; y el delegado, que aunque se haga cargo del cumplimiento de las
obligaciones del mandatario, es un tercero extraño para el mandante. No obstante lo anterior, la ley
autoriza al mandante para dirigirse directamente contra el delegado, tercero ajeno a su relación
contractual de mandato. Para evitar esta alteración de los principios básicos en materia de contratación,
la doctrina recurre a la idea de la subrogación personal del mandante en los derechos y acciones del
mandatario, cuestión bastante discutible considerando la redacción del precepto del artículo 2138 CC,
que reconoce acción directa al mandante en contra del delegado, claro está, con relación a las acciones
de que es titular el mandatario (su deudor).

En resumen, en este primer supuesto debe distinguirse:

i.- Frente al mandante, el mandatario responde de sus hechos propios y los del
delegado (véase art. 2135 inc. 2º CC)

ii- Conforme la norma del artículo 2136 del código civil, los terceros no tienen
acción directa en contra del mandante, salvo que el mandante ratifique, expresa o tácitamente los actos
del delegado.

iii- Según el artículo 2138, el mandante, en todo caso tiene acción directa en
contra del delegado.

b) Segundo supuesto: delegación prohibida expresamente por el mandante: (véase el art. 2135
código civil) En este supuesto hay una estipulación contractual expresa que prohíbe al mandatario
delegar su encargo y, no obstante ello, lo hace. El mandatario habría incumplido el contrato en lo que a
la prohibición se refiere y la consecuencia jurídica, a parte de las generales en materia de
incumplimiento, sería la prescrita por el artículo 2136 del código civil, que consiste en privar a los
terceros del derecho de dirigirse en contra del mandante por los actos o contratos del delegado.

En efecto, hay una infracción al contrato y a las normas de los artículos. 2131 y 2134 del código civil,
con la responsabilidad que ello trae aparejado.

Igualmente en este caso el mandante podrá dirigirse directamente en contra del delegado. Así se
desprende del tenor del artículo 2138 del código civil,

c) Tercer supuesto: hay autorización del mandante para delegar, pero no se designó la persona
del delegado: Normalmente en el contrato de mandato no se indica la persona del delegado, sino que
el mandante simplemente se limita a conferir la facultad de delegar y a lo más se restringen las facultades
del delegado sólo a algunas de que es titular el delegante (mandatario).

Aquí, la regla es que los actos del delegado obligan al mandante, como si hubiese sido el mismo
mandatario el que hubiese actuado, en ejecución del mandato. Ello resulta de interpretar a contrario sensu
el inciso 2º del artículo 2135 del código civil.

15
Sin embargo, si el delegado es notoriamente incapaz o insolvente, el mandatario será el responsable por
los actos o contratos de éste y no el mandante (se altera la regla general). Se trata de un caso de culpa in
eligendo o en la elección, de parte del mandatario.

Consecuentemente, si el delegado es capaz o solvente, la responsabilidad del mandatario se limitaría a


sus hechos propios y no a los del delegado. Esta es la regla general y si el mandante quiere alejarse de
ella, le corresponde la carga de probar la incapacidad o insolvencia del delegado.

d) Cuarto supuesto: hay autorización para delegar y el mandante designa la persona del
delegado: (véase el artículo 2137 del código civil) Aquí el mandatario al delegar queda libre de
responsabilidad. En estricto sentido, no se estaría en presencia de una delegación, sino de un nuevo
contrato de mandato celebrado entre el mandante y el delegado. El mandatario pasa a ser tercero ajeno
respecto de este nuevo contrato. El mandatario ha cumplido su parte en el contrato con la designación
del delegado. Este nuevo mandato sólo puede terminar por la muerte o revocación del mandante; o
por la muerte o renuncia del delegado (nuevo mandatario); la muerte o renuncia del anterior mandatario
no afecta la vigencia del mandato.

El fundamento de esta norma radica en que en este supuesto el mandatario con relación al
cumplimiento de sus obligaciones tiene dos claras alternativas:

i.- Asumir personalmente el encargo; o ii.- delegarlo al tercero designado por el mandante. Si
opta por esta última, da cumplimiento a su mandato, el que se extingue para su parte. Surge un nuevo
mandato entre el mandante y el delegado.

Responsabilidad del mandatario frente al mandante y frente a terceros:

a) Frente al mandante. El mandatario tiene la obligación de ejecutar el encargo en los términos


señalados por el mandante (véase artículos 2131 y 2134 código civil). Al tratarse de un contrato
generalmente oneroso (cede en beneficio de ambas partes) el mandatario es responsable hasta la culpa leve,
estando obligado, consecuentemente, a emplear en el cumplimiento de su encargo, el grado de
diligencia y cuidado que los hombres emplean en sus negocios propios, o sea, debe administrar el
negocio como un buen padre de familia (véase el art. 2129, con relación a los art. 1547 y 44, todos del
código civil).

Dentro de este grado de diligencia exigible impuesta al mandatario existe, a su vez, una verdadera
graduación, ya que si el mandato es remunerado su responsabilidad por la culpa leve recae con más
estrictez sobre él, pero sigue siendo culpa leve. Ahora, si el mandatario se ha visto, en cierto modo,
forzado a aceptar el mandato, frente a los requerimientos del mandante, la responsabilidad será menos
estricta, pero igualmente dentro de la culpa leve. A nuestro juicio, del precepto del artículo 2129 del
código civil se infiere que esta última regla igualmente debiese aplicarse al mandato no remunerado
(gratuito) (véase el artículo 2129)

b) Frente a terceros: la regla general es que el mandatario no se obliga ni responde frente a terceros. Es
el mandante el obligado y responsable por los actos del mandatario Sobre el particular, hay dos
disposiciones que deben considerarse:

16
i.- El artículo 2154 del código civil que regula la situación en que el mandatario
excede los términos del mandato. Este precepto dispone que el mandatario es responsable sólo frente al
mandante (incumplimiento contractual) y no frente a terceros, salvo en dos casos (en que si es responsable): -
cuando no le ha dado a los terceros suficiente conocimiento de sus poderes; y - cuando se ha obligado
personalmente (mandato sin representación).

La regla del artículo 2154 presupone una sanción a la conducta poco diligente del tercero que contrata
con el mandatario que le da suficiente conocimiento de sus poderes y no obstante ello, contratan con él.

ii.- El artículo 2160 del código civil, en concordancia con el anterior, regula la
relación entre el mandante y los terceros. Al respecto, pueden inferirse las siguientes reglas:

Obligaciones contraídas dentro de los términos del mandato: el mandante resulta obligado frente a
terceros.

Obligaciones contraídas fuera de los términos del mandato: el mandante no resulta obligado.

Es un poco difícil entender esta norma con relación a lo señalado en el punto (i) que antecede. Sin
embargo, una cosa es la responsabilidad contractual del mandatario respecto del mandante frente a un
exceso en los límites del mandato por parte del primero (véase el artículo 2154 del código civil); y otra,
muy distinta, es la cuestión referida a las obligaciones del mandante frente a terceros contraídas por el
mandatario actuando en exceso de sus facultades (aquí rige la regla en comento). Esta distinción se confirma
con las excepciones a la regla del artículo 2154 (especialmente el numerando 1), puesto que ésta envuelve un
apercibimiento a los terceros por su falta de diligencia al celebrar el contrato.

Obligaciones contraídas fuera de los términos del mandato, pero que han sido ratificadas
expresa o tácitamente: El artículo 2160 inciso segundo dispone que el mandante resulta obligado
frente a terceros cuando ratifica las obligaciones contraídas a su nombre, pero fuera del poder conferido
al mandatario.

Caso especial de responsabilidad: (véase el artículo 2152 código civil) Las partes pueden convenir
expresamente que el mandatario tome sobre sí el riesgo de la solvencia de los deudores del mandante y
todas las incertidumbres y embarazos de la cobranza. En este caso, el mandatario se constituye como
deudor principal del mandante y serán de su cuenta, incluso los casos fortuitos o fuerza mayor. Esta
norma nos serviría para construir una figura contractual como la del factoring en Chile, sin necesidad de
recurrir a la cesión de créditos (se verá más adelante)

2.- Obligación de rendir cuentas (véase el artículo 2155 código civil) Sobre el mandatario pesa,
conforme lo dispuesto por el artículo 2155 del código civil, la obligación de rendir cuenta al mandante
de su gestión. El objeto de esta obligación consiste en dar debida cuenta de la administración realizada
por el mandatario y de la forma en que éste llevó a cabo la gestión (cumplimiento de su obligación principal)

Las partidas más importantes de esta cuenta deberán ser documentadas, a menos que el mandante
releve al mandatario de esta obligación, o le obligue a documentar todas las partidas.

17
Además, el mandatario debe dar cuenta de las restituciones que hubiere recibido de parte de terceros
(véase el artículo 2157 CC), como asimismo de los resultados obtenidos.

El relevo de esta obligación no impide que el mandante haga valer los cargos que tenga contra el
mandatario en razón de su administración, siempre que logre justificarlos debidamente (art. 2155, inciso
tercero) (tener presente norma del artículo 1465 del código civil)

Esta obligación de rendir cuenta está presente en toda clase de mandato y cobra mayor importancia
cuando el mandatario actuó a su propio nombre (mandato sin representación), pues esta rendición de
cuenta supone la transferencia de los efectos jurídicos y económicos de la ejecución del encargo.

B.- Obligaciones del mandante: (Véase el artículo 2158 código civil).

Como se ha anunciado, el legislador, a diferencia de lo que sucede con la regulación de las obligaciones
del mandatario, en lo que se refiere a las del mandante, las enumera en el artículo 2158, sin perjuicio de
desarrollar su contenido en los artículos que le suceden. Tales obligaciones, son las siguientes:

1) el mandante debe proveer al mandatario de lo necesario para la ejecución del mandato.


2) el mandante debe reembolsarle los gastos razonables causados por dicha ejecución.
3) el mandatario debe pagar la remuneración estipulada o usual (remisión a la costumbre, sin
perjuicio de lo dicho con ocasión de los usos del tráfico)
4) el mandante debe pagarle los anticipos de dinero, más los intereses legales.
5) el mandante debe indemnizar de las pérdidas que sufra el mandatario que no le sean imputables
y que sea por causa del contrato de mandato.

Excusa del cumplimiento de las obligaciones del mandante

El inciso segundo del artículo 2158 del código civil, dispone que el mandante no puede excusarse del
cumplimiento de estas obligaciones alegando que el negocio encomendado no ha tenido buen éxito, o
que este pudo realizarse a menos costo, salvo que pruebe la culpa del mandatario. Esta disposición es
una consecuencia de que el mandatario actúa por cuenta y riesgo del mandante (véase artículo 2116
CC). Por ello, sólo cuando el mandatario no ha observado el deber de diligencia que le es exigible, según
el contrato, el mandante podrá dispensarse de cumplir alguna de las obligaciones de que da cuenta el
artículo 2158. La norma cede cuando el mandante prueba el incumplimiento contractual del mandatario.

Obligación del mandante respecto de los terceros (artículos 2160 y 2161)

Por regla general, el mandante debe cumplir con las obligaciones contraídas a su nombre por el
mandatario, salvo que este último haya excedido los límites del mandato (véase el artículo 2160 con
relación al artículo 2154 CC). No obstante, si de los términos del mandato, o de la naturaleza del
negocio encomendado, aparece que éste no debió ejecutarse parcialmente, esta ejecución parcial no
obliga al mandante, sino en cuanto le aprovechare.

18
Efectos del incumplimiento del mandante (Véase el artículo 2159 código civil)

a.- Si el mandante no cumple, el mandatario queda autorizado para desistir de su encargo (véase el
artículo 2159 CC). Aquí, existe una suerte de aplicación de la resolución por inejecución y de la
excepción de contrato no cumplido. Lo anterior en el sentido que frente al incumplimiento del
mandante, el mandatario podría demandar la resolución del contrato o frente a la demanda de
cumplimiento o resolución del mandante, opondrá la excepción de contrato no cumplido. (Concordar
con artículos 1489 y 1552 del código civil)

b.- Derecho legal de retención del mandatario. (Véase el artículo 2162 código civil) El mandatario podrá
retener los efectos que se le hayan entregado por cuenta del mandante para la seguridad de las
prestaciones a que este fue obligado.

II.- EFECTOS DEL MANDATO RESPECTO DE TERCEROS

Para estos efectos, se debe considerar lo dispuesto por el artículo 2160 del código civil. Según el
precepto, la regla general es que el mandante responde frente a terceros por los actos o contratos
ejecutados o celebrados por el mandatario.

Sin embargo, para determinar precisamente los efectos del mandato respecto de terceros es menester
hacer el distingo, según el mandatario actúa a su propio nombre, o a nombre del mandante, es decir, si
el mandato es con o sin representación (véase el artículo 2151 código civil). El mandato, como se ha
venido afirmando, puede ser con o sin representación.

l.- Mandato sin representación: la relación que existe entre el mandatario y el tercero no empece al
mandante, puesto que es ajeno a la relación jurídica constituida entre ellos y, por lo tanto, no resulta
obligado. Pero, existe un contrato entre el mandante y el mandatario, de manera que una vez cumplido
el encargo (negocio realizado a nombre del mandatario), el mandante puede exigir al mandatario que se le
cedan los derechos derivados del contrato celebrado. (Obligación de rendición de cuenta)

Esta cesión de los efectos jurídicos del contrato no está reglada en el código civil. Sobre el particular, un
sector es de la opinión que habría que recurrir a la figura de la “cesión de crédito”, sin embargo, quedarían
fuera las deudas contraídas por el mandatario (obligaciones). Con relación a estas últimas, habría que
recurrir a una especie de novación por cambio de deudor. Lo anterior, por cuanto nuestro derecho no
regula el instituto de la cesión de deudas. En cualesquiera de los casos: novación, o cesión de deudas, es
necesaria la aprobación o consentimiento expreso del acreedor (tercero), ya que a éste no le es
indiferente la persona del deudor. Lo dicho, también, se extiende a las obligaciones accesorias que
garantizan la principal, que deberán renovarse o reservarse.

Cuando se produce la cesión de los efectos jurídicos de lo obrado por el mandatario a su propio
nombre, éste da cumplimiento a la obligación de rendir cuenta que le impone el contrato.

ll.- Mandato con representación: el mandatario actúa a nombre del mandante. Aquí se aplica la
norma del artículo 1448 del código civil, es decir, los efectos se producen en forma inmediata para la
persona del representado. El mandatario sólo responderá frente a terceras en los casos del artículo 2154
del código civil.

19
EXTINCIÓN DEL MANDATO (Véase los artículos 2163 y siguientes del código civil)

La mayoría de las causas de terminación o extinción del contrato de mandato tienen su explicación en
su naturaleza “intuito personae”.

El mandato termina:

1º Por Cumplimiento de las obligaciones del mandatario, es decir, ejecución del negocio encomendado.

2º Por la expiración del término, o por el acaecimiento de la condición acordados para la terminación
del mandato.

3º La revocación del mandante (contrato intuito personae). La revocación puede ser expresa o tácita. Es
tácita cuando el mismo encargo se hace a una persona distinta, pero si el primer mandato es general y el
segundo especial, subsiste el primero para los negocios no comprendidos en el segundo (véase el artículo
2164 CC). Esta facultad de revocar, como se ha anunciado, es un derecho absoluto del mandante.
Algunos autores discuten este carácter de derecho absoluto, afirmando que el mandato puede ser civil y
comercial. En el comercial este derecho de revocar se expresa de una forma distinta, ya que en el código
de comercio (véase el artículo 241 del código de comercio) se establece que si el mandato comercial
interesa tanto a los terceros, como al comisionista, no cabe el derecho a revocación. A la luz de este
precepto, en sede mercantil y sosteniendo su aplicación extensiva, el derecho a revocar el mandato no
sería un derecho absoluto; ya que sólo procede cuando el mandato interesa exclusivamente al mandante.
Lo anterior, es discutible, ya que el Código de comercio es una legislación especial y no puede
aplicársele de manera general, más aún si el artículo 2165 del código civil determina expresamente el
carácter de absoluto de este derecho. Los tribunales de justicia, por su parte, han fallado que este
derecho es un elemento de la naturaleza del mandato y no de su esencia, siendo posible un pacto de
irrevocabilidad.

La revocación no es solemne, pero el problema estaría en los mandatos que son solemnes por la ley, o
por estipulación de las partes. Sobre este punto no hay norma que ofrezca una solución. Sin embargo,
se puede sostener que la revocación debería estar sujeta a la misma solemnidad del mandato y si se trata
de escritura pública se deberá dejar nota al margen de la matriz de la misma. Las cosas en el derecho se
deshacen de la misma forma en que se hacen.

En la práctica, se pide un certificado de vigencia de la escritura ante el notario o archivero. Y ésta es la


única posibilidad de que los terceros conozcan acerca de la vigencia del mandato.

4º Renuncia del mandatario. La renuncia no pone fin a las obligaciones del mandatario, sino después de
transcurrido un plazo razonable para que el mandante pueda asumir los negocios encomendados. De
no ser así, será responsable de todos los perjuicios que cause al mandante, a menos que se vea
imposibilitado por una causa grave (véase el artículo 2167 código civil)

Como se ha dicho en las líneas anteriores, en las dos causales anteriores existe una verdadera resciliación
unilateral del contrato.

20
5º La Muerte del mandante o del mandatario. (Otra consecuencia de ser un contrato intuito personae) La regla
general es que sabida la muerte del mandante, el mandatario cesa en el encargo, a menos que de la
suspensión del encargo se sigan perjuicios para los herederos. En esta hipótesis, el mandatario se verá
obligado a finalizar las gestiones principiadas.

Sin perjuicio de lo anterior, no se extingue el mandato por la muerte del mandante, si éste estaba
destinado a ejecutarse después de la muerte, y en este caso el mandato se transmitiría a los herederos. (
véase los artículos 2168 y 2169 código civil).

En el caso de la muerte del mandatario, los herederos de éste deberán dar pronto aviso al mandante
(véase el artículo 2170 CC).

6º Por la quiebra o insolvencia del mandante o del mandatario.

7º Por la interdicción del mandante o del mandatario.

8º Por la cesación de las funciones del mandante, si el mandato ha sido dado en ejercicio de ellas.

- Normas comunes a las causales de extinción del mandato:

a) Caso de la mujer casada. Si la mujer ha conferido un mandato antes del matrimonio, subsiste el
mandato, pero el marido puede revocarlo a su arbitrio si se refiere a actos relativos a bienes cuya
administración corresponda a éste (véase el artículo 2171 código civil)

b) Pluralidad de mandatarios. Si todos los mandatarios están obligados a obrar conjuntamente, la falta
de uno de ellos por las causas enumeradas en el artículo 2163 del código civil pondrá fin al mandato de
todos ellos (véase el artículo 2172 código civil).

c) Ignorancia acerca de la causa que pone fin al mandato. (Véase el artículo 2173 código civil) El
mandatario que ignoraba la causa de expiración de su encargo y que sigue ejecutándolo dará derecho a
los terceros de buena fe contra el mandante, ya que respecto de éstos, dicha ejecución será válida. Pero,
si el mandatario era sabedor de la causa, el mandante igualmente quedará obligado respecto de los
terceros de buena fe, pero se le reconoce acción de daños en contra del mandatario.

Si la causa de expiración fue comunicada por avisos al público, y en todos aquellos casos en que no
pareciere probable la ignorancia del tercero, podrá el juez, a su prudencia, absolver al mandante.

Mandato y Agencia Oficiosa:

En aquellos casos en que estando el mandatario de buena fe y el mandato es nulo o bien, por una
necesidad imperiosa el mandatario sale de los límites del mandato, el mandatario se convierte en agente
oficioso, es decir, los negocios que realice en ciertos casos, igualmente, obligarán al mandante (véase el
artículo 2122 código civil)

21
Las obligaciones del agente oficioso son las mismas que las del mandatario, pesando sobre él la
responsabilidad de un buen padre de familia (culpa leve) y será responsable únicamente de la culpa
grave, o dolo, cuando ha tomado la gestión de negocios ajenos para salvarlos de un peligro. Y es
responsable de toda culpa cuando se ha ofrecido voluntariamente como agente oficioso, impidiendo
que otros lo hiciesen. (Véase el artículo 2288 código civil)

Si el negocio ha sido bien administrado el interesado deberá cumplir las obligaciones cumplidas por el
agente y deberá rembolsar las expensas útiles y necesarias. Pero, si es mal administrado el negocio, el
gerente es responsable de los perjuicios. (Véase el artículo 2190 código civil)

Esta materia se debe relacionar con el artículo 2154 del código civil, especialmente en cuanto a aquellas
situaciones en que el mandatario, a pesar de actuar a nombre del mandante lo hace fuera de los límites
del mandato y, por lo tanto, actúa como un agente oficioso. Por lo tanto, el mandante se hace
responsable frente a los terceros, cuando el negocio haya sido bien administrado, no obstante la norma
del artículo 2160 CC.

22

También podría gustarte