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Santiago de Cali, 22 de septiembre de 2019

Universidad del Valle


Julián David Silva Martínez -1526406-

La teoría de Hobbes en el ámbito de las relaciones internacionales: realismo


internacional
El siguiente trabajo tiene por objetivo realizar una aplicación de la teoría del Estado de
Hobbes en el campo de las relaciones internacionales (también se nombrará como RRII).1
La idea a sostener es que, en el plano internacional, los Estados viven en un estado de
naturaleza; y que tal postura se puede relacionar con la postura realista en lo referente a las
relaciones internacionales. Para sostener tal idea, en un primer momento se mostrará por
qué, desde Hobbes, se podrá hablar de los Estados como personas artificiales, y, por tanto,
que en sus relaciones los Estados hay un estado de naturaleza. Luego se mostrará la crítica
que hace Beiltz a la posibilidad de aplicar la teoría hobbesiana al campo de las RRII, para
realizar unos comentarios que permitan afirmar que, efectivamente, sí se puede realizar tal
aplicación. Por último, se mostrará cómo puede darse tal empalme.

El Estado como persona artificial

¿Por qué se puede sostener que los Estados viven en estado de naturaleza? Por un lado, los
Estados no son personas. Por otro lado, parece que el estado de naturaleza es un estado
propio de animales humanos y no-humanos, con la particularidad de que los seres humanos
pueden trascender este estado por medio del Pacto o contrato social. Sin embargo, si bien
no se puede sostener que los Estados son personas en sentido estricto, sí se puede sostener
que los Estados son, al menos, como personas. Esto lo afirma Hobbes en su introducción:
“la Naturaleza (arte con el cual Dios ha hecho y gobierna el mundo) es imitada por el Arte
del hombre en muchas cosas y, entre otras, en la producción de un animal artificial” (1980;
117). Un ejemplo de esta imitación es con los autómatas (que puede ser un reloj, por
ejemplo), cuyo corazón es el muelle del reloj, los nervios son las cuerdas, las articulaciones

1
Siendo más rigurosos con los conceptos, el término más adecuado para usar es el de relaciones
interestatales, puesto que lo que se analiza son las relaciones entre Estados, no naciones. Sin embargo, ya se
ha aceptado dentro de la academia el término de relaciones internacionales.
las ruedas (o tuercas). Si se sostiene (como sostiene Hobbes) que “la vida no es sino un
movimiento de miembros, cuyo origen se encuentra en alguna parte principal de ellos”
(Hobbes, 1980; 117), se puede decir que un reloj es, por analogía, un animal; o, más bien,
que un reloj es la imitación de un animal.

Ahora bien, el ser humano puede ir más allá, por medio del Arte, e imitar la obra más
racional y excelsa de la naturaleza (según Hobbes), es decir, el ser humano2. Aunque la cita
puede ser larga, prefiero traerla a colación directamente, pues considero que traer esta cita
clarifica la idea del Estado (o Leviatán) como persona.

Pues mediante el Arte se crea ese gran Leviatán que se llama una república o Estado
(Civitas en latín), y que no es sino un hombre artificial, aunque de estatura y fuerza
superiores a las del natural, para cuya protección y defensa fue pensado. Allí la
soberanía es un alma artificial que da fuerza y movimiento al cuerpo entero; los
magistrados y otros funcionarios de judicatura y ejecución son las articulaciones, la
recompensa y el castigo hacen las funciones de los nervios en el cuerpo natural,
anudando al trono de la soberanía cada articulación y cada miembro, de tal manera
que todos sean movidos a realizar su tarea; la opulencia y las riquezas de todos los
miembros particulares son la fuerza; la salus populi (la seguridad del pueblo), sus
negocios, los consejeros, gracias a los cuales le son sugeridas todas cuantas cosas
precisa saber, son la memoria; la equidad y las leyes son una razón y una voluntad
artificial; la concordia, salud; la sedición, enfermedad y la guerra civil, muerte. Por
último, los pactos y convenios, mediante los cuales se hicieron, conjuntaron y
unificaron en el comienzo las partes del cuerpo político, se asemejan a ese Fiat o al
hagamos el hombre pronunciado por Dios en la Creación. (Hobbes, 1980; 117-118)

En este párrafo se ha descrito, por una parte, la estructura del Estado. Por otro, ha mostrado
que es por medio del Arte humano que se crea un gran Leviatán, que no es sino, en últimos,
un hombre artificial, aunque de estatura y fuerza superiores a las del natural. Es decir, se
afirma que el Estado es como una persona. Así que se puede establecer una relación entre

2
Tal imitación no es producto material, como en el caso del reloj. El Estado va más allá. Es decir, el arte
(tecné) con el que el ser humano fabrica un reloj, no puede ser el mismo arte con que genera un Estado. Tal
idea puede, sin embargo, ser controvertida.
una persona artificial (el Estado), y el estado de naturaleza (a un nivel artificial). Para
alguien podría ser problemático afirmar algo como estado de naturaleza artificial, pues
parecería una contradicción en sus términos. Lo que se busca sostener, es, sin embargo,
que, dado que no hay un poder común que someta a los Estados, ellos viven como en estado
de naturaleza. Por otro lado, el estado de naturaleza es una mera hipótesis. Dice miranda
que “Hobbes admite que “nunca existió un tiempo o condición en que se diera una guerra
semejante”. Por lo tanto, el estado de naturaleza no es más que una hipótesis.” (Miranda,
1984; 73). El que el estado de naturaleza sea una hipótesis, nos permite, con cuidado,
traslaparla al campo de las relaciones internacionales.

Ahora bien, ¿en qué consiste el estado de naturaleza? La respuesta la dará el capítulo XIII
del Leviatán. En el estado de naturaleza los individuos son iguales entre sí, a nivel general.
Esto significa que, aunque sea evidente que haya desigualdades físicas o mentales entre un
individuo u otro, cuando se mira de manera muy general, los hombres son más bien iguales
que desiguales. Dado que los hombres son iguales en sus capacidades, se sigue que también
son iguales en la esperanza para alcanzar sus fines. Y, dada esta igualdad en capacidades y
en búsqueda de fines,

Si dos hombres cualesquiera desean la misma cosa, que, sin embargo, no pueden
ambos gozar, devienen enemigos; y en su camino hacia su fin (que es
principalmente su propia conservación, y a veces sólo su delectación) se esfuerzan
mutuamente en destruirse o subyugarse (Hobbes, 1980; 223).

Como hay una sensación de inseguridad, dada la posibilidad de los seres humanos de
destruirse o subyugarse, surge un medio práctico para garantizar su vida (y una vida
buena): la anticipación. En efecto, el obtener mayor poder da mayor capacidad de preservar
la vida frente a otros enemigos o adversarios.

Además de lo anterior, dice Hobbes que en la condición natural del ser humano se
encuentran tres causas principales de riña: 1) competición; 2) inseguridad; 3) gloria.

Por estas tres razones es manifiesto que, sin sociedad civil,


durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que les obligue a
todos al respeto, están en aquella condición que se llama guerra; y una guerra como
de todo hombre contra todo hombre. Pues la guerra no consiste sólo en batallas, o
en el acto de luchar; sino en un espacio de tiempo donde la voluntad de disputar en
batalla es suficientemente conocida (Hobbes; 1980, 224)

Recuérdese que cuando se afirma que sin sociedad civil hay estado de guerra, por sociedad
civil debe entenderse un pacto entre los humanos que delegue su poder a un soberano
común a todos. Es decir, que haya un poder común que coaccione, por seguridad, a los
individuos que han pactado. Por último, la moralidad no hace parte del estado de
naturaleza. En estado de naturaleza no hay ni bien, ni mal, ni cruel. Luego, es legítimo
cualquier acción que lleve a adquirir poder y garantizar la conservación.

En resumen, hay una serie de individuos en un estado de naturaleza que es equivalente a un


estado de guerra. Los seres humanos en este momento pueden ser desiguales en fuerza si se
mira individualmente, pero a nivel general son iguales. Más aún, hay un excelente ejemplo
que usa Hobbes: si alguien es más fuerte que otra persona, el débil puede 1) agruparse entre
los más débiles y así ser más fuertes que el que, en principio, imponía su voluntad dada su
fuerza; 2) usar un arma para equilibrar fuerzas con el que, en principio, es fuerte. Todos los
seres humanos, dada su igualdad en capacidades, son también iguales en la búsqueda de sus
fines; y como todos desean poder, entonces no se da más que una lucha constante (así no
sea una lucha directa), en la que no hay términos morales, por la adquisición de poder.
Queda mostrar cómo esto puede ser aplicable a las relaciones internacionales, pero antes,
debe resolverse el debate acerca de si se puede o no aplicar tal enfoque a las RRII, esto se
hará criticando la postura de Beiltz, a partir de lo que brinda Miranda en su ensayo.

Comentarios al enfoque hobbesiano


En este trabajo se ha partido del supuesto que el modelo hobbesiano se puede aplicar al
campo de las relaciones internacional. Aún más, hay debates, como el cosmopolitismo y el
kantismo, que dan por hecho tal situación. Sin embargo, varios comentadores han
cuestionado tal idea. En lo que sigue se traerá sólo las críticas de Beiltz.
Para que, según Beiltz, se pueda traer a colación el enfoque hobbesiano al campo
internacional, el campo internacional debe cumplir cuatro características:
1) Que todos los actores en el campo internacional deban ser Estados.
2) Que todos los Estados deben tener un poder relativamente igual
3) Que todos los Estados deben ser independientes de los demás.
4) No debe haber expectativas confiables de establecer acuerdos recíprocos de
cooperación entre los Estados.
Para Beiltz, el sistema internacional no cumple ninguna de estas características. Luego no
hay posibilidad de aplicación del enfoque hobbesiano. Se tratará de realizar críticas al
respecto para mostrar que tales puntos sí se pueden dar en el campo internacional y así,
poder garantizar la aplicabilidad del enfoque hobbesiano.
Frente al punto 1), es claro que hay otros actores, en el terreno internacional, más allá de los
Estados, tales como multinacionales. Sin embargo, Miranda afirma que
Puede argumentarse en contra de la primera crítica que el mismo Hobbes concibió
la posibilidad de coaliciones y alianzas en el estado de naturaleza, aunque él
pensaba que tales asociaciones no serían estables y que ellas más bien aumentarían
las posibilidades de conflicto entre los miembros de las coaliciones. (1984; 76)
Frente al punto 2), recuérdese que la igualdad entre personas es visto de manera general. En
la particularidad, reconoce Hobbes, es claro que hay personas con mayor fuerza que otros.
Siguiendo la misma analogía, en la generalidad los Estados son iguales unos a otros en
términos de poder. En la particularidad, sin embargo, es claro que hay Estados más fuertes
que otros. Además, por asociación (como la Unión Soviética), o por uso de armas (como las
armas nucleares), se puede nivelar el poder político entre los Estados de manera particular.
Frente al punto 3) si bien puede haber interdependencia entre los Estados, lo cierto es que
los Estados aún siguen buscando su propio interés, y no parece que la interdependencia
frene esta búsqueda de interés personal, que es característico de la teoría hobbesiana.
Frente al punto 4) el realismo político sostiene que una de las formas en que los Estados
pueden evitar la confrontación directa es por medio de la diplomacia. En otras palabras, se
deben buscar acuerdos de cooperación entre Estados. Si existiera un estado internacional
anárquico hobbesiano, afirmaría Beiltz, habría imposibilidad de estos acuerdos. Sin
embargo, Beiltz parece olvidar que aún en estado de naturaleza es posible la postulación de
asociaciones para obtener metas individuales. Cuando Hobbes afirma, en el capítulo XII,
que “en lo que toca a la fuerza corporal, aún el más débil tiene fuerza suficiente para matar
al más fuerte, ya sea por maquinación secreta o por federación con otros que se encuentran
en el mismo peligro que él” (Hobbes, 1987; 222), se interpreta que hay posibilidad de
asociación, ya sea entre los débiles para su fortalecimiento, o entre los más fuertes (también
puede darse) para aumentar su poder.
Frente al punto 4), queda aclarar que puede haber incumplimiento de acuerdos en estado de
naturaleza, y que tales acuerdos pueden no ser confiables. Sin embargo, ¿en el campo
internacional no ha pasado tal situación? Es decir, los Estados a lo largo de la historia,
cuando evidencian que es mejor para sus intereses, no cumplen los acuerdos a los que
habían dado su palabra. Puede traerse como ejemplo el pacto Ribbentrop-Mólotov, entre la
Unión Soviética y la Alemania Nazi, para repartirse Polonia y evitarse ataques mutuos. Tal
acuerdo fue incumplido, en principio, por la Alemania Nazi. También puede ejemplificarse
con la decisión de Donald Trump de que Estados Unidos saliera del Protocolo de Kioto,
acuerdo ambiental que le pone un límite a la producción industrial a todos los países que
hagan parte de tal acuerdo. Eso sin contar la salida de USA del Acuerdo de París, acuerdo
ambiental con características similares al protocolo de Kioto. Con esto podemos afirmar
que puede haber acuerdos o asociaciones en el estado de naturaleza internacional, y que
puede correrse el riesgo de que tales acuerdos no sean cumplidos por alguna de las partes,
como sucede en estado de naturaleza.
Se ha críticado el enfoque de Beiltz para mostrar que sí se puede realizar una aplicación de
la teoría hobbesiana al campo internacional. Queda mostrar cómo puede empalmarse la
teoría hobbesiana con el campo de las RRII, aunque aquí ya se ha dicho algo al respecto.

T. Hobbes y las relaciones internacionales

En este trabajo se considera que el modelo hobbesiano se puede aplicar a las relaciones
internacionales y que se asemeja a una teoría, dentro de este campo, que bien puede
denominarse realismo político3. Lo que se va a realizar es el empalme entre lo dicho acerca
de Hobbes, en este texto, y las relaciones internacionales. Por último, se realizarán las
críticas que puede tener tal empalme.

3
Realismo político en las relaciones internacionales, para ser más precisos.
Se sostiene que, en el campo internacional, en primer lugar, la lucha hobbesiana se aplica
exclusivamente a los Estados. Como se sostuvo al principio del texto, las personas
artificiales son los Estados. Así que, en el campo internacional, los Estados son vistos como
individuos. Por otro lado, tales individuos (Estados) no son coaccionados por ningún poder
supranacional.

Aunque hay claras diferencias de poder entre los Estados, se parte del mismo principio que
sostiene Hobbes; a saber: que, por asociación (como la Unión Soviética), o por uso de
armas (como las armas nucleares), se puede nivelar el poder político entre particulares4. De
manera general los Estados son iguales entre sí y, por tanto, cada Estado busca aumentar su
eficiencia (económicamente hablando) y su poder político.

La arena internacional sería, entonces, un lugar sin un poder común en el que los individuos
estarían en estado de naturaleza. Esta visión es conocida como realismo político en el
campo de las relaciones internacionales. El referente del realismo político es H.
Morgenthau. Sin embargo, las tesis que sostiene son hobbesianas. Como afirma Williams

In the tradional “realist” vision, this provides an enduringly powerful formulation of


the essence of international relations: in Hans Morgenthau’s words, it provides the
“stock in trade of the discipline; or, as Michael Smith puts it, Hobbes’s “analysis of
the state of nature remains the defining feature of realist thought. His notion of the
international state of nature as a state of war is shared by virtually everyone calling
himself a realists” (1996; 213).
Los Estados, en el sistema internacional, buscarán alcanzar sus fines individuales. Y hay
dos herramientas por las cuales pueden lograr esto: por medio de la fuerza o por medio de
la diplomacia. En el campo internacional, son palpables ambos usos de estas herramientas.
Por la diplomacia, por medio de acuerdos comerciales o políticos. Por la fuerza, por la
invasión, la guerra entre países, o la guerra indirecta por medio de financiación de
dictaduras (como USA) o de guerrillas (como la URSS, en su época).

4
Como se dijo anteriormente, se puede dar el caso que un Estado considerado “pequeño” pueda ganarle a
una potencia. Tal es el caso de Cuba durante la revolución cubana, o de Vietnam del Norte, durante la
guerra de Vietnam.
Tal es la situación del sistema internacional. Las respuestas a esta situación han sido
variadas. Como se ha dicho, hay un debate entre el realismo político y el cosmopolitismo,
de corte kantiano, que busca generar un poder supranacional que coaccione el
comportamiento de los Estados en el sistema internacional. Tal enfoque se ve representado
en la UE o en la ONU. Ciertamente, la Unión Europea parece tener más fuerza que la ONU.
Sin embargo, a pesar de existir estas entidades supranacionales, el realismo triunfa por su
presupuesto básico; a saber, que los Estados, como los individuos, buscan aumentar su
poder, para, en términos de Hobbes, asegurar su conservación. Es claro que, aunque exista
la ONU, un éxito cosmopolita, no tiene la fuerza para frenar, por ejemplo, las acciones de
USA o Rusia. Tal es la situación internacional, y por más deseable y normativo que sea el
cosmopolitismo, lo cierto es que el realismo triunfa en la práctica. Quedaría esperar que, así
como los individuos que hacían parte del hipotético estado de naturaleza, decidieron hacer
el contrato, así los Estados decidieron hacer un pacto (y ahí sí sería un triunfo del
cosmopolitismo) en que cedieran su soberanía a una entidad supranacional, cosa que, de
momento, parece lejana.

Conclusión
En el siguiente trabajo, de manera muy somera, se ha intentado mostrar la aplicabilidad del
enfoque hobbesiano al sistema internacional. La tesis que se sostiene es que, en las RRII,
los Estados son individuos que se encuentran en estado de naturaleza. Para ello, en un
primer momento, se ha mostrado que se puede considerar a los Estados como individuos, y
que, por tanto, también se puede hablar de un estado de naturaleza en el sistema
internacional. Luego, se ha traído a colación la visión de Beiltz que cuestiona la
aplicabilidad del enfoque hobbesiano a las RRII, y se le ha contraargumentado para mostrar
que sí se puede realizar tal aplicabilidad. Por último, se ha mostrado, de manera muy
básica, cómo funcionaría tal empalme.

Bibliografía
Hobbes, T. (1980) Leviatán. Editora Nacional; Madrid, España.
Miranda, C (1984); Hobbes y la anarquía internacional. Revista de Ciencia Política; Vol.
VI N.2; Pp. 71-83; Universidad Católica de Chile; Chile.
Williams, M. (1996); Hobbes and International Relations: a reconsideration. International
Organization. V. 50; N.2; Pp 213-36. MIT; USA.

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