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Caperucita Roja visitará a la abuela Caperucita ha entrado, olorosa de bayas.

que en el poblado próximo sufre de extraño Le tiemblan en las manos gajos de salvia
mal. en flor.
Caperucita Roja, la de los rizos rubios “Deja los pastelitos; ven a entibiarme el
tiene el corazoncito tierno como un panal.
lecho”.
A las primeras luces ya se ha puesto en
camino Caperucita cede al reclamo de amor.
y va cruzando el bosque con un pasito De entre la cofia salen las orejas
audaz. monstruosas.
Sale al paso Maese lobo, de ojos “¿Por qué tan largas?”, dice la niña con
diabólicos. candor.
“¡Caperucita Roja, cuéntame a dónde Y el velludo engañoso, abrazando a la
vas!”. niña:
“¿Para qué son tan largas? Para oírte
Caperucita es cándida como los lirios mejor”.
blancos.
“Abuelita ha enfermado. Le llevo aquí un El cuerpecito tierno le dilata los ojos.
pastel El terror en la niña los dilata también.
y un pucherito suave, que se derrite en “Abuelita, decidme ¿por qué esos grandes
jugo. ojos?”
¿Sabes del pueblo próximo? Vive a la “Corazoncito mío, para mirarte bien…”
entrada de él”.
Y ahora, por el bosque discurriendo
Y el viejo Lobo ríe, y entre la boca negra
encantada,
tienen los dientes blancos un terrible
recoge bayas rojas, corta ramas en flor.
fulgor.
Y se enamora de unas mariposas pintadas
“Abuelita, decidme ¿por qué esos grandes
que le hacen olvidarse del viaje del
dientes?”
Traidor.
“Corazoncito, para devorarte mejor…
El lobo fabuloso de blanqueados dientes
Ha arrollado la bestia, bajo sus pelos
ha pasado ya el bosque, el molino, el
alcor, ásperos
y golpea en la plácida puerta de la abuelita el cuerpecito trémulo, suave como un
que le abre. ¡A la niña, ha anunciado el vellón,
traidor! y ha molido las carnes y ha molido los
huesos
Ha tres días la bestia no sabe de bocado. y ha exprimido como una cereza el
¡Pobre abuelita inválida, quién la va a corazón.
defender!
… Se la comió riendo toda y
pausadamente
y se puso en seguida sus ropas de mujer.
Tocan dedos menudos a la entornada
puerta.

De la arrugada cama, dice el Lobo:


“¿Quién va?”.
La voz es ronca. “Pero la abuelita está
enferma”,
la niña ingenua explica. “De parte de
mamá”.

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