Está en la página 1de 18

Capítulo 4

La familia desde una perspectiva histórico cultural


Fernando Polanco y Josiane Sueli Beria
Universidad Nacional de San Luis, San Luis, Argentina.
CONICET, San Luis, Argentina.

Introducción

La familia a sido un tema central en las investigaciones del campo social, psicológico y
antropológico. Debido a su importancia en nuestras sociedades modernas la misma ha
sido analizada desde diversas perspectivas: biológica, evolutiva, histórica, social,
cultural, entre otras. En el presente capítulo, pretendemos abordar dicha temática desde
la Psicología, por medio de la perspectiva que inició con las propuestas teóricas de Lev
Semiónovich Vygotski y que en la actualidad es identificada como psicología
histórico-cultural.

La Psicología Histórico-cultural tiene su base filosófica en el materialismo dialéctico.


Comprendiendo a la realidad no como naturalmente dada, más bien desarrollada y
atravesada por la cultura y la historia en un proceso de tesis, antítesis y síntesis, donde el
mundo es experimentado y gana significados y sentidos para el ser humano inserto en
determinado contexto y tiempo.

Deste modo, aquí entendemos la família como algo que no es naturalmente dado, sino
que se trata de una construcción humana histórica. Está bajo un concepto abstracto que
se desarrolla de diversas maneras en las diferentes culturas y a lo largo de la historia de
la humanidad. Este envuelto en ​Redes de Significaciones ​(Rosa, 2015), de manera
dialéctica, siendo atravesado al mismo tiempo en que atraviesa lo cultural de manera
material y simbólica. Haciendo parte de los “​procesos de subjetivación​” (Tavares,
2009), siendo así un concepto dinámico. Considerando aún lo que plantea Vygotski
sobre la formación de los conceptos:

“Aquí aparece la diferencia entre la lógica formal y la lógica dialéctica


en la teoría del concepto. para la lógica formal, el concepto no es otra
cosa que una representación general, que se origina como resultado de
la distinción de una serie de rasgos comunes. La ley fundamental, a la
que está subordinado el movimiento del concepto, se formula en
lógica como la ley de proporcionalidad inversa de algún concepto, es
decir, cuanto más general es un concepto y cuanto más vasto es el
ámbito de los objetos a los que se refiere, tanto más pobre se torna su
contenido, es decir, la cantidad de rasgos que pensamos están
contenidos en el concepto. El camino de la generalización es, por tanto
un camino que lleva de la riqueza de la realidad concreta al mundo de
los conceptos, al reino de las abstracciones escuálidas, alejadas de la
vida real y del conocimiento vivo. Por lo contrario, para la lógica
dialéctica el concepto se revela más rico de contenido de
representación, puesto que la generalización no es la separación
formal de rasgos singulares, sino la revelación de los vínculos y
relaciones de un objeto con los otros, y si el objeto no se revela
verdaderamente en la vivencia directa, sino en toda la diversidad de
nexos y relaciones que determinan su lugar en el mundo y sus
conexiones con la restante realidad, el concepto es más profundo, más
adecuado a la realidad, es el reflejo más auténtico y pleno de la misma
que la representación (Vygotski, 1997, pp.229-230).”

De este modo, no cabe una definición que se pretenda única y que abarque la infinidad
de sentidos y significados presentes en este constructo. Es así que adoptaremos acá la
postura de analizar desde lo diverso, sin imponer una definición arbitraria nuestra,
respetando las definiciones utilizadas en cada periodo y en cada sociedad bajo la
denominación familia o su correlativo en otras lenguas.

En este sentido, buscaremos en este trabajo desarrollar sobre la naturaleza cultural de


los seres humanos, la construcción histórico-cultural de la familia y sus implicancias en
la sociedad, para pensar el ​уме​Tь​ ​(del ruso, saber-hacer) de la psicología y sus
profesionales. Profundizando el entendimiento y las implicancias a la hora de pensar el
concepto ​familia​.
La naturaleza cultural de los seres humanos

Es aún imposible poder, por lo menos de manera científica, atribuir a un animal


cualquier entendimiento abstracto. Para un gato, un perro o cualquier otro animal los
sonidos que se producen al hablar en voz alta la palabra ​família ​o los signos utilizados
para escribir esta palabra no le evocan ninguna atribución de significado o sentido,
como lo evocan en el humano. De esta manera, debemos entender el concepto ​familia
como un conocimiento abstracto inserto en redes de significaciones, lo que nos lleva a
poder comprender la magnitud de su desarrollo histórico-cultural. Es así que se puede
reconocer la complejidad que involucra este desarrollo, donde están presentes los
conocimientos de símbolos, signos y significados que fueron necesarios para que hoy
podamos con una simple palabra transmitir un conjunto de abstracciones tan importante
y llenas de sentidos para nuestra sociedad actual; al punto de que siendo tan cotidiano
nos parezca a la gran mayoría de las personas algo natural.

Esto ocurre porque el ser humano es dotado de lo que Vygotski (1997)


denomina ​procesos psíquicos superiores​, los cuales diferencian el humano de los demás
animales. Los procesos psíquicos superiores se desarrollan en la unidad
humano-cultura-otros humanos. Es en esta triple matriz, donde el individuo puede
apropiarse de los conocimiento desarrollados por la humanidad, o sea puede acceder a
conocimientos más allá del momento inmediato. Este proceso, es denominado como
trinquete cultural, ya que permite transmitir historia y conocimientos acumulados de
generación en generación y es uno de los puntos de quiebre entre los seres humano y los
demás animales, es decir, lo que le caracterizaría como humano propiamente dicho. De
allí vendría la posibilidad de desarrollar redes de significaciones, generadas a partir de
conocimientos abstractos desde los concretos y en interrelación con otros conocimientos
abstractos (Rosas, 2015).

A partir de la comprensión, de lo que venimos exponiendo, es posible entender


que la palabra ​familia o su correlativa en otro idioma no evoca lo mismo en cualquier
tiempo histórico o en cualquier cultura, como también presenta diferencias de un ser
humano para otro, mismo dentro de una misma cultura y de un mismo tiempo histórico.
Esto debido a las vivencias a las que uno es expuesto, y las cuales pueden ser definidas
como las unidades indivisibles en la cuales, por un lado, el medio, aquello que está
ubicado afuera de la persona; y por otro lado, la propia persona, con todas las
particularidades de la personalidad y del medio son presentadas en la vivencia. En ésta,
se lidia con la unión indivisible de las particularidades de la personalidad y de la
situación representada en la vivencia. Es así que, este concepto permite estudiar el papel
y la influencia del medio en el desarrollo del psíquico y de la cultura en su interacción
dialéctica (Vygotski, 2010).

Vygotsky (2010) pone en la historia y la cultura un protagonismo a la hora


de pensar el humano, su desarrollo psicológico y subjetivo. Su visión del humano y de
la cultura es que están en constante proceso de desarrollo, significa decir que: la
subjetividad humana y la cultura no son estáticas. Por ende, las concepciones como en
el caso la ​familia​, que son desarrolladas por humanos insertos en cultura, tan pouco lo
son, sino que se desarrollan, cambian, se reconfiguran y si resignifican por medio de la
interacción dialéctica entre el humano, la cultura y su transcurrir histórico, poniendo su
énfasis en el movimiento generado por la interacción entre estos, y es allí donde se foca
la mirada de la Psicología histórico-cultural.

La emergencia histórico-cultural de la familia

Como venimos afirmando, el concepto de ​familia va cambiando a lo largo de la historia


y de una cultura para otra. Es así que, tanto en lo concreto como en lo simbólico, la
familia va pasando por cambios de configuración, estructura, paradigmas, relaciones de
poder y de autoridad, así como, roles simbólicos y funcionales.

Si bien no existe una reconstrucción sistemática de la historia de la familia por parte de


los autores de la psicología histórico-cultural. Un análisis relevantes que podemos
referir, por ser de uno de los grandes pensadores del materialismo dialéctico, es el
realizado por Friedrich Engels (1884/2012). Este autor basado en los escritos de Lewis
Henry Morgan, señala que las principales configuraciones familiares evolucionaron a
través los periodos del salvajismo, la barbarie y la civilización.

En el primer periodo, se se caracteriza por familias de grupos u hordas formadas por


unas 30 o 40 personas. Dentro de estas encontramos las familias consanguínea que
tienen relaciones sexuales irrestristrictas dentro de su generación, y que posteriormente,
a partir de la suma de la restricción entre hermanos, pasaría a la estructura familiar
denominada punalúa. La filiación era definida por la vía materna, debido a que la
paternidad era incierta. Posteriormente, y pasando al periodo de la barbarie, se
desarrolla la familia denominada Sindiásmica, emergente de las cada vez mayores
prohibiciones de relacionamiento que se extendieron desde los padres e hijos y los
hermanos, a los demás tipos de relación consanguíneo. Es por ello, que cada vez se hizo
más difícil relacionarse creando así ​parejas preferidas​, aunque fácilmente disolubles por
cualquiera de las partes, en las cuales se exigía una fidelidad de la mujer, aunque no
tanto de los hombres. Finalmente, a través de diferentes procesos de reorganización
social signados por la instauración de ideas de propiedad privada y la herencia a través
de la figura del hombre, se desenvolvió la familia de tipo monogámica, donde la
paternidad se instaura con fuerza como régimen de paso de las propiedades de una
generación a la otra, y pasando a un sistema patriarcal donde la mujer tiene solo una
función servil y de propiedad con respecto al hombre. Es así que Engels (1884/2012)
señala que: “​El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo
femenino en todo el mundo” (s.p.).

Es así que la función de la familia estaba vinculada a cuestiones principalmente


económicas, del patrimonio y su transmisión: la herencia. La familia monogámica en un
principio estaba bajo una orden patriarcal, vinculada a un paradigma religioso. El
ejemplo más claro para la comprensión de esta idea es la ​Familia Real. ​El rey era
elegido de manera divina al nacer en determinada familia que detenía el poder real. La
herencia era transmitida por lazos consanguíneos, lo que exigía una constitución
familiar eterna y una fidelidad principalmente por parte de la mujer, para la certeza de
que este hijo sería realmente perteneciente a la familia. Los matrimonios eran sellados
con intereses político-económicos. Modelo que en general, considerando las diferencias
de posición social, en cierta medida era común en el pueblo (Luz Alonso, 1997; Gacto
Fernández, 1984).

Posteriormente apareció el romanticismo y la idea de amor romántico. De allí las


familias pasarían a ser constituidas más por vínculos afectivos que por intereses
patrimoniales. Los matrimonios pasan de ser arreglos entre familias a ser formalizados
por el vínculo afectivo. De todas las maneras un paradigma nunca é extinguido y
sustituido, sino que se trata de una síntesis, es decir que muchas de las configuraciones
del periodo anterior siguieron, como la herencia por lazos consanguíneos, la estructura
familiar, entre otras. Así como, se puede verificar intentos jurídicos de mantener el
poder de los padres en el arreglo matrimonial como en el caso de España.. Carlos III, en
la ​Pragmática sobre matrimonios de los hijos de familia ​del año de 1776, discorre sobre
la necesidad de que los hijos consulten a sus padres sobre el matrimonio y establece
sanciones a los que no lo hacían, que incluyen: inhabilitación para pedir dote o legítimas
respecto de ascendiente; privación bien del goce de los vínculos, patronatos y demás
derechos perpetuos de familia, entre otros (Andreucci Aguilera, 2000).

Contemporáneamente la familia se configura como un acuerdo social de suma de


individualidades. Donde los avances tecnológicos en especial el adviento de la píldora
anticonceptiva y la reproducción in vitro, permitió la desvinculación del sexo con la
reproducción, promoviendo mayor autonomía y poder de decisión por parte
principalmente de las mujeres de cuándo tener hijos o constituir una familia (Scavone,
2001). Bien como, los test de ADN permitieron el reconocimiento de paternidad sin la
necesidad de la fidelidad matrimonial. Si bien, los lazos consanguíneos siguen teniendo
alguna relevancia en determinar la configuración familiar, gana un espacio muy especial
neste período los vínculos afectivo. Existe aún una busca por la igualdad de derecho
entre los géneros y los niños pasan a ser sujetos de derecho en la sociedad y en la
familia. La herencia y transmisión de capitales sigue como un tema que involucra la
familia (Teixeira, Soares Parente, Bloc Boris, 2009; Wagner, Levandowski, 2008,
Wirth, 2013).

A lo largo del tiempo las configuraciones sociales que permeia la familia son
cambiadas, pero siempre en un proceso de desarrollo, en la medida que no son de todo
descartas, sino, más bien, se reconfiguran y se resignifican. En un proceso de
tesis-antítesis-síntesis, que permite que ocurran cambios y al mismo tiempo que ciertas
fenómenos persistan en el tiempo, aunque con nuevas ropajes, como es el caso de
transferencia patrimonial, la influencia religiosa, etcétera.

Familia y sociedad

La familia a lo largo de la historia occidental cumplió diversos papeles dentro de la


sociedad. Podemos destacar acá su papel político, económico, cultural y del derecho.
Político porque durante mucho tiempo como ya lo hemos dicho era la pertenencia a
Familia Real, que garantiza el acceso al poder gubernamental (Luz Alonso, 1997; Gacto
Fernández, 1984). Considerando aún períodos de esclavitud, de estratificación social, de
golpes y dictaduras, la posición social y el acceso a cargos públicos quedan limitados a
la pertenencia familiar, de acuerdo a la ubicación a que la familia se encontraba en la
sociedad, desde su origen étnico-racial, de clase y nacionalidad (Andrade do Amaral,
2004; Ávila, 1992; Canelo, 2011; Donoso García, S., 2016; Lozano Castellanos, 2015,
Mosca, 1896). De manera indirecta estaría, aún, la garantía de acceso a educación y el
apellido que delimitaran la posibilidad o la imposibilidad de acceder a un cargo público
o político, en cierta medida condicionadas a la posición social y económica de la
familia. Ya de manera directa, a pesar del advenimiento de la democracia, en muchos
países y provincias, en Latinoamérica por lo menos, es común familias de políticos, en
que padres fomentan la campaña de sus hijos, y los cargos pasan de generación en
generación (Santos Borges, s.f., Canelo, 2011).

Por otro lado, las políticas públicas tuvieron impacto en las configuraciones familiares,
por medio de mecanismos de control de natalidad que llegarán a prácticas de
esterilización de mujeres, como también por mecanismos de incentivo a la maternidad y
paternidad (Scavone, 2001). Bien como, por la intervención en situaciones de
vulnerabilidad social e institucionalización de hijo retirados de los padres, por
situaciones de riesgo (Costa Moreira, Bedran, Dojas Carellos, 2011). En este sentido la
construcción y la existencia de la institución familia tuvo un impacto fundamentales en
la construcción política de la sociedad y de manera dialéctica las construcciones
políticas tuvieron implicancias fundamentales en las configuraciones familiares.

En el ámbito económico podemos referirnos: a la lucha por sueldos básicos vinculada a


una canasta familiar (Salvia, Tuñon, 2005) ; a las empresas familiares (Vier Machado,
2005); a la agricultura familiar (Abramovay, 1999, Schneider, 2003), los bienes
familiares (Lepin Molina, 2014), etcétera. En este sentido hablamos no solamente de
economía sino, que también de la cultura del trabajo, es decir, como se configura las
relaciones laborales y el impacto en la actividad laboral en relación con la configuración
familiar.
El ámbito económico también se encuentra con el derecho, una vez que, cuando
hablamos de herencia, tenemos que hablar de quién tendría derecho a la misma, y en
qué medida. En algunas cultura contemporáneas, y en otras en el pasado, era designado
al padre el deber de sustento económico. Estaba mal visto que mujeres trabajasen
cuando no directamente se prohiben, o se les exigía el permiso del padre o del marido
(Macoc, 2011). Del mismo modo en que estuvieron bajo restricciones económicas,
cuando era dado el derecho al varón del manejo de los bienes. En este sentido, la familia
tiene un papel fundamental en la economía. Podemos señalar, que aun cuando las
familias reales dejaron gran parte del manejo directo poder político siguen con gran
poder económico hereditario y de esa manera de manera indirecta ejercen gran poder
social y político de manera indirecta, y como un gran modelo de poder simbólico de
representación cultural. La herencia, también tienen un gran lugar en las empresas
gigantescas que pasan de una generación a la otra, mostrando cómo el vínculo familiar
sobrepasa la meritocracia que muchos sujetos en la sociedad actual pregonan (Donoso
García, 2016; Gacto Fernández, 1984; Lepin Molina, 2014; Medina, 2001;

Otro tema a destacar, es quién queda adentro y quién queda afuera de lo que se entiende
por familia. En este sentido, hijos afuera del casamiento, hijos adoptivos e hijos
biológicos pueden gozar de diferente trato a la hora de ascender a la herencia, así como,
si hablamos de una mujer o un varón. La situación en que las relaciones amorosas se
desarrollan, también fueron y son definidoras de trato frente al derecho a la herencia, es
decir, casamiento, concubinato, unión estable, etcétera; así también, dependerá si se
trata de una unión hetero u homoafetiva. Todo esto se observa de acuerdo con las leyes
vigentes en cada periodo histórico y en diferentes sociedades (Rodriguez Pinto, 2009;
Gacto Fernández, 1984; Medina, 2001; Lepin Molina, 2014).

En el mismo sentido, están los derechos legales que transbordan las cuestiones
financieras, en relación a la familia tales como: las situaciones de internación
hospitalaria; el derecho a la adopción; la guardia de un niño; de intervención en el
ámbito escolar, etcétera. En fin, la otorgación de un derecho o la cobranza de un deber
quedan en cierta medida condicionadas por lo que es definido social, cultural e
históricamente por familia.

Podemos citar algunos caso como el chileno: “Si el matrimonio de los padres ha
terminado por muerte, al padre o madre sobreviviente se atribuye legalmente el cuidado
personal de sus hijos (artículo 224, inciso 1). ​Modificando la legislación anterior​, la
Ley 19.585, de 1998, extiende esta regla legal de atribución al padre o madre que
hubiere ​reconocido al hijo no concebido ni nacido en el matrimonio ​de sus padres
(artículo 224, inciso 2). Es decir, el cuidado personal de hijos no matrimoniales lo tiene
el padre o la madre que lo ha reconocido; y ambos de consuno, si viven juntos”
(Rodriguez Pinto, 2009, p 545, grifos nuestros). “Quien tiene el cuidado personal del
niño, tiene el deber de criarlo y educarlo. Estos deberes incluyen muchas veces en la
práctica ​decisiones sobre salud, tratamientos médicos, elección de colégio, elección de
la religión en que educa el niño, etcétera​. Pero no solo esto; quien tiene el cuidado
personal del niño tiene también la patria potestad (artículo 245, inciso 1). Tiene, por
tanto, ​la representatividad legal del niño y el derecho de goce y administración de sus
bienes” ​(Rodriguez Pinto, 2009, p 545).

Podríamos seguir con otros ejemplos, pero no es el propósito de este artículo


profundizar las implicancias jurídicas de la existencia de la institución familia y de su
concepto dentro de cada cultura; sino que es de nuestro interés ofrecer un panorama
general que pueda cumplir con la transmisión de la idea de que ésta tiene implicancias
en los diversos sectores de la sociedad.

En lo que dice respecto a la cultura es por medio de la familia como mediador que el
infante tiene los primeros contactos con lo cultural, desarrollando sus procesos
psíquicos superiores, apropiándose de los conocimientos desarrollados a lo largo de la
historia de la humanidad y entrando en contacto con conocimientos que van más allá de
su experiencia inmediata. Es en la familia, donde a través del lenguaje y el juego, que el
niño imita y crea en un proceso dialéctico elementos culturales que la familia le
transmite (Vygotski, 1997, 2010).

El papel de la Psicología y de sus profesionales en las problemáticas de la familia

En la actualidad son diversas las discusiones sociales que involucran el


concepto de familia. Dentro de estas discusiones están atravesadas cuestiones políticas,
económicas y de derecho civil. La Psicología y los profesionales de la área deben estar a
par de estas discusiones planteadas desde las distintas instituciones y organismos
públicos y privados. Para cumprir con su papel social de garantizar la promoción y
manutención de la salud psíquica individual y colectiva, manteniendo una postura
comprometida con la ética que esta profesión requiere.

En primer lugar debemos destacar que la Psicología y sus profesionales no


pueden ser guiados por prejuicios, estereotipos y naturalizaciones, que impiden al
reconocimiento de los fenómeno y su análisis más complejo. Mismo reconociendo que
somos atravesados por nuestra subjetividad donde estés prejuicios, estereotipos y
naturalizaciones están muchas veces presentes, es necesario un constante proceso de
autocrítica y de cuidado para minimizarlos al máximo, aunque, reconociendo la
imposibilidad de la neutralidad.

Nos interesa destacar acá cuatro momentos fundamentales del ​saber hacer de
la Psicología y de sus profesionales que deben estar bajo este cuidado: la producción
científica, la divulgación científica, la práctica profesional y la intervención social.
Relacionando estos cuatro momentos con la concepción de familia y sus implicancias en
la promoción y manutención de la salud de esta y de sus miembros.

En la producción científica de la psicología a respecto de la familia la visión


Histórico-cultural busca apartarse del sentido común, desnaturalizando la norma. Es
decir que, hay millares de configuraciones de familia que no reflejan el ​status quo
social. Cada cultura desarrolla una norma de lo que es una família, esta varía de una
clase social a otra y de un momento histórico al otro. Podemos tomar como ejemplo
algunas parejas de clase media alta moderna occidental, donde es posible encontrar que
la configuración familiar está compuesta por dos personas que se unen amorosamente y
una o más mascotas; o familias de clase baja que se configuran como extendidas, con
abuelas, vecinas, tías y otros. También podemos señalar ejemplos provenientes de la
cultura árabe donde se encuentran matrimonios polígamos o hindúes donde la
convivencia con la suegra es bastante común, así como aún se encuentran en colonias de
inmigrantes italianos en el sur del Brasil en que la figura de la ​nona​ o abuela es central.

Existen investigaciones donde se abordan esta diversidad como: las familias


constituidas con el auxilio de la reproducción asistida (Teixeira, Soares Parente, Bloc
Boris, 2009); familias con padres divorciados (Wirth, 2013); familias con nuevos
cónyuges que pasan a ser incorporado por los hijos de las parejas como parte de su
familia (Wagner, Levandowski, 2008); familias con diferente configuración jerárquicas
(Zanetti, Gomes, 2009); familias con nuevas configuraciones de relación de poder y
responsabilidades en lo que dice respecto a género (Borsa, Nunes, 2011; Costa Moreira,
Bedran, Dojas Carellos, 2011; Scavone, 2001); las nuevas configuraciones familiares y
su implicancia en nuevas configuraciones de empresas familiares (Vier Machado,
2005), etcétera.

De este modo, la investigación científica debe tener en cuenta la diversidad, a


pesar de que existe cierta norma en la cultura y en el tiempo de la práctica investigativa.
Esto implica tener una postura cuidadosa para no adjudicar a la norma, una reificación o
naturalización, que implique un status de saludable, o por el contrario patologizar
cualquier configuración diversa. Tampoco debe limitar el análisis investigativo de
cualquier sufrimiento psíquico presentado en los miembros de la familia, por el simple
hecho que la configuración familiar esté fuera de la norma.

La mirada desnaturalizante es fundamental para entender y analizar al


sufrimiento psíquico en la relación familia-sujeto-sociedad. No atribuyendo
correlaciones como causas, y manteniendo una postura cuidadosa para no generar aún
más estigmas sociales por medio de análisis que pueden fomentar más prejuicios
sociales a determinadas configuraciones familiares. Lo que llevaría a la investigación a
hacer parte del problema y no de la solución.

Un ejemplo hipotético puede ser que al haber dos grupo evaluados, y


teniendo el grupo de hijos de padres separados mayor índice de depresión que el de
padres casados. Es posible, a través de un análisis superficial y naturalizante, atribuir a
la separación de los padres la mayor probabilidad de depresión en los hijos,
naturalizando así la familia de padres casados y en cierta medida patologizando las
familias de padres divorciados. Esto implicaría ignorar innúmeros factores, como por
ejemplo que estos hijos pueden ser más vulnerables al prejuicio social por el hecho de
tener padres separados, por problemáticas económicas devenidas de la división familiar,
o incluso de problemáticas de la comunicación familiar que anteceden o trascien el
hecho del mantenimiento de la unión conyugal. El tema es que si, se atribuye de manera
directa al divorcio, no se problematiza. Consecuentemente, profesionales pueden
agudizar los problemas familiares, al promover uniones no saludables o que tengan
cierto grado de bienestar.

Otro elemento fundamental, en la función de la psicología y de sus


profesionales es en el de una divulgación científica convalidada con conocimientos
producidos por investigaciones científica sobre la familia de amplio alcance. Siendo
norteadores de las prácticas psicológicas, pero también llegando como esquema general
a otras ciencias y a la sociedad en general. En este sentido, es de suma importancia que
la investigación tenga en cuenta no apenas su desarrollo como también su divulgación.

No es extraño ver situaciones sociales de importancia en que los


conocimientos científicos sean llamados a prestar esclarecimientos. La familia muchas
veces es tomada como tema central o transversal de estos análisis, e infelizmente
muchas veces el tema es tratado por profesionales de manera no científica, con
explicaciones simples. La familia en general o algunos de sus miembros, son tratados
como responsables por los diversos males sociales. Es así que debemos tener cuidado en
definir a familias como desestructuradas, o disfuncionales sólo basados en elementos
normativos y no científicos.

Ante descripciones del tipo “conflictos familiares” “conflicto con el padre o


con la madre o con el/la hermano/a”. Cabría preguntarse, ¿quién creció en una familia
sin conflictos?, ¿quien no tuvo conflictos con su madre, padre o hermanos? ¿quién
creció en una familia denominada de “estructurada” en toda su historia? Es decir,
explicaciones poco esclarecedoras y de carácter desvalorizante pueden tener un
impactando negativo que deben evitarse para el mejor desarrollo de la salud y bienestar
familiar.

Un ejemplo de divulgación contraproducente, es el que trasciende con las


diferentes maneras saludables de crianzas, que tiene impacto negativo sobre los padres
que no se sienten capaces de educar a sus propios hijos, que experimentan una
frustración frente al paternaje llena de directrices que no tienen en cuenta las diferentes
problemáticas cotidianas que puede tener una familia a lo largo de su desarrollo
(Zanetti, Gomes, 2009). Elementos ambiguos y contradictorias postuladas desde el
campo científico o pseudocientífico, divulgados por los medios de comunicación deben
evitarse teniendo como eje un real compromiso con respeto a la seriedad que la salud y
el bienestar humano deben tener en declaraciones y publicaciones, con un fuerte
comprometimiento ético.

En lo que atañe a la práctica profesional junto a las familias, debemos señalar,


que en ​la contemporaneidad existen varias composiciones familiares constituidas por los
lazos de alianza. Donde la consanguinidad dejó de ser la condición necesaria y
obligatoria, ganando espacio el afectos, que incluyen vínculos, desarrollo de lazos y
comprometimiento con obligaciones. Dejamos de hablar de familia para hablar en
familias (Wirth, 2013). Situación que debe impulsarnos a un análisis de la realidad de
las familias en la actualidad, sin estigmatizar ni juzgar, comprendiendo que la crisis del
modelo tradicional de la familia, no representa de ningún modo una “crisis de la
familia” (Rios-Gonzalez 2004). Asumiendo una postura profesional capaz de seguir una
formación continuada, actualizada y comprometida con las problemáticas de la familia
actual. Sabiendo reconocer en el sufrimiento presente en la familia y en sus miembros
las particularidades de sus vivencias, en una relación sujeto-familia-sociedad, actuando
en estas tres instancia que en realidad son una unidad dialéctica.

En este sentido, es que la perspectiva de la Psicología Histórico-cultural es de


que la práctica del psicólogo está siempre implicada con una intervención social. Porque
las familias y sus integrantes al ser atendidos actúan en la sociedad y son agentes de
cambio social. Así como, la actuación profesional en la sociedad, sea de manera
individual, sea por medio de asociaciones de psicólogos, sea por medio de los colegios
de psicólogos, inciden en la sociedad, la familia y sus integrantes. De allí, la necesidad
de estar a la par de las discusiones sobre familia, presentar posicionamentos, diretrizes y
discursos científicos: éticos y respetuosos.

Consideraciones finales

El entendimiento de lo que configura una família tiene implicancias directas


en quién es sujeto de derecho y que derechos cada sujeto tiene de acuerdo con cada
entendimiento, lo que hace de la familia no una simple palabra, y su definición una tarea
muy difícil; sobretodo teniendo en cuenta todo lo que venimos abordando en cuenta, las
implicancias jurídicas, económicas, culturales, políticas, y su impacto en la construcción
de los procesos de subjetivación y de la construcción de la sociedad.

Deste modo entendemos que la configuración familiar es múltiple, diversa,


plural y variable, de una cultura para otra, de una clase social para otra y mismo dentro
de una misma cultura y de una misma clase social. En este sentido, no es papel de la
Psicología ni de sus profesionales normalizar la configuración familiar ni patologizar las
configuraciones diversas. En un momento histórico y cultural donde impera la
diversidad eso implicaría en una postura anticientífica y antisalugénica. El foco de la
práctica investigativa, de divulgación, profesional y de intervención psicosocial, debe
estar guiada por la gestación de vínculos de salud y bienestar psíquico de sus
integrantes.

Solamente a través de una investigación científica comprometida con la


realidad social es que podremos desarrollar una práctica profesional ética y salugénica.
Promoviendo el empoderamiento, autonomía, salud y bienestar psicológico de las
familias y sus miembros. Es decir, que para poder actuar junto a una familia hay que
primeramente reconocerla como tal independientemente de su configuración.
Comprender que el entendimiento psicológico de esta no debe estar basado en un
análisis cuantitativo y sí cualitativo. Esto significa, no atribuir valor de salud a una
familia de acorde a la cantidad de miembros o una configuración estereotipada de
familias del tipo madre, padre e hijos, haciendo esfuerzos para encajar incluso otros en
estos roles. Es preciso entender cada familia en su configuración particular, y realizar un
análisis crítico del ​status quo que intenta hegemonizar las estructuras sociales,
señalando y denunciando los aspectos fuertes del prejuicio con respecto a la diversidad
de familias que pueden establecerse y desenvolverse con un pleno y saludable
desarrollo.

Referencias

Abramovay, R. (1999). Agricultura familiar e desenvolvimento Territorial: Reforma


agrária.​ Revista da Associação Brasileira de Reforma Agrária​, 28 (1,2,3), 29 (1) 1-21.
Andrade do Amaral, N. (2004). Coronelismo, enxada e voto: o município e o regime
representativo no Brasil (1889-1930): uma visão crítica sobre a obra de Vitor Nunes
Leal. Tesis. Centro Universitário de Brasília- UniCeub

Andreucci Aguilera, R. (2000). La pragmática de Carlos III sobre el matrimonio de los


hijos de familia y su pervivencia en el derecho chileno. ​Revista Estudos Históricos
Jurídicos​, 22.

Avila, M. L. (1992). ​Cargos Hereditarios en la Administración judicial y religiosa de


Al- Andalus. ​Estudios Onomástico Biográficos de Al-Andalus: Madrid.

Borsa, J. C., Nunes, M. L. T. (2011). Aspectos psicossociais da parentalidade: O papel


de homens e mulheres na família nuclear. ​Psicologia Argum.​, 29 (64), 31-39.

Canelo, P. (2011) Acerca de la construcción de carreras políticas en la Argentina. Los


senadores nacionales en 1973, 1983 y 1989. ​PolHis​, 4 (7) 140-153.

Cavalcante Teixeira, L., Soares Parente, F., Bloc Boris, G. D. (2009). Novas
configuracoes subjetivas: reproducao assistida e familia monoparental femenina. ​Psico,
40 (1) 24-31.

Costa Moreira, M. I., Bedran, P. M., Dojas Carellos, S. M. S. (2011) A família


contemporânea brasileira em contexto de fragilidade social e os novos direitos das
crianças: desafios éticos. ​Psicologia em Revista​, 17 (1), s/p.

Donoso Gárcia, S. (2016). La sangre como critério de acceso y perpetuación del poder
político desde el Antiguo Régimen y cómo llaman capacidad a lo que es sangre y sangre
a lo que es dinero. Un ejemplo de La Mancha. ​Sociología Histórica​, 6, 475-507.

Engels, F. (1884/2012). ​El origen de la familia, la propiedad privada y el estado​.


España: Archivo Marx-Engels.

Gacto Fernández, E. (1984). El Marco jurídico de la familia castellana edad moderna.


Historia, Instituciones y documentos​, 11, 37-66.

Lepin Molina, C. (2014). Los nuevos principios del desarrollo del derecho de familia.
Revista Chilena de Derecho Privado,​ 23, s/p.

Lozano Castellanos, A. (2015). Controlando el regimiento. La nobleza de Talavera de la


Reina y sus métodos de intervención política en el consejo en la Baja Edad Media. ​En la
España Medieval​, 38, 37-55.

Macoc, L. (2011) Feminismo e identidades políticas a principios XX en la Argentina:


Construcciones discursivas sobre la Mujer en el socialismo y el anarquismo. ​Cuadernos
del Ciesal​, 8 (9), 151-173.

Medina, G. (2001). ​Uniones de hecho homosexuales.​ Argentina: Culzoni.

Luz Alonso, M. (1997). El consentimiento para el matrimonio de los miembros de la


Familia Real (Sobre la vigencia de la Pragmática de Carlos III de 1776). ​Cuadernos de
Historia del Derecho​, 4, 61-89.

Mosca, G. (1896). Elementi di Scienza Politica. Ensayo recuperado, en la R​evista de


Administración Pública​, 87-101.

Santos Borges, A. (s/d) Sao Luis: Eleições 2008 na Capital Maranhense. Peças novas
para um velho jogo. Universidade Federal do Maranhão. Recuperado en:
http://www.fundaj.gov.br/geral/observanordeste/edicaox/textoarleth.pdf

Schneider, S. (2003). Teoría Social, Agricultura Familiar e Pluriatividade. ​Revista


Brasileira de ciências sociais, ​18 (51), 99-192.

Rios- Gonzales, J. A. (2004). Familia, pareja y creencias: Notas y reflexiones acerca de


aspectos actuales de la familias. ​Cuadernos de Terapia Familiar​, 58 (2) 1-20.

Rodriguez Pinto, M. S. (2009). El cuidado personal de niños y adolescentes en la


familia separada: Criterios de resolución de conflictos de intereses entre padres e hijos
en el nuevo derecho chileno de família. ​Revista Chilena de Derecho​, 36 (3), 545-586.

Salvia, A. Tuñón, I (2005). Los jóvenes y el mundo del trabajo en la Argentina Actual.
Revista Encrucijadas​, 36 25-50.

Scavone, L. (2001). Maternidade: transformações na família e nas relações de gênero.


Interface_Comunic, Saúde, Educ​, 5 (8), 47-60.

Vier machado, H. (2005). Reflexoes sobre concepciones de familia e empresas


familiares. ​Psicologia em Estudo,​ 10 (2), 317-323.

Wirth, N. M. (2013). As Novas Configurações da família contemporânea e o discurso


religioso. ​Seminário Internacional Fazendo Gênero, Anais Eletrônicos​, Florianópolis.

Wagner, A., Levandowski, D. C. (2008). Sentir-se bem em família: um desafio a


diversidade, ​Revista textos & Contextos​, 7 (1) 88-97.

Zanetti, S. A. S., Gomes, I. C. (2009). A ausência do princípio de autoridade na família


contemporânea brasileira. ​Psico​, 40 (2) 194-201.

Biodata de la/los autoras/es

Fernando Polanco​, realizó estudios de Licenciatura y Doctorado en Psicología en la


Universidad Nacional de San Luis, donde desarrolla tareas docentes y de investigación
en el campo de la Historia de la Psicología y la Teoría Sociológica. Es co-director del
Archivo y Centro de Documentación en Historia de la Psicología “Dr. Plácido Horas” y
Vicepresidente de la Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica. Editor del
Blog da Rede Iberoamericana de Pesquisadores em História da Psicologia, integrante
del comité editorial de Psiencia: Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica y del
consejo editorial de la Revista Psicologia e Saúde. Sus principales investigaciones han
sido sobre la recepción de la Psicología en América Latina con metodologías
socio-bibliométricas, bajo la dirección de Rubén Ardila y Hugo Klappenbach. También
ha llevado adelante indagaciones sobre la formación e investigación a partir del análisis
de las mismas desde las teorías histórico-culturales y la psicología social crítica y de la
liberación. Ha realizado y publicado múltiples estudios sobre la historia de la psicología,
sistemas psicológicos y campos afines en diversas revistas y libros especializados.

Josiane Sueli Beria realizó estudios de grado en la Universidade de Caxias do Sul, Rio
Grande do Sul, Brasil; y Universidade Federal de Mato Grosso, Mato Grosso, Brasil,
con especial formación en el campo de las teorías histórico-culturales. Diplomada en
por la Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, Argentina, sobre “Identidades,
narraciones de lo colectivo y afectos políticos: diálogos entre la psicología cultural y la
filosofía política contemporánea”. Actual doctoranda en psicología de la Universidad
Nacional de San Luis, San Luis, Argentina, en temas relativos a la inserción histórica de
conceptos y prácticas psicológicas en el campo de la educación. Becaria del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), de la República
Argentina.

También podría gustarte