Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El precio que suele cobrarles la poesía a sus oficiantes mayores es inconmensurable. Ríos y
ríos de sangre han sido el precio de que un poema exista, incontables cadáveres alimentan
La Ilíada, infinitos asesinatos, holocaustos, lágrimas, pérdidas, son el abono oscuro de la
poesía. Nadie que escriba bien se salvará de esta condena. Ernesto Carrión pagó el dolor
infinito que solo los grandes pagan y este poema a su padre asesinado, Revoluciones
cubanas en Marte, es uno de los grandes poemas de los días convulsos en que vivimos, de
la época convulsa en que vivimos, de la historia en que condenados a la poesía, nacemos,
matamos, vemos morir a los nuestros y morimos.
El poeta y narrador Ernesto Carrión leyendo.
de Ernesto Carriøn
Palpando la desposesión.
Todos por igual revolcándose en los finos papeles de las comisarías, en los rotos
del sol. La luz artificial de las cantinas, de las salas de estar, de los burdeles, de
las pequeñas y grandes oficinas donde el licor rodaba como ratón ardiente,
las barrigas de los abogados, los jueces, los asalariados, los presos, los guerrilleros,
vendedores de flores, los poetas, los músicos, los mimos y los alguaciles.
Huyendo, papá.
Chupando siempre.
cuaderno tachado.
V
Queda Mao Tse Tung en el abismo.
estás en la muerte.
Padre irreal
Haciendo huelgas.
encerrado en un congelador
mientras agoniza.
Te cedo eso.
IX
Padre irreal fluyendo a la deriva, junto a las heces negras de Bolívar, entre la
del neoliberalismo ni el embuste del hombre libre que hace trampa para
Iluminando en tu cabeza
ese aguacero:
Rumiando el pescado blando. Alistando tus venas en las que cualquier figura
de vaso a vaso.
Hilando.
Hilando tu irrealidad con una tristeza de fondo que nadie puede observar.
Simulando un gran orificio en tu boca donde hay un corazón rodando hacia tus
Irrumpiendo en un espacio donde por primera vez las naranjas resultan ser
XII
dentro de tus ojos aún locos por embarcarse hacia el final de la historia.
de un antipresente.
país irreal donde las facultades se llenaban de calaveras. Donde los grandes
moneda de oro.
y el desamparo:
Porque,
Papá,
que desaparece.
XVI
Una pieza solo para piano. Descongelándose en los campos elíseos, mientras los
llantos de los sobrevivientes se asoman como insectos azules sobre las venas de
Fuera de la lengua.
fresa salvaje.
edad universitaria).
de un aeroplano.
morado de un poncho echado como una res sobre una puerta de casa. Flotando
XVII
batalla campal.
Padre real emergiendo bajo esa nieve. Cantando una canción de amor de oscuros
sonidos tribales.
Padre real inventando la nueva parranda: rodeando las sombras de este país
irreal sobre una canción polaca y africana que marca con toda la furia su ritmo
de fiebre.
Creando el sonido del siglo XX: el ruido bestial de toda una generación
fantasmas.
recuerdos familiares.
conjetura.
de tu propio yo.
Esto que escribo yo mientras avanzan las tropas juveniles de Chopin por la nieve
Nadie podrá saber quién fuiste, ni quién serás ahora, después de tantos cuerpos
XIX
*(Ecuador, 1977). Narrador y poeta. Ha recibido el Premio César Dávila Andrade (2002), el
Premio Jorge Carrera Andrade (2008 y 2013), el Premio Latinoamericano de Poesía Ciudad
de Medellín del Festival Internacional de Poesía de Medellín, el Premio Casa de las Américas
(2017) y el Premio Lipp (versión hispana de Le Prix Cazes de París) de Novela (2017); así
como la Beca para creadores de Iberoamérica y Haití en México (2009). Ha publicado en
poesía el tratado lírico titulado ø que comprende trece poemarios divididos en tres tomos. I. La
muerte de Caín: El libro de la desobediencia, Carni vale, Labor del Extraviado y La bestia
vencida; II. Los duelos de una cabeza sin mundo: Fundación de la niebla, Demonia
Factory, Monsieur Monstruo, Los diarios sumergidos de Calibán y Viaje de Gorilas y III. 18
Scorpii: El cielo cero, Novela de dios, Verbo (bordado original) y Manual de ruido; y en
narrativa Cementerio en la luna, Tríptico de una ciudad, Un hombre futuro, Ciudad
Pretexto, Cursos de francés, Incendiamos las yeguas en la madrugada y El día en que me
faltes.