Este documento presenta un resumen de 3 oraciones del libro "La formación espiritual del niño" de Betty Constante. El libro tiene como objetivo explicar una filosofía básica sobre la enseñanza espiritual de los niños, orientar a los maestros sobre cómo guiar a los niños a aceptar a Cristo como su Salvador, y describir la metodología de enseñanza utilizada en los materiales "Vivir la Biblia". El libro busca ampliar los horizontes de los maestros sobre temas relacionados con la enseñanza esp
Este documento presenta un resumen de 3 oraciones del libro "La formación espiritual del niño" de Betty Constante. El libro tiene como objetivo explicar una filosofía básica sobre la enseñanza espiritual de los niños, orientar a los maestros sobre cómo guiar a los niños a aceptar a Cristo como su Salvador, y describir la metodología de enseñanza utilizada en los materiales "Vivir la Biblia". El libro busca ampliar los horizontes de los maestros sobre temas relacionados con la enseñanza esp
Este documento presenta un resumen de 3 oraciones del libro "La formación espiritual del niño" de Betty Constante. El libro tiene como objetivo explicar una filosofía básica sobre la enseñanza espiritual de los niños, orientar a los maestros sobre cómo guiar a los niños a aceptar a Cristo como su Salvador, y describir la metodología de enseñanza utilizada en los materiales "Vivir la Biblia". El libro busca ampliar los horizontes de los maestros sobre temas relacionados con la enseñanza esp
Era una tarde calurosa en una pequeña ciudad de la Argentina. Habíamos
terminado dos días de intensa actividad didáctica en un taller para maestros de escuela dominical. Un grupo de fieles maestros de varias iglesias había asistido a nada menos que diez horas de clases de capacitación. Me sentía satisfecha por la buena asistencia y por el interés evidente de parte de todos ellos. Mientras guardaba mis carpetas y papeles, una maestra se me acercó. —Gracias, señora —me dijo—, por todo lo que nos ha enseñado. Fue muy interesante y nos será muy útil. Pero en nombre del grupo de maestros de mi iglesia, quiero preguntarle algo. ¿No trajo usted materiales que podría dejar con nosotros? Aquí tenemos muy poco, y es tan difícil enseñar sin buenos materiales. Me enderecé para mirarla mejor. Mi sensación de satisfacción se me disipó rápidamente. —Lamento mucho —le dije, sintiéndome culpable—. No traje nada porque no tengo nada para ofrecerle. Lo que utilizo está en inglés y lo traduzco según mis necesidades. Observé su expresión de desánimo y una pregunta empezó a pulsar en mi mente: ¿De qué valía aprender cómo enseñar si uno no tenía los elementos para hacerlo? Hablamos un rato sobre lo difícil que era conseguir materiales didácticos adecuados para la escuela dominical. Ella mencionó la falta de una librería evangélica en la zona, el costo elevado de los materiales que a veces se podían conseguir en Buenos Aires y las complicaciones de pedirlos desde el interior del país. —Además —agregó—, los materiales que a duras penas consigo nunca me dan las ayudas que necesito para enseñar como usted nos indicó. Cuando mucho, me dan indicaciones de cómo contar la historia bíblica y nada sobre cómo lograr que se produzcan cambios en las vidas de los alumnos. Emprendí mi viaje de vuelta a Buenos Aires con una pesada carga sobre mi corazón. Esa maestra y su esperanzada súplica marcaron el comienzo de un rumbo diferente en mi ministerio para el Señor. Por once años había sido profesora de educación cristiana en el Instituto Bíblico Buenos Aires. Allí, junto con otras personas, había trabajado capacitando a estudiantes para enfrentar la tarea de la educación espiritual en las iglesias donde en un futuro tendrían su ministerio. Los alumnos, combinando su inteligencia y creatividad en el cumplimiento de las tareas requeridas de las clases, habían producido excelentes lecciones y programas de enseñanza. Pero habiendo terminado sus estudios y una vez sumergidos en sus respectivas realidades y enfrentando las muchas demandas en sus iglesias, se veían imposibilitados de continuar produciendo nuevas lecciones. El resultado parecía ser un círculo vicioso. Habían recibido una capacitación en la metodología de la enseñanza, pero ahora las exigencias del ministerio pastoral hacían que la creación de sus propias lecciones fuera esporádica y sin continuidad. El reclamo seguía año tras año: no tenemos materiales para llevar a cabo la tarea de la educación cristiana. En el año 1981 el contexto de mi trabajo, junto con el de mi esposo, cambió. Fuimos a vivir en el sur de la Argentina para dedicarnos a la iniciación de una iglesia. En ese lugar me vi obligada a comenzar a escribir materiales de enseñanza para niños para uso en nuestra iglesia naciente. Algunos maestros de otras iglesias en la zona, por medio de talleres que yo había ofrecido, llegaron a saber de mis lecciones y comenzaron a pedirme copias para usarlas en su iglesia. Fue entonces que mi esposo se ocupó de hacerlas imprimir. Así nació el proyecto de producir materiales de enseñanza bíblica que llegaron a ser conocido luego como materiales VIVIR LA BIBLIA. Hoy, con la ayuda de un equipo de colaboradores, estas lecciones representan nuestro esfuerzo de proveer materiales de apoyo para los maestros dedicados, pero a menudo frustrados, de las iglesias evangélicas de América Latina. Cada lección de estas series ha sido escrita desde el laboratorio de mi propia experiencia con grupos de niños reales. Antes de ir a la imprenta, muchas fueron enseñadas y evaluadas en escuelas dominicales en iglesias donde hemos sido pastores o en otras donde tenemos maestros que evalúan las lecciones como parte del proceso de enseñanza. A veces las críticas más acertadas han venido de los niños mismos, quienes han descubierto algún error o no han entendido alguna actividad. Habiendo utilizado por muchos años este proceso de evaluación y corrección, creo que las lecciones responden a las realidades de las iglesias y a un método de enseñanza que tiene su probada eficacia. Por lo tanto, es mi oración constante de que las lecciones de VIVIR LA BIBLIA sean útiles para el crecimiento espiritual de la niñez de las iglesias en todo el continente.
El propósito del libro "La formación espiritual del niño"
He escrito este libro con tres finalidades: la primera es la de explicar una filosofía básica sobre la enseñanza espiritual del niño (Capítulos 1 a 6); la segunda es orientar al maestro sobre la formación espiritual del niño, especialmente en lo que son las formas de guiarle en aceptar a Cristo como su Salvador (Capítulos 7 a 12); y la tercera es dar una explicación de la metodología de enseñanza para preescolares, escolares y adolescentes que utilizamos en los materiales VIVIR LA BIBLIA (Capítulos 13 a 17). Hay tanto que decir sobre el tema de la enseñanza espiritual del niño que es imposible cubrirlo todo en un libro. Pero mi propósito es ampliar horizontes y crear el deseo de saber más sobre distintos temas relacionados con la enseñanza espiritual del niño. El libro está dirigido específicamente a las personas que comienzan a enseñar la Biblia utilizando los materiales VIVIR LA BIBLIA. Reconozco que ningún material didáctico puede ser la respuesta perfecta para el crecimiento espiritual de alguien. Libros y papeles son fríos y muertos en sí y son útiles únicamente cuando son utilizados por una persona cuya vida es el instrumento en las manos de Dios para hacer vivir la verdad divina. Los materiales son la herramienta; la persona es el canal que Dios utiliza; y el Espíritu Santo es el que hace vivir la Palabra. Por esa razón, no puedo enfatizar demasiado la importancia de la preparación espiritual del maestro y la coherencia de su vida en Dios. Los materiales VIVIR LA BIBLIA expresan una filosofía definida con relación al proceso enseñanza/aprendizaje de la Biblia. Es mi convicción de que la razón de enseñar la Biblia es para que se logren transformaciones en las actitudes, los valores y las conductas de las personas. Este libro, entonces, intenta explicar esta filosofía para que el maestro pueda usar los materiales para este fin en su clase. Una parte integral de esta filosofía pedagógica es mi fuerte convicción de la necesidad de reconocer las etapas de desarrollo espiritual del niño. Trato de orientar al maestro en este sentido porque considero que es un elemento casi ignorado en la capacitación del maestro. Es esencial que la persona que trabaja en el contexto de la formación espiritual del niño comprenda que hay elementos que pueden ser distorsionados, con lamentables consecuencias, si no se toman en cuenta las limitaciones intelectuales de cada etapa de su desarrollo. Admito que en estas páginas se da apenas una orientación escueta, dado que la finalidad de este libro no permite la elaboración amplia que merece este importante tema. Sobre todo, en este libro he querido ofrecer algunos recursos prácticos para los maestros que utilizan las lecciones VIVIR LA BIBLIA con la esperanza de que puedan transformar el proceso de enseñanza/aprendizaje dentro de la escuela dominical. El testimonio de muchos maestros que han usado los materiales verifica esta posibilidad, principalmente por la respuesta positiva de sus alumnos a la metodología usada. Creo que una excelente manera de glorificar a Dios es convertir la escuela dominical en una experiencia de gran entusiasmo y gozo en el estudio de la Biblia. Mi deseo es que este libro pueda abrir para usted, estimado maestro, el camino hacia ese fin.