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No es necesario ser fotógrafo para tener un lugar privilegiado en la fotografía. Hoy vamos
a hablar de una de las personas más influyentes y en la que se han inspirado ensayos y
tratados alrededor del mundo, Walter Benjamin.
Resulta irónico que la mayor aportación de Benjamin a la fotografía sea un pequeño
ensayo de 60 páginas en las que con un lenguaje poco pedagógico analiza
sociológicamente el impacto que la fotografía tuvo en el siglo XIX. Y no menos irónico
resulta el hecho de que su propia historia vital sea breve, murió con 48 años.
Walter Benjamin nació en Berlín en 1892 y murió en España, concretamente en el
municipio catalán de Portbou en1940, fue un intelectual que se dedicó a varias
actividades como un crítico literario, traductor, locutor de radio o ensayista alemán. Pero
son su faceta de filósofo y de crítico social las que más nos interesan para hablar de su
libro.
Breve historia de la fotografía
Como buen materialista histórico que era, Benjamin tiene la necesidad de investigar la
sociedad, de explicarla y buscar los elementos que la definen. Se dio cuenta que un
pequeño invento llamado fotografía estaba haciendo cambiar ciertos patrones sociales,
los debates intelectuales que suscitaba y la profunda reflexión metafrotográfica que podía
hacerse en torno a su influencia.
El ensayo analiza casi cronológicamente las influencias recíprocas que existen entre
fotografía y otras manifestaciones culturales como la pintura o la literatura. El texto se
divide en tres capítulos: el primero, inicios de la fotografía y consecución de un método
que desarrolle la mirada fotográfica; el segundo es la presentación de la fotografía dentro
de la lógica del escritor; el tercero, quizá el más interesante, donde se analizan las feroces
críticas que sufrió la fotografía y analiza la importancia histórica de las imágenes
fotográficas.
Lo interesante de este libro es que su lectura parece atemporal. No habla de fotografía
digital, pero analiza como las tecnologías influyen en el desarrollo social, no conoció
Photoshop, pero menciona la luna retocada de las imágenes de Berenice Abbot y,
siguiendo con el ejemplo del fotógrafo neoyorkino, reflexiona sobre la elección de plantar
la bandera al descubrir un terreno para que los que vengan después no piensen que son
los primeros.
Capítulo I. El invento novedoso
Pese a que en una lectura rápida pudiera parecer que este capítulo habla de la historia
durante las primeras décadas del invento, lo cierto es que parece analizar cómo los
fotógrafos, y por ende la fotografía, avanzan por un sendero yermo sobre el que cultivan
a tropezones las semillas que irán dando lugar al método cuya flor no es otra que la
mirada, algo para Benjamin que es vital para la emancipación de la fotografía y para su
devenir histórico.
Quizá en nuestro tiempo estos debates están superados en ciertos aspectos, pese a que
aún elementos como el retoque justifican interesantes disertaciones hemos de reconocer
que, mayoritariamente, los análisis sobre fotografía actuales, se centran en banales
análisis sobre tecnología, dejando de lado en muchas ocasiones su destino, a los que
muchos han puesto ya fecha de caducidad.