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Universidad de Costa Rica Resumen por: Lésterh Núñez López

Escuela de Filología, Lingüística y Literatura San José, 29 de agosto del 2016


Huellas Culturales
Prof. Emilio Arias

Edmond Cros: El sujeto cultural. Sociocrítica y Psicoanálisis.

Sobre Edmond Cros (1931- )


Hispanista francés. Es uno de los primeros teóricos en trabajar la sociocrítica. Es catedrático emérito de
la Universidad Paul Valéry-Montpellier-Francia. Desde ahí promovió estudios latinoamericanos y creó el
Centre d'Études et Recherches Sociocritiques de Montpellier, institución que estuvo a cargo del origen
del Institut International de Sociocritique, Universidad de Guadalajara-México. También, fue fundador
de la Revista Sociocriticism.
Por siete años ocupó la Andrew W. Mellon Chair, Universidad de Pittsburg, enfocada en estudios
humanistas. Además, fue profesor visitante en las universidades de Kansas, Virginia, Montreal y Granada.
Actualmente, es académico en la Academia de Buenas Letras de Granada.

Premisas del Psicoanálisis


- Opera desde el paradigma histórico-estructural. Histórico, porque recupera la historia de la persona
(subjetivo), y estructural, porque sostiene que el sujeto emerge de una estructura (cultura, lenguaje,
otros).
- El sujeto barrado “$” o tachado, por lo cultural, pues “abrocha” al individuo a la realidad y lo
atraviesa (como sujeto de deseo).
- Lenguaje, al estilo del signo lingüístico de Saussure, compuesto por significante y significado.
- Inconsciente: este aflora a través del lenguaje y su verdad se encuentra en el lapsus, el chiste, el
acto fallido y el sueño.
- La dialéctica como proceso, donde se presenta una tesis, una antítesis, una síntesis y emerge una
tesis nueva y así sucesivamente.
- Lacan propone la existencia de otro (otra persona semejante, que puede devolver la pulsión
mirada) y Otro (que incluye lo sociocultural, el lenguaje).

El sujeto cultural: De Emile Benveniste a Jaques Lacan

El autor propone que el sujeto cultural se puede definir como la instancia que integra a todos los individuos de la
misma colectividad y puntualiza que es una instancia del discurso ocupado por el Yo, además de una emergencia
y funcionamiento de una subjetividad que deviene de la historia personal de cada individuo. El sujeto cultural
también integra a un sujeto colectivo y un proceso de sumisión ideológica, entendido como el estar insertos en
una ideología desde el momento del nacimiento.

Las manifestaciones culturales se van a concretar en tres aspectos: el lenguaje y las diversas prácticas discursivas,
un conjunto de instituciones y prácticas sociales, y en la particular manera de reproducirse en los sujetos (conserva
idénticas formas en una misma cultura).
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Escuela de Filología, Lingüística y Literatura San José, 29 de agosto del 2016
Huellas Culturales
Prof. Emilio Arias

Aunado a lo anterior, se entiende que se produce un advenimiento del sujeto que se genera en un ya aquí
ideológico, es decir, se nace en un momento específico de la historia con particularidades políticas, económicas y
sociales, y en el seno de una familia también atravesada por la ideología. De ahí que se entienda que se está
inscrito, el sujeto, en una ideología determinada y que el individuo emerge de ella.

El sujeto opera en y por el lenguaje y en y por el discurso: no es solo lo que se dice, sino también lo que no se dice
y lo que el inconsciente deja entrever en lo dicho. De esta manera, se genera una difracción entre el sujeto que
habla y el sujeto hablado.

Freud plantea la existencia de un simbolismo inconsciente que se origina a través de una intencionalidad que
proviene de un deseo reprimido. También, se incluyen acá las representaciones colectivas populares,
especialmente en el folclore, mitos, refranes, proverbios, juegos de palabras, que a veces contienen más verdad
del inconsciente que el mismo sueño.

Por su parte, Cros propone que estas imágenes inconscientes se van sedimentando y se incorporan a la instancia
que él designa sujeto cultural, el cual es mediador entre el lenguaje, la estructura socializada y el habla.

Para Lacan este advenimiento del sujeto se produce dentro de un marco estructural en donde el inconsciente está
estructurado como lenguaje, de manera que el lenguaje es una actividad subjetiva, con la cual se dice algo distinto
de lo dicho: el inconsciente determina al sujeto y este no es completamente dueño de lo que dice. Lo anterior,
genera un sujeto no-consciente que se pone de relieve en el discurso.

En cuanto a la alienación del sujeto se propone que este está inserto en el tesoro de los significantes, en donde,
por medio del desplazamiento dentro de la cadena de significantes genera un significado que formula una
representación basada en su percepción. De ahí que se designe al sujeto como un sujeto barrado, en donde su
verdad está siempre perdida en los discursos que utiliza el inconsciente.

Benveniste propone que, para resolver la situación anterior, el sujeto emerge al apropiarse de la red, y para ello
ha de buscar en el discurso la presencia del inconsciente en la misma enunciación, en el decir (que se opone a lo
dicho). Por tanto, el sujeto del deseo se deja ver en la enunciación, cuando el inconsciente revela la verdad.

Como seres sociales, los individuos ocupan relacionarse con otros desde muy temprana edad. Esta interacción
permite la identificación del sujeto, con la cual se produce la asimilación de determinados aspectos de otras
personas. Cros propone que el sujeto cultural forma parte de la apropiación del lenguaje (su forma particular) y
de los procesos de socialización, tanto primaria como secundaria.

Cros apunta que el narcisismo es un agente que en pequeña proporción permite un estado de apropiación del
sujeto, pero en exceso lo “desconecta de la realidad”. El individuo si solo percibe su propio reflejo acaba
ahogándose en la imagen que creó. Otro aspecto retomado por Cros es la fase del espejo. En esta, el niño descubre
que es un ser diferente del padre o la madre al encontrarse con su imagen, dando como resultado que se tenga
que apropiar de su propio cuerpo.

También, Cros advierte que el sujeto necesita de la mirada del otro, pues es no es sólo que el individuo asuma su
imagen, sino que otro le devuelva la mirada.

Dentro de este concepto del sujeto cultural, Cros agrega que sólo el ideal del yo puede regular las relaciones entre
el ego y el ego ideal; y define al ideal del yo como un constructo formado por la interiorización de rasgos simbólicos
inscritos en la cultura. De ahí que se dé un sujeto cultural que emerge como mediador del ego y el semejante y
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un sujeto cultural que participa en amordazar al sujeto del deseo, ya que al estar barrados se es siempre un
individuo siempre en falta y deseante.

El sujeto cultural y el star-system

El star-system surge en la década de los años 60, con el desarrollo de la televisión y el incremento de la producción
cinematográfica. A raíz de esto, emergen figuras significativas en la sociedad que son promovidas de manera que
se genere un culto fetichista en relación a las estrellas de cine (y televisión).

Surge entonces un actor-ídolo que se vende como imagen de éxito social y económico y que es percibido como
objeto de deseo por parte del público. Ocurre aquí que desaparece el personaje en beneficio del intérprete, ya
no es el personaje que encarna en la pantalla de cine, sino la persona y todo lo que se proyecta alrededor de ella.

Esta reducción del actor de cine deviene en el actor como “objeto desplazable y transportable” en manos del
realizador y las productoras. Aun cuando parece que goza de libertad, más bien este es reducido y limitado. El
desplazamiento del actor a “actor ídolo” conlleva, como consecuencia, que se le da importancia no sólo a su faceta
profesional, sino también a su vida privada. De manera que el público y la sociedad no sólo se identifican y
observan su quehacer profesional, sino que se insertan en su vida privada.

La estrella tiene una función instrumental, ya que el star-system busca generar un objeto de culto alrededor del
cual se viva, se consuma y se desee. Es conocido por todos como las campañas de publicidad (las de perfumes,
por ejemplo, usan rostros muy conocidos de manera que el público busque y consuma el producto de su
actor/actriz preferida).

El texto diferencia al actor de cine del actor de teatro. Pareciera que alrededor de la figura del actor de teatro no
se promueve o genera este star-system y plantea la hipótesis de la diferencia cultural que se establece entre
ambas poblaciones y cómo la del cine está más destina a tener una orientación del carácter más consumista. Por
ejemplo, en el cine se consumen alimentos específicos que se asocian con “ir al cine”, mientras que en el teatro
no está tan bien visto el consumo de alimentos durante la representación teatral o dancística.

Este potenciamiento de la imagen de la estrella de cine deviene en que la persona queda cosificada, y en su
reducción a objeto se puede llegar a creer que es inalterable (por ejemplo pensar que jamás envejece) e intocable
(pensar que él debe recibir un trato especial o no cumplir con la ley).

El espectador por su parte se identifica no sólo con el personaje, sino con el ídolo y esto genera una gran tensión,
porque se identifica con la estrella, pero a la vez existe una inaccesibilidad al ídolo: el sujeto puede ser muy fan
de la estrella, mas es complicado que hablen por teléfono o que queden para comer; es decir, aún presente en su
vida, jamás formará parte de su cotidianidad.

Esta creación del star-system no sólo se genera por factores socio-económicos, también por la lógica de un sujeto
cultural que incorpora lo sagrado y que el star-system refuerza alrededor del ídolo. Surge además una relación
entre la estrella y el público por medio de una máscara que fusiona (todos son fanáticos de esa estrella y eso los
aglutina y desvanece diferencias). El autor denomina a este encuentro “concelebración”, en donde está presente
una tensión, pues se forma parte, pero, igualmente, se está separado.

El star-system sitúa a la personas como dependientes de un producto, de un ídolo al que muy difícilmente tendrá
acceso y que gracias a esa inaccesibilidad refuerza el deseo y que deriva en beneficios para terceros a raíz de
cosificar y reducir a “actor-objeto” a la estrella de cine.

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