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Universidad de Montemorelos

Teología UM Virtual

PENSAMIENTO TEOLÓGICO CATÓLICO

Actividad 1.3 Ensayo: ¿Infalible?


Presentada en cumplimiento parcial de los requisitos para el título de
Licenciado en Teología

Por
Misael Chuquimango Mendoza
01 de septiembre 2019
La Definición de la Infalibilidad

Pío IX fue el primer papa en promulgar un dogma por sí mismo, sin la concurrencia de

concilio alguno. En cierto modo, la bula Ineffabilis, por la que Pío IX promulgó la

inmaculada concepción de María, fue un ensayo para ver qué reacción habría ante la idea de

que el papa podía promulgar un nuevo dogma por sí solo. Puesto que la bula no provocó

mayores protestas, el escenario estaba listo para la promulgación de la infalibilidad papal 1.

En julio 18 de 1870, como parte del concilio ecuménico conocido como el Vaticano I, la

Iglesia Católica Romana definió formalmente la doctrina de la infalibilidad papal. Esta

doctrina fue declarada como de fide (“de la fe”), es decir, como una doctrina oficial de la

iglesia, y negarla sería considerado una herejía. El voto en el concilio para elevar esta doctrina

al estatus de fide fue de 533 a 2.

Entonces, la proclamación formal de la doctrina de la infalibilidad papal es relativamente

reciente, mucho después de la Reforma Protestante. Sin embargo, el concepto de la

infalibilidad papal tiene sus orígenes mucho más atrás en la historia de la iglesia. Por este

motivo, sería útil repasar el trasfondo histórico que llevaron a las declaraciones del Vaticano

I.2

El desarrollo más importante en torno a la comprensión de la persona y obra del Espíritu

Santo en la Iglesia Católica Romana durante el siglo XIX tiene que ver especialmente con el

Concilio Vaticano I (1869–1870). Este Concilio reafirmó los dogmas del Concilio de Trento,

al determinar que lo que predica y enseña el episcopado universal unánimemente y en

1 González, J. L. Historia del cristianismo: Tomo 2 . (Miami, FL: Editorial Unilit. 2003), 433
2 Sproul, R. C. ¿Estamos juntos en verdad?: Un Protestante Analiza el Catolicismo Romano. (Graham, NC:
Publicaciones Faro de Gracia. 2015), 101
comunión de fe con el Papa es la expresión infalible de la fe de toda la Iglesia. Nuevamente,

con gran ingenuidad, el dogma romano presupone que la jerarquía siempre y necesariamente

se expide bajo la inspiración del Espíritu Santo y, en consecuencia, no puede equivocarse.

Es sobre la base de esta convicción, que el Vaticano I decretó el dogma de la infalibilidad

papal. El dogma de la infalibilidad papal presupone que el Papa, como cabeza del Colegio

Apostólico del Episcopado mundial, y gracias al carisma de la misión apostólica y a la

infalibilidad que le está vinculada, está en condiciones de determinar infaliblemente si una

creencia cualquiera es dogma de fe o no.3

Mientras el mundo se estaba moviendo hacia la libertad y la democracia, la Iglesia se fue

para el otro extremo y proclamó el dogma de la infalibilidad papal en 1870. El nuevo dogma,

por cierto, no afirmaba que el Papa era siempre infalible en sus decretos sobre cuestiones

morales y de fe. Era infalible sólo cuando hablaba ex cathedra, es decir, cuando en

cumplimiento de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, y en virtud de su

suprema autoridad apostólica, él definía una doctrina sobre la fe o la moral como obligatoria

para la Iglesia Católica. Se argüía que podía hacer esto, en base a la promesa de Jesús a Pedro

de que sobre él edificaría a su iglesia, y por ser él el legítimo sucesor de Pedro al frente de la

Iglesia. También se presuponía que detrás de toda esta maniobra de concentración de poder

en el Papa estaba obrando el Espíritu Santo, según se decía, tal como lo prometió Jesús.

3 Deiros, P. A. El Espíritu Santo hoy. (Buenos Aires: Publicaciones Proforme. 2010), 282
Con esto, el Espíritu Santo quedó cautivo de la infalibilidad papal y las arbitrariedades

hermenéuticas del Magisterio, con lo cual hubo un empobrecimiento notable de la

neumatología católica hasta tiempos muy recientes4

Percepción personal

Que no sólo Dios es infalible, sino también el Papa, es una gran herejía 2 Tesalonicenses 2.4,

el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto tanto que

se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

La cabeza de la iglesia en el mundo es el vicario de Cristo. Esta doctrina pretende que

únicamente el obispo de Roma es el vicario o representante de Cristo en el mundo, y la cabeza

visible de la iglesia. En contraste con la visión bíblica del liderazgo eclesiástico, esa doctrina

se basaba en la suposición de que Cristo nombró a Pedro como la cabeza visible de la iglesia,

y el Papa es el sucesor de Pedro, que eso es absolutistamente falso.

La infalibilidad de la iglesia y su cabeza. La doctrina que realizó la mayor contribución al

prestigio y a la influencia de la iglesia de Roma fue la de su in- falibilidad. La iglesia

pretendía que nunca había errado, y que jamás erraría. Basaba esta enseñanza en el

razonamiento siguiente, que carece completamente- te de base bíblica: Por cuanto la iglesia

es divina, uno de sus atributos inherentes es la infalibilidad. Además, por cuánto Dios, a

través de esta iglesia divina se proponía guiar al cielo a todos los individuos de buena

voluntad, la iglesia debe ser infalible en su enseñanza de la fe y la moral. Cristo, por lo tanto,

la preservará de todo error a través del poder del Espíritu Santo.

4 Sproul, R. C. ¿Estamos juntos en verdad?: Un protestante Analiza el Catolicismo Romano. (Graham, NC:
Publicaciones Faro de Gracia.2015), 110-112.
Bibliografía:

Uriah Smith, “The Popular Hope, and Ours” [La esperanza popular y la nuestra], Review

and Herald, 7 de feb., 1854, p. 20.

Deiros, P. A. (2010). El Espíritu Santo hoy (1a ed., p. 282). Buenos Aires: Publicaciones

Proforme.

González, J. L. (2003). Historia del cristianismo: Tomo 2 (Vol. 2, p. 433). Miami, FL:
Editorial Unilit.
Sproul, R. C. (2015). ¿Estamos juntos en verdad?: Un protestante Analiza el Catolicismo

Romano. (G. Montemayor, Trad.) (p. 101). Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia.

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