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Este documento discute el papel de la alteridad en la formación de la filosofía intercultural latinoamericana. Explica que la alteridad permite reconocer al otro y establecer un diálogo intercultural que emancipa el pensamiento de las ideas hegemónicas. También destaca que la palabra es fundamental para que los sujetos latinoamericanos narren sus experiencias y se posicionen en el mundo cultural a través de sus propias representaciones simbólicas. El diálogo intercultural, mediante el reconocimiento del otro y sus palabras, es
Descripción original:
FILOSOFÍA DE LA ALTERIDAD INTERCULTURAL EN AMÉRICA LATINA
Título original
FILOSOFÍA DE LA ALTERIDAD INTERCULTURAL EN AMÉRICA LATINA
Este documento discute el papel de la alteridad en la formación de la filosofía intercultural latinoamericana. Explica que la alteridad permite reconocer al otro y establecer un diálogo intercultural que emancipa el pensamiento de las ideas hegemónicas. También destaca que la palabra es fundamental para que los sujetos latinoamericanos narren sus experiencias y se posicionen en el mundo cultural a través de sus propias representaciones simbólicas. El diálogo intercultural, mediante el reconocimiento del otro y sus palabras, es
Este documento discute el papel de la alteridad en la formación de la filosofía intercultural latinoamericana. Explica que la alteridad permite reconocer al otro y establecer un diálogo intercultural que emancipa el pensamiento de las ideas hegemónicas. También destaca que la palabra es fundamental para que los sujetos latinoamericanos narren sus experiencias y se posicionen en el mundo cultural a través de sus propias representaciones simbólicas. El diálogo intercultural, mediante el reconocimiento del otro y sus palabras, es
UNIVESITARIA UNIVERSIDAD CATÓLICA CECILIO ACOSTA DECANATO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO MAESTRÍA EN FILOSOFÍA MENCIÓN PENSAMIENTO LATINOAMERICANO ASIGNATURA: FILOSOFÍA INTERCULTURAL
FILOSOFÍA DE LA ALTERIDAD INTERCULTURAL EN
AMÉRICA LATINA
Autor: José Alfredo Moncada Sánchez
V10626824
San Cristóbal, Diciembre 2019
Filosofía de la alteridad intercultural en América Latina
Introducción
La filosofía intercultural se presenta como alternativa de desarrollo del
pensamiento latinoamericano desde su logos como respuesta contra hegemónica del poder saber del mundo euro occidental, que a través de su interpretación de los hechos históricos se han erigido como única verdad al cual todo el resto de la humanidad se ha enfilado para comprender sus culturas, unas como hegemónicas y otras como invisibilizadas u oprimidas.
En este contexto el Doctor Álvaro Márquez-Fernández,
magistralmente presenta una serie de categorías que ayudan a comprender e interpretar la importancia de la alteridad como agregado a la filosofía intercultural hacia la consolidación del pensamiento latinoamericano en el mundo cultural complejo en el que existimos. En este sentido, estas líneas tienen como propósito estudiar la racionalidad práctica, el diálogo intercultural, la alteridad, la palabra, la dialéctica ser-existencia, entre otros; en su inserción en la filosofía intercultural.
¿Cuál es el papel de la alteridad dentro del proceso de formación
de la filosofía intercultural?
Cuando insertamos la categoría alteridad en el pensamiento
latinoamericano, es un primer indicio del paso del individualismo monológico que impera en la palabra hacia una dialogicidad, donde el reconocimiento del otro es lo primordial en el quehacer filosófico latinoamericano, donde “su libertad se orienta desde la convivencia humana, solidaria y colectiva” (Márquez-Fernández, 2013, p. 9). Esta pluralidad de acciones en conjunto o permanente diálogo es un principio para la comprensión del hacia donde debe ir las reflexiones filosóficas en nuestro contexto. En este sentido, es el logos (pensamiento o palabra por su expresión material) donde el latinoamericano “encuentra y desarrolla el sentido ontológico de su praxis” (Ídem.); es decir, en la narración de la existencia real de sus acciones que se desarrollan “en los espacios culturales y biográficos de la intersubjetividad de las representaciones sociales y políticas, estéticas y éticas, económicos y comunales…” (Ídem.). Por consiguiente, en los espacios de vida cotidiana es donde surge el sentido real del pensamiento latinoamericano.
Es así, como desde la alteridad, reconocimiento del otro en el contexto
donde se actúa, “esta praxis (ontológica) se abre y desplaza la conciencia sensible del sujeto hacia una percepción de la realidad…” (Ídem.). Es importante señalar, que la palabra es “símbolo y representación de las condiciones de vida de los sujetos” (Ídem.). Entonces, por medio de ella es que el “otro” establece su posicionamiento en el pensamiento cultural global, en su reconocimiento identitario como sujetos de otro modo de ser, en igualdad de condiciones, pero a su vez diferentes en la forma de comprender e interpretar las realidades contextuales.
Refiere el mencionado autor en referencia, con respecto a lo señalado
anteriormente:
En América Latina es posible cuestionar y significar con otras onto-
semánticas el orden del logos filosófico hegemónico, por medio de otra praxis de sentido que revierten cualquier orden dominador de la racionalidad de la palabra. Es así como, entonces la alteridad que se replantea y a la que conlleva nuestro logos filosófico, insiste en la recuperación de la libertad existencial e histórica de los sujetos para pensar y hablar, sin encubrir o alinear ninguna correlacionalidad con el otro (Op. cit., p. 10).
En síntesis, desde un logos propio, diferente a lo establecido por la
hegemonía se busca establecer el reconocimiento del sujeto latinoamericano, su pensamiento, su posicionamiento en la cultura global. Llama la atención como la palabra desde la perspectiva de alteridad, es decir, en el reconocimiento como otra forma de expresarse, es la que puede facilitar el desarrollo de un proyecto filosófico propio. Al respecto, el pensador referido en estas líneas señala: “este logos transformado interculturalmente por los sujetos históricos de las culturas subordinadas o dominadas, admite que el destino del otro se sustenta en el derecho a la palabra” (Ídem.).
Cabe preguntarse: ¿Cuál es la importancia de la palabra en la
constitución del pensamiento latinoamericano? En primer lugar, la palabra cumple una función, la cual es “designación pragmática” (Op. cit., p. 11). Esto es, por medio de la palabra se interpreta el significado con que se “construye el cosmos del ser” (Ídem.), lo que nuestro pensador en referencia denomina: “ontología del sujeto de la existencia” (Ídem.); es decir, ese mundo lleno de significados para el sujeto existente, en este caso, latinoamericano.
Partiendo de lo establecido sobre la palabra como representación de
la “ontología del sujeto de la existencia “(Ídem.), el sujeto descubre esa “conciencia de intención racional” (Ídem.), que lo sitúa como “ser en el mundo” (Ídem.). Este posicionamiento implica dos dimensiones que caracteriza al sujeto latinoamericano: “un modo de saberse, por un lado sujeto de la experiencia racional; y, por el otro, sujeto sensible capaz de interpretar los diversos sentidos existenciales que obran en la configuración ontológica del sujeto” (Ídem.).
Por consiguiente, está el sujeto con su existencia, desplegando su ser,
es decir, desarrollando su potencialidad abre su ser al mundo de la vida realizable, lo que puede llegar a constituirse. Este obrar le permite al sujeto hacerse humano, que consiste en tener “conciencia sensible de la percepción y representación simbólica del mundo; pero también, en un segundo momento, por la construcción lingüística de imagen del mundo como concepto y metáfora” (Op. cit., p. 12). Dos acciones que están a la par con las características propias del sujeto latinoamericano expuestos en el párrafo precedente.
Un elemento importante a referir es lo que se comprende como sujeto
en las palabras de Márquez-Fernández, y refiere que es el sujeto como persona, el pueblo, la sociedad o el estado. En este sentido, manifiesta que les toca “hacerse de su historia y cultura que la representa simbólica y lingüísticamente” (Op. cit., p. 13). Este hacerse, significa narrar sus acontecimientos a través “de las palabras y sus signos símbolos” (Ídem.), para obtener un “mundo de vida” (Ídem.).
¿Qué significa este mundo de vida? Significa “dotar a la existencia de
sentido material para poder recrear la vida a través del ser y estar en el mundo” (Ídem.). Este sentido material se dota por medio de la palabra, la narración de la praxis del sujeto y que depende del grado de libertad con que puede actuar.
De este modo, narrar los acontecimientos, dándole existencia material
a los mismos es una forma de “lucha por desideologizar el logos de la razón moderna y evitar de este modo la cosificación del sujeto” (Ídem.); esto es, el sujeto como objeto y, así “restaurar la búsqueda por la génesis de sus culturas a través de las palabras” (Ídem.).
Partiendo de lo señalado, el ser porta la potencia de rehacerse, pero lo
hace desde la alteridad. Ella permite al ser insertarse en relaciones existenciales por ser un ser abierto a otro ser. Esta relación con el otro, general el desarrollo de la potencialidad del sujeto. Señala Márquez- Fernández (Op. cit., p. 15): “la condición de libertad que porta el ser en su praxis existencial”; es donde surge la necesidad de abrirse a los otros. Esta apertura de su ser es el “despliegue existencial de sí en el otro, es lo que gana el ser en su confirmación ontológica y en su esfuerzo hermenéutico por interpretar el sentido existencial de la vida” (Ídem.). Esta exposición de la vida del ser a través del otro, por medio de la narración es lo que permite salir de la restricción de la conciencia cartesiana que ha prevalecido en el discurso de la modernidad e impuesto en nuestra cultura como única explicación ontológica de la existencia. En este sentido, la aparición del ser en el mundo, es decir, su existencia se expone y expresa desde las culturas particulares por medio de la palabra.
Partiendo de esta génesis originaria de la existencia del ser desde las
culturas particulares, es el diálogo intercultural por medio de la filosofía intercultural latinoamericana dota al pensamiento de razones emancipatorias con la finalidad de liberarlo del logos hegemónico del pensamiento de los centros poder-saber. De esta emancipación “se puede hablar o afirmar lo que puede ser el sujeto a partir de los nuevos caminos de su desarrollo existencial” (Op. cit., p. 16). Este desarrollo existencial por medio del “diálogo con el otro es el auténtico encuentro existencial donde el otro es reconocido a través del sentido de sus palabras” (Ídem.).
A manera de cierre
La alteridad representa una categoría clave en el desarrollo del
pensamiento emancipatorio del sujeto latinoamericano que involucra a la persona, como al pueblo o la sociedad. Este reconocimiento del otro parte desde la palabra que narra los acontecimientos de estos sujetos, y los ubica en un mundo de vida copado de signos y símbolos. En esta complejidad de significados puede situarse en un contexto cultural global, ya no como un pensamiento invisibilizado por el logos de la modernidad, sino ya como un logos en igualdad de condiciones manteniendo al mismo tiempo la diferencia, porque desde los espacios culturales contextuales nace el ser de la existencia, donde la libertad de acción y de palabra es primordial para ese diálogo significativo dentro de una filosofía de la alteridad intercultural latinoamericana. Referencia bibliográfica
Márquez-Fernández, A. (2013). Filosofía de la alteridad intercultural en
América Latina. Las Torres de Luca Nº 2 (enero – junio, 2013) : p.p. 7-20). Recuperado en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4587278.pdf