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Con este libro, además, Juan Carlos Castro acierta a situarse entre los
juristas y administrativitas más conspicuos de nuestro entorno.
2 Como dije hace algunos años, “el citado artículo 357 recogió un concepto y un
mecanismo procesal de defensa de los derechos fundamentales frente a la
Administración, de largo aliento en el Derecho francés e italiano (aunque en Italia
recibe denominaciones distintas) y más recientemente en España. En Costa Rica,
aunque desarrollado tempranamente por nuestra Ley y nuestra doctrina, por mucho
tiempo quedó para los textos jurídicos. La jurisprudencia de lo contencioso
administrativo, por desconocimiento o por temor a la novedad, no se atrevía a
utilizarlo como instrumento idóneo para la defensa de los derechos de los
ciudadanos contra las actuaciones materiales de la Administración. Recientemente,
sin embargo, la figura adquirió fuerza: la fuerza y el sentido que sólo los tribunales
de justicia pueden darle. Como con todas las grandes construcciones jurídicas,
aunque al amparo de la ley, el Interdicto por Vías de Hecho nació a "golpe de
sentencias" (como nació por cierto, la justicia constitucional en el mundo, a partir de
la juriprudencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso Marbury vs.
Madison; o el mismo derecho administrativo, a golpe de resoluciones del Consejo de
Estado francés a partir del famoso Arrét Blanco). En nuestro caso, aparece como
paradigmática, la sentencia del Juzgado Segundo de lo Contencioso Administrativo
#231 de las 14:00 hrs. del 1 de agosto de 1994 (Ver IVSTITIA #95, San José, 1994,
pag. 29)”. Ver Prólogo a la obra de Jorge Córdoba, sobre la Ley General de la
Administración Pública, San José, Costa Rica, Ed. IJSA, 2002. Sentencia
precisamente redactada y dictada por el autor de esta obra, Juan Carlos Castro.
los detalles, pero sin renunciar al respeto estricto de sus procedimientos
y de sus equilibrios o compensaciones jurídicas.
Con este libro, además, Juan Carlos Castro acierta a situarse entre los
juristas y administrativitas más conspicuos de nuestro entorno.
2 Como dije hace algunos años, “el citado artículo 357 recogió un concepto y un
mecanismo procesal de defensa de los derechos fundamentales frente a la
Administración, de largo aliento en el Derecho francés e italiano (aunque en Italia
recibe denominaciones distintas) y más recientemente en España. En Costa Rica,
aunque desarrollado tempranamente por nuestra Ley y nuestra doctrina, por mucho
tiempo quedó para los textos jurídicos. La jurisprudencia de lo contencioso
administrativo, por desconocimiento o por temor a la novedad, no se atrevía a
utilizarlo como instrumento idóneo para la defensa de los derechos de los
ciudadanos contra las actuaciones materiales de la Administración. Recientemente,
sin embargo, la figura adquirió fuerza: la fuerza y el sentido que sólo los tribunales
de justicia pueden darle. Como con todas las grandes construcciones jurídicas,
aunque al amparo de la ley, el Interdicto por Vías de Hecho nació a "golpe de
sentencias" (como nació por cierto, la justicia constitucional en el mundo, a partir de
la juriprudencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso Marbury vs.
Madison; o el mismo derecho administrativo, a golpe de resoluciones del Consejo de
Estado francés a partir del famoso Arrét Blanco). En nuestro caso, aparece como
paradigmática, la sentencia del Juzgado Segundo de lo Contencioso Administrativo
#231 de las 14:00 hrs. del 1 de agosto de 1994 (Ver IVSTITIA #95, San José, 1994,
pag. 29)”. Ver Prólogo a la obra de Jorge Córdoba, sobre la Ley General de la
Administración Pública, San José, Costa Rica, Ed. IJSA, 2002. Sentencia
precisamente redactada y dictada por el autor de esta obra, Juan Carlos Castro.
consultarle a la Sala Constitucional y a fundar magistralmente su
Consulta Judicial, sobre el papel del Juez ordinario (en su caso, de lo
Contencioso Administrativo) en el control de constitucionalidad, ya no
solo de actos administrativos, sino de- normas, y no solo de
reglamentos sino de las mismas leyes (ver Sentencia de la Sala
Constitucional a propósito del artículo 8 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, #1185-95). Y eso que no digo nada de sus resoluciones
creativas y sustantivas sobre medidas cautelares y suspensiones de los
actos administrativos impugnados, sobre las caducidades en el
procedimiento contencioso administrativo, sobre el agotamiento de la
vía administrativa y sobre los asuntos de fondo del Derecho
Administrativo.
Y no digo más, porque lo que haya dicho o pueda decir, será siempre
superado por lo dicho en esta investigación de Juan Carlos Castro.
CAPÍTULO PRIMERO
CONSIDERACIONES GENERALES
CAPÍTULO PRIMERO
CONSIDERACIONES GENERALES
I. Preám bulo
7 GONZÁLEZ CAMACHO, Oscar. Op. Cit. Pág. 145 y ss. El mismo autor,
al referirse al tema ante la Subcomisión de Asuntos Jurídicos de la Asamblea
Legislativa que conoce del referido proyecto, puntualizó: “El proyecto cuando
abandono de esta objetividad, quiere deslizarse a un mecanismo
preminentemente subjetivo. Y esta concepción ideológica de subjetivos tiene una
importancia más grande de lo que parece, porque es la que va a permear todo el
modelo de justicia administrativa propuesta. Un modelo de justicia subjetivo
que va a girar alrededor ya no del acto, sino de la protección de los derechos
e intereses de la persona. Allí donde haya lesión de derecho o interés de la
persona, allí debe haber fiscalización jurisdiccional, control jurisdiccional y
esto es más importante de lo que parece. Hay que tener cuidado, sin
embargo, porque no se trata de una moda, por la moda misma de un
subjetivismo. Creo que hay que conservar algunos rasgos de objetividad
El último hecho, de indiscutible importancia en la vigencia
misma de las libertades públicas, vino a constituirlo la creación de la
SC de la CSJ, mediante reforma operada a la CP mediante Ley N° 7128
de 1989; y con ella, la promulgación de la LJC (Ley N° 7135 de octubre
de 1989) cuya jurisprudencia continúa impactando en nuestro sistema
jurídico hasta los tiempos presentes, al punto que ha logrado permear
la totalidad del ordenamiento jurídico derivado, conduciendo al sistema
—en toda su integralidad- a una verdadera revolución “jurídico-
poííticd\ 8
expuesto por NIETO, cuando afirma: «los Tribunales ya no deciden con frecuencia
por normas sino por principios cuya generalidad y flexibilidad hacen comodísima la
redacción de las sentencias. De la misma manera que los autores tejen sus obras con
ramos de principio tan ambiciosos como evanescentes. Cada principio es corolario
de otro anterior y genera, a su vez, nuevas series de ellos hasta formar galaxias
deslumbrantes con elementos que se enlazan entre sí y procrean sin cesar, haciendo
realidad la divertida sátira de Ihering sobre el «cielo jurídico»...El abuso de los
principios ha degenerado en una resurrección del «método constructivo jurídico»
expuesto y criticado en su día por Ihering: el jurista descubre en una norma un
determinado elemento, de él deduce otros, luego junta varios elementos y de su
unión aparecen otros nuevos hasta llegar a una institución y de ella a un sistema
completo. La ventaja de este método es, conocidamente, su fertilidad: el Derecho se
expande como las galaxias del firmamento y los sistemas cierran rápidamente sus
lagunas y cubre cuantos supuestos sean imaginables. Pero entre sus inconvenientes
se encuentran (por no insistir en la prolificidad, a la manera de las algas marinas) el
convencionalismo y la irrealidad. Así se crea un Derecho de laboratorio, a la medida
le sus autores, sin contacto con la norma donde se encontró el elemento originario
y, por supuesto, aún menos con la realidad. Para comprobar lo que se está diciendo
basta comparar el Art. 25 de la Constitución con los modernos sistemas del
Derecho Administrativo Sancionador -prodigios de imaginación libre- o contrastar
con la realidad los resultados obtenidos con la aplicación de la red de principios que
constituyen tal Derecho». Citado por ARANA GARCIA, Estanislao, “La
alegación de la propia torpeza y su aplicación al Derecho Administrativo”,
Edit. Comares, 2003, Págs. 7-8.
Pese a ello, estimamos que producto de ese proceso de
culturalización, no cabe duda que el derecho administrativo
sancionador se ha visto fortalecido, habiéndose logrado perfilar —como
veremos- a nivel local, una línea congruente respecto de algunos temas
puntuales que además se identifican con una reputada doctrina
internacional, lo cual destaca comparativamente frente a otras sistemas
latinoamericanos.
19 Jesús González Pérez, al prologar la obra del Prof. Brewer Carias, recoge —
en nuestro criterio- esa intención del redactor de la LGAP y que con una muy
desafortunada valoración hemos dejado marginada, depositando en manos del
Poder Ejecutivo en algunos casos; y en otros en la propia Administración -mediante
la emisión de reglamentos autónomos (en el mejor de los casos)-, la posibilidad de
“autoexcluirse”: “Costa Rica rompió la tradición legislativa con su Ley General de la
Administración Pública, en la que se reflejan las genialidades del gran jurista que fue
Eduardo Ortiz Ortiz. Ley elaborada con una tan depurada técnica, que al
promulgarse me planteé serias dudas sobre su viabilidad, y así se lo hice ver a
Eduardo. No obstante, funcionó. Lo que refleja el alto nivel del fúncionariado de
aquella Nación. Me lo comentaba años después, cuando coincidimos en Toledo con
motivo de unas Jornadas sobre el Derecho público a finales del siglo, una
perspectiva iberoamericana, unos meses antes de su muerte. Como dice Brewer
Carias, esta Ley constituye casi un “Manual” de Derecho administrativo redactado
en forma de artículos, en los “que se encuentra explicado el Derecho administrativo
como si se tratare del desarrollo de un programa de un curso sobre esta disciplina,
expuesto en un muy hermoso y rico texto”. Brewer Carias, Alian. “Principios del
Procedimiento Administrativo en América Latina”, Edit. Legis, 2003, Pág. xxii.
ampararse en una valoración discrecional de los hechos que dan lugar a la sanción.
En conclusión, el conjunto de principios constitucionales que existen en materia de
debido proceso cubre, con las diferencias propias de cada régimen, todos los
ámbitos de actividad sancionatoria, sea penal, civil, administrativa y disciplinaria...”
S. 2000-8193 (Magistrada Castro Alpízar)
“68. El respeto a los derechos humanos
constituye un límite a la actividad estatal, lo cual
vale para todo órgano o funcionario que se
encuentre en una situación de poder, en razón
de su carácter oficial, respecto de las demás
personas. Es, así, ilícita, toda forma de ejercicio
del poder público que viole los derechos
reconocidos por la Convención. Esto es aún
más importante cuando el Estado ejerce su
poder sancionatorio, pues éste no sólo
presupone la actuación de las autoridades con un
total apego al orden jurídico, sino implica
además la concesión de las gatantías mínimas del
debido proceso a todas las personas que se
encuentran sujetas a su jurisdicción, bajo las
exigencias establecidas en la Convención.
69. Si bien el artículo 8 de la Convención
Americana se titula “Garantías Judiciales”, su
aplicación no se limita a los recursos
judiciales en sentido estricto, “sino el
conjunto de requisitos que deben observarse
en las instancias procesales” a efecto de que
las personas puedan defenderse
adecuadamente ante cualquier tipo de acto
emanado del Estado que pueda afectar sus
derechos.
70. Ya la Corte ha dejado establecido que a pesar
de que el citado artículo no especifica garantías
mínimas en materias que conciernen a la
determinación de los derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro
carácter, el elenco de garantías mínimas
establecido en el numeral 2 del mismo precepto
se aplica también a esos órdenes y, por ende, en
ese tipo de materias el individuo tiene
también el derecho, en general, al debido
proceso que se aplica en materia penal”.
3.5 PÉREZ LUÑO, Antonio Enrique, “La Seguridad Jurídica”, Edit. Ariel,
1994, Pág. 124.
317 S. 416-A-93 de las diez horas cincuenta minutos del treinta de setiembre de
mil novecientos noventa y tres.
de la ley posterior más favorable (retroactávidad
obligatoria) es el Código Penal, al disponer en el
artículo 12 que ‘si con posterioridad a la
comisión de un hecho punible se promulgare
una nueva ley, aquél se regirá por la que sea más
favorable al reo, en el caso particular que se
juzgue’. Sin embargo, tratándose de una
excepción prevista en una ley, otra podría
perfectamente disponer lo contrario, y señalar
casos en los cuales no habría de ser obligatoria la
aplicación de una supuesta ley posterior más
favorable, en el evento de que las modificaciones
a la cuantía se calificaran como ley posterior más
favorable, cosa esta última que también
ponemos en duda.”318
322 460-F-2005 de las las diez horas cincuenta minutos del treinta de junio del
año dos mil cinco.
resulta necesaria para la Administración a fin de que pueda cumplir con los
fines públicos que le fueron asignados” (2360-1996).
como le impone el derecho fundamental (STC
76/1992)”329
338 Artículo 146.- 1. La Administración tendrá potestad de ejecutar por sí, sin
recurrir a los Tribunales, los actos administrativos eficaces, válidos o anulables, aún
contra la voluntad o resistencia del obligado, sujeta a la responsabilidad que pudiera
resultar.
2. El empleo de los medios de ejecución administrativa se hará sin perjuicio de las
otras responsabilidades en que incurra el administrado por su rebeldía.
3. No procederá la ejecución administrativa de los actos ineficaces o absolutamente
nulos y la misma, de darse, producirá responsabilidad penal del servidor que la haya
ordenado, sin perjuicio de las otras resultantes.
4. La ejecución en estas circunstancias se reputará como abuso de poder.
que en la práctica lleva a que una eventual suspensión judicial de los
efectos del acto resulte tardía, cuando ya el mismo ha iniciado á surtir
efectos en perjuicio de los derechos y libertades del individuo.
339 Sobre el particular, puede verse el artículo 242 del Código Procesal Civil:
“Facultades del jue2 . Además de los procedimientos cautelares específicos, el juez
podrá determinar las medidas precautorias que considere adecuadas, cuando
hubiere fundado temor de que una parte, antes de la sentencia, le cause al
derecho de la otra parte una lesión grave y de difícil reparación. Para evitar el
daño, el juez podrá autorizar o prohibir la práctica de determinados actos,
ordenar el depósito de bienes o imponer el otorgamiento de una caución.”
bien guiarlo, por eso también hemos dicho que este proyecto necesita, desde
luego, de muchas aristas” (Asamblea Legislativa, Acta de Subcomisión número 2,
Código Procesal Contencioso Administrativo, octubre 2004).
Agradecimientos
Presentación
Abreviaturas
Prólogo
ÍNDICE
CAPÍTULO PRIMERO
CONSIDERACIONES GENERALES
I. Preámbulo .......................................................................................... 3
II. Justificación del tema.................................................................... 10
III. De la potestad sancionadora disciplinaria y la
Correccional.........................................................*................................ 23
CAPÍTULO SEGUNDO
LA POTESTAD SANCIONADORA DE LA
ADMINISTRACIÓN
¡.A n teced en tes.....................................................................35
CAPÍTULO TERCERO
LA RESERVA DE LEY EN MATERIA
SANCIONADORA ADMINISTRATIVA
........................... ■............................... 159
CAPÍTULO CUARTO
EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
CAPÍTULO SEXTO
EL PRINCIPIO DE PRESCRIPCIÓN DE LAS
INFRACCIONES Y SANCIONES ADMINISTRATIVAS
............................................................ 249
CAPÍTULO SETIMO .
PROHIBICIÓN DE PENAS PERPETUAS
............................................................ 259
CAPÍTULO OCTAVO
EL PRINCIPIO DE IRRETROACTIVIDAD Y LA
APLICACIÓN DE LA LEY MÁS BENIGNA
............................................................263
CAPÍTULO NOVENO
SOBRE EL DERECHO A UNA TUTELA JUDICIAL
EFECTIVA Y EL INICIO DE LA EJECUTIVIDAD DE
LA SANCIÓN
...........................................................275
Conclusiones........................................................................................................287
Bibliografía........................................................................................................ 289
Indice........................................................................................................ .........301
VARESTRA
297-6065 / 828-8840