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ANDREA SOSA

ESPECIALIZACIÓN EN NEUROPSICOLOGÍA ESCOLAR


HABILIDADES ACADÉMICAS

Desde el momento de su nacimiento, los niños son seres totalmente sensitivos; reciben múltiple
y diversa información sensorial de su entorno. Estas sensaciones generan el crecimiento y el
desarrollo necesarios para una correcta interacción con lo que los rodea y les permite llegar a un
nivel de maduración. En el momento en el que se organizan las informaciones sensitivas se genera
lo denominado por Piaget (2003) como el despertar de la inteligencia, dando así inicio al
aprendizaje desde diferentes habilidades. Desde la etapa más temprana de desarrollo es necesario
alcanzar las fases que completan las habilidades y aprendizajes necesarios para evitar dificultades
futuras mayores las cuáles con el tiempo, pueden tener consecuencias mucho mas graves. Durante
la niñez se consolidan las bases para las matemáticas y la lectoescritura y a su vez puede permitir
la identificación de dificultades tempranas de aprendizaje.

Las habilidades académicas son innatas en una persona, y le permiten realizar diferentes tipos de
tareas. La habilidad como tal, es qué tan bien puede alguien, ejecutar dicha tarea. Si bien, las
personas pueden nacer con cierta o ciertas habilidades, estas también pueden ser desarrolladas y
perfeccionadas con el paso del tiempo. Es importante reconocer que cada persona asimila de
manera diferente los aprendizajes e incluso, existen niños que van evidenciando dificultades en
el desarrollo de sus habilidades. Estas dificultades, son más conocidas como “trastornos del
aprendizaje”, y nos hablan de la dificultad persistente, inesperada y específica para adquirir de
forma eficiente, determinadas habilidades académicas (I. Málaga Diéguez J. A., 2010).

Los trastornos específicos de aprendizaje, se pueden clasificar en tres grupos; disgrafía, dislexia y
discalculia. Cada uno de estos, afectando de forma diferente, las principales habilidades
académicas de niños escolarizados y con entorno socio - cultural favorable (I. Málaga Diéguez J.
A., 2010) .

La disgrafía como trastorno de la escritura y que involucra la forma o el contenido de la misma,


afecta al niño en cuanto a las dificultades que puede tener tanto en la actividad de escribir como
tal, así como en la organización de sus ideas. Cuando un niño con disgrafía entrega sus trabajos
escritos, estos son desordenados y con muchos errores, lo que causa que generalmente estos
niños, sean catalogados como “perezosos” o “descuidados”, llevándolos a sentirse frustrados o
confundidos al momento de recibir la retroalimentación.
Esta dificultad se presenta en niños que no están afectados por ningún daño sensorial o
neurológico y su escolarización es la indicada para su edad. Por lo tanto, no se puede hablar de
disgrafía, si hay razones diferentes al proceso de ejecución, que puedan dar cuenta de la alteración
en la escritura, como un retraso mental, algún tipo de discapacidad auditiva o visual o
simplemente por ser niños desescolarizados. Por otro lado, no se puede hablar de disgrafía, hasta
después de que el niño haya culminado el periodo en el cual debería haber consolidado su
habilidad en escritura, es decir, después de los siete años, pues antes, solo podrían verse como
resultado de la confusión que puede generar el proceso del desarrollo de esta habilidad (Berruezo,
2004) .
Es importante tener en cuenta que existe la oportunidad de recuperar las dificultades
grafomotoras, siempre y cuando, haya una intervención oportuna y efectiva. Esto se logra gracias
a la reeducación de la escritura; esto no es simplemente fortalecer la función de escribir, también
prepara al niño para que, en adelante comunicar y representarse como escritor, estén ligados y
puedan ser ejecutados de manera más efectiva. La reeducación de la escritura debe ser un proceso
agradable para el niño, ya que es él el protagonista y el único objetivo es que encuentre vuelva a
encontrar el placer al momento de plasmar su letra en un papel.

En segundo lugar, encontramos la dislexia, que de acuerdo con la Organización Mundial de la


Salud (OMS) es un “desorden específico de la lectura” y afecta a alrededor del 15% de la población
mundial.
La lectura, es un proceso que requiere decodificar información, esto quiere decir que se debe
convertir la información escrita al lenguaje oral dándole significado. En este proceso es necesario
activar diferentes sistemas; tanto sensorial y motor, como algunos componentes relacionados con
ortografía, fonética y semántica, los cuales trabajan de manera conjunta para dar significado a lo
escrito, haciendo un proceso de decodificación en el cual a partir de la comprensión de ciertos
“símbolos”, estos pueden ser desfragmentados fonológicamente y con base en esto, encontrar el
significado de lo que se lee. La dislexia afecta tanto el proceso de decodificación, como al de
comprensión de lectura (A. Lozano, 2003). Dentro de las particularidades similares que tiene los
niños disléxicos, encontramos: lentitud, lectura sin ritmo, perdida de renglón y, confusión y
mezcla de sonidos (A. Bourcier, 1979).
La dislexia es el TEAp más frecuente en niños, y aunque se han encontrado razones de base
genéticas y neurológicas, cognitivamente, esta causado por una deficiencia en el procesamiento
fonológico de la información (López-Escribano, 2007) . En este sentido, un niño disléxico se
enfrenta a problemas para decodificar fonológicamente lo que lee, es decir, para él es muy difícil
dar sentido a los grafemas (lo escrito) y los fonemas (lo que suena al hablar). Estudios
realizados, demuestran que los disléxicos comparten características como menor memoria
verbal a corto plazo, y alteración en conciencia fonológica, es decir su habilidad para mantener
fonemas en la memoria de trabajo es mejor que la de quienes no son disléxicos (I. Málaga
Diéguez J. A., 2010).
Para esta dificultad también hay tratamiento de reeducación; en el cual, cada persona
involucrada, incluido el niño debe cumplir una responsabilidad asignada, y debe ser
prácticamente individualizada y personalizada. Debe centrarse en las habilidades del niño y no
en sus dificultades, y por su puesto, durante el proceso, el niño debe aumentar su motivación y
mejorar su autoestima (A. Bourcier, 1979).

Finalmente, encontramos la discalculia, que se trata de una dificultad cognoscitiva en edades


tempranas y en la cual los niños presentan problemas durante el desarrollo de las habilidades
matemáticas. Dentro de las afectaciones que presenta los niños, se habla de poca memoria a
corto plazo, lo que les dificulta desarrollar actividades de tipo aritmético (A. Ardila, 2005).
Aunque es importante realizar un proceso de observación escolar correcto, para no confundir la
discalculia con otros trastornos, durante los primeros años, los niños van dejando en evidencia
su dificultad en orientación espacial, escribir números dictados, reconocimientos del concepto
de tiempo, generalmente confunden los signos de las operaciones básicas, reversan o intercalan
números, y encuentran sus dedos como un recurso para contar, entre otros síntomas que
pueden presentar.
Dentro de las causas de esta dificultad, podemos encontrar temas genéticos o biológicos,

Es importante tener en cuenta que para un tratamiento en este caso,


https://www.understood.org/es-mx/learning-attention-issues/child-learning-
disabilities/dysgraphia/the-difference-between-dysgraphia-and-dyslexia

*Serie Monográfica: Trastornos del aprendizaje

1. Los trastornos del aprendizaje. Definición de los distintos tipos y sus


bases neurobiológicas
I. MÁLAGA DIÉGUEZ1, J. ARIAS ÁLVAREZ2

1Unidadde Neuropediatría. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Central de Asturias. Oviedo. 2Licenciado en Psicología. Máster en
Neuropsicología Infantil por la Universidad Autónoma de Barcelona. Centro de Diagnóstico Neuropsicológico GOA. Oviedo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Guralnick, MJ. (1997). The effectiveness of early intervention. Baltimore: Paul H. Brookes
Publishing.

Piaget, J. (2003). El nacimiento de la inteligencia en el niño. Barcelona: Crítica.

Ministerio de Educación y Ciencia. (2005). Datos y cifras. Curso escolar 2005/ 2006.
Madrid: MEC.

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