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CINEMA DE LOS

SENTIDOS
PUROS

ENRIQUE PEÑA
1.

AUN no he nacido. Esto que estáis viendo es un truco,


Aben-Ad-Mar Y sus mil palomas de las mangas de nube y
oro.

Madre no va a creer nunca y va a llorar. Va a llorar.

He estado cerca de sus ojos. Me he enraizado a su


angustia y a su risa, pero es la verdad, amigos, que no
he nacido.

¡ Hasta qué perfecta soledad el mar es mar y la nave,


nave!

Pero yo os digo que es truco, y váis a estar amarrando


inutilmente la vista horas Y siglos a la nave y al mar.

Estoy mintiendo. Crece la lejanía, crecen mis diez


dedos, y soy una tarántula deforme que me asfixio y me
gozo.

He dicho: "Está perdido". Miento. He dicho : "Está


perdido". Estoy n1intiendo. He arrancado el secreto de la

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gacela ciega; de la ll~via albísima, en el jardín lejano de
las cítaras. Oídlo. -La música de lo perdido envuelve el
mundo. Hace el mundo. Hace la soledad. Hace crecer 1a
soledad por mis cabellos.

No. Estoy mintiendo. Tremenda exactitud. Ciencia


definitiva de asombro y de tristeza, par a par, certeza a
certeza, júbilo a júbilo.
z.
ALLI, afectando a la cretina delgadez de la voz. La
mirada suspensa de los torcidos hilos del asombro, en el
camino que hace de la lágrima al tiempo. Los cotos mons-
truosos. El cielo, arrugado, para esconder la flor cegada.
Todo el camino de las degeneraciones.

El hombre aun puede avanzar en su vigilia ¡ hasta


qué lejana extensión de dominio! al impulso febril que
brota de su angustia. El hombre está contento de su atmós-
fera. De sus ojos que concuerdan con el aire caliente de
los siglos.

Vago mundo de niebla, de alegría lejana - ¡ lejanísi-


ma ! -, de la sonrisa que aromó el sueño del naranjo, per-
dido al acento furioso de los últimos gritos, de las muje-
res ciegas, con sus cabelleras al aire; de las miradas hon-
das de los bociosos y sus cotos, que se les enredan a los
pies, de falanjes terribles.

En el centro mismo de la soledad, exprimiendo los


racimos de niebla, y el tiempo lejanísimo, presentísimo,

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siguiendo al hombre· de alba a alba, de estupor a estupor,
de límite a límite, por los mundos del arpa o la tarántula.

Estáis viendo. Triste alegría de la costa que nace al


recuerdo y que se esfuma pronto. El hombre siente en-
tonces, en su carne, el bullir de los mares, y es una ola
gigante que se traga a sí misma. El hombre es el mar.
Creedle. A través de todas las latitudes y todos los designios.

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3.
yo conocí al rey dorado de las cítaras, aquel que tenía
i:: una preciosa barba de azucenas y embrujó la ceguera del
; mirlo.

El silencio es un tallo que crece desde mi rodilla iz-


n
'. quierda y me traspasa, en línea vertical, por los sesos.

He estado mil siglos en el laboratorio de los sueños

Entonces, ni la misma alegría de los animales gi-


ojo, la flor, la línea.

¡ Vais a estar engañados ! ¡ Hasta que punto vais a


y sé que de la reacción de la noche y mis sienes, nace el
estar engañados !

gantes.

La medusa, con guantes de nube, perfumando los se-


sos; que puede hacer d~ mi cráneo una flor tremenda.

¡Ah, forzar la soledad! ¡ Sorber, en bruta soledad, el


último rezago de aire !

9
4.
SUCESION de nuevas lunas hasta acabar en eco. La
primavera, un día, nació de sus cabellos.

Animal primitivo mordedor de luceros. Debí seguir


sus pasos por la luz o la niebla.

Caja de brisa guardaba pena honda. Y el mar le can-


tó una canción tierna para su sueño.

Geometría de nube. Alfil de cielo. Angulas de la luz


y del perfume.

Me ha costado dolor recostarme en el viento.

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5.
REVIVES. Esta es la ruta que buscábamos. Hago mi
c1lnto. Canto. Revives. Eres un color. NOeres un color. Te
digo : "Este mi sueño." Tú no sabrías que decir; te queda-
rías diminuta como el sonido de la mandolina, como la
nuvia que se enredó en el arpa, como ¡ sabe Dios qué flo-
recilla !

Revives. Escuchamos la misma música. Levantamos


los ojos, y se nos viene el sol a las manos como una abeja,
gozosa de nuevo goce, de una alegría que es casi otra ale-
gría, y que pugna en sucesión de felicidad y en desen-
canto de la misma. Nuestros pies son de vidrio. Nuestras
manos son de vidrio. Nuestros ojos apenas son dos pétalos,
quizás el sueño de la lluvia.

Hemos caminado toda la vida para este encuentro, y


yo estoy alegre como ese animal rosado de mi sueño que
se tragaba los violines.

13
6.

AL lado del ala tremen te y verde del a' n ·


ge1 ciego, con
la flor de ojos muertos, con la mano azul y feróz de los
náufragos el bestial habitante de su delirio.

Cuando nos llama un bronce por el cielo con llagas.


Mundo de celestía Y magia perdurable. Mundo de la es-
trella sangrante en la mano arrancada y suspensa que,
a veces, es una flor de espumas.

i Ah, entonces yo os puedo decir lo que es la desespe-


ración!

Hurgando en la tierra de infortunio, atento al grito


de alegría. Sujetar los cabellos rosados del alba. ¡ Este es
mi pecho ! Este es el mar que nace de mí mismo!

Ultimo día, cuando el cielo se deshace en palomas.


Cuando cada ala va aromando mi cerebro llagado.

Jubiloso guerrero aún puedo cercenar las cabezas do-


radas de las nubes !

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7.

APENAS canto vuelvo en el más hondo olvido, en la


trañsparencia ambigua de la naranja y la lluvia, en el
grito incierto del hombre que se esfumó en la niebla, cuan-
do no palpa ni su substancia gris; y la mala noticia y el
moscardón maldito.

No llorarás. No lloraré. Escapo a incertidumbre.


Lento camino de aire. Baba horrible donde mi mundo es
un ser sin nariz que se traga su carne. Y erro al afán y al
secreto, y al encuentro, cara a cara, a tu ciudad de sal y
de infortunio.

Ahora ha nacido el hombre, y escuchan mis oídos las


músicas extrañas, cuando no puede decir sino un mismo
canto y me desahució a contrario estigma, a una misma
armazón de nostalgia, y sujeto los barcos a mi sueño, Y
alejó los barcos a mi angustia.

17
s.
BISONTE rubio enreda tréboles en su barba de es-
pumas·

Imposible colina. Alta torre de niebla.

Antropófago alegre se traga los paisajes, y llora una


bandada de arpas por el cielo.

Tu asombro petrifica la gacela del alba.

Susto de las alondras cuando el mar es una hiedra


que trepa por el árbol.

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9.
pEL biombo de la luna voló la golondrina, la mitad
la mitad aire, y al alero que vaya no la van a en-
oegra.,
r,ender,

canonización del agua Y la 1uz.

Reclinada en la casita, como un arbusto, la tarde no-

v1a,

Mano de arcángel y mitología, dibujando palomas en

la lluvia.

21
10.
DE nuevo tus ojos son las flores más puras de esta
ora, y con hilos de música te tejerán los pájaros una nie-
~ rosada. Ese
bla · mar tamb.' 1en era otro mar, y aparecía
primero un ángel cuando llegaba un barco.

Ahora tú no existes. Ahora no podrías existir. Te has


volado como un poco de cielo a otro cielo, a otra atmós-
fera, y estarás dialogando con otra brisa, o tal vez enreda-
da en otra lluvia.

Podría crearte mi vista, mis sentidos todos y hacerte


existir en no existencia, pero es vano todo empeño de sue-
ño O realidad, porque tu ya no vives ni en niebla vaga
ni en dura tierra.

Amo de estar amándome a mí mismo. ¡ Hasta qué


punto el cielo es fácil y es certeza ! Amo de estar creando
un dolor nuevo que es casi una alegría.

Yo insistiré en que no me creerás nunca. En que no


me van a creer nunca.
11.
pRIMER secreto de los tréboles. Ascendía en dulce es-
.
pira • cuando los ojos
, se vayan
. por el aire• y no es c1e
. rto ,
1
po eS cierto. Habra. que decir. : esto es así ,. porque a a
1
e da miedo bailar en el viento con un solo pie
rosa l •

Siempre es contentamiento. Hurgar seguro. Pero ya


duelen Jas manos y los ojos. Comprendo que no tenía
!lle , U .
razón- Que sí tenia razon. n eJemplo de silabéo, de car-
tiila en prima : al a-gua le due-le la fren-te. ¡ Ah, pero los
pianos cavan hondo, Y los arcángeles feroces muerden las
rosas Y las lluvias.

Carbonización de las gacelas. Curva del grito por en-


cima del cielo. Soledad de la música en los jardines del
•re . Cómo desespero de gritar con ferocidad última:
8,1 • ¡
i aquí estás !, ¡ aquí no puedes sino estar !
12.
EL silencio del mundo ha nacido en mi frente, y ahora
da vueltas por el cielo.

¡ Tú vas a estar callada hasta qué perfecta soledad de


nube remotísima ! ¡ hata qué silencio de Dios! - ¡ hata
donde está la sonrisa de la flor y la Virgen!

y O cantaría desesperado la misma canción de la flor,


de la rabiosa flor en la barca de nácar.

Aparecería en primer asombro matinal, casi rosado


y luz.

El caracol del cielo, apegado a mi oído.

27
1s.
pRESENCIO esta guerra. Gozo. Los reyes, en atmós-
de atormentados lirios. La alegría furiosa de las flau-
fera trozando con sus dientes,
. la flora del mundo
tas deS ·

.Aquí invento tuerca de alegría. Aquí mi cráneo, en


tomía animada de mi instinto, cuando puedo detener
a
1s. anmino de las nubes con mis . manos gorilas, cuando puedo
el ca , . . .
de la tierra mas sucia Y a11mentar con mi angustia
corner , _
da esa. zoologia de sueno : las flautas, con sus cuernos do-
to • el arpa, de cola df ' ' ; l a naranJ·a, con alas de pa-
e a1san
rado, S

Joilli·

lle penado siglos Y siglos para ambular ahora libre


por rni mundo, para coser con h~los de lluvia el desgarrado
. de los limoneros, para deciros : ¡ Gozad! ¡ Alegraos de
traJe
,
esta vida, que es m1a . '

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14.

LA música del cielo se abre como una rosa en nuestro


asombro. Sencillísima. Lejanísima.

La alegría de lo perdido hallado, en el jardín de nubes.

Casa enana con su tejado de melancolía, con su ritmo


de lluvia y la primera alondra enamorada.

Ahí está el hombre. Un día el mar será una flor ex-


trafia y embrujará la casa.

-°'-- 1
l
15.

PERDIDO en lo horrible oscuro, el rey enano palpa


su soledad rugosa.

La flor que nació en el aire. La flor que no nació.


¿Ves ? El cielo a veces baja hasta las manos. El cielo es una
ola tern.pranísima en este mar de soledad.

¿ Quién animó la ruta clara y sencilla? ¿ Quién caminó


en la noche? ¿ Quién enredó su sueño a los primeros limo-
neros del alba?

Toda la noche estuvo mirándome el silencio, sumiso co-


mo un perro.

Esta es la casa con los soportales recios. Aquí se echan


a cantar las flores. Hasta aquí llega el mar con su traje de
espuma y sus lindos zapatos de madrépora.

33
p

16,
A veces, llora mi inquietud una antigua nostalgia.

A veces, soy un guerrero bárbaro, degollando las ma-


ianas.

A veces tu, "voy a volver" lo he encontrado en el pri-


mer atisbar del mirlo con la lluvia.

Ahora cuando tu nombre no tiene letras y los ángeles


te traducen la palabra lejanía.

Creciendo en flores por el aire. Una pequeñita isla de


niebla; ahí vive la novia que se volvió de repente una go--
ta de agua.

¡ Tu recuerdo sigue siendo la cosa mas triste del mundo!

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17.

YO ahogué la rabia de este sueño co t


n es a flor y este
cielo.

Ahora soy el jardinero loco el sembrad d b


. ' or e n u es en
esta soledad desesperada. '

Canción lejana de tu acento. Dulce intención de asom-


bro. Aire de fu ego para el pensado crimen del Iucero.

Armador de esta nave de recuerdos, hoy ancla en este


mar sin horizontes.

Marinero embriagado con el licor morado de una es-


trella, tu nombre lo deshojo sobre el agua.

Ahora soy una isla, ahora, cuando la soledad se reco-


ge en mis brazos, cuando se hace pequeña como un niño.

37
18,
SER la atn1ósf era triste, el camino de aire para el
con alas de tu sueño.
c}ave1

Olvidarme. Aquí crece una nube ; al lado, transparente,


la enana casa de los tréboles.

Miniaturista persa te dibujo el mar en cada uña.

Casa antigua a la sombra de este cielo, donde este mar


no quiere florecer una nave entre sus ondas.

Me angustio. Repito este arañar en el aire, este querer


correr hacia tus manos, que deshoja la 11 uvia.

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19.
MI madre ha encargado un bosque para mi alegría
gorila.

Mi madre no miente nunca.

Ahora os voy a mostrar el primer paisaje disecado.


La gruta de vidrios de la luna donde se estan peinando las
palomas.

Incoloro país de mostacillas. Velero rubio donde va la


novia del alfiler al huerto de las morsas.

Mi madre se sonríe, y yo estoy al redor de sus cabellos


como los halos de los iconos.

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20.
EN esta soledad, en esta dulce alegría de soledad, un
animal que muerde nieblas, que está contento de su re-
cuerdo.

Una flor. Una mano en el aire que escribe nubes.


En esta soledad.

A la orilla de este sueño llegan las flores de los mares


antiguos. Una tiene la alegría de tus ojos y crece como una
espuma de oro.

En esta soledad , nazco y envejezco ; tengo mil años y


me piso las barbas.

Rabia de gorila salvaje, clavo mis uñas en las paredes


de t u ausencia.

Estas son las manos brutas y velludas sin tacto. Estos


son los ojos asombrados de la anunciación.

Me curvo como un animal de museo, con escamas, sin


sexo, asqueroso.

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En esta soledad, me arrastro Y dejo babas.

En esta soledad, a veces soy también un hilo de lluvia,


un pequeño ascender, un trébol.

Pienso en el rapto de la flor por los ángeles bárbaros.

Yo desespero, amigo, de esta soledad. Yo estoy contento,


amigo, de esta soledad.
21.

LA luz es una flor, una flor triste para la fiesta lívida


del mar.

Tu estás enredada en esta hora, claro clavel de sueño.


Tú eres el límite último donde la carne asciende al cielo, al
l':. ritmo sencillo, transparentada en la alegría de Dios.

Yo encanezco en esta soledad y trago nieblas.

Rabia oscura. Desgarrar alas de ángeles en la memo-


ria,para ascender lo horrible ilimitado.

Ya es tiempo del asombro, y no este hurgar a escondi-


das del cielo.

Ya es tiempo de besar sumisamente las manos azules


de la madre, y no este demoler la torre de aroma y agua de
la infancia; y no esta rebelión que me acerca y me aleja,
Y me devuelve en grito y en locura.

Aquí vuelvo a decir mi pena. Perduro. Y canto con


angustia, con calor de sal en los labios tajantes, gozoso en
Primera intención,en plano de esperanza •

45
LA nube jardinera Y la luna esponjada de palomas.

cuando voló la casa japonesa y enamoraba a los tré--


1,0tes tu risa.

Deletrea la lluvia una canción rosada.

y el arpa que se duerme con la rosa en la mano.


zs.
EL mar incendiado detrás de los suefios. Tu grito
esnívelando las cortezas. Cóncava carne de dolor, tierra
odrida de entusiasmos, labios sujetos en el aire espeso co..
10
ovillo o caracol.

A vuelta justa de alegría. Furioso animal deshilacha


)S enormes témpanos, las montañas gigantes, el mar ver-

ical y los cielos con bigotes de morsa.

Alegría de futuro anudada a tu sencilla piel de trébol.


~l otro lado del mundo está naciendo el fiero ojo y los de--
los del paisaje.

Bruta alegría. Viene el lucero ciego con los ojos de


tlor. Viene el mar, y el silencio de las soledades remotas
dando tumbos por las olas feroces que se tragan la casa.

49
24.
BODAS tristes del lirio Y de la espuma.

Abriremos la luna corno un libro rosado en las rodillas.

por el mar de las brisas, los barquitos de vela de tus

iftaS·

51
25.

ALA transparencia!, como en cierta intención de le-


janía.

Tu voz, un arbolito amarrado en la lluvia.

Jardín de las palomas, sostenido del sueño de los


mirlos.

Angeles malvas siembran esta lluvia para tu dulce


sueño jardinero.

Manicomio dormido entre las flores.

Cuando crece una oruga Y crece, y crece, y es una ola


con dientes y con garras, envolviendo tu mundo

Cuando el clavel alarga un oJo, que revienta en mil


ufias.

Yo os aseguro entonces que mi voz esta sembrada con


las flores de los jardines mas hórridos.

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oTRA vez a segunda sombra. Cielo para tus manos.
~ciIOO agrío de bríos. Carne de nube y sótano.

Jubiloso hasta la mas cercana alegria. O la más lejana.


~aipe de niebla. El rey en ·su caballo de música. y el mar,
;raído en los dedales.

Así ! Brusca ascensión. Me acuerdo de los trenes. De


1
;u hora. De mi hora. De tu nombre, cayendo en mi soledad
~o la lluvia. De tu nombre creciendo en mi soledad como
ma planta.

55
2s.
VED al Mago sentado en la nariz del sueño, desho-
ando las lluvias~ colgando collares de música en el pecho
le las alondras.

Ved la cueva de ópalos de los ratones adorados y el


cielo repasando en el piano del alba.

Gira el cielo en los ojos del Mago y los horóscopos


de las más remotas lejanías.

A través de sus uñas fosforecen los peces. La celestía


de Asia. los cuernos perfumados del bosque de la luna.

Ved al Mago y sus barbas, por donde sube el mar


tejiendo nácares.

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29,
MAPA de fruta y brisa. Fuí el cartógrafo alegre traza-
dor de canevas.

pude, con dedos jubilosos, amasar minutos musicales


y devolverme en canto a toda hora.

Hasta por mis cabellos, sudosos de alegría, y mis uñas,


que apenas delineaban paisajes.

Fuí el pájaro feliz con las carnes de música, robador


de los claveles de la luna.

Y sótano, y porfía, y estarse deteniendo en toda vía y


enajenar estrellas a otros cielos.

El último tren pasó vacío ; sin ojos ; sin adioses ; las


ventanillas huecas como nichos.

61
Publicados· "c.-1 A 93
• 1.;, roma en la Sombra'' 1920. • "Cinema de los Sentidos Puros" 1 1
Editorial: -- 11' . E. mua l~o Rl f.- :lU -· Llm &-rlln\

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