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Ensayo de Análisis
Las Voces en la Voz
ISBN 9789871937998
Presentación 9
Blas Tadeo Cáceres 13
Nelly Gladys Kesen 15
"El Buey" 19
Ensayo de análisis del relato “El Buey”. Las voces en la voz 23
El Buey Ensayo de análisis 9
Presentación
Durante el año 1989 un grupo de profesores y alum
nos de la carrera de Letras realizamos un seminario que
denominamos, algo ambiciosamente, Semántica del
Texto. El objetivo principal era el de contrastar distintas
teorías entonces en uso entre nosotros con el estudio di
recto de textos. El interés estaba enfocado, fundamen
talmente, sobre la proyección de ciertos fenómenos
reconocidos en el ámbito oracional sobre estructuras
lingüísticas mayores. Era, además, fundamentalmente
de orden semántico.
Los textos seleccionados para el trabajo fueron todos
de autores literarios, entre ellos algunos narradores pa
tagónicos.
Tuvimos entonces oportunidad de conocer el relato El
Buey de Blas Tadeo Cáceres, quien venía de recibir el
premio Isidro Quiroga, y que nos acababa de visitar en
un ciclo organizado por el Departamento de Letras des
tinado a autores locales.
La obra nos atrapó desde el primer momento en que
la conocimos y, seguramente por eso, y también porque
nos pareció afín a nuestros objetivos académicos, le de
dicamos un trabajo muy minucioso de lectura y análisis.
Nos reunimos semanalmente y estimo que la tarea no
10 Eduardo Bibiloni y Nelly Kesen
El Buey
Ensayo de análisis
del relato “El Buey”
Introducción
Estructuras textuales y
esquema de las voces
La historia de El Buey nos llega básicamente a través
de dos voces, la de un Enunciador 1, al que llamaremos
el narrador, y la de un Enunciador 2, correspondiente al
actor campesino. Estas dos voces se articulan en el dis
curso en dos estructuras textuales (abreviaremos ET1 y
ET2, respectivamente) que aparecen dispuestas en for
ma alternada. La sola excepción la constituye el párrafo
5, cuya primera oración pertenece a ET1, y el resto a la
otra. Podría decirse que esta oración funciona como sol
dadura o articulación entre ambas estructuras. Su con
tenido, por lo demás, bien podría incluirse en cualquiera
de las dos.
La ET1 se despliega en 5 momentos, en los párrafos 1,
3, 6, 8 y 10. En el 1 contemplamos el trabajo del campe
sino y la niña, con el buey, en el mandiocal. En el 3, el
comienzo del regreso a la casa. En el 6, la visión del ran
cho. En el 8, vemos a la niña ya dormida y al padre en
vela, pensando, antes de dormirse. En el último presen
ciamos el sueño de la niña, del campesino y del buey. Se
incluye en ET1, además, como se ha dicho, la primera
oración del párrafo 5.
El Buey Ensayo de análisis 27
[ 1 [ 2 [ 3 ] ] ] [4]
Los Objetos
Los indicadores de modalidad, como se ha visto en el
apartado anterior, pueden ser muy variados y con ello la
categoría misma de modalidad puede difuminarse. Por
ello es que, en el reconocimiento de sus manifestaciones,
y restringiéndonos metodológicamente al relevamiento
de enunciados (u otras formas lingüísticas) comentados
por otros enunciados, hemos obtenido modalidades de
los órdenes del saber, del poder y del valer. Bajo ese tipo
de estructuras no relevamos en cambio, con igual clari
dad, contenidos del orden del querer, modalidades del
tipo de las volitivas.
Para sacar a luz esa dimensión, crucial en la constitu
ción de los personajes como tales, recurrimos a otros
instrumentos: el de las estructuras actanciales de Grei
mas, y, muy especialmente, al del actante Objeto.
Como dice este autor, la relación Sujeto/Objeto apa
rece como un investimiento semántico del deseo.
Si aplicamos esa categoría a nuestro relato, nos apa
recen, frente al campesino, en tanto que Sujeto, tres po
sibles Objetos.
El primero surge del pacto celebrado entre él y el pa
trón, en un tiempo anterior al del presente enunciativo y
que se consumará en un tiempo posterior. Esa brecha
temporal entre pasado y presente es la que posibilita que
la dimensión del querer permanezca activada en el
tiempo del relato. El primer objeto, pues, es el Winches
ter (lo simbolizaremos como O1) y sobre él se articula el
correspondiente programa narrativo, que, en la semió
tica greimasiana, se simboliza así:
El Buey Ensayo de análisis 39
(S U O1) (S ∩O1)
donde S = campesino; O1 = Winchester.
Objetos
O1 O2 O3
Consideraciones finales
El análisis que precede es sólo parcial.
Nos hemos centrado en el juego de las voces, y, par
tiendo de allí, en el de las perspectivas humanas que
motiva la historia.
Al hacerlo, hemos intentado exhibir a partir del aná
lisis la solidez de un relato que, a primera vista se nos
mostraba muy atractivo y denso. El desarrollo del tra
bajo, creemos, no ha hecho sino confirmar la impresión
inicial revelando el ajustado juego de sus mecanismos
discursivos.
Lo más notable es de qué manera las voces se articu
lan unas con otras y cómo, sin una voz narrativa que los
conecte discursivamente van emergiendo los sucesos
pasados y sus proyecciones futuras, y cómo ellos entran
en esquemas de valoración.
Entre esas voces, la del narrador se muestra como un
gestor que pone en escena a su personaje, en un juego
casi teatral, y lo deja hablar, sin presentarlo ni interferir.
Esa prescindencia, tal como hemos visto, llega hasta
el punto de que las marcas de locución se hallan casi to
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