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Sede Monagas
principales exponentes
Marzo de 2018
El positivismo en Venezuela y sus principales exponentes
El Positivismo en tanto, “sistema filosófico emanado del conjunto de las ciencias positivas”,
Se impuso en Europa entre 1830 y 1880. Su gran timonel y fundamentador fue el francés Au-
gusto Comte, que presupuso a la sociedad en la historia bajo el paso por tres estados específicos
evolutivos; donde el último encuentra representación en el estado del saber y la ciencia positiva,
que no fue más –en sus inicios, claro está- que un enfoque empírico- inductivista de las ciencias
Ahora estudiar la asimilación latinoamericana y venezolana del positivismo, más allá de una
realidad socio política inestable y mutable, (la época de constitución de los Estados-nación), en
donde la filiación con los modelos centralistas y federales de gobierno y sus representantes era
regla general; y permeados por doctrinas y disciplinas foráneas de alto grado incidental.
Termina por entenderse, sin más, como una operación de las clases aristocrático-burguesas
locales y extranjeras; para justificar filosóficamente el naciente orden desarrollista industrial, emi-
que “necesitábamos” irrebatiblemente ante la anarquía reinante tras los procesos de emancipación.
Mas, sin embargo, para no entrar en una reedición de debates, sobre que fue o no el positivis-
mo, sus mecanismos y justificación teórica u otros aspectos, que nos saquen del centro de la in-
vestigación, hemos de hallar justo límite con, Chevalier (como se citó en Harwich, 2010) en que:
si ciertamente el positivismo tiene orígenes externos, su éxito tan generalizado, los ecos tan
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Gregory Marcano
profundos que ha encontrado, así como una dinámica propia, en América Latina sobrepasan
con toda seguridad una incidencia coyuntural y parecen ser reveladores de mentalidades y es-
vistas y arbitrarios de los positivistas venezolanos; caso Pedro Manuel Arcaya, Laureano Valle-
nilla Lanz, César Zumeta, Lisandro Alvarado, José Gil Fortoul; etc. Pino (2005) los acusa de:
“Poca preocupación (…). por mostrar un pensamiento lógico y coherente”. Ya que solo enaltecen
Y esto fácilmente podemos precisarlo en autores como Vallenilla Lanz, erigido en el ideólogo
y apologista más acérrimo y pertinaz del régimen dictatorial de Juan Vicente Gómez, en el que
ocupo altos cargos como el de Intendente de Instrucción Popular en 1910 y director de El Nuevo
Diario en 1913, órgano de propaganda del régimen. Y que, en su muy conocida obra, Cesarismo
Calificada como una excelsa muestra “de pura erudición (…). de bases ciertas y seguras”, por
Restrepo (como se citó en Vallenilla, 1929, p.21). Que expone las bases teóricas que “legitiman”,
“como una necesidad fatal, «el gendarme electivo o hereditario de ojo avizor, de mano dura, que
por las vías de hecho inspira el temor y que por el temor mantiene la paz»” (Vallenilla, 1919, p.
137).
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Nada más lógico que Páez, Bermúdez, Monagas, fuesen los gendarmes capaces de contener por
que destruyeron en 1814, según la elocuente frase de Bolívar, «tres siglos de cultura, de
César Zumeta, por otra parte, en una posición menos determinante que la de Vallenilla, no ceso
un arduo trabajo intelectual, de tendencia populista, nacionalista e incluso calificable a ratos como
Es así que, en el artículo XIII, dirigido al Señor Director de “El Tiempo”, abordando el con-
Si fue nuestra soberanía lo que quisimos poner fuera de discusión, ¿por qué nuestros árbitros
son norteamericanos y los de Inglaterra ingleses; por qué el poder judicial nuestro es ignorado
(…). por qué un árbitro nuestro lo nombra la Corte Federal de los Estados Unidos? (p. 547)
Clarificadora denuncia, que resuma cierto fervor patrio, pero que en realidad defiende una
soberanía a ultranza; liada a los factores dictatoriales venezolanos del gobierno e ideología Castro-
Por otra parte, está el Zumeta de la Carta sobre el Continente Enfermo, que lo obliga a es-
cribir en replica, para con el mexicano, Sr. Lic. D. Ireneo Paz. Director de La Patria; su defensa
ante un “error de percepción” y en la cual deja entrever cierta debilidad ante los poderes fácticos
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un redactor de La Patria (…). creyó leer en El Continente Enfermo que yo señalo como me-
dio de salvación para la América Latina «la unión, alianza o lo que sea de todas las naciones
centro y suramericanas, (…). La verdad es que (…). hago constar que: «si apenas menciono la
idea de las confederaciones americanas es … por qué ya no cuentan sino como un sueño en el
Por último, -y en este abreboca de análisis del positivismo venezolano- sería una impropiedad
no mencionar someramente al Dr. José Gil Fortoul, quien desde 1882, jugo un papel importante
en la divulgación del ideal positivista, de las ciencias y del saber metódico, con una perspectiva
historicista defendida junto con Lisandro Alvarado a través de la Sociedad de Amigos del Saber.
El doctor Gil afirmaba que, ante la apatía natural del venezolano o su belicosidad manifiesta,
era de suyo apropiado el “tirano honrado” que solo busca “lo mejor para su pueblo”; pueblo que,
de acuerdo con su Filosofía Constitucional de 1906, está sujeto a desandar un proceso que va:
Del estado anárquico primitivo (…)., pasando por los estados despótico, teocrático, monár-
quico, hasta llegar al estado constitucional. Desde aquel envilecimiento hasta la cima de la
civilización, dice Buckle, hay una larga serie de grados consecutivos, en cada uno de los cuales
se desprende algo del imperio de la fuerza para entrar en la autoridad del pensamiento.
(Fortoul,1980, p.473)
Lo que configura una postura similar a la de Vallenilla Lanz, que exculpa a los regímenes de
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El positivismo en Venezuela y sus principales exponentes
A razón de estos posicionamientos positivistas venezolanos, de fines del siglo XIX y comienzos
del XX, devinieron posteriores análisis de estudiosos de la historia como Mariano Picón Salas, al
afirmar que no hicieron más que, “revolver un poco de materialismo a lo Haeckel y de sociología
de segunda mano... con muchas adulaciones rastreras en muchas de las páginas que pagó e inspiró
No obstante, para tener más claro el panorama, hay que tener muy en cuenta que “la versión
venezolana del positivismo no se ciñe con rigor o coherencia a los postulados teóricos de dicha
Porque vistos bajo la lupa de “las pautas metodológicas de Quentin Skinner” (Harwich, 2010,
autor, en sus obras e ideas fundamentales -llevados a cabo por un reducido grupo de investigadores
venezolanos-, se logra accesar a un conocimiento más preciso, determinando que los positivistas
y el positivismo venezolano.
no pretende adoptar o adaptar un sistema filosófico determinado sino emprender una reflexión
proporcionados por autores hoy los llamamos científicos sociales- europeos que les eran
contemporáneos y que reflexionaban sobre temas de interés común. (Harwich, 2010, p.95) 5
zuela –experimento factible de extrapolación al resto de Nuestra América, la latino caribeña des-
de luego-. Sin apasionamientos (un poco en rigor heurístico) que dispersen, el objetivo vital de
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clarificar los grados y niveles en que dicha filosofía e ideología de la época modernista, permeo
Solo así, nos acercaremos a una visión preclara de lo que fue el positivismo a la venezolana,
evitando el purismo obtuso con el que erradamente se suele asociar a unos autores o corrientes de
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Referencias bibliográficas