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señor William Heaford y se dedicó a El mito del líder fuerte. Liderazgo


buscar libros en inglés para añadirlos político en la Edad Moderna. Archie
al catálogo de la Escuela Moderna» Brown
(2010: 137). 2018. Madrid: Editorial: Los Confu-
El nombre de Francisco Ferrer sos del Círculo de Tiza (Media Busi-
Guàrdia fue popularizándose y, junto ness School, SA).
con él, un sentimiento de cambio. En De la edición original: Vintage,
agosto, tras un viaje a Cataluña para 2015. The Bodley Head, 2014.
visitar a unas familiares que habían
enfermado, fue arrestado. Su muerte Archie Brown es un politólogo e histo-
no fue en vano. Entre 1909 y 1914 se riador británico, y profesor emérito en
publicaron más de setenta libros, folle- Ciencias Políticas por la Universidad
tos y monográficos de revistas, en once de Oxford y miembro del St. Antony’s
lenguas diferentes. College de Oxford. El profesor Brown
Puede, como refiere Archer, que ha escrito el libro El mito del líder fuerte.
Ferrer no fuera ni un pensador original Liderazgo político en la Edad Moderna,
ni un brillante pedagogo, puesto que publicado en 2014, y traducido al es-
proponía un modelo más dogmático pañol por Alejandra Chaparro. Libro
que crítico; sin embargo, sí fue un idea- que constituye un excelente mapa polí-
lista sincero, un buen compañero que tico-mundial del siglo xx y principios
supo liderar y transmitir las ideas y el del xxi, y en el que desarrolla la tesis
trabajo colectivo, y sin duda, un hom- de que el modelo óptimo de liderazgo
bre que consideraba la educación como político para un jefe de Gobierno eficaz
el motor para transformar la sociedad. no es el de líder fuerte, el de líder que
actúa como jefe, como dictador caris-
Ginés Puente Pérez mático. Un líder que acumula el máxi-
mo poder para obtener resultados,
sino que, más bien, no hay correlación
positiva entre un liderazgo fuerte y un
liderazgo eficaz y bueno. En cualquier
régimen, incluso en uno autoritario,
se requiere de un modelo de liderazgo
compartido, colectivo y colegiado. Un
modelo de liderazgo que también atrae
seguidores y ejerce un gran impacto en
la sociedad y la política.
Ambos liderazgos, fuerte o colegia-
do, dependen del escenario institucio-

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nal, ya que su ámbito de influencia y desde perspectivas diferentes. Contex-


las limitaciones que conlleva determi- tos que no son inmutables, por lo que
nan, por lo general, lo que estos líderes tienden a cambiar debido a la interac-
pueden hacer. Por tanto, Brown sitúa ción bidireccional entre instituciones
el liderazgo político en el contexto de y valores. Interacción mediante la cual
las culturas políticas de las sociedades las actividades de liderazgo se regulari-
modernas, con el objetivo de confirmar zan y se convierten en algo rutinario en
su tesis de que la dicotomía «débil- la forma de características socioinsti-
fuerte» es inadecuada. Al mismo tiem- tucionales. Actividades que dependen
po, remarca el peligro que supone creer tanto de la calidad institucional como
que lo que debemos buscar y encontrar de la calidad e integridad del liderazgo,
en un líder es fuerza y dominio, y no y que explican las distintas variantes
consenso y diálogo. De hecho, a di- del liderazgo en el espacio político. En
ferencia de perspectivas que tienden definitiva, el libro de Archie Brown se
a enfatizar la indignación con la in- centra en gran medida en estilos de li-
justicia para justificar el culto al líder, derazgo de partidos y Gobiernos, y tra-
Brown enfatiza que, en un régimen de- ta de demostrar que un buen liderazgo
mocrático, el liderazgo requiere supe- requiere de muchos atributos, cuya im-
ditación a las normas y procedimientos portancia relativa varía en el tiempo, el
democráticos. Aspectos que no requie- espacio y el contexto. Por esto, un buen
ren de un líder fuerte, tal como surgió liderazgo no hay que confundirlo con
en los Estados fascistas y en muchos el poder desmedido de los líderes que
comunistas, sino de un liderazgo más actúan como jefes carismáticos.
colectivo. Además, el liderazgo político El libro se compone de ocho ca-
posee muchas facetas, pues existen mu- pítulos y una introducción, en la que
chas formas de ejercer un liderazgo po- defiende, genéricamente, que el mode-
lítico eficaz. También muchas formas lo del liderazgo colectivo es más suge-
de fallar, por lo que hay que analizar el rente que el del líder-jefe, el del líder
modelo de liderazgo fuerte y el modelo carismático, y ambos significan cosas
de liderazgo colectivo bajo distintas va- distintas en contextos diferentes. De
riantes, al significar cosas distintas en este modo, Brown puede analizar las
contextos diferentes. Estas variantes categorías de liderazgo y ejercicio del
han dado lugar a los siguientes tipos o poder que mayor impacto ejercen so-
categorías de liderazgo: democrático, bre la vida de la gente. Categorías que,
redefinidor, transformador, revolucio- evidentemente, no abarcan todo el es-
nario, autoritario y totalitario. Tipos pectro del liderazgo político, y que el
de liderazgo que se configuran en con- capítulo uno («Los líderes en contex-
textos políticos y culturales distintos y to») sitúa en los siguientes marcos de

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referencia interconectados: el históri- datos recabados por Brown muestran


co, el cultural, el psicológico y el insti- que no existe una tendencia marcada
tucional. Marcos clave en tanto que el al incremento de poder de los líderes
liderazgo depende enormemente del democráticos, y aquellos que han equi-
contexto, y lo que es apropiado o po- parado la jefatura de un Gobierno de-
sible en una situación concreta puede mocrático con la hegemonía personal
resultar inalcanzable o inadecuado en han pagado un alto precio político. En
otra. Por ejemplo, los estilos de lide- el sentido de que no fueron rechazados
razgo difieren en tiempos de guerra o por el electorado, sino, más bien, fue-
crisis y en tiempos de paz, y tampoco ron apartados del Gobierno por haber
los ritmos son iguales en todas partes. perdido el apoyo de sus colegas. Esto
De hecho, recientes investigaciones an- es verificable tanto para el caso británi-
tropológicas muestran la evolución del co como para el caso de Estados Uni-
liderazgo en el tiempo y en sociedades dos, y muestra que, aunque los líderes
diferentes, como muestran también el de los partidos ejercen cierta influencia
impacto que tienen en él las buenas sobre los votantes, rara vez son decisi-
instituciones. De manera que estas vos a la hora de asegurar una victoria
importan, pero también depende de la electoral. Además, es un mito el hecho
calidad e integridad del liderazgo. Por de que su influencia electoral haya ido
esto, los líderes son importantes, y más creciendo en las democracias occiden-
en los momentos de transición política, tales, como lo es también que el poder
y el escenario institucional, su ámbito personal haya aumentado respecto al
de influencia y las limitaciones que poder colegiado.
conlleva determinan, por lo general, lo El capítulo tercero —«Liderazgo
que pueden hacer. En otras palabras, redefinidor»— está dedicado a los lí-
los líderes de todo el mundo, concluye deres democráticos que cuestionan lo
Brown, actúan en el seno de culturas que se da por sentado, que redefinen
políticamente determinantes. lo que se cree políticamente posible e
En el capítulo segundo —«Lide- introducen cambios políticos radica-
razgo democrático: mitos, poderes, les. Este tipo de liderazgo no siempre
estilos»—, Brown analiza el estilo de es obra de un líder carismático y soli-
liderazgo democrático, destacando los tario, más bien las innovaciones polí-
mitos asociados al poder personal de ticas más importantes son el resultado
los líderes en las democracias occiden- de un liderazgo colectivo. Por tanto,
tales. De hecho, el estilo de liderazgo quien impulsa los cambios es un in-
democrático varía mucho de un ac- dividuo del equipo de mando que no
tor político a otro, y la medida de su necesariamente es el jefe de Gobierno.
poder personal fluctúa. Además, los Sin embargo, Brown señala que los

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presidentes y los primeros ministros vamente mejor; de ahí que Brown lo


tienen mayores oportunidades que sus distinga del liderazgo revolucionario.
colegas de fijar las bases del Gobierno e De hecho, cuando se produce una re-
influir sobre sus prioridades. La mayo- volución contra un Gobierno opresivo
ría de los líderes redefinidores son jefes puede haber mejoras en ciertos aspec-
ejecutivos, al tener más medios a su al- tos, pero las cosas pueden empeorar en
cance que cualquier otro miembro del otros. Se suele recurrir a la fuerza para
equipo directivo. Como presidentes de derrocar al régimen anterior, y luego se
Estados Unidos como líderes redefini- tiende a emplear la coacción para im-
dores, Brown indica y analiza el caso poner y mantener el poder sobre toda
de Roosevelt y Johnson. Como líderes la población. Por muy igualitaria que
redefinidores británicos, cita y analiza sea su retórica revolucionaria, Brown
a Attlee, Thatcher y al líder del Partido concluye que estos líderes tienen una
Nacionalista Escocés, Alex Salmond. tendencia a establecer no solo regí-
Como líderes redefinidores en la Ale- menes autoritarios, sino también un
mania de posguerra, hace referencia fuerte culto al líder en el sistema pos-
a Adenauer, Brandt y Kohl. Otros revolucionario. Por ello, los líderes que
líderes redefinidores son: Fernando desempeñan un papel significativo en
Henrique Cardoso, F. W. de Klert y la transformación del sistema político
Chiang Ching-kuo, que ilustran cómo o económico de un país, sin recurrir a
el liderazgo políticamente innovador la violencia para hacerse con el poder
en el interior de un sistema social au- ni a la coacción física para librarse de
toritario resulta decisivo en el proceso sus adversarios, no son como los líde-
de liberalizar y democratizar un siste- res revolucionarios. Concretamente,
ma político no democrático. Además, tienden a hacer cosas mejores y más
ilustran cómo es necesario entender el duraderas, y desde luego hacen menos
liderazgo en su contexto político. daño. Como líderes que efectúan con-
El capítulo cuarto —«Liderazgo tribuciones significativas a los cambios
político transformador»— se refiere a transformadores, Brown hace referen-
líderes políticos que desempeñan un cia a los siguientes: Charles de Gaulle,
papel decisivo a la hora de introducir Adolfo Suárez, Mijaíl Gorbachov y
un cambio sistémico en la organización Nelson Mandela. En Estados Unidos,
política o económica de un país o (más el último presidente susceptible de ser
raramente) en el orden internacional. considerado un líder transformador
La palabra «transformador» da idea de fue Abraham Lincoln. Para Brown, los
un cambio profundo, pero también de líderes transformadores no lo son por
una reconstrucción de los fundamen- sus excelentes cualidades, sino lo que
tos del sistema para hacerlo cualitati- todos ellos tienen en común es que la

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época, el lugar y las circunstancias les dial del siglo xx fueron la de México,
brindaron una oportunidad que ellos la de China y la de Turquía, junto con
aprovecharon para marcar la diferencia las revoluciones comunistas en Eu-
cambiando el sistema. ropa: las revoluciones rusas de 1917,
El capítulo quinto —«Revolucio- las del sudeste de Europa y las revo-
nes y liderazgo revolucionario»— se luciones comunistas en Asia (Ho Chi
plantea que los líderes transformadores Minh en Vietnam, Pol Pot en Cambo-
no son los únicos que provocan cam- ya, Kim Il-Sung en Corea del Norte),
bios sistémicos, pues también lo hacen y finalmente la revolución cubana. Por
los líderes revolucionarios. Líderes que otra parte, Brown en este capítulo hace
consiguen llevar a cabo su revolución, referencia a las no-revoluciones de los
aunque muchos de ellos fracasan a la antiguos Estados comunistas de Euro-
hora de intentar apartar a los poderes pa del Este, a las revoluciones sin líder,
establecidos. Ahora bien, en un régi- como la revolución iraní contra el sah,
men autoritario, el fracaso se paga con y las revoluciones árabes del siglo xxi,
la ejecución o, en el mejor de los casos, como la de Túnez y Egipto. Revolucio-
con penas de prisión. Por el contrario, nes que muestran que un cambio de ré-
en las democracias establecidas, los gimen no precisa de una organización
revolucionarios solo han cosechado establecida, de un líder destacado o de
fracasos. Sin embargo, en general, la un puñado de ellos. Un movimiento
única consecuencia, indica Brown, de desestructurado, más amplio y laxo,
liderar o pertenecer a un movimiento puede dar lugar a una situación revo-
revolucionario que no emplea la vio- lucionaria.
lencia es la marginación. Por otro lado, El capítulo sexto —«Liderazgo au-
Brown nos indica que la mayoría de toritario y totalitario»— expone cómo
las veces una revolución reemplaza un las dictaduras, ya sean autoritarias o
tipo de Gobierno autoritario por otro, totalitarias, deben mucho a los con-
y que entre las características definito- textos políticos y sociales en los que el
rias de una revolución hay que incluir líder logra hacerse con el poder, a los
la violencia, su uso antes, durante o seguidores que esperan obtener algún
inmediatamente después del cambio beneficio de su apoyo, a las élites que
de régimen. Además, no todas las re- se acomodan por miedo a que pueda
voluciones cuentan con líderes fuertes, venir algo peor y a la creencia irra-
incluso algunas carecen prácticamente cional de que una sola persona puede
de líderes, aunque eso no tarda en cam- encarnar la sabiduría de una nación.
biar en cuanto una revolución logra Concretamente, son la apoteosis de la
derrocar al régimen. Para Brown, las ilusión de que lo que necesita la huma-
revoluciones con mayor impacto mun- nidad es un líder fuerte, de que un Go-

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bierno autoritario genera estabilidad, el seno de las oligarquías, la persona-


lo que justifica la aspiración al control lidad y los valores de un líder pueden
total, así como un recordatorio de que, marcar una diferencia mayor para el
si no se somete a control, el poder de sistema que en el caso de una democra-
ese líder conducirá a la opresión y a la cia, donde el poder está más repartido
masacre, como lo ejemplifican Musso- y tanto las instituciones como la opi-
lini, Hitler, Stalin, Mao Zedong, Enver nión pública fijan límites más estrictos
Hoxha, Castro, Pinochet, Ceausescu, a lo que puede hacer un líder.
Kim Il-sung, Gadafi, Sadam Husein El capítulo séptimo —«La ilusión
y Hugo Chávez. Esta ilusión en torno del líder fuerte en política exterior»—
a la grandeza del líder constituye una se centra en la ilusoria política exterior
desviación radical del marxismo-leni- de algunos líderes democráticos: Nevi-
nismo y una excrecencia en el seno de lle Chamberlain, Anthony Eden y Tony
los sistemas comunistas. Sin embargo, Blair, que actuaron de forma arbitraria,
la creencia o certeza de Lenin de que sin informar adecuadamente a sus co-
el Partido Comunista tenía que estar legas sobre importantes discusiones y
totalmente centralizado, jerarquiza- documentos. Concretamente, Brown
do y disciplinado creó las condiciones critica la creencia de que solo toman
para una futura dictadura personal. decisiones buenas en política exterior
En cambio, señala Brown, el culto al los líderes individuales fuertes dotados
líder fue un elemento esencial del pen- de una gran intuición. Líderes que ven
samiento fascista, el cual siempre está el mundo como un escenario en el que
por encima de las ideas y argumentos, pueden ejercer el poder y buscar la glo-
como está antes de la revolución. Se- ria, y no como un lugar repleto de pro-
ría absurdo negar, concluye Brown, blemas que hay que solucionar de for-
que el Gobierno personal sin límites ma pragmática y no autorreferencial.
resulta mucho más peligroso que los Sin embargo, la experiencia muestra
Gobiernos con liderazgo colectivo. que se suelen tomar peores decisiones
Ahora bien, en un sistema totalitario, en política exterior en los regímenes
al contrario que en uno autoritario, un autoritarios que en las democracias
solo hombre (en todos esos regímenes (la brecha es aún mayor en política
suelen mandar los varones) ostenta el interior), y también que en las oligar-
poder, en ocasiones el poder supremo. quías. En definitiva, pasar por alto las
En cambio, los regímenes autoritarios estructuras de gobierno apropiadas es
pueden ser autocracias u oligarquías. tanto más peligroso cuanto más des-
En otras palabras, en algunos de ellos esperadamente ansioso se muestra el
gobierna un dictador, y en otros existe líder por parecer fuerte. Por esto, es de
un liderazgo más colectivo. Incluso en mayor importancia, para evitar errores,

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que las políticas que defienden los Go- referencia al color que se identifica con
biernos se elaboren de forma colectiva. sus reivindicaciones, supone de entrada
En el capítulo octavo y último analizar críticamente el poder», pues la
—«¿Qué tipo de liderazgo es el más cuestión «no es que haya presencia de
deseable?»— se hace una defensa del mujeres en la política, sino que el femi-
liderazgo colectivo, un buen liderazgo, nismo impregne la política» (Pandora
definido y caracterizado como un lide- Mirabilia y Mar Guixé, Feminismos y
razgo eficaz, sobre el individual, sobre LGTB+. ¡Imparables!, Barcelona, As-
los líderes fuertes y dominantes. Por tronave, 2018), y también los distintos
esto, Brown señala que, en un siste- tipos de liderazgo.
ma de partidos viable, que es un pilar
indispensable de toda democracia, los
Ignasi Brunet Icart
líderes no deberían considerar sus par-
Universitat Rovira i Virgili
tidos como meros instrumentos para
vehicular sus ambiciones, sino como
una empresa común encaminada a di-
fundir lo más posible los valores y ob-
jetivos del partido. Por otro lado, otra
conclusión de Brown es que la crítica
que se ha efectuado a los líderes fuer-
tes, excesivamente poderosos o presun-
tuosos, no implica que el liderazgo no
tenga un papel distintivo e importante
que desempeñar en la arena política.
Un papel en el que se debería dar en-
trada a la conexión estrecha que existe
entre masculinidad y poder, entre gé-
nero y poder. Aspecto que Brown omi-
te, pero que cualquier análisis sobre el
poder debe tener en cuenta, y concre-
tamente sobre la distinta experiencia
que mujeres y hombres tenemos de su
ejercicio. Como indica Octavio Salazar
(El hombre que no deberíamos ser, Bar-
celona, Planeta, 2018), «mirar la rea-
lidad con las “gafas violetas”, usando la
expresión que han popularizado nues-
tras compañeras feministas y que hace

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