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Peque historias

Caperucita

Caperucita Roja. Había una vez un bosque donde los árboles eran gigantes verdes que
habían escuchado todas las historias de duendes y hadas y se dormían soñando con
princesas. Era el bosque donde vivían, en un lugar escondido, casi secreto. Una mamá y
una niña cuyo nombre nadie ha sabido. Pero todos la llamaban Caperucita Roja.

Mamá de tanto que me dicen Caperucita Roja, ya no recuerdo mi nombre. Es que


cuando eras una bebita te puse una caperuza roja que te regaló tu abuelita. Te veías tan
hermosa. Todos empezaron a llamarte así. Desde entonces, cada año y a medida que vas
creciendo, tu abuelita teje para ti una caperuza más grande y del mismo color rojo, tan
parecido a tu boca. La última vez que estuve donde abuelita me dijo que ya estaba casi
lista mi nueva caperuza. Caperucita acabó de hornear un delicioso pastel de manzana. Y
deberías ir hasta su casa y llevarlo. Pero me asusta que te entretengas jugando en el
bosque y te encuentres con el lobo feroz. Ya sabes que es un temible y tramposo animal
que haría cualquier cosa para que te conviertas en su cena.

Caperucita era en verdad una niña muy bella, traviesa y divertida, y no tomaba en serio
los consejos de su mamá.

No temas, mamá. Conozco muy bien el camino y me iré derechito por la senda que
vigila al cazador donde el lobo ni se atreve a pasar. Así estaré siempre a salvo. Estás
segura? Ay, mi niña! Ya sabes que con el lobo no se juega.

Pero Caperucita tenía otros planes para explorar en el bosque. Se despidió de su madre y
partió llevando una cesta con el delicioso pastel. La pobre mamá no vio lo que los
árboles vieron o hubiera corrido detrás de la niña para mantenerla a salvo. Un pino gris
tan viejo que hacía mil años no cantaba su cumpleaños. Le susurró a un pinito.

Pintó a Caperucita Roja desobedeciendo a su mamá. Mira cómo se interna en el bosque


y se aleja de la ruta vigilada por el cazador.

Pero Pino de esa parte del bosque es muy peligrosa. Allá en lo profundo, acecha el lobo
feroz. Y dicen que está hambriento.

Lo hacemos finito.

Y así agitamos nuestras ramas con todas las fuerzas. Así Caperucita escuchará el rumor
y tal vez se detenga.

Podemos intentarlo, pero te aseguro que las personas nunca oyen los consejos de los
árboles.

Caperucita escuchó cómo las ramas de los árboles estremecían y pensó por un instante
que podría ser el lobo feroz que se arrastraba escondido hacia ella. Pero el lobo.

Oh, qué importa? A mí no me asusta ningún lobo feroz.


Hablante 1 (04:08)
Y se puso a recoger flores de todos los colores. Para adornar la cesta que le llevaba a su
abuelita. Muy cerca. Unas garras grises con uñas filosas. Se movían entre los arbustos.
Y unos ojos brillantes y rojizos perseguían la silueta de Caperucita. Minutos más tarde
sucedió lo inevitable. Caperucita y el lobo Feroz se encontraron frente a frente.

Oh, la Caperucita! Me encanta que hayas venido a jugar en el bosque. Y me gustaría


darte una bienvenida inolvidable.

El lobo Feroz. Me habían dicho cosas horribles de ti. Pero veo que eres muy amistoso.

Me llamo Lobo Feroz. Soy el malo de este cuento. Mi carrera es tan veloz que le gano al
mismo viento.

Todos ellos. Es el malo de este cuento. Su carrera. Eres tan veloz que le gana al mismo
viento.

Se me eriza la melena. La saliva se me rueda cuando pienso que mi cena es una niña tan
buena. Cuando me asomo al espejo me siento muy orgulloso admirando mi reflejo tan
peludo y espantoso.

Ja, ja, ja, ja.


Ja, ja, ja, ja.

Pero soy el malo de este cuento. Mi carrera es tan veloz. Celebrada el mismo viento. Me
llamo Lobo Feroz. Es el malo de este cuento. Mi carrera es tan veloz. Ya no el mismo
viento. Cuando me asomo al espejo me siento muy orgulloso, admirando mi reflejo tan
peludo y espantoso. Allí va Caperucita, rojita y apetitosa. No sabe la pobrecita que su
carne es tan jugosa.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.

Ven conmigo, Caperucita. Te mostraré lo amable que soy si acepta ser mi invitada.

Sería maravilloso, señor Feroz. Pero tengo que llevar este pastel a mi abuelita y.

Oh, qué pena. Y no jugaremos ni un poquito.

Lo lamento, de verdad. Pero si no llego pronto, mi abuelita va a estar muy triste.

Mmm. Y si jugamos a las carreras? Así no te vas a tardar. Mira, yo me voy por este
camino y tú por ese otro. Y el que llegue primero a la casa de tu abuelita será el
ganador.

Como el lobo quería comerse a Caperucita, decidió engañarla y le propuso el camino


más largo y difícil para asegurar que él llegaría primero. Caperucita estaba tan
emocionada de jugar con su nuevo amigo que aceptó sin sospechar que estaba
metiéndose en la boca del lobo. La carrera comenzó y el lobo llegó mucho antes que
Caperucita. Pensó que podría comerse también a la abuelita. Y entonces se le ocurrió un
plan muy malvado.
Abuelita.

Abuelita.

Llamó el muy tramposo, fingiendo su voz para que se pareciera a la de Caperucita.

Quién es?

Preguntó desde adentro la viejita.

Soy Caperucita. Ábreme.

Tu voz esta muy extraña. Caperucita.

Abuelita, ábreme pronto, que el lobo me persigue.

La abuelita abrió la puerta. Tan pronto el lobo la vio sin ningún remordimiento, se la
comió. Se puso anteojos y ropa como la abuelita. Y así, disfrazado, se acostó en la cama
para esperar a Caperucita, que ya estaba por llegar. Tan grande como era, veía desde
arriba lo que pasaba y Pinito, sin poder ayudar a Caperucita, sólo podía llorar. Note
Tenemos que hacer algo. Tenemos que ayudarla, por favor.

Tengo una idea. Pinito. Vamos a sacudir nuestras ramas. Todos los árboles del bosque
al mismo tiempo. Así, tal vez el cazador sepa que algo está pasando en casa de la
abuelita.

Sí, Sí, tiene que funcionar. Mientras tanto, Caperucita llegó a donde su abuelita. Dando
saltos de felicidad para contarle que había ganado una carrera al lobo feroz. Estaba tan
orgullosa y tan entusiasmada que no se dio cuenta del lobo disfrazado metido en la
cama de la abuelita.

Abuelita, acabo de ganarle una carrera al lobo feroz. Me lo encontré en el bosque y.


Abuelita, porque tienes esos ojos tan grandes?

Pues para verte mejor.

Y por qué tienes las orejas tan grandes?

Son para oír mejor.

Sí, pero. Por qué tienes esa nariz tan grande?

Para olerte mejor.

Y por qué tienes esa boca tan grande?

Para comerte mejor.


Por qué? Tienes ojos brillantes? Por qué? Por qué? Por qué? Giros y vueltas. Por qué?
Por qué? Por qué?

Son para verte mejor.

Ojos de mi corazón.

Que no se note.

En mi voz que soy el lobo feroz. Por qué? Por qué? Por qué? La gaita peluda. Bien para.

Olerte mejor. Con tu aroma. Sueño. Yo

Pues oye, lo. Pero. Yo no. Por. Hubo puntajes de. Por qué? Por qué? Porque. Ambientes
escalofriantes porque. Por qué? Imagino tu sabor. Para comerte.

Mejor. Para comerte mejor.

Dijo el lobo y saltó de la cama, quitándose el disfraz y mostrando sus afilados colmillos.
Caperucita trató de escapar, pero ya era tarde. El lobo se abalanzó y la atrapó entre sus
garras. Auxilio! Así. La idea de Pinito y Pino te había funcionado y el cazador se había
alarmado. Justo en el momento en que pasaba por la casa y escuchó los gritos de
Caperucita.

Detente, lobo!

Gritó desde la puerta y apuntó al lobo con el inmenso cañón de su escopeta. El lobo se
asustó tanto, tanto que sus ojos se desorbitados, cayeron sus manos al suelo y su gran
bocota se abrió dejando salir a la asustada abuelita. Sin pensarlo, el cazador tomó al
lobo por sus orejotas y lo empujó con todas sus fuerzas fuera de la casa. El lobo huyó
por el bosque y nunca más se supo de él. Caperucita regresó a su casa acompañada por
su abuelita y el cazador. Píntate pinito y todos los árboles y animalitos del bosque la
oyeron cantar esta canción.

Con su pelaje erizado y sus garras y sus dientes. Está sonriente. Hasta el paseo. Todavía
está caliente. Asusto. He aprendido la lección. Mi mamá estaba lo justo como. Me
advirtió. Con el lobo no se juega. Si el cazador no llega. Si el cazador no llega. Otro
afuera. Esta canción. Moraleja.

Escucha a los que te quieren. Saben lo que te conviene. Ellos tienen la razón porque
hablan de corazón. Había una vez en el país de la fantasía un lugar de espejos mágicos y
alfombras voladoras en el que vivía una viuda muy pobre con su hijo Aladino. Aladino
era un joven inteligente y apuesto, además aventurero, que soñaba con ser un rico y
poderoso príncipe. Solo un viejo y malvado mago sabía que Aladino poseía tres dones
la inocencia, la generosidad y la imaginación. Y por esto lo necesitaría para llevar a
cabo una difícil y peligrosa misión. El mago decidió acercarse al muchacho para
engañarlo con una falsa historia que lo haría caer en su perversa trampa.

Ven acá, muchacho.


Le dijo el malvado mago acercándose. Tú no me conoces, pero yo sí. Eres Aladino, el
hijo de mi hermano muerto. De verdad? Preguntó Aladino. Y si eres mi tío? Por qué
nunca te he visto? No me conoces. Pues llevo 30 años viajando por lejanas tierras. Pero
he regresado para ayudarte. Y también a tu madre. El mago le prometió a Aladino que
lo haría un gran mercader y le compró algunos trajes nuevos. Le contaba fabulosas
historias acerca de sus viajes y poco a poco se ganó su confianza. Un día llamó a
Aladino, pues había llegado la hora de la trampa. Querido sobrino, te llevaré a un lugar
especial y te mostraré el secreto más maravilloso. Caminaron durante horas y al
anochecer llegaron a un desolado desierto en el que soplaba un viento escalofriante. El
mago dijo unas extrañas palabras Alakazam, que buscaba la casa. Y entonces el suelo se
abrió, apareciendo un foso que conducía a una cueva llena de oscuros laberintos.
Aladino. En esa cueva hay algo que me pertenece y que tú me traerás.

o solo, tío. Por qué no vienes conmigo? Es un camino muy difícil para un viejo como
yo. Tú eres fuerte e inteligente para no perderte en los laberintos. Y podrás ir y volver
pronto antes que se cierre la grieta. Y qué deseas que te traiga? Allí hay muchos tesoros.
Pero no los tocarás. Pues te caerá una maldición. Ponte este anillo mágico que con la luz
de su brillo te guiará a un recinto en el que verás una vieja lámpara de cobre. Eso es lo
que deseo. Aladino obedeció. Y esto fue lo que pasó.

Aladino bajó al pozo a cumplir con su misión. Pero no hizo mucho caso de la tonta
maldición. Un tesoro tan precioso provocó su tentación. Y con monedas y anillos. Los
bolsillos se llenó. Un extraño laberinto. Resultó ser el recinto y Aladino se olvidó del
miedo que le causó. Llego a la lámpara pronto porque no era ningún tonto y se la guardó
en el pecho, Pues quedaba mucho trecho. Dame la.

Lámpara. Dame la lámpara.

Yo soy el mago.

Y es mi. Mamá, Dame la lámpara. Dame la lámpara. Es solo mía y nunca la tendrás. Y
el anillo de Aladino?

Alumbro siempre el camino y.

Airoso a la salida. Del foso. Dame la lámpara. Ya.

Dame la lámpara. Ordenó el mago asomando su cara por la grieta del pozo.

Ayúdame a salir primero.

Repuso Aladino extendiéndole la mano. De pronto la luz de un rayo iluminó el


verdadero y aterrador rostro del malvado mago. Aladino se asustó tanto al verlo que
cayó y rodó. Entonces la grieta se cerró mientras el mago se marchó lleno de rabia. Oh!
Bien merecido. Lo tengo por vivir de aventurero.

Y ahora qué voy a hacer para salir de este lugar? Y esta vieja lámpara? Por qué la quiere
el mago malvado? A pesar de lucir sucia y opaca, es muy hermosa. La limpiaré un poco.
Aladino frotó la lámpara y de ella salió un espeso humo de colores en forma de
remolino. Que luego se convirtió en la figura de un genio musculoso y. De su cabeza
calva colgaba una trenza.

Soy el genio de la lámpara. Pide lo que deseas, que te será concedido.

Dijo el genio con voz de trueno.

Sácame de este lugar. Es mi primer deseo.

El poder está.

Conmigo. Lo que pidas, Aladino, lo tendrás. Mi buen amigo. Solo dilo. Solo dilo. Dime
que sueñas tener. No te asuste mi poder. Lo que deseas tener para mí es obedecer. Al
servidor poderoso de la lámpara y del pozo. Dile que vas a querer. Dile que vas a
querer. Porque oír es obedecer al servidor poderoso de la lámpara y del pozo. Dile que
vas a querer. Dile que vas a querer. Porque oír es obedecer. Hoy. Desobedecer. Oír es
obedecer, amo.

Dijo el genio cumpliendo el deseo de Aladino. Aladino comenzó su nueva vida con las
monedas que sacó de la cueva. Compró regalos para su mamá y mercancías para vender.
Aladino era muy generoso en su casa. No volvió a faltar la comida y tampoco en la de
sus amigos. Pero un día. Aladino sólo tenía un gran deseo y era el amor imposible de la
hija del gran Sultán, a quien vio una vez cerca del río. Se había enamorado
perdidamente de ella. La princesa también lo había mirado amorosamente. Pero él
nunca respondió por ser un simple y humilde mercader.

Me convertiré en un hombre digno de ser el esposo de la mujer que amo. Frotaré la


lámpara y pediré mi gran deseo.
Hablante 4 (25:03)
Oír es obedecer.

Dijo el genio. Y Aladino, convertido en un poderoso príncipe, apareció frente al sultán


pidiendo su permiso para casarse con su hija. El sultán aceptó el compromiso de los
jóvenes y la boda fue tan elegante y hermosa que mil años después aún se hablaba de
ella. El malvado mago se enteró y un día, cuando la princesa estaba sola, se disfrazó de
mendigo y la convenció de regalarle la vieja lámpara. Como ella nada sabía y era tan
generosa como Aladino se la entregó.

Ahora el genio.

Es mi esclavo y la princesa será mi esposa. Ja, ja, ja, ja, ja, ja!

Bajo la lámpara y le ordenó al genio llevarse a la princesa con todo y su palacio.


Aladino me persiguió en una alfombra voladora y sin que el mago se diera cuenta, le
dijo a la princesa.

Bebe este vino con el mago y hazle creer que lo aceptas por esposo.

El vino contenía una poción mágica para destruir hechizos de magos malvados.
Oh, bello y generoso mago. Seré tu esposa. Bebe conmigo Este vino para celebrar
nuestra unión.

Al primer sorbo, el mago cayó al suelo. Se transformó en piedra, luego en polvo y


finalmente desapareció con el viento. Aladino regresó con su esposa, su genio y su
palacio a reunirse con su madre y con el sultán. No quiso pedir más deseos, pues quería
conseguir las cosas por su propio esfuerzo. Decidió esconder para siempre la lámpara. Y
muchos aventureros desde entonces, la buscan, pero nadie la ha podido encontrar.

Si eres un aventurero.

Y un tesoro, es tu ilusión. Búscalo en una. Si. De hacer un genio para. Si quieres.


Alegría llena de. La CIA nunca olvida. Que querer es lo mismo. Y que el país de las. Ya
que una princesa. No, caballero. Es un amigo. Aventurero y un tesoro es. Tu ilusión.
Busca en tu casa. Primero búscalo en. En tu casa. Primero búscalo en tu corazón

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