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Revista de Literatura Hispanoamericana

No. 50, Enero-Junio, 2005: 107-121


ISSN 0252-9017 ~ Dep. legal pp 197102ZU50

Mene: vanguardia y petróleo1

Douglas Bohórquez
Universidad de Los Andes

Resumen
Este trabajo propone, como lo indica su título, una re-lectura de la
novela Mene (1936) del escritor venezolano Ramón Díaz Sánchez en dos
perspectivas fundamentales: una específicamente literaria, formal, que
tiene que ver con su adscripción a la vanguardia histórica y otra, relacio-
nada con la aproximación que hace este texto a la problemática del surgi-
miento del petróleo en nuestro país (Venezuela). Con respecto a esto últi-
mo nos interesa subrayar cómo Mene recrea toda una mitología e imagi-
nario del petróleo y cómo aborda los fenómenos de la violencia y la mo-
dernización que la exploración y explotación del petróleo traen consigo.
Palabras clave: Mene, vanguardia, imaginario, violencia, modernización, pe-
tróleo.

Mene, Vanguard and Oil

Abstract
This essay proposes, as its title indicates, a re-reading of the
novel Mene by Venezuelan writer Ramón Díaz Sánchez, from two fun-

Recibido: 16-12-04 • Aceptado: 21-02-05

1 Este trabajo se realizó gracias al auspicio del Consejo de Desarrollo Científico, Huma-
nístico y Tecnológico de la Universidad de Los Andes.
Douglas Bohórquez
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damental perspectives: one of them specifically literary and formal,


which deals with the author’s adherence to a historical vanguard and,
the other related to approaching the text from the perspective of the
problem related to the upsurge of the oil industry in Venezuela. In rela-
tion to the latter the author is interested in underlining the way that
Mene recreates the mythology and imagery of oil, and how to focus on
the phenomenon of violence and modernization that the exploration
and exploitation of oil introduces.
Keys words: Mene, vanguard, oil, imagery, violence, modernization.

I. Mene en la vanguardia histórica Esta novela propone así en su


búsqueda de una forma narrativa re-
Mene es una novela de particular novadora, una tensión particular en-
interés en el proceso de configura- tre poesía y prosa, escritura y orali-
ción de la narrativa moderna vene- dad, historia y ficción. Ésta desde su
zolana. Escrita en 1933, luego de la nuevo recorte y reorganización sim-
participación de su autor en la expe- bólica de la realidad, es ahora tam-
riencia vanguardista del grupo zulia- bién testimonio y memoria de una
no “Seremos”, su escritura expresa historia desgarrada por significati-
la tensión entre tradición y vanguar- vos acontecimientos económicos y
dia histórica. Su discurso, en efecto, sociales. Nos referiremos a la espe-
pone de relieve algunas de las ideas cial figuración que en sus páginas
y modalidades literarias que han ocupa el tema de la irrupción y pre-
transformado la escena narrativa sencia del petróleo.
moderna: prosa ágil que mimetiza a Un sector representativo de la crí-
ratos el estilo periodístico, dado su tica literaria venezolana ha visto en
tono “objetivo”, a la vez que intro- Mene la más relevante propuesta na-
duce el juego metafórico más o me- rrativa de Ramón Díaz Sánchez,
nos audaz. dada precisamente la concepción de
Haciéndose en una permanente y un diseño formal renovador en el
plural aparición y ocultamiento de que el tema de la irrupción y presen-
personajes, voces y espacios, Mene cia del petróleo se revela en sus
esboza un nuevo proyecto y por lo múltiples dimensiones semánticas2.
tanto una nueva estética del discurso Hay que insistir en que aún cuan-
narrativo literario que involucra la do Mene mantiene muchos elemen-
re-semantización de la representa- tos estructurales y simbólicos que la
ción realista tradicional. vinculan a la tradición narrativa rea-
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lista venezolana, introduce sin em- en torno a la historia del país. Esta
bargo signos renovadores que tienen pasión logra ejercitarla como repor-
que ver con el conocimiento por tero en el diario “Boletín de Noti-
parte del autor de las modernas ten- cias” del mismo Puerto Cabello, en
tativas de transformación de la esce- el que publica regularmente trabajos
na narrativa, literaria, en Europa y históricos y literarios. En ese con-
otras latitudes del mundo. Pero pre- texto de una ciudad portuaria, abier-
guntémonos ¿cómo alcanza Díaz ta al mar y por lo tanto al arribo de
Sánchez a diseñar esta propuesta re- algunos libros, revistas y noticias de
novadora que es Mene? escritores de otros países que llegan
Como tantos escritores de su ge- logrando sortear las restricciones, el
neración, nuestro autor se inicia en aislamiento cultural que impone la
el oficio de escribir a través de la dictadura de Gómez, nuestro nove-
prensa regional. De formación auto- lista comienza sus exploraciones na-
didacta, sus primeros trabajos litera- rrativas. Publica su primer folleto: el
rios los dará a conocer en los perió- cuento “Los impecables”3 en el año
dicos locales de su Puerto Cabello 1923.
nativo. En 1921 publica sus prime- Pero será su traslado a Maracai-
ros poemas en la revista “Violetas” bo, una ciudad también portuaria
que circula semanalmente en su re- pero de mayor movimiento econó-
gión natal. Tiene 18 años. Se trata mico y dinámica social, lo que lo es-
por supuesto de textos que están en timulará, al calor de nuevas inquie-
la línea del esteticismo modernista, tudes y del contacto con otros escri-
que es, como sabemos, una estética tores jóvenes, a un giro vanguardista
que ha logrado canonizarse durante en su producción literaria. Con algu-
esos años. nos de esos jóvenes escritores funda
En ese joven que es Díaz Sánchez el 6 de agosto de 1925 el grupo de
se despierta un significativo interés vanguardia “Seremos”. Las motiva-

2 Orlando Araujo dice de Mene. “… la mejor de sus obras para mi gusto de lector. Una
honda denuncia, un testimonio vívido, una fabulación veraz o una novela-reportaje
como algunos la han llamado…” (O. Araujo. Narrativa Venezolana Contemporánea.
p.119. Caracas. 1988. Monte Ávila). Por su parte Gerendas sostiene: “Posiblemente
Mene sea su obra narrativa más lograda… (Mene) contribuye al inicio de la contempo-
raneidad en la narrativa venezolana, en la cual ocupa un lugar fundamental” (Judit Ge-
rendas “Díaz Sánchez, Ramón” en Diccionario Enciclopédico de las letras de América
Latina. p.1492-1496. Tomo I. Caracas. 1995. Biblioteca Ayacucho-Monte Ávila).
3 Cf. Asdrúbal González. Ramón Díaz Sánchez, Elipse de una ambición de saber. p.
15-32. Caracas. 1984. Academia Nacional de la Historia.
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ciones de este grupo no son solo li- la confrontación con autores y tex-
terarias. Los mueve también preocu- tos que modifican su concepto y su
paciones políticas. Al lado de otros práctica de la literatura. Leerá a
escritores que se proponen cambios Unamuno, Gabriela Mistral, Ramón
literarios y políticos como Valmore Gómez de la Serna, Jorge Luis Bor-
Rodríguez, Héctor Cuenca, Rafael ges, Goethe, Henri Bergson, Neru-
Ángel Barroeta, por mencionar al- da, Guillermo Valencia, entre otros,
gunos, editan una revista y un Bole- cuyas obras lo impulsan a la refor-
tín del grupo. Se reúnen, discuten mulación y revisión de su proyecto
sobre nuevos libros y autores. Publi- narrativo.
can libros. El lema que se han dado: Liberado de prisión y nombrado
“Por los ideales de patria, de arte y Juez Municipal de Cabimas, impac-
de justicia. Por el acercamiento espi- tado por esa tremenda experiencia
ritual de América. Por la integridad vital que son los inicios de la explo-
del pensamiento joven”4 expresa la tación petrolera en esa zona, co-
amplitud de miras que los anima, mienza la escritura de Mene. Son los
esa voluntad de justicia social, que años 30. Ha acumulado ya toda una
llevará a algunos de sus integrantes, significativa experiencia como lec-
entre ellos al mismo Díaz Sánchez a tor y como escritor de ficciones y de
la reclusión carcelaria. artículos de Historia, lo que le per-
Movilizado por esa efervescencia mite tener una actitud crítica frente a
renovadora del grupo, da a conocer la tradición narrativa e historiográfi-
uno de sus primeros trabajos narrati- ca. Sabe que no quiere repetir sino
vos “El sacrificio del padre Renato” renovar.
y la obra teatral “Han robado un Mene va a significar por lo tanto,
ventilador” que llega a escenificarse la búsqueda de una escritura narrati-
en el teatro Baralt de Maracaibo. va alterna. Alterna con respecto a un
Ese primer intento narrativo, suerte costumbrismo y criollismo tradicio-
de novela fallida, será luego objeto nales que han institucionalizado una
de su propia censura, negándole la retórica bucólica y una visión de lo
adscripción a su bibliografía. Redu- popular y de las formas discursivas
cido a prisión en el Castillo San orales que se desplaza entre lo des-
Carlos, continuará su proceso de pectivo y lo pintoresco. Y alterna
formación, a través de la lectura, de también, como lo hemos señalado,

4 Cf. Luis Guillermo Hernández y Jesús Ángel Parra. Diccionario General del Zulia. p.
2025-2026. Maracaibo. 1999. Banco Occidental de Descuento.
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con respecto a ese modernismo este- extensa dictadura de Juan Vicente


ticista y evasivo que mira obsesiva- Gómez.
mente hacia Europa, hacia otras cul- Pero volviendo a Mene, observa-
turas. mos que la diferencia que suscita
Sin embargo, hay que decirlo, el con respecto a la tradición narrativa
vanguardismo de Mene no deja de va a radicar precisamente en la
ser aún tímido. No hay en este libro re–semantización y re–figuración de
una subversión radical de los cáno- los discursos y miradas instituidos,
nes que pautan el discurso noveles- canonizados y en la perspectiva crí-
co tradicional, como ocurrirá por tica, ideológica que abre. Su con-
ejemplo, muchos años después, ha- cepción y composición narrativa
cia la década del 50 con un texto presenta significativos rasgos reno-
como El Falso Cuaderno de Narci- vadores. Novela breve, su diseño y
so Espejo que involucra una refor- constitución formal a partir de frases
mulación del concepto mismo de concisas y a la vez sorprendentes,
novela. No olvidemos, por supuesto, hace ver en ella la práctica de una
que la vanguardia en la que se ins- escritura un tanto experimental, que
cribe Mene es nuestra primera tenta- se arriesga a la aventura de crear, de
tiva de renovación literaria, de allí re-inventar la tradición y particular-
su denominación de vanguardia his- mente el modo de percepción y de
tórica. Sin embargo su alcance, aun- representación que ésta había insti-
que limitado, posibilitará transfor- tuido de lo real.
maciones posteriores más radicales. En este sentido, frente a la retóri-
A diferencia de la vanguardia his- ca de la exhuberancia costumbrista,
tórica de otros países hispanoameri- del lujo verbal propio del modernis-
canos como México y Argentina, en mo, hay en Mene, una escritura des-
los que ocurre una más temprana y pojada, que propone, a través de su
audaz modernización económica y inédita modalidad reporteril, una
social, la primera vanguardia vene- mirada “objetiva”; una construcción
zolana estará sometida a las condi- narrativa, ágil, dinámica. Esto reper-
ciones de una sociedad en la que so- cute en una nueva economía lingüís-
breviven acentuados rasgos colonia- tica y literaria, en la que la metáfora
les, un país predominantemente ru- juega un rol significativo pues per-
ral cuya economía había sido funda- mite mayor eficacia narrativa y des-
mentalmente agrícola. En general criptiva. De allí esa capacidad de
hablamos de una vanguardia que tie- síntesis y de sugestión con que nos
ne que vencer el aislamiento cultural sorprende su discurso narrativo.
impuesto a la nación por la feroz y
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Será precisamente ese juego con nismo y su visión aristocrática del


figuras poéticas, particularmente mundo, Díaz Sánchez perfila en
con metáforas novedosas, impactan- Mene la noción de pueblo, de comu-
tes, lo que la acerque dialógicamen- nidades orales, desquiciadas cierta-
te al ultraísmo, un movimiento de mente por las transformaciones mo-
referencia, como sabemos, en la dernizantes que ocasiona la irrup-
vanguardia española e hispanoame- ción del petróleo.
ricana. Mene, en este sentido, es solidaria
Desde sus primeras páginas se de la re–valoración de lo regional
puede observar en Mene el tono de que realiza una narrativa hispano-
un lenguaje narrativo alterno, dife- americana postmodernista que surge
renciado de la tradición, en el que se casi paralelamente a la vanguardia
hace evidente el diálogo con una histórica y que propondrá también
poesía que se acerca a lo cotidiano, para la novela, significativos cam-
sorpresiva, que imita incluso el cru- bios en el orden del discurso y de su
ce, la fruicción de sonidos. apertura semántica y temática. Es
una narrativa que se abre hacia una
Palomas verdes de cocoteros imprimie-
dimensión universal de nuestros mi-
ron una alegre estilización selvática a la
tos, de las identidades nacionales,
avenida y trajeron su fru – frú de seda
con lo cual establece distancia críti-
hasta la puerta de la capilla… Sobre la
ca con respecto al costumbrismo y
onda rizada balanceábase la “Linda” y
criollismo tradicionales. Gallegos
desde su planeta azul se tendía una escala
será en nuestro país el más alto ex-
de risas hasta la orilla de barro oleagino-
ponente de esta tendencia, en la me-
so (Díaz, 1969: 17).
dida en que su vasta producción ex-
Se trata por otra parte, de una es- plora ese otro país de nuestros már-
critura que al marcar y privilegiar el genes, de las fronteras, retomando
tono y las modalidades orales pro- en una perspectiva universal ese len-
pias de la región zuliana, desplaza al guaje secreto de las leyendas, de las
sujeto personal y su individualidad coplas, de los mitos pero que expre-
egotista, tan cara al modernismo, sa toda esa heterogeneidad cultural
hacia ese sujeto colectivo, configu- y lingüística, simbólica, que confi-
rado por todo un conjunto de comu- gura la identidad colectiva, venezo-
nidades asoladas, desgarradas y des- lana.
membradas por la irrupción del pe- En este sentido Mene coincide
tróleo y la instalación de las compa- también con esta propuesta de reva-
ñías petroleras. Frente al yo hiper- loración de lo propio, pues su escri-
sensible y neurasténico del moder- tura dialoga con un país histórico,
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concreto, cuya modernización es discurso de la violencia que tendrá


vista escépticamente más como su despliegue en años posteriores.
amenaza que como posibilidad de
progreso o desarrollo. Y ésta es una II. Mitología e imaginario
diferencia fundamental con el Galle- del petróleo
gos que asume el esquema civiliza-
ción/barbarie y en muchas de sus Hay toda una mitología y todo un
novelas opta por la perspectiva posi- imaginario del petróleo en Mene5.
tivista que significa la idea de pro- Es lo que la gente, los personajes
greso. que encarnan las voces de los pue-
La escritura de Mene es testimo- blos (Cabimas, Lagunillas, La Rosa,
nio y metáfora de ese proceso de La Punta, etc.) dicen y piensan del
transculturización que trae la moder- petróleo. Es una mitología y un ima-
nización petrolera. En este sentido, ginario que se revelan fundamental-
uno de los cambios fundamentales mente de manera oral, a través de
que se operan a su interior, tiene que los diálogos de los personajes, por
ver con el espacio cada vez más am- ejemplo y al trasmitirse socialmente,
plio que adquiere la descripción de de generación en generación, se ads-
objetos tecnológicos (máquinas de criben a una cultura oral, mítica, por
perforación, balancines, camiones, lo que de algún modo configuran un
etc.) y de acontecimientos vincula- discurso fabuloso y proyectan su
dos al mundo industrial, de las inscripción en la memoria social y
Compañías Petroleras. Aconteci- cultural de estas comunidades petro-
mientos y situaciones sociales gene- leras.
ralmente de violencia que expresan De este modo el petróleo se con-
las dramáticas transformaciones de vierte en la novela, se va constitu-
los espacios rurales (esas comunida- yendo, en una especie de entidad
des desmembradas que son Cabi- fantasma en torno a la cual se orga-
mas, Lagunillas, La Punta, Santa niza un universo simbólico, narrati-
Rosa, etc.) en espacios urbanos o se- vo, particular. Es un discurso proli-
mi-urbanos un tanto caóticos. ferante, pues a medida que los he-
El lugar del paisaje bucólico y del chos relacionados con el petróleo
amor idealizado propios de la visión ocurren, aumenta el número de his-
romántica del costumbrismo y del torias míticas, de leyendas, de ela-
criollismo se va tornando sórdido y boraciones imaginarias que la gente,
agreste en Mene. Se despeja así el los personajes crean a través por
terreno a toda una narrativa y un ejemplo del rumor y que se proyec-
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tan socialmente arraigándose en una ca, conformando una red, un tejido,


suerte de memoria mítica o de in- un cuerpo simbólico de rasgos parti-
consciente colectivo. culares, hecho de imágenes funda-
Este imaginario mítico expresa, mentalmente negativas y fatalistas.
como es obvio, la percepción, el im- Veamos algunas de estas cons-
pacto que sobre la mentalidad de es- trucciones discursivas que se gene-
tos sujetos colectivos (Lagunillas, ran alrededor de esa presencia fan-
Cabimas, La Rosa, etc.) ha tenido el tasmática, misteriosa, que es el pe-
petróleo. Aunque este discurso so- tróleo. Son construcciones que debi-
bre el petróleo es social, como he- do a su carácter precisamente fabu-
mos dicho, su elaboración es un loso, imaginario, hacen parte de esa
poco fabulosa, entre onírica y míti- totalidad ambivalente y enigmática

5 Ambos conceptos están estrechamente vinculados. La noción de lo imaginario ha sido


trabajada desde diversas vertientes. Para el psicoanálisis lacaniano lo imaginario se
opone a la noción de lo simbólico y expresa la dependencia del niño con respecto a la
madre: “El niño, en el origen –explica J. Jacan– no desea únicamente el contacto y los
cuidados de la madre. Desea serlo todo para ella… Es el registro de la captación ima-
ginaria…” (Anika Rifflet Lemaire Lacan. p. 138 – 139. Prólogo: J. Lacan. Trad. Fran-
cisco J. Millet. Buenos Aires. 1979. Sudamericana). En el ámbito de la antropología y
la sociología, el registro de lo imaginario, aunque íntimamente ligado a lo simbólico
pues no puede expresarse sino a través de éste, implica un tipo de conocimiento mítico
y por lo tanto una cosmovisión mágica, a diferencia del registro simbólico, que implica
un tipo de conocimiento lógico – racional. En esta perspectiva, lo imaginario está
constituido por constelaciones de imágenes más bien difusas pero que pueden adquirir
un carácter alegórico. Para un autor como Castoriadis “lo histórico – social es imagi-
nario radical, esto es originación incesante de la alteridad que figura y se autofigura”
(Cornelius Castoriadis. La institución imaginaria de la sociedad. Vol II. p. 70 Barce-
lona. Tusquets). Es decir, para Castoriadis lo imaginario involucra todo un sistema de
significaciones de una comunidad, estrechamente vinculado a la historia de esa comu-
nidad. Explica Bergua como “este imaginario radical, en el que debe incluirse el ima-
ginario individual que bebe de la imago materna, responde a una lógica fluida o mag-
mática y late por debajo de las representaciones instituidas” (J. Ángel Bergua “Lo so-
cial instituyente y la imaginación” en Acciones e Investigaciones Sociales. Nº 15. p.
45. España. Octubre 2002). En el terreno de la hermenéutica, la obra de Gilbert Du-
rand hace de lo imaginario uno de sus conceptos centrales. Para él lo imaginario
“Tiene sus reglas y sus configuraciones que exigen en la práctica de un estructuralismo
peculiar que no se satisface ni se limita con las formas y que él llama “estructuralismo
figurativo” porque pretende integrar los contenidos afectivos de tal modo que la es-
tructura que se vislumbra dé acceso a la plenitud del significado” (Alain Verjat. Gil-
bert Durand y la Ciencia del Hombre” en Varios El Retorno de Hermes. Hermenéu-
tica y Ciencias Humanas. p.15. Alain Verjat. (ed) Barcelona. 1989. Anthropos).
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que es la novela, estimulando, con- está “el rumor” , esa especie de dis-
tribuyendo a ampliar su horizonte de curso híbrido, en el que se cruzan
lectura: verdad y mentira, imaginación y
1. El Petróleo es riqueza fácil, certeza, alguien, generalmente un
fabulosa, que convoca a contin- personaje anónimo que representa
gentes de ilusionados esa voz colectiva, ese rumor, le da
Ninguna catástrofe es capaz de forma o estructura lógica, lingüística
detener esta versión mítica, discursi- a la elaboración imaginaria. El cri-
va, que se extiende por todos los men de María suscita ese rumor o
pueblos y convoca a personas de- “comentarios” y un “hombrecito os-
sempleadas u ocupadas en otros curo” dice: “Los comentarios her-
asuntos de la economía. vían afuera
- El petróleo – diagnosticaba un
La leyenda de la riqueza del petróleo, de
hombrecito oscuro – el petróleo en-
los salarios fabulosos, de las transaccio-
venena a la gente. El más sano se
nes fantásticas, se irradiaba por toda la
vuelve fiera. Debe ser el olor. Ya
nación y atravesaba sus fronteras. Venía
ven esa muchacha” (p. 89).
un ejército delirante de todos los vientos
3. El Petróleo irrita el cerebro
del globo. Sem, Cam y Jafet transplanta-
de los hombres y embruja a las
ban sus odios seculares a este trozo es-
mujeres
condido de la tierra (Ob. Cit. p.85).
Como parte de esa constelación
2. El Petróleo envenena a la misteriosa, imaginaria, que suscita
gente el petróleo, que se puede observar
La violencia que se desata en las en los “comentarios” que derivan de
comunidades ya referidas (incen- la cadena de sucesos trágicos, parti-
dios, crímenes pasionales, muertes cularmente pasionales, otro persona-
por accidentes laborales, suicidios) je anónimo, de esos que se aglome-
se dice que tiene su causa en el pe- ran alrededor del hecho de violen-
tróleo. Se trata de esa variante míti- cia, dice:
ca que ve en el petróleo “el estiércol
– He pensado –dijo otro aún– he pensado
del diablo”. El petróleo está engar-
mucho en eso. El petróleo debe tener algo
zado en esa trama cotidiana de la
misterioso que vuelve a los hombres rece-
violencia que de pronto puede sor-
losos. Parece que irrita el cerebro. Pero
prender con un incendio o un asesi-
hay algo más… Creo que todo el mundo
nato por motivos pasionales como el
habrá notado la influencia que ejerce en
de que es objeto María por parte de
las mujeres… Es como si las hipnotiza-
Ramona. Aunque detrás de estas
ran, como si las embrujaran (p. 91).
construcciones míticas e imaginarias
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4. El Olvido de Dios Que el petróleo, el petróleo que llena


Ese olvido de Dios y el senti- todo esto por debajo, es lo que no deja
miento de culpa que acarrea ante la brotar el agua dulce y crecer las matas…
serie de sucesos trágicos, tiene su pienso que cuando acaben de sacar todo
representación emblemática en la ese petróleo, el agua dulce reventará en
novela, en el cierre de la iglesia de todas partes y tendremos ríos, ríos…(p.
Cabimas, como consecuencia de ese 69).
materialismo pragmático, avasalla-
Es evidente pues, como esa vi-
dor que ha impuesto el petróleo y
sión mítica del petróleo sostiene y
las compañías petroleras. Ese impe-
alimenta en buena medida todo el
rio del trabajo, del dinero y también
discurso narrativo de la novela.
de su despilfarro loco, vertiginoso,
Aunque el petróleo es también
destructor, ha llevado al cierre de la
una referencia socio–política y cul-
iglesia y como contrapartida, a la
tural e incluso configura de igual
proliferación de burdeles, de casi-
modo un discurso técnico, esta vi-
nos. Uno de éstos se incendia y oca-
sión mítica e imaginaria parece pre-
siona grandes pérdidas: “Un viejo
dominar. La ficción narrativa está
indígena, venido de Bachaquero o
aquí en permanente relación de ten-
de Machango para ver el incendio
sión con la realidad. El petróleo,
censuraba.
siendo metáfora que refigura lo real
- Esto tenía que suceder. Un pue-
es también significante mítico. Hay
blo perdido. La iglesia cerrada
toda una figuración hiperbólica,
¿Cómo se puede vivir así?” (p.109).
cuasi fantástica, monstruosa, del pe-
5. El Petróleo ha vuelto árida la
tróleo. Espacio simbólico en el que
tierra
se cruzan la violencia y la fiesta, el
Al petróleo se le atribuye la esca-
despilfarro y la economía, él es
sez de agua y la aridez de la tierra.
igualmente un espacio imaginario
Reinoso, que es una suerte de fabu-
que engendra crímenes, suicidios,
lador, de juglar, un personaje que
pasiones desenfrenadas. Como con-
encarna por lo tanto esa memoria
secuencia, se desprende de allí toda
mítica, fabulosa, de la que se des-
una estética narrativa en la que se
prenden estas versiones discursivas
alían lo sórdido y lo enigmático, el
de lo imaginario, le dice en conver-
drama pasional y la novela policía-
sación a Ño Casildo, después de un
ca. Mene alude a un “bar y dancing”
largo período en que no se veían y
emblemáticamente llamado “El Hijo
ambos son ya un poco ancianos, que
de la Noche”, cuyo ritmo vertigino-
“ha oído decir por ahí”
so es de algún modo representación
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metafórica de esa experiencia de los pectiva ideológica de la novela, una


límites que provoca el petróleo. como segunda conquista y coloniza-
ción de los territorios y pueblos lin-
… en el recinto de El Hijo de la Noche
dantes con el Lago de Maracaibo.
había mil bocas que gritaban y reían: dos
mil plantas que zapateaban, una orquesta Pronto comenzaron aquellas ruedas den-
ruin que chillaba desesperadamente, des- tadas y aquellas cuchillas relucientes una
trozando un paso doble, y mil puños que tarea feroz. El monte fue cayendo como
golpean las puertas, los tableros de las la barba bajo el filo de la navaja. El indí-
mesas y sillas de hierro. De la calle su- gena miraba absorto la avalancha. (...)
bían los rugidos de los automóviles y el Cada mañana arribaban nuevos buques
herido grito de los gramófonos (p. 69). repletos de hombres extraños (p. 42-43).

Todo cambiará entonces. Al


III. Violencia y Modernización
asombro de la llegada de los extran-
del Petróleo
jeros sucede el terror, el vuelo páni-
Violencia y petróleo están en co de los patos que habitaban los al-
Mene en una relación de interdepen- rededores del Lago, es decir, la des-
dencia. Aquella comienza a existir trucción ecológica, la transforma-
desde el momento en que Joseíto ción radical del paisaje y del modo
Ubert al ir a tomar un dado del suelo de vida rural pero apacible de sus
se mancha los dedos de “algo negro habitantes.
y grasiento” (p. 25). Entonces urde Díaz Sánchez escribe Mene im-
un engaño y se hace de la posesión pactado por esta situación de violen-
jurídica de las tierras desde Punta cia que le toca vivir cuando asume
Icotea hasta el Mene. Tiempo des- el cargo de juez municipal de Cabi-
pués regresará en un “vapor de gue- mas. Son los inicios de la década de
rra”, con los representantes extranje- 19306. Al autor le interesa interro-
ros de una compañía petrolera a gar los desgarramientos humanos,
quienes había vendido esas tierras sociales, que el fenómeno del petró-
para comenzar allí la explotación de leo involucra y particularmente las
petróleo. Se iniciará así, en la pers- consecuencias de deformación cul-

6 En 1968, después de más de 30 años de haber escrito esta novela, el autor se pregunta:
“¿Qué ha significado esta última etapa de nuestra historia con referencia a la evolución
de nuestra cultura de pueblo?... A 32 años de existencia lo estamos viendo. Y el espec-
táculo no puede ser más elocuente ni más dramático. Habrá que escribir esa misma no-
vela para presentar el hecho del petróleo con su crispado horizonte de falsedades, de
engaño, de corrupción” (Ramón Díaz Sánchez, “Introducción” en Ob.cit. p. 12).
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tural que esa primera etapa de un tástrofe, como secuencia de hechos


proceso de modernización traumáti- de exclusión social, de racismo, de
ca acarrea. muertes, de prostitución sexual, pero
La violencia que trae la explora- también es un clima y una estética
ción y explotación petrolera, a tra- que suscitan las palabras, es decir,
vés de la instalación de las compa- su modo de organización ficcional y
ñías, atraviesa la novela, configuran- discursiva. Ese clima novelesco,
do de algún modo su discurso, por enigmático, involucra siempre una
lo que más que un núcleo temático situación de tensión, de exaspera-
es también un modo de ser signifi- ción, hace de la violencia una posi-
cante7. bilidad que puede estallar a cada
La ficción se hace discurso políti- momento. E involucra una estética
co en la medida en que la actitud éti- de lo sórdido, de la perversión, del
ca, la perspectiva crítica del novelis- horror, e incluso de la alucinación.
ta orienta las operaciones de selec- En el plano de los acontecimientos,
ción y combinación artística que le en cualquier momento algo inespe-
otorgan a la novela su condición de rado y funesto puede ocurrir: un
memoria y testimonio. Memoria y chorro de petróleo que irrumpe ane-
testimonio que lejos de deslizarse en gando y amenazando la vida de toda
la denuncia panfletaria, avanza más una comunidad, un incendio o una
bien, como lo hemos querido cons- muerte pasional (el cadáver de una
tatar, en la dirección de la renova- mujer apuñaleada por otra a causa
ción formal, vanguardista. de los celos, o el cadáver del negro
La violencia se lee por supuesto Enguerrand fortuitamente encontra-
en la novela en su dimensión de ca-

7 En una perspectiva de análisis socio-económico y político Araujo señalaba en un tra-


bajo publicado en 1974, dos etapas bien diferenciadas que ha tenido la violencia en
Venezuela “en lo que va de vida republicana”. Una fase de violencia caudillista,
“cuyo análisis corresponde a los escritores del positivismo venezolano y cuya expre-
sión literaria alcanza una fórmula clásica en la obra de Rómulo Gallegos”. La otra eta-
pa, en la cual, a nuestro modo de ver se inscribe Mene “surge con el establecimiento
en el país de una economía de enclave, es decir, con la inserción dentro de aquella eco-
nomía agrícola tradicional, de un sector de explotación petrolera caracterizado por una
alta tecnología y por un capital y una dirección foráneas cuyas decisiones se toman
dentro de un contexto y de un cuadro de intereses monopólicos internacionales. Se
abre entonces la fase de violencia imperialista...” (Orlando Araujo. En Letra Roja. La
violencia venezolana. Literaria y Social. p. 6-7. Caracas 1974. Universidad Católica
Andrés Bello).
Mene: vanguardia y petróleo 119

do por una prostituta flotando sobre identidad colectiva ni personal, que


el Lago). avasalla a las personas y destruye el
El fuego, como la muerte, como paisaje rural, dejando siempre como
la prostitución, parecen inherentes a secuela un agrio sentimiento de de-
la existencia de las compañías petro- samparo existencial, de soledad.
leras y como éstas, todo lo asedian. Así, de la desaforada destrucción
Nada escapa a la violencia del petró- que provoca el incendio de un bur-
leo, ni siquiera la propia diversión del en Lagunillas, alguien sólo logra
en los casinos o burdeles, en los que rescatar un zapato: “El fuego cobra-
la fiesta tiene siempre una tonalidad ba sin regateos. Dos horas después
chirriante, estridente. Diríamos que había terminado su labor. Dejaba un
la violencia adquiere, a medida que panorama plano de cenizas, tizones
los acontecimientos se suceden, una encendidos, planchas de hierro re-
condición proteica: se desplaza y se torcidas... Lloraba el hombre del za-
metamorfosea, transformando como pato, encorvado sobre una piedra”
el petróleo mismo, todo lo que toca (p. 109).
o invade. A Díaz Sánchez le intere- Frente a esas comunidades en
san los plurales rostros de esta vio- transformación modernizante, vio-
lencia devoradora que se expresa en lenta, por efecto de la acción de las
múltiples facetas y tonalidades. Le compañías, están en dramático con-
interesa tanto el sujeto individual, traste otros pueblos o comunidades
víctima de la exclusión, del racismo, marginados, rezagados, pues a ellos
como le acontece al negro Engue- no han llegado las compañías y sus
rrand, como la deformación que esa habitantes viven sumidos en la po-
violencia genera en las colectivida- breza, en la miseria. Sólo uno que
des, en esos cuerpos sociales un tan- otro personaje encarna una concien-
to desarticulados que son Cabimas, cia crítica ante el avasallamiento de
Lagunillas, La Rosa, El Mene, etc., esa modernización que ha significa-
sujetos colectivos que por efectos de do la pérdida de sus costumbres reli-
la violencia giran, se desplazan en giosas, societarias. Es el caso de
un cierto frenesí vertiginoso, entre Teófilo Aldana, un obrero excluido,
las máquinas perforadoras (balanci- puesto en la “lista negra” por agredir
nes, taladros), la amenaza de muerte a un jefe de una compañía y Casia-
y el derroche económico y sexual. no, desplazado de su condición de
Esta primera etapa de arribo e jefe civil.
instalación de las compañías refiere A esa primera etapa de moderni-
un proceso de modernización que no zación caótica, violenta, sucede lue-
respeta ni atiende a ninguna seña de go una etapa de modernización más
Douglas Bohórquez
120 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 50, 2005

programada, pero que avanza, pro- Ésta nueva fase, como lo indica la
fundiza el proceso de transculturiza- novela, está estrechamente ligada a
ción que se había iniciado desde la la constitución de una “aristocracia
llegada de los primeros “musiues”8. criolla” que ha venido mimetizando
En este sentido es notoria, a nivel sus gustos, adoptando modalidades
mismo de la estructuración de la no- sociales, protocolos “civilizatorios”
vela, la cantidad de palabras e inclu- derivados de la presencia de los nor-
so frases tomadas del inglés. Pero teamericanos que imponen su estilo
éstas se van incorporando al lengua- de vida.
je cotidiano y van como fundando Al lado de ese refinamiento social
una nueva realidad que se sobreim- Mene alude a unas relaciones socia-
pone y desplaza o desdibuja las for- les que se construyen sobre la base
mas y modalidades lingüísticas ori- de la mentira, el engaño, el artificio,
ginales, propias de la región zuliana. la conveniencia. Tal, el episodio re-
La nueva etapa de modernización lativo al matrimonio de Ángela con
programada tiene que ver con he- Jorge, un técnico extranjero de la
chos o acontecimientos aparente- compañía, que luego la abandona y
mente civilizatorios como la cons- provoca en ella el suicidio. La mira-
trucción de una escuela, el desplaza- da, la perspectiva ideológica de la
miento de las prostitutas a “zonas novela es pues, profundamente críti-
especiales de concentración” (p. ca y escéptica con respecto a los su-
119) la iniciativa de edificar un puestos conceptos de progreso y de-
club, la restitución del cura a la igle- sarrollo civilizatorios derivados de
sia que había permanecido cerrada. la modernización petrolera.
Mene: vanguardia y petróleo 121

Bibliografía
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Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.
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VERJAT, A. (1989). El Retorno de Hermes. Hermenéutica y Ciencias Humanas.
Barcelona. Anthropos.

8 Campos, analizando algunos aspectos relativos al impacto cultural del petróleo, es de-
cir, a este proceso de transculturización, difiere de la posición de Picón Salas para
quien Venezuela habría entrado al siglo XX en 1936, luego de la muerte del dictador
Gómez y señala que fue el petróleo desde el momento mismo en que se inicia de modo
más radical su explotación hacia el año 1913, un agente modernizador fundamental:
“... el flujo y reflujo demográfico que el petróleo genera nos autoriza para decir que es
ciertamente con éste que el país entra al siglo XX, económica y socialmente” (Miguel
Ángel Campos. Las novedades del petróleo. p. 25. Caracas. 1994. Fundarte).

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