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Es nuestra intención abordar la Ley Federal de Educación Nro. 24.195 del año 1993,
para intentar una comprensión contextualizada y lo más abarcadora posible.
Primero haremos una breve reseña histórica de la Educación Argentina, habida
cuenta de que la L.F.E. es producto de nuestro devenir histórico. Y por lo tanto, una
resultante de la aplicación de diversas políticas educativas.
En segundo lugar, analizaremos los aspectos generales de la ley para desentrañar lo
que a nuestro entender es el eje organizador de la misma: los criterios de
descentralización y centralización.
Como cierre de nuestro trabajo, incluimos algunos artículos contrastados
(documentos, notas periodísticas, textos teóricos) que servirán para ilustrar y
ampliar lo expuesto. Esos textos de discusión contribuirán a conformar este
complejo sistema de redes que junto con otras leyes, ordenanzas, decretos, etc. se
entronca con la L.F.E. Permitirán, además, realizar conexiones con los Derechos
Humanos (DDHH) como un modo de buscar una salida a las dificultades que
presenta el sistema actual.
A casi cinco años de la vigencia de esta ley se ha transformado el espectro
educativo argentino. Sostenemos, por tanto, que es imperioso abrir el debate para
cuestionar los enunciados de la L.F.E. como una manera de posibilitar otras
alternativas.
Finalmente, queremos dejar en claro que no estamos en contra de una reforma
educativa. Sin embargo, convencidos de que no toda reforma es positiva, ni todo
cambio es necesariamente un cambio democratizador, ni mejora la calidad real, los
cambios al sistema debieran ser determinados en el marco de la Constitución
Nacional y los documentos de DDHH. Esto permitiría una mayor democratización, y
evitaría la exclusión y la marginación que hoy en día se hallan facilitadas por el
mismo sistema educativo.
Parte I: Encuadre Histórico
"En la Argentina, al igual que en la gran mayoría de los países de América Latina
el Estado tuvo que ser educador para constituirse como Estado Nacional,
formando a los ciudadanos en sujetos de una nueva forma de vida social y política"
(Tenti, 1989)
Principales etapas del desarrollo del sistema educativo argentino.
Constitución del sistema estatal de educación (1880-1920): a partir de 1850, las
propuestas de creación de escuelas públicas y de su modelo institucional se
articularon funcionalmente al proyecto de creación de un estado capitalista que
participaría del mercado internacional a través de la exportación de materias primas
semielaboradas y de la importación de productos manufacturados, para lo cual se
necesitaban instituciones que cumplieran esa doble función. En primer lugar,
efectivizar la presencia de las escuelas públicas en la mayor cantidad de lugares
posibles y, en segundo lugar, que estas contribuyeran a la creación de una población
con una uniformidad cultural mínima. La escuela pública era la institución ideal para
tal fin. Después de la sanción de una serie de leyes provinciales de educación, el
Congreso Pedagógico de 1882 concluyó con la promulgación de la ley 1420 (1884),
la cual estableció la escuela obligatoria, gratuita, laica, común a todos, y graduada ;
que fue complementada más tarde con la Ley Láinez (1905). Con esta última, se
inicia la acción directa del Gobierno Federal en los territorios provinciales, cuando
comienzan a instalarse escuelas nacionales en las jurisdicciones provinciales.
Enmarcada en la concepción liberal de la época, la educación es considerada como
un derecho individual para la formación del ciudadano.
Consolidación del sistema (1920-1960): con la crisis del estado oligárquico y el
advenimiento del estado benefactor--después de la crisis del ‘29--, la oferta de
educación gratuita se extiende al nivel secundario. Esto obedece a una nueva lógica
en las políticas educativas que responden a una necesidad de ampliar el acceso al
conocimiento en función de las nuevas demandas del mercado laboral. Estos
cambios del mercado aparecen como consecuencia del proceso de sustitución de
importaciones por el que se pretendió la instalación de industrias de bienes de
capital en el período desarrollista posterior. El gran debate en este período es entre
la escuela pública y la privada. Es a partir de la década del ‘60 que se da una
progresiva institucionalización del sector privado en educación que venía
presionando desde décadas anteriores. Este proceso tiene su punto más álgido en el
año 1959 con la sanción de la ley Domingorena que determina la creación de la
Superintendencia Nacional de Enseñanza Privada (SNEP), como organismo que
centraliza la supervisión del sector, anteriormente bajo la modalidad y el nivel oficial
centraliza la supervisión del sector, anteriormente bajo la modalidad y el nivel oficial
correspondiente.
Dentro de la concepción del estado de bienestar, mediante políticas efectivas, la
educación deja de ser un derecho individual y se convierte en un derecho social, que
debe ser garantizado por el Estado, considerándose a éste como mediador con
papel protagónico para la sociedad. Dicho Estado tiene una función positiva que
debe orientarse hacia la justicia distributiva. Esta nueva concepción dio origen al
desarrollo de los derechos sociales y entre ellos, la educación.
Fragmentación y deterioro del sistema (1960 a la actualidad): a partir de 1966--en el
contexto de la mal llamada Revolución Argentina--,comenzaron a circular y adquirir
cuerpo las ideas en torno a la subsidiariedad del estado en materia de educación, y
junto con éstas las primeras versiones de su descentralización. Entre 1966 y 1983 se
puso en práctica, entre otras, una política educativa de gran significación: la
transferencia de las escuelas primarias a todos los gobiernos provinciales. Esta
descentralización se enmarca en una nueva conceptualización del papel estatal en
materia educativa: el Estado Nacional asume un papel subsidiario de las iniciativas
para garantizar el servicio educativo, con lo que queda a su cargo el control político e
ideológico de las escuelas. Como señala Norma Paviglianitti: "Entre 1956 y 1978 se
transfieren en distintas etapas casi la totalidad de las escuelas primarias nacionales.
Por lo tanto el gran debate de esta última etapa gira en torno a la descentralización o
centralización de la educación."
Con la crisis del estado de bienestar, surgen propuestas de tipo neoconservadoras
que postulan pasar de las prestaciones estatales a subsidios dirigidos a los
individuos, para que de esta manera, cada uno pueda comprar sus servicios en el
mercado. La educación se convierte así en una suerte de mercadería. Deja de ser un
derecho social para volver a considerarse un derecho individual, abandonando el
Estado la responsabilidad de garantizarlo.
Parte II: Aspectos Generales.
Como se desprende del trabajo "Ley de Educación: Aportes para el análisis y el
debate" (Nosiglia-Marquina) que analiza las discusiones que se llevaron a cabo en
ambas Cámaras y que luego dieron como resultado la posterior sanción de la actual
Ley Federal de Educación, se perfilan dos ideas que ya habían sido anticipadas por
los resultados del Congreso Pedagógico Nacional del año 1992. Estas podrían
resumirse como dos grandes líneas de triunfo: aquella sostenida por la "Iglesia
Católica y demás confesiones religiosas oficialmente reconocidas" (art. 4 L.F.E.) y "la
iniciativa privada" (art. 3 L.F.E.), triunfo que se ve reflejado dentro de la Ley en
concesiones muchas veces coincidentes que se le otorgaron a ambos grupos.
Por otra parte, lo que antes se diferenciaba como educación pública por un lado y
educación privada por el otro, ha pasado a denominarse, bajo la presente Ley
Federal como "educación pública de gestión privada" y "educación pública de gestión
estatal" respectivamente (L.F.E.: Título V- "De la Enseñanza de Gestión Privada", arts.
36, 37 y 38). Esta enunciación refuerza lo expuesto en el párrafo anterior y genera
confusión: lo que antes denominábamos Educación Pública por oposición a la
Educación Privada pasa a estar englobado en la nueva ley en una única categoría.
Pensamos que esta no es sólo una cuestión de nombres sino que trasunta en sí las
ideas que perfila la nueva ley, y reposiciona a la Educación Privada en un lugar de
privilegio respecto de la Pública (según la denominación ley ahora " de gestión
estatal"), que es la que de la que el Estado debía hacerse cargo históricamente como
lo señalaba la ley 1420. Tampoco presenta un desarrollo programático que supere--
aunque más no sea en lo terminológico --a su antecesora la Ley de Educación
Común 1420.
Esto resulta evidente, también desde la misma nomenclatura que recibe la ley. En el
trabajo de Nosiglia-Marquina se citan los otros proyectos presentados y que
fracasaron en su sanción, frente a la que es ahora nuestra Ley Federal de Educación.
Dichos proyectos se autotitulaban--cada uno--como "Ley General de Educación".
Resulta paradójico que el concepto de "federalismo" ha sido expresado en forma
más orgánica y coherente en aquellos proyectos que no incluían el término "federal"
en su denominación y que no resultaron promulgados. Lo que realmente se requería
desde hacía tiempo en nuestro sistema era una ley orgánica: es decir de tipo general,
que por absoluta obviedad y concordancia con nuestra Constitución Nacional y el
sistema normativo pedagógico histórico que la precedía; esta nueva ley debería
haber sido claramente federal más allá de la nomenclatura y las declaraciones
formales. Lo que se nos está presentando como evidente es la necesidad de una
reforma real que vaya más allá de la actual ley que postula únicamente desde su
nombre la federalidad que luego, en la práctica y aplicación, no concreta. Dado que
la supuesta descentralización que plantea en los hechos continúa siendo una
centralización real.
Dentro del mismo orden de cosas, la L.F.E., en su artículo 5to. propone como uno de
los objetivos de la "nueva escuela" generar un alumno para el ámbito laboral, un
nuevo homo laboris. Esta figura relega en los hechos, por ejemplo, a la Educación
Artística--de larga data en nuestro país--a un pequeño apartado en el capítulo 7 de
Regímenes Especiales, arts. 31 y 32, porque dentro de la lógica de la L.F.E. todo
aquello que no es "capitalizable" económicamente no es útil. Aparecen variables que
corresponden a la calidad empresarial dentro del ámbito educativo. Es decir que en
definitiva se cambia una educación impregnada de humanismo de larga trayectoria
histórica en nuestro país, por una educación meramente pragmática. Sin embargo,
no siempre la preparación para el trabajo genera oportunidades, o al menos igualdad
de oportunidades, y esto se da en menor medida en el caso de un mercado laboral
de oportunidades, y esto se da en menor medida en el caso de un mercado laboral
en crisis como el nuestro. Los gráficos que muestran las tasas de desocupación y de
empleo correspondientes a los períodos 1989-1997 respectivamente:
INDEC, ENCUESTA PERMANENTE DE HOGARES, Total Aglomerados urbanos, mayo
1997.
Por otro lado, los saberes que no son valuables en dinero quedan excluidos,
produciendo los establecimientos educativos una suerte de obreros polivalentes que
Centralidad del Estado en la provisión de los bienes públicos.
2 Políticas de seguro social relacionadas con la posición que el individuo ocupa en el
sistema pro- ductivo
3 Políticas de Asistencia Pública campo residual (beneficencia)
Políticas focalizadas
Clara identificación de los beneficiarios
Alto impacto.
El Estado comparte la provisión de los bienes públicos con otros actores sociales.
La descentralización se inscribe dentro de esta lógica. El Estado delega sus
funciones en distintas instancias (Provincias, Municipios, Instituciones,
Comunidades, etc.) y se genera así una fragmentación en el Sistema Educativo que
dependerá de los recursos de cada grupo. ¿Cómo se explica, desde el poder, esta
lógica descentralizadora? Una vez que el Estado de bienestar logró la expansión
cuantitativa de la oferta educativa, llega el turno de ocuparse de la calidad
educativa.
Un Estado centralista y por ende burocrático no está en condiciones de hacerse
cargo de una reforma para mejorar la calidad. Esto sucede porque las
organizaciones burocráticas alejan los centros de decisión de los problemas
concretos y estos centros desconocen las necesidades propias de cada comunidad.
La descentralización, supuestamente, tendería a dar a cada comunidad la
posibilidad de gestionar sus propios problemas y administrar más racionalmente los
recursos en función de sus necesidades. Así también, le permitiría elaborar un
proyecto pedagógico propio, acorde a la región, acrecentando los niveles de
responsabilidad, puesto que los actores que lo ejecutarían serían aquellos
encargados de elaborarlo. Todo esto llevaría a una mejor calidad educativa que
atendería a las reales demandas de la población.
atendería a las reales demandas de la población.
El primer punto cuestionable es el de la calidad, no porque no la creamos necesaria,
sino porque no queda claro a qué cosa se llama calidad. La centralización o la
descentralización no son procesos intrínsecamente buenos o malos, ni llevan
tampoco implícito el mejoramiento de la calidad educativa. Para valorarlos es
necesario contextualizarlos.
En un contexto global, la L.F.E. aparece como un elemento más de homogeneización
y control desde la exclusión de los grupos sociales más carenciados. En el caso de
América Latina, la presente ley debe ser comprendida a la luz de las experiencias
realizadas en Chile, Nicaragua, y en los intentos de aplicar leyes similares en
Uruguay y Brasil, entre otros.
La L.F.E. reproduce en el plano educativo el presente impulso neoconservador de
reducir los grupos sociales a sus actores individuales. Dicho de otro modo, la Ley
favorece las soluciones de tipo individual impidiendo soluciones consensuadas por
la sociedad en general.
Para finalizar, podemos decir que las falencias de la Ley no sólo están en ella sino en
una situación general (legal o no) que atenta permanentemente contra la
integralidad de los DDHH. A partir de que los tratados referidos al tema tienen
jerarquía constitucional, se hace necesario exigir en nuestro país--o fuera de él--la
inmediata satisfacción del Derecho General a la Educación en el sentido más amplio
posible. Este derecho es sin dudas, uno más de los DDHH de los que deberíamos
gozar. Recordemos que todos los DD.HH. son exigibles, indivisibles, inalienables y
universales, característica esta última de la que se desprende su integralidad. Por lo
cual podemos asegurar que la construcción de una sociedad mejor y más justa
nunca se logrará sin la absoluta vigencia de los DDHH.
De la lectura del presente trabajo se desprende que hay varias líneas de crítica a la
L.F.E en las cuales no hemos profundizado (se podría decir, por ejemplo, que no nos
detuvimos en cuestiones de importancia tales como el análisis de la estructuración
del sistema educativo a partir de la Ley). Nos hemos propuesto un abordaje general,
que nos permitiera sacar a la luz un proceso de desmantelamiento y reducción
general, dentro el cual nuestro sistema educativo es una parte importante en la
realidad nacional, que a su vez se halla inmersa en una realidad global. Esta decisión
fue tomada con la confianza de que otros son quienes continuarán este debate que
permanece abierto.
Anexo de Artículos, Textos y Documentos
Anexo de Artículos, Textos y Documentos
Hemos compilado aquí una serie de artículos, textos teóricos y de investigación, y
documentos varios que creemos servirán al lector para una lectura detallada de
conjunto. Convencidos como estamos de que el saber constituye una construcción
social, cada lector podrá sacar sus propias conclusiones y realizar sus propios
análisis críticos. En definitiva, esperamos que este Anexo sea una herramienta de
trabajo fructífero. ( El anexo documental puede ser fotocopiado a pedido en la
Oficina de la Asamblea permanente por los Derechos Humanos - Callao 569 1er piso
3er cuerpo of 15- Comisión de Educación)
Bibliografía
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(Edición Const. Nacional Página 12)
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(Idem anterior)
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MADRES DE PLAZA DE MAYO , Buenos Aires, Noviembre 1997 y Enero/Febrero
1998.
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campo Educativo"- en "Proyecto neoconservador y crisis educativa". CEAL, Buenos
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