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Economía de bienestar
Por ello, el objetivo de la economía del bienestar es sopesar criterios tales como eficiencia y
equidad, y evaluar distintos comportamientos de mercado, para ver cómo se afecta la utilidad de
los diversos agentes de la sociedad.
De no existir fallas en el mercado, se puede llegar a una situación Pareto óptima a partir del libre
funcionamiento del mercado. En estas circunstancias, los mercados competitivos llevan a una
asignación de recursos tal que no existe ninguna reasignación de los recursos (ningún cambio de la
producción y del consumo) que pueda mejorar el bienestar de una persona sin que empeore al
mismo tiempo el de alguna otra. De existir fallas en el mercado, puede hacerse necesario recurrir
a políticas públicas para asegurar la eficiencia.
Política económica. Es el conjunto de medidas e instrumentos que utiliza el Estado para intervenir
en la actividad económica y tratar de favorecer la marcha del país.
Un fallo de mercado es una consecuencia negativa del funcionamiento del mercado y se produce
cuando este no es eficiente en la asignación de los recursos disponibles. La intervención del Estado
para corregirlos los efectos negativos del mercado, lo que consigue es mitigarlos, pero no los hace
desaparecer, y éstas son:
La curva de posibilidades de utilidad, que se muestra en el gráfico, muestra el nivel máximo de utilidad que
puede alcanzar un individuo (por ejemplo, U1) dado el nivel de utilidad alcanzado por otro individuo o
conjunto de individuos (por ejemplo, U2).
Cualquier punto situado en la curva es Pareto óptimo. Puede apreciarse que existen muchos puntos óptimos,
ya que puede pasarse de uno hacia otro sin costo alguno en términos de eficiencia.
Así, por ejemplo, los puntos A y B, ambos Pareto óptimos, son indiferentes desde el punto de vista de
eficiencia, ya que el paso de uno a otro implica la mejora en el bienestar de uno de los individuos y la pérdida
de utilidad de otro u otros.
Por otra parte, cualquier punto situado dentro o debajo de la curva de posibilidades de utilidad (como C) es
ineficiente en el sentido de Pareto, porque es posible mejorar el bienestar de una persona sin necesariamente
empeorar la situación de alguna otra.
Ahora bien, la ganancia en eficiencia puede apreciarse incluso si algún individuo resulta perjudicado con la
reasignación de recursos, siempre y cuando sus pérdidas puedan ser más que compensadas por las ganancias
de los individuos favorecidos.
El principal problema con la aproximación del bienestar a la eficiencia paretiana es que este último
criterio no proporciona una respuesta sino muchas respecto a la mejor situación para una economía. Dado
que, todos los puntos de la curva de posibilidades de utilidad resultan indiferentes, por lo que no se puede
afirmar si uno es mejor que otro. Las modificaciones de un punto a otro tienen que ver con consideraciones
distributivas y, por lo tanto, con el criterio de equidad.
La economía del bienestar sostiene que, en ausencia de fallas de mercado, el libre funcionamiento de los
mercados competitivos conduce a la eficiencia económica.
Esta relación entre competencia y eficiencia se plantea formalmente en los dos teoremas siguientes:
Primer teorema: Todo equilibrio Walrasiano o competitivo lleva a una situación de Pareto óptimo.
Segundo teorema: Toda combinación o punto Pareto óptimo implica la existencia de un equilibrio
Walrasiano.
El equilibrio walrasiano se refiere al vaciado del mercado o a la situación en que la demanda se iguala a la
oferta. Ley de Walras dice que la suma del valor de las funciones de exceso de demanda agregada es
idénticamente igual a cero.
Las condiciones necesarias para alcanzar dicha economía del bienestar son:
1. Eficiencia en la distribución de los bienes entre consumidores
2. Eficiencia en la asignación de los factores entre empresas
3. Eficiencia en la asignación de los factores entre productos