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PARCIAL DE REGULARIZACIÓN

PROMOCIÓN PARCIAL

TEORÍA POLÍTICA II – FHUC UNL

FABRICIO GALLO
AÑO 2019
1) ¿Cuál es la importancia y función que le asigna Berlin a la tarea de la
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teoría política?

El texto Isaiah Berlín, persigue como eje confirmar la vigencia de la teoría


política, discutiendo con autores que la consideran obsoleta producto de que ninguna obra
del siglo XX tiene la suficiente firmeza como para convertir ideas generales en ridículas o
lo ridículo en general.

El autor desarrolla un amplio recorrido en torno a los métodos para responder


preguntas de las diferentes ciencias, que parten desde la filosofía para luego independizarse
de ella y seguir su rumbo.

En el caso de la Teoría Política, no es una ciencia aplicada porque no existe un


modelo dominante aceptado por la sociedad. La considera una ciencia donde no existen las
verdades absolutas respecto del pensamiento y la cultura, donde los hombres intentan que el
resto tome conciencia de las categorías acerca de los fines, deberes e intereses de los
hombres, donde pueden surgir desacuerdos comunes.

Para Berlín existen valores universales que dan sentido a la Teoría Política y lo
justifica mediante un ejemplo que considera inhumano a quien valore de igual manera el
patear una piedra que matar a su familia. Estos casos forman parte del análisis de conceptos
fundamentales como hombre, racional, cuerdo y natural, que ni la observación empírica ni
la deducción formal podrían explicar.

“Quienes se limitan a las observaciones de la conducta humana y la formulación


de hipótesis acera de la misma, psicólogos, sociólogos, historiadores, por más profundos y
originales que puedan ser, no son, en cuanto tales, teóricos políticos, aun cuando puedan
decir muchas cosas que posean importancia decisiva en el campo de la filosofía política”
(Berlín, 1978:272).

Por esa razón ninguna otra ciencia puede matar a la teoría política, que se dedica a
examinar modelos, paradigmas, estructuras conceptuales que rigen concepciones, comparan
conceptos y categorías circunscriptas a los tipos particulares de ordenamientos humanos,
del mismo modo que la teoría moral circunscribe a los individuos y la teoría social a los
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grupos.

Berlín nos explica que para comprender las sociedades humanas es necesario
conocer qué modelo dominante acerca de la naturaleza del hombre está incorporado en una
concepción política. Los modelos no se quedan quietos y a menudo pensadores los
descartan por considerarlos obsoletos, pero las doctrinas filosóficas no se descartan de
manera tan tajante porque no tiene que ver con hechos en sí, sino con la manera de
entenderlos. Las ciencias exactas buscan verdades, la filosofía política va a buscar la
utilidad de lo viejo en lo actual.

Los teóricos puedan estar condicionados a sus creencias por circunstancias que
escapan a su control, pero el querer saber lo que creemos y por qué razón (curiosidad
racional) y un deseo de justificación de los motivos y razones, justifica que la teoría política
no desaparecerá plenamente más allá que otras ciencias se ocupen de las causas.
2) Qué elementos del estado de naturaleza hobbesiano le permiten al autor
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sustentar las características de su Leviatán? (Deben describir el estado de naturaleza,
el Estado, y las conexiones entre ellos que establece en su argumentación).

Hobbes afirma que los hombres son iguales por naturaleza, porque la diferencia
física o mental entre hombre y hombre no es tan importante como para reclamar un
beneficio al cual otro no puede aspirar si lo considera en su conjunto. También asegura que
la mayor parte de los hombres cree poseer mayor grado de facultades mentales que el
común de la gente, porque cada uno ve su propio talento a la mano y al de los demás a la
distancia.

De esta igualdad natural, nace la desconfianza, porque si dos hombres desean la


misma cosa, se vuelven enemigos a tal punto que tratan de aniquilarse uno a otro durante el
camino al objetivo. Una vez conseguido, cabe esperar que vengan otros con sus fuerzas
unidas para desposeerle y este invasor a su vez se encuentra en el mismo peligro respecto a
otros.

La desconfianza mutua, da origen al Estado de naturaleza Hobbesiano de guerra de


cada uno contra todos. En este Estado, el procedimiento más razonable es anticiparse por
medio de la fuerza o la astucia a todos los hombres hasta que ningún otro sea capaz de
amenazarle. En este estado nada es injusto: No hay poder común, la ley no existe, la fuerza
y el fraude son las virtudes cardinales. Aquí no existe la propiedad, solo lo que se pueda
tomar y lo que puede ser conservado. Esta guerra no consiste solo en batallar, sino que se
da cuando la voluntad de luchar se manifiesta de modo suficiente que no hay seguridad de
lo contrario.

Los elementos de la naturaleza humana que le permiten al hombre salir de ese


estado de naturaleza para pasar a un estado civil (Leviatán) se encuentran en sus pasiones y
en su razón. Las pasiones que lleva a los hombres a la paz son el temor a la muerte, el deseo
de las cosas necesarias para vivir confortablemente y la esperanza de obtenerlas mediante el
trabajo. La razón sugiere normas de paz que pueden llegar a los hombres por mutuo
consenso, las leyes de la naturaleza.
La primera ley natural es buscar la paz y seguirla. La segunda, que uno acceda si
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los demás consienten también a renunciar al derecho a defendernos para defendernos
nosotros mismos. Esto da origen a los pactos, definiendo a la justicia (tercera ley) como el
incumplimiento de los mismos. En el capítulo 15, describe otras leyes naturales como la
gratitud, la equidad y la suerte que influyen en la forma de accionar del Leviatán, pero no
justifican su necesidad.

Leviatán es un pacto entre los hombres para la creación de un soberano que


contenga a todos los demás hombres. El fin del mismo es garantizar la seguridad mediante
una autorrestricción en búsqueda del cuidado de su propia conservación y el logro de una
vida más armónica. Conferir todo el poder y fortaleza a un hombre o grupo de hombres a
cargo del estado, reduce las voluntades a una. “Es una unidad real de todo ello en una y la
misma persona, instituida por pacto de cada hombre con los demás, en forma tal como si
cada uno dijera a todos: autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de hombres mi
derecho de gobernarme a mí mismo, con la condición de que vosotros transferiréis a él
vuestro derecho, y autorizaréis todos sus actos de la misma manera.” (Hobbes, 1651:101).
3) ¿Qué características tiene la cesión de derechos en el pacto social para John
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Locke? ¿De qué maneras se plasman en la constitución y estructura del Estado?

Para comprender el pacto social Lockeano, debemos partir de su definición de


estado de naturaleza. A diferencia del estado de guerra natural de Hobbes, Locke considera
que naturalmente vivimos en un estado de perfecta libertad para que cada uno ordene sus
acciones y disponga de posesiones, sin depender de la voluntad de nadie más que su razón.
Es un estado de igualdad y benevolencia donde no se destruirá a sí mismo ni a otra criatura
excepto en el caso de que sea requerido para su preservación. Aquí los hombres pueden
castigar a quienes infrinjan la ley de la naturaleza con el fin de contenerlo e impedir que
vuelva a cometer la infracción, reparar el daño al injuriado y atemorizar a otros para que no
cometan un hecho semejante.

Pese a que cada hombre tiene el poder de hacer que se ejecute la ley natural,
reconoce defectos en su naturaleza. Estos defectos son la parcialidad y el deseo de
venganza que hacen a los hombres irracionales en su propia causa, puesto que el amor
propio los hará juzgar a favor de sí mismos y llegar demasiado lejos para castigar al otro.

Locke atribuye a la naturaleza divina la necesidad del hombre de vivir en sociedad.


Esta sociedad se transforma en sociedad civil si y solo si cada uno de los hombres que esté
unido en la sociedad renuncia al poder ejecutivo de ley natural y lo cede al poder público.
Este poder público se rige por normas similares a las de la naturaleza: proteger la propiedad
y castigar las ofensas de los miembros de dicha sociedad. “Aquellos que están unidos en un
cuerpo y tienen una establecida ley común y una judicatura a la que apelar, con autoridad
para decidir entre las controversias y castigar a los ofensores, forman entre sí una
sociedad civil; pero aquellos que carecen de una autoridad común a la que apelar –me
refiero a una autoridad en este mundo- continúan en el estado de naturaleza” (Locke,
1689:87).

El pacto lockeano está alejado de las valoraciones privadas de cada hombre en


particular, donde la comunidad decide según normas y reglas establecidas, imparciales y
aplicables a todos por igual, y administradas por hombres a quienes ha dado autoridad para
ejecutarlas. De este modo la comunidad decide las diferencias que puedan surgir entre sus
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miembros, según lo que la ley estipula.

Al depositar el poder en la comunidad, el hombre renuncia a sus dos poderes


naturales. El primero que abandona es hacer lo que cree oportuno para su preservación,
para regirse por leyes hechas por la sociedad. El segundo es renunciar al poder de castigar
para asistir el poder ejecutivo de la sociedad, según la ley lo requiera. Esta renuncia la hace
cada ciudadano buscando el bien de sí mismo, donde el poder de la sociedad o legislatura
nunca podría ir en contra del bien común.

La estructura final del estado Lockeano reside en tres poderes. El poder soberano
es el legislativo, encargado de realizar leyes, y la forma de gobierno dependerá de a quien o
quienes la sociedad le otorgue ese poder. También tenemos el ejecutivo, que se ocupa de la
ejecución de las leyes dentro de la comunidad y en referencia a las partes que la componen.
Por último, el poder federativo, que se encarga de la seguridad e intereses con respecto a los
demás estados o personas que están fuera de la comunidad.
4) Desarrollar similitudes y diferencias sobre la relación entre libertad y
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Estado en las teorías políticas de Immanuel Kant y de Jean-Jacques Rousseau.

Respecto a la libertad, encontramos que ambos autores la consideran innata de


cada ser humano, analizando por separando la libertad del individuo y la libertad de un
pueblo.

Para Rousseau, al ser todos libres por naturaleza nadie tiene la potestad de ejercer
dominación sobre otro excepto en la familia, donde los hijos aparecen ligados a los padres
para su conservación y cuando esa necesidad cesa, los lazos familiares quedan disueltos. En
el caso que continúen unidos no será naturalmente, sino voluntariamente. En el Contrato
Social, Rousseau afirma que un hombre puede vender su libertad, pero no la de sus hijos,
porque si lo hace va en contra de la naturaleza.

En el caso de Kant, encontramos diferentes perspectivas respecto a cómo entiende


la libertad. Podemos decir por un lado que se encuentra ligada a la decisión de cada
persona de ilustrarse a sí mismo mediante el uso público de la razón. Esta concepción
basada en el texto Qué es la Ilustración, es muy similar a una de las definiciones que nos
brinda Ileana Beade acerca de la libertad para Kant “En Teoría y Práctica, Kant
caracteriza la libertad como el derecho de “cada uno buscar su felicidad por el camino
que mejor le parezca, siempre y cuando no cause perjuicio a la libertad de los demás para
pretender un fin semejante” (Beade, 2012:86). Por otro lado, Beade afirma que en la
Metafísica de las Costumbres y en Sobre la Paz Perpetua, Kant caracteriza a la libertad
como la capacidad de no obedecer a ninguna otra ley más que a aquella a la que se ha dado
consentimiento.

Respecto a la conformación del Estado, tanto en Kant como en Rousseau nos


encontramos ante una búsqueda por lograr una sociedad que encuentre como conjunto la
libertad natural que posee cada individuo, mediante un contrato.

Rousseau nos habla de un contrato social donde se gana la equivalencia de todo lo


que se pierde y mayor fuerza para conservar lo que se tiene. “Cada uno pone en común su
persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y cada miembro
considerado como parte indivisible del todo” (Rousseau, 1762:15). Este principio de la
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voluntad general también se encuentra en Kant, donde nos habla de contrato originario
como un pacto que involucra, a todos los miembros de la comunidad sin excepción, regido
por una voluntad pública que no puede cometer injusticias contra nadie en la medida que
reúna bajo sí la totalidad de las voluntades particulares.

Para Kant, la sociedad ideal es una sociedad ilustrada, donde todos los hombres
mediante la razón, salen de la minoría de edad sin que otros intenten mantenerlos en tal
condición. Igualmente, si el sujeto recibe una orden en el interior de una posición civil o
función que le hayan confiado, debe obedecer pese de contar con el derecho a realizar
observaciones en cuanto al uso público de la razón. Esto tiene similitudes con el planteo de
Rousseau, donde cada individuo puede, tener una voluntad contraria a la voluntad general,
pero no puede rehusarse a obedecer esta última.
5) Ejercicio de análisis: Respecto a la Discusión del Voto Femenino en
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Argentina (1947). Identifique elementos teóricos o concepciones en las intervenciones
parlamentarias y/o en los fundamentos de proyectos de ley que puedan ser pensados
con los teóricos contractualistas trabajados en la materia, ya sea por sus similitudes
como por sus diferencias. Deben desarrollar, al menos, dos conceptualizaciones
teóricas y su relación con el/los fragmento/s seleccionado/s (los que se deben
transcribir en la respuesta también).

Dada la consigna, consideré interesantes para analizar las palabras del Senador
Alberto Durant para compararlas con conceptos teóricos de los cuatro contractualistas
trabajados.
“El doctor Molinari, aquí presente, propició los derechos civiles de la mujer con un
proyecto que no fue aprobado porque en ese entonces privaba el egoísmo sobre el derecho
y porque había una cuestión de intereses creados, una cuestión de administración de
bienes comunes y porque había hombres en ese entonces que no creían a la mujer
suficientemente capacitada para administrar sus propios intereses.”(Alberto Durant,
1945:32)

En el Leviatán de Hobbes, difícilmente las palabras del Senador Durant podrían


haberse escuchado. En este caso ubicamos a un senador, miembro de una asamblea
soberana, criticando duramente una decisión anterior del mismo soberano. En el capítulo
30, Hobbes señala que el soberano no está sujeto a leyes civiles, porque esto coloca a las
leyes por encima del soberano. También ve como una gran falta, aunque en el texto
refiriéndose a los súbditos, el hablar mal del representante soberano y discutir su poder,
puesto que ello puede derivar en el desprecio de su pueblo y el debilitamiento a la
obediencia que este le presta.

Respecto al pensamiento de Locke, las palabras del senador referidas al anterior


rechazo de la ley producto de intereses creados, pueden relacionarse con la afirmación de
Locke en el Capítulo 12 del Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil donde considera a los
hombres frágiles y con tendencia a acumular poder, algo que abre la posibilidad de hacer
leyes a su medida y ejecutarlas en beneficio propio.
Jean-Jacques Rousseau hace una referencia similar a Locke en tercer libro de El
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Contrato Social, donde asegura que en una democracia nada es tan peligroso como la
influencia de intereses privados en los negocios públicos. Para Rousseau la corrupción de
un legislador es más nociva que el abuso de las leyes por parte de un gobierno, puesto que
altera el Estado en su parte más esencial y hace a toda reforma imposible.

En Kant, la frase “El pueblo se juzga a sí mismo a través de aquellos de sus


conciudadanos que, mediante libre elección, son reconocidos como sus representantes
especialmente para ello, o sea, para cada acto.”(Kant, 1797:148) lleva a deducir que,
tomando como verdad a las palabras de Durant, el propio pueblo realizó una autocrítica por
los representantes anteriormente elegidos para dar lugar a otros que tomen decisiones de
acuerdo a la voluntad universal.
Bibliografía:
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 Berlin, Isaiah (1978), Conceptos y Categorías, Fondo de Cultura Económica,


España.
 Hobbes, Thomas (1651), Leviatán, Freeditorial, Estados Unidos.
 Locke, John (1689), Segundo Tratado Sobre El Gobierno Civil, Tecnos, España.
 Rousseau, Jean-Jacques (1762), El Contrato Social, El Aleph, Canadá.
 Beade, Ileana (2012), Ciudadanos Activos y Pasivos, Revista de Filosofía
Universidad Iberoamericana, México.
 Kant, Immanuel (1797), Metafísica de las Costumbres, Tecnos, España.

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