Está en la página 1de 4

Jorge Iván Montoya Pérez

Informe de lectura sobre documentos magisteriales (Dei Filius y Dei Verbum)


TEO24 Teología Fundamental; Revelación y Fe
Docente: Diego Fernando Bedoya Bonilla
Facultad de Educación y Humanidades Universidad Católica Luis Amigó
marzo de 2020

La Constitución Dogmática Dei Verbum sobre la divina revelación, del Concilio


Vaticano II, ha sido considerada el documento en el que convergen y culminan las
intervenciones del magisterio de la Iglesia desde finales del siglo XIX, acerca de la
revelación y la Sagrada Escritura'. Anteriormente habían sido publicadas entre otras, en
1870, la Constitución Dogmática Dei Filius sobre la fe católica, del Concilio Vaticano I,
que aborda en su segundo capítulo, el tema de la revelación.

Centrándose en el tema entre relaciones de los dos documentos magisteriales


de la Iglesia, el concilio Vaticano I parte de la Revelación natural y de la posibilidad del
conocimiento de Dios (en este concilio se habla de conocimiento, más no de
demostración) a la luz de la razón humana para desembocar después en la revelación
sobrenatural. El concilio Vaticano I (CVI) defendió la revelación natural, contra todos
aquellos que despreciaban la razón humana negándole toda posibilidad de alcanzar,
por vía ascendente, el conocimiento de Dios. También defendió la revelación
sobrenatural, contra los que concedían a la razón plena autonomía y suficiencia,
disminuyendo la revelación cristiana a una realidad puramente inmanente al hombre.

El Concilio Vaticano II (CV II) tiene una perspectiva contraria al Concilio Vaticano
I, (CV I). El Concilio empieza hablando ampliamente de la revelación personal e
histórica de Dios que culmina en Jesucristo (cf. DV 2-4) de esa manera de la fe en
cuanto respuesta adecuada a la revelación sobrenatural (cf. DV 5), asegurándose así,
desde el mismo punto de partida, lo especifico de la revelación y de la fe bíblico-
cristiana; por otra parte, la ausencia de un contexto apologético de defensa contra los
errores doctrinales permite al Concilio Vaticano II ofrecernos una teología más
expositiva de los contenidos de la revelación sobrenatural.
Al final del cap. 1, la Dei Verbum (cf. DV 6) recupera el dato del Vaticano I sobre
la revelación natural y la posibilidad que el hombre tiene de conocer a Dios. Es sin
duda muy importante para nuestro tiempo, si se tiene en cuenta el pretendido carácter
científico del ateísmo contemporáneo.

El Vaticano II además de resolver la perspectiva de las dos revelaciones, permite


la distinción y la unidad entre creación-revelación natural, por una parte y revelación
sobrenatural por otra. En la Dei Filius del Vaticano I, y en la Dei Verbum Vaticano II, en
el numeral 6 (DV 6) que lo cita, llega a armonizarse la doble revelación dialécticamente,
mediante una afirmación de necesidad moral, dentro de las actuales condiciones de la
historia salvífica, de una revelación sobre natural incluso acerca de aquellas verdades
que no son inaccesibles por la razón humana. Y el “plugo de Dios” (DF 2) de la Dei
Filius, abraza un matiz muy preciso, de subrayar el contraste entre el esfuerzo religioso
del hombre en la búsqueda de Dios (cf. Hch. 17, 26-31) y el don que Dios otorga al
hombre revelándose en Jesucristo. En la Dei Verbum del Concilio Vaticano II en
cambio, el “plugo a Dios” abre el discurso sobre la Revelación y pone el acento en la
libre y gratuita iniciativa de Dios en el acto de revelarse.

El revelarse a sí mismo es manifestar el misterio de su voluntad. En cuanto al


objeto de la Revelación, la Dei Verbum sigue al Vaticano I (Revelarse a sí mismo…) la
Revelación no nos da conocer algo, sino a Alguien, al Dios viviente de Cristo Jesús. De
esta manera la DV sustituye la palabra decreto por la expresión paulina el misterio de
su voluntad: esto pretende recordar en su totalidad el designio salvífico y realizado en
Jesucristo, (esto es un carácter cristocéntrico de la Revelación) y logra subrayar la
unidad entre Revelación y Salvación, como lo expresa el Catecismo de la Iglesia
Católica “mediante el cual los hombres (…) tiene acceso al Padre y son hechos
participes de la naturaleza divina”.

Con esta Revelación el Dios invisible en medio de su gran amor habla a los
hombres como amigos. Sobre esto no aparece nada en el Vaticano I. algunos padres
del Concilio Vaticano II observaron que era algo excesivo, en decir: “Dios habla a los
hombres como amigos” y más bien habrían preferido la expresión “como a hijos”, de
acuerdo con un uso más frecuente de la Biblia. Pero de hecho la expresión “como
amigos” igualmente bíblica, se mantuvo en los textos definitivos. Tal formula expresa
esa resonancia personal e íntima de toda la Revelación Bíblica, que la Dei Verbum se
complace en reiterar en el último capítulo “en los libros Sagrados, el padre que está en
los cielos sale amorosamente al encuentro de sus hijos y conversa con ellos” (DV n.
21).

Así la Revelación se lleva a cabo por medio de los hechos y palabras


íntimamente relacionados. Según el Concilio Vaticano I, la Revelación es la enseñanza
por parte de Dios de aquellas verdades que pueden superar la capacidad natural de la
razón humana. Los hechos fundamentales de la Historia de Salvación no se
constituyen formalmente una parte de la Revelación sino únicamente de desvelar el
contenido de la Revelación; Cristo como acontecimiento histórico que culmina la
Revelación ocupa en ella un puesto secundario.

En cambio, para la Dei Verbum del Concilio Vaticano II, la Revelación se realiza
por hechos y palabras: es realmente palabra de Dios, pero además he
inseparablemente es acontecimiento, manifiesto y desenvolvimiento del plan divino de
Dios a lo largo de la historia.

Pero de esta manera en sintonía con el estilo de toda la constitución Dogmática,


se puede evocar En Dei Filius tan sólo se señala que la revelación está contenida en
los libros escritos y en las tradiciones no escritas, pero sin aludir a la Revelación y la
inspiración en su calidad de acontecimientos vinculados entre sí, como hace Dei
Verbum, con gran eficacia.

Podemos concluir que, la Constitución Dogmática Dei Fluis aun cuando nos
encontramos en un momento en el que predomina el interés por dar razón de la
inspiración pasiva, del que no se libra la Dei Verbum, se puede apreciar una novedad
de planteamiento que puede abrir caminos hacia un mundo de explicar la inspiración
revelada como una acción de Dios que perdura en los textos. Esto se puede lograr al
poner el estrecho vínculo entre la economía de Revelación y de su transmisión.

También podría gustarte