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UNIVERSIDAD DE CHILE

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES


ESCUELA DE POSTGRADO

EL JAGUAR COMO SÍMBOLO POLÍTICO-SAGRADO:


Estudio iconográfico de las representaciones murales del Jaguar relacionadas
con un grupo de Señores de Alto Rango de Teotihuacán, 350 – 650 D.C.

Tesis para optar al grado de Magíster en Estudios Latinoamericanos

MARÍA EUGENIA RUIZ JARA

Profesores Guías:

Zoltán Paulinyi (tutor)


Alejandra Vega (co-tutora)

Santiago de Chile, 2015


EL JAGUAR COMO SÍMBOLO POLÍTICO-SAGRADO:
Estudio iconográfico de las representaciones murales del Jaguar relacionadas con un grupo de
Señores de Alto Rango de Teotihuacán, 350 – 650 D.C.
Resumen

La siguiente investigación lleva a cabo un análisis iconográfico de las representaciones


murales datadas entre el 350-650 D.C. del Jaguar como Símbolo Político-Sagrado en relación a un
grupo de elite y su complejo temático, planteando como hipótesis que dentro de las
representaciones murales de Señores de Alto Rango en Teotihuacán datadas entre la fase Xolalpan
(350-550 D.C.) y la fase Metepec (550-650 D.C.), aparecería un conjunto temático de elite que
adoptaría al Jaguar en su condición de criatura mítica como símbolo político-sagrado para la
definición y particularización de sus funciones estatales, al interior de un discurso de poder de
Estado que se habría caracterizado por su naturaleza corporativa y la tutela sagrada del Dios de la
Lluvia.

iii
Agradecimientos

Deseo agradecer al profesor Zoltán Paulinyi por entregarme la oportunidad de realizar este
trabajo de investigación y por los comentarios que permitieron esclarecer el itinerario de este
proyecto.

Asimismo, agradezco a la profesora Alejandra Vega por su apoyo y perspectiva, que


enriquecieron esta investigación de manera sustancial.

A María Rocío Ruiz por sus correcciones y apoyo incondicional. A Maritza Moreno
Oyarzún, sin quien esta tesis no existiría. Y especialmente a Natalia Moller, cuya ayuda y
disposición permitieron sacar este proyecto adelante.

iv
Contenido

Introducción ........................................................................................................................................ 1
Capítulo 1 ............................................................................................................................................ 8
Análisis Iconográfico del Jaguar como Criatura Mítica:............................................................... 14
El Jaguar como Criatura Mítica y las Tierras del Inframundo: ................................................. 15
El Jaguar como Contenedor, Portador y Dador aéreo del viento, el fuego, el agua y fertilidad
................................................................................................................................................... 18
El Jaguar como criatura mítica del Inframundo y el Dios Mariposa-Pájaro ............................. 39
El Dios de la Lluvia y el Jaguar como Criatura Mítica bajo su alero y representación ............ 43
Corazones, Cuchillos y Propiciación: El Jaguar como criatura de Culto representante del Dios
de la Lluvia y el Sacrificio Humano .......................................................................................... 48
Recapitulación. .............................................................................................................................. 52
Capítulo 2 .......................................................................................................................................... 53
Los Señores de Alto Rango Jaguar ............................................................................................... 53
El Jaguar como Tocado de Señores de Alto Rango. ................................................................. 60
Los Señores de Alto Rango como Jaguares Antropomorfos Bípedos. ...................................... 69
Jaguares Zoomorfos como representaciones de Señores de Alto Rango. ................................. 88
Recapitulación: ............................................................................................................................ 104
Capítulo 3 ........................................................................................................................................ 106
Los Señores de Alto Rango Jaguar y la iconografía del Poder en Teotihuacán .......................... 106
Los Señores de Alto Rango Jaguar y los Señores con Tocado de Borlas ............................... 110
Los Señores de Alto Rango Jaguar y los Señores Coyote ....................................................... 120
Los Señores de Alto Rango Jaguar y los Señores asociados a la Serpiente en Teotihuacán... 124
Recapitulación: ............................................................................................................................ 129
Conclusión....................................................................................................................................... 132
Índice de Imágenes .......................................................................................................................... 135
Apéndice de Imágenes .................................................................................................................... 139
Apéndice A: Imágenes de Pinturas Murales de Señores de Alto Rango Jaguar Complementarias
..................................................................................................................................................... 140

v
Apéndice B: Señores de Alto Rango Jaguar en Cerámica. ......................................................... 149
Apéndice C: Representaciones de Señores de Alto Rango en la iconografía de Teotihuacán .... 153
Bibliografía ..................................................................................................................................... 168

vi
Introducción

El siguiente estudio corresponde a un análisis iconográfico de la figura del Jaguar dentro del
arte teotihuacano y su articulación como símbolo de poder político-sagrado por parte de un conjunto
temático de Señores de Alto Rango dentro de la pintura mural datada entre el 350-650 D.C.

Su problema investigativo surge a partir del reconocimiento del jaguar en la producción


visual en general y la pintura mural en particular de Teotihuacán, como un tema preponderante y su
vinculación con un conjunto simbólico que podría identificarse como representaciones de
personajes humanos de elite, sin que existan estudios sistemáticos y particulares de este posible
complejo.

Ubicado en el Valle de México (Apéndice A: Imagen 1), Teotihuacán fue el centro político,
religioso y económico más importante de Mesoamérica durante el periodo Clásico (100-950 D.C.)
(Millon, 1966), caracterizado por un asentamiento denso y planificado que habría albergado en su
interior hasta ciento veinticinco mil personas en su período de mayor esplendor (Millon,
1988d:102), por la presencia de barrios foráneos y por ser el foco de un sistema de comercio
extenso que habría de conectarlo con prácticamente todo el territorio mesoamericano.

Como centro cultural metropolitano, lugar de peregrinación y sede de poder, Teotihuacán se


habría caracterizado por una arquitectura sagrada principal correspondiente a tres templos-
pirámides conectadas por la Calzada de los Muertos que terminadas antes del 200 D.C. habrían sido
el eje y centro del poder político y religioso, así como por una arquitectura habitacional única a la
urbe clásica compuesta por aproximadamente dos mil conjuntos habitacionales que construidos a
partir de la fase Tlamimilolpa (225-350 D.C.) (Cowgill 1997:155, 2003a: 41 citado en Headrick
2007:5), habrían otorgado a la ciudad el espacio mural más extenso en toda Mesoamérica (Pasztory,
1997: 192).

Rasgo distintivo de los conjuntos habitacionales de elite, si bien la pintura mural tendrá
expresiones tempranas con el nacimiento de tales complejos arquitectónicos, su desarrollo como
arte monumental por excelencia de Teotihuacán ocurrirá durante las fases Xolalpan (350-550 D.C.)
y Metepec (550-650 D.C.) (Ibíd.:190). Con una iconografía que tendrá sus ecos en el formato de

1
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escultura y cerámica, la pintura mural se caracterizará por la aparición protagonista del conjunto
temático del Dios de la Lluvia, el cual supeditará todos los otros complejos simbólicos, dando
cuenta de la preeminencia del discurso acuático (Kubler, 1967). Con él, aparecerán representados de
modo predominante los diversos conjuntos temáticos correspondientes a lo que aquí
denominaremos como Señores de Alto Rango y que diversos estudios han identificado como los
posibles sacerdotes, señores, guerreros y nobles de Teotihuacán, caracterizados formalmente por su
estandarización y repetición modular, así como temáticamente por ser representaciones genéricas y
anónimas poco variables, siempre al alero de fuerzas sagradas (Pasztory, 1997, Kubler, 1967, Von
Winning, 1987).

Debido a la primacía del discurso religioso, la condición simbólica del estilo, el carácter
estandarizado, impersonal y repetitivo de sus figuras humanas, las características monumentales de
los templos de la urbe, la estandarización de los complejos habitacionales y la carencia de entierros
reales, se ha postulado que el gobierno de Teotihuacán habría sido por un lado un Estado de carácter
sagrado, en donde el ejercicio del poder habría estado supeditado al ámbito divino y que
relacionado a tal caracterización (Kubler, 1967, Millon, 1966, Millon 1988a, Pasztory, 1997,
Paulinyi, 2001, Headrick, 2007), éste habría sido regido al menos durante el periodo tardío de su
historia, por un co-gobierno entendido como el ejercicio político sobre la ciudad de un conjunto de
varios grupos de elite o sus representantes (Kubler, 1967, Millon, 1966, 1988b, Millon, 1988a,
Pasztory 1997, Manzanilla y López Luján, 2001, Paulinyi, Headrick, 2007).

Con ello, la condición sacralizada especifica del Estado teotihuacano, pudo estar arraigada
en la figura preeminente del Dios de la Lluvia (Paulinyi, 2001), quien como “Culto Supremo” (von
Winning 1987:65) de Teotihuacán, con posible sede en la Pirámide del Sol como estructura sagrada
más importante de la ciudad (Manzanilla, 2000: 99) y con un conjunto temático protagonista al
interior de la iconografía de la urbe (Kubler, 1967), pudo establecerse como el encargado de la
perpetuación de la fuerza política, de expansión y conquista de la ciudad (Paulinyi, 2001).

Sin aparentes sistemas de escritura, con carencia de estudios etnohistóricos y una brecha
respecto del periodo de la Conquista y por ende del registro de las crónicas de setecientos años, las
formas de investigación que han abordado la sociedad y cultura que habrían tenido su desarrollo en
la ciudad clásica, corresponden fundamentalmente a la disciplina arqueológica, apareciendo sin
embargo tempranamente como una herramienta complementaria y posteriormente como
metodología de estudio independiente, la aproximación iconográfica al amplio registro visual
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sobreviviente de la urbe. Teotihuacán ha sido denominada como la “Ciudad Pintada” (Pasztory,


1997) en vinculación a la enorme cantidad de murales que habrían sido encontrados en los
conjuntos habitacionales de la elite, siendo la metodología iconográfica el modo preeminente con
el cual estos han sido estudiados. En tanto análisis de interpretación simbólica, esta permitiría una
posible aproximación a las cosmologías que habrían podido desarrollarse al interior de la urbe,
nutriendo la evidencia arqueológica.

En este contexto, existen ocho estudios iconográficos que han desarrollado algún tipo de
aproximación al conjunto temático aquí articulado, proponiendo interpretaciones de la figura del
Jaguar en su condición de criatura mítica, de los personajes humanos de elite aquí identificados
como Señores de Alto Rango y/o de la relación posible entre ambos. Respecto del Jaguar como
posible conjunto temático, Kubler (1972) ha sido quien en un estudio pionero daría cuenta de la
condición compositiva compuesta del felino y en relación a ello, lo establecería como una figura
mítico-cultica vinculada a las aguas y como un símbolo adoptado por personajes de elite,
principalmente en función de ofrendantes. Posteriormente, reiterando su condición de criatura
sobrenatural, un segundo estudio realizado por Von Winning (1987) reiteraría nuevamente la
condición compuesta del felino, dando cuenta de él como una criatura feroz vinculada al agua y el
fuego, y estableciendo además una tipología simbólica particular de representación a la que
denominaría como jaguares reticulados.

A su vez, respecto de los posibles personajes de elite, una de las primeras autoras en llevar a
cabo estudios iconográficos relevantes de tales representaciones sería Millon (1973, 1988a), quien
establecería la primera identificación sistemática de un complejo temático correspondiente a los
Señores con Tocado de Borlas, de los cuales postularía su carácter militar, comercial y diplomático.
Retomando sus estudios, será Paulinyi (2001) quien a partir de este mismo grupo postulará a partir
de un corpus visual expandido la identificación posible de este como representación del gobierno de
la ciudad, siendo uno de los primeros autores en dar cuenta, a partir de un análisis meticuloso, de la
posible naturaleza de los Señores de Alto Rango como conjunto temático de elite que no se limitaría
solamente a órdenes militares y sacerdotales, sino como un conjunto estatal que podría haber
incluido funciones variadas.

En cuanto a los personajes de elite vinculados con simbología animal, entre los cuales se
encontraría el Jaguar, los estudios iconográficos prácticamente no han desarrollado investigaciones
del tema, centrándose las breves menciones en la figura del Coyote, el cual habría de ser leído
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tempranamente como posible representación de órdenes militares (Millon, 1988c), para luego ser
reinterpretados por Paulinyi (2009) como Señores de Alto Rango con funciones estatales múltiples,
entre las cuales habría estado la guerra. En cuanto a personajes de elite asociados al jaguar, Kubler
(1972) será el primero en indicar un vínculo que identificaría con la presencia de Tocados y trajes
con forma de felino, señalando su uso como símbolo tutelar. Pasztory a su vez (1997) retomará tal
postulación brevemente, indicando por segunda vez la adopción del jaguar como posible símbolo de
gobierno, en lo que ella leerá como un posible uso de título u emblema. Paulinyi a su vez (2001),
postulará de algunos personajes identificados con el felino no sólo su condición humana de elite,
sino su identificación con el gobierno por vías de interpretarlos como paráfrasis de los Señores con
Tocado de Borlas.

Respecto a los trabajos realizados hasta el momento, podemos afirmar que desde Kubler
(1972) no han sido generados estudios iconográficos que den cuenta de la preeminente presencia de
imágenes relacionadas al Jaguar, tanto en el contexto de los temas mítico-sagrados como en la
posible esfera de la representación estatal. Tampoco existen estudios acabados sobre el conjunto de
representaciones humanas de elite vinculadas con el felino en la pintura mural, a pesar de que ellas
son numéricamente relevantes y se encuentran espacialmente distribuidas en los conjuntos
habitacionales de la nobleza de toda la ciudad.

En este contexto, esta investigación se orientará a la vinculación iconográfica del jaguar con
imágenes posibles del gobierno teotihuacano, planteando como hipótesis que dentro de las
representaciones murales de Señores de Alto Rango en Teotihuacán datadas entre la fase Xolalpan
(350-550 D.C.) y la fase Metepec (550-650 D.C.), aparecería un conjunto temático de elite que
adoptaría al felino en su condición de criatura mítica como símbolo político-sagrado para la
definición y particularización de sus funciones estatales, al interior de un discurso de poder de
Estado que se habría caracterizado por su naturaleza corporativa y la tutela sagrada del Dios de la
Lluvia.

Su aporte investigativo residiría en ser un estudio exploratorio de un grupo de imágenes no


articuladas como corpus hasta ahora, planteando a partir de él un conjunto temático sin estudios
específicos sistemáticos dentro de la iconografía teotihuacana. En su análisis, esta investigación re-
postularía al Jaguar como un complejo temático que articularía a la criatura de dos maneras; como
ser mítico y como símbolo de poder de un grupo de la elite teotihuacana, instalando a través de tales
categorizaciones la representación de un cuerpo de la nobleza y la interpretación de las formas en
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que este habría particularizado y definido simbólicamente sus funciones de carácter estatal,
ampliando en tal instancia el campo de las posibles concepciones que del poder y su ejercicio
habrían sido representadas en Teotihuacán.

Así indicado, el objetivo central de este estudio es analizar un complejo de murales de


Teotihuacán (350-650 D.C.) en los que aparecen representaciones del Jaguar como símbolo
político-sagrado tutelar de un grupo de la nobleza teotihuacana con funciones vinculadas al Estado,
relacionadas con el discurso mítico del felino, la cosmovisión correspondiente a las tierras del
Inframundo y un sistema político de co-gobierno bajo el alero del Dios de la Lluvia.

Para ello, este estudio analizará y definirá en el primer capítulo cuáles serían los rasgos
compositivos y simbólicos del jaguar en su condición de criatura mítica dentro de la iconografía
teotihuacana en general, ocupando para ello fuentes provenientes tanto de la pintura mural como de
la escultura y la cerámica. En el segundo capítulo a su vez dará cuenta, a través del análisis formal e
iconográfico de los casos de la pintura mural, de la instrumentalización de tales discursos por un
grupo de representaciones de la nobleza y de cómo a través de ellos se definirá este grupo como un
cuerpo con funciones estatales. Por último, en el tercer capítulo se establecerán las vinculaciones
simbólicas entre este grupo amparado por el felino y otros conjuntos temáticos de la elite, dando
cuenta de sus posibles semejanzas y diferencias dentro de una representación general del poder
humano, articulando para ello nuevamente fuentes provenientes tanto del soporte mural, como
escultórico y cerámico.

De esta manera, esta investigación pretende utilizar el método iconográfico propuesto por
Erwin Panofsky (1979:13-44), que correspondería al único método de aproximación al corpus
visual teotihuacano desarrollado hasta la fecha con cantidad de estudios, fuentes y construcción de
conceptos suficientes para poder articular una aproximación y lectura de estas representaciones 1,
entendiendo esta metodología como una lectura interpretativa de contenido temático o de
significado de una imagen, mediante la relación de ésta con los marcos discursivos de la cultura en
la cual ha sido generada, entendida como sistema de símbolos.

1
Para el desarrollo de esta metodología en Teotihuacán ver: Caso, 1942, Kubler, 1967, 1972, Headrick,
2007, Langley, 1986, Latsanopoulos, 2005, Millon 1973, 1988a, Pasztory 1974, 1976, 1988,1989, Paulinyi
1995, 1997, 2001, 2007, 2009, 2013, 2014, Sejourné 1959, 1966, Taube 2002, Von Winning, 1987.
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Por la carencia de otras fuentes que no sean las visuales y arqueológicas, los estudios
iconográficos teotihuacanos en general y la investigación aquí desarrollada en particular, establecen
una iconografía inferida por analogía y contexto, construyéndose las interpretaciones en la
comparación de un gran espectro de imágenes en diferentes formatos provenientes de la propia
ciudad así como en relación a un campo iconológico amplio que tensiona imágenes y discursos
provenientes de otras zonas con la precaución que puede implicar el problema del arquetipo
(Kubler, 1967:11-13). El sustento y fundamento para ello se encuentra en la teoría del “núcleo
duro” mesoamericano, correspondiente a un modelo interpretativo producido por López Austin a
partir del reconocimiento de la cosmovisión mesoamericana, fundamentalmente en su aspecto
religioso relacionado con el culto agrícola, un discurso macro-cultural que habría rebasado los
límites políticos y culturales particulares de cada estado y pueblo, sirviendo como el vehículo de
comunicación simbólica más importante de Mesoamérica, y que a modo de tradición histórica y
cultural habría unificado la amplia gama de adaptaciones, transformaciones y adquisiciones locales
(López Austin, 1994: 11-15).

Debido a la necesidad de este amplio sistema de referencias simbólicas, este estudio si bien
se concentra en las pinturas murales producidas entre la fase Xolalpan (350-550 D.C.) y la fase
Metepec (550-650 D.C.) como objeto de análisis, requiere para su interpretación del uso de otras
múltiples fuentes visuales que del mismo tema permitan establecer una red amplia de significados
posibles, articulándose en mayor o menor medida como fuentes secundarias provenientes de otros
soportes, como son la escultura y la cerámica. A su vez, debido a la condición estandarizada y
serializada de estas composiciones, y ante el estado de destrucción o saqueo que presentan los
murales, es posible la selección de dos o tres piezas de la misma serie, aunque de proveniencia
distinta, para complementar entre ellas una representación.

Para el establecimiento a su vez de redes de significados posibles, en esta investigación


trabajaremos a su vez con el concepto iconográfico de “complejos temáticos” o “corpus simbólicos”
(Kubler, 1967: 9, von Winning, 1987: 8), entendidos como los conjuntos o repertorios de imágenes
que responden a un mismo tropo visual y que se agrupan como sistemas de clasificación y
categorización de las representaciones traspasando e integrando los diferentes soportes de
producción, así como periodos y estilos, permitiendo establecer patrones en las relaciones
iconográficas que generan y tipologías que producen lazos de interpretación retro-alimentativos
entre las diversas imágenes.
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Así indicado, el corpus aquí analizado ha sido construido a partir de un estudio pre-
iconográfico de un catastro de cincuenta y siete imágenes tanto de soporte mural, como escultórico
y cerámico, a partir del cual se han establecido los rasgos compositivos y simbólicos centrales,
postulándose bajo el conjunto temático del Jaguar en general, dos sub-conjuntos temáticos
secundarios correspondientes al Jaguar como criatura mítica y el Jaguar como símbolo de poder
político-sagrado. A partir de esta descripción pre-iconográfica, se ha procedido a realizar un análisis
iconográfico de todas las fuentes, estableciendo las relaciones simbólicas al interior del grupo, a
partir de las cuales posteriormente se han interpretado de modo específico un conjunto de
catorce murales de los periodos Xolalpan (350-550 D.C.) y Metepec (550-650 D.C), provenientes
del Conjunto Techinantitla, Conjunto Zacuala, Conjunto Sur, Conjunto de Tepantitla, Conjunto de
Teopancaxco, Conjunto Atetelco, Conjunto de Tetitla, Barrio La Ventilla y Conjunto de los
Jaguares, en donde el Jaguar se articula como símbolo político-sagrado, enmarcando a este sub-
conjunto finalmente como parte de la interpretación iconológica dentro del cuerpo de
representaciones de la elite teotihuacana identificadas hasta el momento. El desarrollo y la relación
de tales análisis, es lo que será expuesto a continuación.

Debido al amplio corpus visual, esta investigación ha dividido el modo de exposición de sus
fuentes, insertando en el texto aquellas que son foco central de análisis y organizando aquellas que
le son complementarias en tres apéndices, correspondientes a pinturas murales complementarias o
reproducciones de las series pictóricas estudiadas, corpus cerámico del conjunto temático de los
Señores de Alto Rango Jaguar y corpus complementario de los conjuntos temáticos de Señores de
Alto Rango en Teotihuacán, a los que se remitirá al lector cada vez que sea necesario.

Con ello, por el estado de conservación de ciertas pinturas murales, el cuerpo textual
expone la reproducción o dibujo cuando la pintura impide ver con claridad su representación,
remitiendo a la pieza original en el apéndice correspondiente. Cuando por el contrario, se expone la
pintura original, el apéndice expone su reproducción o dibujo como fuente complementaria. En
cuanto al uso de cerámica, la mayoría de las imágenes aquí utilizadas corresponden a
reproducciones, en tanto respecto de este formato, es lo que está disponible en casi todos los textos
de investigación.
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Capítulo 1

Como hemos señalado en la introducción de esta investigación, el Jaguar corresponde a una de


las figuras más representadas dentro de la iconografía teotihuacana, dando cuenta en su preeminencia
de la importancia que habría tenido como figura animal posiblemente mítica y como símbolo sagrado
adquirido por la elite.

Respecto de su aparición, el Jaguar correspondería a una de las imágenes más recurrentes


dentro de los diversos estilos surgidos en Mesoamérica, concebido dentro de una tradición asociada al
concepto de núcleo duro (López Austin, 1994: 10-17), como la criatura zoomorfa más importante del
aspecto frío del universo (Ibíd., 103-229), representante por excelencia de las tierras del Inframundo y
el Dios de la Lluvia a quien habría servido como portador de sus dones al mundo humano. En su
condición de felino más grande y fuerte de América, como nadador y cazador nocturno vinculado en su
naturaleza a las tierras pantanosas fluviales de la selva (Von Winning, 1987:97-98), el Jaguar habría
sido conceptualizado dentro de las cosmologías mesoamericanas como una criatura habitante de los
montes y las cuevas como entradas al mundo de las aguas (Valverde 2005: 47-49; Von Winning 1987:
98), asociado al trueno por su rugido (Contel 2009:23; Olivier, 2005: 57), al Sol del Ocaso (Ruiz 2005:
28; Valverde 2005: 49) y con las estrellas por su piel (Olivier, 2005: 53; Thompson 1970: 293;
Valverde 2005: 49).

Conceptos ampliamente difundidos y de largo aliento, serán su vinculación y dependencia del


Dios de la Lluvia, su asociación y representación con el mundo de las aguas y la fertilidad, su
conceptualización como corazón él mismo de la tierra y la parte oscura del universo, su vinculación al
sacrificio humano y su apropiación por parte de grupos de la elite, que principalmente vinculados al
gobierno y la milicia habrían adoptado al felino como símbolo de poder, soberanía y fuerza (Furst,
1996; Grove, 1972; Neff, 2001; Olivier, 2005; Ramírez, 2005; Saunders, 1994; Taube, 1996;
Thompson, 1970; Valverde, 2005).

A este respecto, al interior de Mesoamérica habría existido una tradición de largo aliento que
habría articulado al felino como parte de los diversos conjuntos temáticos alusivos al poder humano,
relacionándolo con el gobierno, el sacrificio humano y el aspecto militar (Saunders, 2005: 21). Se han
establecido relaciones visuales tempranas en la cultura olmeca por vías del conjunto temático del
chamanismo (Furst, 2006; Taube, 1996), y asociado en la cultura zapoteca en relación al gobierno por
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vías de ser utilizado por regentes como tocado, traje e indumentaria (tal como tronos y cetros)(Urcid,
2005:40-45). En el caso del mundo maya ha asociado directamente con el ámbito de la guerra, el
sacrificio y el gobierno, como símbolo nocturno de fuerza y valentía con referencias etnohistóricas e
iconográficas de su uso desde el Periodo Clásico (Saunders, 1994: 109-112) y entre los aztecas por vías
de su condición de figura del Inframundo, igualmente ha sido vinculado con el ámbito militar de elite y
el gobierno, articulado como un símbolo de poderío que habría encarnado en variadas formas de trajes
de guerra así como en los atavíos con los que los emperadores se habrían nominado (Ibíd., 108-109).

Imbuido de facultades míticas asociadas a las lluvias, la fertilidad y las tierras del Inframundo,
el Jaguar como conjunto temático tendrá su máxima expresión al interior de Teotihuacán, siendo el
animal mitológico más representado al interior de la iconografía de la ciudad (Von Winning, 1987:97-
98), articulándose como una criatura asociada al Dios de la Lluvia y los dones provenientes de sus
tierras, además de estar asociado a los personajes de elite como símbolo político-sagrado.

Así indicado, Kubler (1972:19-44) dará cuenta de la posibilidad de dividir las representaciones
del felino en seis sub-conjuntos, varios de los cuales serán retomados para construir las categorías y
tipologías aquí propuestas, dando cuenta no sólo de la variedad temática de este, sino también de las
formas en que el Jaguar pudo ser articulado como criatura y/o símbolo, indicando la existencia de
felinos cuadrúpedos, personajes humanos portando trajes de Jaguar, sacerdotes con Tocados de Jaguar,
iconos frontales de un Jaguar-Serpiente-Pájaro y bustos con Tocado Yelmo de Jaguar-Serpiente-Pájaro.
Con tales categorías de representación, este autor será el primero en indicar la condición compuesta del
felino, señalando como parte de tales rasgos la presencia de símbolos acuáticos como flores y conchas
marinas sobre su cuerpo, tener ojos de ave y portar lenguas bífidas de serpiente, en contextos de
carácter acuático que darían cuenta de su naturaleza de agua, tierra y aire.

Von Winning (1987:97-106) por su parte reitera la condición compuesta del felino señalada
por el autor anterior, estableciendo además que las representaciones de este personaje siempre
caracterizado por colmillos y garras expuestas, aluden a él como un animal poderoso y feroz, y que su
conjunto temático junto con estar asociado al mundo de las aguas, aparece igualmente vinculado con
símbolos ígneos. Con ello, este autor propone una de las tipologías aquí retomada y estudiada,
correspondiente a los Jaguares Reticulados, los cuales con un motivo de red sobre sus cuerpos, se
presentan como dadores de agua estrechamente vinculados al Dios de la Lluvia, siendo el tipo de
felino más reproducido en el conjunto catastrado por él.
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Pasztory a su vez (1988b:185-193), será la primera en analizar la aparición de otra tipología de


Jaguar también aquí articulada, correspondiente a los Jaguares Emplumados de uno de los cuales
señalará su condición militar vinculada al fuego como posible arma, mientras en un segundo estudio
(1997:182-186) a partir de un felino antropomorfo reticulado propondrá que el Jaguar pudo servir
como símbolo de un título o emblema de algún grupo de gobierno.

Igualmente Paulinyi (2001: 14-22), en un estudio del conjunto de Señores con Tocado de
Borlas, establecerá a partir de una serie de imágenes felinas, las relaciones existente entre ciertos
Jaguares y el posible gobierno teotihuacano, entre el felino y el Dios de la Lluvia y entre la criatura y
el rayo el cual estaría representado en la simbología ígnea antes presenciada por los otros autores.

Retomando tales avances en el estudio y reformulando algunas de sus afirmaciones a partir de


los propios análisis, para efectos de esta investigación hemos dividido las representaciones del Jaguar
en dos sub-conjuntos temáticos centrales, el primero de los cuales articularía al felino como una
criatura mítica con capacidades y funciones asociadas al Dios de la Lluvia, las tierras del Inframundo y
los dones acuáticos custodiados en él, mientras el segundo establecería al Jaguar como un símbolo de
poder político-sagrado, apropiado en su condición mítica por un grupo de la elite teotihuacana con
funciones estatales que habría buscado auto-definirse y legitimarse, a través de su discurso como ser
sobrenatural.

Pudiendo ser representado de modo frontal, en perfil, en combinación de ambas disposiciones,


de cuerpo entero, medio cuerpo o sintetizado en sus rasgos centrales (prevaleciendo sin embargo su
composición en perfil de cuerpo entero), los rasgos pre-iconográficos que permitirían identificar al
Jaguar como un personaje, serán comunes tanto a su articulación como criatura mítica y como símbolo
sagrado de poder de Estado, aunados ciertos rasgos físicos canónicos que permitirán una identificación
de él como felino, en la forma de la cabeza y las garras, junto con tipologías simbólicas que lo
identificarán como un ser compuesto.

Respecto de la cabeza, el Jaguar teotihuacano se caracterizará por tener ojos principalmente


redondos pudiendo variar a una forma alargada o cuadrangular, abiertos en la mayoría de las ocasiones,
enmarcados por una ceja abultada comúnmente emplumada, una nariz que suele representarse con
forma de espiral cuando está en perfil o como doble espiral cuando se dispone frontalmente, orejas
cortas redondeadas y alzadas (las cuales pueden adoptar un perfil cuadrangular, triangular o circular),
un hocico corto que generalmente es cuadrangular cuando aparece en perfil y trapezoidal cuando está
en disposición frontal y una boca que siempre se representa abierta, exponiendo dientes y colmillos
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curvos superiores, en ocasiones caracterizada además, por un labio superior contraído o dividido y
una lengua expuesta.

Los rasgos de su cuerpo por su parte, serán más estandarizados que los de otros animales
cuadrúpedos teotihuacanos, variando además su composición dependiendo de si está articulado de
modo zoomorfo u antropomorfo. Sin embargo, el rasgo que se considera distintivo de la criatura son
sus garras siempre expuestas, caracterizadas por un perfil corto y curvo (Villaseñor, 1996:361-367).

Con tales rasgos, esta criatura se caracterizará por un perfil compuesto ya reconocido por los
autores antes mencionados, el cual hemos dividido aquí en cinco tipologías que habrán de nominar al
felino en relación a diferentes capacidades y funciones sagradas, manifestadas tanto en su condición de
criatura mítica como de símbolo político-sagrado.

Así indicado, este felino como personaje compuesto en general aparecerá como:

1. Un Jaguar con Rasgos de Pájaro, entre los cuales se encuentran Jaguares Emplumados
(Pasztory, 1988:185-193; Paulinyi 2001:15; Von Winning, 1987:82), con franjas de cuerpo
emplumadas (Kubler, 1972:24), con ojos emplumados (Ibíd.,20), con alas (Latsanopoulos,
2005: 186-188) y en una ocasión con posible cuerpo de ave.
2. Jaguares Reticulados (Kubler, 1972: 20; Von Winning, 1987: 101-106), los que se
caracterizan por llevar una red ondulante entrelazada a modo de piel o cuerpo.
3. Jaguares con Rosetas Simbólicas, caracterizados por llevar estampados sobre su piel motivos
sustitutivos de sus manchas naturales tales como flores de tres pétalos, semi-estrellas de mar
(Kubler, 1972: 20), estrellas de mar y motivos de Vaina A (Langley, 1986: 316,322).
4. Jaguares con Rasgos de Serpiente, caracterizados por la adquisición de elementos del cuerpo
de esta tal como una lengua bífida (Kubler, 1972:20,23), un perfil asociado a su cola por vías
del Glifo Xi (López Luján et als., 2002: 747), en otro portar un hocico escalonado de
Serpiente de Fuego (Paulinyi, 1997: 30), en un caso tener un ojo de serpiente emplumado
(Kubler, 1972: 24) y en una imagen igualmente estar superpuesto a esta criatura.
5. Jaguares con Piel Lisa que usualmente vinculados a símbolos de las aguas y el fuego como
una banda sobre el cuerpo de conchas marinas (Langley, 1986:288-290), una banda de ondas
de agua (Ibíd., 284), bandas sobre el cuerpo vinculadas al Objeto F u E (Ibíd., 242, 313), el
propio Objeto F (Ibíd., 313) y una lengua de mariposa (Paulinyi, 1995:83-85; Von Winning,
1987:119).
12

A su vez, ya sea en su discurso mítico o estatal, la criatura aparecerá caracterizada por dos
acciones canónicas correspondientes a rugir y exponer las garras, pudiendo en tal instancia vincularse
con su concepción pan-mesoamericana de figura feroz como ha señalado Von Winning (1987:99-100).
Con ello, los personajes identificados con el Jaguar emiten en ocasiones una espiral de voz (Langley,
1986:285-287) asociado posiblemente tanto a su acción de rugido como a la capacidad de habla y están
dispuestos en una actitud de movimiento que bien podría representar avance o ataque.

Igualmente cuando este personaje no es articulado como un Tocado suele portar este elemento
tras las orejas (Kubler, 1972:22), a excepción del soporte escultórico. Su aparición daría cuenta en
primer lugar de que el felino que lo porta es un personaje jerárquicamente importante (Von Winning,
1987:99), y de que en segundo lugar, cuando corresponde a imágenes de humanos, tales personajes son
de la nobleza. Caracterizados estos objetos por estar todos emplumados, sus composiciones usualmente
varían dependiendo de la imagen, apareciendo solamente dos tipos de tocados repetidos: un tocado con
doble franja de plumas (Langley, 1986:229-230) y un tocado con banda de endentadura rayo (Von
Winning, 1977:14-15).

Sobre la base de estos rasgos compartidos esta investigación como ya hemos anunciado, ha
dividido las representaciones catastradas en dos sub-conjuntos temáticos correspondientes al Jaguar
como criatura mítica y al Jaguar como símbolo de poder político-sagrado de un grupo de la elite,
teniendo cada grupo como divisiones menores una serie de categorías compositivas particulares.

Ambos sub-conjuntos han sido establecidos a partir de la distinción de los discursos y los
grupos temáticos que articulan cada uno de modo preeminente, caracterizándose el primero por
representar al Jaguar como un ser con funciones sagradas dentro de un contexto mítico cuya única
vinculación evidente con el mundo humano ocurre cuando el felino aparece como objeto de ofrenda de
sacrificio humano (reiterando por ende su condición de criatura sobrenatural) y el segundo por
presentar al felino apropiado por personajes humanos de elite quienes con funciones rituales, militares,
sacerdotales y de gobierno supeditan el discurso sagrado del Jaguar al servicio de su aspecto estatal.

Respecto de esta división, existe un ejemplo pictórico que ha servido para dar cuenta de ella
no solamente por aspectos de carácter iconográfico, sino también compositivo. Correspondiente a dos
murales del Conjunto Sur (Figura 29 y Figura 30), las pinturas desenvolverían tres categorías de
personajes felinos, relacionados entre sí por vías del ritual de sacrificio humano y la posible
propiciación del fuego.
13

En las pinturas, la distinción entre personajes se produce en primer lugar por la composición
que caracterizaría al Jaguar del segundo mural (Figura 29) como uno jerárquicamente más importante
al ser proporcionalmente mayor, ser el único personaje frontal, no encontrarse repetido como categoría
de representación y ser el eje compositivo desde el cual el resto de los personajes se ordenan (Miller,
1973:21). A su vez, estos otros en su condición de Jaguares Antropomorfos y Zoomorfos, se
distinguirían compositivamente del primero por estar presentados en serie, tener rasgos estandarizados,
aparecer en perfil en actitud de avance desde el Jaguar central y ser proporcionalmente más pequeños,
indicando visualmente su subordinación (Figura 30).

Con la diferenciación compositiva, existe en este mural una división iconográfica, en tanto los
personajes de menor importancia aparecen identificados con el mundo humano por vías de la
vestimenta de elite del primero de ellos así como por el contexto ritual en el que aparecen insertos,
articulándose por la presencia de una talega ritual y de cuchillos de sacrificio como ofrendantes
(Kubler, 1967: 8), mientras el Jaguar central respecto de ellos se presenta como el ofrendado,
devorando un corazón.

Así indicado, existen dos grandes sub-conjuntos temáticos posibles de determinar a partir de la
iconografía y la composición de estas imágenes, los cuales además presentan sub-divisiones vinculadas
con categorías compositivas menores. El primero de ellos correspondiente al Jaguar en su condición
de criatura mítica, tendría como sub-categorías compositivas la articulación del animal como un
personaje zoomorfo cuadrúpedo con disposición felina, un personaje zoomorfo cuadrúpedo con
disposición de vuelo, un personaje zoomorfo cuadrúpedo con acciones antropomorfas, un personaje
zoomorfo bípedo y un personaje zoomorfo bípedo con acciones antropomorfas. El segundo sub-
conjunto a su vez, correspondiente al Jaguar como símbolo de poder político-sagrado, presentaría en
cambio las sub-categorías del Jaguar apropiado por personajes de elite como un Tocado, Señores de
Alto Rango como Jaguares Antropomorfos y Señores de Alto Rango representados como felinos
zoomorfos cuadrúpedos.

La relación entre ambos sub-conjuntos temáticos se establece a su vez en tanto los personajes
de elite relacionados con el Jaguar articulan como definición y particularización de sus funciones todos
los temas sagrados del felino en su condición de criatura mítica. En este sentido, la apropiación del
Jaguar como un símbolo político-sagrado por parte de un grupo de la elite respondería a la
identificación de sus funciones estatales con el discurso mítico de su figura tutelar.
14

Debido a ello el primer sub-conjunto aquí estudiado, corresponde al del felino como criatura
mítica vinculada al mundo de las aguas, que el segundo adquirirá y hará dialogar además con el
complejo temático referente al mundo humano y el poder de Estado, haciéndose necesario su análisis
como parte constitutiva de lo que será la adquisición del Jaguar como símbolo por un grupo de la elite.

Análisis Iconográfico del Jaguar como Criatura Mítica:

Como criatura mítica, el Jaguar se vinculará al interior de Teotihuacán con el ámbito frío del
universo (López Austin, 1994:103-229), presentándose como un ser de las tierras del Inframundo,
portador de los dones acuáticos amparados bajo el Dios de la Lluvia a quien servirá como personaje
supeditado o representante.

La importancia de su definición como ser sobrenatural reside como hemos indicado, en que su
uso como símbolo de poder político-sagrado por parte de un grupo de la elite responde a la apropiación de
los discursos que lo constituirán como criatura mítica, dando cuenta en su utilización de un concepto de
representación del poder humano que habría buscado definirse desde el discurso mítico-sagrado.

Dar cuenta de los discursos del Jaguar como ser mítico permitirá así definir los discursos del
poder humano que lo habría apropiado como símbolo.

Articulado en un total de veintiséis imágenes, este análisis incorporará fuentes provenientes de la


escultura y la cerámica además de las pinturas murales, en tanto los discursos míticos del Jaguar
incorporados en su condición de símbolo de poder político-sagrado, no son exclusivos del formato mural.
Así indicado, esta categoría incluye doce pinturas murales, cinco esculturas y nueve ejemplares
cerámicos en donde el Jaguar aparece presentado como criatura mítica.

Como conjunto, este sub-capítulo organizará la exposición a partir de los temas centrales
reconocidos en el total de las representaciones analizadas, articulando cada uno formatos variados y sub-
categorías que serán explicitadas cuando sea requerido.

En cuanto a los temas, estos corresponderán a la relación del Jaguar con las tierras del
Inframundo como su criatura habitante, con los dones del viento, el fuego, el agua y las semillas como su
posible portador, con el Dios Mariposa-Pájaro en su estancia en las tierras de las aguas frente al cual
funcionará como contraparte, con el Dios de la Lluvia como figura tutelar a quien podría haber servido
15

y/o representado y finalmente extendiendo un puente con el mundo humano, con el ritual de sacrificio
respecto del cual se presentará como figura de culto ofrendada.

A su vez respecto a las categorías de representación del felino en su condición mítica, los
Jaguares de estas imágenes se caracterizan por ser todos zoomorfos, pudiendo en tal composición llevar a
cabo acciones propias del animal, acciones míticas como volar, acciones antropomorfas y/o estar en una
disposición bípeda.

El Jaguar como Criatura Mítica y las Tierras del Inframundo:

Asociado en Teotihuacán con un conjunto temático preeminentemente acuático, los símbolos


espaciales que aparecen demarcando el contexto del Jaguar como criatura mítica, se caracterizarían por la
hegemonía del discurso fértil y pluvial, pudiendo relacionarse a partir de tal nominación con las tierras del
Inframundo entendidas como el contenedor arquetípico de las aguas y la fertilidad agrícola.

Concepto pan-mesoamericano, las tierras del inframundo fueron concebidas como el espacio que
bajo la superficie terrestre y ubicado al interior de los cerros, habría contenido las aguas y toda las fuerzas
frías y húmedas asociadas a la fertilidad agrícola, conectando las diversas fuentes terrestres, que junto con
las lluvias se habrían vaciado desde su interior al mundo de los hombres (López Austin, 1994: 110- 193).

Hogar de los Dioses de la Lluvia, espacio de campos siempre verdes y aguas marinas (Ibíd., 110-
193), el inframundo habría sido concebido en distintas cosmologías como la tierra de la que el Jaguar
como ser sobrenatural habría provenido, asociado con ella en su condición de animal acuático y nocturno
(Contel 2009: 23; López Austin 1994: 186; Olivier 2005: 53; Thompson 1970: 293; Valverde 2005: 47-
49; Von Winning 1987: 97-98).

En el caso de Teotihuacán, las tierras del Inframundo corresponderían a uno de los espacios
posiblemente más referenciados tanto en el caso de su arquitectura como en la iconografía, caracterizada
la primera por un perfil urbano en donde las tres pirámides principales habrían podido conceptualizar
cerros contenedores de agua y mantenimientos (Manzanilla, 2000:99; Moctezuma, 2000: 189; Tobriner,
1972:113), por un sistema de túneles y cuevas que bajo los recintos principales de la ciudad habrían
buscado igualmente representar la ultra-tierra (Manzanilla, 1994; Heyden 1975) y por la presencia de
sacrificio humano en ella asociado al culto acuático (Cabrera, 2004), mientras en el caso de la segunda se
sucedería la preeminencia de representaciones de contextos acuáticos así como la existencia de al menos
16

una serie mural en donde tales tierras aparecerían articuladas como tema central correspondientes al
Tlalocan de Tepantitla, el cual daría cuenta de ellas como un espacio acuático y fértil ubicado al interior
de un cerro (Caso, 1942).

Relacionado con la aparición de símbolos acuáticos y marinos, este sub-capítulo recopila y


analiza cuatro tipos de representación del Inframundo asociadas al Jaguar, las primeras dos
correspondientes a cenefas con simbología acuática y a motivos acuáticos instrumentalizados como
símbolos espaciales, los cuales refieren al Inframundo por vías de dar cuenta de una tutela acuática sobre
las escenas en las que aparecen, mientras las dos siguientes serían una banda de oleaje con estrellas
marinas y el símbolo del Portal como símbolos espaciales específicos de tales tierras.

Así indicado, correspondientes a marcos pintados que contextualizarían y reiterarían los discursos
de las escenas pictóricas que enmarcan (Kubler, 1967:8), las cenefas serían un tipo de composición que
aparecería tanto en pintura mural como en vasijas pintadas, dando cuenta de la relación con el Inframundo
de las escenas del Jaguar por vías de articular motivos del conjunto temático acuático.

Como parte de sus símbolos, en las cenefas de pintura mural podemos ver la aparición de bandas
de ondas de agua (Langley, 1986: 283-284; Angulo, 1996:76) (Figura 21) , bandas de ojos de agua
(Angulo, 1996:76) con el Dios de la Lluvia en su interior (Figura 12) y bandas en donde aparecen
moluscos (Ibíd.,78) (Figura 20) mientras en el caso de la pintura en cerámica las cenefas aparecerían
como bandas de semi-estrellas de mar (Langley, 1986:261-262) (Figura 8) y bandas de ondas de agua
(Ibíd., 283-284) (Figura 2), representando la naturaleza acuática de estas imágenes por vías de aludir a las
masas de agua, al aspecto marino y la égida del Dios de la Lluvia, refiriendo posiblemente como conjunto
a las tierras del Inframundo.

Con las cenefas, dentro del conjunto pictórico (mural y de cerámica) de las imágenes analizadas,
el Jaguar aparece relacionado con un grupo de símbolos acuáticos utilizados como símbolos de
nominación espacial, dando cuenta de que las escenas en las que aparece el felino ocurren en un ámbito
de aguas y en tal instancia, se relacionan con las tierras del Dios de la Lluvia.

En el caso de la pintura mural, tendríamos así dos ejemplares provenientes del Conjunto del Sol
(Figuras 21 y 23) en los cuales como composición compartida, aparecería un marco interno hecho de una
secuencia de flores de cuatro pétalos (Langley, 1986: 256) con distintos frutos marinos (Ibíd., 288-290)
superpuestos sobre ellas, pudiendo dar cuenta como conjunto de que las escenas a las que enmarcan
estarían relacionada con la fertilidad y las aguas.
17

A su vez, en el segundo de estos murales (Figura 23), un conjunto de pájaros y mariposas en acto
de vuelo emitiendo espirales de voz (Ibíd., 285-287) y bandas de ondas de agua (Ibíd., 1986:284),
rodearían a la unidad central de la pintura compuesta de un felino abrazando una planta de maguey,
recordando como conjunto a los insectos aparecidos en el mural del Tlalocan de Tepantitla, en donde
aparecerían representados en relación al concepto del Inframundo como Paraíso Fértil (Caso, 1942:130-
133).

A su vez en la cerámica podemos encontrar cinco ejemplos donde símbolos acuáticos dispuestos
en el espacio de la escena donde el Jaguar aparece, podrían dar cuenta de las tierras del Inframundo. En el
primer ejemplar se representaría una semi-estrella de mar (Ibíd., 261-262) proporcionalmente enorme
respecto de los personajes que acompaña (Figura 2), en el segundo anillos de jade como símbolos de agua
y verdor (Angulo, 1996:77) estarían dispuestos como franjas en el fondo (Figura 5), en el tercero gotas de
agua (Langley, 1986: 247-248) estarían colgando en el fondo de escena (Figura 25), en el cuarto una masa
de agua representada por bandas de oleaje (Ibíd., 273) con frutos y estrellas marinas (Ibíd., 288-290, 322)
sería el espacio en donde el felino estaría hundido (Figura 18) y en el quinto una enorme retícula (Von
Winning, 1987: 102-106) contenedora de frutos marinos dispuesta sobre todo el fondo supeditaría al
Jaguar bajo ella, indicándose como espacio contenedor de riquezas y agua (Figura 11).

Con tal instrumentalización de motivos acuáticos, una aparición directa de las tierras del
Inframundo por vías de ser un símbolo espacial de ellas, podría corresponder a una banda de agua con
estrellas marinas sobre la cual en el caso de uno de los murales del Conjunto del Sol ya citado (Figura
23), el Jaguar con su planta de maguey estarían dispuestos. Si bien no existen interpretaciones de este
motivo, su aspecto genérico de banda de agua caracterizado por un perfil curvilíneo (Langley, 1986: 273)
y estrellas marinas (Ibíd., 322) y su utilización en otros dos murales (Miller, 1973:Fig. 85 y fig:203) por
el Dios de la Lluvia como espacio de origen que estaría habitando o desde el cual emergería, permitiría
interpretarlo como una representación sintetizada del mundo del Dios de la Lluvia entendido como aguas
marinas y por ende indicar al felino sobre él como una criatura que emerge o habita tal espacio.

A su vez el último símbolo aquí analizado correspondiente al Portal, sería también un motivo
espacial del Inframundo, identificado en primera instancia por Conides (2001:179-180) como un símbolo
de pasaje y/o contacto con la esfera sobrenatural y propuesto por Paulinyi (2007:254-257) como un
motivo de Cueva entendida como puerta al mundo de las aguas, siendo representado en relación a los
Jaguares en su composición tradicional de pórtico emplumado (Langley, 1986:259), con símbolos de
estrellas marinas (Ibíd., 322) y endentadura rayo (Von Winning, 1977:14-15).
18

Correspondiendo dos de sus ejemplos a pintura cerámica (Figura 5 y Figura 25) y uno a escultura
en piedra (Figura 7), en todos ellos Jaguares compuestos por rasgos aéreos e ígneos que serán vistos en
detalle en el sub-capítulo correspondiente, aparecen en acto de emergencia o morada del símbolo,
representándose en un caso una superposición visual en donde Portal y felino podrían ser
conceptualmente la misma cosa; un contenedor de los dones del Dios de la Lluvia. Articulándolo como un
espacio de contacto, los Jaguares utilizarían el Portal para traer consigo los dones vinculados a la
tormenta y recibir a través de él ofrenda de sacrificio, reclamándose así como habitantes de las tierras de
las aguas nominadas tras sus límites.

De esta manera, articulado por símbolos asociados a la fertilidad y las aguas, representado en una
posible banda que sintetizaría su condición marina y presentado a través de las puertas tras las cuales
estaría custodiado, las tierras del Inframundo se presentarían en asociación a los Jaguares Zoomorfos
analizados en este capítulo como el espacio específico más representado, pudiendo proponerse en tal
instancia que en Teotihuacán tales tierras habrían sido concebidas como el origen tutelar del Jaguar quien
habría pertenecido, habitado, emergido y en tal función servido de puente entre ellas y el mundo humano.

La forma concreta en que tal servicio y pertenencia habría sido conceptualizada, podría haber
tenido relación con la condición de la criatura como portador y dador de los dones acuáticos y fértiles
depositados en su interior, función que será vista en detalle en el sub-capítulo desarrollado a continuación.

El Jaguar como Contenedor, Portador y Dador aéreo del viento, el fuego, el agua y fertilidad

Criatura relacionada con el Inframundo como espacio posiblemente tutelar, la condición de


habitante del mundo del Dios de la Lluvia del Jaguar pudo estar relacionada con una serie de
características y funciones que lo habrían nominado como un propiciador al mundo de los hombres de los
dones del ámbito frío custodiados en tales tierras.

Conceptualizado como un ser aéreo asociado al viento, un contenedor de agua que vaciaría bajo
el alero del Dios de la Lluvia y un ser de fuego portador del rayo, las funciones que el felino ejercerá en
estrecha asociación al espacio del que proviene, se articularían a través de la caracterización particular de
las tipologías del Jaguar que hemos mencionado en la introducción, dando cuenta de que cada
composición del animal pudo estar relacionada con una función mítica concreta.
19

Tal conjunto de características y funciones serán el núcleo central del discurso del Jaguar como
criatura mítica, dando cuenta del modo en que este se habría establecido como un ser del Inframundo,
como habría servido al Dios de la Lluvia, por qué se le habría ofrendado con sacrificio y finalmente se le
habría conceptualizado como una figura de poder apropiable por un grupo estatal.

Para efectos del orden de este sub-capítulo, hemos dividido estas capacidades sagradas del Jaguar
como criatura mítica en dos temas centrales: su capacidad aérea vinculada al viento y el rayo como
elementos de la tormenta y la contención y entrega de agua y semillas, si bien esto no implica que estos
dos discursos de capacidades y funciones del felino no se encuentren relacionados entre sí. La tormenta y
la contención de aguas y semillas son elementos estrechamente vinculados, en tanto ambos funcionarían
posiblemente como aspectos complementarios de un discurso mayor que es la entrega y propiciación de la
fertilidad agrícola. De esta manera, si bien existen felinos que en su condición mítica tienen un discurso
predominante asociado al vuelo y el fuego, también ellos tendrán elementos vinculados a la entrega de
agua y fertilidad. Por otro lado, aquellos felinos que aparezcan como contenedores o propiciadores de
agua, igualmente presentarán elementos asociados a la tormenta, siendo posibles de sub-dividir,
basándose principalmente en la diferenciación de las tipologías con las cuales el felino estaría articulado y
el discurso aparentemente predominante que cada una explicitaría.

Así indicado, el primer tema iconográfico correspondiente a los dones aéreos y del fuego como
posibles aspectos de la tormenta, serán apropiados como discurso sagrado del felino a partir de la
tipología de este como un personaje con rasgos de pájaro, en su tipología de rasgos de Serpiente y por
adoptar una actitud relacionada con el vuelo. En este sentido, el Jaguar se presentará como un ser aéreo
portador del rayo, pudiendo vincularse en tal instancia con el concepto del viento como transporte del
fuego del Dios de la Lluvia, dentro de su función de contenedor de la tormenta.

Respecto de tales dones, los vientos y el fuego fueron concebidos al interior de Mesoamérica
como dos elementos vinculados entre sí por el fenómeno de la tormenta que habría traído las aguas en
forma de lluvia desde las tierras del Inframundo (López Austin, 1994: 111, 161-186), siendo los primeros
concebidos como el elemento encargado de transportar desde los cerros las nubes cargadas de lluvias
(Broda, 1971:252-255; Sahagún, 1938: 17-18; Thompson, 1970:255-272), mientras el segundo se
concebía como el fuego de los Dioses de las Lluvias, traído por las corrientes de aire, contenido en las
nubes y vaciado sobre el mundo por las deidades que al mismo tiempo regaban las aguas (Broda,
1971:250-256; Contel, 2009: 22; López Austin, 1994; 176-186; López Luján, 2009: 57, Thompson, 1970:
251-255).
20

Dentro de la iconografía teotihuacana, ambos elementos aparecerían representados en relación al


conjunto temático del Dios de la Lluvia, vinculados con el viento posiblemente representaciones de
trompetas de caracol marino dadoras de sonido y agua (Broda, 1971:268-318; Paulinyi, 2007: 261-263),
mientras el rayo podría ser identificado en la presencia en contextos acuáticos de motivos de llamas
(Paulinyi 2001: 17-18), en la Serpiente de Fuego (Paulinyi, 1997) y en el dardo y la banda ondulante
portados por la misma deidad (Langley 1986:335; Paulinyi, 2007:267).

En tal contexto, son diez las imágenes en las que el Jaguar podría aparecer como un ser aéreo
vinculado al concepto del viento y un ser de fuego relacionado con el rayo, correspondiendo tres a
esculturas (Figura 3, Figura 4 y Figura 7), siete a cerámica (Figura 1, Figura 2, Figura 5, Figura 6, Figura
8, Figura 9 y Figura 10)) y una a pintura mural (Figura 29), siendo el primero un discurso apropiado por
los Jaguares cuando estos aparecen compuestos por rasgos de pájaro y en actitud de vuelo, mientras el
segundo asociado a tal capacidad aérea, sería a través de la adopción principalmente de rasgos del animal
que pudo encarnar al rayo correspondiente a la Serpiente de Fuego, junto con la representación de
motivos ígneos independientes correspondientes a las llamas (Paulinyi, 2001:17-18) y los ojos
emplumados (Ibíd., 20).

Respecto de otros discursos presentes en estas imágenes, al menos siete de ellas estarán asociadas
con la propiciación de agua y la fertilidad, tres portarán el emblema del Dios de la Lluvia, cuatro
articularán simbología relacionada con el Inframundo y cuatro articularán el tema del sacrificio humano.

Así indicado, las primeras dos imágenes analizadas corresponden a ejemplares de vasija (Figura 1
y 2), en los cuales aparecen representados Jaguares Emplumados (Pasztory, 1988; Paulinyi, 2001).
Respecto del motivo de pluma en sí, dentro de Mesoamérica las plumas de quetzal como símbolo han
sido asociadas al verdor del maíz recién germinado, articulándose como concepto de fertilidad (Taube,
1996:88-91)2. Para efectos de esta investigación, retomamos esta idea señalando sin embargo que el
contexto fundamentalmente aéreo en el que las plumas aparecen como un rasgo particular de la tipología
felina con rasgos de pájaro, podría vincular a estas con el acto de vuelo y por tal vía con el viento,
pudiendo ser un símbolo que diera cuenta tanto de una condición fértil como aérea.

2
En relación a esta conceptualización, si bien en Teotihuacán no se sabe que pudieron simbolizar las plumas,
llama la atención que en el caso de pintura mural, principalmente en las representaciones de la Serpiente
Emplumada, estas siempre sean de color verde (vinculándose con el color de las plumas de quetzal y su
posible significado de verdor), existente además una representación de donde del cuerpo emplumado de la
Serpiente recién mencionada, emerge una planta florida.
21

De esta manera, caracterizado como un estampado de lengüetas traslapadas que en ocasiones es


acompañado por racimos de plumas que emergen desde él, la piel emplumada aparecería en la primera
imagen sobre dos Jaguares3 Zoomorfos cuadrúpedos en perfil (Figura 1), quienes llevando además sobre
sus cuerpos una franja de plumas (Langley, 1986: 259), estarían dispuestos en una posible actitud de
vuelo delante de una banda diagonal de huellas de pies (Ibíd., 258) con un disco-ojo emplumado central
(Kubler, 1972:24) y una gota de agua superior (Ibíd.), la cual cruzando el espacio de la escena podría
indicar que el camino que estas criaturas toman es hacia arriba.

Figura 1. Dibujo de vasija con Jaguares Zoomorfos emplumados en actitud de vuelo (según Kubler
1972: fig. 6, pág. 24).

Figura 2. Dibujo de un fragmento vasija con Jaguar Zoomorfo Emplumado bípedo y ofrendante de
sacrificio (según Kubler 1972: fig. 10, pág. 27).

3
Respecto de esta imagen, Kubler (1972:24) indica que el patrón sobre los felinos es una red en
referencia a lo que Von Winning llamará después como retícula (Von Winning, 1987: 102-106),
interpretación que aquí negamos debido a que el patrón sobre estos personajes es traslapado y las
líneas que lo definen no son entrelazadas como siempre se representa aquel símbolo.
22

La segunda de estas imágenes a su vez (Figura 2), presentaría a un Jaguar Zoomorfo bípedo
frontal quien emplumado, tendría un torso de concha marina y estaría emitiendo una llama (Paulinyi,
2001:17-18; Von Winning, 1977: 17-18), siendo además ofrendando con sacrificio humano por un
personaje de elite. Su relación posible con el viento y la fertilidad vendría desde su propia condición
emplumada, así como por tener dos símbolos con los que estos se vincularían; el agua representada en el
fruto marino (Angulo, 1996:78) y el rayo articulado por el símbolo de llama (Paulinyi, 2001:15-18).

Con ello, en ambas representaciones como una tipología compuesta vinculada, los Jaguares
portarían como elementos comunes una cola de pájaro adosada a su cola felina y extremidades
caracterizadas por un perfil de espiral identificado por Latsanopoulos (2005:184-188) como parte de un
ala, generando una asociación posible entre la tipología emplumada del felino y la acción de los vientos
como portadores aéreos de tormenta, como conjunto de rasgos de pájaro vinculados en la primera imagen
con la disposición de vuelo y en la segunda con el tema del agua y el fuego.

Las siguientes seis imágenes a su vez, representarían a felinos alados. Dispuestas usualmente en
las patas delanteras, dentro de las representaciones aladas del Jaguar hemos distinguido tres tipos posibles
de alas. La primera de ellas portada por cuatro felinos, correspondería a un elemento con perfil exterior
aserrado y perfil interior terminado en espiral que ha sido identificado como un rasgo de las alas de pájaro
(Ibíd.) (Figura 3, Figura 4, Figura 5 y Figura 6). La segunda portada solamente por un Jaguar (Figura 7),
se caracterizaría a su vez por tener forma de trapecio escalonado invertido, identificada con la primera por
la posición que ocupa en las patas delanteras, el perfil zigzagueante exterior y el mismo espiral que esta
vez estaría dispuesto sobre el ala en sí. La tercera a su vez, también proveniente de un solo ejemplar,
correspondería a dos franjas emplumadas que bordearían las patas delanteras de un Jaguar-Pájaro (Figura
29).

Como conjunto, la aparición de estas alas sobre los felinos asociaría a estos con la condición
aérea de las aves, nominándolos como criaturas capaces de volar y por tal vía como figuras identificadas
con los vientos, relacionándolos además como veremos con el rayo, siendo la sub-tipología de rasgos de
pájaro con mayores ejemplares de esta última vinculación.

Como tercer rasgo de estas tipologías de ave, existiría una pintura mural en donde aparecería
representado un Jaguar-Pájaro (Figura 29), caracterizado por tener como rasgos felinos la parte
correspondiente a su rostro y patas delanteras, mientras su cuerpo estaría reemplazado por una
composición redondeada con cola de plumas inferior. Como reiteración de sus rasgos de ave, este Jaguar
23

tendría además ojos emplumados y alas con forma de franja emplumada en sus patas delanteras, dando
cuenta en su condición compuesta de su capacidad aérea de volar y por tal vía, vincularse con el viento.

A su vez, existen una serie de imágenes en donde el felino portando franjas de cuerpo
emplumadas u ojos emplumados, podría encontrarse vinculado con las capacidades aéreas que en los
ejemplos recién señalados denotaría la presencia de rasgos de ave (Figura 1, Figura 2, Figura 5, Figura 6,
Figura 7, Figura 8, Figura 10, Figura 12, Figura 14, Figura 17, Figura 19, Figura 20, Figura 22, Figura 24
y Figura 29). Respecto de las primeras, en el caso del Jaguar-Pájaro alado anteriormente mencionado
(Figura 29), las alas se asemejan a las franjas emplumadas que rodean los cuerpos de otros felinos,
pudiendo asociar a estas en su identificación como este miembro del pájaro, con una nominación aérea.

Con ello existen cinco imágenes en donde Jaguares (Figura 1, Figura 3, Figura 5, Figura 7 y
Figura 8) con rasgos de ave y sin ellos, aparecen en una posición que podría interpretarse en el contexto
iconográfico de esta tipología como una actitud de vuelo, caracterizada por la acción de estirar el cuerpo,
reposando sobre sus estómagos con las patas delanteras claramente extendidas hacia adelante,
apareciendo por efecto de la perspectiva métrica (Pasztory, 1997: 186) en el caso de representaciones
frontales, con las patas traseras presentadas sobre sus cabezas.

Vinculándolo a las capacidades aéreas del pájaro, este conjunto de imágenes nominaría al Jaguar
como un ser capaz de volar y en asociación a ello, como un ser asociado al viento dentro de una tradición
pan-mesoamericana en donde los personajes que lo habrían producido y/o encarnado, habrían podido
volar con y a través de él (Sahagún, 1938: 17-18; Thompson, 1970:255-272). Con tal condición aérea,
estarían representados los dones que usualmente serían transportados por los vientos, siendo la presencia
del rayo el segundo discurso iconográfico central de estas imágenes.

Así indicado, las primeras de estas cinco imágenes establecen un vínculo posible con el fuego del
Dios de la Lluvia a través de una asociación visual o la apropiación directa del Glifo Xi (López Luján et
als., 2002: 747) (Figura 3, Figura 4, Figura 5, Figura 6, Figura 7). Interpretado como una abstracción de
la cola de la Serpiente de Fuego proveniente de Monte Albán (Ibíd., 237-239) y caracterizado por un
cuerpo de trapecio escalonado invertido con un rectángulo central, este Glifo aparece directamente
asociado con el Jaguar en tres ocasiones; la primera cuando lo lleva en la cabeza como posible símbolo
nominativo (Figura 5) y la otras dos cuando lo porta como cola (Figura 4b y Figura 6). En todas ellas, los
felinos aparecen portando las alas con perfil zigzagueante antes mencionadas, llevando en dos casos
además una lengua bífida (Figura 4a y Figura 5). A su vez, en el caso de la última de estas imágenes
(Figura 6) la relación entre cola de Glifo Xi y alas se contextualizaría en un felino cuyo cuerpo entero
24

adquiriría un perfil zigzagueante, portando un torso que semejante al de una Serpiente de Fuego
presentada en otro mural (Paulinyi, 1997:30) (Apéndice C: Fig. 12), daría cuenta de él como el rayo.

Figura 3. Contenedor de corazones con forma de Jaguar alado en disposición de vuelo (Burchell,
2009).

Figura 4a. Escultura de Jaguar Figura 4b. Escultura de Jaguar alado con
alado con cola de Glifo Xi, parte cola de Glifo Xi, parte trasera (Acosta,
delantera (según López-Austin, 1964: fig. 54).
1989: pág. 34)
25

Figura 5. Dibujo de vasija pintada con Jaguar alado y cuerpo de Portal en contexto de sacrificio (según Conides
2001: fig 67b, pág. 420).

Figura 6. Dibujo de vasija pintada con un Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo compuesto, con cuerpo de rayo
(Latsanopoulos 2005: fig. 6f, pág. 187).

En este sentido, esta imagen podría explicitar en primer lugar que el Jaguar porta un símbolo
alusivo a la cola de la Serpiente de Fuego porque se identifica él mismo con el rayo a través del cuerpo
que adopta y en segundo lugar que las alas zigzagueantes del resto de los Jaguares semejantes a las patas
de este animal y a través de él al perfil escalonado del Glifo Xi, se relacionan no sólo con una condición
aérea, sino con la condición radiante del fuego que este felino presenta. En este sentido, el perfil radiante
de estas alas, es un símbolo que aparece como cuerpo de dos pequeñas Serpientes de Fuego con pico de
pájaro en el mismo mural en donde aparece representada la Serpiente de Fuego con cuerpo de bandas
circulares recién mencionada, reiterando la identificación entre este tipo de ala, el Glifo Xi y el rayo
representado por tal criatura.
26

Figura 7. Escultura proveniente del Conjunto Xalla. Jaguar alado emergiendo de un portal con
espirales floridos (CONACULTA, 2014).

Con la adopción directa del Glifo Xi que estas imágenes generan, una de las esculturas de felino
alado antes mencionadas (Figura 7) presentaría una asociación visual con el símbolo por vías de tener alas
con forma de trapecio escalonado invertido (que como motivo se repetiría en sus orejas), incorporando en
el interior de estas un espiral que las diferenciaría del propio Glifo y asociaría al miembro del pájaro
(Latsanopoulos, 2005: fig. 6b), reiterando que estos felinos con alas escalonadas o radiantes serían
figuras en donde lo aéreo e ígneo estarían relacionados por vías de ser seres voladores portadores del
rayo.

Con la asociación al Glifo Xi, los Jaguares aquí estudiados apropiarían en seis casos la lengua
bífida de la Serpiente (Figura 2, Figura 4a, Figura 5, Figura 8, Figura 9 y Figura 10).Si bien esta podría
considerarse un rasgo tanto de la Serpiente Emplumada como de la Serpiente de Fuego, en todos los
ejemplares que aparece lo hace en vinculación a simbología ígnea, pudiendo por ende en esta instancia ser
nominación de fuego. Con ello, una de estas imágenes se caracterizaría por presentar al felino frontal,
coronado por una flor de tres pétalos, pudiendo ser esta una reiteración de su condición ígnea como una
asociación de su naturaleza de fuego con la fertilidad (Figura 9).

Una última vinculación con la Serpiente de Fuego, ocurre en un caso excepcional correspondiente
al Jaguar-Pájaro anteriormente mencionado, el cual tiene colgando de sus colmillos dos bandas de anillos
traslapados (Figura 29). Si bien desconocemos el posible significado de estas bandas, la aparición de estas
en otras cuatro imágenes en donde se vinculan con la figura de la Serpiente y su simbología del rayo,
podría indicarlas como símbolo de tal conjunto temático. Así indicado estas bandas aparecen en las ropas
de ofrendantes con Tocado de Serpiente (Apéndice C: Fig.11), sobre un tocado llevado por una Serpiente
Emplumada con bandas de endentadura rayo (Apéndice C: Fig. 14)(Von Winning, 1977:14-15), en las
27

ropas de un personaje enmarcado por un tocado con serpiente bicéfala (Apéndice C:Fig. 13) y en una
unidad simbólica en donde con otras bandas semejantes al Objeto F (Conides, 2001: Fig. 47b)(Langley,
1986: 242, 313)4 estaría enmarcado por una cenefa inferior en donde aparecería un patrón con parábolas
palmeadas (Von Winning, 1987:85) que en una pintura de Atetelco, es el cuerpo de una Serpiente
(Apéndice C: Fig.17).

Con las asociaciones a la Serpiente, el elemento del rayo podría aparecer en cuatro ocasiones más
vinculado con los Jaguares, esta vez a través de símbolos ígneos correspondientes a llamas (Von
Winning, 1977: 17-18) y ojos emplumados (Paulinyi, 2001:20). Respecto de las primeras, en un ejemplar
de vasija un Jaguar frontal con lengua bífida compuesto solamente de sus patas delanteras y su rostro,
aparece emitiendo motivos de llamas (Von Winning, 1977:17-18) superpuesto a una semi-estrella de mar
(Langley, 1986:261-262) que lo denotaría como un productor de fuego bajo el alero del mundo acuático
(Figura 10). En el caso de la segunda imagen (Figura 8), un Jaguar representado frontalmente en actitud
de vuelo, llevaría ojos emplumados (Ibíd., 251) a modo de rosetas, portando sobre su cabeza además una
almena escalonada (Ibíd., 301), estableciéndose como un ser aéreo vinculado al transporte o encarnación
de las nubes como contenedoras de lluvias que la almena podría representar (Paulinyi, 2007:266) y con el
fuego que acompañaría a la tormenta y llevaría como piel. Del mismo modo la tercera imagen (Figura 1)
ya analizada, podría presentar un disco emplumado como síntesis de un ojo (Langley, 1986:318) sobre la
banda de camino que denotaría el vuelo de los Jaguares también emplumados relacionados con él, dando
cuenta de la condición no sólo de seres aéreos sino también asociados al rayo de tales criaturas. A su vez
la cuarta imagen correspondiente al Jaguar Emplumado bípedo con cuerpo de concha marina referenciado
también anteriormente (Figura 2) aparecería con los dos símbolos ígneos antes mencionados, dispuesto un
ojo emplumado (Ibíd., 250) con llamas (Von Winning, 1977:17-18) a la altura de una de sus garras, dando
cuenta nuevamente de una asociación entre la capacidad aérea y la producción posiblemente del rayo.

Con las temáticas del viento y el fuego estos personajes se relacionaran con simbología que
permitirá contextualizar estos aspectos en relación a la tutela del ámbito frío del universo,
correspondientes a la aparición en tres de ellas del emblema del Dios de la Lluvia, además de la
representación en cuatro casos de símbolos vinculados con el Inframundo.

4
Respecto de este motivo, si bien no existen estudios al respecto, dentro de la iconografía de Teotihuacán
aparece un conjunto de símbolos que presentan una estructura común compuesta de una franja vertical con
una banda horizontal divisoria inferior, variando en simbología (lisas, con banda de círculos, con banda de
endentadura rayo (Von Winning, 1977:14-15)) así como en perfil (forma recta o zigzagueante). Estas bandas,
suelen estar representadas en contextos ígneos y relacionadas con el Dios de la Lluvia a modo de cabello
(Pasztory, 1988: Fig.VI 18), pudiendo relacionarse por su contexto, estructura y simbología con el Objeto F u
E (Langley, 1986:242, 313) como posible símbolo de la nube cargada de rayos (Paulinyi, 2001:21-22).
28

Figura 8. Dibujo de vasija incisa Figura 9. Vasija trípode con Figura 10. Fragmento de vasija incisa
de un Jaguar con Roseta de ojos Jaguar frontal con lengua con Jaguar lanzando llamas
emplumados en actitud de vuelo bífida y flor sobre su cabeza superpuesto a una semi-estrella de
(según Kubler 1972: fig. 11, (según Gallut 2005: pág. 30). mar (según Kubler 1972: fig 12, pág.
pág. 28) 28).

Respecto del primero, en el caso de dos de las esculturas de felinos alados (Figura 3 y Figura 7) y
en una pintura de vasija de la misma tipología (Figura 5), el Jaguar se encontraría asociado al emblema
del Dios de la Lluvia caracterizado por tres anillos superiores y la bigotera, bajo la cual en el último caso
aparecería además dispuesto un símbolo de quinterno (Langley, 1986:279-280). En ambas esculturas, el
emblema sería portado por la criatura en sus patas, mientras en el caso de la vasija el motivo se
encontraría al interior del cuerpo de Portal que constituye el torso del felino. Como conjunto, las tres
imágenes establecen una relación directa con la deidad representada en su forma sintetizada, sugiriendo
que como personaje asociado al viento y el fuego, el Jaguar se encontraría bajo el alero, en representación
o llevando consigo al Dios de la Lluvia que regiría tales aspectos.

Con ello, algunas de estas imágenes (Figura 2, Figura 5, Figura 7 y Figura 8) llevarían simbología
asociada a la tutela de las aguas y las tierras del Inframundo como hemos visto en el primer capítulo,
destacando entre ellas dos en donde el felino aparecería asociado al Portal (Figura 5 y Figura 7). En la
primera de ellas correspondiente a una vasija (Figura 5), un Jaguar representado frontalmente de medio
cuerpo, caracterizado por portar el Glifo Xi (López Luján et als., 2002: 747) en su cabeza y tener alas
radiantes en sus patas delanteras, aparece con un torso cuya forma es el Portal, llevando en su interior el
29

emblema del Dios de la Lluvia. La relación entre el Jaguar como un ser aéreo vinculado al rayo, el Dios
de la Lluvia y el Portal como símbolo de entrada o puente a las tierras del Inframundo, podría responder a
una superposición conceptual entre el felino en su condición de portador de la tormenta y el símbolo de
cueva, por vías de ser ambos contenedores o posibles puentes al mundo humano de las lluvias
representadas por la deidad.

En la segunda imagen a su vez (Figura 7), el felino representado solamente en su parte delantera,
aparece estirándose del Portal. Su aparente acto de emergencia del motivo, podría indicar que el Jaguar en
su condición aérea vinculada con el rayo encarnada en sus alas y orejas con forma semejante al Glifo Xi y
en su condición de portador del Dios de la Lluvia cuyo emblema lleva en las patas, sería un portador de
tales dones desde las tierras del Inframundo, asociado en su salida con la fertilidad agrícola que lo
acompañaría en la forma de dos espirales floridos (Langley, 1986:257-258, 284) que con él brotarían del
nicho del símbolo.

Como último aspecto este conjunto de imágenes de Jaguares asociados al viento y el fuego en su
condición mítica, articulará en cuatro casos una relación con el discurso del sacrificio humano (Figura 2,
Figura 3, Figura 5 y Figura 29). Como veremos en el capítulo correspondiente la aparición de este
indicará que existió una asociación entre este rito y el Jaguar como figura propiciadora de los dones de la
tormenta, pudiendo ser tal vinculación una en donde esta ceremonia habría sido la ofrenda mediante la
cual los personajes de elite amparados por el Jaguar que veremos en el segundo capítulo, habrían
propiciado a su figura tutelar como portador de viento, fuego y aguas.

Como conjunto, este grupo de imágenes articularía así al felino en su condición de criatura mítica
como un ser que se habría identificado con el viento y el fuego como posible portador, propiciador o
encarnación de ambos elementos, articulando en su naturaleza aérea e ígnea una función que se habría
amparado bajo el Dios de la Lluvia, vinculado a las tierras de las aguas, asociado a la posible propiciación
de la fertilidad y relacionado con el sacrificio humano.

Con este eje principalmente centralizado en el fenómeno de la tormenta, el Jaguar será


representado igualmente como un personaje contenedor y dador de agua, articulando para tal nominación
la tipología de la retícula (Von Winning, 1987: 101-106) y de rosetas simbólicas asociadas al conjunto
temático acuático, correspondiendo a nueve murales, dos vasijas cerámicas y una escultura.

Las aguas como elemento asociado al discurso sagrado dentro de Mesoamérica, corresponden al
elemento más importante propiciado desde el aspecto frío del universo (López Austin, 1994: 110-201),
30

conceptualizadas al interior de sociedades agrícolas dependientes del flujo pluvial adecuado, como el
elemento fundamental de la fertilidad y por ende la seguridad campesina y estatal (Broda, 2008: 39;
López Luján, 2009: 52; Tobriner, 1972: 106).

Articuladas concretamente en forma de gotas de agua (Langley, 1986:247-248) así como en


bandas simbólicas rectas y/u onduladas, con motivos de ojos de agua (Langley, 1986: 249, Von Winning
1987, t. II11-13 citado en Angulo, 1996:75), ondas de agua (Angulo, 1996:76, Langley, 1986:284),
estrellas marinas (Langley, 1986: 322) y frutos marinos (Ibíd., 288-290), su importancia habría llevado a
que en Teotihuacán el conjunto temático acuático correspondiera al discurso más representado,
supeditando todos los otros conjuntos que articulados con él (Angulo, 1996:74-78), lo habrían
centralizado como el tema iconográfico principal, reclamado además por el personaje central del estilo: el
Dios de la Lluvia (Kubler, 1967:9).

En relación a ella, la iconografía de plantas, semillas y maíz dará cuenta de la estrecha


vinculación que entre ambos habría existido, siendo la fertilidad agrícola un aspecto indivisible
iconográficamente del ámbito acuático y de la deidad regente de él.

De las imágenes que tendrán el tema acuático como objeto central, siete corresponderán a la
tipología del Jaguar Reticulado (Figura 11, Figura 12, Figura 13, Figura 14, Figura 20, Figura 21, Figura
22, Figura 23 ), cuatro representarán al felino con rosetas (naturalizadas y/o simbólicas) (Figura 15,
Figura 16, Figura 17 y Figura 18) y una presentará al Jaguar como un portador de bandas de ondas de
agua (Langley, 1986:284) (Figura 19), denotando todas ellas como diversas tipologías la condición de
contenedor de agua del Jaguar, vinculándose además diez de ellas con el aspecto de la tormenta antes
bosquejado.

Iconográficamente, este conjunto de imágenes del felino podría indicar que como criatura al
servicio del Dios de la Lluvia, el Jaguar se habría concebido como un ser mítico capaz de propiciar las
aguas que habría contenido o encarnado bajo la tutela del Dios de la Lluvia y como ser habitante de las
tierras del Inframundo.
31

Respecto de los Jaguares Reticulados, Von Winning (1987: 101-106) indicará que la retícula se
caracteriza por ser un motivo que a modo de red curvilínea entrelazada podría asociarse al contener y dar
agua siendo un símbolo del Jaguar mismo por la preeminencia con la que aparecería sobre él.5

Como parte de su piel o constituyendo su cuerpo, la retícula aparecerá en relación al Jaguar en su


condición de criatura mítica cuando este vacíe agua de su boca y de ofrenda con sus patas, vinculándolo
estrechamente al portar y otorgar la fertilidad asociada al mundo acuático. Con ello, existe un ejemplar de
vasija (Conides, 2001:Fig. 40b) en donde el símbolo a modo de entrelace simple, aparece compuesto de
una cadena de flores (Langley, 1986:254) y una banda de ondas de agua (Ibíd., 284), relacionando al
símbolo mismo con ambos temas.

Con ello los Jaguares Reticulados serán los felinos que se asociarán con el Dios Mariposa-Pájaro
dentro del discurso sagrado del felino, estableciendo además una estrecha identificación con el Dios de la
Lluvia a quien podrían en tres murales estar representado, ambos aspectos que por su amplitud serán
tratados en detalle en los sub-capítulos correspondientes.

Figura 11. Dibujo reconstruido a partir de fragmentos de dos cajetes de un Jaguar Zoomorfo Reticulado
cuadrúpedo rodeado de una retícula con frutos marinos (según Childs 2001: fig. 190, pág. 585).

5
Si bien la relación entre Jaguar y retícula es preeminente como indica este autor, este símbolo sin embargo
no es único del felino, existiendo al menos un ejemplar en donde la Serpiente Emplumada vinculada con el
Dios de la Lluvia, lo llevaría sobre su cuerpo.
32

De esta manera, la primera imagen de esta tipología correspondiente a una vasija (Figura 11), se
caracterizará por representar a un Jaguar en perfil el cual con cuerpo reticulado, aparecería supeditado por
una retícula (Von Winning, 1987: 102-106) articulada en forma de motivo espacial, la cual contendría
conchas y caracoles marinos (Langley, 1986:288-291). Visualmente asociados, esta vasija daría cuenta en
primer lugar de la asociación entre la retícula como símbolo y la contención de las aguas y/o la fertilidad
marina, indicando en segundo lugar al felino relacionado con ella como un posible personaje que
apropiaría tal condición de contenedor para sí.

En su posible condición de contenedor, el Jaguar Reticulado aparecería a su vez en dos pinturas


murales, otorgando agua de su boca en forma de bandas de ojos de agua (Ibíd., 249) y ondas de agua
(Ibíd., 284) (Figura 12 y Figura 13). Una de ellas correspondiente solamente a un fragmento del rostro del
felino (Figura 13), llama la atención en tanto entre los colores de las bandas de agua que emergen de la
boca del personaje y el cuerpo reticulado de este se produce una equivalencia, pudiendo sugerir que el
felino esta hecho del líquido. Con ello la otra imagen (Figura 12) se caracterizaría por representar a un
felino reticulado con una banda emplumada (Ibíd., 259) sobre su cuerpo, en acto de dar agua sobre una
hilera de símbolos de significado desconocido (Miller, 1973:92), enmarcado desde la cenefa por el rostro
del Dios de la Lluvia el cual con un tocado de maíz estaría fundido con un fondo de bandas de ojos de
agua. Su asociación, indicaría que el Jaguar como un propiciador de líquido estaría tutelado en primer
lugar por la deidad, en segunda instancia que el agua que da podría ser el dios mismo en tanto este se
superpone a una banda de ojos de agua semejante a la que sale de la boca del felino y que en tercer lugar
tal vinculación ocurriría en la condición de dador del maíz que tendría el Dios de la Lluvia,
relacionándose la acción del felino de dar agua específicamente con el otorgar la fertilidad agrícola
encarnada en las mazorcas.

En asociación a aquella condición vinculada con la fecundidad, tres de los felinos reticulados aquí
catastrados aparecen otorgando bandas de ofrenda con una de sus patas (Figura 14, Figura 22 y Figura
23), dando los dos primeros semillas, mientras el tercero entregaría elementos marinos, indicando en esta
instancia al Jaguar como un dador de agua y fertilidad.
33

Figura 12. Dibujo del Mural 5, Pórtico 5, Zona 11. Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo Reticulado vaciando agua
de su boca (según Miller 1973: fig. 152, pág. 92).

Figura 13. Fragmento Mural Tetitla. Figura 14. Fragmento de Mural de


Cabeza de un Jaguar reticulado Atetelco. Jaguar Zoomorfo Reticulado
vaciando agua de su boca (según Miller bípedo en actitud de propiciadora (según
1973, fig. 330, pág. 157). Gendrop 1970: fig. 71, pág. 61).
34

Con tales funciones, estos felinos reticulados aparecerían asociados además con el aspecto del
viento y el fuego señalado anteriormente, portando tres de ellos franjas emplumadas que podrían
asociarlos a una facultad aérea (Figura 12, Figura 14 y Figura 22) y tres a su vez una banda de
endentadura rayo, correspondiente a una banda de cuerpo en un caso (Figura 22) y a la banda de tocado
en los otros dos (Figura 21 y Figura 23). Respecto de este último símbolo, la endentadura rayo ha sido
identificada por Von Winning (1977:14-15), como un motivo del conjunto temático ígneo representante
de calor radiante o luminosidad, pudiendo ser por su aparición siempre contextualizada por el discurso
acuático y su semejanza con los bordes del cuerpo de la Serpiente de Fuego en una pintura mural, un
símbolo que podría ser identificado con el rayo. De ser así, el felino que la porta sobre sí como banda de
cuerpo acompañada además de una franja emplumada (Langley, 1986: 259), tendría en su condición de
contenedor de agua y dador de semillas, no sólo una referencia posible al viento sino al fuego, pudiendo
interpretarse lo mismo respecto de aquellos que la llevan como tocado.

A su vez, una tercera referencia al ámbito de la tormenta corresponde a una posible banda de
nube (Figura 14) (Paulinyi, comunicación personal, 31 de agosto 2015)6 que uno de estos felinos
reticulados estaría dando al tiempo que otorga semillas con una pata en una disposición bípeda,
indicándose en su producción como un contenedor asociado a la lluvia, los vientos y el fuego que esta
como contenedor de tormenta representaría.

Como conjunto, las referencias al viento, el rayo y la nube indicarían a estos felinos dadores de
agua como personajes asociados en tal función al aspecto de la tormenta, pudiendo ser su naturaleza de
contenedores acuáticos y de fertilidad, una relacionada con el aspecto acuático de esta: la lluvia.

Respecto de sus contextos espaciales, como hemos indicado en el sub-capítulo correspondiente


los Jaguares Reticulados aparecen tutelados por símbolos de las tierras del Inframundo, enmarcados por
cenefas asociadas a las aguas (Figura 12 y Figura 21), así como por marcos interiores (Figura 21 y Figura
23) asociados a la fertilidad.

Tal condición de contenedor o posible encarnación de los dones acuáticos articulada por esta
tipología del felino volvería a aparecer en la segunda tipología del animal aquí mencionada,

6
Respecto de este símbolo, esta banda si bien es semejante a las tradicionales franjas de ondas de agua
(Langley, 1986:284), se caracteriza por presentar un perfil compositivo diferente, en tanto siempre es una
franja corta de espirales aglomerados, con terminación en punta y dispuesta desde la boca de un personaje
hacia arriba, pudiendo en su composición en voluta asemejarse a las representaciones de nube provenientes
del pre-clásico maya, al signo epigráfico maya de nube y a las representaciones de volutas de nube de la zona
olmeca (Taube, 1996: 96-100).
35

correspondiente a Jaguares que sobre sus cuerpos portarían a modo de rosetas motivos de flores de tres
pétalos, estrellas marinas y símbolos de Vaina A que los nominarían como personajes identificados con
el agua y el fuego, representados en tres pinturas murales (Figura 15, Figura 16, Figura 17) y una vasija
(Figura 18), en contextos acuáticos y llevando a cabo acciones como el otorgar agua y nubes.

Así indicado, la primera nominación de estos Jaguares como seres asociados a la fecundidad, el
fuego y las aguas provendría de los símbolos que portarían sobre su cuerpo siendo la flor de tres pétalos
de tres de los ejemplares posible símbolo asociado a la fertilidad (Kubler, 1972:23), la Vaina A llevada
por tres también de estos felinos un posible símbolo del rayo (Paulinyi, 2001:15) y las estrellas y semi-
estrellas marinas llevadas por dos de ellos un símbolo acuático (Langley, 1986:261-262).

Del mismo modo, en dos ejemplares los felinos representados se encontrarían relacionados con
un fondo de aguas (Figura 15 y 18). En el primero de ellos correspondiente a una pintura mural, los cuatro
felinos representados se encontrarían sobre o emergiendo de bandas de oleaje, que cubrirían todo el
fondo. En la segunda imagen correspondiente a una vasija, el Jaguar aparecería fundido con bandas de
agua (Ibíd., 273) que portarían simbología marina semejante a la de su propio cuerpo.

A su vez tres de los cuatro Jaguares representados en el mural recientemente indicado, se


encontrarían dando agua de sus bocas, en forma de bandas de ojos de agua y ondas de agua (Ibíd., 284)
que los presentaría de una forma semejante a los Jaguares Reticulados ya mencionados.

Igualmente, en su condición acuática los felinos de este conjunto estarían asociados con la
tormenta en dos casos específicos en los cuales la presencia de símbolos de nubes y fuego, reiterarían la
identificación general que tendrían con esta a través del motivo de Vaina A dispuestos sobre su cuerpo.

En el primero de ellos correspondiente a pintura mural (Figura 16), dos felinos con rosetas
aparecerían emitiendo desde sus bocas una posible banda de nube, relacionándose con el discurso de la
tormenta que esta representaría y con los Jaguares Reticulados en tanto esta acción sería llevada a cabo
también por un felino ya mencionado de tal tipología. Con ello la segunda imagen en donde un Jaguar se
fundiría con el fondo acuático (Figura 18), se caracterizaría por presentar al felino con un ojo con borde
alargado identificado como uno de Serpiente por Kubler (1972:24) portando además llamas sobre su
cuerpo (Paulinyi, 2001: 17-18) que como conjunto podrían relacionar su posible condición de contenedor
y/o encarnación de las aguas con el discurso del rayo.
36

Figura 15. Reconstrucción del Mural 1, Cuarto 1, Plataforma 1. Animales mitológicos, Zona 4.
Representación de cuatro Jaguares en contexto mítico acuático (De la Fuente 1994: lám. 4)

Figura 16. Reconstrucción del Mural 1, Cuarto 1, Plataforma 1, Animales mitológicos, Zona 4.
Representación de dos Jaguares emitiendo bandas de nubes (según De la Fuente 1994: lám. 5).

Figura 17. Dibujo de Mural 1, Pórtico 20, Figura 18. Dibujo de una vasija incisa de un
Tetitla. Jaguar Zoomorfo bípedo con Rosetas Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo con roseta de semi-
estrellas de mar hundido en bandas de agua.
Simbólicas (según Kubler 1972: fig. 3, pág. 21)
(Kubler 1972: fig. 5, pág. 23).
37

Con ello, estas imágenes establecerían una relación con el Jaguar en acto de vuelo con ojos
emplumados (Langley, 1986:251) sobre su piel (Figura 8), en tanto si bien hemos analizado esta figura en
relación al discurso de la tormenta y sus respectivas categorías, los símbolos ígneos sobre su cuerpo
podrían igualmente ser conceptualizados como un tipo de roseta simbólica y por tal vía vincularse al
motivo de Vaina A sobre los cuerpos de estos felinos como síntesis del rayo.

A su vez, mientras tres de estos felinos aparecerían representados como criaturas míticas
zoomorfas cuadrúpedas, uno de ellos aparecería con una disposición única al conjunto en tanto sería un
Jaguar bípedo. Esta figura también sería única respecto del catastro total de imágenes del felino aquí
realizados en tanto de pie sobre sus patas traseras, en una disposición igualmente humana aparecería con
su cabeza mirando hacia atrás, al tiempo que expone la lengua. Si bien aquí no hemos podido interpretar
que podría implicar esta posición, existiendo como referencias de esta imagen solamente la mención
dudosa hecha por Kubler (1972:23) de que este sería un Jaguar embarazado7, hemos categorizado esta
imagen en relación al conjunto temático del Jaguar como criatura mítica en tanto no existen símbolos
contextuales que permitan asociarlo al sub-conjunto de Señores de Alto Rango Jaguar y porque su
disposición humana semejante a otros felinos, ha sido vinculada como veremos en el siguiente capítulo
con una posible condición sagrada del animal como posible representante del Dios de la Lluvia. Aquí sin
embargo nos abstenemos de mayor interpretación.

Como conjunto, estas cuatro imágenes relacionarían al Jaguar en su tipología de portador de


rosetas con el discurso acuático, presentando en tal condición asociaciones complementarias con el tema
del fuego y las nubes, articulando por esta vía un discurso semejante al de los Jaguares Reticulados con
los cuales se vincularían directamente además en dos casos específicos por vías de ejercer funciones
idénticas.

A su vez, existe una última imagen en donde el discurso del viento predominante del primer
conjunto de imágenes y el discurso del agua central del segundo grupo vuelven a representarse como una
unidad, correspondiente a una escultura en donde un Jaguar con rostro emplumado llevaría sobre su
cuerpo un espiral de ondas de agua (Langley, 1986:284) que lo nominaría como una criatura con
capacidades aéreas portadora de agua (Figura 19).

7
Kubler (1972:23) señala que este felino estaría embarazado a partir de la composición abultada de su
estómago. Sin embargo en Teotihuacán, ni la representación de esta condición ni el género aparece en figuras
animales, siendo este rasgo abultado además típico de la posición de animales zoomorfos que adoptan una
actitud bípeda, como serían las imágenes de un Coyote en tal disposición en un mural de Atetelco (Apéndice
C: Fig. 10.)
38

Figura 19. Escultura de Ónix de Jaguar con franja emplumada y banda de ondas de agua (según Cowgill
2013: pág. 22).

Como conjunto, este grupo de imágenes del felino nominarían al Jaguar como una criatura mítica
portadora, propiciadora o identificada directamente con los dones del ámbito frío del universo que habrían
sido custodiados en las tierras del Inframundo, bajo el alero posiblemente del Dios de la Lluvia.

En su función de portador y/o encarnación de tales fuerzas, el Jaguar habría sido articulado
mediante una serie de tipologías específicas que habrían simbolizado la variedad de capacidades del
felino, permitiendo una división de sus rasgos que sin embargo entrelazados estrechamente entre sí se
indicarían como parte posible de una unidad conceptual mayor en donde el felino en su condición general
de ser al servicio del Inframundo, se habría articulado de modo genérico como un ser asociado a la
tormenta, las aguas y la fertilidad.

La importancia de categorizar y analizar las tipologías recientemente analizadas, los discursos que
podrían significar y las tutelas que establecerían, responde a que estas serán las formas específicas en que
el felino será apropiado por los Señores de Alto Rango aquí estudiados, dando cuenta de que la
identificación del Jaguar como símbolo de Estado por un grupo de representaciones de la elite habría
podido estar vinculada con la adquisición de las capacidades sagradas que el felino como criatura mítica
habría representado y encarnado en sus diferentes caracterizaciones.

Con tales aspectos ya analizados, el Jaguar como ser sobrenatural se articulará en relación a tres
discursos centrales más que serán igualmente adoptados por el conjunto temático humano que es objeto
39

de este estudio, articulando en ellos sin embargo las funciones centrales aquí bosquejadas de ser un
contenedor de los dones del Inframundo.

El Jaguar como criatura mítica del Inframundo y el Dios Mariposa-Pájaro

Dentro del conjunto de representaciones correspondientes al Jaguar como criatura mítica existe
un conjunto de cuatro imágenes correspondientes todas a pinturas murales provenientes del Conjunto del
Sol (Figura 20, 21, 22, 23), en donde el felino se vería relacionado como representante de las tierras del
Inframundo con la deidad identificada por Paulinyi como el Dios Mariposa-Pájaro (1995, 2014).

El Dios Mariposa Pájaro (Paulinyi, 1995) habría sido la deidad solar teotihuacana, representante
del ámbito celeste dentro de la cosmología de la ciudad, el cual asociado al aspecto de la fertilidad
agrícola habría tenido un ciclo mítico que habría incluido descender, hundirse y morir en las tierras del
Inframundo para renacer desde una planta de calabaza en una montaña-maguey ubicada en el mundo del
Dios de la Lluvia. Su nombre derivaría de las características con las cuales el dios habría sido
representado (Ibíd., 82-85), identificado en su composición principalmente antropomorfa por rasgos de
pájaro y mariposa portados a modo de Tocado y elementos del cuerpo, pudiendo aparecer además
representado por tales criaturas como manifestaciones zoomorfas y en la forma de un disco vinculado a su
condición de astro (Ibíd., 87-92).

Caracterizadas sus representaciones por un conjunto temático asociado principalmente a su ciclo


de renacimiento de las tierras del Inframundo (Paulinyi, 1995, 2014), vinculando el ámbito cálido del
universo del que la deidad provendría con el ámbito frío de este amparado por el Dios de la Lluvia, su
contexto mítico de hundimiento en el mundo de las aguas es donde el Dios Mariposa-Pájaro establecerá
una vinculación con el Jaguar en su tipología reticulada, articulándose este último como un símbolo
nocturno respecto de la deidad solar.

Frente a la deidad celeste el Jaguar se representará así de tres maneras; como un símbolo
caracterizador de la condición hundida de la deidad solar (Figura 20), como un concepto asociado al
Inframundo que contextualizará su renacimiento (Figura 22) y como un personaje mítico que podría estar
reclamando la tutela sobre el espacio específico en que el Dios Mariposa-Pájaro renacería (Figura 21 y
Figura 23).
40

Figura 20. Dibujo del Mural 2, Pórtico 18, Figura 21. Dibujo de detalle del Mural 5, Pórtico 3,
Conjunto del Sol. Sol acuatizado con rasgos de Conjunto del Sol. Jaguar Zoomorfo reticulado en
Jaguar Reticulado (según Miller 1973: lám. 124, disposición antropomorfa abrazando una planta de
maguey (según Miller 1973: pág. 79, fig. 113)

Figura 22. Dibujo Murales 1/3, Cuarto 23, Conjunto del Sol. Jaguar reticulado como cenefa de la
representación del Dios Mariposa-Pájaro emergiendo de las tierras del Inframundo (según De la Fuente 1994:
fig. 6.15, pág. 78).
41

Figura 23. Dibujo de Mural 1 Pórtico 13, Conjunto del Sol. Jaguar Zoomorfo Reticulado con actitud
antropomorfa abrazando una planta de maguey (según Miller, 1973: fig. 116, pág.80- 81).

Así indicado, en la primera de ellas (Figura 20) el felino podría aparecer como una
caracterización acuática del Dios Mariposa Pájaro en su condición de disco solar hundido. En este
sentido, la imagen se caracterizaría por mostrar la parte superior de un personaje frontal, el cual
caracterizado con un enorme tocado compuesto de bandas de gotas de agua (Langley, 1986: 247-248), un
Portal (Paulinyi, 2007:254-256) y el emblema del Dios de la Lluvia (Ibíd.) tendría rostro de disco
emplumado con una retícula en forma de quinterno (Langley, 1986:279-280; Von Winning, 1987: 102-
106) sobre él y un cuerpo compuesto de dos patas de Jaguar Reticulado, las cuales estarían bordeadas por
una franja de endentadura rayo (Von Winning, 1977:14-15) y una franja de mantas (Langley, 1997) que
emplumadas y con un borde interior en espiral podrían representar alas (Latsanopoulos, 2005:184-188).
Este personaje se encontraría a su vez dando con ambas garras de felino bandas de objetos.

Posible representación del Dios Solar por vías de su rostro en forma de disco (Paulinyi,
comunicación personal, 31 de agosto 2015), el Dios Mariposa-Pájaro aparecería aquí adoptando rasgos
del Jaguar vinculados con su condición de contenedor de los dones acuáticos, pudiendo indicar a través
de ellos su estancia en las tierras del Inframundo. En este sentido y articuladas con las interpretaciones
que hemos hecho en el sub-capítulo anterior, las patas de Jaguar que aquí aparecen lo hacen con el
símbolo que podría simbolizar la contención de las aguas mismas correspondiente a la retícula, portando
además una banda de endentadura rayo y una franja de mantas que como alas referirían al discurso ígneo
y aéreo de la tormenta, dando cuenta de la utilización del Jaguar en su condición de criatura mítica
asociada a tales dones como un concepto que habría servido para nominar la condición hundida del dios
solar.
42

Tal utilización del felino como concepto representante de los dones acuáticos y por tal vía de las
tierras del Inframundo y su posible dios regente, vuelve a aparecer en otra imagen (Figura 22), en donde
el felino aparecería desarticulado como criatura mítica para componer una cenefa que contextualizaría el
renacimiento del Dios Mariposa-Pájaro desde el mundo de las aguas.

Compuesta de una banda de retícula (Von Winning, 1987: 102-106), borde superior de
endentadura rayo (Von Winning, 1977:14-15) y plumas, con el rostro y las garras del felino superpuestos
sobre ella en acto de dar una banda de semillas y emitir un espiral de voz con forma de ondas de agua
(Langley, 1986:287), esta cenefa de Jaguar estaría articulando a la criatura en su condición de contenedor
dador de dones, permitiendo suponer que su uso en forma de marco estaría asociada a tal
conceptualización y por tal vía vinculada al propio contenedor que el Inframundo sería y desde cuyo
espacio el Dios Mariposa-Pájaro estaría emergiendo en el mural, sirviendo por ende como un concepto
referente al mundo de las aguas.

Con tal vínculo, el Jaguar aparecería relacionado con la deidad solar por vías de presentarse como
un personaje que reclamaría la tutela sobre el posible espacio en donde el Dios Mariposa-Pájaro renacería
de las tierras del Inframundo, correspondiente a una planta de maguey que en las dos últimas pinturas
murales aquí mencionadas la criatura estaría abrazando en actitud antropomorfa (Figura 21 y Figura 23).

Así indicado, desarrollando una composición semejante ambos murales presentarían en un


contexto acuático previamente interpretado como una referencia a las tierras del Inframundo, a un Jaguar
Reticulado el cual con tocado emplumado de endentadura rayo (Von Winning, 1977:14-15) se encontraría
abrazando una planta de maguey dadora de agua. Como rasgos particulares, una de estas imágenes
(Figura 23) se caracterizaría por presentar a la planta y el felino emergiendo o hundidos en una banda de
agua con estrellas marinas (Langley, 1986: 322), además de representar al segundo en una acción dadora,
ofrendando agua y frutos marinos (Ibíd., 288-290) con la misma pata con la cual abraza el tronco del
maguey, mientras emite un espiral de voz invertido. En la otra pintura a su vez (Figura 21), el felino se
caracterizaría por abrazar con ambas patas a la planta, estando su cuerpo además compuesto junto con la
retícula (Von Winning, 1987: 102-106) de un motivo que ha sido identificado como posible espuma de
pulque (Paulinyi, 2014:39).

Como conjunto, en un contexto asociado al Inframundo ambas imágenes mostrarían al Jaguar


reclamando con su abrazo a la planta de maguey, con la que además establecería una identificación por
vías de ambos dar agua en el caso del primer mural y por ser el felino no sólo un contenedor de agua,
sino posiblemente del pulque, en el caso del segundo.
43

Su relación a su vez con el discurso solar, podría estar dado por la planta que el felino indica bajo
su tutela. Si bien no existen estudios iconográficos que den cuenta de la representación de estas plantas en
estos murales, siendo únicas además dentro de la pintura mural teotihuacana, su identificación con un
maguey permite establecer un vínculo con el Dios Mariposa-Pájaro en tanto la única otra parte en donde
este aparece representado corresponde a la montaña fértil de la que la deidad habría renacido de las tierras
del Inframundo, caracterizada por un perfil con su forma traslapada (Paulinyi, 2014:39-40), pudiendo
sugerirse como posibles síntesis de tal espacio. Con ello, el Dios Mariposa-Pájaro establecería una
relación con el pulque por vías de existir una representación en donde el consumo de este líquido estaría
siendo llevado a cabo en un ritual en su honor (Ibíd.), vinculándose a través de él con el felino que podría
contener tal bebida.

Si es posible proponer que estas plantas en su condición de maguey son así una referencia a la
montaña mítica del Dios solar, la aparición del felino en relación a ellas podría indicar la articulación de
este como un representante del Inframundo, que con su abrazo y condición de dador acuático reclamaría a
la planta para sí, dando cuenta de su tutela sobre ellas y el espacio que conceptualizarían. De ser posible
tal interpretación, el Jaguar Reticulado aquí representado como un dador de agua y posible contenedor de
pulque indicaría así que el maguey y la montaña que este podría sintetizar serían símbolos bajo su égida,
articulándose como un representante del Inframundo frente a la deidad celeste.

Como conjunto, estas cuatro imágenes establecerían al Jaguar como un concepto y criatura que
articulando su condición dadora de agua y por tal vía su pertenencia a las tierras del Inframundo,
nominaría y tutelaría el paso solar del Dios Mariposa-Pájaro por el mundo de las aguas, dando cuenta en
tal función de su condición de figura preeminente respecto del Dios de la Lluvia, en tanto en el
enfrentamiento del aspecto cálido del universo con el frío, la aparición del Jaguar como figura
representante de uno de los ámbitos de tal encuentro, debió implicar su vinculación estrecha con la deidad
regente de él, como veremos a continuación.

El Dios de la Lluvia y el Jaguar como Criatura Mítica bajo su alero y representación

Determinadas las culturas mesoamericanas en general y Teotihuacán en particular, por una


economía agrícola de temporal, la dependencia de la llegada oportuna y en cantidad adecuada de las
lluvias constituyó de modo determinante la forma que habrían adquirido su culto y religión (López
Luján, 2009: 52; Tobriner, 1972: 106), los cuales se habría centralizado en la correcta propiciación de
44

los eventos atmosféricos determinantes de la fertilidad de los campos, cuya personificación habría
encarnado en los númenes del agua (Broda, 2008: 39). Correspondiente al culto pan-mesoamericano
de más largo aliento y expansión territorial (Contel, 2009:23), como parte de un núcleo duro (López
Austin, 1994:10-17) que habría sufrido sus adaptaciones y particularizaciones locales (Thompson,
1970: 257-258), el Dios de la Lluvia habría sido la deidad regente del ámbito frío del universo;
encarnación y señor de la tormenta (con sus lluvias, vientos, rayos y truenos), las aguas terrestres, la
tierra, la fertilidad y el Inframundo, caracterizado por una naturaleza divisible y co-esencial (Broda
1971, 2009; Contel, 2009; López Austin, 1994: 161-181).

Su relación preeminente con el Jaguar, quien como criatura del Inframundo habría estado bajo
su égida, habría encarnado en la caracterización felina que la mayoría de las deidades de la lluvia
presentarían desde el Periodo Formativo hasta el Posclásico, articulada principalmente en la adopción
por parte de los diversos Dioses de la Lluvia de la boca de la criatura (Taube, 1996:95).

En Teotihuacán, el Dios de la Lluvia habría sido el “Culto Supremo” (Von Winning, 1987; 65),
estableciéndose posiblemente como dios tutelar del Estado (Paulinyi, 2001:22-26) con la Pirámide del
Sol como probable templo (Manzanilla, 2000: 99) y una iconografía que lo habría instituido como la
figura sagrada más representada, siendo su conjunto temático asociado al Inframundo, los dones de las
aguas y los personajes tutelados por él los temas predominantes de representación dentro del arte de la
ciudad (Chacón & Riveros 2005, Kubler, 1967: 9, Pasztory, 1974, Von Winning, 1987).

Respecto del discurso iconográfico del Jaguar en Teotihuacán, el Dios de la lluvia se inscribiría
como la figura tutelar bajo la cual el felino se habría amparado, reclamándolo como una criatura mítica
a su servicio cuyas funciones habrían sido parte de las propias acciones ejercidas por la deidad,
actuando en tal sentido posiblemente no solo como un personaje supeditado a él sino también como su
representante.

En este sentido, existiría una estrecha vinculación entre esta deidad y el felino en tanto el
primero reclamaría los discursos sagrados ejercidos por el segundo, encarnándose tal asociación en
cinco vías correspondientes a la apropiación de la propia deidad de rasgos felinos como parte de sus
rasgos canónicos, en el conjunto simbólico y las acciones propiciatorias comunes entre ambos, en la
aparición concreta de la deidad en composiciones del felino, en la posible identificación de este último
como una representación animal de la deidad por vías de su composición como un personaje zoomorfo
con actitudes antropomorfas asociadas al mundo divino y en la aparición de esculturas de felino en el
templo principal de la deidad correspondiente a la Pirámide del Sol.
45

Respecto de la primera de estas asociaciones iconográficas, el Dios de la Lluvia teotihuacano


es caracterizado por una boca cuyo labio superior contraído imita al del felino, portando en la mayoría
de sus representaciones además los colmillos curvos también del animal (Pasztory, 1974; Von
Winning, 1987: 65-77) (Apéndice C: Fig. 21). Que la deidad porte los rasgos del Jaguar, indicaría en
primer lugar la suficiente relevancia de este como para constituir parte del canon visual del dios
mismo, al tiempo que como símbolo podría indicar la adopción por parte del dios de las características
míticas de felino articuladas como propias, indicando así su égida directa.

La segunda relación establecida entre ambos correspondería a su vez al conjunto simbólico que
compartirían. Como complejo temático preeminente dentro de la iconografía teotihuacana, el conjunto
simbólico de las aguas que abarca desde las representaciones del Inframundo como tierras marinas
hasta la fertilidad representada en frutos y plantas, habría tenido como figura central al Dios de la
Lluvia, supeditando a él sus aspectos, espacios, acciones y personajes. Como ser articulado en su
interior, el Jaguar en su condición de criatura del Inframundo y articulador de símbolos acuáticos,
aéreos, ígneos y fértiles, dependería así de la deidad que como personaje principal se relacionaría con
ellos, siendo los espacios que ocupa tierras comandadas por el Dios y las acciones que ejerce,
funciones realizadas en primer lugar por la deidad (Ibíd.). En este sentido, estar hundido en las aguas,
emerger de una banda de estrellas marinas, salir desde el espacio demarcado por el Portal, aparecer
relacionado con símbolos vinculados a los vientos y el rayo, dar agua desde su boca y otorgar semillas
con sus manos, son todos lugares, acciones , dones y formas de representación que el propio Dios de la
Lluvia reclamaría como propios no solo dentro de la iconografía, sino igualmente en las fuentes
etnohistóricas que alimentarían tales interpretaciones (Broda, 1971; Sahagún 1938).

Con la égida que el Dios de la Lluvia ejercería sobre el conjunto temático y las acciones que el
Jaguar llevaría a cabo como criatura mítica, el conjunto de imágenes aquí analizadas establecería
además relaciones directas entre la deidad y el felino, por vías de aparecer el primero en forma de
emblema en el cuerpo del segundo en tres casos de escultura y cerámica (Figura 3, Figura 5, Figura 7),
así como por estar contextualizándolo desde la cenefa en una pintura mural (Figura 12).

Respecto de su aparición como emblema, el Dios de la Lluvia estaría representado en las patas
de dos de las esculturas de Jaguares alados anteriormente analizadas (Figura 3 y 7), así como en el
torso con forma de Portal de otro de estos felinos alados (Figura 5) correspondiente a una vasija
pintada. Su aparición, tan demarcada en el último ejemplo, podría indicar tanto que el animal lo lleva
como un símbolo de las aguas que la deidad podría encarnar, que estaría nominado bajo su égida en su
46

acción propiciatoria asociada al viento y el fuego así como que podría estar actuando como
representación del dios.

A su vez, en el caso de su aparición en la cenefa de pintura mural (Figura 12), el Dios de la


Lluvia en su condición de deidad tutelar del maíz estaría nuevamente indicando al felino en su acción
de contenedor y dador de sus dones como una criatura que actuaría bajo su égida, reclamando para sí y
para su función de propiciador de la fertilidad agrícola, la función que el Jaguar ejercería volcando
agua de su boca.

De esta manera, es posible proponer que el Jaguar como una figura sobrenatural de menor
jerarquía respecto del Dios de la Lluvia, habría ejercido funciones de propiciación de los dones del
ámbito frío del universo tutelado y determinado por la deidad regente de tal aspecto.

Con esta relación establecida, existe un aspecto iconográfico más del felino que podría
vincularlo con el Dios de la Lluvia, correspondiente a su representación en tres ocasiones de su
tipología reticulada, como un dador de bandas de ofrenda caracterizadas por agua, elementos marinos y
semillas. El Jaguar aparecería en tal acción, mientras abraza una planta (Figura 21 y Figura 23), está
de pie sobre sus patas traseras (Figura 14) o es usado como concepto frente al Dios Mariposa-Pájaro
(Figura 22). A este respecto, la acción de dar ofrenda corresponde en primer lugar a un verbo llevado a
cabo al interior de Teotihuacán solamente por figuras antropomorfas. En el caso de figuras humanas, la
acción de dar una banda de semilla, se acompaña comúnmente del portar una talega ritual que los
identifica como sacerdotes relacionados con los rituales posclásicos (Von Winning, 1987:60), mientras
que los dioses asociados al crecimiento, entre los que se encuentran los dioses de las aguas y como
figura principal de ellos el Dios de la Lluvia, se representan como dadores de ofrenda con una mano sin
portar nada en la otra o con ambas, algo que aparece haciendo el felino. Con ello, esta actitud
antropomorfa aparecería reiterada por la disposición bípeda o la acción de abrazar que en dos de ellas
acompañaría a su acción dadora.

En relación a esta condición de ofrendante, la vinculación iconográfica ocurrida entre ambos y


la aparición concreta del Dios de la Lluvia con el felino, Paulinyi (2014:39), ha propuesto que el Jaguar
específicamente en su condición reticulada podría ser una manifestación del Dios de la Lluvia como
alter ego animal. Respecto a su hipótesis, Von Winning ha indicado con anterioridad que el Jaguar
Reticulado respondería a un aspecto del Dios de la Lluvia (1987:106) y Manzanilla por su parte ha
propuesto el Jaguar habría funcionado como posible símbolo heráldico de la Deidad (2008:122).
Pasztory, por su parte en su estudio del Dios de la Lluvia teotihuacano, da cuenta igualmente de la
47

estrecha relación entre felino y deidad, indicando que un aspecto del Dios, se correspondería
concretamente con el Jaguar (1974:10-20).

Por la estrecha representación compositiva producida a partir de la apropiación de la boca


felina por parte de la deidad, por el conjunto temático compartido, la aparición del emblema del Dios
sobre el cuerpo del felino, la disposición antropomorfa en tres ocasiones de la criatura y su aparición en
vinculación con el Dios Mariposa-Pájaro (Paulinyi, 2014:39) frente al cual como representante del
aspecto frío del universo se relacionaría en una aparente igualdad de jerarquía, coincidimos con la
estrecha vinculación que estos autores establecerían entre Jaguar y Dios de la Lluvia, pudiendo
articularse como un representante de la deidad, desde su función como animal independiente, como
símbolo de alguno de sus aspectos o como su manifestación concreta.

Así indicado, el Jaguar pudo haberse concebido entre todas las criaturas míticas con las que el
Dios de la Lluvia se habría relacionado, como su representante zoomorfo por excelencia, no sólo
sirviéndole en el tutelaje que la deidad habría ejercido sobre él, sino pudiendo en ciertas instancias
articularse como un símbolo de la deidad misma, siendo evidencia de ello no sólo las asociaciones
iconográficas previamente establecidas sino también la estrecha asociación que en el caso de la
arquitectura se establecería entre el Jaguar y el templo principal del dios dentro de Teotihuacán
(Manzanilla, 2000:99). En este sentido, la Pirámide del Sol habría tenido en su plataforma adosada una
serie de esculturas de felino, el cual habría sido representado en forma de cabezas monumentales y
emergiendo en condición alada de portales (Manzanilla, 2002; 10).

Nominando el ingreso a la montaña simbólica que habría pertenecido al Dios de la Lluvia, el


Jaguar habría sido así un personaje lo suficientemente importante dentro del conjunto temático de la
deidad como para ser articulado en la fachada de su templo principal, sugiriendo nuevamente al ser la
primera imagen con la que frente al templo del dios un espectador se habría enfrentado, que el felino
pudo funcionar como su representante.

En relación a la estrecha asociación establecida, existe una última función en la que el animal
establecerá un vínculo con la deidad, correspondiente al acto de devorar corazones humanos cuando en
dos instancias, aparece como portador o tutelado del dios, pudiendo indicarse en tal acción como una
figura cultual que devoradora pudo servir de puente entre el mundo humano ofrendante y el aspecto
sagrado del Dios de la Lluvia, generando el primer vínculo con las representaciones de elite que serán
estudiadas en el segundo capítulo, como veremos a continuación.
48

Corazones, Cuchillos y Propiciación: El Jaguar como criatura de Culto representante del Dios de la
Lluvia y el Sacrificio Humano

Criatura de las tierras del Inframundo, con funciones de propiciación que se habrían asociado a
los dones acuáticos del viento, el fuego, el agua y la fertilidad agrícola y amparado bajo el alero del
Dios de la Lluvia a quien pudo servir de representante y figura mítica principal, el Jaguar dentro de
Teotihuacán en su condición de personaje sobrenatural será articulado por un último tema como parte
de su discurso sagrado, correspondiente a su condición de personaje cultico receptor de sacrificio
humano.

En su condición de figura de ofrenda, el Jaguar se instituirá como un puente entre el mundo de


los hombres y el ámbito sagrado del Dios de la Lluvia, estando su acción de recepción de corazones
probablemente vinculada a la obtención por parte de sus ofrendantes de los dones acuáticos que el
felino habría podido encarnar y por vías del rito propiciar.

Respecto de la acción, el sacrificio humano correspondió a uno de los rituales más importantes
y de largo aliento en Mesoamérica, articulado como una ceremonia mediante la cual el hombre habría
pretendido influenciar y tomar control de los eventos naturales, por vías de propiciar a quienes los
regían o encarnaban (Broda, 2009: 59; Cid &Torres, 1995:54; López Austin, 1994: 204-205).

Presente en las estructuras principales de la ciudad, como la Pirámide del Sol, la Pirámide de la
Luna y la Pirámide de la Serpiente Emplumada, el sacrificio humano contextualizado en relación al
culto pluvial, daría cuenta que al interior de Teotihuacán, este habría sido concebido posiblemente
como un ritual de propiciación de las fuerzas frías acuáticas y fértiles, instituyéndose además por su
ubicación preferencial como una práctica que posiblemente se habría ejercido a nivel de Estado
(Cabrera, 2004).

Respecto de su iconografía, el sacrificio humano estaría compuesto por un conjunto temático


de símbolos principalmente asociados a la acción ritual y la ofrenda tal como corazones (Séjourné,
1956:121), tri-espirales (Ibíd.:120), motivos de sangre correspondientes a símbolos trilobulares
(Séjourné, 1959: 172), gotas (Langley, 1986: 247) y parábolas palmeadas (Von Winning, 1987:85) y
cuchillos de sacrificio caracterizados como discos o instrumentos alargados con punta curva
(Latsanopoulos 2005:176-178; Séjourné 1956: 122; Von Winning, 1987: 85-86).
49

En relación a él, el felino como criatura mítica aparecerá representado en seis ocasiones
correspondientes a tres pinturas cerámicas (Figura 2, Figura 5 y Figura 24), una unidad de pintura
mural (Figura 29 y Figura 30) y una escultura (Figura 3), vinculado en tres de ellas con el símbolo de
corazón (Figura 5, figura 24 y Figura 29), en una concretamente asociado con tal ofrenda (Figura 3) y
en otra relacionado con el ritual por vías de símbolos mortuorios (Figura 2). A su vez, en tres de ellas
el felino aparecerá relacionado con el mundo de las aguas (Figura 2, Figura 5 y Figura 24),
contextualizando la pertenencia del ritual bajo el alero del Inframundo mientras en dos de los
ejemplares aparecerá además directamente relacionado con el Dios de la Lluvia (Figura 3 y Figura 5).

A su vez, el mundo humano aparecerá por vías de la representación en dos ocasiones de


personajes de elite que en funciones de sacrificio darán cuenta de la acción de devorar del felino como
una proveniente del ritual (Figura 5 y Figura 29 y 30), estableciendo un puente con el sub-conjunto
analizado en el segundo capítulo.

Así indicado, la primera representación correspondiente a una vasija (Figura 2), mostraría a un
Jaguar Emplumado bípedo con torso de concha marina ya analizado, relacionado con un personaje de
elite con rostro de calavera (Paulinyi, 2001: 17), el cual aparecería portando en una de sus manos un
rociador (Langley, 1986: 230) coronado con una calavera sangrante (Von Winning, 1987:163-164)
mientras avanza hacia él. Como símbolos de muerte vinculados a la sangre, la aparición de la calavera
podría interpretarse aquí como una representación del ritual de sacrificio (Ibíd., 161-169), indicando
por un lado la articulación del Jaguar como un ofrendado por tal ritual en relación a su condición de
viento, agua y fuego así como la nominación de un personaje de elite vinculado con él como
sacrificador. La escena a su vez, aparecería contextualizada por dos símbolos del Inframundo ya
referenciados, correspondientes a la cenefa inferior con banda de ondas de agua (Langley, 1986:284) y
la semi-estrella de mar (Ibíd.,261-262) dispuesta en el espacio de la escena, indicando que el ritual se
vincularía con tales tierras.

Figura 24. Dibujo de vasija pintada con un Jaguar emergiendo de un Portal devorando un corazón.
(Conides, 2001: fig. 66b, pág. 419).
50

La segunda imagen mostrará una tutela acuática semejante, esta vez articulando sin embargo el
tema del corazón sangrante. Correspondiente a una pintura vasija (Figura 24), en ella aparecería un Jaguar
que devorando un corazón sangrante dispuesto entre sus colmillos estaría emergiendo desde un Portal, el
cual como símbolo contextual de sacrificio aparecería además representado en menor proporción al lado
de aquel del que emerge el felino, portando un corazón sangrante en su nicho. En ella, el Jaguar se
establecería como una criatura que emerge de las tierras de las aguas para la obtención de sacrificio
reiterada en el tocado con corazones (Séjourné, 1956:121) sobre su cabeza con el que aparecería
nominado, siendo el Portal mismo como símbolo espacial vinculado a las aguas receptor de tal ofrenda,
en un contexto además que con gotas de agua (Langley, 1986: 247-248) y una banda de endentadura rayo
(Von Winning, 1977:14-15) como cenefa superior, podría indicar al ritual en asociación a las aguas y el
fuego.

Reiterando tales discursos, la tercera de estas imágenes también correspondiente a una vasija
(Figura 5), articulará una relación entre sacrificio humano a través del símbolo de corazón, el Jaguar
como un ser alado asociado al Glifo Xi y la figura del Portal, esta vez relacionándolo además con el
Dios de la Lluvia. Así indicado, la imagen presentaría a un felino superpuesto visual y
conceptualmente con el Portal en su condición de contenedor de los dones acuáticos contextualizado
por hileras de corazones (Séjourné, 1956:121), que podrían indicar al sacrificio como ritual vinculado a
la propiciación del Jaguar como un portador identificado con el rayo y el Dios de la Lluvia, pudiendo
indicarlo como el receptor del ritual en su condición de figura sagrada bajo la tutela de la deidad o en
representación de ella.

La cuarta imagen, correspondiente a una escultura de Jaguar alado ya mencionada (Figura 3),
se relacionaría a su vez con el sacrificio por vías de llevar dos cavidades en su lomo que podrían
indicarlo como un posible contenedor de corazones (Latsanopoulos, 2005: 178-180). En su condición
de receptáculo de tal ofrenda, este Jaguar establecería una vinculación directa entre el sacrificio
humano como posible acto de propiciación y su condición de criatura aérea posiblemente relacionada
con el rayo, vinculando su recepción de corazones además con el Dios de la Lluvia que portaría a modo
de emblema en sus patas. En este sentido, este contenedor podría indicar al ritual como la vía por la
cual se habría ofrendado al Jaguar en su condición de viento y fuego para propiciación de las aguas
encarnadas por el Dios de la Lluvia o dadas bajo su alero, así como que este fuera utilizado en su
condición de contenedor y transporte de tal sacrificio para el Dios de la Lluvia.
51

La asociación entre sacrificio como ritual de propiciación y el Jaguar en su condición de


propiciado, volvería a sucederse en el último caso aquí estudiado correspondiente a pintura mural
(Figura 29 y Figura 30) en donde el ya analizado Jaguar-Pájaro con bandas de anillos traslapados
colgantes de sus colmillos, estaría devorando un corazón sangrante dispuesto frente a su boca con dos
tri-espirales bajo él como posibles variaciones del mismo símbolo (Séjourné, 1956:120). En su
condición aérea vinculada al rayo, este Jaguar sería una figura de ofrenda contextualizada como tal
además por las figuras humanas acompañantes que desde el mural contiguo se establecerían como
ofrendantes.

Respecto de su función, estas figuras como veremos en detalle en el segundo capítulo, se


encontrarían dando cuenta como en el caso de la primera vasija, de que el Jaguar habría sido instituido
como una figura de culto en asociación a su condición de ser aéreo y de fuego, explicitándose aquí la
función propiciadora que pudo tener su ofrenda, por vías de la adquisición de sus ofrendantes de sus
rasgos felinos y de fuego.

Como conjunto, estas imágenes articularían al felino como una figura cultual ofrendada a quien
el sacrificio se habría otorgado posiblemente con un fin específico; obtener los dones encarnados por él
como figura mítica y en tal sentido, establecer un puente con el Dios de la Lluvia y las tierras del
Inframundo bajo los cuales se habría amparado como personaje sagrado propiciatorio.

En este sentido, el sacrificio como discurso ritual llevado a cabo por el mundo humano,
establecería el primer puente entre el Jaguar y el ámbito de la elite, dando cuenta posiblemente de que
el grupo de Señores de Alto Rango que veremos a continuación, estableció parte de sus funciones
respecto del Jaguar en relación al ejercicio de ofrenda a la criatura de sacrificio, pudiendo ser este el
ritual por el cual habrían adquirido sus rasgos particulares asociados al animal.

Respecto de ello, al interior de Teotihuacán como en el resto de Mesoamérica, el sacrificio


humano como instancia garante de la seguridad estatal, habría sido un ritual institucionalizado a cargo
de las esferas de poder gobernante de la ciudad, siendo por ende la vía de relación cultica que un grupo
de Estado específico pudo buscar establecer para tutelaje y apropiación del discurso del Jaguar como
criatura mítica de las tierras del inframundo (Cabrera, 2004: 107-108).

En tal sentido, la nominación del felino como una figura de sacrificio establecerá así un puente
entre los discursos sagrados vistos de él hasta el momento y el ámbito humano que habrá de apropiarlo
por ser analizado en el segundo y tercer capítulo, siendo el punto de inflexión que relacionaría a la
52

criatura como un ser mítico y al discurso de poder estatal que buscara articularlo como símbolo de
poder humano.

Recapitulación.

Como hemos expuesto, el Jaguar como criatura mítica se representará como un personaje que
perteneciente al ámbito frio del universo habría habitado las tierras de las aguas de las cuales, amparado o
en representación del Dios de la Lluvia, habría portado los dones del viento, el fuego, las aguas y la
fertilidad agrícola. A su vez, como figura preeminente del Inframundo, el felino se habría sido articulado
como un concepto y personaje representante de tales tierras frente al encuentro de estas con el ámbito
celeste articulado por el Dios Mariposa-Pájaro, reiterando en tal confrontación su condición de acuática.

En su condición cultual, el Jaguar como criatura mítica habría establecido un puente con el
mundo humano, siendo el sacrificio humano la posible vía por la cual este último podría haber adquirido
los dones portados o encarnados por él. En este sentido, el ritual de sacrificio al Jaguar pudo concebirse
como el modo específico con el que un grupo de la elite se habría relacionado con el felino, reclamando
como una función particular que les habría permitido no sólo adquirir los dones del Jaguar, sino al Jaguar
mismo como símbolo de poder.

De esta manera, tanto la relación del felino con las tierras del Inframundo, su asociación con el
Dios Mariposa-Pájaro, su tutela por parte del Dios de la Lluvia, su condición de dador de los dones de la
tormenta, el agua y la fertilidad y su relación con el sacrificio humano, serán discursos que tendrán eco en
aquellos correspondientes a los Señores de Alto Rango aquí estudiados, los cuales los articularán por vías
de su apropiación del felino y sus diversas tipologías.

Con tales discursos estos personajes integrarán el aspecto estatal del conjunto temático del Jaguar,
representándose como personajes humanos de elite con funciones estatales relacionadas con el ámbito
militar, sacerdotal y de gobierno, que habrán de definir, particularizar y legitimar desde los aspectos
míticos del felino bajo el cual se ampararan.
53

Capítulo 2

Los Señores de Alto Rango Jaguar

Respecto del primer sub-conjunto temático, el Jaguar se conceptualizaría como una criatura
mítica de las tierras del Inframundo, caracterizándose en vinculación a ellas como portador y
propiciador de los dones del Dios de la Lluvia contenidos en tal espacio mediante una serie de
tipologías que lo nominarían como un ser aéreo vinculado al viento, al fuego, al agua y a la
fertilidad. Actuando bajo la tutela y en representación del Dios de la Lluvia, el Jaguar a su vez se
habría articulado como una figura del ámbito frío del universo lo suficientemente preeminente
como para hacer frente a la deidad principal del ámbito celeste correspondiente al Dios Mariposa-
Pájaro, y en tal condición habría sido representado como personaje de culto por vías del sacrificio
humano, a través del cual se habría asociado al mundo humano como figura tutelar y propiciatoria.

En relación a ello, existiría un segundo sub-conjunto temático, que es el objeto central de


este estudio, articulado principalmente en la pintura mural producida entre las fases Xolalpan (350-
550 D.C.) y Metepec (550-650 D.C.) (Millon, 1981: 207), el cual teniendo como símbolo central al
felino se caracterizará sin embargo por articularlo no como una criatura mítica sino como un
símbolo de poder político-sagrado, apropiado por personajes humanos de elite que ejerciendo
funciones principalmente vinculadas con la guerra y el sacrificio, particularizarán su existencia
como un cuerpo estatal a través de las diversas capacidades y funciones míticas del Jaguar antes
vistas. En tal sentido, estas imágenes darían cuenta de una concepción del poder estatal que se
habría encontrado estrechamente vinculado con el aspecto sagrado, en tanto su representación
habría buscado en el conjunto temático del mito y el culto, un discurso de identificación y
posiblemente legitimación.

A este conjunto lo denominaremos, basándonos en su posible discurso iconográfico, como


Señores de Alto Rango Jaguar, articulando mediante tal nominación la condición de
representaciones de personajes humanos de la nobleza con funciones vinculadas al gobierno
(Paulinyi, 2001, 2009), que se ampararán bajo la tutela y definición del felino.

Respecto de su identificación como conjunto temático, como hemos mencionado en la


introducción de esta investigación, las referencias a estos posibles Señores de Alto Rango
54

identificados con el Jaguar como símbolo tutelar son escasas y corresponden en su mayoría a
interpretaciones hechas dentro de otros focos centrales de investigación, no existiendo ningún
estudio específico del grupo aquí identificado.

Para efectos de este análisis, retomamos tres de los autores previamente señalados en tanto
son base para la interpretación aquí bosquejada.

El primero de ellos corresponde a George Kubler (1972:25-36), el cual en un análisis


pionero, daría cuenta de la existencia en la iconografía de la ciudad de personajes de elite que
habrían apropiado al felino como símbolo tutelar. Si bien su estudio se centra en el reconocimiento
de un ícono llamado Jaguar-Serpiente-Pájaro (el cual desde nuestros análisis no sería tanto una
figura de culto específica sino una de las múltiples tipologías que el Jaguar podría adquirir como
criatura mítica), en él se identifican al menos dos categorías de Señores de Alto Rango vinculados
con el felino aquí retomados, correspondientes a los Jaguares Antropomorfos que él interpretaría
como personajes humanos portando trajes y personajes de elite con tocados de la criatura. Con ello,
el autor indicaría que estos personajes se asociarían entre sí a partir del análisis de una figurilla que
aquí analizaremos (Kubler, 1972:31), indicando además su adopción de las diversas tipologías
mencionadas en el capítulo 1 (en la forma de serpiente, retícula y rasgos de pájaro) y de la relación
que el Jaguar habría tenido con el Coyote, uno de los temas abordados en el capítulo 3.

A su vez la segunda autora, Esther Pasztory llevará a cabo dos interpretaciones aquí
retomadas, correspondientes a los Jaguares Antropomorfos Emplumados de Techinantitla
(1988:185-193) y el Jaguar Antropomorfo Reticulado de Tetitla (1997: 182-186). Respecto del
primero, si bien la autora se abstendrá de nominar a tales personajes como humanos, establecerá su
vinculación con personajes de la elite provenientes de la Estela 31 de Tikal, indicará su relación con
el Dios de la Lluvia, las vinculará al Mural de los Tlaloques Rojos de Tepantitla y dará cuenta de su
acción de lanzar fuego en asociación al aspecto militar, todos puntos que serán retomados en el
estudio de tales imágenes. Del mismo modo, respecto del segundo análisis la autora propondrá que
el Jaguar Antropomorfo Reticulado protagonista, podría ser la representación corporativa de algún
título o posición de la elite con funciones estatales, encarnando un concepto del poder que estaría
relacionado con contextos fértiles, militares y con una función sacerdotal, elementos que de alguna
forma han tratado los propios análisis.

El tercer autor correspondiente a Zoltán Paulinyi (2001:14-21), generará a su vez el


reconocimiento parcial de las tres categorías de apropiación que aquí serán estudiadas, dando cuenta
55

de la existencia de Tocados de Jaguar, Jaguares Antropomorfos y Jaguares Zoomorfos vinculados


con el discurso de la elite estatal. Respecto de ellos, el autor indicará que estas serían posibles
representaciones del poder vinculadas con el grupo que reconocería como los gobernantes de
Teotihuacán correspondiente a los Señores con Tocado de Borlas. Según el autor plantea, los
Jaguares serían una paráfrasis de este grupo de gobierno, articulados como un aspecto vinculado
con lo militar a través de la obtención del rayo como arma sagrada, bajo el amparo del Dios de la
Lluvia como su figura tutelar. Si bien la relación unívoca que establece de los Jaguares como un
aspecto guerrero e ígneo de los Señores con Tocado de Borlas será aquí puesto en revisión, su
análisis corresponde a la interpretación con mayores ramificaciones en este estudio, el cual retomará
las categorías señaladas por el autor, articulará igualmente la relación de los señores amparados por
el Jaguar con el fuego y el Dios de la Lluvia y revisará del mismo modo su aspecto vinculado a la
guerra.

Así indicado, en cuanto a nuestro análisis, el sub-conjunto aquí estudiado ha sido


interpretado como representaciones de Señores de Alto Rango por vías de reconocer simbología,
indumentaria y acciones usualmente interpretadas como provenientes del mundo humano de la elite
tanto en la iconografía teotihuacana como en Mesoamérica en general. En este sentido, se partiría
de la premisa de identificar a estas figuras como personajes humanos en general y personajes
humanos de elite con funciones estatales en particular, a partir de las relaciones pre-iconográficas
que estos tendrían con otros grupos visuales, dentro y fuera de la ciudad identificados como tales.

De esta manera, respecto a su composición, estas imágenes provenientes principalmente de


pintura mural se caracterizarán por mostrar personajes serializados con rasgos impersonales y
estandarizados (Headrick, 2007:26; Pasztory 1993:57; Pasztory, 1997:108-121, 182-197, 220-232),
usualmente dispuestos en una actitud de avance en perfil que ha sido interpretada por múltiples
autores como procesiones de personajes humanos de elite (Kubler 1967:7; Miller, 1973: 19;
Pasztory, 1993: 57; 1997:220-221, Paulinyi, 2001:24; Von Winning, 1987:60), vinculándose
además, en una imagen ya mencionada, directamente con un Jaguar que como criatura mítica estaría
no sólo distinguiéndose de ellos sino supeditándolos como figuras jerárquicamente menos
relevantes, en un tipo de composición reconocida en Teotihuacán como de ofrendantes y ofrendado
(Kubler,1967:10; Miller 1973:21; Pasztory, 1993:57).
56

Igualmente en dos de las categorías que aquí estudiaremos de apropiación del Jaguar, estos
personajes aparecerán representados en una tipología de “busto”, la cual dentro de las
composiciones humanas respondería aparentemente solamente a personajes de elite, pudiendo ser
un canon de composición referente a la posición que habrían tomado en su ejercicio de gobierno,
como veremos en el análisis específico.

Con sus rasgos compositivos, estos personajes aparecerán en dos de las categorías
reconocidas representados con objetos vinculados al mundo humano de elite a nivel pan-
mesoamericano tal como tocados (Pasztory, 1997:120-121) tronos y atados (Paulinyi, 2001:10-12),
dardos, escudos, y talegas rituales (Von Winning, 1987:60, 81-82).

A su vez, respecto de su vestimenta, dos de las imágenes aquí estudiadas portan un atavío
caracterizado por un collar de cuentas y conchas marinas (Pasztory, 1988:186) que aparecerá
representado como parte del traje de un gobernante maya en Tikal en la Estela 4 (Apéndice C: fig.
19) y la Estela 31 (Apéndice C: Fig. 20), vinculado además en ambos casos con un Tocado de
Jaguar, dando cuenta de ambos elementos no sólo como símbolos de uso humano sino de las más
altas esferas del gobierno de la ciudad, al punto de haber sido adquiridas por un gobernante del
Petén (Paulinyi, 2001: 2- 4, 12).

Con ello, los personajes asociados al felino, se encuentran realizando acciones vinculadas
también iconográficamente con el ejercicio humano (Kubler 1967:3-5; Pasztory, 1993:58,
1997:220-224;) tal como ofrendar a figuras de culto, ejecutar sacrificio humano, portar armas,
avanzar hacia un templo y tocar una trompeta de caracol como posible ritual propiciatorio de los
vientos.

De esta manera, reconocidas como figuras humanas, este sub-conjunto temático de Señores
de Alto Rango Jaguar ha sido divido en tres sub-categorías compositivas, las cuales se han creado a
partir del reconocimiento de tres formas de apropiación del Jaguar como figura tutelar por
personajes de la elite, correspondientes a Señores de Alto Rango con Tocado de Jaguar, Señores de
Alto Rango como Jaguares Antropomorfos y Jaguares Zoomorfos como representantes de Señores
de Alto Rango.

En sus tres formas de representación, estas figuras apropiarán no solamente al felino sino a
las tipologías compuestas de este, apareciendo vinculados con el Jaguar en su forma emplumada,
57

con rasgos de ave, reticulada, con rosetas simbólicas, con rasgos de serpiente y piel lisa con
símbolos superpuestos.

En su condición tutelada, estos personajes aparecerán a su vez en dos tipos de acciones; las
primeras correspondientes a sus capacidades sobrenaturales felinas de portar las aguas y la
fertilidad, arrojar fuego y encarnar la tormenta, mientras las segundas relacionarán tales facultades
con acciones humanas de índole estatal correspondientes a la ofrenda, el sacrificio humano y la
guerra, vinculándose además en el ejercicio de tales funciones con el discurso de gobierno
encarnado en otros dos grupos de elite; los Señores con Tocado de Borlas y los Señores Coyotes.

Estas tres categorías a su vez, se relacionarían entre sí no solamente por ser


representaciones de personajes de alto rango asociados al Jaguar, sino por ser posiblemente tres
formas de asociación de personajes de elite de un mismo grupo que articularían de diferentes
formas al felino como parte de una tutela común. La interpretación de tal vinculación, se sucedería
por la continuidad entre los discursos y las funciones que estos personajes ejercerían (como
veremos en cada sub-capítulo) así como por la existencia de representaciones o conjuntos visuales
en donde estas categorías tendrían una asociación directa, correspondientes a una figurilla en donde
un personaje de elite como Jaguar Antropomorfo estaría tomando un busto con Tocado de Jaguar
(Apéndice B:Fig. 12), a la aparición de Jaguares Antropomorfos dispuestos directamente sobre
Jaguares Zoomorfos con sus mismos rasgos en un ejemplar mural proveniente del Conjunto Sur
(Figura 30), a la relación espacial entre un personaje con Tocado de Jaguar y un Jaguar
Antropomorfo en el Conjunto de Zacuala (Figura 25 y Figura 28) y la asociación entre murales del
Conjunto Atetelco entre un Jaguar Antropomorfo guerrero y un Jaguar Zoomorfo sacrificador que
portarían exactamente la misma tipología de felino (Figura 32 y 37).

Con esta identificación de tres categorías como posibles representaciones de un mismo


grupo, debido a la condición impersonal, estandarizada y repetitiva de estas imágenes, es posible
que los Señores de Alto Rango en ellas no representen a un personaje en particular sino a un grupo
estatal que como articulación genérica (Headrick, 2007; Pasztory, 1997; Paulinyi, 2001), se
definiría como una esfera de gobierno particular dentro del discurso visual del poder humano.

En relación a su interpretación, como diversas maneras de relación con una figura animal,
estas categorías han tratado de ser interpretadas de variadas maneras que podrían sintetizarse en dos
líneas centrales; la condición de ellas como posibles emblemas u alegorías, que corresponderían a
su uso como símbolos animales independientes, tocados o posibles trajes en el caso de las
58

representaciones de felinos antropomorfos (Kubler, 1972: 29-32; Pasztory, 1997:224-225; Paulinyi,


2001:15) y la expresión de una realidad sagrada concreta correspondiente a la creencia del
nahualismo, que leyendo literalmente estas imágenes daría cuenta de ellas como representaciones
de personajes de elite transformados en su alter ego animal (Headrick,2007:75-89).

Respecto de estos planteamientos, si bien podemos dar cuenta de la identificación inmediata


que existiría entre el felino y los personajes humanos que lo apropian como parte de su
composición, así como podemos proponer esta respondería a la definición de un grupo estatal de
sus funciones políticas, rituales y militares a través del discurso sagrado del Jaguar, la falta de
fuentes escritas y etnohistóricas de la ciudad misma, impide poder afirmar la forma en que tal
relación pudo concebirse dentro de una realidad política, pudiendo interpretarse desde la
iconografía solamente como una apropiación conceptual, sin que sea posible o necesario para los
objetivos y la metodología de este estudio determinar el tipo de articulación simbólica específica
que esto habría significado8.

En relación a ello, el estudio de estas imágenes desde la iconografía y la composición,


permite en cambio plantear que estas categorías como apropiaciones conceptuales del felino habrían
articulado cada una distintos niveles visuales de relación con la criatura. De esta manera, cuando el
Jaguar es un Tocado, la relación que se sucede con el personaje humano es de carácter indirecto o
independiente, en tanto la apropiación del felino se sucede a través de la mediación del objeto que
permite distinguir claramente entre la figura humana y la figura de Jaguar. A su vez, cuando las
representaciones son de Jaguares Antropomorfos, la relación es de carácter directo, fundiéndose la
figura del Jaguar con la del humano como parte de una sola unidad. Del mismo modo, cuando las
imágenes corresponden a Jaguares Zoomorfos, la relación (a excepción de un ejemplar) es
sustitutiva, en tanto el felino está en reemplazo del personaje humano con sus propios rasgos
antropomorfos, estableciéndose una vinculación con el grupo humano solamente a través del
conjunto temático acompañante.

8
A este respecto, desde el estudio iconográfico de las imágenes la articulación del felino como un emblema,
su utilización como un traje o una transformación concreta, podrían como diferentes dispositivos ser
interpretados como la misma operación simbólica. En este sentido, un mural pudo representar a un Jaguar
Antropomorfo como categoría emblemática al mismo tiempo que representar el uso por un personaje de elite
de un traje, un traje pudo a su vez ser un emblema y una transformación concreta pudo ser articulada
mediante la obtención de una vestimenta.
59

Así indicado, este conjunto de imágenes establecerá tres formas por las cuales el Jaguar
como criatura mítica será apropiado como parte constitutiva de la identidad y las funciones de un
complejo de Señores de Alto Rango, los cuales compositivamente se representarán con rasgos
corporativos que podrían dar cuenta de su condición de cuerpo estatal (Paulinyi, 2001:24),
indicando en su existencia y vinculado a los corpus que veremos en el tercer capítulo, que dentro
de Teotihuacán las representaciones del poder humano se habrían no solo relacionado sino
constituido con el discurso sagrado del cual habrían tomado su caracterización (Pasztory 1993:58,
1997: 220-232), siendo este el discurso primario a través del cual se habrían diversos grupos de la
nobleza habrían definido sus funciones sacerdotales, militares y de gobierno.

Respecto de los soportes utilizados, este capítulo se enfocará a su vez en la pintura mural,
correspondiente al formato con mayor cantidad de ejemplares, así como portador del más amplio
despliegue simbólico de las imágenes aquí catastradas, permitiendo un análisis iconográfico del
conjunto que sin embargo para ciertas propuestas, requerirá de los ejemplares cerámicos como
referencias iconológicas, por lo cual estos serán utilizados como fuentes contextuales para su
ampliación y reiteración. De la escultura, a su vez no se presentan referentes, en tanto este sub-
conjunto temático no tendría desarrollo evidente en tal soporte, siendo un único ejemplar vinculado
con el Estado, retomado en el caso del tercer capítulo en tanto la figura del Jaguar en él
representado se relaciona con los problemas desarrollados en tal parte de la investigación.

A su vez, respecto del análisis de los propios soportes, tanto como la carencia de este sub-
conjunto en el caso de la escultura permitiría reiterar las postulaciones existentes respecto de
Teotihuacán como un Estado sagrado, en donde el carácter de co-gobierno habría generado una
carencia de monumentos dinásticos encontradas en el mismo periodo de desarrollo de la urbe en
otras zonas como la maya (Pasztory, 1997:193), la aparición predominante de este tema en el caso
de la pintura mural, daría cuenta de él como un discurso visual relevante concebido por y para la
nobleza, en tanto la mayor cantidad de ejemplares de este sub-conjunto temático provendrían de
pinturas de conjuntos habitacionales de elite, dando cuenta de su importancia como discurso estatal
en el hecho de que ciertos grupos de la nobleza en algún punto de la historia de Teotihuacán,
hubieran decidido imbuir y definir sus espacios desde la imagen de Señores de Alto Rango
identificados con la figura sagrada del felino

En este sentido, respecto de la pintura mural, esta correspondería al principal formato del
arte teotihuacano, expandida por toda la ciudad como diseño arquitectónico que habría poblado los
60

Templos y Conjuntos Habitacionales de la nobleza. Con un desarrollo temprano, al menos desde la


fase Miccaotli (200-300 D.C.), es durante la Fase Xolalpan y Metepec (450-650 D.C.) en donde la
pintura mural tendrá su apogeo, coincidiendo con el periodo de mayor actividad constructiva
(Miller, 1973:19.-37). Como pinturas interiores y exteriores de los conjuntos arquitectónicos,
dispuestas como unidades visuales en el talud y tablero de los muros, la dependencia entre pintura y
soporte constructivo ha llevado a autores como Miller (1973:37) a postular que la arquitectura de
los conjuntos fue hecha para desplegar murales y que estos como contraparte habrían dado sentido a
las estructuras, vinculándose estrechamente con los habitantes en su interior.

Desde el aspecto compositivo, las pinturas murales que aquí analizaremos, se encontrarían
caracterizadas por ser unidades visuales compuesta de un diseño estandarizado y repetitivo,
permitiendo los fragmentos conservados dar cuenta de las composiciones originales que los muros
pudieron tener y dando libertad igualmente para analizar una pintura como muestra del conjunto, o
utilizar fragmentos de distintas partes de una misma serie, para armar la composición básica.

Así indicado, este capítulo se centrará en trece ejemplares de series provenientes de pintura
mural, siendo en tres casos utilizados otras pinturas de un mismo grupo pictórico por necesidad de
complementar las representaciones de los fragmentos, articulando en relación a ellos además
dieciséis ejemplares cerámicos como contextos de lectura.

El orden de la exposición a su vez, responderá a las diversas categorías de apropiación ya


mencionadas, dando cuenta por cada una de ellas de las formas con la que estos Señores de Alto
Rango habrían adquirido al Jaguar y sus discursos para sí.

El Jaguar como Tocado de Señores de Alto Rango.

La primera sub-categoría aquí analizada, corresponde a la utilización del Jaguar como un


Tocado por parte de un grupo de personajes de elite ocurrida en dos casos de pintura mural (Figura
25 y Figura 26), contextualizados por una aparición preeminente en el caso de la cerámica,
destacando respecto de la primera de tales pinturas y en relación al segundo soporte, la composición
de los personajes en categoría de “Bustos” (Von Winning, 1987:61).

Dentro de los estudios iconográficos teotihuacanos y asociado a analogías iconológicas


contemporáneas y posteriores al desarrollo de la ciudad, provenientes de la zona maya (Grube,
61

2001: 96-97) y el posclásico azteca (Pasztory, 1983), el tocado como un símbolo utilizado por las
elites en sus funciones de estatales y articulado como elemento esencial de sus conjuntos temáticos
visuales, ha sido comúnmente interpretado como un objeto de poder y prestigio, que denotaría al
personaje que lo porta como uno humano, asociado a la nobleza y el ejercicio de gobierno (Grube,
2001:96-97; Pasztory, 1997:114-122; Séjourné, 1966:55-71).

A su vez, estudios más específicos como los realizados en torno a los Señores con Tocado
de Borlas (Millon, 1973, 1988a; Paulinyi, 2001), darían cuenta de que dentro de la iconografía de
Teotihuacán los tocados habrían podido servir para particularizar la existencia y funciones de
grupos estatales específicos, que se habrían identificado con ellos como posibles símbolos
nominativos y tutelares. De esta manera, la aparición de múltiples tipos de tocados al interior de la
iconografía de la ciudad, pudo estar relacionada con una forma de representar simbólicamente las
diferentes formas y discursos en los que habría sido concebido el poder y su ejercicio, pudiendo ser
cada tipo de tocado un símbolo de una tipología, función y/o grupo estatal al interior de la urbe
(Pasztory, 1997: 120-121).

En este sentido, la aparición de Tocados con forma de Jaguar dentro de la ciudad,


respondería a la apropiación del felino por parte de un grupo de elite que entre muchos, habría
buscado nominarse, definirse y legitimarse como cuerpo estatal a través del discurso sagrado de la
criatura, articulando para ello en el caso de la pintura mural las tipologías reticulada, emplumada y
de rosetas simbólicas, mientras en la cerámica aparecerá emplumado, con rasgos de serpiente y en
una ocasión con rasgos de mariposa.

Tanto en pintura mural como en cerámica, los rasgos canónicos de composición de estos
objetos corresponderán a la representación del Jaguar solamente por su cabeza, caracterizada en la
mayoría de los ejemplares por ojos redondos abiertos, ceja abultada o emplumada, nariz con forma
de doble espiral y orejas que varían de formas redondas a formas alargadas. Su hocico, manteniendo
su composición corta y cuadrangular así como su boca abierta con dientes expuestos, presentaría a
su vez variaciones dependiendo del tipo de tocado; apareciendo entero en el caso de los tocados tipo
yelmo (Von Winning, 1987:82), o solamente representado en su parte superior en los tocados tipo
casco (Ibíd.).

Con ello, articulado en la primera de estas pinturas y como composición central de la


cerámica, el Jaguar en su condición de Tocado aparecerá portado por un personaje de elite
compuesto como busto. Esta tipología de representación, que usualmente aparece en figurillas
62

serializadas hechas en molde en cerámica, se caracterizaría por ser la composición de un personaje


antropomorfo frontal con un cuerpo sintetizado en forma cónica, en ocasiones representado sobre
una estructura a modo de trono, variando en sus tipologías por la presencia de diversos tipos de
tocados (Séjourné, 1966:145-181).

Respecto de su posible significado, los personajes representados como busto han sido
objeto de variadas interpretaciones entre las cuales se encontraría el considerarlos como figuras de
culto dinásticas (Kubler, 1972: 31-31) y en relación a tal conceptualización como posibles bultos
mortuorios (Headrick, 2007:51-71). Respecto de ambas teorías la existencia de cultos fundacionales
no tiene evidencias arqueológicas que puedan reiterar su existencia, siendo además contradictorios
con las interpretaciones de Estado surgidas en los últimos años respecto de la concepción del poder
en Teotihuacán como un discurso impersonal, sacralizado y corporativo (Manzanilla, 2008: 111-
126; Pasztory, 1993: 57-58, 1997:117-121; Paulinyi, 2001:23-26). Con ello, la teoría de los bultos
mortuorios tampoco es sostenible debido a que no existen nuevamente evidencias arqueológicas que
den cuenta de tal práctica al interior de la ciudad, así como por el hecho de que estas figurillas no
presentan simbología mortuoria, muchas de ellas tienen pies bajo sus mantos y en variadas
ocasiones se encuentran sobre tronos que darían cuenta de su condición de gobierno, generando una
similitud visual con representaciones provenientes de códices del posclásico en donde gobernantes
adoptarían una posición semejante sobre sus petates (Paulinyi, comunicación personal, 7 de
septiembre 2015)9 y por la cual Séjourné indicó tempranamente de su aparición en soporte
cerámico, estas serían figurillas sentadas (1966:145-180).

De esta manera, de las figurillas de busto en general y de los bustos que portan Tocado de
Jaguar en particular, tanto en el ejemplar mural como en los provenientes de cerámica, podríamos
indicar que corresponden a personajes de elite con una tutela simbólica nominada por sus tocados y
que desde la disposición con la que estos aparecen en ocasiones en el segundo soporte sobre
posibles estructuras con respaldo, podrían indicarse como personajes no sólo de elite sino
personajes de elite con funciones asociadas al gobierno, en tanto esta podría corresponderse con los
tronos y petates usados por los regentes en otras partes de Mesoamérica (Paulinyi, 2001:12),
adoptando en tal contexto una pose específica que podría ser significante de tal condición.

Respecto a los discursos que esta categoría desarrollará vinculada con el felino como ser
mítico, estos señores aparecerán como conjunto vinculados con el Dios de la Lluvia, como

9
Para ejemplos ver Códice Mendoza (Berdan-Anawalt, 1992) folios 2r, 2v 57r, 68r.
63

portadores y/o propiciadores principalmente del fuego y asociados al Dios Mariposa-Pájaro en los
únicos ejemplares catastrados de este sub-conjunto en donde personajes de elite apropiarán la
relación entre el Jaguar y la deidad solar, existiendo en una de estas imágenes además una posible
relación con los Señores con Tocado de Borlas. Vinculado con tales discursos, estos personajes se
presentarán en el caso de la pintura mural como señores con funciones militares y de ofrendantes.

Así indicado respecto de las referencias contextuales de cerámica, Señores de Alto Rango
con Tocado de Jaguar, aparecerán en al menos seis tipos de serie de figurillas (Figura 39 y Figura
40, Apéndice B: Fig., 1- 4), caracterizándose tres de ellas por ser personajes sobre tronos (Kubler,
1972:29-30) (Apéndice B: Fig. 1, 3 y 4), dando cuenta de su posible condición de gobierno.

Tres de estas imágenes corresponderán a Tocados de Jaguar con rasgos compuestos, siendo
tres emplumados (Figura 39, Apéndice B: Fig. 1,3) y uno teniendo una lengua bífida (Apéndice B:
Fig. 1), dando cuenta de la mantención de las tipologías del Jaguar como criatura mítica en la
simbolización de estos objetos.

Con ello dos de estas figurillas presentaran dos orejas alargadas (Apéndice B: Fig., 3 y 4),
que sin repetición en pintura mural tienen sin embargo semejanza con el Tocado de Jaguar
teotihuacanoide representado en la Estela 4 de Tikal (Apéndice C: Fig. 19)

Con ello, tres de estas serie de figurillas portan como rasgo los anillos oculares del Dios de
la Lluvia (Kubler, 1967:9) (Figura 39 y Figura 40), estableciendo una vinculación tutelar con la
deidad que sería reiterada en que dos de ellos porten además como nariguera la boca compuesta del
dios, como revisaremos en detalle en el tercer capítulo.

Existen igualmente, dos ejemplares cerámicos de vasijas pintadas (Apéndice B: Fig. 5 y 6)


correspondientes a los casos de este soporte con mayor desarrollo iconográfico dentro de este sub-
conjunto temático, por lo que serán articulados detalladamente en vinculación al soporte pictórico
mural central aquí analizado.

De esta manera, la primera pintura mural proveniente del Conjunto habitacional de Zacuala
(Figura 25, Apéndice A: Fig. 1), desplegaría a un Señor de Alto Rango en categoría de busto, el
cual está caracterizado por un enorme Tocado de Jaguar Reticulado y Emplumado, del cual
emergerían gotas con ojos de agua (Langley, 1986: 248). Con él, el personaje tendría adornos
faciales circulares, un traje con collar de cuentas y anillos de jade, un manto con posibles motivos
64

de fuego (Paulinyi, 2001:15), un escudo (Kubler, 1972:29) cuadrangular emplumado con un espiral
de agua (Langley, 1986:284) y plumas con motivos de huellas de pie (Ibíd., 258) y un enorme atado
(Paulinyi, 2001) también emplumado el cual tendría en un costado un Jaguar Reticulado sintetizado,
bandas de ondas de agua (Langley, 1986:284), gotas de agua (Ibíd., 247-248) y un crótalo adosado
en la parte superior.

Figura 25. Señor de Alto Rango en categoría Busto con Tocado de Jaguar. Mural 7,
Pórtico 2, Palacio Zacuala. (según Miller 1973: fig 204, pág. 111).

Iconográficamente, los rasgos del Tocado asociarían al personaje con los posibles discursos
que hemos visto definen al felino con las tipologías que despliega, siendo su condición emplumada
un símbolo que podría asociarse al verdor y el viento, mientras la retícula lo haría al agua (Von
Winning, 1987: 102-106), que como símbolo aparece además desprendiéndose de él en forma de
gotas (Langley, 1986: 247-248). Tal discurso estaría a su vez reiterado en el atado que el personaje
lleva en su mano izquierda, caracterizado también por un felino reticulado que relacionándose con
plumas y símbolos acuáticos, incorporaría además un símbolo alusivo a la Serpiente, que en el
contexto de los motivos ígneos de su manto, podría estar referida como un motivo del rayo.

Respecto de este atado, las plumas en él podrían referir al viento por el contexto aéreo con
el que aparecerían representadas en el caso de las imágenes vistas en el primer capítulo, pudiendo
sin embargo asociarse también al concepto de fecundidad, en tanto en su caracterización con
plumas verdes podría vincularlo a referencias provenientes de otras zonas como la olmeca, en
65

donde personajes de elite portan lo que ha sido interpretado como atados de plumas de quetzal en
simbolización de las hojas verdes del maíz y la fertilidad agrícola (Taube, 1996:88-91).

La égida acuática aparecería a su vez reiterada en los símbolos del escudo, que como
conjunto podrían referir a corrientes de agua, movimiento y posiblemente viento, asociándose
además al discurso de la guerra mediante la identificación del objeto en sí (Von Winning, 1987: 82).

De esta manera, la imagen presenta a un Señor de Alto Rango que articularía al Jaguar
como símbolo tutelar asociándose a través del felino al agua, el viento y posiblemente el fuego,
pudiendo ser su caracterización como Tocado, una apropiación por parte del personaje de tales
rasgos sagrados que portaría además como insignias en un atado que iconográficamente referiría al
mismo concepto de dones acuáticos bajo los cuales el Tocado lo tutelaría. Con ello, el personaje
llevaría un escudo, que reiterando el aspecto acuático, podría indicar a tales capacidades sagradas
vinculadas con una posible función militar.

En asociación a este mural, la primera de las vasijas pintadas antes anunciadas (Apéndice
B:Fig..5), presentaría a un personaje frontal también en condición de busto, portando un Tocado de
Jaguar Emplumado, un atado emplumado (Paulinyi, 2001:10-12) y un escudo (Ibíd.), reiterando la
unidad simbólica del Señor de Alto Rango descrito en la pintura mural, junto con nominarse como
él como un personaje con función militar. Con ello, este Señor de Alto Rango aparecería vinculado
con el mundo de las aguas por vías de la estrella marina que portaría en un motivo cuadrangular
emplumado como torso, asociándose además a una condición aérea en tanto su cuerpo estaría
constituido por alas, reiterando así las diferentes vinculaciones vistas en la pintura mural asociada
con él.

Mientras estas dos imágenes relacionan a un Señor de Alto Rango en su condición de busto,
con la capacidad aérea y acuática del Jaguar en un posible contexto de guerra, el segundo mural y la
vasija asociada a él, desarrollarían la vinculación entre personajes de elite ofrendantes y el disco
solar acuatizado, por medio del felino como criatura representante del Inframundo y el Dios de la
Lluvia.

Correspondiente al conjunto habitacional de Teopancaxco (Figura 26, Apéndice A: Fig.2),


esta pintura desenvolvería así la única escena mural en donde personajes de elite asociados al
Jaguar como figura tutelar aparecen relacionados con el mito y el culto solar, la única imagen en
donde estos grupos de elite se vinculan con la representación de un objeto cultual así como es
66

también la única imagen que desenvolvería la tipología del felino correspondiente a su piel con
rosetas simbólicas de semi-estrellas marinas.

Figura 26. Señores de Alto Rango con Tocado de Jaguar ofrendando al Sol hundido en el
Inframundo. Teopancaxco. Cuarto 1, Mural 1 (Según De la Fuente 1995: lám. 1).

Enmarcada en otro ejemplar de la serie (Apéndice A: Fig.2) por una cenefa de frutos
marinos (Langley 1986:288-290), la pintura se caracterizaría por representar de cuerpo entero en
perfil, a dos personajes de elite idénticos entre sí con Tocados Emplumados de Jaguar con rosetas
de semi-estrellas (Ibíd., 261-262), adornos faciales circulares, orejeras, un collar de conchas
marinas (Ibíd., 288-290), muñequeras y rodilleras emplumadas, sandalias y un manto con símbolos
acuáticos con bandas de espalda. Estos personajes a su vez, se encontrarían emitiendo un espiral de
voz (Ibíd., 285-287), sosteniendo una talega ritual en una mano y dando semillas con la otra (Von
Winning, 198:60) dispuestos en actitud de avance hacia una figura central correspondiente a un
disco sobre una plataforma arquitectónica (Kubler, 1972:26-27), caracterizado por un borde de
endentadura rayo (Von Winning, 1977:14-15) y un cuerpo de retícula (Von Winning, 1987: 102-
106).

El mural desplegaría a dos Señores de Alto Rango quienes con Tocado de Jaguar estrellado,
aparecerían realizando oficios de ofrenda a una efigie que en su condición de disco con retícula
podría estar representando al Dios Mariposa-Pájaro en su condición de deidad solar hundida en las
tierras del Inframundo. Frente a un estadio mítico del dios celeste, que hemos visto en el primer
capítulo articularía al Jaguar como criatura representante del ámbito frío ante el cual se enfrenta, la
67

aparición del felino en estos ofrendantes del sol podría sugerir que estos actúan como ministros
sacerdotales del Jaguar frente al Dios Mariposa-Pájaro acuatizado y no como ministros sacerdotales
de la deidad en sí. En este sentido, la tutela acuática del Jaguar aparecería no solamente a través del
Tocado que estrellado referiría a la condición de contenedor de la criatura como hemos señalado
anteriormente, sino que estaría reiterada en las ropas con símbolos marinos de los personajes así
como en la cenefa de frutos que darían cuenta de la égida del Inframundo sobre el ritual.
Igualmente, la reclamación específica del Jaguar del dios solar hundido, ocurriría no sólo a través
de los ofrendantes nominados bajo su alero sino por el símbolo de retícula dispuesto sobre el disco
solar, que hemos visto el felino portaría como criatura mítica en su relación con la deidad celeste.

Así indicado, la identificación producida entre figura de ofrenda y ofrendantes,


correspondería a la vinculación que la figura tutelar felina bajo la que estos se amparan tendría con
el Dios solar dentro de su discurso mítico, estableciendo la presencia de Tocados de Jaguar la
apropiación de tal aspecto sagrado por parte de los señores que con él se nominan.

Generando la misma apropiación, existe otro ejemplar correspondiente a cerámica


(Apéndice B:Fig.6) en donde un personaje de elite con Tocado de Jaguar aparece como ofrendante
del Dios Mariposa-Pájaro, reiterando la relación mítica entre el Jaguar y la deidad celeste a través
de una figura de elite sacerdotal reclamada bajo la tutela del primero, constituyendo con la pintura
respectiva los únicos dos ejemplares en donde se sucede este tipo de composición.

La imagen se caracterizaría por presentar a un personaje humano de elite en perfil, el cual


como los ofrendantes del mural recientemente analizado tendría como vestimenta un manto
caracterizado por un símbolo acuático correspondiente esta vez a la retícula (Von Winning, 1987:
102-106), llevaría en su espalda una banda vertical dividida, tendría un motivo circular en las
mejillas y portaría una talega ritual (Ibíd., 60). El tocado del personaje a su vez, correspondería a un
tipo yelmo de mosaico, caracterizado por los ojos redondos emplumados del felino, sus orejas
cortas redondeadas y un perfil corto cuadrangular, llevando adosado un atado (Langley, 1986:238-
239) y una lengua de mariposa vinculados como símbolos ígneos con el conjunto temático de la
deidad (Paulinyi, 1995:82-85). Emitiendo un particular espiral de voz que no vuelve a sucederse en
el catastro de imágenes aquí realizado, este personaje avanzaría en actitud ofrendante hacia un disco
con una estrella marina central, un borde de círculos y un marco de llamas (Von Winning, 1977:17-
18), pudiendo ser este la simbolización de la deidad solar en su condición acuatizada. Enmarcando
la escena a su vez, se encontraría una cenefa inferior compuesta de lirios de agua y cuatro motivos
68

que asemejan a las borlas portadas por el Dios de la Lluvia en dos ejemplares de cerámica
(Apéndice C: Fig 2 y 3).

Respecto a su posible interpretación, esta imagen como en el caso del mural mostraría a un
personaje de elite en función sacerdotal el cual amparado por el felino, ofrendaría al dios solar en su
condición acuatizada. En relación a tal acción, su Tocado de Jaguar se nominaría con símbolos
ígneos que darían cuenta en sí mismo del encuentro entre el ámbito celeste y las tierras del
Inframundo, siendo sin embargo preeminente en tal relación la égida acuática nominada en el traje
del personaje, los símbolos adoptados por el dios celeste y la cenefa inferior. Relacionado
temáticamente con el mural señalado, esta vasija presentaría igualmente dos analogías visuales que
estrecharían aún más la vinculación, en tanto el símbolo de retícula que aquí el personaje porta en
su cuerpo, es el motivo que nomina al disco solar de la pintura de Teopancaxco y la estrella marina
que aquí porta la deidad solar es llevada en aquel por los Tocados de Jaguar de los respectivos
Señores de Alto Rango.

Con ello esta vasija presenta una nueva asociación, correspondiente a los Señores con
Tocado de Borlas o al Dios de la Lluvia como figura tutelar de gobierno (Paulinyi, 2001). En este
sentido, la presencia de las posibles borlas en la cenefa inferior de esta imagen podría dar cuenta de
que el ofrendante a la deidad solar se relaciona con él por vías del Jaguar como representante del
Dios de la Lluvia y del grupo gobernante bajo su alero, indicando que en su condición felina, este
Señor de Alto Rango y el grupo representado por él, pudo tener como función respecto del discurso
de Estado teotihuacano, ofrendar al sol en su condición de deidad hundida en las tierras del
Inframundo.

Como conjunto, los dos murales analizados de esta categoría y los ejemplares cerámicos
vinculados a ellos, darían cuenta de que dentro de la iconografía teotihuacana habría existido un
tipo de personajes asociados a Señores de Alto Rango con posibles funciones militares y
sacerdotales vinculadas al ejercicio de gobierno, los cuales amparados bajo el Jaguar por vías de
adquirirlo como un Tocado, habrían apropiado de él su naturaleza y funciones mítico-sagradas,
encarnadas en los dones acuáticos e ígneos como poder portable y el Dios Mariposa-Pájaro en las
tierras del Inframundo como figura de ofrenda.

Mientras el primer aspecto será articulado nuevamente por la siguiente categoría, la


asociación con la deidad solar no volverá a repetirse, siendo la condición de portadores del rayo en
69

funciones posiblemente militares, el discurso central de la siguiente forma de apropiación del felino
como símbolo de poder sagrado-estatal.

Los Señores de Alto Rango como Jaguares Antropomorfos Bípedos.

Junto con la instrumentalización como símbolo de poder del Jaguar en la forma de un


Tocado por parte de Señores de Alto Rango, dentro de la iconografía teotihuacana existiría un
conjunto de imágenes en donde personajes caracterizados por un perfil, vestimenta, acciones,
simbología y objetos relacionados con el mundo humano de la elite, aparecerían representados
como Jaguares Antropomorfos bípedos, articulando la segunda sub-categoría en la que la criatura
puede aparecer relacionada con el mundo humano.

Correspondiente a una de las categorías de representación dominantes de los posibles


Señores de Alto Rango Jaguar dentro de la pintura mural, esta investigación ha castrado seis
pinturas murales con un contexto cerámico de cinco ejemplares, en donde personajes de elite
aparecerían apropiando al Jaguar como rasgo físico.

Esta sub-categoría se caracterizaría por representar, a excepción de un ejemplar en pintura


mural en donde aparece relacionada con la composición de busto, a un Jaguar Antropomorfo en
perfil de cuerpo entero bípedo, caracterizado por una estructura corporal humana correspondiente a
piernas, torso y brazos, combinada con la cabeza, las garras y la cola del felino que aparecerían en
sustitución del rostro, las manos y los pies antropomorfos. A su vez, estos personajes llevarían a
modo de piel las diferentes tipologías vistas de la criatura en el primer capítulo, pudiendo
encontrarse Jaguares Antropomorfos con Piel Lisa, reticulada o emplumada.

A su vez, como parte de sus rasgos humanos, estos Señores de Alto Rango llevaran
vestimenta de elite correspondiente a tocados, orejeras, collares, hombreras, rodilleras, muñequeras,
fajas, taparrabos y discos de espalda, portando también en la mayoría de las pinturas murales
sandalias y una serie de objetos relacionados con el mundo humano y sus funciones sagradas y
políticas, tales como talegas rituales, escudos, dardos (Von Winning, 1987:60, 81-82) y cuchillos de
sacrificio (Séjourné 1956: 122; Von Winning, 1987: 85-86; Latsanopoulos, 2005:176-178).

Los personajes que aparecen aquí representándose como el felino, corresponderían al


mismo grupo de elite que articula al Jaguar como Tocado, contextualizados por discursos sagrados
70

y funciones estatales semejantes así como por aparecer en el caso de una imagen de cerámica
relacionados directamente entre sí, denotándose como categorías diferentes de representación y
posiblemente de relación de una misma tutela. En este sentido, mientras el Tocado establecería la
égida sagrada sobre un determinado grupo de la nobleza por medio de convertirse en un símbolo de
Estado independiente de ellos, la sub-categoría ahora analizada establecería la égida por vías de
una identificación directa entre los personajes de elite de ese grupo y su figura tutelar, funcionando
no sólo como un símbolo de identificación y posiblemente legitimación de poder, sino como una
nominación inmediata; estos señores serían Jaguares ellos mismos en su acción dentro de la esfera
humana.

Respecto de su identificación como Señores de Alto Rango, la mantención del perfil


antropomorfo con su condición bípeda, su simbología, acciones, vestimenta y objetos, sugeriría que
la intencionalidad de identificarse como la criatura y por tal vía adoptar sus dones, se llevaría a
cabo al mismo tiempo con la afirmación de la condición humana y la pertenencia a la elite de los
personajes que llevan a cabo la adquisición, siendo así estas representaciones de Jaguares
Antropomorfos sobrenaturales, una de personajes de elite que adquirirían tal perfil en su condición
tutelada por la criatura.

A su vez, en tal condición de identificación con el animal mismo, estos señores presentados
como felinos antropomorfos bípedos se enmarcarían dentro de una tradición representativa
teotihuacana caracterizada por presentar a personajes de elite como animales antropomorfos,
destacando con el felino la aparición del Coyote, como veremos en el tercer capítulo de esta
investigación.

En cuanto a su análisis, la aparición del Jaguar como criatura antropomorfa bípeda,


integrada dentro de este conjunto de representaciones de animales antropomorfos, ha sido
usualmente interpretada como la representación de un traje (Kubler, 1972: 25-27; Paulinyi 2001:15-
18)10, existiendo también referencias a su condición de posible condición alegórica (Pasztory,
1997:182-186,224) o como nahualli (Headrick, 2007:72-89), identificaciones que como hemos

10
Respecto de esta teoría, la interpretación de estas figuras como personajes vestidos de Jaguar, proviene de
una tradición de largo aliento, principalmente encarnada en la existencia al interior del imperio de azteca de
una orden guerrera de elite que habría adoptado diferentes trajes de felino como nominación de su condición
militar particular (Códice Mendoza). Con ello, se han propuesto desde la evidencia arqueológica, la existencia
de posibles talleres de manufactura que podrían haber incluido la confección de trajes rituales/militares, si
bien en ellos no fueron encontrados evidencias relacionadas con el Jaguar.
71

indicado al principio de este estudio, han sido dejadas de lado debido a que el material iconográfico
y arqueológico disponible no permite decantarse por ninguna de ellas.

De esta manera, este conjunto de imágenes presentará a Señores de Alto Rango como
Jaguares Antropomorfos, en primer lugar como apropiadores, portadores y propiciadores de los
dones representados por el felino en su condición aérea y reticulada, siendo la asociación
preeminente aquella que los indicaría como productores del rayo. Vinculados con tal adquisición,
estos señores presentarán a su vez relaciones con el sacrificio humano, la guerra, la ofrenda y el
ejercicio del gobierno encarnado en dos de ellas en la vinculación con los Señores con Tocado de
Borlas. A su vez, en un caso de cerámica, estos señores estarán asociados con una representación
de busto con Tocado de Jaguar, indicando una relación directa entre ambas sub-categorías de
representación.

Así indicado, dentro del contexto cerámico han sido catastrados cinco ejemplos de escultura
de esta sub-categoría (Apéndice B: Fig. 7- 12), correspondiendo cuatro de ellos a la representación
solamente del personaje, mientras la última relacionaría a un Jaguar Antropomorfo con un busto
con Tocado de Jaguar. Los primeros tres ejemplares, señalarían como conjunto la existencia de un
personaje felino antropomorfo que habría adoptado elementos de vestimenta de la elite, tal como
collares, fajas, taparrabo, muñequeras, tobilleras y tocado, portando además uno de ellos una
nariguera del Dios de la Lluvia (Langley, 1986:276) (Apéndice B: Fig.9) que permitiría vincularlo
como categoría con las figuras cerámicas vistas en el sub-capítulo anterior, así como indicar a través
de él la tutela del Dios de la Lluvia sobre el conjunto.

Con ello una de estas piezas (Apéndice B: Fig.10) resulta excepcional, en tanto porta un
patrón sobre la piel único al catastro de imágenes aquí realizado, cuyo significado no ha podido ser
determinado. El cuarto ejemplar a su vez (Apéndice B:Fig.11), correspondiente al dibujo de un
fragmento de escultura cerámica, presentaría a un personaje cuyo rostro se encuentra dividido, en
una mitad de felino y una mitad humana, estando las orejas de ambos aspectos intercambiadas,
dando cuenta en este caso de la identificación directa que existiría entre el Jaguar y un ser humano,
presentados como dos partes de un mismo personaje, en una analogía que veremos se produce
igualmente en el caso del sub-capítulo siguiente. Igualmente, la última imagen cerámica de esta
categoría (Apéndice B: Fig.12) mostraría a un Jaguar Antropomorfo bípedo el cual estaría
sosteniendo en sus brazos una figura de un busto con Tocado de Jaguar, permitiendo establecer en
la relación entre ambos personajes la posibilidad de estos como representaciones diversas de un
72

mismo grupo de elite amparado bajo la criatura, tomando el primero en una actitud de reclamación
o supeditación al segundo.

En este contexto, en la pintura mural encontramos un conjunto de seis imágenes en las


cuales personajes de la elite aparecerían representados como Jaguares Antropomorfos, articulando
cuatro de las tipologías del felino vistas en el primer capítulo, correspondiendo dos a Jaguares
Emplumados (Figura 27 y Figura 28), una a Jaguares con Piel Lisa (Figura 29), dos a la
apropiación de una lengua bífida de serpiente (Figura 30 y 31) y dos a Jaguares Reticulados (Figura
31 y 32).

En relación a tales caracterizaciones, estos personajes se verán a su vez llevando a cabo


funciones estatales definidas por las capacidades sagradas que representarse como felinos les
otorgaran, ejerciendo acciones relacionadas con el sacrificio humano, la guerra y la ofrenda,
vinculadas con su condición de seres aéreos productores y portadores de fuego así como con la
posible contención de agua y fertilidad. En este sentido, la asociación inmediata entre Jaguar y
Señor de Alto Rango, permitiría la adjudicación por parte de los últimos de las capacidades
propiciatorias y míticas del primero, en contextos que darían cuenta de su utilización como fuente
de poder sagrado y particularización de su acción en relación principalmente con el ámbito de la
guerra. Con ello, este grupo establecerá relaciones directas en dos ocasiones con el gobierno, por
vías de su vinculación con los Señores con Tocado de Borlas (Figura 30 y Figura 32), como
retomaremos en detalle en el tercer capítulo.

De esta manera, la primera imagen corresponde a una serie pictorica proveniente de


Techinantitla (Figura 27, Apéndice A:Fig.3), en donde un Jaguar Antropomorfo Emplumado con
vestimenta de elite, aparece lanzando fuego al tiempo que emite un espiral de voz (Langley,
1986:285-287) con un conjunto de símbolos asociados al mundo de las aguas y el Dios de la Lluvia,
en un contexto que podría estar vinculado al ámbito militar.

En su condición de personaje de elite, este Jaguar Antropomorfo representando de cuerpo


entero en perfil, mantiene como rasgos humanos su disposición bípeda y sus piernas, torso y brazos,
mientras adopta la cabeza, las garras y la cola del Jaguar, nominado además en este caso por su
tipología emplumada que estamparía toda la piel de su cuerpo. Como indumentaria humana de la
elite, este personaje portaría a su vez un tocado emplumado con banda de endentadura rayo (Von
Winning, 1977:14-15), un collar de cuentas y conchas marinas (Langley 1986:288-290), una faja
con taparrabo y disco de espalda, rodilleras emplumadas y sandalias. En actitud de avance, el
73

personaje se encontraría lanzando llamas de fuego (Von Winning 1977:17-18) desde sus garras
delanteras extendidas, al tiempo que en actitud de rugido emitiría un espiral de voz doble(Langley,
1986:285-287), el cual se encontraría nominado por gotas de agua (Ibíd., 247-248), flores, lirios de
agua (Ibíd., 256-257), conchas marinas, un caracol marino (Ibíd., 288-191), un ojo emplumado
(Ibíd., 251), un glifo de año, un símbolo desconocido y una banda dividida.

Figura 27. Mural proveniente del conjunto Techinantitla. Señor de Alto Rango como Jaguar
Antropomorfo Emplumado lanzando fuego (Según Berrin et als, 1988, lám. 32, pág. 187).

Iconográficamente, el mural desplegaría así a un Señor de Alto Rango que como Jaguar
Antropomorfo adquiría la tipología emplumada del felino como apropiación de las capacidades
particulares de tal condición compuesta, correspondientes a una posible naturaleza aérea que lo
asociaría a los vientos y a una capacidad ígnea vinculada con el rayo del cual se presentaría como
productor (Paulinyi, 2001: 15-18). En tal capacidad sagrada asociada al Inframundo, el personaje
aparecería contextualizado por su espiral de voz compuesto de símbolos acuáticos de gotas de agua
(Langley,1986: 247-248) y conchas marinas, símbolos del rayo y la tormenta encarnados en el ojo
emplumado (Ibíd., 251) y la banda dividida que por su semejanza podría corresponder a una síntesis
del Objeto F (Ibíd., 242, 313) símbolos de fertilidad marina correspondiente a los frutos marinos y
74

lirios de agua y símbolos de fertilidad agrícola representada en las flores, vinculándolo


específicamente además con el Dios de la Lluvia a través del Glifo del Año (Ibíd., 294).

Si bien esta capacidad sagrada de arrojar fuego y vincularse a los vientos no aparece aquí
contextualizada por funciones estatales, la posible relación entre este personaje y la ejecución de
una acción militar pudiera ser establecida en tanto su vestimenta, caracterizada principalmente por
un collar de cuentas y conchas marinas (Ibíd., 288-290), aparecería representada como hemos
señalado en la introducción del capítulo, en la Estela 31 de Tikal en donde el personaje que lleva
vestimenta semejante se representaría como un guerrero (Pasztory, 1988:186) (Figura 46), mientras
que en el corpus teotihuacano aquí estudiado, existe a su vez otro personaje de mural que en la
misma categoría y tipología (Figura 28), portaría este collar y una indumentaria semejante, llevando
consigo un escudo como nominación de sus funciones guerreras. En este sentido, tanto Pasztory
(Ibíd.), como Paulinyi (2001: 15-18), han propuesto que la acción de lanzar llamas de este Jaguar
correspondería a un equivalente de arma, algo que podría ser confirmado en las puntas de dardo y
lanza que con forma de Serpiente ondulante, habrían sido encontradas en una de las ofrendas de la
Pirámide de la Serpiente Emplumada, relacionadas con sacrificados que como la figura aquí
representada habrían llevado taparrabo y disco de espalda. (Sugiyama, 2002: 126).

Con ello, este señor como Jaguar Antropomorfo productor del rayo, podría estar
vinculándose por vías de la misma analogía con el mural mencionado, con el discurso del sacrificio
humano, en tanto el personaje guerrero de tal imagen también apareceré asociado a tal ritual.

Por vías de ambas asociaciones, el Señor de Alto Rango Jaguar aquí representado se
articularía así como un personaje que podría apropiar la capacidad de arrojar el rayo y portar los
vientos de su figura mítica tutelar, para especificación de una posible función militar que en otros
murales se asociaría además con el sacrificio humano.

Ya mencionado, la relación entre un personaje de elite y su adquisición del felino


emplumado en vinculación con el rayo en un contexto militar y de sacrificio como funciones
posiblemente estatales, aparecerá nuevamente en un segundo mural perteneciente al Pórtico 1 de
Zacuala (Figura 28, Apéndice A: Fig.4).
75

Figura 28. Mural 1, Pórtico 1, Palacio Zacuala. Señor de Alto Rango como Jaguar
Antropomorfo Emplumado con escudo de Serpiente de Fuego (según Miller 1973: fig. 200, pág.
109).

En él, emitiendo un espiral de voz (Langley, 1986:285-287) y en posible actitud de avance,


aparecería representado un Señor de Alto Rango como Jaguar Antropomorfo bípedo de cuerpo
entero en perfil, caracterizado como en el caso anterior por los rasgos humanos de las piernas, el
torso y los brazos y los rasgos del felino correspondientes a la cabeza, las garras y la cola, teniendo
además como rasgos compuestos asociados a su figura tutelar una piel emplumada y una cola de
pájaro dispuesta en la parte baja de la espalda. Su vestimenta humana de elite se compondría de un
tocado de doble franja de plumas (Ibíd., 229-230), un collar de cuentas de jade y conchas marinas
idéntico al del personaje del mural anterior, rodilleras y muñequeras emplumadas, una faja de
algodón con taparrabos, un disco emplumado de espalda y sandalias, sosteniendo además en su
mano izquierda un escudo cuadrangular con franja de plumas (Ibíd., 259) inferior, en cuyo interior
aparecería representado una síntesis del cuerpo bicéfalo de la Serpiente de Fuego (Paulinyi
2001:16).

El marco del mural conservado en otra pintura de la serie (Apéndice A: Fig. 4), desplegaría
a su vez un entrelace de dos bandas con motivos traslapados, sobre las que se superpondría un
símbolo fitomorfo en la parte inferior del lateral izquierdo, identificado como una biznaga (Luna,
1995:380).
76

En su conjunto, como en el caso del mural anterior, este Jaguar Antropomorfo se


identificaría como un personaje humano de elite por su disposición e indumentaria, apropiando por
vías de su condición felina emplumada la naturaleza aérea del Jaguar como criatura mítica, reiterada
en la cola de pájaro con la que sería representado. A su vez vinculado con su asociación a los
vientos, este personaje reclamaría para sí al rayo, esta vez simbolizado en su escudo (Paulinyi,
2001: 16), indicándose como un portador de del fuego del Dios de la Lluvia en relación al discurso
militar que representaría tal objeto. Tal identificación, podría encontrarse reiterada en un mural en
donde una Serpiente de Fuego con cuerpo idéntico a la banda del escudo aquí señalada (Apéndice
C: Fig.12), aparece contextualizada por decoraciones de dardos (Von Winning, 1987: 81) que
establecerían una vinculación entre ella y tales armas, recordando la evidencia arqueológica
anteriormente mencionada, de la existencia de puntas de dardo con forma de Serpiente en una de las
ofrendas de la Pirámide de la Serpiente Emplumada, pudiendo señalar que la apropiación de este
Señor de Alto Rango como Jaguar Antropomorfo del rayo estaría vinculado al arrojarlo, como haría
su compañero visualmente semejante del mural recién visto de Techinantitla.

Igualmente, la presencia de una biznaga en una de las cenefas daría cuenta de la vinculación
entre este personaje Jaguar con facultades aéreas e ígneas y el sacrificio humano, en tanto este es un
cactus que dentro de Teotihuacán aparece representado en otras dos ocasiones vinculado a los
cuchillos de tal ritual (Millon, 1988c: fig. VI.24, Cabrera, 1995: Lámina 44).

Tal vinculación entre Señor de Alto Rango Jaguar, función militar y sacrificio humano, que
habrá de aparecer en dos imágenes más, podría aludir a la condición de sacrificador que este
personaje habría ejercido a su figura tutelar felina como vía de obtención de los dones de la
criatura, que posteriormente pudo implementar en un contexto de guerra. En este sentido, Von
Winning (1987:79-91) ha establecido previamente un corpus visual que daría cuenta de la estrecha
vinculación existente entre el tema de la guerra y el sacrificio humano dentro de la iconografía
teotihuacana, teniendo como puntos en común al ejecutante de elite que llevaría ambas simbologías
como reclamación de su doble función de guerrero y sacrificador.

Con ello, como señalamos previamente, este mural establece una asociación con la sub-
categoría anteriormente analizada, en tanto espacialmente se encuentra relacionado con el mural ya
visto de un Señor de Alto Rango con Tocado de Jaguar en su condición de busto (Figura 25),
vinculados entre sí además por una temática que aludiría a ambos como portadores de los dones del
Dios de la Lluvia dentro de una posible función militar.
77

Señores de Alto Rango como Jaguares Antropomorfos, la adquisición del fuego relacionado
con una capacidad aérea y el sacrificio humano, es un conjunto iconográfico que vuelve a aparecer
en los siguientes dos murales (Figura 29 y Figura 30, Apéndice A:Fig. 5-6), los cuales formando
una unidad escénica y articulando tres categorías de representación del Jaguar, muestran un
conjunto de Señores de Alto Rango quienes en su sub-categoría de Jaguares Antropomorfos y
Jaguares Zoomorfos estarían en acto de ofrenda de sacrificio a un Jaguar-Pájaro como criatura
mítica tutelar, apropiando de él su condición de fuego y viento.

Figura 29. Reproducción de detalle, Mural 1, Habitación 3, Complejo Sur, Zona 2. Jaguar-Pájaro
devorando un corazón (según Miller, 1973: fig. 18, pág. 47).

Figura 30. Dibujo Mural 2, Habitación 3, Complejo Sur, Zona 2. Señores de Alto Rango como
Jaguar antropomorfo y Jaguares zoomorfos como Señores de Alto Rango en un contexto de ofrenda, sacrificio
humano y obtención del Rayo (según Miller 1973: fig. 22, pág. 48).
78

Así indicado, uno de estos murales (Figura 30, Apéndice A: Fig. 6) se caracterizaría por
representar a un Señor de Alto Rango como Jaguar Antropomorfo, del cual conservamos solamente
su parte inferior, pero que según Miller (1973:21) habría correspondido a una serie de personajes
Jaguar estandarizados, caracterizado como en los casos anteriores por la presencia de piernas y
torso humano y por garras y cola de Jaguar, portando como vestimenta un collar de anillos de jade,
paneles oblicuos, taparrabos, rodilleras emplumadas, sandalias, una banda de identificación
desconocida en su espalda y una talega ritual (Von Winning, 1987:60) llevada en una de sus manos.

Directamente bajo él, aparecería un Jaguar Zoomorfo en perfil, el cual también


representado en una serie que visualmente se habría vinculado con el personaje anteriormente
descrito (Ibíd.) se caracterizaría como un portador de símbolos de viento y de fuego,
correspondientes a una franja emplumada (Langley, 1986: 259) sobre sus cuerpo, un hocico
escalonado de Serpiente de Fuego, una lengua de mariposa (Von Winning, 1987:119) que
emergería de su boca, dos bandas posiblemente como síntesis del Objeto F u E dispuestas en su
torso y un Objeto F (Langley, 1986:242, 313) bajo él con el que estaría superpuesto por el estómago
(Paulinyi, 2001:20).

A su vez la escena estaría contextualizada en asociación al sacrificio humano, por la


aparición intercalada de dos pares de cuchillos de sacrificio (Latsanopoulos 2005:176-178;
Séjourné, 1956: 122; Von Winning, 1987: 85-86,) entre las figuras felinas inferiores.

Este mural se asociaría a su vez, con la pintura analizada en el primer capítulo (Figura 29,
Apéndice A: Fig. 5) correspondiente a un Jaguar-Pájaro alado, el cual estaría devorando un corazón
sangrante con dos tri-espirales (Séjourné, 1956:120) bajo él, mientras de sus colmillos cuelgan dos
bandas posiblemente asociadas a la Serpiente de Fuego, siendo la figura central desde la que las
demás se alejan como personajes supeditados.

Presentando como hemos indicado, tres formas de articulación del felino, estos dos murales
podrían estar mostrando una escena de ofrenda de sacrificio realizada al Jaguar en su condición de
criatura mítica aérea e ígnea, como forma de propiciación y adopción de sus dones por parte del
grupo de elite bajo su égida, el cual aparecería representado en su condición de Jaguares
Antropomorfos como ofrendantes y en su condición de Jaguares Zoomorfos como felinos de menor
rango que han apropiado como rasgos de su propio cuerpo al viento y el fuego.
79

Respecto de la identificación de categorías, mientras la primera de ellas se identifica como


un personaje humano por vías de su perfil, vestimenta, objetos y acción, la identificación de los
felinos zoomorfos como personajes de elite asociados a él, se interpreta a partir de los rasgos
idénticos de Jaguar compartidos por ambos caracterizados por una piel lisa con extremos
manchados, por la posición en perfil y serializada en actitud de avance que igualmente imita la del
Jaguar Antropomorfo y por su evidente diferenciación como figuras supeditadas respecto del
Jaguar-Pájaro quien se representa como eje central de la escena de forma única y con composición
frontal.

Como conjunto, el Señor de Alto Rango como Jaguar Antropomorfo aquí representado,
daría cuenta de la función de ofrendante del grupo de elite identificado con el felino, el Jaguar-
Pájaro se presentaría como la criatura tutelar ofrendada en su condición de portador de los dones
asociados a la tormenta y los Jaguares Zoomorfos indicarían la obtención posible de tal relación
ritual; ser ellos mismos felinos contenedores del rayo y el viento.

A su vez, por vías de presentar a los ofrendantes directamente con el ofrendando, esta
imagen de Jaguar-Pájaro devorador de corazón, permite una vinculación con todas las
representaciones en donde la criatura en su condición de figura mítica aparecería realizando este
acto, permitiendo presuponer que aunque en múltiples de ellas los ofrendantes no aparecen, su
identidad estaría vinculada a estos señores como los servidores sacrificiales particulares del felino.

La siguiente imagen proveniente del Patio 9 de Tepantitla (Figura 31, Apéndice A:Fig. 7),
se deslindaría de las analizadas hasta el momento por articular para la representación de sus
Jaguares Antropomorfos la composición de bustos, caracterizando a sus personajes como felinos
solamente por la adquisición del rostro y una de las garras. Con ello, estos Señores de Alto Rango
apropiarían como tipología del Jaguar su condición compuesta por rasgos de Serpiente, adquiriendo
una lengua bífida, relacionándose con los murales ya vistos en la repetición de las funciones
sagradas y estatales con las cuales se nominarían, correspondientes al producir fuego, vincularse
con el sacrificio y presentarse como guerreros. Con ello, este mural corresponde al primero en
donde se establecería una relación entre el grupo aquí estudiado y los Señores con Tocado de
Borlas, si bien esta será revisada en detalle en el capítulo siguiente.

De esta manera, el personaje repetido en serie de esta pintura se caracterizaría por aparecer
representado frontalmente, con un cuerpo humano de composición cónica, un rostro de felino con
ojos emplumados (Kubler, 1972:20) y lengua bífida, una mano humana y una garra de Jaguar. Su
80

indumentaria de elite se compone por un enorme tocado con cuchillos de sacrificio representados
como discos con motivo de diente aserrado (Paulinyi, 2001:20) y una tríada de símbolos centrales
compuestos gotas de sangre (Langley, 1986: 247), un entrelace con triple ojos y la mitad de un
disco, orejeras de anillos de jade, un collar de anillos de jade, hombreras con nudos, paneles
oblicuos, un pectoral de un pájaro, muñequeras emplumadas, un manto y una banda inferior de
cuchillos de sacrificio nuevamente (Paulinyi, 2001:20). En su mano humana, este personaje portaría
dos dardos (Von Winning, 1987: 81), mientras delante de su garra animal tendría tres ojos con
muescas que han sido interpretados como posible representación del fuego (Paulinyi, 2001:20).

El mural se encontraría enmarcado por una cenefa con símbolo de quinterno (Langley,
1986:279-280) y estaría asociado a un mural superior, en donde en una composición de red con el
mismo motivo aparecería un personaje identificado por Paulinyi (2001:18-19) como un Señor con
Tocado de Borlas en acto de vuelo, quien arrojaría el rayo del Dios de la Lluvia en un contexto de
guerra demarcado por el lanza-dardo y los dardos (Von Winning, 1987: 81) que llevaría consigo.

Figura 31. Dibujo Mural 3, Patio 9, Tepantitla. Bustos de Señores de Alto Rango como
Jaguares antropomorfos, con lengua bífida sosteniendo dardos y lanzando fuego, vinculados al
Sacrificio Humano, la Guerra y al Fuego (según Miller 1973: fig. 194, pág. 106).
81

Si bien este mural ha sido interpretado como posible representación de Tláloc (Armillas,
1945:42-44 citado en Paulinyi, 2001:19), una deidad (Pasztory, 1974:11-12), y una figura de culto
llamada Jaguar-Serpiente-Pájaro (Kubler, 1972:35-37), como en los casos anteriores la
identificación de estos personajes como figuras humanas de elite propuesta por Paulinyi (2001:18-
21), queda demarcada por su composición de busto a modo de las figurillas vistas en cerámica, por
la vestimenta que aparece en otros personajes distinguidos como humanos y por las funciones con
la que estos aparecerían nominándose.

En su condición de Señores de Alto Rango representados como busto de Jaguar


Antropomorfo, estos personajes aparecerían realizando nuevamente acciones vinculadas a la esfera
sagrada del felino y al ámbito estatal, correspondientes a ser posibles dadores del rayo (Paulinyi,
2001:18-21), que como capacidad aparecería encarnado no sólo en los ojos con muescas dispuestos
en sus garras sino en la tipología asociada a la Serpiente con la que aparecerían representados,
nominándose en relación a tal capacidad como sacrificadores y guerreros. Respecto de la primera
función, la importancia que adquieren los cuchillos de sacrificio dispuestos en el tocado y en la
parte inferior de esta figura, podrían indicarlo como un personaje cuya función principal sería la de
ser un sacrificador, supeditando la acción de la guerra representada por los dardos llevados en su
mano humana (Von Winning, 1987:81) y del arrojar fuego a tal acción ritual.

En este sentido, la estrecha relación que aquí vuelve a generarse entre la capacidad de portar
el fuego, el aspecto militar y el sacrificio humano, podrían dar cuenta de que como aspectos
interrelacionados, la acción de sacrificadores bajo la cual estos personajes se nominarían pudo estar
asociada con la acción de ofrenda de sacrificio a su figura tutelar para la adquisición del rayo como
hemos visto en el mural anterior, el cual podría haber sido utilizado en el contexto militar aquí
aparecido (y reiterado en dos de los murales anteriormente vistos), como particularización sagrada
de ciertas capacidades guerreras (Paulinyi, 2001:14-23).

De esta manera, la relación entre el sacrificio como ritual de propiciación y la obtención del
rayo, podría encontrarse reiterada en la asociación visual aquí presente entre la banda de cuchillos
radiantes dispuesta bajo los personajes felinos y la banda de endentadura rayo del personaje del
mural superior, que Paulinyi ha interpretado como un símbolo del rayo (Ibíd., 15, 20-21),
relacionando por tal vía al instrumento mismo de sacrificio con el fuego del Dios de la Lluvia, en
una vinculación que aparecería igualmente en uno de los murales del Conjunto Sur recientemente
señalado, en donde Jaguares Zoomorfos aparecen de un modo semejante con el Objeto F (Langley,
82

1986:313) bajo ellos y rodeados por cuchillos de sacrificio (Latsanopoulos 2005:176-178; Séjourné,
1956: 122; Von Winning, 1987: 85-86) con el mismo motivo radiante en su interior de los aquí
representados.

En este contexto, este mural aparecería enmarcado por un símbolo de quinterno como
motivo vinculado al Dios de la Lluvia, reiterando la tutela de la deidad y sus dones sobre las
capacidades míticas posibles de articular por estos señores en su apropiación del Jaguar. Con ello, la
pintura relaciona las acciones sagrado-estatales con las que estos Señores de Alto Rango Jaguar se
presentan con el grupo gobernante representado en el mural superior, pudiendo dar cuenta como
veremos en el último capítulo, de un servicio específico al gobierno de estos señores por vías de su
condición particular de felinos, como también su posible vinculación con el poder gobernante por
vías de ser sus representantes en ciertas instancias vinculadas con el sacrificio y la guerra.

Mientras las pinturas murales vistas hasta ahora, establecerían una relación entre estos
Señores de Alto Rango presentados como Jaguares Antropomorfos y la apropiación del fuego y el
viento por vías de la condición compuesta por rasgos de pájaro y serpiente de su figura tutelar, en
contextos asociados al sacrificio humano y la función militar, existen dos ejemplos a su vez en
donde estos Señores de Alto Rango en composiciones de cuerpo entero dispuesto en perfil, apropian
la segunda tipología más común del felino correspondiente a su condición reticulada, ejerciendo
como los personajes anteriores funciones de sacrificio, guerra y ofrenda.

Así indicado, el primero de ellos proveniente del conjunto habitacional de Atetelco (Figura
32, Apéndice A:Fig. 8), del que hemos conservado solamente la mitad inferior, representaría a un
Señor de Alto Rango como Jaguar Antropomorfo Reticulado, el cual portando dardos (Von
Winning, 1987: 81), una talega ritual (Ibíd., 60) y bandas con el símbolo de parábola palmeada
indicaría su apropiación del felino en relación a la función de ofrenda, la guerra y el sacrificio
humano.

El personaje se caracterizaría de esta manera por un perfil humano compuesto de piernas,


torso y brazos, mientras sus rasgos felinos corresponderían a las garras que sustituirían sus manos,
la presencia de cola y su piel con forma de retícula, conservándose de su rostro solamente una
lengua bífida que como rasgo compuesto lo asociaría a la serpiente.
83

Figura 32. Dibujo de Mural 1, Pórtico 2, Patio Norte o Patio 3, Atetelco. Señores de Alto
Rango como Jaguar antropomorfo reticulado, con funciones de Ofrenda, Guerra y Sacrificio. (según
De la Fuente 1994: lám. 50, pág. 232).

Su vestimenta se destacaría por la presencia de franjas de plumas que darían cuenta del uso
de tocado, bandas colgantes en la espalda con el símbolo de hoja (Langley, 1986:329), un collar de
anillos de jade con un colgante con el Glifo del Año (Ibíd., 294) y banda inferior de endentadura
rayo (Von Winning, 1977:14-15), hombreras con nudo, paneles oblicuos con el motivo de parábola
palmeada, muñequeras emplumadas, taparrabos y sandalias, portando en su garra visible una talega
ritual (Ibíd., 60) y tres dardos (Ibíd., 81) .

Iconográficamente, este personaje daría cuenta de la apropiación de los discursos sagrados


que acompañarían a la tipología reticulada del animal dentro de su condición mítica, vinculado con
la Serpiente como posible representante del viento y el fuego, en una relación que aparecería
reiterada en otros murales del conjunto Atetelco que tratados en el tercer sub-capítulo y tercer
capítulo, indicarán a esta imagen como parte de un grupo de representaciones de Señores de Alto
Rango asociados al fuego y el viento bajo el alero del Dios de la Lluvia, en funciones de carácter
militar y de sacrificio.

Respecto de tales ejercicios, este personaje aparece asociado al ámbito militar por vías de
portar tres dardos que lo nominan como un posible guerrero (Von Winning, 1987: 81), llevando
además como símbolo de su posible función de sacrificador la parábola palmeada que ha sido
interpretada como un motivo de sangre (Langley 1987:314; Von Winning 1987: 86), vinculando
84

nuevamente su aspecto guerrero con el de sacrificio, del cual el personaje podría mostrarse además
como ofrendante en relación a la talega ritual (Von Winning, 1987:60) que porta y que lo denotaría
con aquella función.

En relación a los murales anteriormente vistos, podría postularse nuevamente que la


vinculación de Señores de Alto Rango como Jaguares Antropomorfos, el aspecto de la guerra y el
sacrificio, podría corresponder a presentar a este personaje como un ofrendante del ritual, mediante
el cual obtendría los rasgos del felino que lo particularizarían con capacidades sagradas para el
ejercicio de sus funciones militares11, que aquí podrían estar articuladas en vinculación al fuego,
nominándose en este sentido no sólo como un guerrero, sino como un guerrero Jaguar con las
facultades propias de la criatura como ser mítico.

El segundo ejemplar en donde aparece un Señor de Alto Rango como Jaguar Antropomorfo
Reticulado (Figura 33, Apéndice A:Fig. 9), provendría del Conjunto Tetitla y se caracterizaría
también por contextualizar funciones estatales, articulando una relación con el ejercicio de ofrenda,
la guerra y el gobierno. Con ello, este mural es el único en donde aparece un espacio de escena

11
Respecto de esta interpretación, la vinculación Guerra-Sacrificio podría ser leída al menos de dos maneras,
la primera de la forma en que aquí interpretamos; el sacrificio pudo ser una vía de ofrenda para la obtención
del fuego como un arma sagrada, mientras la segunda articulada por dos autores (Headrick, 2007:82-83;
Millon, 1988c:25) referiría a que la guerra fue concebida como una “maquinaria” (Headrick, 2007:82) para
obtener sacrificados, en un modo semejante a las Guerras Floridas del mundo azteca.
La razón fundamental por la que no adherimos a tal interpretación, es que en Teotihuacán no existen
evidencias arqueológicas de la existencia de tal maquinaría de sacrificio. Las evidencias de este ritual se
encuentran concentradas en ciertos puntos de la ciudad en un modo proporcionalmente minoritario al
desarrollo de la urbe (Cabrera, 2004), siendo la relación entre sacrificio y guerreros encontrada en la Pirámide
de la Serpiente Emplumada (Sugiyama, 2002: 123-130), una localizada solamente en una ofrenda, que si bien
masiva es única y de carácter temprano. Si en Teotihuacán la guerra hubiera sido una función instalada para la
obtención de sacrificio, entonces las evidencias de este último tendrían que ser mayores, al interior de un
dispositivo militar que con una amplia iconografía daría cuenta de su relevancia.
Con ello, estos tres autores no establecen que la vinculación entre guerra y sacrificio, se lleva a cabo a través
de un discurso sagrado específico: la obtención y propiciación del rayo. En su condición de sacrificadores,
estos Jaguares obtienen el fuego en una representación independiente del carácter marcial (Conjunto Sur). A
su vez, cuando guerra y sacrificio se asocian, lo hacen a través del don del rayo. Del mismo modo, las
evidencias arqueológicas de la ofrenda de la Pirámide de la Serpiente Emplumada, relacionarían a estos
posibles guerreros con dardos con formas de Serpiente posiblemente de Fuego; estos guerreros sacrificados
podían lanzar fuego. Y tal capacidad sagrada en pinturas murales, hemos visto se representa obtenida a través
de sacrificio.
A su vez, Paulinyi (2009:192) ha postulado que la obtención del rayo por grupos de elite no sería solamente
en relación a su utilización como arma, sino que también pudo responder a la apropiación de la fertilidad y las
aguas con que el Fuego del Dios de la Lluvia se relacionaría, independizando en este sentido el sacrificio y la
obtención del fuego vinculada a él del ámbito de la guerra, que le podría ser de tal manera complementario.
85

compuesto por un ámbito sagrado referente a las tierras de las aguas y un lugar concreto de carácter
sagrado-estatal correspondiente a un Templo.

De esta manera, el personaje central de este mural se caracterizaría por ser un Señor de Alto
Rango como Jaguar Antropomorfo Reticulado, siendo sus rasgos humanos su perfil bípedo con
piernas, torso y brazos y sus rasgos felinos la cabeza, las garras y la cola. Su piel correspondería al
motivo de retícula (Von Winning, 1987: 102-106), llevando además una banda de endentadura rayo
(Von Winning, 1977:14-15) y una franja emplumada (Langley, 1986: 259) que bordearían su
cuerpo tal como hemos visto en imágenes del Jaguar en su condición de criatura mítica en el primer
capítulo. A su vez como indumentaria, este personaje portaría un tocado emplumado caracterizado
por dos motivos de escudo con lengüeta con un símbolo enrejado (Ibíd., 329) en su interior, un
collar con borlas (Ibíd., 338), una faja con discos, un disco de espalda, un posible faldellín,
taparrabos y muñequeras de cuentas, no llevando en este caso sandalias. En sus manos portaría a su
vez dos objetos; el primero correspondiente a un escudo circular con una borla y el segundo de
identificación desconocida.

Figura 33. Mural 7, Cuarto 12, Tetitla. Señor de Alto Rango como Jaguar antropomorfo
reticulado en actitud de avance hacia un Templo con rosetas y techo borlado (según López et als.
1989: pág. 135).
86

El personaje se encontraría en actitud de avance semi-arrodillado, ofrendando una banda de


objetos con la misma mano en donde porta el objeto desconocido, mientras emite un espiral de voz
(Langley, 1986:285-287) caracterizado por semillas y una concha marina. Dispuesto sobre una
franja de dos bandas de ojos de agua (Angulo, 1996:76) con una banda de camino central, la figura
estaría dirigiendose hacia la puerta de una estructura templaria (Kubler, 1972:25), compuesta de
una plataforma con perfil de talud tablero, un santuario con paredes con rosetas y anillos de jade y
un techo de borlas (Langley, 1986:338), almenas escalonadas de nube (Langley, 1986:301;
Paulinyi, 2007) con rosetas, anillos de jade, el símbolo de estera y plumas, en un fondo
caracterizado por una serie de bandas de oleaje (Langley, 1986: 273) con motivo de endentadura
aserrada (Ibíd., 283) en su interior. La escena estaría bordeada a su vez por una cenefa compuesta
de las mismas borlas del techo del Templo y un estera con anillos de jade.

Como en los casos anteriores, el mural desplegaría la apropiación de un personaje de elite


del felino en relación posible a los discursos sagrados de este vistos en el primer capítulo,
relacionándose con la retícula como símbolo de las aguas, además de establecer una vinculación
con el viento y el rayo a través de las bandas que enmarcarían su cuerpo. Este personaje aparece a
su vez, reiterado en su condición de contenedor de los dones acuáticos por la presencia de los dos
motivos de discos con lengüeta enrejados (Ibíd., 329) en su tocado, los cuales aparecen solamente
en otras dos ocasiones dentro de la pintura mural teotihuacana, correspondientes al tocado de un
ofrendante (Apéndice C: Fig. 18) representado en el mismo conjunto de uno de los Jaguares
Reticulados dadores de líquido vistos en el primer capítulo (Figura 12) y al tocado de la Diosa de
Tepantitla y sus sacerdotizas (Paulinyi, 2013: 88), en contextos que representaría la acción de dar
agua y semillas.

Igualmente, por vías del mismo símbolo este personaje podría establecer un vínculo con el
maíz, en tanto el motivo de red dentro de estos discos y lengüetas podría asociarse a la falda de las
Diosas del Agua como posibles Diosas del Maíz (Ibíd.), el Dios de la Lluvia que enmarca al felino
con el que el otro ofrendante con este motivo se relaciona, porta un tocado de maíces, presentando
además una similitud con el motivo de red de los canastos y el tocado de un ofrendante del Dios de
la Lluvia el cual lleva maíces, dentro de una pintura mural (De la Fuente, 1996:Fig. 21.4).

Con ello, este personaje avanza hacia un Templo caracterizado por dos égidas sobre él; la
primera correspondiente al felino que imprime sus rosetas sobre la estructura (Kubler, 1972:26) y la
segunda a las borlas que como símbolo del conjunto temático de los Señores con Tocado de Borlas
87

(Paulinyi, 2001), indicarían a este espacio bajo su égida y en relación con sus funciones de
gobierno, estableciendo a esta estructura no sólo como un espacio ritual sino también como un
posible espacio político, al interior de un discurso de Estado sacralizado en el cual las evidencias
arqueológicas no han podido hasta el día de hoy diferenciar los usos arquitectónicos rituales de los
políticos (Manzanilla, 2001:58-60, 2002:6-10, 2008:117-126).

El que este felino antropomorfo avance hacia una estructura templaria con simbología que
vincula al Jaguar con los Señores con Tocado de Borlas, indicaría así que el grupo representado por
este Señor de Alto Rango se encuentra asociado a tal cuerpo estatal y a su ejercicio del gobierno,
reiterándose la vinculación con ellos por vías de portar el propio personaje, borlas a modo de collar
y en su escudo.

Respecto de este último objeto, la aparición de un escudo vuelve a nominar a este personaje
en asociación al discurso militar, vinculando su condición de portador de dones sagrados del Jaguar
y su acción de ofrendante y posible propiciador con el ámbito de la guerra, que aquí aparecería
nominada además bajo el alero del grupo gobernante teotihuacano, pudiendo indicar que este Señor
de Alto Rango Jaguar podría vincularse a ellos en servicio o representación dentro de un contexto
de combate.

Los simbolos de agua al fondo de la escena, articularán a su vez la tutela acuática sobre este
personaje y el Templo al que se dirige, dando cuenta de la égida del Inframundo sobre ambos,
mientras la cenefa reiterará la identificación de su acción en relación al Estado por vías de estar
compuesta de borlas (Langley, 1986:338) y el símbolo de estera, el cual dentro de Mesoamérica se
habría vinculado con el ejercicio del gobierno (Langley, 1986: 273, Pasztory, 1997:185).

De esta manera, el personaje de elite aquí representado estaría bajo la tutela del felino como
un propiciador de los dones de agua, viento y fuego, asociado a una función militar tutelada por el
grupo gobernante teotihuacano con el cual habría compartido sede de gobierno en su condición de
representante de un cuerpo de elite que en vinculación con ellos, habría especificado y sacralizado
sus funciones estatales en su condición de Jaguares.

Así indicado, los Señores de Alto Rango aquí representados como Jaguares Antropomorfos,
se articulan en el ejercicio de funciones militares y de ofrenda de sacrificio humano, asociados
principalmente a la función sagrada de adquirir el poder del fuego que el felino como su figura
tutelar habría portado o encarnado en servicio del Dios de la Lluvia, siendo la apropiación de tal
88

poder parte del discurso que los habría instituido visualmente como grupo de elite específico dentro
de la iconografía político-sagrada de Teotihuacán.

Como conjunto, las imágenes analizadas de esta sub-categoría darían cuenta de esta manera
de que a través de la representación del ejercicio del culto al Jaguar como figura sobrenatural, un
grupo de la elite teotihuacana se habría nominado con los rasgos del felino para particularización y
legitimación de su ejercicio de funciones sacerdotales, militares y de gobierno, llevando al ámbito
humano y estatal de su acción, los dones sagrados que su figura tutelar habría representado.

Con ello en su condición antropomorfa, esto Señores de Alto Rango Jaguar establecerán
vinculaciones en cinco ocasiones con otros dos grupos de la elite como veremos en el tercer
capítulo, correspondientes a los Señores de Alto Rango identificados bajo el Coyote y los Señores
con Tocado de Borlas, reiterando en su relación su condición de cuerpo estatal específico dentro de
la representación de un sistema de gobierno mayor, que habría incorporado diferentes grupos con
una tutela individual cada uno.

A su vez, así como esta categoría establecerá una vinculación espacial, compositiva y
temática con los Señores de Alto Rango con Tocado de Jaguar, también aparecerá relacionada con
la tercera categoría estudiada a continuación correspondiente a Jaguares Zoomorfos cuadrúpedos a
los cuales en su asociación, indicará no sólo como representaciones de Señores de Alto Rango, sino
como una apropiación del felino del mismo grupo representado por ellos, con discursos
iconográficos comunes relacionados con la propiciación de los vientos, el fuego y el sacrificio,
estableciendo un puente entre ambas categorías como representaciones de un mismo complejo
temático de elite.

Jaguares Zoomorfos como representaciones de Señores de Alto Rango.

Dentro del conjunto de imágenes catastradas respecto del uso del Jaguar, como símbolo de
poder por parte de un grupo de la elite, existe un conjunto de imágenes provenientes de la pintura
mural correspondientes a Jaguares Zoomorfos, los cuales contextualizados por conjuntos temáticos
asociados a los grupos iconográficos de los Señores de Alto Rango teotihuacanos, parecieran
relacionarse con ellos por vías de ser representaciones del felino alusivas al grupo de poder bajo su
alero.
89

Esta sub-categoría en pintura mural, tendría la misma cantidad de ejemplares que la


correspondiente a los Jaguares Antropomorfos, existiendo seis murales en donde Jaguares
zoomorfos aparecerían como representantes de personajes de elite o del cuerpo estatal específico
que estos representarían amparado bajo su figura, no existiendo claras representaciones de esta sub-
categoría en el caso de la cerámica, de la que sin embargo veremos tres ejemplos de figurillas, que
podrían vincularla con la sub-categoría anteriormente bosquejada de Jaguares Antropomorfos.

Esta sub-categoría corresponde a la de más difícil identificación, categorización y análisis


dentro del conjunto temático del Jaguar con la que nos hemos enfrentado hasta ahora. Su dificulta
radica, en la relación indirecta que en ella se establecería entre el Jaguar como una criatura
zoomorfa y el grupo de Señores de Alto Rango que lo reclamarían como símbolo de poder,
haciendo obtuso el nivel de relación en comparación a las sub-categorías anteriormente vistas.

En primera instancia, esta sub-categoría del Jaguar utilizado como símbolo por un cuerpo
de la elite, se caracterizaría por presentar al felino en una condición zoomorfa cuadrúpeda en perfil,
portando los rasgos faciales y corporales canónicos, junto con las tipologías reticulada en dos
ocasiones (Figura 37 y Figura 38) y de piel lisa en cuatro ejemplares (Figura 30, Figura 34, Figura
35, Figura 36), que sin embargo portarían en un caso una banda de cuerpo emplumada y símbolos
ígneos (Figura 30) y en otro excepcional a esta sub-categoría, una banda de cuerpo de conchas
marinas (Langley 1986:288-290) (Figura 35). Con ello uno de estos felinos reticulados portaría una
lengua bífida (Figura 37), asociándose a la condición compuesta de la criatura por rasgos de
serpiente.

Si fuera solamente por la identificación primaria del personaje, a excepción de una pintura
mural, su diferenciación de la representación del felino como criatura mítica en sí no sería
distinguible. Lo que hace a este grupo de imágenes diferente de las vistas en el primer capítulo y
que nos ha decantado por sugerirlas por ende, como una sub-categoría de su uso como símbolo de
poder humano, es que todas estas representaciones de Jaguares aparecen contextualizadas o
identificadas con grupos de gobierno, acciones rituales humanas o símbolos estatales.

Respecto de su interpretación, Paulinyi (2001: 14-21), ha dado cuenta de cuatro de las


representaciones aquí analizadas como posibles representaciones de personajes de elite,
vinculándolos por la superposición conceptual que en una de estas imágenes se sucede, como
veremos dentro de poco, por la asociación espacial con personajes de elite y por la relación
90

compositiva con Jaguares Antropomorfos, todas razones retomadas en este estudio para su
clasificación como tal.

Así indicado, uno de estos conjuntos presenta una superposición visual directa con
personajes humanos de la elite (Figura 34), otras dos aparecen vinculados con objetos de los
conjuntos temáticos humanos tal como trompetas rituales de caracol marino, cuchillos de sacrificio
y tocados, como símbolos independientes (Figura 30 y Figura 35). Del mismo modo, estos felinos
llevan a cabo acciones humanas rituales; tomando con una garra y tocando la trompeta
anteriormente mencionada (Figura 35) así como devorando tri-espirales como símbolo de sacrificio
(Figura 36 y Figura 37). A su vez, estos personajes muestran una relación compositiva o espacial
con Señores de Alto Rango del mismo conjunto temático (Figura 30, Figura 36 y Figura 37), con
los Señores con Tocado de Borlas (Figura 36) y los Señores Coyote (Figura 37), con los cuales no
aparecerían jerárquicamente diferenciados ni relacionados por acciones ofrendantes de los segundos
hacia los primeros (como sería el caso de las vinculaciones vistas en el primer capítulo en el caso
del tema de sacrificio humano), sino con funciones equivalentes asociadas a la guerra y el sacrificio.

En este sentido, estos Jaguares no articulan en su condición zoomorfa discursos míticos


alusivos a la criatura, sino discursos de Estado vinculados con connotaciones sagradas. Dada la
presencia de tales discursos, aquí se propone, que los felinos representados en su condición
zoomorfa cuadrúpeda acompañados de tales conjuntos temáticos, no son representaciones de la
criatura, sino representaciones simbólicas del grupo de elite que se habría amparado bajo él, para el
ejercicio de sus funciones políticas y sagradas.

Igualmente la última de estas imágenes (Figura 38), representará la articulación de un


Jaguar Zoomorfo en su condición reticulada dadora de líquido, como posible símbolo de un busto
que podría estar articulado como símbolo de cuerpo estatal.

De esta manera, en relación a su identificación como personajes de elite y su posible


asociación a la sub-categoría de Jaguares Antropomorfos, dentro de la cerámica existen tres
ejemplares que articulando un concepto común al de estas pinturas murales, podrían dar cuenta de
estos Jaguares Zoomorfos en su condición cuadrúpeda como representantes de personajes de la elite
amparados bajo el alero del felino, vinculados particularmente con la primera pintura aquí analizada
proveniente de La Ventilla.
91

Correspondientes a dibujos de figurillas de cerámica realizados por Séjourné (1959:fig. 84,


pág.107), estos ejemplares (Apéndice B: Fig. 13a-c) representarían a un personaje de alto rango
con tocado globo en actitud de gateo (Apéndice B:Fig 13a) y a dos Jaguares Antropomorfos en la
misma posición (Apéndice B:Fig 13 b y c), identificados estos últimos en su condición de
personajes de elite, por la relación que establecen con el primer personaje, así como por la
indumentaria que portarían, correspondiente en ambos casos a una faja, que en el primero de ellos
se acompañaría además de un taparrabo, muñequeras y un tocado idéntico al de una de las figurillas
vistas en el sub-capítulo anterior correspondiente a una serie de bandas verticales con círculos
superiores.

Como personajes de elite en su condición antropomorfa y de Jaguares Antropomorfos, estos


personajes aparecerían imitando un perfil cuadrúpedo, estableciendo una vinculación con el Jaguar
a partir de la disposición animal que en actitud de gateo simularían.

A su vez en relación a la sub-categoría aquí estudiada, estos ejemplares de cerámica


indicarían que los personajes de elite identificados con el felino pudieron representarse a sí mismos
como cuadrúpedos, estableciendo una vinculación concreta con las representaciones provenientes
de La Ventilla, en donde a un Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo se superpone un Señor de Alto Rango
en actitud de gateo, pudiendo vincular desde él al resto de las representaciones aquí estudiadas con
estos Jaguares Antropomorfos y su correspondiente identificación de personajes humanos de elite.

Figura 34. Muro Este, Pórtico Norte, Conjunto Jaguares, Sector 2, La Ventilla.(según De la
Fuente 1994: lám. 4, pág. 177).
92

Respecto de ellas, la primera composición aquí analizada proveniente de dos pinturas


murales relacionadas con las figurillas cerámicas recién referidas, que corresponden al Conjunto de
La Ventilla (Figura 34, Apéndice A: Fig. 10-11), en donde a un Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo en
perfil, aparece superponiéndose un personaje humano de elite en posible actitud de gateo,
constituyendo visualmente el Jaguar, parte del cuerpo del segundo, sin fundirse sin embargo los
aspectos humanos y zoomorfos.

Así indicado, el primero de estos ejemplares mostraría un Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo en


perfil (Figura 34), el cual exponiendo los dientes en acto de rugido y en actitud de avance con una
de sus patas delanteras levantada, portaría un tocado emplumado y símbolos de parábola palmeada
(Von Winning, 1987:85) sobre su cola y mentón. Superpuesto a su cuerpo en la parte del torso y en
las patas traseras, aparecería representado un personaje humano de elite dispuesto en perfil,
igualmente en posición de posible gateo, caracterizado por un rostro que con la boca abierta
expondría los dientes, una pintura facial horizontal, un tocado emplumado, orejeras de anillos y un
cuerpo con capa, el cual aparecería representado solo en la parte superior de sus hombros, estando
su parte inferior, correspondiente a un taparrabo con borde escalonado, dispuesto tras las patas
traseras del animal.

La segunda imagen fragmentada (Apéndice A: Fig. 11), representaría la misma


yuxtaposición conceptual entre ambos personajes, reiterándose la identificación además en la
correspondencia de colores con la que estarían representados, repitiéndose entre ambos el rojo, el
naranja, el amarillo y el azul.

A su vez en el primer mural, la cenefa conservada se compondría de una banda doble de


cuyos símbolos, son identificables el motivo de parábola palmeada al interior de un patrón que
como conjunto aparecería en una pintura mural como cuerpo de una Serpiente, junto con un motivo
circular concéntrico identificado por Langley como Círculo 1 (Langley, 1986:304). Con ello, esta
cenefa en un ejemplar distinto, estaría relacionada con otro marco de dintel, en donde aparecería
representado un crótalo de serpiente (Apéndice A.Fig.10), reiterándose la identificación con el
reptil.

Visualmente, el mural daría cuenta de la identificación existente entre el Jaguar en su


condición zoomorfa cuadrúpeda y un personaje humano de elite que se ampararía bajo su tutela, por
93

vías de estar el segundo visualmente yuxtapuesto y compuesto por el cuerpo del felino, imitar su
acción de rugido y avance cuadrúpedo, e identificarse con él por vías de los colores y posiblemente
su uso de tocado. Así relacionados, este mural daría cuenta de que Jaguar y personaje de elite serían
conceptualmente el mismo personaje (Paulinyi, 2001:21), indicando la articulación del grupo de
Señores de Alto Rango identificados con el felino en las sub-categorías ya estudiadas, como felinos
cuadrúpedos en sí.

A su vez, el posible contexto de esta identificación podría encontrarse vinculado con el


discurso del sacrificio humano, por vías de ser el motivo sangrante de parábola palmeada, un
símbolo de tal ritual (Von Winning, 1987:85), que aparecería no solo enmarcando la escena desde
la cenefa, sino también sobre el propio Jaguar. En relación a él, el marco desplegaría también un
símbolo ígneo correspondiente a la peineta y referencias corporales a la serpiente, pudiendo indicar
igualmente una referencia al fuego del Dios de la Lluvia.

De esta manera por vías de la superposición visual aquí representada, es posible establecer
que la adquisición del felino como símbolo de poder, pudo sucederse junto con su articulación
como objeto en la forma de tocado y como rasgo corporal antropomorfo, en la condición zoomorfa
cuadrúpeda de la criatura, reforzando desde ella la identificación del resto de los felinos
relacionados con discursos estatales, aquí estudiados como representaciones de personajes de elite.

Así indicado, la segunda imagen (Figura 35) aquí analizada corresponde a la representación
de un Jaguar Zoomorfo, el cual estaría llevando a cabo una acción y un ritual propiamente humano,
correspondiente a la propiciación de los vientos por vías de tocar una trompeta de caracol marino,
contextualizado en su discurso sagrado y su identificación estatal, por una cenefa en donde junto al
Dios de la Lluvia aparecería un tocado como símbolo humano de elite.

El mural se caracterizaría así por presentar como personaje central a un Jaguar Zoomorfo
cuadrúpedo en perfil, el cual caracterizado con ojos emplumados (Kubler, 1972:20), un tocado de
doble banda emplumada (Langley, 1986:229-230) y una banda de cuerpo de conchas marinas
dispuesta en su lomo y cola (Ibíd., 288-290), estaría tomando con una pata delantera una trompeta
de caracol marino (Paulinyi, 2007: 261-263) que aparentemente estaría soplando. El instrumento
se caracterizaría a su vez por portar sobre su cuerpo una banda de endentadura rayo (Von Winning,
1977:14-15) y franjas de plumas (Langley, 1986:259), emergiendo desde él gotas de agua (Ibíd.,
247-248) y espirales posiblemente de viento. La escena estaría enmarcada por la presencia del
rostro del Dios de la Lluvia con lengua bífida, superpuesto a un motivo de estrella marina y un
94

tocado con disco central y un motivo triangular con gota tri-lobular superior, identificado por
Langley como Símbolo de Tocado Emplumado (Ibíd., 107).

Figura 35. Mural 1, Pórtico 1, Conjunto de los Jaguares, zona 2. Un Jaguar zoomorfo como
Señor de Alto Rango tocando una trompeta de caracol marino (según López Austin et als 1989:
s.n.).

Iconográficamente la pintura daría cuenta en primera instancia del que el felino aquí
representado, se articula como un contenedor o portador de aguas y la fertilidad marina que ellas
conllevan, por vías de la banda de conchas marinas que enmarca su cuerpo, así como aparece
asociado al viento por las plumas que enmarcan sus ojos. En segundo lugar este felino se presenta
en una actitud humana, tomando en una garra a modo de mano, una trompeta de caracol, la cual
también en una acción antropomorfa estaría soplando, indicándose a través de ellas como un
personaje posiblemente humano, cuya identificación con la elite estaría indicada por la connotación
ritual de las acciones que ejerce, así como por la presencia del tocado que porta como animal.

Respecto de su acción, la trompeta de caracol marino desprende gotas de agua (Ibíd., 247-
248) y espirales de sonido que podrían aludir al viento, asociada al modo en que comúnmente es
representada dentro de Teotihuacán (Paulinyi, 2007:261-263) y a la forma en que ritualmente fue
concebida dentro de rituales del posclásico, como parte de rituales graniceros que por magia
simpática habrían asociado el sonido a la invocación de los vientos (Broda, 1971: 284- 301). A su
95

vez, este instrumento ritual lleva una endentadura rayo que podría además vincular su condición de
agua y viento con el fuego de la tormenta.

En este sentido, la acción de tocar una trompeta podría estar aludiendo a un ritual de
invocación de los vientos, con las aguas y el fuego que este traería consigo, presentándose el
personaje que la ejerce como un Jaguar, en tanto esta es la criatura que hemos visto en el primer
capítulo podría portar los dones de la tormenta que pretende propiciar, pero estableciéndose como
un personaje humano en tanto invoca tales dones por vías de la acción ritual, dando cuenta así de su
identificación como un Señor de Alto Rango que se ha amparado bajo la criatura para la adquisición
de sus dones, mediados por su función ceremonial.

En su ejercicio, este personaje estaría contextualizado a su vez desde la cenefa por el Dios
de la Lluvia a quien el viento, el agua y el fuego que este señor invoca pertenecerían, al tiempo que
aparecería nominado por un tocado, el cual como símbolo portado por personajes humanos de elite
vinculados al ejercicio de funciones estatales, relacionaría la acción aquí ejercida con tal ámbito,
reiterando la identificación de este personaje y su acción con la esfera de los Señores de Alto
Rango.

De esta manera, el mural podría estar representando a un Señor de Alto Rango el cual
nominado como un Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo en su condición de contenedor de las aguas,
podría estar propiciando el viento y la tormenta que este encarnaría bajo el alero del Dios de la
Lluvia, como parte de un ritual de Estado, el cual podría haber llevado a cabo en la función sagrada
específica que el felino habría otorgado a su grupo de elite como figura tutelar.

La simbolización de personajes de elite como Jaguares Zoomorfos cuadrúpedos asociados a


los dones de la tormenta en un contexto ritual, vuelve a aparecer en el siguiente mural, esta vez
especificada tal relación en el discurso del sacrificio humano, que ofrendado a un Jaguar como
criatura mítica, establecería en una misma unidad visual, la distinción entre estos Jaguares
Zoomorfos como criaturas representantes del poder estatal y el felino como ser mítico.

Analizado en el primer capítulo correspondiente al Jaguar como figura de ofrenda de


sacrificio y en el segundo sub-capítulo de esta sección correspondiente a los personajes de elite
representados como Jaguares Antropomorfos, la unidad aquí retomada de los dos murales
pertenecientes al Complejo Sur (Figura 29 y Figura 30), se caracterizaría por ser uno de las
96

unidades visuales más ricas de todos los analizados en tanto en él se articularían tres categorías de
representación del felino, de las múltiples aquí tratadas.

Como hemos indicado anteriormente, estos murales se caracterizarían por representar en


primer lugar a un Jaguar Zoomorfo compuesto por rasgos de pájaro (Figura 29, Apéndice A: Fig.5),
el cual como criatura sobrenatural asociada a los vientos y el rayo se presentaría como un ofrendado
por sacrificio humano, apareciendo en acto de devorar un corazón. A su vez estos murales
representarían a un personaje de elite (Figura 30, Apéndice A:Fig. 6) quien como Jaguar
Antropomorfo se presentaría en una función sacerdotal en relación al Jaguar como criatura mítica,
en un contexto que denotaría su función como ofrendante de sacrificio humano a este ser, de quien
como figura tutelar, obtendría posiblemente su condición felina.

Del mismo modo, estos murales presentarían la tercera categoría de felinos que aquí nos
ocupa, correspondientes a Jaguares Zoomorfos cuadrúpedos quienes dispuestos en la parte inferior
del mural (Figura 30, Apéndice A: Fig. 6), aparecerían como posibles representaciones de
personajes de elite por vías de distinguirse del Jaguar-Pájaro central y asociarse al Jaguar
Antropomorfo sobre ellos. En este sentido, respecto del primero caracterizado por una composición
central frontal única, estos felinos aparecerían representados en serie, con rasgos estandarizados, en
menor tamaño, dispuestos en perfil en una actitud de avance que nominaría al primero como eje
central, apareciendo de esta manera como figuras jerárquicamente menores supeditadas a la criatura
en su posible condición mítica. A su vez, respecto del segundo y su identificación como personaje
humano de elite, estos Jaguares Zoomorfos aparecerían identificados con él por vías de estar
espacialmente dispuestos bajo él, encontrarse en una misma actitud de avance procesional y
compartir los mismos rasgos felinos caracterizados por una piel lisa con los extremos manchados de
la cola y las garras.

Estos Jaguares, aparecerían a su vez como portadores o encarnaciones del viento y el fuego,
asociados al primero por la banda emplumada (Langley, 1986: 259) dispuesta sobre sus lomos y
colas, mientras se vincularían al segundo por su hocico alargado escalonado, que como rasgo físico
podría corresponder a la Serpiente de Fuego (Paulinyi, 1997:30), por una lengua de mariposa que
como símbolo ígneo emergería de sus bocas (Von Winning, 1987:115-124), por dos bandas en su
torso que podrían asociarse a la tormenta por vías de ser variaciones del Objeto F u E (Langley,
1986: 242, 313) y por estar superpuestos por sus estómagos a un Objeto F (Ibíd.:313), el cual podría
ser una representación de la nube cargada de rayos (Paulinyi, 2001:21).
97

En su condición asociada a la tormenta, y como categoría de representación de un grupo de


elite, estos Jaguares aparecerían contextualizados además por cuchillos de sacrificio (Latsanopoulos
2005:176-178; Séjourné 1956: 122; Von Winning, 1987: 85-86), que se intercalarían en pares en su
avance, relacionándose respecto de tal ritual como ejecutores ofrendantes del corazón sangrante
que el Jaguar-pájaro aparecería devorando en el segundo mural.

Como conjunto, estas dos pinturas murales indicarían en primera instancia la posible
identificación de estos Jaguares Zoomorfos como una categoría de personajes de elite, en tal
condición los asociarían al Jaguar, en tanto portador del viento y el rayo como figura tutelar. De tal
forma darían cuenta de que la vinculación con la criatura, se habría llevado a cabo mediante la
ofrenda ritual de sacrificio humano y que esta habría tenido como consecuencia o razón de ser, la
adquisición de los dones de la tormenta los cuales relacionados principalmente con el fuego,
habrían portado y encarnado ellos mismos como felinos supeditados.

A su vez, respecto de la relación que establecerían con el Jaguar Antropomorfo sobre ellos,
su aparición daría cuenta en primera instancia de su identificación como posibles Señores de Alto
Rango, en segundo lugar indicaría que como categorías asociadas, ambas habrían podido responder
a distintos tipos de apropiación del Jaguar, por un mismo grupo de elite amparado por el felino y
que en tal condición ejemplificarían dos formas distintas de relación con su figura tutelar, pudiendo
en este caso el Jaguar Antropomorfo corresponder a la representación de estos personajes, como
ofrendantes de sacrificio que habrían buscado cierta propiciación por parte de la criatura en su
condición de portador de los vientos y el rayo, mientras los Jaguares Zoomorfos que aquí nos
ocupan simbolizarían como hemos indicado la apropiación del don obtenido por la ceremonia,
nominándose ellos mismos como contenedores zoomorfos del fuego del Dios de la Lluvia.

Mientras los Jaguares Zoomorfos vistos hasta ahora se han interpretado como personajes de
elite en relación a sus conjuntos temáticos directos, el tercer y cuarto mural aquí analizados
provenientes del Conjunto de Tetitla (Figura 36) y el Conjunto Atetelco (Figura 37)
respectivamente, representarían a dos Jaguares Zoomorfos identificados como posibles personajes
de elite por la vinculación espacial que presentarían con representaciones de otros grupos de
Señores de Alto Rango, correspondientes a los Señores con Tocado de Borlas y los Señores de Alto
Rango Coyotes. En ambos casos, los personajes felinos se encontrarían en acto de devorar un tri-
espiral (Séjourné, 1956:120), asociándose al contexto de sacrificio humano.
98

Así indicado, el primero de estos murales (Figura 36, Apéndice A: Fig.12) representaría a
un Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo, con Piel Lisa a excepción de una mancha en la punta de la cola y
otra en el hocico, con tocado emplumado con banda de endentadura rayo (Von Winning, 1977:14-
15), que estaría dispuesto sobre una estructura con patas, mientras devora dos tri-espirales
sangrantes (Séjourné, 1956:120) encontrados al frente de su boca. La escena estaría enmarcada por
una cenefa de endentadura rayo y sobre ella, habrían existido una serie de murales perdidos, en
donde según una reconstrucción hecha por Séjourné (2004: 106-107), aparecerían representados una
serie de Señores con Tocado de Borlas, los cuales portando dardos (Von Winning, 1987: 81) con
adornos romboidales en una de sus manos, avanzarían por una banda de camino hacia una tríada de
cuchillos de sacrificio (Latsanopoulos 2005:176-178; Séjourné 1956: 122; Von Winning, 1987: 85-
86,), enmarcados por una cenefa en donde tres de los cuatro símbolos del Motivo de Cuatro
Elementos (Von Winning: 1977:19-20) aparecerían representados.

Esta imagen corresponde a la de más difícil categorización, en tanto dos de los símbolos
que articula son de identificación insegura, interpretando este felino como la representación de un
personaje de elite por la asociación que tendría con los Señores con Tocado de Borlas superiores
(Apéndice A:Fig. 12), los cuales presentados como guerreros asociados al sacrificio, se articularían
en una función relacionada con la del propio Jaguar y por la semejanza que tendría con el siguiente
mural analizado, en donde un felino ejerciendo una función semejante, aparecería directamente
contextualizado con un grupo de elite que denotaría su naturaleza humana.

Figura 36. Mural 3, Pórtico 13, Tetitla. Jaguar zoomorfo como Señor de Alto Rango devorando
tri-espirales sobre un sitial o metate (según De la Fuente 1994: lám. 34, pág. 275).
99

En este sentido, este personaje se presenta como un devorador de dos símbolos identificado
por Séjourné (1956:120) como una variación de un corazón humano. Devorando estos dos tri-
espirales, el Jaguar aquí representado se identificaría así en relación al sacrificio humano, si bien no
es claro si tal asociación refiere a él en un papel de ofrendante u ofrendado, en tanto el acto de
devorar podría referir a él como un objeto de culto o ser una representación “animal” de su
condición de sacrificador (Pasztory, 1997:224).

Con ello, este personaje aparece dispuesto sobre una estructura, cuya identificación también
es incierta, siendo en casos reconocido como un sitial o un metate (Miller 1973:20). De ser un sitial,
la estructura permitiría asociarlo a los bustos de Señores de Alto Rango sobre tronos vistos en
cerámica y desde allí identificarlo como un personaje de alto rango con posibles funciones estatales
asociadas al sacrificio. En este sentido, tronos con esta forma baja pueden ser encontrados en la
iconografía de otras zonas, como en el caso de ejemplares del pre-clásico tardío en Kaminaljuyú
(Kaplan, 1995: fig. 1, 2, 16,17), destacando un ejemplar entre ellos el cual, sin patas, tendría como
decoración una banda de endentadura semejante a la de la cenefa aquí representada (Ibíd., fig. 6). A
su vez, de ser un metate, este símbolo llevaría a cabo una relación entre el Jaguar y el maíz que se
molería en tal instrumento, vinculando al personaje y su condición de sacrificio en relación a la
fertilidad agrícola, en un discurso que podría tener reiteración en otro mural del mismo conjunto
habitacional correspondiente al Jaguar Antropomorfo Reticulado que avanza hacia el templo, que
portaría dos objetos en su tocado posiblemente vinculados al maíz.

Igualmente, este personaje aparecería enmarcado por una cenefa de endentadura rayo (Von
Winning, 1977:14-15) que también lo nominaría en su tocado, el cual como motivo podría
encontrarse vinculado al rayo, reiterado en su identificación con el fuego por los motivos de la
cenefa del mural superior, en donde dos de las bandas del Motivo de Cuatro elementos
representadas, corresponderían al conjunto temático ígneo, así como por la presencia de motivos de
rombo en los dardos de los personajes superiores que lo acompañan y que como la cenefa,
correspondería a un símbolo de fuego (Paulinyi, 2001:14-15).

Como conjunto, este mural y las pinturas superiores que lo acompañan, podría representar a
un personaje de elite en su condición de Jaguar Zoomorfo, vinculado al discurso del sacrificio
humano y el fuego, relacionándolo además con el grupo gobernante de Teotihuacán en el contexto
compartido del ritual sacrificial y su posible contexto ígneo, además de vincularse a través de ellos
con el ámbito militar. A su vez por vías del elemento sobre el que se encuentra dispuesto, este
100

personaje podría o bien reiterarse como un señor de alto rango con funciones estatales o generar una
relación con la fertilidad agrícola encarnada en el maíz, vinculando tal discurso con las dos
funciones mencionadas de sacrificio y guerra.

De la misma forma, la vinculación establecida entre el posible grupo representado por el


felino y los Señores con Tocado de Borlas, correspondería a una relación que ya hemos visto entre
ambos grupos en el caso de los Jaguares Antropomorfos y que, podría indicar la función supeditada
o de representación que el grupo amparado por el Jaguar habría tenido respecto de los posibles
gobernantes de Teotihuacán, siendo en este caso la relación determinada por las funciones de
sacrificio compartidas por ambos y el ámbito militar articulado por el segundo.

A su vez la penúltima pintura aquí analizada (Figura 37, Apéndice A: Fig. 13), se
caracterizaría por ser la única de las imágenes catastradas, que mostraría como tema central la
vinculación del grupo de elite amparado por el Jaguar con otro cuerpo de estado teotihuacano, bajo
la función común del sacrificio humano y la relación de este posiblemente con el discurso del
viento, vistos con anterioridad.

Figura 37. Mural 3, Pórtico 2, Patio Blanco, Atetelco. Jaguares y Coyotes zoomorfos cuadrúpedos
como Señores de Alto Rango devorando un tri-espiral con franjas de plumas sobre su cuerpo (según De la
Fuente 1994: lám. 9, pág. 219).
101

Representando en perfil, el mural mostraría así a un Jaguar Zoomorfo Reticulado


cuadrúpedo con lengua bífida y banda de cuerpo emplumada (Langley, 1986:259), el cual
emitiendo un espiral de voz (Ibíd., 285-287) estaría devorando un tri-espiral sangrante (Séjourné,
1956:120) frente a su boca, acompañado por un coyote que también representado en su condición
zoomorfa cuadrúpeda en perfil, estaría como él devorando un tri-espiral, mientras emite un espiral
de voz e igualmente portaría una banda de cuerpo emplumada, además de dos espirales
posiblemente vinculado a las alas de pájaro en sus patas (Latsanopoulos, 2005:184-188).

La escena se encontraría a su vez enmarcada por una cenefa compuesta de un entrelace de


dos bandas, correspondiendo la primera al cuerpo del coyote caracterizado por un motivo que
simularía su pelo (Cabrera, 1994:204) con posibles hojas de biznaga sobre él (Luna, 1995:380) y la
segunda al cuerpo del Jaguar Reticulado. Este entrelace forma un cuerpo compuesto, una cola de
coyote con hojas de biznaga y una cabeza del mismo animal con tocado, la cual estaría devorando
un corazón sangrante dispuesto delante de su hocico, superponiéndose sobre él patas de Jaguar
Reticulado Emplumado.

Respecto del Jaguar Zoomorfo, su identificación como un personaje de elite, se interpreta


en base a su vinculación con el coyote que tiene al lado, el cual correspondería, como veremos en
detalle en el tercer capítulo, a una representación zoomorfa del grupo de elite amparado bajo el
alero del canino, así como basado en la vinculación que establecería con uno de los conjuntos de
pinturas murales ya analizadas, en donde un Jaguar Antropomorfo Reticulado con lengua bífida
como personaje de elite, portaría los mismos rasgos felinos y compuestos que los de este Jaguar
(Figura 32).

Como representación de un personaje de elite o del grupo amparado bajo su figura, este
Jaguar aparecería caracterizado por una tipología y símbolos, que lo asociarían a la contención de
los dones del inframundo que el felino habría portado en su condición mítica, teniendo una retícula
como representación posible de las aguas o la contención de la fertilidad marina, una banda de
cuerpo emplumada como asociación al viento y una lengua bífida como posible vinculación con la
serpiente en su condición de ser aéreo y de fuego.

En su condición asociada a tales dones, este personaje aparecería vinculado además al


sacrificio humano por vías de devorar un tri-espiral (Séjourné, 1956:120), el cual podría ser
identificado con un corazón al aparecer representado en la misma ubicación y con las mismas gotas
de sangre (Séjourné, 1959:172), con las que este motivo se articularía en la cenefa como motivo
102

visualmente intercambiable, relacionándose en tal función con el coyote a su lado. Respecto de este,
presentado en una composición común con el Jaguar al que acompaña, y vinculado al igual que él
posiblemente con el viento, este canino se articularía como un personaje equivalente al Jaguar, por
vías de nominarse con un discurso sagrado común y ejercer un acto de sacrificio idéntico, indicando
a los Señores de Alto Rango que representaría como personajes relacionados en jerarquía y
funciones rituales y sagradas con aquellos amparados por el felino.

Correspondiente a tal vinculación, la cenefa de este mural aparecería reiterando la


asociación de ambos grupos, por vías de ser literalmente el entrelace de los dos “cuerpos”,
articulándolos como una unidad bajo el discurso del sacrificio humano, que aparecería representado
por el acto de esta criatura compuesta de devorar un corazón, así como en las hojas de biznaga
(Luna, 1995:380) que la banda y cola de canino portarían sobre sí.

Con la asociación directa que este mural presentaría entre el discurso de la tormenta
(encarnada principalmente en la figura del viento), el sacrificio humano y el cuerpo de elite de los
coyotes, el Jaguar Zoomorfo de esta imagen podría encontrarse vinculado además con el ámbito de
la guerra, en asociación a la imagen de Jaguar Antropomorfo antes mencionada, reiterándose tal
relación en la existencia dentro del conjunto habitacional de Coyotes Antropomorfos guerreros.

De esta manera, este mural daría cuenta de la representación de personajes de elite como
Jaguares Zoomorfos, por vías de asociarlos a otro grupo que también identificado bajo una tutela
animal, habría adoptado a su criatura como representación propia, siendo la relación entre ambos
una correspondiente a los discursos de sacrificio y propiciación de los dones del ámbito frío del
universo, que ya hemos visto en las imágenes anteriores, los Señores de Alto Rango amparados por
el Jaguar habrían apropiado como capacidades sagradas específicas de sus funciones estatales.

A su vez, la última pintura analizada de esta sub-categoría (Figura 38, Apéndice A:Fig.14)
correspondería a la representación más simbólica de las articuladas no sólo respecto de los Jaguares
Zoomorfos como representaciones de personajes de elite, sino de todas las apropiaciones del felino
como símbolo de poder de Señores de Alto Rango, correspondiendo a la articulación del Jaguar en
su condición reticulada de dador de agua, como un símbolo que nominaría a un cuerpo de busto,
como posible motivo de cuerpo estatal.
103

Figura 38. Dibujo del Mural 2, Pórtico 10, Conjunto de los Jaguares, Zona 2. Jaguar
zoomorfo cuadrúpedo reticulado sobre un busto (según Miller 1973: fig. 40, pág. 55).

Así indicado, teniendo como cenefa superior un motivo de retícula (Von Winning, 1987:
102-106), el mural desplegaría a un Jaguar Reticulado en su condición zoomorfa cuadrúpeda, el
cual con una banda de cuerpo de endentadura rayo (Von Winning, 1977:14-15) y un tocado
emplumado con la misma banda, se encontraría emitiendo un doble espiral de voz con forma de
banda de ondas de agua (Langley, 1986:287), dispuesto a modo de cabeza sobre el cuerpo de un
busto compuesto por una estructura trapezoidal, con un manto caracterizado por una banda central
diagonal con símbolos escalonados y puntos, y dos manos con muñequeras emplumadas dispuestas
en los costados (Paulinyi, 2001: 6-7).

En relación a su condición de posible contenedor de los dones acuáticos, portador del fuego
y dador de agua, este Jaguar Zoomorfo Reticulado aparecería aquí articulado como un símbolo
tutelar de un cuerpo al que nominaría como cabeza, en una composición que aparece solamente en
otro caso dentro de la iconografía teotihuacana, correspondiente a un busto con Tocado de Borlas
(Apéndice C: Fig. 7) y que comparativamente, pareciera estar nominando a los símbolos que los
particularizarían como posibles motivos tutelares

En relación a ello, esta forma de cuerpo con manto y manos con muñequeras emplumadas,
podría ser asociado a la composición de busto de Señores de Alto Rango que hemos visto se
presentaría en las diversas sub-categorías de los personajes de elite identificados con el Jaguar,
104

vinculándose visualmente con ejemplos tales como el mural proveniente de Zacuala, en donde se
representaría un señor con cuerpo de busto y Tocado de Jaguar en su tipología reticulada tal como
aparece este felino. Su relación, indicaría que el felino aquí superpuesto en su condición zoomorfa a
modo de cabeza, estaría siendo usado como un símbolo de poder humano, siendo su relación con el
busto a modo de cuerpo, una forma por la cual se habría podido representar la existencia de un
grupo específico de la elite, que con funciones asociadas al gobierno se habría identificado con
felino en su condición sagrada de portador de las aguas y el fuego del Dios de la Lluvia.

Como conjunto, las imágenes de Jaguares Zoomorfos aquí estudiadas presentarían no sólo
una posible identificación con un cuerpo de la elite al que habrían representado, sino que en tal
instancia darían cuenta de la condición de Jaguares que ellos mismos habrían adquirido, como
nominación de las facultades sagradas que habrían especificado sus funciones humanas, aquí
vinculadas al rito de la tormenta y el sacrificio humano, adquiriendo una relación visual sustitutiva
que habría de estrechar aún más las relaciones indirecta y directa antes establecidas entre Señores
de Alto Rango y Jaguar por las categorías de Señores con Tocado de Jaguar y Jaguares
Antropomorfos, articulando sin embargo respecto de ellos los mismos discursos, facultades y
funciones sagrado-estatales.

Recapitulación:

Como hemos visto, dentro del conjunto temático del Jaguar, existiría un sub-conjunto de
imágenes correspondientes a la articulación del felino en su condición de criatura mítica, como
símbolo de poder político-sagrado por parte de un cuerpo de la elite, que apropiándolo mediante tres
categorías distintas de composición y probablemente de relación, adquirirían a la criatura como
símbolo de definición de las propias capacidades y funciones que ejercerían como personajes de
alto rango vinculados al Estado, pudiendo nominarse en tal sentido como Señores de Alto Rango
Jaguar.

En este sentido, las funciones militares, sacerdotales y de sacrificio, que estos personajes
harían articular con capacidades sagradas vinculadas al fuego, el viento y el agua, relacionados con
otros cuerpos de la Elite como son los Señores con Tocado de Borlas y los Señores Coyote, darían
cuenta de ellos como posibles agentes del poder que, especificados bajo la tutela del Jaguar como
105

criatura mítica, habrían ejercido y particularizado funciones relacionadas con la geografía política
teotihuacana.

Para ello, este conjunto de imágenes retomaría los discursos y tipologías del felino vistos en
el primer capítulo, relacionándose con la condición aérea, ígnea, acuática y fértil de la criatura, al
tiempo que establecerían vinculaciones con las tierras del Inframundo, el Dios de la Lluvia y el
Dios Mariposa Pájaro, siendo además ellos los protagonistas del sacrificio del que el Jaguar se
mostraría como objeto ofrendado.

Así indicado, este conjunto de tres categorías posiblemente referentes a un solo grupo,
corresponderían a un conjunto visual que buscaría definir la existencia de un cuerpo específico,
dentro de los múltiples representados en la grafía estatal de la ciudad, nominados bajo un discurso
sagrado que los habría articulado como Jaguares con capacidades sagradas, dentro de la esfera de
ejercicio del poder humano.

En su condición estandarizada, impersonal y serializada, estos personajes se articularían a


su vez como representaciones posibles del grupo o cuerpo caracterizado con tales facultades, más
que a personajes específicos, en una anatomía del poder que múltiples vece estudiada (Headrick,
2007; Manzanilla 2008, 2009; Manzanilla & López Luján, 2001; Millon, 1981, 1988d, 1992;
Millon1988a, 1988b; Pasztory, 1997; Paulinyi, 2001), podría haberse caracterizado por un aspecto
sacralizado y corporativo, en donde los títulos y funciones en relación a tutelas divinas habría sido
el aspecto adjetivador relevante del poder humano.

En relación a tal mapa visual de Estado, este conjunto de imágenes se relacionará con tres
conjuntos temáticos del poder humano, estableciendo en su vinculación no sólo su propia condición
de cuerpo político-sagrado, sino indicando por esta vía ciertas formas en las que pudo insertarse y
servir al orden de gobierno representado, definido y legitimado en el discurso visual, como veremos
en el último capítulo de esta investigación.
106

Capítulo 3

Los Señores de Alto Rango Jaguar y la iconografía del Poder en Teotihuacán

Como hemos visto, dentro del conjunto temático del Jaguar existiría un sub-conjunto
iconográfico correspondiente a un grupo de personajes de elite, los cuales denominados como
Señores de Alto Rango Jaguar apropiarían al felino como símbolo de poder político-sagrado,
definiendo y particularizando sus funciones de Estado relacionadas fundamentalmente con el
aspecto militar y el sacrificio humano, a partir de las capacidades míticas del felino como un ser
aéreo, contenedor de las aguas y portador del fuego.

En tal definición, este grupo articularía una serie de relaciones con otros conjuntos
temáticos identificados dentro de los estudios iconográficos teotihuacanos primariamente o en
profundidad, como posibles cuerpos de la nobleza con funciones estatales, dando cuenta de que
como representación del poder humano, estos Señores de Alto Rango Jaguar se habrían insertado y
dialogado con el resto de las representaciones del gobierno.

Su relación se llevará a cabo fundamentalmente con tres grupos correspondientes a los


Señores con Tocado de Borlas (Millon, 1988a: 114-134; Pasztory 1997: 117-121; Paulinyi, 2001),
los Señores Coyote (Paulinyi, 2009:182-193) y los Señores amparados por la Serpiente (Sugiyama,
1994:205-229, 2002:117-143), estableciendo vínculos más o menos estrechos con estos conjuntos a
través de una tutela central correspondiente al Dios de la Lluvia que los habría dotado como cuerpos
de gobierno bajo su alero con los dones de la tormenta, expresada principalmente en la figura del
fuego del rayo. A su vez, las funciones estatales principales a través de las cuales el grupo felino se
vinculará con estos otros tres cuerpos del gobierno, corresponderá a las funciones militares y
principalmente en el caso del segundo grupo, con el sacrificio humano.

Respecto de su integración con esta tríada, los conjuntos temáticos de Señores de Alto
Rango darán cuenta de que en Teotihuacán, el discurso del poder pudo vincularse con el discurso
sagrado como elemento caracterizador y legitimador de sus acciones estatales, definiéndose
visualmente además de forma mayoritaria con la apropiación de símbolos zoomorfos compuestos
(Pasztory, 1997:223-225).
107

Respecto del estudio general de los posibles discursos del poder estatal en la iconografía en
Teotihuacán, si bien este es un aspecto que ha sido reconocido como un ámbito relevante dentro del
arte de la ciudad (Kubler, 1967:3-11; Pasztory, 1993:57-58), existen hasta el día de hoy escasos
estudios acerca del tema, siendo reconocidos y abordados como conjuntos propiamente tales
solamente dos de los grupos que aquí abordaremos, correspondientes a los Señores con Tocado de
Borlas (Millon, 1988a:114-134; Paulinyi, 2001) y los Señores Coyote (Paulinyi, 2009:182-193).

En este sentido, existen otras relaciones además de las aquí bosquejadas que sin embargo en
su reconocimiento escapan a los objetivos de este estudio, en tanto dar cuenta de ellas implicaría
llevar a cabo un análisis acabado de las representaciones humanas dentro de la iconografía
teotihuacana, siendo por ende las aquí abordadas aquellas permitidas por los análisis ya existentes.
Mencionamos sin embargo, como posible campo futuro de investigación, que junto con las
vinculaciones aquí establecidas, los Señores de Alto Rango Jaguar presentarían una relación
relevante con un posible grupo amparado por un Pájaro, con el que se asociarían en el conjunto
Atetelco, en un mural de un Señor de Alto Rango que con discos con Lengüeta enrejada, tendría
cabezas de pájaro sobre su tocado y una cola de ave adosada a su espalda (Apéndice C: Fig. 18) y
en una representación en donde pájaros sobre contenedores con Objeto E rodeados de cuchillos de
sacrificio (Apéndice C: Fig. 17), recordarían a los Jaguares Zoomorfos con Objeto F superpuesto
bajo sus estómagos, de uno de los murales del Conjunto Sur.

Como aspecto introductorio de este análisis de la iconografía de elite en Teotihuacán,


mencionamos que el reconocimiento de diversos grupos con posibles funciones estatales se ha
llevado a cabo tanto a partir de la pintura mural como en cerámica.

Respecto de la primera se ha indicado que los Señores de Teotihuacán se caracterizarían por


ser figuras de perfil mostradas en procesión, sin rasgos físicos particulares que los individualicen
entre sí, pero con claras distinciones en las vestimentas y objetos que portan que pretenderían
destacar el cargo, la función (sacerdotes, guerreros, sacrificadores) y la pertenencia a determinado
grupo, en un sistema que exaltaría una visión colectiva del poder político y religioso (Headrick,
2007:41-42; Pasztory, 1997:220-223), reconociéndose posibles grupos de elite como figuras
sacerdotales (Kubler, 1967: 10), como representaciones fundamentalmente militares en el caso
principal de Atetelco (Cabrera, 2002 citado en Paulinyi, 2009:186; Headrick, 2007:72-89,; Millon
1988c: 123-127, 207-217; Von Winning, 1987: 86-91) y de gobierno (Pasztory, 1997: 107-121,
108

182-186, 219-225; Paulinyi, 2001, 2009:182-193), siendo los estudios más importantes y extensos
del tema aquellos referidos a los Señores con Tocado de Borlas (Millon, 1988a; Paulinyi 2001).

A su vez en vinculación con la cerámica, la interpretación de representaciones de la elite se


han dado a partir de la aparición de figurillas que en formato busto articularían una serie de tocados
diversos que podrían dar cuenta de variadas tutelas sobre grupos humanos de la nobleza, cuyas
funciones estatales quedarían nominadas además por la presencia de varias de estas sobre los ya
mencionados “tronos” (Pasztory, 1997:120-121).

Con ello, existe un ejemplar correspondiente a la llamada Vasija de las Colinas o Vasija de
Calpulalpan (Apéndice C: Fig. 1), usualmente interpretado en relación a las representaciones de
Señores de Alto Rango y la posible existencia de cuatro grupos de gobierno, cuatro divisiones de la
ciudad o cuatro títulos (Kubler, 1967: 8; Manzanilla & López Luján, 2001:59; Millon, 1988a: 124-
125; Pasztory 1997:114; Paulinyi, 2001:9, 2009:190; Von Winning, 1987:72-76), en tanto en ella
aparecerían cuatro personajes de elite que en función ofrendante se nominarían por un símbolo
tutelar particular cada uno delante de ellos, correspondientes a un Coyote, un Tocado de Borlas, un
Pájaro y una Serpiente. La composición se caracterizaría a su vez por que tres de los personajes
caracterizados por símbolos zoomorfos, aparecerían con vestimenta estandarizada mientras el
cuarto correspondiente al Tocado de Borlas, se distinguiría por llevar este mismo símbolo sobre su
cabeza acompañado además de anillos oculares como rasgo facial (Kubler, 1967:9). Igualmente,
estos cuatro posibles personajes o grupos de gobierno, aparecerían contextualizados por el Dios de
la Lluvia que desde el fondo de la vasija, daría cuenta de su posible tutela divina sobre ellos.

Del mismo modo, el reconocimiento de ciertos grupos vinculados con tutelas sagradas
articulados por medio del arte, se daría en los estudios correspondientes a las esculturas de la
Pirámide de la Serpiente Emplumada, que darían cuenta de la iconografía de la estructura como una
de poder humano (Pasztory, 1997: 108-118; Sugiyama, 2002: 123-135), y en vinculación a ella de
la esculturas principalmente de felinos en otras zonas como una expresión semejante (Headrick,
2007:93-94).

En cuanto al estudio de las representaciones del poder estatal como conjunto, existe
solamente un estudio que desde la iconografía pretendería llevar a cabo una lectura grupal del
discurso visual del poder estatal y definir a partir de él la posible naturaleza que habría tenido este al
109

interior de Teotihuacán, si bien este no es aquí considerado debido a lo insostenible de su tesis


central por los problemas metodológicos que presenta12.

A su vez, en relación a la definición de un discurso de poder estatal que podría estar


articulado a través de estas imágenes, los estudios se han decantado en general por dar cuenta de
que en Teotihuacán pudo existir un sistema de co-gobierno, que haría exaltado una naturaleza
impersonal y colectiva del poder, el cual se habría amparado además en el discurso sagrado
(Headrick, 2007; Manzanilla y López Luján, 2001; Millon, 1988a; Millon, 1981, 1988d, 1992;
Pasztory, 1997; Paulinyi, 2001). En favor de esta interpretación se han indicado evidencias
arqueológicas y arquitectónicas tales como la dificultad para delimitar palacios o edificios
gubernamentales (Manzanilla y López Luján, 2001, Manzanilla 2002), la carencia de tumbas reales
(Manzanilla, 2008:122, 2009:32-36), la condición estandarizada de los conjuntos habitacionales y la
monumentalidad de los espacios templarios (Millon, 1981, Cabrera 2004), así como evidencias
visuales correspondientes a la falta de monumentos que exalten la figura del gobernante o la
nobleza (Pasztory, 1997: 50-57), teniendo en cambio composiciones del poder humano
caracterizadas formalmente por su naturaleza impersonal, anónima, estandarizada, genérica y
repetitiva, con discursos que aludirían a su función de ofrendantes y su dependencia en otras
instancias (de gobierno y militares) del mundo divino, dando cuenta posiblemente de un sistema
que exaltaría una visión colectiva y sagrada del poder político (Headrick, 2007:41-42; Pasztory,
1997:50-57, 117-121, 220-223).

En este contexto, los Señores de Alto Rango Jaguar aparecerían vinculados dentro de la
iconografía teotihuacana, especialmente en el caso de la pintura mural, con al menos cuatro
tipologías de personajes humanos de elite, tres de las cuales serán tratados en extensión por vías de
haber sido identificadas por ostros autores como posibles cuerpos/grupos de nobleza con funciones
estatales.

De estas relaciones, ellas permiten dar cuenta de la integración de los Señores de Alto
Rango Jaguar dentro del discurso del poder estatal en Teotihuacán, así como de la relevancia que
este grupo habría tenido dentro de él, si bien existe una pieza en donde la ausencia de este grupo
llama la atención por contradecir lo recientemente postulado.

12
Ver Headrick (2007)
110

Correspondiente a la ya mencionada Vasija de Calpulalpan, que ha sido interpretada por los


múltiples autores que la han tratado como una de las piezas más relevantes a la hora de analizar las
imágenes del poder humano en Teotihuacán (Kubler, 1967: 8; Manzanilla y López Luján, 2001:59;
Millon, 1988a: 124-125; Pasztory 1997:114; Paulinyi, 2001:9, 2009:190; Von Winning, 1987:72-
76), los Señores de Alto Rango amparados por el Jaguar no aparecen. Si bien podría existir una
interpretación acerca de esto como postularemos en el sub-capítulo de los Señores con Tocado de
Borlas, con seguridad no podemos proponer por qué uno de los grupos con mayor presencia dentro
de la iconografía teotihuacana no se encuentra en tal objeto cerámico. Su posible ausencia podría
ser decantada simplemente en base a suponer que la vasija pudo ser hecha en un contexto en donde
el conjunto temático del Jaguar no resultaba relevante, sin dejar de llamar la atención sin embargo
que fabricada probablemente durante la fase Metepec (Von Winning, 1987: 73), esto se haya
sucedido en un periodo en donde las imágenes del Jaguar proliferan.

De esta manera en el contexto señalado, este último capítulo abordará brevemente el


ingreso de los Señores de Alto Rango Jaguar al interior de la iconografía del poder humano en
Teotihuacán, profundizando en la aparición de tres conjuntos temáticos vinculados con él, junto con
un cuarto grupo del cual se propone su existencia y relación.

Los Señores de Alto Rango Jaguar y los Señores con Tocado de Borlas

Los Señores con Tocado de Borlas, corresponden al primer conjunto temático de la elite
teotihuacana, reconocido y estudiado como posible representación de un cuerpo estatal.

Sus primeros estudios correspondientes a Clara Millon (1973, 1988a), habrían dado cuenta
de él como posibles representaciones de un grupo de las más altas esferas del poder teotihuacano,
llevando a cabo acciones diplomáticas, comerciales y fundamentalmente militares, relacionados con
el Dios de la Lluvia y las representaciones de Señores de Alto Rango Coyotes. Posteriormente,
estudios como el de Pasztory (1997:114-120), sugerirían que el Tocado de Borlas pudo
corresponder a un símbolo de poder político, siendo sus portadores los posibles gobernantes de
Teotihuacán. A su vez, Paulinyi (2001) retomará el estudio iconográfico de estos señores llevado a
cabo por Clara Millon, realizando la investigación más acaba existente hasta el momento de este
conjunto temático, proponiendo que los Señores con Tocado de Borlas habrían correspondido a la
representación de la esfera de poder más alta de Teotihuacán, gobernantes en un sistema de co-
111

regencia, amparados bajo el alero divino del Dios de la Lluvia, bajo cuya tutela habrían adquirido
la capacidad militar de su fuego, con una jerarquía interna en la cual habrían ejercido como
gobernantes, militares y embajadores, teniendo como posible sede de poder político-sagrado a la
Pirámide del Sol. Debido a la calidad del estudio, retomado como propuesta por otros
investigadores (Manzanilla, 2008: 115), partimos de su análisis para dar cuenta aquí de la relación
establecida entre los Señores de Alto Rango Jaguar y este conjunto compuesto por los posibles
gobernantes de Teotihuacán.

Así indicado, los Señores con Tocado de Borlas corresponden al conjunto temático humano
de gobierno que establece la mayor cantidad de relaciones iconográficas con el conjunto de los
Señores de Alto Rango Jaguar, vinculados tanto en pintura mural como cerámica.

Respecto a su interpretación, las vinculaciones entre estos dos grupos son tan estrechas que
es posible existan dos vías por las cuales este conjunto de imágenes y sus posibles representados se
hayan relacionado. La primera, propuesta por Paulinyi (2001) respecto a un conjunto acotado de las
imágenes aquí estudiadas que incluirían principalmente a estos señores en su categoría de Jaguares
Antropomorfos, corresponde a que el conjunto temático que hemos analizado, o al menos una
porción de él, sean paráfrasis de los Señores con Tocado de Borlas, siendo su representación no un
grupo de elite independiente sino un aspecto del grupo previamente delimitado por este investigador
y que posiblemente pudo ejercer como cuerpo de gobierno de Teotihuacán. En este sentido, si bien
Paulinyi (2001:14-21) indico, la representación como Jaguares de este grupo de gobierno pudo
responder a la particularización de ciertas funciones de guerra que adoptando al felino como
símbolo les habría permitido articularse como productores y portadores del rayo bajo la deidad
tutelar de Estado correspondiente al Dios de la Lluvia, la relación entre Señores con Tocado de
Borlas podría extenderse también a su oficio de sacrificio al Jaguar y de ofrendantes al Dios
Mariposa Pájaro, en tanto en algunas de las imágenes en donde los Señores de Alto Rango Jaguar
aparecen realizando estas acciones, se darían igualmente vinculaciones con el posible grupo
gobernante teotihuacano.

Con ello, la Pirámide del Sol como posible sede poder político (Ibíd., 21-22), si bien no
presenta iconografía de los Señores con Tocado de Borlas que reclame el espacio para su égida
política, sí lo hace de Jaguares, los cuales habiendo decorado su fachada podrían estar articulados
no solamente como esculturas de la criatura mítica, sino también como símbolo de poder humano
tutelar reclamado por el que habría sido el grupo de mayor importancia en Teotihuacán. Igualmente
112

como hemos señalado, la Vasija de Calpulalpan con las representaciones de sus cuatro posibles
grupos estatales no portaría al Jaguar como símbolo de poder, abriendo la interrogante de porque un
grupo que habría sido tan representado dentro de la pintura mural, no lo hace en la pieza que por
diversos autores ha sido calificada como representación de la geografía política teotihuacana del
periodo tardío. Como indicamos, esto podría tener que ver con su contexto de producción, pero si
los Señores de Alto Rango Jaguar pudieron relacionarse con los Señores con Tocado de Borlas
como representación de ellos, su ausencia también podría explicarse en tanto estos señores sí
aparecen representados. Del mismo modo, en el caso de los ejemplares de iconografía de poder
teotihuacano fuera de la ciudad, la Estela 4 y la Estela 31 de Tikal (Apéndice C: Fig. 19, 20)
mostrarían a un gobernante maya del periodo de influencia de la urbe sobre el Petén con Tocado de
Jaguar y escudo con rostro de un Señor con Tocado de Borlas, mientras la Estela 32 (Paulinyi,
2001: Fig. 9) mostraría a un gobernante maya con el último tocado mencionado, dando cuenta de
que los dos símbolos tuvieron una importancia equivalente y suficientemente relevante como para
que regentes de otras zonas los adoptaran como propios (Ibíd., 2-10). En este sentido, si el Jaguar
como criatura mítica fue el personaje sobrenatural más importante del Dios de la Lluvia pudiendo
en ciertas instancias ser su representante, puede sugerirse que los Señores más importantes bajo el
alero de la deidad también pudieran tomar al felino como símbolo, en ciertas circunstancias.

Por otro lado, si bien esta interpretación podría resultar sugerente a partir de los análisis que
veremos, el problema de ella es que a pesar de la estrecha vinculación entre ambos conjuntos
temáticos, existen una serie de discursos desarrollados por los Señores de Alto Rango Jaguar que no
tienen equivalentes en el caso de los Señores con Tocado de Borlas y que generan un excedente
discursivo respecto de este segundo grupo. Con ello, si bien la relación resulta numéricamente
relevante respecto de otros grupos de la elite, esta no se sucede en todas las imágenes, siendo
proporcionalmente menor dentro del conjunto general de representaciones catastradas. Igualmente,
los Señores de Alto Rango Jaguar se relacionan con los Señores de Alto Rango Coyote en una
equivalencia de rango y funciones, que daría cuenta de ellos como un conjunto jerárquicamente
inferior a los gobernantes de Teotihuacán, generándose así una desigualdad en la importancia con la
que ambos grupos se presentarían. Del mismo modo, los Señores con Tocado de Borlas no portan
iconografía del conjunto temático del Jaguar a excepción de la vinculación posible con el fuego, que
como capacidad aparece en otros grupos de elite y que pareciera estar más bien vinculada con el
Dios de la Lluvia, impidiendo igualmente la equivalencia por vías del discurso.
113

En este sentido, se abre la segunda posibilidad de interpretación y es que si los Señores de


Alto Rango Jaguar no fueron los Señores con Tocado de Borlas sino un grupo independiente, su
relación podría responder a dos grupos que en primer lugar habrían compartido una tutela divina
común correspondiente al Dios de la Lluvia, que en segunda instancia se habrían relacionado entre
sí por cumplir funciones comunes vinculadas a su caracterización sagrada y que por tal vía podrían
haberse relacionado a través de una jerarquía del poder estatal en donde los Señores con Tocado de
Borlas como posibles gobernantes, habrían supeditado las funciones específicas ya analizadas de los
Señores de Alto Rango Jaguar, para servicio del gobierno.

Debido a que las imágenes son la única huella de los discursos del poder y de que no
existen evidencias arqueológicas que permitan inclinarse por alguna opción, para este estudio nos
conformamos con señalar la relación y sus posibles interpretaciones a la luz de la iconografía,
siendo la realidad política escondida tras ellas de carácter oscuro al menos para la información que
se tiene de Teotihuacán en la actualidad.

Así indicado, la primera relación establecida entre ambos grupos corresponderá a la tutela
compartida del Dios de la Lluvia como posible figura tutelar de gobierno (Pasztory, 1997: 119;
Paulinyi 2001:22), en su condición de deidad suprema de Teotihuacán (Von Winning, 1987: 65)
vinculada con la regencia del ámbito frío del universo, entre cuyos dones se habrían encontrado los
del rayo como fenómeno de la tormenta. En este sentido, la asociación se produce a través de un
objeto/símbolo que aparecería portado por figurillas de Señores de Alto Rango Jaguar en su
categoría de personajes de elite con Tocado de Jaguar (Figura 39) y en su condición de Jaguares
Antropomorfos (Apéndice B: Fig. 9), correspondiente a una nariguera con la forma de la boca del
Dios de la Lluvia (Langley, 1986:276), que en el caso de la primera categoría conservaría los
colmillos felinos, mientras en la segunda se caracterizaría con colmillos de serpiente.

Figura 39. Dibujo de figurilla cerámica de Figura 40. Dibujo de Figurilla cerámica de
busto de Señor de Alto Rango con Tocado un busto de Señor de Alto Rango con
de Jaguar emplumado, anillos oculares y Tocado Yelmo de Jaguar, anillos oculares
nariguera de boca del Dios de la Lluvia y nariguera de la boca del Dios de la
(según Matos 1990: imagen 83, pág. 117). Lluvia (según Séjourné, 1966: fig.73).
114

La aparición de este objeto, indicaría en primer lugar la supeditación que los Señores de
Alto Rango Jaguar tendrían hacia el Dios de la Lluvia, reiterada en el caso de las figuras de la
primera categoría por la presencia de anillos oculares (Kubler, 1967:9) como adornos faciales
acompañantes de la nariguera. En tal relación, estas figurillas se asociarán a su vez a dos
representaciones de la deidad (Apéndice C: Fig. 2 y 3), en donde caracterizado con este labio de
felino y colmillos y lengua de serpiente, el Dios de la Lluvia portaría además un Tocado de Borlas,
sugiriendo una relación entre tal tipología de boca y los Señores con tal tocado y a través de él,
entre los señores amparados por el Jaguar y los posibles gobernantes de Teotihuacán. La relación
entre deidad con colmillos, lengua bífida y tales señores, se reiteraría a su vez en tanto los mismos
Señores con Tocado de Borlas como los Señores de Alto Rango Jaguar, llevarían en al menos una
imagen, una nariguera como síntesis de aquella boca (Apéndice C: Fig.4).

En este sentido, la convergencia de ambos grupos se sucedería a través de la figura del Dios
de la Lluvia, el cual además en dos de las imágenes mencionadas aparecería reiterando la posible
connotación ígnea que llevar rasgos de serpiente le otorgaría, vinculado con la capacidad específica
del rayo, encarnado en la primera imagen en una serpiente bicéfala dispuesta en su torso y en el
segundo ejemplar en garras de Jaguar que emiten fuego (Paulinyi, 2001: 20).

Con ello, la vinculación entre el Dios de la Lluvia con boca felina y de serpiente, los
Señores de Alto Rango Jaguar con tal nariguera y los Señores con Tocado de Borlas, aunados bajo
el discurso divino del rayo, tiene igualmente una posible convergencia en el caso de una de las
pinturas murales ya analizadas, proveniente de Tepantitla (Figura 31), en donde Señores de Alto
Rango en su condición de Jaguares Antropomorfos con composición de busto, tienen ellos mismos
una lengua de serpiente que emerge bajo sus colmillos felinos, portan una garra con ojos de fuego
semejante a la de la deidad en la vasija y espacialmente se vinculan por un mural superior a los
Señores con Tocado de Borlas que ejercen la misma acción (Ibíd., 18-20).

Una segunda asociación entre ambos grupos, se sucedería a su vez en la vinculación en tres
ejemplares, del símbolo de borla (Langley, 1986:338) como motivo de los Señores con Tocado de
Borlas, la retícula (Von Winning, 1987: 102-106) como símbolo de los Señores de Alto Rango
Jaguar y la figura del templo, como símbolo/espacio de convergencia de ambas tutelas.
115

Figura 41. Dibujo tapa de vasija. Jaguar con boca del Dios de la Lluvia y techo de Templo
con borlas sobre su cabeza (Taube, 2011: fig. 5.7b).

En este sentido, la primera de estas imágenes (Figura 41) correspondiente a un ejemplar de


vasija mostraría el rostro de un Jaguar caracterizado por ojos emplumados (Kubler, 1972:20), que
relacionándose con el grupo de imágenes anteriormente mencionadas, portaría el labio del Dios de
la Lluvia caracterizado por colmillos y lengua bífida, mientras sobre su cabeza estaría dispuesto un
techo de templo con almenas escalonadas (Langley, 1986:301) y borlas (Ibíd.,338), siendo su boca
indicio en primer lugar de que el felino se ampara bajo el Dios de la Lluvia cuando este se
relacionándose con un aspecto ígneo y se declara como figura tutelar del grupo gobernante
teotihuacano de quien lleva su tocado, mientras el techo podría indicar que este Jaguar reclama un
espacio templario bajo su tutela y que tal espacio reitera la vinculación ya dada por su boca, con los
Señores con Tocado de Borlas.

Tal relación es retomada a su vez, en el caso de la segunda imagen aquí mencionada


correspondiente a uno de los murales de Tetitla (Figura 33), en donde un Señor de Alto Rango en su
condición de Jaguar Antropomorfo Reticulado avanza hacia un templo nominado por rosetas y un
techo almenado (Ibíd., 301) con borlas (Ibíd., 338). Como dijimos en el análisis correspondiente,
esta imagen daría cuenta de que el personaje de elite se ampara bajo un espacio que con posible
función sagrada y estatal, también se nomina bajo la tutela de los gobernantes de Teotihuacán,
reiterando el vínculo visto en el ejemplar cerámico entre ambos grupos, por vías de compartir el
mismo templo, entendido como símbolo de sede estatal. A su vez, este felino lleva una tipología
que lo vincularía posiblemente con el fuego por vías de llevar una banda de endentadura rayo sobre
su cuerpo, asociándose a la relación con tal elemento dada en la imagen de vasija, por la boca del
Dios de la Lluvia adoptada por el felino.
116

Con ello la tercera imagen correspondiente a una vasija (Apéndice C:Fig.5), reitera una
relación entre ambos grupos relacionada con los dos ejemplares ya mencionados, por vías de
vincular a un Señor con Tocado de Borlas con una triple franja de símbolos sobre la que estaría
dispuesto, compuesta de una retícula (Von Winning, 1987: 102-106), una endentadura rayo (Von
Winning, 1977:14-15) y una banda de plumas (Langley, 1986: 259), tríada que el Jaguar
Antropomorfo del mural recién mencionado porta como caracterización única de las
representaciones felinas de elite, sobre su cuerpo.

A su vez, existe un ejemplar que deslindándose de la vinculación simbólica recientemente


referenciada, articularía sin embargo una relación entre un Señor de Alto Rango Jaguar y el símbolo
de borlas (Ibíd., 338), correspondiente a una vasija en donde el primer personaje estaría ofrendando
al disco solar en su condición acuatizada, contextualizado por un marco inferior con el segundo
motivo (Apéndice B: Fig.6).

Como indicamos en el análisis correspondiente de esta imagen, el personaje aquí amparado


por el felino aparecería apropiando parte del discurso mítico de la criatura correspondiente a ser el
representante del Inframundo frente a la deidad celeste, actuando en tal acción en vinculación a la
tutela estatal representada por las borlas del marco que podrían sugerirlo como un personaje al
servicio de los señores que ellas representarían o como uno de estos señores que se nominaría como
Jaguar para servir al sol, en una asociación que recuerda la presencia ya mencionada de esculturas
de Jaguar en la Pirámide que no sólo habría sido santuario del Dios de la Lluvia, sino también
posiblemente de la deidad solar.

El tercer tipo de vinculación entre ambos grupos, se llevaría a cabo por la cercanía espacial
entre murales de ambos conjuntos producidos en tres conjuntos habitacionales correspondientes a
Tepantitla, Tetitla y Techinantitla, pudiendo interpretarse como imágenes temáticamente
relacionadas en tanto el estilo pictórico teotihuacano desarrollado en estos espacios arquitectónicos
se habría caracterizado por componer pinturas murales discursiva y compositivamente
interrelacionadas entre sí (Pasztory, 1997:194-197). Así indicado, en Tepantitla el mural de talud
de los Tlaloques Rojos tendría como pintura superior la representación de un Señor con Tocado de
Borlas (Figura 31). Como pinturas espacialmente vinculadas, los murales relacionarían
temáticamente a ambos tipos de personajes por componerlos como bustos y representarlos en el
ejercicio de dos funciones compartidas: arrojar fuego y portar armas como símbolo de su condición
militar (Paulinyi, 2001:18-20). Con ello, ambos murales se verían conectados por el símbolo de
117

quinterno (Langley, 1986:279-280) que enmarcaría a los Jaguares Antropomorfos del primero desde
la cenefa y al Señor con Tocado de Borlas en la estructura compositiva de red.

En el caso del segundo conjunto correspondiente a Tetitla (Apéndice A: Fig.12), ocurriría


una relación semejante a la anteriormente bosquejada, en tanto los murales que desplegarían a un
Jaguar Zoomorfo devorador de tri-espiral (Séjourné, 1956:120) sobre un sitial o metate, habrían
tenido en su condición de pinturas de talud, murales superiores compuestos de Señores con Tocado
de Borlas. De ser fidedignas las reconstrucciones de estas pinturas realizadas por Séjourné (2004:
106-107) como en el caso anterior Jaguares y Señores con Tocado de Borlas se relacionarían no
sólo espacialmente sino por articular temas comunes, correspondientes a la función de sacrificio
humano encarnada en el primero en el acto de devorar y en los segundos en los cuchillos de
sacrificio (Latsanopoulos 2005:176-178; Séjourné 1956: 122; Von Winning, 1987: 85-86) hacia los
que avanzan, así como la posible connotación sagrada ígnea de su acción, representada en el caso de
ambos por cenefas posiblemente vinculadas con el fuego del rayo (Paulinyi, 2001: 14). Con ello, de
este conjunto provendría igualmente el Jaguar Antropomorfo Reticulado anteriormente señalado, el
cual dirigiéndose a un templo con techo de borlas y enmarcado por una cenefa con los mismos
motivos establecería nuevamente una vinculación con los Señores con Tocado de Borlas que
habrían estado aquí representados, por vías de aparecer directamente con su posible símbolo tutelar.

La tercera asociación, correspondería a su vez a los murales provenientes de Techinantitla


(Figura 27, Apéndice C: Fig.6). Si bien en este caso, se desconoce la distribución espacial de tales
pinturas (Berrin & Pasztory, 1988), su origen común permitiría nuevamente establecer una
vinculación entre ellas, si bien en este caso no hay una asociación temática evidente, compartiendo
los personajes representados en ellas símbolos aislados como serían las sandalias anudadas portadas
por ambas tipologías de personaje y posibles vinculaciones al fuego en la presencia de símbolos de
llamas (Von Winning, 1977:17-18) en uno de los posibles glifos de tales señores y la composición
de una red con banda de endentadura rayo (Ibíd., 14-15) de otra de las pinturas de tales personajes,
que como vinculaciones al rayo, podrían relacionarse con la acción de lanzar fuego de Señor de
Alto Rango como Jaguar Antropomorfo Emplumado analizado en el segundo capítulo.

Con temáticas vinculadas, estos murales espacialmente asociados desenvolverían así la


función de ofrendantes, guerreros, sacrificadores y productores de fuego como aspectos
compartidos por ambos grupos, representados en este sentido como dos cuerpos sagrado-políticos
temáticamente equivalentes.
118

Una cuarta vinculación señalada por Paulinyi (2001:20), podría corresponder a la


coincidencia en imágenes de los Señores con Tocado de Borlas y los Señores de Alto Rango Jaguar,
de una indumentaria que se caracterizaría siempre por un collar de anillos de jade, hombreras con
un símbolo de nudo, paneles oblicuos dispuestos sobre el pecho y un pectoral de pájaro (como
elemento aleatorio), representada en tres casos murales de los personajes amparados por el felino
(Figura 30, Figura, 31, Figura 32) y en dos series murales de los posibles gobernantes de
Teotihuacán (Figura 31, Apéndice C: Fig. 6). Si bien estos elementos pueden aparecer en otras
figuras de elite, lo hacen de modo independiente entre sí, presentándose como conjunto solamente
en estos dos grupos. Cuando las llevan, estos señores aparecen por cada cuerpo realizando acciones
de ofrenda vinculadas con portar talegas rituales, asociados al sacrificio por símbolos como
cuchillos y parábolas palmeadas, vinculados a la guerra por portar dardos y nominados en la
obtención/propiciación del rayo por vías de lanzarlo y llevarlo sobre sí, relacionados de esta manera
por el ejercicio de funciones semejantes. En este sentido, la adopción de ropas comunes reiterada
en acciones semejantes podría dar cuenta de estos personajes como equivalentes (Paulinyi, 2001:18-
20), como también podría indicar que esta se está utilizando como simbolización de una función o
rango, pudiendo ser la relación entre ambos grupos que genera, una referente a jerarquías y deberes
compartidos articulados en las acciones comunes señaladas más que a una identificación directa
entre ellos13.

Una última relación entre ambos conjuntos, se produce por la aparición de sus símbolos
tutelares en una composición semejante única a ellos, en dos murales provenientes del Conjunto de
los Jaguares (Figura 38) y el Conjunto de Tetitla (Apéndice C: Fig.7). En ambas imágenes, sobre un
cuerpo de busto ya analizado para el caso del grupo aquí estudiado, aparecerían representados un
Jaguar Zoomorfo Reticulado cuadrúpedo y un Tocado de Borlas con Glifo del Año (Langley,
1986:294). Como elementos comunes, ambos portarían como cuerpo la estructura trapezoidal
mencionada, con un manto sobre ellas entre los que se repetirían símbolos escalonados y de
círculos, vinculándose además por las cenefas en donde en ambos casos aparecería el motivo de
retícula en dos tipologías diferentes (Von Winning, 1987:101-106). Como conjunto único a otros
símbolos adquiridos por personajes de elite como posibles símbolos tutelares, estos dos bustos
darían cuenta de que ambos cuerpos representados por ellos tendrían una función o jerarquía
equivalente, pudiendo estar asociada al discurso de propiciación de la fertilidad y el fuego. Respecto
13
Respecto de ello, Paulinyi ha postulado (2009:190) que la hombrera anudada sería un elemento que
portarían diferentes señores relacionados con el Dios de la Lluvia, pudiendo nominarse por ende como un
símbolo de la tutela de la deidad, más que de un grupo en particular.
119

de este último, el Jaguar del primer busto se caracterizaría por portar una banda de endentadura rayo
que como posible símbolo ígneo (Von Winning, 1977:14-15), se encontraría vinculado con los
símbolos de greca escalonada que aparecen en la unidad simbólica que acompaña al Tocado de
Borlas del segundo busto. Con ello, en aquella misma unidad aparece un símbolo traslapado
anguloso semejante a las bandas que porta el Señor con Tocado de Borlas de Tepantitla en sus
brazos en su acción de arrojar fuego sobre la misma banda de endentadura rayo (Ibíd., 14-15) que
aparece en el Jaguar. A su vez respecto a la posible alusión a la fertilidad, el Jaguar del primer
mural es un felino reticulado que arroja un espiral de ondas de agua a modo de voluta de voz
(Langley, 1986:287), de modo semejante a como un Jaguar en su condición de criatura mítica, lanza
agua dispuesto como concepto en una cenefa que ya hemos analizado en el primer capítulo (Figura
22). En tal composición, ese Jaguar también reticulado, da con una de sus patas dispuestas sobre
una banda de retícula que le sirve como cuerpo, una banda de semillas en una acción antropomorfa,
de modo semejante a como en la cenefa del busto con Tocado de Borlas, manos con muñequeras
emplumadas aparecen dando la misma banda sobre una retícula también. Con ello, la asociación
entre estas manos dadoras y las del busto, permitiría proponer que la acción de otorgar semillas se
vincula al cuerpo que porta el tocado, presentando por ende al grupo que representa como uno
asociado a la retícula y la fertilidad, de modo semejante al felino del primer mural.

Como conjunto, las vinculaciones establecidas darían cuenta de que el conjunto temático de
los Señores de Alto Rango Jaguar, en sus funciones de carácter posiblemente estatal, se habrían
relacionado con el grupo de gobierno más importante de Teotihuacán, respecto del cual se referirían
con una tutela común correspondiente al Dios de la Lluvia y capacidades o funciones sagrado-
políticas semejantes, principalmente vinculadas con el discurso del fuego del rayo y el ejercicio de
acciones militares, de ofrenda y sacrificio. En la instalación de ambos grupos como posibles
representaciones de cuerpos de elite, ambos cuerpos a su vez se presentarían vinculados por un
Templo como espacio de gobierno compartido, en una representación que recuerda las
postulaciones de la Pirámide del Sol como posible sede de gobierno de Teotihuacán (Paulinyi,
2001:22) y la aparición en su plataforma de esculturas de felino que habrían nominado la entrada a
ella bajo el alero de la criatura.

Con ellos, los Señores de Alto Rango Jaguar establecerán una segunda relación
iconográfica relevante, correspondiente al conjunto temático de elite amparado bajo la figura del
Coyote, el cual como posible grupo estatal enriquecería aún más la representación del poder
humano en donde los personajes bajo el alero del felino aquí estudiados se inscribirían.
120

Los Señores de Alto Rango Jaguar y los Señores Coyote

Dentro de los múltiples conjuntos temáticos de la elite identificados con figuras animales, el
grupo de señores amparados bajo el Coyote, será el único conjunto que establecerá una relación
directa con el grupo amparado por el felino aquí estudiado, produciéndose su vinculación a partir
de una pintura mural, así como desde un complejo pictórico correspondiente a Atetelco. Desde él,
estos cuerpos se vincularán en las formas en común con las que apropiarán a sus figuras tutelares
correspondientes a la composición animal antropomorfa y zoomorfa cuadrúpeda y en la semejanza
de la funciones sagradas y estatales que como cuerpos jerárquicamente equivalentes realizarán
referentes a la propiciación de los dones de la tormenta y al discurso militar y de sacrificio.

Así indicado, referente al grupo de Señores de Alto Rango Coyotes, a diferencia de los
Señores con Tocado de Borlas, no existen estudios acabados que interpreten este conjunto temático.
En su mayoría, los autores que han tratado el tema, enfocados en los conjuntos pictóricos de
Atetelco y Techinantitla, indicarían a estos como representaciones de una orden militar con
funciones vinculadas al sacrificio (Cabrera, 1995, 2002 citado en Paulinyi 2009:186; Headrick
2007:72-89; Millon, 1988c:207-217; Von Winning 1987: 86-89) mientras Paulinyi (2009:182-193)
a partir del análisis de la vestimenta y de la presencia del Coyote en la vasija de Calpulalpan ha
dado cuenta de que este conjunto no habría sido una orden guerrera sino un cuerpo de elite con
funciones militares, vinculados a la tutela de una deidad que el denominaría Dios de la Montaña y
con el Dios de la Lluvia, de quien habrían podido obtener las capacidades de propiciación del rayo
como arma y productor de fertilidad.

Respecto de su vinculación con el felino a su vez, Kubler (1972:33-35) ha sido el primero


en establecer que el Coyote y el Jaguar serían conceptos estrechamente vinculados, intercambiables
y complementarios cuya asociación habría estado contextualizada por la temática acuática.

A partir de nuestros propios análisis hechos desde el grupo amparado por el felino y en
referencia a los estudios antes indicados, hemos articulado este grupo como un cuerpo de elite que
amparado bajo la figura del Coyote como símbolo tutelar habrían ejercido funciones militares y de
sacrificio, vinculadas con los dones sagrados de la tormenta (el viento y el rayo), presentando en tal
instancia relaciones con los Señores de Alto Rango Jaguar, con los cuales habrían compartido
funciones estatales semejantes y un discurso sagrado común bajo el alero del Dios de la Lluvia.
121

De esta manera, la primera vinculación catastrada entre ambos conjuntos corresponde al


compartir dos de las formas en que sus personajes de alto rango habrían apropiados sus figuras
animales tutelares, existiendo como composiciones semejantes a las vistas del Jaguar en el segundo
capítulo, Coyotes Antropomorfos (Apéndice C: Fig. 9) y Coyotes Zoomorfos cuadrúpedos (Figura
37) contextualizados por conjuntos temáticos vinculados a la función estatal. En su adquisición
común, estas figuras darían cuenta de que la apropiación del canino se concibió de una manera
semejante a la del Jaguar, pudiendo en la forma común en que definirían un discurso de poder,
presentarse como cuerpos de elite semejantes, amparados en equivalencia por fauna
mítico/simbólica.

La segunda relación a su vez corresponderá a la semejanza de ciertos discursos articulados


por ambos conjuntos, correspondientes a la guerra y el sacrificio como funciones estatales
contextualizadas por el discurso sagrado del fuego y el viento. De esta manera, como en los
Señores de Alto Rango Jaguar, el Coyote como símbolo de un cuerpo de elite aparecerá en los
murales de Atetelco (Cabrera, 1995: Lám. 1-71) representado en relación al sacrificio humano por
vías de aparecer con cuchillos curvos (Latsanopoulos 2005:176-178; Séjourné 1956: 122; Von
Winning, 1987: 85-86,) devorar tri-espirales (Séjourné, 1956:120), asociarse a biznagas (Luna,
1995:380).. En su nominación militar, aparecerá representado como un guerrero con dardos y lanza-
dardos (Von Winning, 1987: 81). A su vez, articulado por una condición sagrada, el Coyote
aparecerá tutelado por el Dios de la Lluvia por vías de portar sus anillos oculares (Kubler, 1967:9) ,
aparecer enmarcado por el dios desde cenefas y componer con su cola el cabello de la deidad en
ciertas imágenes. Igualmente, aparecerá como dador de elementos marinos por vías de bandas de
ofrenda y espirales de voz (Langley, 1986:285-287) con conchas y caracoles marinos (Ibíd., 288-
290), asociado al viento en una tipología vinculada al pájaro que como en el felino lo nominará
emplumado, con bandas de cuerpo emplumadas, con espirales de alas y con cola de ave así como
aparecerá asociado al rayo por vía de emitir en un espiral de voz una banda semejante al Objeto F u
E (Ibíd., 242, 313), tener alas con banda de endentadura rayo (Von Winning, 1977:14-15), emitir
llamas de fuego (Paulinyi, 2001:17-18) y estar dispuesto sobre un contenedor como posible símbolo
del Inframundo (Paulinyi, 2007:252) con cuerpo de Objeto E (Langley, 1986: 313).
122

Figura 42. Dibujo de vasija incisa. Jaguar Zoomorfo Reticulado emitiendo llamadas al interior de una
cenefa con piel de Coyote y Fuego (Von Winning 1968: figura 6 en Kubler, 1972: fig. 20, pág. 34).

A su vez, la tercera forma de relación correspondiente a la vinculación directa de ambos


personajes en una sola composición ocurrirá en dos casos, el primero (Figura 42) correspondiente a
una vasija en donde un Jaguar Zoomorfo Reticulado cuadrúpedo con tocado, se encuentra en actitud
de avance emitiendo un espiral de voz florido (Ibíd., 258, 284) de su boca y una llama de su cola
(Paulinyi, 2001:15), contextualizado por una cenefa superior e inferior compuesta de una banda de
piel del canino con llamas (Ibíd.) y un disco sobre él, dando cuenta de que ambas criaturas como
figuras apropiadas por cuerpos de elite diversos, se vincularían entre sí por la acción de dar,
encarnar y/o otorgar fuego.

Del mismo modo, la segunda imagen en donde tal relación inmediata tiene lugar
corresponde al mural ya analizado proveniente de Atetelco (Figura 37), en donde un Jaguar
Zoomorfo Reticulado cuadrúpedo con lengua bífida y un Coyote en la misma categoría, aparecerían
representados uno tras otro en disposición de procesión, emitiendo un espiral de voz (Langley,
1986:285-287) y devorando un tri-espiral sangrante (Séjourné, 1956:120), enmarcados por una
cenefa en donde el entrelace del cuerpo de ambos en relación al acto de devorar un corazón, daría
cuenta de la vinculación entre los grupos que ambos representarían como cuerpos de elite
jerárquicamente equivalentes con una función de sacrificio en común. A su vez, tal condición de
sacrificadores podría en ambas criaturas estar vinculada al discurso sagrado del viento, articulado
por las bandas emplumadas que ambos personajes portarían.
123

La cuarta relación a su vez, ocurrirá vinculada con el mural recién mencionado en tanto
corresponderá al grupo pictórico del conjunto habitacional de Atetelco de donde tal pintura
provendría, caracterizado por vincular como unidad visual al grupo amparado por el Coyote con el
del Jaguar en dos pinturas murales además de la recientemente señalada.

Así indicado, la primera vinculación entre Coyote y Jaguar proveniente de las pinturas de
este conjunto corresponde a los murales en donde Señores de Alto Rango articulados como Coyotes
Antropomorfos aparecen representados como guerreros, con dardos y lanza-dardos (Von Winning,
1987: 81) en sus manos (Apéndice C; Fig.9), emitiendo llamas de fuego (Von Winning, 1977:17-
18), en vinculación a Señores de Alto Rango como Jaguares Antropomorfos Reticulados (Figura
32), los cuales también guerreros, con lengua de serpiente bífida y asociados al sacrificio por
símbolos de parábola palmeada (Von Winning, 1987:85), se presentarán como un grupo militar
sagrado equivalente.

A su vez la segunda analogía se producirá entre una representación del Coyote (Apéndice
C: Fig.10) y uno de los murales ya referenciado proveniente del Conjunto Sur (Figura 30), en tanto
los felinos zoomorfos cuadrúpedos en ella con banda de cuerpo emplumada, hocico de Serpiente de
Fuego, bandas sobre el torso asociadas al Objeto F u E (Langley, 1986: 242, 313), y Objeto F
(Ibíd.:313) bajo sus estómagos, serían equivalentes al Coyote que zoomorfo en una posición bípeda,
tendría un cuerpo emplumado, hocico escalonado de Serpiente, un espiral de voz (Ibíd., 285-287)
entre cuyos elementos se encontraría una banda semejante a un Objeto F u E (Ibíd., 242, 313) y
estaría dispuesto sobre un Objeto E vinculado a un símbolo de contenedor. Con ello, en ambas
imágenes los personajes aparecerían enmarcados por el contexto de sacrificio, nominado en el
mural de los Señores de Alto Rango Jaguar por medio de cuchillos curvos radiantes (Latsanopoulos
2005:176-178; Séjourné, 1956: 122; Von Winning, 1987: 85-86,) y en la pintura del coyote por la
presencia de estos mismos cuchillos y biznagas (Luna, 1995:380) alrededor del canino. Con ello,
este último símbolo fitomorfo y la condición emplumada del animal al que acompaña, generarían
igualmente una asociación con la composición vista en Zacuala, en donde un Señor de Alto Rango
como Jaguar Antropomorfo Emplumado apropiaría el cuerpo de la Serpiente de Fuego a través del
símbolo en su escudo (Figura 28, Apéndice A: Fig.4).

Como conjunto, las vinculaciones aquí determinadas darían cuenta de que los grupos de
elite amparados por el Jaguar y el Coyote habrían sido suficientemente cercanos como para
compartir discursos, funciones y representaciones, indicando en su relación que ambos serían
124

representaciones de cuerpos estatales jerárquicamente equivalentes, con acciones militares y de


sacrificio que habrían sido contextualizadas por su capacidad de adquirir el rayo y el viento.

En tal relación a su vez, estos grupos aparecerían en el caso del conjunto Atetelco
vinculados con la tutela de un Dios de la Lluvia caracterizado con la boca que hemos visto en el
sub-capítulo anterior (Paulinyi, 2009: Fig.) , permitiendo establecer un vínculo entre ambos cuerpos
de elite zoomorfos y los Señores con Tocado de Borlas, reiterándose tal vinculación en el caso del
grupo pictórico proveniente de Techinantitla, en donde pinturas de Coyotes Zoomorfos, Señores de
Alto Rango como Jaguares Antropomorfos y Señores con Tocado de Borlas habrían formado una
unidad visual dentro del conjunto habitacional, relacionados con un Dios de la Lluvia que se habría
caracterizado por portar su vasija efigie y su rayo ondulante mientras de su cabeza colgarían bandas
vinculadas posiblemente con el Objeto F u E (Langley, 1986:313) (Apéndice C: Fig. ).

Así indicado, la asociación entre estos tres grupos posiblemente residiría en el amparo que
la deidad en contextos vinculados con su rayo habría ejercido sobre ellos, pudiendo indicarlos como
grupos de Estado cuyas funciones asociadas al gobierno, habrían dependido en primera instancia de
la égida adquirida del dios y por tal vía de la apropiación de las capacidades de la tormenta que
desde él habrían decantado en el caso de coyotes y felinos, en sus figuras tutelares.

Con tales relaciones, los Señores de Alto Rango Jaguar aparecerán estableciendo un vínculo
mucho menos evidente con un tercer grupo del que prácticamente no se tienen estudios,
correspondiente a un grupo de elite amparado por la Serpiente, existiendo el caso de una pintura
mural y un conjunto escultórico que hacen necesario su abordaje.

Los Señores de Alto Rango Jaguar y los Señores asociados a la Serpiente en Teotihuacán

La siguiente vinculación corresponde a los lazos que el Jaguar como símbolo de poder
articularía con la figura de la Serpiente como representante de otro cuerpo de la elite, en su
condición emplumada y posiblemente ígnea. Si bien la relación aquí señalada es escasa, se presenta
debido a que este es el único caso en donde se llevaría a cabo una relación entre conjuntos temáticos
de elite, a través de la escultura, haciendo necesario su posible contextualización.

En cuanto a estudios iconográficos, existen solamente dos autores que han planteado la
existencia de un conjunto temático vinculado al uso simbólico de la elite de la Serpiente, originados
125

ambos desde análisis de las esculturas de fachada de la Pirámide de la Serpiente Emplumada,


resultando dispares entre sí sin embargo por el tipo de aproximación que utilizan, las imágenes que
identifican como parte de su corpus y las interpretaciones que producen. Así indicado, Taube (2002:
269-340) lleva a cabo un análisis desde la zona maya y las referencias aztecas para construir un
conjunto temático denominado por el como “Serpiente de Guerra” en donde el símbolo del reptil se
vincularía al ámbito ígneo y el discurso militar. Sugiyama (1994:205-229, 2002:117-143), por su
parte analizando imágenes teotihuacanas desde Teotihuacán, daría cuenta de la articulación de la
Serpiente en su condición emplumada como símbolo de poder estatal, indicando que esta porta
tocados y se dispone sobre esteras como motivos asociados al gobierno, es llevada como tocado por
guerreros vinculándola al ejercicio de funciones militares y la Pirámide que nominaría visualmente
bajo su tutela presentaría su asociación al sacrificio y la guerra, por vías de aparecer en su interior
decenas de sacrificados vestidos como guerreros (Sugiyama, 1994:209-213, 2002:123-130).

Respecto a nuestros propios análisis, retomamos las proposiciones hechas por Sugiyama 14,
incorporando a ellas para poder dar cuenta de las formas de relación que este grupo articularía con
los Señores de Alto Rango Jaguar, que la Serpiente aparecería vinculada en primer lugar a un grupo
de gobierno por vías de su representación en la Vasija de Calpulalpan (Apéndice C: Fig. 1) en
donde se articularía como un símbolo tutelar de uno de los cuatro Señores de Alto Rango que en su
condición ofrendante se nominan cada uno bajo una égida diferente. Respecto de tal representación,
el personaje de elite relacionado a una Serpiente presentaría una jerarquía equivalente a la del
posible grupo amparado por el Pájaro y por el Coyote portando la misma indumentaria, mientras se
encontraría como ellos supeditado al Señor relacionado con el Tocado de Borlas que en vestimenta
y tipo de símbolo tutelar se distingue de ellos. Igualmente, en tal representación el posible grupo
representado por este señor se nominaría como los demás, bajo la tutela que el Dios de la Lluvia
establece sobre la imagen desde el fondo de la vasija, indicándose como un grupo bajo su alero. Del
mismo modo, la Serpiente aquí representada como símbolo de un posible cuerpo de elite, tiene
rasgos emplumados correspondientes a franjas de pluma que rodean su cuerpo (Langley, 1986:259)
y rasgos ígneos correspondientes a la banda de círculos sobre su cuerpo (Paulinyi, 1997:30)

14
En cuanto al estudio de Taube (2002) si bien el autor reconoce la vinculación posible entre una serpiente
ígnea y su uso por un grupo humano, da cuenta del discurso militar y visualmente catastra tocados
caracterizados por un hocico alargado elevado semejantes a los que reconoce Sugiyama (2002: 119) como de
serpiente, el problema del uso de su estudio reside en que él lee las imágenes teotihuacanas desde la zona
maya y los conceptos aztecas, así como reconoce como serpientes imágenes que aquí hemos interpretado
como Jaguares con rasgos compuestos del reptil, contradiciendo las proposiciones metodológicas e
iconográficas de nuestro estudio.
126

indicando que como criatura, podría relacionarse con ambos aspectos y por tal vía vincularía al
señor a su lado con ellos. Igualmente, esta serpiente atraviesa un disco florido, asociándose a través
de él con la Serpiente representada en la escultura de la Pirámide de la Serpiente Emplumada,
generando un puente entre tal espacio como posible sede de poder (Sugiyama, 2002:123-135) y el
personaje aquí presentado como ofrendante.

En segundo lugar, existen dos pinturas murales (Apéndice C: Fig. 11 y Fig. 12), en donde la
condición aérea e ígnea de la Serpiente en su condición de criatura mítica vinculada al poder
humano vuelve a presentarse, esta vez extendiéndose la relación a la función de sacrificio humano y
el discurso del fuego, en tanto una Serpiente Emplumada con Tocado en la cenefa del primer mural
y una Serpiente de Fuego bicéfala en el marco del segundo, tutelarían a personajes de elite
aparentemente del mismo grupo en tanto compartirían un Tocado de Serpiente Emplumada,
portarían talegas rituales y darían bandas de ofrenda, estarían asociados al sacrificio (en la primera
pintura por la presencia de cuchillos en el tocado y en la segunda por posibles hojas de maguey
como instrumento de auto-sacrificio (Millon, 1988b:199)) y presentarían símbolos de banda
semejantes al Objeto F (Ibíd., 242), pudiendo vincularse por ello también al fuego.

Como conjunto, ambas pinturas darían cuenta de que Señores que portan Tocado de
Serpiente Emplumada ejercen funciones de ofrenda vinculadas con el sacrificio humano y el rayo,
pudiendo estar amparados por la Serpiente en su condición aérea o ígnea, sugiriendo que ambos
aspectos podrían ser parte de la misma criatura o al menos se articularían en común cuando esta se
apropia como símbolo de poder.

En relación a tales discursos, la Serpiente aparecerá vinculada con el Jaguar como símbolos
sagrados de poder humano, en dos ocasiones de modo directo y en tres casos de forma indirecta. La
primera de tales relaciones ocurriría en una pintura mural (Figura 43) y un conjunto escultórico de
basamento (Figura 44) provenientes del Conjunto Plaza Oeste.

Respecto de la pintura mural (Figura 43), representado en una perspectiva métrica


aparecería un Jaguar dispuesto en una actitud de vuelo frontal con plumas en su hocico y ojos,
superpuesto con dos serpientes que sustituyen una parte de su cuerpo correspondiente a las patas
delanteras. Estas dos serpientes se caracterizarían por tener rasgos emplumados que las nominarían
como Serpientes Emplumadas y una composición de greca que las vincularía a la Serpiente de
Fuego (Paulinyi, 1997:29), reiterando la propuesta antes realizada de que la Serpiente como un
símbolo de poder pudo tener ambos aspectos sagrados. Visualmente superpuestos, Jaguar y
127

Serpientes darían cuenta en primer lugar de una posible identificación entre ambos por vías de sus
discursos sagrados vinculados con la tormenta. Su relación como posibles símbolos de poder
quedaría contextualizada a su vez en relación al conjunto escultórico antes mencionado, el cual se
ha analizado como representación de dos posibles cuerpos estatales, indicando por su cercanía que
esta representación aparentemente de las criaturas míticas podría ser también de los grupos
amparados por ellas.

Figura 43. Dibujo Mural 1, Basamento 40F, Conjunto Plaza Oeste. Representación de un
Jaguar con rasgos emplumados en posible acto de vuelo superpuesto a dos Serpientes con
caracterización emplumada y de fuego (según Cabrera, 1994: fig. 4.1, pág. 45).

Figura 44. Escalinata Oeste del Patio Central del Conjunto Plaza Oeste de la Calle de los Muertos.
Representación de dos cabezas de Serpiente y dos cabezas de Jaguar correspondientes a distintas fases de
construcción (según Cabrera 1990: imagen 95, pág. 193).
128

Así indicado, correspondiente a dos grupos de escaleras del patio central del conjunto
(Figura 44), en ellas aparecerían representadas dos cabezas de Serpiente Emplumada como base
original, las cuales en un periodo posterior de remodelación habrían sido enterradas bajo un nuevo
nivel de piso, siendo reemplazadas por dos cabezas de Jaguar Emplumado, dando cuenta en la
sustitución de que estos símbolos fueron utilizados posiblemente por cuerpos de Estado que al calor
de sus propias transformaciones, habrían articulado y transformado sus representaciones de poder
(Cabrera, 1990: 216-217; Headrick, 2007:93-94).

Respecto a las relaciones de carácter indirecto, el Jaguar como criatura mítica vinculado con
los personajes de elite bajo su amparo, se relacionaría con el grupo amparado por la Serpiente a
través de un motivo que aparecería en los colmillos de la criatura en uno de los murales del
Conjunto Sur. Correspondiente a las bandas de anillos traslapados anteriormente mencionados,
estos como elemento de las ropas de los señores ofrendantes con Tocado de Serpiente de una de las
pinturas murales señaladas (Apéndice C:Fig.11), aparecidos en un tocado llevado en el cuerpo por
una Serpiente Emplumada sobre estera (Apéndice C:Fig 14), como parte de las ropas de un
personaje enmarcado por un enorme tocado con serpiente bicéfalas (Apéndice C: Fig. 13) y en una
unidad simbólica que ofrendada por un sacrificador es enmarcada por una cenefa inferior con
cuerpo de Serpiente con parábola palmeada (Conides, 2001:47b), aparecerían relacionando al
Jaguar-Pájaro y los Señores que lo ofrendan, con la Serpiente y sus respectivos señores.

Igualmente, en una relación de carácter espacial en el conjunto de Atetelco, con los Señores
de Alto Rango como Jaguares Antropomorfos y como Jaguares Zoomorfos, aparecen pinturas de
Serpientes (Apéndice C: Fig. 16) caracterizadas por un cuerpo con símbolos de parábola palmeada
(Ibíd.) en una composición idéntica a la cenefa del mural de La Ventilla, contextualizadas además
por cuchillos de sacrificio (Latsanopoulos 2005:176-178; Séjourné 1956: 122; Von Winning, 1987:
85-86,) y corazones (Séjourné, 1956:121) pudiendo generarse una vinculación con los Señores de
Alto Rango Jaguar y estas figuras por vías del discurso de sacrificio humano.

Con ello, los Señores de Alto Rango Jaguar adoptarán rasgos de Serpiente en su condición
posible de criatura mítica representante del fuego, pudiendo extenderse una relación con el grupo
amparado por el reptil por medio de compartir al mismo ser sobrenatural como representante de
ciertas facultades sagradas, como será su apropiación de lenguas bífidas en vinculación a la
adquisición que de ella hace el Dios de la Lluvia como deidad ígneo (Apéndice C: Fig. 2 y 3), la
articulación de un hocico escalonado por los Jaguares Zoomorfos del Conjunto Sur (Figura 30) y la
129

aparición de un crótalo en uno de los atados portados por estos personajes en el caso de un mural de
Zacuala (Figura 25).

La apropiación de estos rasgos aparecería contextualizado a su vez por la condición


acuática y en vinculación a Dios de la Lluvia que ambos seres como criaturas míticas presentarían,
compartiendo en este sentido dos tipologías vinculadas a las condiciones aéreas y contenedoras de
los dones del inframundo, como serían las plumas y la retícula así como por portar ambos en
algunas imágenes al Dios de la Lluvia sobre su cuerpo (Apéndice C.Fig:15), dando cuenta de la
tutela de la deidad sobre ellos.

Respecto de esta última vinculación, la aparente asociación entre estos dos grupos
aparecería nuevamente contextualizada por la tutela general del dios de las aguas que hemos visto
aparece también con los Señores con Tocado de Borlas y el Coyote, pudiendo postularse que la
relación final entre todos estos cuerpos de Estado devendría de la égida del Dios de la Lluvia sobre
ellos como deidad tutelar del gobierno y dios regente de las criaturas bajo las cuales en tres casos
(Coyote, Jaguar y Serpiente) estos se habrían nominado.

Respecto de la relación aquí señalada a su vez, quisiéramos mencionar si bien no es


objetivo de esta investigación profundizar en ello, existe una teoría que indicaría el uso de la
Serpiente y el Jaguar como símbolos de poder estatal, habrían respondido a dos hegemonías
políticas articuladas durante diferentes periodos de la historia teotihuacana (Cabrera 1987a citado en
Headrick, 2007:93-94), ejemplificadas en la simbología de la primera en la Pirámide de la Serpiente
Emplumada, su censura y destrucción temprana como posible eje de poder político-sagrado y la
articulación posterior de la Pirámide del Sol como centro con esculturas de Jaguares en su
plataforma adosada, quedando respecto a ella sin embargo la pregunta de porque si la Serpiente
corresponde a una representación del poder del primer periodo de la ciudad, sus representaciones a
excepción de las esculturas de la Pirámide de la Serpiente Emplumada son del desarrollo tardío de
esta entre las fases Xolalpan (350-550 D.C.) y Metepec (550-650 D.C.).

Recapitulación:

Como hemos visto, los Señores de Alto Rango Jaguar aparecerían en su condición de
posible grupo de elite con funciones estatales, vinculados con otros conjuntos temáticos de gobierno
que los definirían como un grupo insertado dentro de la geografía del poder y con un posible papel
relevante respecto de él. En su vinculación con los Señores con Tocado de Borlas, este grupo podría
130

definirse como uno supeditado al que habría sido el cuerpo gobernante de Teotihuacán, pudiendo
articularse como conjunto independiente o tal vez haber sido en ciertos aspectos su representante.
En relación al grupo de los Señores Coyote, los Señores de Alto Rango Jaguares aparecerían
compartiendo funciones militares y de sacrificio así como las condiciones sagradas asociadas al
fuego que habrían particularizado sus deberes. Con el grupo de la Serpiente, estos personajes
presentarían una estrecha asociación de identificación de funciones como de posible sustitución.

Como conjunto, su vinculación habría aparentemente correspondido no solo a funciones


estatales compartidas, sino a discursos sagrados comunes que habrían derivado de ampararse todos
ellos a través de diversas tutelas menores bajo la figura principal del Dios de la Lluvia como posible
deidad legitimadora y protectora de Estado (Paulinyi, 2001).

La importancia a su vez del Jaguar como símbolo político-sagrado quedaría expresado en la


dispersión concreta con que sus pinturas murales aparecerían dentro de la ciudad clásica,
apareciendo en su posible articulación como criatura mítica en el Conjunto del Sol, en el Conjunto
Sur, en el Templo de los Animales Mitológicos y en su condición de símbolo de poder político
sagrado en el Conjunto de los Jaguares, en el Conjunto Plaza Oeste, en el Conjunto Sur
nuevamente, en el Conjunto Habitacional Tepantitla, en el Conjunto Habitacional Teopancaxco, en
el Barrio La Ventilla, en el Conjunto Habitacional Atetelco, en el Conjunto Habitacional Tetitla, en
el Conjunto de Techinantitla y en el Conjunto Habitacional Zacuala (De la Fuente, 1995; Miller,
1973), demostrando en su amplia ubicación que como ser sobrenatural y símbolo estatal, el Jaguar
habría sido apropiado por diversos grupos de la nobleza como nominación de sus templos y
conjuntos habitacionales, no existiendo espacios acotados de su uso durante los periodos Xolalpan
y Metepec (350-650 D.C.).

Respecto de tal importancia estatal, el Jaguar en su condición de escultura aparecerá a su


vez como tema entre otros, en tres espacios que por su monumentalidad e importancia han sido
propuestos como posibles sedes de poder, correspondientes al Conjunto Xalla (Manzanilla, 2002:6-
9) al Conjunto Plaza Oeste como parte del Complejo Calle de los Muertos (Ibíd.) y la Pirámide del
Sol (Paulinyi, 2001:22), articulándose en el último de estos casos como zona más relevante de su
aparición en tanto santuario principal.

En cuanto a la cerámica, su dispersión y proliferación reiteraría lo visto en el caso de la


escultura y la pintura mural: el Jaguar como un tema asociado al orden sagrado y articulado como
símbolo de poder estatal, se habría hecho presente de modo predominante en toda la ciudad.
131

En este sentido, la relevancia del Jaguar como un símbolo de Estado quedaría evidenciada
igualmente en la extensión que habría tenido como figura de poder a otras zonas en donde habría
existido influencia de la urbe. Así indicado, en Tikal existirían al menos dos estelas,
correspondientes a la Estela 04 (Apéndice C: Fig. 19) y la Estela 31 (Apéndice C:Fig. 20) en donde
uno de los gobernantes mayas de la época de influencia de Teotihuacán sobre la zona (Martin,
2001:94-111), aparecería con Tocado de Jaguar (Paulinyi, 2001:2-6), vinculado compositivamente
en la primera de ellas con los Tocados del Jaguar producidos en una serie de figurillas de cerámica
en la urbe (Apéndice B: Fig. 3 y 4), así como articulando en ambas una asociación al Dios de la
Lluvia y los Señores con Tocado de Borlas (Ibíd.), que hemos visto habrían formado parte del
discurso iconográfico del felino y sus señores en la ciudad, dando cuenta con su representación, que
el felino tuvo que ser discursivamente preeminente dentro de Teotihuacán, para que gobernantes de
una de las ciudades más poderosas del Petén, se representaran bajo su alero.

En su relación iconográfica con otros conjuntos, su presencia en representaciones


vinculadas al poder en otras zonas y su aparición preponderante dentro del mapa visual
teotihuacano, el Jaguar como símbolo apropiado por un grupo de la elite, se articulará así como un
discurso relevante para la definición de un aspecto del Estado en Teotihuacán, siendo su
importancia y discurso sagrado equivalente al rol de los Señores que bajo él se habrían amparado.
132

Conclusión

Como investigación exploratoria y propositiva el estudio aquí llevado a cabo ha dado


cuenta en primera instancia de la ausencia en los análisis iconográficos de todo un corpus de
imágenes que corresponden de manera predominante al soporte de la pintura mural, y que podrían
dar cuenta de la construcción visual específica de un discurso del poder dentro de las múltiples
representaciones existentes del mundo humano, de elite y de funciones de Estado al interior de la
iconografía teotihuacana.

En su avance, esta investigación dio cuenta de la necesidad de generar un catastro de


representaciones amplio que permitiera abordar los posibles discursos vislumbrados en el caso
particular del soporte mural de lo que aquí hemos denominado Señores de Alto Rango Jaguar. De
esta manera, hemos unificando un grupo de representaciones que hasta la actualidad no habían sido
nunca abordadas como conjunto, proponiendo en primera instancia la posible existencia de un
complejo temático, posible de re-abordar y expandir en las interpretaciones que de su análisis
hemos aquí producido.

Así indicado, pudimos reconocer la representación del Jaguar asociada a grupos humanos
de la elite. Estos personajes habrían aunado dos temas centrales, correspondientes en primer lugar a
los discursos míticos del felino, desarrollados en todo el sub-conjunto de imágenes en donde este se
desenvolvería como ser sobrenatural, y en segundo lugar, a las funciones militares, de sacrificio,
ofrenda y posible gobierno, que darían cuenta de la inserción de este grupo en un cuerpo de Estado.

De esta manera los Señores de Alto Rango Jaguar habrían adquirido al felino como figura
tutelar, siempre en relación a lo que este habría representado como criatura mítica, apropiando las
condiciones sagradas de este en su condición de criatura del Inframundo, propiciador de los dones
custodiados en tales tierras expresados principalmente en la figura del rayo, su posible condición de
figura mítica principal del Dios de la Lluvia y en tal relevancia, su condición de representante del
ámbito frío del universo frente al aspecto celeste articulado por el Dios Mariposa-Pájaro.

Nominados como ofrendantes de la criatura por vías del sacrificio humano, apropiando sus
discursos míticos y denotándose ellos mismos como Jaguares, los Señores de Alto Rango aquí
estudiados habrían articulado su “condición” felina dentro del espectro de las funciones humanas de
133

la nobleza. Su particularización como la criatura, y por ende su establecimiento como seres ellos
mismos feroces, aéreos, vinculados con la fertilidad, contenedores de las aguas, dadores de rayo y
amparados por la tutela del Dios de la Lluvia, se habría ejecutado en vinculación a deberes y
servicios otorgados al gobierno, dentro de un concepto de Estado sacralizado.

En tal contexto, estos Señores de Alto Rango se presentarían posiblemente como agentes de
Estado en su función militar, en tanto esfera sacralizada por la apropiación de la criatura mítica
como símbolo tutelar, que les habría permitido adoptar sus capacidades sagradas como ser del Dios
de la Lluvia, expresadas principalmente la posesión del fuego del rayo.

En tal condición tutelada, estos Señores de Alto Rango Jaguar se habrían presentado
igualmente vinculados a la esfera de gobierno, por vías de aparecer en una de sus sub-categorías
sobre tronos, tener composiciones de busto en posible asociación a la pose convencional de los
gobernantes dentro del arte posclásico, y relacionarse con un Templo como posible sede de poder,
expresado no sólo en su representación pictórica sino en la relación concreta entre la Pirámide del
Sol y la figura del felino que como escultura nominaría su plataforma.

Vinculados a la representación del orden estatal, estos Señores aparecen a su vez


relacionados con los que han sido propuestos como los gobernantes de Teotihuacán; los Señores
con Tocado de Borlas. Respecto a estos, los Señores de Alto Rango Jaguar habrían podido
relacionarse con ellos por vías de articularse como grupo menor y/o representarlos como paráfrasis,
habiendo establecido además vinculaciones con los grupos amparados bajo el Coyote y la Serpiente,
integrándose al interior de una grafía del poder humano, que habría encontrado su legitimación y
definición invariable en la supeditación al Dios de la Lluvia, que como égida sagrada y fuente de
particularización, habría aunado a los distintos grupos no sólo como cuerpos con funciones
asociadas, sino también con capacidades sagradas compartidas.

A partir de tales análisis, esta investigación permite así no solamente abrir un nuevo
espectro de imágenes relacionadas con el Jaguar para su estudio, sino que también postula el modo
específico en que un aspecto del discurso del poder habría pretendido definirse, estableciéndose
como una nueva propuesta respecto de la iconografía humana, de elite y de gobierno dentro de
Teotihuacán. De esta manera, el discurso de Estado dentro de la urbe Clásica habría estado
vinculado a una caracterización y representación sagrada, dependiente del Dios de la Lluvia y
vinculada fundamentalmente con las fuerzas frías del Universo, en el marco de una cultura en donde
el culto agrícola habría sido fundamental.
134

Al mismo tiempo, esta investigación abre futuras ramificaciones, relacionadas con la


definición de varios de los grupos de elite aquí mencionados, vinculados con los Señores de Alto
Rango Jaguar, que carecen sin embargo de estudios acabados. En este sentido, la carencia de
fuentes con la que esta investigación ha lidiado es también evidencia de la necesidad de ahondar en
los conjuntos temáticos de elite con posibles funciones estatales, que si bien se encuentran
amparados por el gran discurso sagrado, serían las figuras centrales de toda una expresión visual
con la cual al menos durante doscientos años de historia, los grupos de elite vinculados al poder
habrían nominado sus espacios.

A su vez, el establecimiento de los sub-conjuntos y categorías aquí presentados, podría


servir como base de análisis para dar cuenta de las formas en que un discurso político-sagrado,
caracterizado principalmente por la articulación de símbolos zoomorfos, habría definido y
legitimado estas representaciones. Igualmente, esta investigación deja la tarea pendiente de insertar
los análisis murales en el contexto arqueológico de los Conjuntos Habitacionales donde fueron
desplegados, generando además un circuito de relación entre ellos por conjunto, así como
articularlos en un contexto más amplio al de Teotihuacán, tomando en consideración que en
Mesoamérica la vinculación entre el poder humano y el felino corresponde a una tradición de largo
aliento, con sus primeras expresiones durante el periodo Formativo y existente hasta la actualidad.
En este sentido, Teotihuacán inaugura y particulariza formas del Jaguar y en relación a este, formas
del poder humano, que si bien pudieron vaciarse posteriormente de contenido y volver a re-
significarse, conforman un patrimonio de imágenes que habrá de pervivir e influenciar los
desarrollos de tal vinculación en las culturas posteriores.
135

Índice de Imágenes

Figura 1. Dibujo de vasija con Jaguares Zoomorfos emplumados en actitud de vuelo (según Kubler
1972: fig. 6, pág. 24).

Figura 2. Dibujo de un fragmento vasija con Jaguar Zoomorfo Emplumado bípedo y ofrendante de
sacrificio (según Kubler 1972: fig. 10, pág. 27).

Figura 3. Contenedor de corazones con forma de Jaguar alado en disposición de vuelo (Borchell,
2009, wikicommons. Recuperado el 12 de diciembre de 2014 de
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:British_Museum_Teotihuacan_jaguar.jpg) ).

Figura 4a. Escultura de Jaguar alado con cola de Glifo Xi, parte delantera (según López-Austin,
1989: pág. 34)

Figura 4b. Escultura de Jaguar alado con cola de Glifo Xi, parte trasera (Acosta, 1964: fig. 54).

Figura 5. Dibujo de vasija pintada con Jaguar alado y cuerpo de Portal en contexto de sacrificio
(según Conides 2001: fig 67b, pág. 420).

Figura 6. Dibujo de vasija pintada con un Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo compuesto, con cuerpo de
rayo (Latsanopoulos 2005: fig. 6f, pág. 187).

Figura 7. Escultura proveniente del Conjunto Xalla. Jaguar alado emergiendo de un portal con
espirales floridos (CONACULTA, recuperado el 12 de diciembre de 2014 de
http://www.mna.inah.gob.mx/coleccion/digitalizacion-de-las-colecciones/galeria.html)

Figura 8. Dibujo de vasija incisa de un Jaguar con Roseta de ojos emplumados en actitud de vuelo
(según Kubler 1972: fig. 11, pág. 28).

Figura 9. Vasija trípode con Jaguar frontal con lengua bífida y flor sobre su cabeza (según Gallut
2005: pág. 30).

Figura 10. Fragmento de vasija incisa con Jaguar lanzando llamas superpuesto a una semi-estrella
de mar (según Kubler 1972: fig 12, pág. 28).

Figura 11. Dibujo reconstruido a partir de fragmentos de dos cajetes de un Jaguar Zoomorfo
Reticulado cuadrúpedo rodeado de una retícula con frutos marinos (según Childs 2001: fig. 190, pág.
585).
136

Figura 12. Dibujo del Mural 5, Pórtico 5, Zona 11. Jaguar Zoomorfo cuadrúpedo Reticulado vaciando
agua de su boca (según Miller 1973: fig. 152, pág. 92).

Figura 13. Fragmento Mural Tetitla. Cabeza de un Jaguar reticulado vaciando agua de su boca (según
Miller 1973, fig. 330, pág. 157).

Figura 14. Fragmento de Mural de Atetelco. Jaguar Zoomorfo Reticulado bípedo en actitud de
propiciadora (según Gendrop 1970: fig. 71, pág. 61).

Figura 15. Reconstrucción del Mural 1, Cuarto 1, Plataforma 1. Animales mitológicos, Zona 4.
Representación de cuatro Jaguares en contexto mítico acuático (De la Fuente 1994: lám. 4)

Figura 16. Reconstrucción del Mural 1, Cuarto 1, Plataforma 1, Animales mitológicos, Zona 4.
Representación de dos Jaguares emitiendo bandas de nubes (según De la Fuente 1994: lám. 5).

Figura 17. Dibujo de Mural 1, Pórtico 20, Tetitla. Jaguar Zoomorfo bípedo con Rosetas Simbólicas.
(según Kubler 1972: fig. 3, pág. 21) Figura 18. Dibujo de una vasija incisa de un Jaguar Zoomorfo
cuadrúpedo con roseta de semi-estrellas de mar hundido en bandas de agua. (Kubler 1972: fig. 5,
pág. 23).

Figura 19. Escultura de Ónix de Jaguar con franja emplumada y banda de ondas de agua (según
Cowgill 2013: pág. 22).

Figura 20. Dibujo del Mural 2, Pórtico 18, Conjunto del Sol. Sol acuatizado con rasgos de Jaguar
Reticulado (según Miller 1973: lám. 124, pág. 83).

Figura 21. Dibujo de detalle del Mural 5, Pórtico 3, Conjunto del Sol. Jaguar Zoomorfo reticulado
en disposición antropomorfa abrazando una planta de maguey (según Miller 1973: pág. 79, fig. 113)

Figura 22. Dibujo Murales 1/3, Cuarto 23, Conjunto del Sol. Jaguar reticulado como cenefa de la
representación del Dios Mariposa-Pájaro emergiendo de las tierras del Inframundo (según De la
Fuente 1994: fig. 6.15, pág. 78).

Figura 23. Dibujo de Mural 1 Pórtico 13, Conjunto del Sol. Jaguar Zoomorfo Reticulado con actitud
antropomorfa abrazando una planta de maguey (según Miller, 1973: fig. 116, pág.80- 81).

Figura 24. Dibujo de vasija pintada con un Jaguar emergiendo de un Portal devorando un corazón.
(Conides, 2001: fig. 66b, pág. 419).

Figura 25. Señor de Alto Rango en categoría Busto con Tocado de Jaguar. Mural 7, Pórtico 2,
Palacio Zacuala. (según Miller 1973: fig 204, pág. 111).

Figura 26. Señores de Alto Rango con Tocado de Jaguar ofrendando al Sol hundido en el
Inframundo. Teopancaxco. Cuarto 1, Mural 1 (Según De la Fuente 1995: lám. 1).
137

Figura 27. Mural proveniente del conjunto Techinantitla. Señor de Alto Rango como Jaguar
Antropomorfo Emplumado lanzando fuego (Según Berrin et als, 1988, lám. 32, pág. 187).

Figura 28. Mural 1, Pórtico 1, Palacio Zacuala. Señor de Alto Rango como Jaguar Antropomorfo
Emplumado con escudo de Serpiente de Fuego (según Miller 1973: fig. 200, pág. 109).

Figura 29. Reproducción de detalle, Mural 1, Habitación 3, Complejo Sur, Zona 2. Jaguar-Pájaro
devorando un corazón (según Miller, 1973: fig. 18, pág. 47).

Figura 30. Dibujo Mural 2, Habitación 3, Complejo Sur, Zona 2. Señores de Alto Rango como
Jaguar antropomorfo y Jaguares zoomorfos como Señores de Alto Rango en un contexto de
ofrenda, sacrificio humano y obtención del Rayo (según Miller 1973: fig. 22, pág. 48).

Figura 31. Dibujo Mural 3, Patio 9, Tepantitla. Bustos de Señores de Alto Rango como Jaguares
antropomorfos, con lengua bífida sosteniendo dardos y lanzando fuego, vinculados al Sacrificio
Humano, la Guerra y al Fuego (según Miller 1973: fig. 194, pág. 106).

Figura 32. Dibujo de Mural 1, Pórtico 2, Patio Norte o Patio 3, Atetelco. Señores de Alto Rango
como Jaguar antropomorfo reticulado, con funciones de Ofrenda, Guerra y Sacrificio. (según De la
Fuente 1994: lám. 50, pág. 232).

Figura 33. Mural 7, Cuarto 12, Tetitla. Señor de Alto Rango como Jaguar antropomorfo reticulado
en actitud de avance hacia un Templo con rosetas y techo borlado (según López et als. 1989: pág.
135).

Figura 34. Muro Este, Pórtico Norte, Conjunto Jaguares, Sector 2, La Ventilla.(según De la Fuente
1994: lám. 4, pág. 177).

Figura 35. Mural 1, Pórtico 1, Conjunto de los Jaguares, zona 2. Un Jaguar zoomorfo como Señor
de Alto Rango tocando una trompeta de caracol marino (según López Austin et als 1989: s.n.).

Figura 36. Mural 3, Pórtico 13, Tetitla. Jaguar zoomorfo como Señor de Alto Rango devorando tri-
espirales sobre un sitial o metate (según De la Fuente 1994: lám. 34, pág. 275).

Figura 37. Mural 3, Pórtico 2, Patio Blanco, Atetelco. Jaguares y Coyotes zoomorfos cuadrúpedos
como Señores de Alto Rango devorando un tri-espiral con franjas de plumas sobre su cuerpo (según
De la Fuente 1994: lám. 9, pág. 219).

Figura 38. Dibujo del Mural 2, Pórtico 10, Conjunto de los Jaguares, Zona 2. Jaguar zoomorfo
cuadrúpedo reticulado sobre un busto (según Miller 1973: fig. 40, pág. 55).
138

Figura 39. Dibujo de figurilla cerámica de busto de Señor de Alto Rango con Tocado de Jaguar
emplumado, anillos oculares y nariguera de boca del Dios de la Lluvia (según Matos 1990: imagen
83, pág. 117).

Figura 40. Dibujo de Figurilla cerámica de un busto de Señor de Alto Rango con Tocado Yelmo de
Jaguar, anillos oculares y nariguera de la boca del Dios de la Lluvia (según Séjourné, 1966: fig.73).

Figura 41. Dibujo tapa de vasija. Jaguar con boca del Dios de la Lluvia y techo de Templo con
borlas sobre su cabeza (Taube, 2011: fig. 5.7b).

Figura 42. Dibujo de vasija incisa. Jaguar Zoomorfo Reticulado emitiendo llamadas al interior de
una cenefa con piel de Coyote y Fuego (Von Winning 1968: figura 6 en Kubler, 1972: fig. 20, pág.
34).

Figura 43. Dibujo Mural 1, Basamento 40F, Conjunto Plaza Oeste. Representación de un Jaguar
con rasgos emplumados en posible acto de vuelo superpuesto a dos Serpientes con caracterización
emplumada y de fuego (según Cabrera, 1994: fig. 4.1, pág. 45).

Figura 44. Escalinata Oeste del Patio Central del Conjunto Plaza Oeste de la Calle de los Muertos.
Representación de dos cabezas de Serpiente y dos cabezas de Jaguar correspondientes a distintas
fases de construcción (según Cabrera 1990: imagen 95, pág. 193).
139

Apéndice de Imágenes
140

Apéndice A: Imágenes de Pinturas Murales de Señores de Alto Rango Jaguar


Complementarias

Imagen 1. Mapa de Teotihuacán (Millon 1992: fig.1)


141

Figura 1. Dibujo de Laurette Séjourné Mural 7, Pórtico 2, Palacio Zacuala. Señores de Alto Rango
con Tocado de Jaguar, atado y escudo (según Séjourné 1966: fig. 73, pág. 104).

Figura 2. Dibujo de Teopancaxco. Cuarto 1, mural 1 (según De la Fuente 1995: fig. 16.1).
142

Figura 3. Dibujo de Saburo Sugiyama (según Berrin et als, 1988: fig. VI.15, pág. 188).

Figura 4. Pórtico 1 y 1a, Murales 1-9, Zacuala (según De la Fuente 1994: lám. 5, pág. 327).
143

Figura 5. Detalle Mural 1, Habitación 3, Complejo Sur, Zona 2. Jaguar-Pájaro devorando corazón (según
Miller 1973: fig. 17, pág. 47).

Figura 6. Mural 2, Habitación 3, Complejo Sur, Zona 2. Señores de Alto Rango como Jaguar
antropomorfo y Jaguares zoomorfos como Señores de Alto Rango en un contexto de ofrenda,
sacrificio humano y obtención del Rayo. (según Miller 1973: fig. 19, pág. 48).
144

Figura 7. Mural 3, Patio 9, Tepantitla. Bustos de Señores de Alto Rango como Jaguares antropomorfos, con
lengua bífida sosteniendo dardos y lanzando fuego. (según De la Fuente 1994: lám. 54, pág. 152).

Figura 8. Mural 1, Pórtico 2, Patio Norte o Patio 3, Atetelco. (según De la Fuente, 1994: lám 49, pág. 231).
145

Figura 9. Dibujo del Mural 7, Cuarto 12, Tetitla. Señor de Alto Rango como Jaguar antropomorfo reticulado
en actitud de avance hacia un Templo con rosetas y techo borlado. (según De la Fuente 1994: fig. 19.38, pág.
305).

Figura 10. Muro Noreste, Pórtico Norte, Conjunto Jaguares, Sector 2, La Ventilla (según De la Fuente 1994:
lám 2, pág 177).
146

Figura 11. Muro Oeste, Pórtico Norte, Conjunto Jaguares, Sector 2, La Ventilla. Señor de Alto Rango
superpuesto a un Jaguar zoomorfo cuadrúpedo (según De la Fuente 1994: lám 5, pág 177).
147

Figura 12. Reconstrucción del Mural 3, Pórtico 13, Tetitla. (según Sejourne 2004: pág. 107).

Figura 13. Dibujo de Mural 3, Pórtico 2, Patio Blanco, Atetelco. Jaguares y Coyotes zoomorfos cuadrúpedos
como señores de Alto Rango devorando un tri-espiral con franjas de plumas sobre su cuerpo (según De la
Fuente 1994: fig. 18.4, pág. 207).
148

Figura 14. Mural 2, Pórtico 10, Conjunto de los Jaguares, Zona 2. Jaguar zoomorfo cuadrúpedo reticulado
sobre un busto (según Miller 1973: fig. 40, pág. 55).
149

Apéndice B: Señores de Alto Rango Jaguar en Cerámica.

Figura 1. Dibujo de figurilla Figura 2. Dibujo de figurilla cerámica


cerámica de busto de Señor de de busto de Señor de Alto Rango con
Alto Rango con Tocado de Jaguar tocado y yelmo de Jaguar (según
con lengua bífida sobre un trono Séjourné 1959: fig. 84b, pág. 107).
(según Séjourné 1959: fig. 69c,
pág. 93).

Figura 3. Figurilla de cerámica de Figura 4. Figurilla cerámica de un


un busto de Señor de Alto Rango busto sobre trono de un Señor de
con Tocado de Jaguar emplumado Alto Rango con Tocado yelmo,
con orejas alargadas sobre un orejas alargadas y anillos oculares
trono (según Solanilla 1985: fig. (Berrin y Pasztory 1993: fig. 96, pág.
9). 229).
150

Figura 5. Vasija trípode de cerámica policroma. Busto de Señor de Alto Rango con Tocado de Jaguar
emplumado, escudo y atado (según Berrin y Pasztory 1993: fig. 138, pág. 253

Figura 6. Vasija esculpida en bajo relieve. Ofrendante con Tocado de Jaguar con lengua de
mariposa ofrendando a disco acuatizado (según Sejourne 2004: pág. 153).
151

Figura 7. Figurillas de cerámica. Figura 8. Ejemplare figurilla Figura 9. Figurilla Jaguar


Señores de Alto Rango como cerámica. Jaguar Antropomorfo con boca del
Jaguares antropomorfos, con figura Antropomorfo con manos Dios de la Lluvia (según Von
derecha portando nariguera de la boca alzadas (según Von Winning 1987: fig.6).
del Dios de la Lluvia (según Von Winning 1987: fig.5).
Winning 1987: imagen 6a y 7).

Figura 10. Figurilla de cerámica. Señor de Alto Rango como Jaguar antropomorfo (según Gallut
2005: pág. 30).
152

Figura 11. Dibujo de cabeza de Figura 12. Dibujo de una figurilla de


figurilla cerámica, mitad hombre, cerámica. Señor de Alto Rango como
mitad Jaguar (según Sejourne Jaguar antropomorfo sosteniendo un
1959: fig. 85, pág. 108). busto de un Señor de Alto Rango con
Tocado de Jaguar. (según Kubler 1972:
fig. 17, pág. 31).

Figura 13a) Dibujo figurilla de 13 b) Dibujo Figurilla Señor 13 c) Dibujo figurilla Señor de Alto
Cerámica, Señor de Alto Rango de Alto Rango como Jaguar Rango como Jaguar antropomorfo,
con Tocado Globo, gateando. antropomorfo con tocado, gateando (según Séjourné 1959: fig. 84f,
(según Séjourné 1959: fig. 84f, gateando (según Séjourné 84e y 84h pág. 107)
84e y 84h pág. 107) 1959: fig. 84f, 84e y 84h
pág. 107)
153

Apéndice C: Representaciones de Señores de Alto Rango en la iconografía de


Teotihuacán

Figura 1. Dibujo Vasija de Calpulalpan; representación posible de cuatro cuerpos de elite amparados
por el Coyote, el Tocado de Borlas, el Pájaro y la Serpiente (Millon 1988a: fig. V.14, pág. 125).
154

Figura 2. Dibujo vasija con Dios de la Lluvia, portando boca con rasgos de Serpiente, un Tocado de
Borlas y una posible serpiente bicéfala (basado en Sejourne 1959: fig. 127a en Paulinyi: 2001 fig. 2,
pág. 3).

Figura 3. Dibujo vasija del Dios de la Lluvia con boca con rasgos de Serpiente, Tocado de Borlas y
garras de Jaguar emitiendo fuego (según Covarrubias, en Paulinyi, 2001: fig. 28, pág. 20).
155

Figura 4. Vasija Trípode con Señor con Tocado de Borlas portando una nariguera como síntesis de la
boca del Dios de la Lluvia (según Berrin y Pasztory 1993: fig. 140, pág.253)

Figura 5. Reconstrucción de una pintura de vasija de un Señor con Tocado de Borlas asociado a una
retícula, una banda de endentadura rayo y una franja de plumas (Sejourne 1959: fig. 157, pág. 190).
156

Figura 6. Dibujos serie mural de Techinantitla de los Señores con Tocado de Borlas (Millon 1988: figs. V.3 y V. 4, pág. 116).
157

Figura 7. Dibujo mural “Manos Divinas”, en donde aparecería un Tocado de Borlas sobre Busto (dibujo de Agustín Villagra Caleti según
Villagra en Millon, 1988: fig. VI. 23, pág. 200).
158

Figura 8. Reconstrucción vista frontal Pórtico 2, Patio Blanco, Atetelco de Jaguares Reticulados zoomorfos cuadrúpedos como representantes de
Señores de Alto Rango en funciones de sacrificio, vinculados con el Coyote y personajes humanos con cuerpo de Trompeta de Caracol Marino
como representaciones de cuerpos de nobleza con funciones estatales asociados entre sí (Dibujo reconstructivo de Agustín Villagra en Cabrera
1994: lám. 12, pág. 220).
159

Figura 9. Dibujos Murales 5-7. Pórtico 1, Patio Blanco Atetelco, representación de unSeñor de Alto Rango
guerrero y con vinculación al fuego como Coyote Antropomorfo (Villagra 1971 en Millon, 1988: fig. 18.2,
pág. 206).

Figura 10. Dibujos de murales 1 y 4, Pórtico 1, Patio Norte o Patio 3, Atetelco. Coyote emplumado
bípedo sobre contenedor con Objeto E (dibujo de José Francisco Villaseñor según Santos
Villasánchez en Cabrera 1994: fig. 18.19, pág. 248).
160

Figura 11. Dibujo Mural 3, Habitación 2, Tepantitla. Procesión de Señores de Alto Rango con
Tocado de Serpiente en función de ofrendantes relacionados con el sacrificio humano y posiblemente
el rayo, enmarcados por una Serpiente Emplumada con cuerpo de doble entrelace y tocados sobre él
(Miller, 1973: 100-101).

Figura 12. Pintura mural de Tlacuilapaxco. Personaje de Alto Rango con Tocado de Serpiente, en
función de ofrendante relacionado con sacrificio humano y enmarcado por una Serpiente de Fuego
bicéfala (según Millon 1988: fig. VI. 22, pág. 199).
161

Figura 13. Reconstrucción Mural 1, Corredor 2, Tepantitla. Personaje con bandas de anillos
traslapados sobre su cuerpo, enmarcado por un tocado con serpiente bicéfala (Miller 1973: fig. 155,
pág. 94).

Figura 14. Zacuala, Patio principal. Serpiente emplumada portando Tocado sobre su cuerpo sobre
una estera (Dibujo de José Francisco Villaseñor en De la Fuente, 1995: Lámina 25).

Figura 15. Reconstrucción Pintura de cornisa templo en miniatura, lado norte, Patio Pintado, Atetelco.
Representación de Serpiente Emplumada con retícula y Dios de la Lluvia sobre ella (Miller 1973: fig. 349,
pág. 165).
162

Figura 16. Dibujos mural 1 sobre pilastra, Pórtico 2, Patio Pintado o Patio 2, Atetelco. Representación de Serpientes Emplumadas con cuerpo con motivo
de parábola palmeada y contexto de sacrificio (según Santos Villasánchez en Cabrera 1994: fig. 18.13, pág. 233).
163

Figura 17. Dibujo murales 2-3, Pórtico 1, Patio Norte o Patio 3, Atetelco. Representación
de pájaros sobre contenedores con Objeto F en un contexto de sacrificio (Dibujo de José
Francisco Villaseñor, según Santos Villasánchez en Cabrera 1994: fig. 18.18, pág. 240).
164

Figura 18. Dibujo de murales 1-2, Cuarto 2, mural 1 Pórtico 1 y murales 1-2, Cuarto 1 Gran
Conjunto, Zona 11. Representación de un posible Señor de Alto Rango con cola de pájaro y
Tocado de disco con lengüeta enrejada con cabezas de pájaro (según Miller, 1973 en
Cabrera 1994: fig. 2.1, pág. 19).
165

Figura 19. Dibujo Estela 4 de Tikal. (según Jones y Satterthwalte, dibujada por William R. Coe, en Paulinyi
2001: fig. 3, pág. 4).
166

Figura 20. Dibujo Estela 31 de Tikal, representando a uno de sus gobernantes con Tocado de Jaguar, collar de
conchas marinas, vestimenta militar teotihuacanoide y un escudo con un Señor con Tocado de Borlas (de
William R. Coe en Millon 1988: fig. V.15a-c, pág. 127).
167

Figura 21. Reconstrucción de mural proveniente de Techinantitla. Dios de la Lluvia con Rayo, Vasija Efigie
y cabello ondulante similar al Objeto F (según Carolyn Dean en Pasztory, 1988:Fig. VI.18, pág. 190)
168

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