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Abril de 2018
¿Cómo producir conocimiento?
Singular y muy acuciosa interrogante, que nos remite epicentricamente a partir, tal como lo hace
Hernández (2018) cuando señala que: “de la reflexión del por qué (…). al conocimiento del cómo
funciona algo (…). en el plano epistemológico esconde el secreto de aceptar como dado aquello
que debe ser demostrado, lo que supone ya un estado de alienación del conocimiento” (p.24).
Hacer esta precisión es materia pertinente, en una sociedad (la venezolana) sistemáticamente
antivalores y vicios inherentes al sistema capitalista de explotación del hombre por el hombre, de
Antivalores y vicios nada nuevos, pero que sustancial y persistentemente, se han magnificado
¿Cómo producir conocimiento bajo estas circunstancias? ¿Bajo qué parámetros y con qué
orientación?
bajo la diferenciación que establece la carga moral de este conocimiento, asumido desde la arena
del por qué; que no es otra cosa que plantear el horizonte de acción-reflexión en una suerte de vi-
talismo interpelador hacia preguntas meridianas en la vida: ¿Por qué existimos socialmente? ¿Qué
nos movió a vincularnos más allá de los básicos roles instintivos de supervivencia? Aquellos que
operan en nosotros (a través del cerebro reptil), con acuerdo a la teoría del cerebro triuno del neuró-
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Gregory Marcano
logo Paul Maclean bajo especiales circunstancias de amenaza o escases de alimentos. ¿Por qué y
tivo con el territorio, las tradiciones o la familia, por ejemplo, era tan fundamental como cazar
para no ser presa de inanición? ¿Por qué y en qué momento dicho lazo equilibro la balanza de lo
Pues bien, aunque serían temas para argumentar con amplitud en el terreno de la filosofía, la
con sus autores y perspectivas teóricas mediando. Hemos de limitarnos a la exposición breve, del
cómo este por qué se contrasta con su opuesto, esto es, el conocimiento visto en el teatro de ope-
Lo cual equivale a plantear aspectos a este nivel: ¿Cómo podría un emisario enviado con
“promesas de paz, tregua o repliegue” ante un enemigo especialmente sanguinario (con lo cual
se pone en riesgo su vida y plantea un dilema ético, no resuelto adecuadamente por Sun Tzu en el
Arte de la Guerra, por ejemplo), jugar un papel crucial a fines de ganar tiempo, para poder or-
ganizar mejor táctica y estratégicamente tropas y recursos militares, en un asalto armado clave
para la definición de la guerra? ¿Cómo una estrategia de marketing agresivo en las redes sociales
del ciberespacio y los mass media, -con la inversión que ello implica-, conseguiría en un corto
plazo incrementar las ventas o intenciones de compra del ultimo prototipo vehicular a com-
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ta-mercantilista del como (¿Producir conocimiento y con qué utilidad?) con su opuesta óntico-
Lo cual tiene una muy particular y radical importancia, ya que según se ubique con-
Ante tal diferenciación, es que podemos pormenorizar con la claridad requerida un conocimi-
ento; que deba antes que nada demostrarse como pertinente, como necesario, como ética y mo-
Un conocimiento de nuevo tipo, que rompa las cadenas de la alienación y enajenación del
del “cognoscere” o si se prefiere del “gnosis”, como es demandado por Daniel Hernández en su
Tal conocimiento, además, debe hallar su alma máter en nuestras genuinas idiosincrasias y sa-
beres ancestrales, así como en el inconmensurable saber filosófico-doctrinal acumulado en las vo-
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ces y obras de tantos investigadores y teóricos, de todos los campos y disciplinas. Una “gnosis”,
madora de la carga social a la que debe estar de suyo naturalmente vinculada, una “gnosis”, que
as, las inmanencias relativas de cada parcela del saber. Trocándolo de tal modo en un pilar de
saberes, que es la traducción más acertada y el horizonte doctrinal al que debe aproximarse sin
Un conocimiento del mundo y del ser, que trascienda al mundo y al ser. Que trascienda al ser
Propuesto esto, veamos algunas perspectivas conceptuales que, del conocimiento, y en parti-
cular del conocimiento científico, tuvieron sus autores según se ubicaron -en su momento histó-
Por ejemplo, Marx (como se citó en Hernández, 2018) decía de Francis Bacon que:
De acuerdo a su teoría, los sentidos son infalibles y la fuente de todo conocimiento. La ciencia
es ciencia experimental y tiene por función someter a un método racional los datos de los sen-
Más adelante, nuestro autor referencia para el presente ensayo (Daniel Hernández, en La Ne-
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cesidad de una Nueva Cosmovisión Revolucionaria.), nos muestra como Francis Bacon, en los
Aforismos contenidos en su obra Novum Organon. Discurre acerca del conocimiento y su episte-
me.
Al asegurar que en el nuevo conocimiento “es preciso que, tanto las nociones como los princi-
pios, sean arrancados de la realidad por un método más cierto y más seguro, y que el espíritu
emplee en todo mejores procedimientos” Bacon (como se citó en Hernández, 2018, p.28)1. Pero
no cualquier método, si no aquel que garantice “un orden y otra disposición en el encadenamiento
y la gradación de las experiencias (…). siga reglas ciertas y avance gradualmente en un orden me-
Bacon en pocas palabras plantea un cambio de paradigma, un cambio en las coordenadas del
conocimiento, que pasaría del saber especulativo filosófico, al saber positivo de la ciencia fácti-
ca, superando así de cuajo también a la metafísica religiosa. Y migrando entonces del “dominio de
En rigor, es para no olvidar a Rene Descartes en su Discurso del Método, cuando Descartes
(como se citó en Hernández, 2018) afirma que: “la facultad de juzgar bien (…). no proviene de
que unos sean más racionales que otros sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por
caminos diferentes (…). No basta tener un buen ingenio, lo principal es aplicarlo bien” (p.29) 3.
Cabría preguntarse entonces, aplicarlo bien, ¿Para quién o quiénes? ¿Aplicarlo bien, orientado
a cuál predeterminación teórica? ¿A cuál sistémica o paradigma de poder? ¿Acaso hacia un orden,
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opresión?
Los registros históricos, las ingentes consecuencias sociales y clasistas, las revueltas y movi-
ese “juzgar bien” metódico positivista, fue orientado hacia propósitos non sanctos.
Ahora bien, tasadas estas visiones del conocimiento científico funcional-positivista, imperante
desde el siglo XVI y posteriores, y aun hoy día. Y alejándonos de las amarras de una metodolo-
gía fáctica piramidal subyugante y opresiva, que solo promueve una “asfixia y sofocación crea-
Valoremos una perspectiva que Hernández maneja elocuente y acertadamente. Ya que se trata
“de pensar para transformar “intuiciones y representaciones en conceptos” con los cuales orientar
una praxis transformadora del propio sujeto y de la sociedad” (Hernández, 2018, p.60).
en el plano de la teoría del conocimiento (…). romper con el enfoque objetivista, anti-histórico
y psicologista que reduce las relaciones sociales y la sociedad misma a relaciones inter-
personales (relaciones con ciertos individuos concretos dirá Popper), pero nunca reconoce la
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es un conocimiento que conceptual y praxeológicamente opere bajo la premisa del cambio y ac-
tualización permanente de sus bases epistémicas, la transformación radical del hombre en socie-
del paradigma gnoseológico (de preferencia las grandes mayorías excluidas y oprimidas).
Y para ello, hay que eyectarse del conocimiento bancarizado, academicista y cooptado por las
idiosincráticas, autóctonas y comunitarias, propias del ser y su tiempo; del ser y su contexto.
Ya que, con acuerdo a una frase de los Manuscritos: economía y filosofía, de Karl Marx, 1844:
“Fijar una base para la vida y otra para la ciencia es una falsedad a priori”.
La tarea entonces de acuerdo con Hernández (2018) es: “establecer conscientemente qué cono-
cemos, cómo conocemos y, sobre todo, para qué conocemos” (p.5). Más aún, al hallarnos
lo trucado.
Una sociedad cuya dilemática reposa, entre la alternativa socialista bolivariana, patriota, y el
capitalismo globalizado depredador y sus adláteres apátridas criollos. Pero también una sociedad
donde la frontera que desmarca las conductas auténticamente revolucionarias y las que no lo son
(a lo interno de un mismo individuo o en una estructura de gobierno), es cada vez más difusa.
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hacer valer la premisa de que “la verdad es revolucionaria” entonces la ciencia misma tiene que
batallar contra los factores de poder para abrirse espacio social y alcanzar su propia legitimidad
(…). Por esta razón la lucha teórica forma parte muy importante de la lucha filosófica y política.
Ante tal panorama, surgen propuestas teórico-investigativas, de gran valía y pertinencia, como
las del Modelo de Investigación Dialéctica (MID) de nuestro autor, que se fundamenta en “una
crítica radical de la racionalidad científica moderna que sustenta el modo de conocer y el sentido
sujeto social que investiga, el sujeto cognoscente (…). la densidad de una praxis investigativa
que resulta muy importante en los procesos de producción del conocimiento (…). el movimi-
ento real y la complejidad de los procesos (…). las prácticas sociales y lingüísticas de las cla-
ses y sujetos sociales que intervienen, con un enfoque histórico, unitario e integrador.
pertinencia y validez; y que consistentemente deben ser un norte a seguir, no en tanto y solo en
cuanto aplicabilidad de un modelo investigativo simple y llano; éste o cualquier otro, sino que
Al menos en las facetas modélicas, en las que no media una sistematicidad o formalidad rigu-
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rosa inherente al mismo. Sino en donde éste, se expande y flexibiliza al campo de lo practico-so-
cial, de lo discursivo-integrador.
la humildad, el raciocinio, lo vinculante y la frugalidad que trasunta a este hermoso fragmento que
¿Qué sabemos, salvo que existen condiciones desconocidas que nos fertilizan? ¿Dónde se alo-
sólidas raíces y se cargan de frutos, esta tierra es la verdad de los naranjos. Si esta religión,
si esta cultura, si esta escala de valores, si esta forma de actividad, y no otras, favorecen
porque esta escala de valores, esta cultura, esta forma de actividad son la verdad del hombre.
Es este reconocer lo que nos fertiliza, a cada uno diferenciada y enaltecedoramente, y que solo
“gnosis”, se casa con la “poiesis” de la vida. La voz del Numen, lo vital plenificante.
Ese no olvidar que somos (y debemos ser) seres sensibles, a la par que racionales; que lo
esquemático y estructurado, lo metódico y verificable. Fue antes etéreo y sutil; una divagación, un
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apho (impulso, vuelo), para luego ser phone (voz, boca, discurso).
objeto- sujeto de estudio (en el caso de lo social estudiable e intervenible) y acercarse a la génesis
holístico- del por qué indagamos o conocemos; qué indagamos o conocemos y para qué lo
hacemos.
histórico al cual nos adscribimos, es un aspecto a no descuidar, tan crucial como la elección del
marco teórico o metodológico-epistémico; o su creación misma –si fuere el caso-. Para de esta
forma hacernos del arsenal gnoseológico-moral imperativo, que nos permita responder con
agudeza y sin temor al equívoco; a la pregunta formulada por Thomas Stearns Eliot, en su obra
centrada y para nada irrelevante a ser resuelta como cientistas sociales, y como hombres, y más
aún como revolucionarios –en el caso de quien o quienes se auto-posicionen en tal campus
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Enfocada en el hallar, reconocer y reivindicar como base ineludible (para luego poder despegar
a las coordenadas epistémicas selectas) no otra cosa, que el centro fundante que eleva nuestra
condición humana, de entre los abalorios y artificios del “cognos” academicista, auto consistente
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Referencias bibliográficas