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CIVIL?

Lic. Karina Vizcaíno López


La noción de “sociedad civil” acompaña recurrentemente la discusión sobre
la eficaz gobernabilidad, oponiéndola al “Estado moderno”. Este término ya ha
recorrido un largo camino histórico:
I) Hasta el siglo XVI, “sociedad civil” se confundía con Estado de
modo indiscernible;
II) En el siglo XIX, Marx y Hegel, lo incorporan con una visión
económica;
III) El concepto de sociedad civil dado por Gramsci, lo refiere al
ámbito social donde la clase dominante construye su hegemonía.

IV) En el debate actual, existe un sinnúmero de concepciones en


torno a la sociedad civil, lo que ha generado una gran ambigüedad
alrededor de la misma; por ejemplo, se dice que la sociedad civil es la
panacea frente a los excesos del Estado, o bien, que es la sociedad natural,
la sociedad no militar y no involucrada en la vida política del
Estado…también, suele abarcase con esta expresión al espacio
sociopolítico conformado por asociaciones no lucrativas voluntarias que
buscan transformar ciertas regulaciones sociales con arreglo a diversos
métodos y finalidades. Estas organizaciones –básicamente las
Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s)– han crecido
inexorablemente en los últimos cuarenta años, sobre todo en los temas de
desarrollo, ecología, derechos humanos, paz mundial e identidades
socioculturales, étnicas y religiosas. Ello se atribuye a la progresiva
impotencia de las regulaciones estatales tradicionales para afrontar
diversos fenómenos transnacionales: el transporte aéreo, las
telecomunicaciones, la producción transfronteriza, la degradación
medioambiental, los mercados mundiales, etc.
La mundialización y concretamente el proceso de globalización, nos lleva
nuevamente a cuestionarnos sobre la relación Estado y sociedad civil, pues los
lazos entre estos dos conceptos, ha abierto caminos insospechados hacia el
replanteamiento de una verdadera democracia y a la creación de identidades
colectivas con arraigo en la clase, la etnia, el sexo, la religión, factores
económicos, ecológicos, medioambientales, educativos, todos ellos tendientes
a lograr el desarrollo social.
Ante tal problemática, la finalidad que persigue el presente artículo es
esclarecer la misión y visión de la sociedad civil, pues una vez que tengamos
claro lo anterior, podremos estar en condiciones de vislumbrar un panorama más
prometedor y propositivo en relación con los cambios que presenta la Teoría
General del Estado ante los paradigmas del proceso de globalización e
internacionalización.
El término “sociedad civil” tiene su raíz en la palabra latina civis, que
significa ciudadano. Tanto los romanos como los griegos tenían términos
equivalentes para referirse a la “sociedad política”, constituida por los
ciudadanos que participaban activamente en la vida del Estado contribuyendo a
configurar sus instituciones y formular sus políticas.

A lo largo de la historia, “la sociedad civil” ha sufrido un cambio completo


en su connotación. Desde la Antigüedad y hasta el siglo XVII, significó toda
sociedad políticamente organizada. Sin embargo, después de la Revolución
francesa y con la concepción unitaria del Estado-nación que ella impuso, la
noción de sociedad civil se opone al Estado, para significar lo que depende del
dominio privado, de la sociedad sin Estado. En el vocabulario se conservan
huellas de esta ambigüedad. Los adjetivos “civil” y “cívico” tienen la misma raíz;
no obstante, los derechos cívicos afectan al que se asocia al poder del Estado y
participa en la comunidad política, mientras que los derechos civiles definen las
obligaciones que rigen las relaciones entre individuos en su vida privada.

El concepto de sociedad civil encuentra su formulación sistemática en 1821,


en la obra intitulada Los principios de la Filosofia del Derecho de Hegel. Para
este autor, la sociedad civil está conformada por las instituciones (administración
de la justicia, policía y corporaciones), el sistema de necesidades y el derecho
político interno. Esta engendra un sistema autoritario que surge de los
fundamentos económicos de la sociedad misma y contribuye a perpetuarla. Esta
esfera económica se relaciona con las necesidades de los particulares. La
sociedad Civil es el ámbito de los intereses particulares donde prima el interés
particular, la competencia y los conflictos. Está movida por los fines de las
personas particulares y por la mediación para llegar a la universalidad. La idea
no yace en sus integrantes sino que es un proceso en el que la individualidad se
eleva por razones naturales.

La Sociedad Civil tiene en su interior contradicciones intrínsecas por lo que


no puede ser un fin en sí mismo ya que es incapaz de alcanzar la unidad y la
libertad. El Estado crea un orden que no depende de la interrelación de las
necesidades y las realizaciones particulares, como la sociedad Civil. La sociedad
no es una verdadera asociación ya que se dan las interrelaciones contingentes
a diferencia del orden racional del Estado. Necesita tener al Estado como algo
independiente ante sí para existir. De esta forma se quita a la sociedad Civil la
tarea de materializar el orden de la razón y la adjudica al Estado, que es el ámbito
máximo de la razón.

Para Hegel, el Estado era el fundamento y la culminación de la vida social,


sólo lo racional es real y el Estado lo es y la Sociedad Civil es pasional por ser el
reino de la necesidad. De esta forma, concluye diciendo que la sociedad Civil
contiene tres momentos:

a. La mediación de las necesidades y la satisfacción de las necesidades del


individuo y de las necesidades de todos los demás: el sistema de
necesidades. La mediación y la satisfacción particular se logra a través del
trabajo. Se compone a su vez del entendimiento, el trabajo y el patrimonio.
b. La realidad efectiva del universal, la libertad y la protección de la
propiedad: la administración de justicia. La propiedad es la realidad de lo
universal de la libertad. Se compone del derecho abstracto, derecho positivo
y tribunal.
c. La perversión contra la contingencia, el cuidado de los intereses particulares
como algo común: el poder de policía y la corporación. Se compone de la
policía, la familia y el poder.
Para Marx la Sociedad Civil no está subordinada al Estado sino que el
Estado es absorbido por la Sociedad Civil. El Estado es prisionero de la Sociedad
Civil y de una clase social; utiliza al Estado para asegurar la dominación política
y supremacía económica. La Sociedad Civil se dirige al Estado para sus propios
beneficios. La seguridad es el concepto más alto de la sociedad Civil, garantiza
el egoísmo y ningún derecho del hombre sobrepasa el egoísta. Para Marx el
Estado esta condicionado por la Sociedad Civil y es su expresión, es el régimen
oficial que representa sus intereses, y es el primer paso de la sociedad y la
satisfacción de las necesidades materiales. La libertad está en la Sociedad Civil,
el Estado es el enemigo potencial de la libertad pero refleja la autoconsciencia de
los sujetos.

A diferencia de la teorización hegeliana, Marx dice que hay que invertir


a Hegel y a sus resultados, critica la prioridad del Estado sobre la Sociedad Civil.

El Estado en vez de superar las contradicciones se hace prisionero de la


sociedad Civil que en ese contexto es la clase social burguesa. La Sociedad Civil
o vida burguesa mantiene la cohesión del Estado para sus propios fines e
intereses, es el despotismo de la clase dominante organizada. La Sociedad Civil
es lo económico, en ella los individuos valen como reales ante sí mismos, es la
individualidad.

Con el capitalismo Estado y Sociedad Civil se separan. En Hegel, el Estado


era la esfera del altruismo universal, la esfera superior de la vida social y la ética.
Para Marx todo funciona al revés, ya que el Estado es el ámbito del egoísmo de
una clase que quiere mantener esas condiciones que la benefician, sobre otra
que es dominada.

Sobre los conceptos de Sociedad Civil y Estado de Hegel, la primera queda


como lucha entre los intereses de los átomos o individuos que llevaría a la
destrucción pero que se unifican en el Estado en que los intereses particulares
están mediados como así también los conflictos.

Las variantes históricas del concepto muestran claramente hasta qué punto
la sociedad civil es una noción conflictiva e ideológica. En nuestros días ha
reaparecido, como resultado de la crisis del Estado y está investida de múltiples
connotaciones positivas. Se emparenta entonces, según François Rangeon, con
un mito político. Para este autor: “antes de ser un concepto o una idea, la
sociedad civil evoca ante todo un conjunto de valores positivos: la autonomía, la
responsabilidad, la asunción por los individuos de sus propios problemas. Por su
dimensión colectiva, la sociedad civil parece escapar a los peligros del
individualismo e incitar a la solidaridad. Por su dimensión civil, evoca la
emancipación de la tutela estatal, pero también los valores más afectivos, tales
como la intimidad, la familiaridad, etcétera. Se explica así la reactivación reciente
de la pareja sociedad civil-Estado”.[1]
Dominique Wolton, propone una definición operativa de la sociedad civil. La
designa como la vida social organizada según su propia lógica, principalmente
asociativa, que asegura la dinámica económica, cultural y política.
Por su parte, el filósofo Gustavo Bueno, se aproximó a la cuestión
propuesta realizando una pregunta: ¿se supone que la sociedad civil es el
conjunto de los sindicatos y de los colegios de médicos y, en fin, de todos los
ciudadanos? ¡Podría ser la formada por el conjunto de los trabajadores o de
todas las personas que viven en una ciudad, pero ¿se incluye al regimiento de
una guarnición? ¿Y la asamblea de fieles de una iglesia?”.[2]
Gustavo Bueno, concluye que las ideas que giran en torno al concepto de
sociedad civil son oscuras y confusas. En cuanto a la visión funcionalista
propuesta por Cassier, indicó que existen tres conceptos fundamentales para
entender a la sociedad civil: el concepto de sociedad natural –especialmente la
sociedad animal–, el concepto de sociedad religiosa –fundamentalmente en
relación a la Iglesia católica– y el concepto de Estado.
Definiendo la sociedad civil en función de esas tres variables, Bueno obtuvo
doce posibilidades que pasó a explicar:
1. La sociedad animal es igual a la sociedad civil. Es la tesis de los
sociobiólogos actualmente. Ya aparece en Platón: “El político es un pastor
de rebaños que no tienen cuernos”.
2. La sociedad animal está incluida en la sociedad civil. “Es extravagante –
indicó el filósofo– y surge cuando se supone que los animales no tienen
sociedades y que hablar de sociedades animales es puro
antropomorfismo”.
3. La sociedad civil es una parte de la sociedad animal. Es la tesis de
Aristóteles: “El hombre es un animal político”. O sea, que vive en la ciudad,
en el Estado, no en la selva.
4. La sociedad civil es distinta y contrapuesta de la sociedad animal. Propio
de la filosofía inglesa, de Locke y de Hobbes. Todo es enfrentamiento y
Leviatán es quien detiene las guerras.
5. La sociedad civil es igual a la Iglesia. Es la tesis de San Agustín. Tuvo y
tiene enorme importancia. Sólo cuando la Ciudad de Dios existe es cuando
hay justicia y por lo tanto cuando hay Estado. En EEUU hay que ser
creyente porque si no, no tiene sentido jurar la Constitución.
6. La Iglesia es una parte de la sociedad civil. Tesis que aparece en Varrón y
mantienen sociólogos actuales.
7. La sociedad civil es una parte de la Iglesia. Tesis de Santo Tomás.
8. Separación total entre sociedad civil e Iglesia. Tesis de la Constitución
española. Aparece en Averroes y la populariza Dante. Para los escolásticos
españoles la autoridad viene de Dios a través del pueblo.
9. La sociedad civil y el Estado son lo mismo. Tesis también de Aristóteles.
No hay sociedad civil que no sea también sociedad política.
10. El Estado es parte de la sociedad civil. Es la filosofía de Krause, que tanto
ha influido y que también es la tesis del Estado liberal.
11. La sociedad civil está incluida en el Estado. Es el planteamiento
de Hegel que quiere subrayar que, más allá del Derecho abstracto, cuando
empieza a funcionar la vida es con la moral objetiva. Las contradicciones
de la sociedad civil, especialmente entre producción y consumo, se
resuelven enviando a los ociosos fuera del Estado, a las colonias.
12. La sociedad civil y el Estado no tienen nada que ver. Tesis de los epicúreos.
Es la sociedad civil cosmopolita. En el jardín se realizaría la vida civil y
natural, distinta de la artificial del Estado. El epicureísmo es la filosofía
abstencionista: se ve al desgraciado que se hunde en la política.
Abstenerse da la felicidad.
Bueno expresa como conclusión que no tiene la solución, pero que, en
cualquier caso, hay que triturar los conceptos de Estado y sociedad civil y
después tener en cuenta que entre dos partes de sociedad civil siempre está el
Estado y que entre dos partes del Estado siempre estará la sociedad civil.

Comúnmente, este término ha sido definido de manera ideológica. En


muchos de sus usos, se asume que la sociedad civil es progresiva, que cuenta
con una política social coherente a favor de los pobres y menos favorecidos, y
que posee una visión particular sobre las relaciones sociales y económicas.

Resulta muy ilustrativa la definición que nos brinda Larry Diamond cuando
describe la sociedad civil como: El reino de la vida social organizada de forma
voluntaria, autogeneradora, apoyada por sí misma, autónoma del Estado,
cohesionada por un orden legal o un conjunto de reglas compartidas. Es
diferente a la "sociedad" en general, puesto que involucra ciudadanos que actúan
colectivamente en la esfera pública para expresar sus intereses, pasiones e
ideas, intercambio de información, alcanzar metas comunes, realizar demandas
al Estado, responsabilizar a los empleados oficiales... excluye ... realizar
esfuerzos políticos para controlar el Estado.[3]

Como puede observarse, no existe actualmente una definición de sociedad


civil, o de las organizaciones creadas para representarla, que goce de aceptación
universal. La interpretación habitual es que la sociedad civil engloba a los
ciudadanos en general y representa una esfera social que no forma parte del
Estado ni del mercado. Al carecer del poder coercitivo o normativo del Estado y
del poder económico de los agentes del mercado, la sociedad civil aporta el
poder social de sus redes de ciudadanos. Sus ideas, informaciones, servicios y
conocimientos especializados se utilizan para promover los intereses de la
población tratando de influir en el Estado y el mercado. Es un ámbito en el que
los ciudadanos se unen para defender sus intereses colectivos promoviendo
actividades que repercuten en la esfera pública.
La connotación más extendida, en relación a la sociedad civil, es el de
las organizaciones no estatales, sin ánimo de lucro y de carácter voluntario que
se preocupan por los problemas sociales. Estas organizaciones se nutren de las
relaciones de carácter comunitario, barrial, laboral, social y de otra índole. La
sociedad civil se ha ido convirtiendo cada vez más en un cauce común a través
del cual la población trata de ejercer sus derechos ciudadanos y de contribuir al
cambio social y económico. Abarca todo un espectro de intereses y formas
institucionales, desde organizaciones estructuradas registradas ante los
organismos pertinentes, hasta movimientos sociales no estructurados que se
agrupan en torno a una causa común.
Muchos utilizan el término organizaciones no gubernamentales como
sinónimo de organizaciones de la sociedad civil (OSC). El término “organización
no gubernamental” (ONG) también se utiliza comúnmente para designar
organizaciones no estatales, sin ánimo de lucro y de carácter voluntario. Sin
embargo, las ONG suelen ser entidades estructuradas y, en la mayoría de los
casos, están registradas ante los organismos nacionales pertinentes.
Por agentes no estatales se entiende tanto el mercado como la sociedad
civil. El mercado es el sector privado lucrativo, mientras que los agentes de la
sociedad civil se identifican por su labor no lucrativa. Sin embargo, esta
clasificación entre estatal y no estatal, lucrativo y no lucrativo no está tan clara
en la práctica. Los límites entre mercado, sociedad civil y Estado no son siempre
precisos, ni tampoco puede decirse que los intereses de la sociedad civil estén
siempre disociados de los del Estado o el mercado. Los intereses que impulsan
a las personas a crear asociaciones pueden reforzar los intereses del Estado o
del mercado, o bien pueden impugnarlos.
Existen organizaciones sin fines de lucro que, tanto por el ámbito en que
operan como por sus mecanismos de gestión o su tipo de financiación, pueden
estar más cerca del mercado o tener más que ver con éste. Por ejemplo, las
cámaras de comercio o los sindicatos serían organizaciones de este tipo. Otras
pueden estar más relacionadas con el Estado. Así, muchas OSC dependen de
fondos públicos o estatales, incluida la ayuda de fuentes internacionales. Esto
ha dado lugar a diferentes clases de organizaciones no gubernamentales: ONG
organizadas por los sectores público o privado y ONG con intereses comerciales.
El mundo de la sociedad civil no es uniforme y el papel de sus
organizaciones en la promoción de los intereses “públicos” puede no estar
siempre claro. Si bien los motivos que impulsan a las personas a formar
asociaciones pueden ser de interés público, también puede tratarse de intereses
personales. Pueden formarse asociaciones para promover intereses familiares o
de un grupo reducido que poco tengan que ver con intereses públicos más
amplios. Las actividades basadas en la defensa de los intereses de la sociedad
civil constituyen un medio importante para comprender y llegar a determinados
grupos sociales, pero esto no significa necesariamente que estén orientadas
hacia un mayor bien común. En las OSC se pueden reflejar desigualdades
sociales, políticas y económicas, debidas a factores como la riqueza, la situación
geográfica, la religión o el género.
El amplio espectro de intereses, junto con la posible existencia de vínculos
entre las OSC y el mercado o el Estado, significa que incluso dentro de la propia
sociedad civil puede haber rivalidad o conflicto entre diferentes valores e
intereses. El debate y el conflicto, siempre que se den de forma abierta y
transparente, son esenciales para la elaboración y aplicación de políticas
equitativas y socialmente aceptables. De manera que este debate, puede ser
constructivo, especialmente cuando se utiliza para abrir canales de
comunicación y negociación sobre áreas realmente conflictivas, encontrar
formas de resolver el conflicto que sean mutuamente aceptables y crear armonía
social. Éstas, deben desempeñar un papel muy positivo fomentando ese debate
público abierto y promoviendo la expresión de todos los puntos de vista para
incorporar nuevos agentes y perspectivas que permitan llegar a soluciones
políticas constructivas.
Los valores, programas e intereses de la sociedad civil y de los grupos que
se expresan por su intermedio deben ser claros y fáciles de evaluar. Para poder
aprovechar las oportunidades de establecer asociaciones, es preciso informarse
bien antes de elegir con quién y cómo asociarse, a quién escuchar, qué
capacidades hay que reforzar y con quién se deben emprender acciones
conjuntas.
Dado que no hay un sistema único de clasificación, quienes deseen
colaborar con una OSC pueden empezar por establecer una serie de premisas
básicas respecto de la función que se prevea asignar a dicha organización. Así
por ejemplo pueden preguntarse si esa OSC contribuirá a reforzar el desempeño
del papel de alguna institución estatal o satisfacer intereses meramente
particulares.
Para llevar a cabo cualquier actividad representativa en materia de normas
o políticas, es importante saber cómo se ha constituido la OSC examinada, a
quién representa, quién la financia y a quién debe rendir cuentas. Las OSC de
carácter asociativo, ya se hayan creado con fines profesionales, religiosos,
asistenciales, sociales o de otro tipo, aplican un régimen de gobierno basado en
el principio de la rendición de cuentas a sus miembros, que tienen intereses
comunes. Por el contrario, las OSC de carácter no asociativo están dirigidas por
un patronato, una junta directiva u otro mecanismo integrado por las partes
interesadas.
Los proveedores de servicios directos, institutos de investigación y
organismos técnicos, de formación y de financiación figuran entre este segundo
tipo de organizaciones.
¿Cuál es la composición, la dimensión y la organización de los grupos
representados? ¿Tiene la OSC un mandato constitucional relativo a los asuntos
de política considerados? Es importante saber cuál es la principal contribución -
funciones, capacidades y recursos - que la OSC puede aportar en todas las
esferas de actividad, tanto normativas como técnicas.
En los últimos años el número de agentes de la sociedad civil ha registrado
un aumento espectacular. Aunque la existencia de intereses antagónicos y la
rapidez de los cambios producidos han generado un entorno más complejo,
también han contribuido considerablemente a mejorar y fomentar el desarrollo
social.
Encauzar la energía de las distintas voces que se expresan para lograr el
bien pública temporal es al mismo tiempo una tarea difícil y una oportunidad para
hacer efectivos nuestros derechos.

En otras palabras, la sociedad civil consiste en el conglomerado de


gobernados o ciudadanos que se asocian para actuar en pro de sus intereses y
recursos, a favor de determinadas metas sociales, mismas que en momentos
históricos cruciales del Estado-nación, pueden ser o no, parte de la política
estatal.

CONCLUSIONES
Se ha dicho que la mundialización conlleva déficit democráticos
importantes; a menudo, las organizaciones de la sociedad civil dan la palabra a
grupos excluidos del debate mundial: mujeres, poblaciones autóctonas,
pequeños agricultores, pobres, etc. El perfil de la sociedad civil, en definitiva,
refleja las jerarquías del poder y de los privilegios en la esfera política mundial.
Por otra parte, los lazos de solidaridad fundados en la pertenencia a un Estado-
nación se han debilitado, por lo que la acción de la sociedad civil opera como
restitución parcial de la cohesión social amenazada.
Cierta percepción “ingenua” de una sociedad homogénea, se muestra
particularmente inadecuada cuando incorpora a todos los agentes “no
estatales” en un pie de igualdad que no resiste el análisis más superficial. Las
transnacionales, por ejemplo, no tienen otra finalidad que el lucro, ofrecen
relativamente pocos puestos de trabajo, la protección del ambiente está lejos de
ser asunto de su incumbencia, nada tienen para ofrecer en materia de
justicia redistributiva, carecen de toda vocación de gestión de los asuntos
públicos, y cultivan lazos estrechos con los Estados. Las ONG, por su lado,
persiguen metas sectoriales precisas, su campo de acción política es limitado,
no escapan a la influencia del Estado ni son ajenas a conflictos de hegemonía y
poder. Esta falsa homogeneidad comporta cierta funcionalidad en los discursos
más liberales donde el término “sociedad civil” se emplea en un sentido que
tiende a debilitar la democracia, al presentarla como polarmente opuesta al
Estado. Se genera así la impresión de que “una sociedad civil fuerte exige un
gobierno débil”, lo que contribuye a minar la idea de bien común y ámbito público,
pilares del sentido de responsabilidad cívica.
Esta misma operación intelectual tiende a enmascarar púdicamente bajo el
término “sociedad civil” modos de autoorganización local como dispensarios de
salud y centros de atención infantil atendidos por personal benévolo, que en
sociedades pauperizadas constituyen mecanismos reactivos de supervivencia
colectiva frente a situaciones extremas. Estas iniciativas merecen, sin duda, todo
el respaldo de la comunidad internacional; pero tomarlas por estructuras de la
“sociedad civil” portadoras de democratización y prosperidad socioeconómica,
no es otra cosa que hacer de la necesidad, una supuesta virtud.

Debemos tener claro que la sociedad civil, es ante todo, el conglomerado


de gobernados o ciudadanos que se asocian para actuar en pro de sus intereses
y recursos, a favor de determinadas metas sociales, mismas que en momentos
históricos cruciales del Estado-nación, pueden ser o no, parte de la política
estatal. Por ello, la solidez y continuidad de las organizaciones de la sociedad
civil dependen de un Estado eficaz y legítimo, porque al final de cuentas, éstas
se establecen, operan y funcionan dentro del Estado, es decir, son parte del
Estado.

FUENTES DE INFORMACIÓN
BIBLIOGRÁFICAS
 Annheir H., Glasius M., Kaldor M. Global civil society 2001, Oxford University
Press, Oxford. 2001.
 Diccionario Jurídico Mexicano. 9ª. Ed., Porrúa e Instituto de Investigaciones Jurídicas de
la UNAM, México, 1996, Tomos consultados D-H y P-Z.
 Larry, Diamond. “Towards Democratic Consolidation” en Journal of Democracy, No. 3,
Julio, 1994.
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 Porrúa, Pérez Francisco. Teoría del Estado. 26ª. Ed., Porrúa, México, 1993.
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ELECTRÓNICAS
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En wolton Homepge (consultado: 15 de septiembre de 2005). Disponible en World Wide
Web: <http://www.wolton.cnrs.fr/glossaire/esp_sociedad_civil.htm>
 Bueno, Gustavo. “¿Existe la sociedad civil?” –conferencia- (en línea). En Fundación
Gustavo Bueno Homepage. (consultado: 15 de septiembre de 2005). Disponible en World
Wide Web: <http://www.fgbueno.es/hem/1995g09.htm>

[1] “Glosario de los conceptos utilizados por Dominique Wolton” (en línea).
En wolton Homepge (consultado: 15 de septiembre de 2005). Disponible en World Wide
Web: <http://www.wolton.cnrs.fr/glossaire/esp_sociedad_civil.htm>
[2] Bueno, Gustavo. “¿Existe la sociedad civil?” –conferencia- (en línea). En Fundación Gustavo

Bueno Homepage. (consultado: 15 de septiembre de 2005). Disponible en World Wide Web:


<http://www.fgbueno.es/hem/1995g09.htm>
[3] Larry Diamond (1994), "Towards Democratic Consolidation," en Journal of Democracy, No. 3,

Julio, p. 5.


Licenciada en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y con
especialización en “Modalidades Contractuales en la Nueva Economía” por la Universidad de
Castilla La Mancha.

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