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archivo diocesano
3) Nombramientos de
2) Nombramientos de
los distintos miembros 4) Erección de casas
diáconos transitorios
del Tribunal religiosas
o permanentes
Eclesiástico
5) Erección de
congregaciones 7. Otros que indique
6) Comunicación de
religiosas de derecho el Código de
decretos a personas
diocesano y Derecho canónico y
asociaciones de
e instituciones
la normativa vigente
fieles
1) Gestionar la revisión de los textos
B. Licencias: que requieren imprimatur y nihil
obstat
4) Certificación y
acreditación de
3) Legalización de certificados sacerdotes que llegan a la
de bautismo o de otro
sacramento administrados por diócesis y aquellos que
parroquias de la diócesis requieran las distintas
entidades canónicas de la
arquidiócesis
2. Coordinación de
secretarios parroquiales
D. Otras actividades 1. Informes para la Santa
de la arquidiócesis y
y documentación Sede
apoyo en su formación
pastoral y canónica
4. Colaboración con la
Economía diocesana en lo
5. Colaborar en la emisión de
3. Control y emisión de referente al cumplimiento de
licencias y dispensas para
credenciales para las obligaciones emanadas
matrimonios en reemplazo
sacerdotes y consagrados. de los decretos 329/2003 y
del Tribunal Eclesiástico
330/2003 para las parroquias
y entes canónicos
6. Recepción de intenciones
de Misa por parte de fieles y
7. Rectificación de actas
otras diócesis y encargarlas
a sacerdotes para su de los libros parroquiales
aplicación
CAPÍTULO II
DE LA CURIA DIOCESANA (cc. 469-494)
Art. 2 DEL CANCILLER Y OTROS NOTARIOS, Y DE LOS ARCHIVOS
482 §1. En cada curia, debe haber un canciller, cuya principal función, a no ser que
el derecho particular establezca otra cosa, consiste en cuidar de que se redacten
las actas de la curia, se expidan y se custodien en el archivo de la misma.
§ 2. Cuando parezca necesario, puede nombrarse un ayudante del canciller,
llamado vicecanciller.
§ 3. El canciller y el vicecanciller son de propio derecho notarios y secretarios de la
curia.
483 § 1. Además del canciller, puede haber otros notarios, cuya escritura o firma
da fe pública, en lo que atañe ya a cualquier tipo de actos, ya únicamente para los
asuntos judiciales, o sólo para los actos referentes a una determinada causa o
asunto.
§ 2. El canciller y los notarios deben ser personas de buena fama y por encima de
toda sospecha; en las causas en las que pueda ponerse en juicio la buena fama de
un sacerdote, el notario debe ser sacerdote.
484 El oficio de los notarios consiste en:
1. redactar las actas y documentos referentes a decretos,
disposiciones, obligaciones y otros asuntos para los que se
requiera su intervención;
2. recoger fielmente por escrito todo lo realizado, y firmarlo,
indicando el lugar, día, mes y año;
3. mostrar a quien legítimamente los pida aquellas actas o
documentos contenidos en el registro, y autenticar sus copias
declarándolas conformes con el original.
485 El canciller y demás notarios pueden ser libremente removidos de su
oficio por el Obispo diocesano, pero no por el Administrador diocesano
sin el consentimiento del colegio de consultores.
486 § 1. Deben custodiarse con la mayor diligencia todos los
documentos que se refieran a la diócesis o a las parroquias.
§ 2. Se ha de establecer en cada curia, en lugar seguro, un archivo o
tabulario diocesano, en el que se conserven con orden manifiesto y
diligentemente guardados los documentos y escrituras correspondientes
a los asuntos diocesanos, tanto espirituales como temporales.
§ 3. Debe hacerse un inventario o índice de los documentos que se
guardan en el archivo, con un breve resumen del contenido de cada
escritura.
487 § 1 El archivo ha de estar cerrado, y sólo el Obispo y el canciller
deben tener la llave; a nadie se permite entrar en él sin permiso del
Obispo, o del Moderador de la curia junto con el canciller.
§ 2. Todos los interesados tienen derecho a recibir personalmente o por
medio de un procurador, copia auténtica, escrita o fotocopiada, de
aquellos documentos que siendo públicos por su naturaleza se refieran a
su estado personal.
488 No se permite sacar documentos del archivo, si no es por poco
tiempo y con el consentimiento del Obispo, o del Moderador de la curia
junto con el canciller.
489 § 1. Debe haber también en la curia diocesana un archivo secreto,
o al menos un armario o una caja dentro del archivo general, totalmente
cerrada con llave y que no pueda moverse del sitio, en donde se
conserven con suma cautela los documentos que han de ser
custodiados bajo secreto.
§ 2. Todos los años deben destruirse los documentos de aquellas
causas criminales en materia de costumbres cuyos reos hayan fallecido
ya, o que han sido resueltas con sentencia condenatoria diez años
antes, debiendo conservarse un breve resumen del hecho junto con el
texto de la sentencia definitiva.
490 § 1. La llave del archivo secreto la tiene solamente el Obispo.
§ 2. Mientras esté vacante la sede no se abrirá el archivo o armario
secreto, a no ser en caso de verdadera necesidad, por el Administrador
diocesano personalmente.
§ 3. No deben sacarse documentos del archivo o armario secreto.
491 § 1. Cuide el Obispo diocesano de que se conserven
diligentemente las actas y documentos contenidos en los archivos de
las iglesias catedralicias, de las colegiatas, de las parroquias y de las
demás iglesias de su territorio, y de que se hagan inventarios o
índices en doble ejemplar, uno de los cuales se guardará en el
archivo propio, y el otro en el archivo diocesano.
§ 2. Cuide también el Obispo diocesano de que haya en la diócesis
un archivo histórico, y de que en él se guarden con cuidado y se
ordenen de modo sistemático los documentos que tengan valor
histórico.
§ 3. Para examinar o sacar de su sitio las actas y documentos
aludidos en los §§ 1 y 2, deben observarse las normas establecidas
por el Obispo diocesano.
INTRODUCCIÓN
- PRINCIPIO DE PROCEDENCIA
- CONCEPTO DE LA CONTINUIDAD DE LA
DOCUMENTACIÓN
PRINCIPIO DE
PROCEDENCIA
• ARCHIVO HISTÓRICO
= LUGAR DEFINITIVO
•
Norma Internacional
para la Descripción
de Funciones
ISDF
https://www.ica.org/sites/default/files/CBPS_2007_Guideline
s_ISDF_First-edition_SP.pdf
Los archivos de la Iglesia
- Desde sus inicios, el cristianismo se preocupó
por conservar la memoria de su misión
pastoral, y sus obras.
- Con este fin la Iglesia continuó la tradición
archivística de los pueblos antiguos, caldeos,
asirios, judíos, griegos, y el Imperio romano.
- Las Actas de los mártires y documentos más
antiguos fueron aumentando y conservándose
con cuidado.
- El interés de los sumos pontífices por la
conservación del patrimonio cultural
eclesiástico —y en este caso de los archivos—
fue patente.
- Desde el siglo IV por iniciativa de San
Dámaso el primer archivo eclesiástico se
albergó en la basílica de san Lorenzo in
Damaso, en Roma.
- Imitando la romana, la cancillería se
organizó en el siglo VI, y en tiempos de
Gregorio VII se formaron y redactaron los
registros, raíz y fundamento de la tradición
pontificia.
- Durante la Edad Media se suceden
algunos hitos de normativa archivística:
cánones de concilios provinciales,
recomendaciones, etc., tendientes a la
ordenación y conservación de los
documentos aun muy lejos de constituirse
un cuerpo de legislación canónica
específica.
- Con el Concilio de Trento inició una
verdadera política de archivos, en especial
de los parroquiales y los diocesanos,
aunque no trata directamente de ellos, sino
como consecuencia del funcionamiento y
prácticas de determinadas instituciones
eclesiásticas.
- Esta normativa será obligatoria en
España desde el 12 de julio de 1564, fecha
en que Felipe II decretó oficialmente la
ejecución de todo lo acordado en el
Tridentino.
- San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, trató
con detenimiento de los fondos documentales que
había que conservar, insistiendo en la
conveniencia de la redacción de inventarios, que
debería hacerse por triplicado.
- Continuación de esta importante labor fue la
llevada a cabo por el papa Sixto V en 1588.
Por la constitución Inmensa aeterni Dei
reglamentó la creación de archivos en los
diferentes dicasterios de la curia romana, y su
funcionamiento, dando como fruto más relevante
la publicación por la Cámara Apostólica de los
«Estatutos y reglamento de los archivos
eclesiásticos». Una verdadera doctrina de
organización y práctica archivísticas.
• Otro impulso importante l o dio Benedicto
XIII. En el año 1727 publicó la constitución
Máxima vigilantia, que incidió sobre todo en
los archivos diocesanos. Trató de la
obligatoriedad de llevar inventarios y
catálogos, por duplicado, y de la seguridad de
los archivos, entre otras normas a tener en
cuenta.
• En 1881 se abrió al público el Archivo
Secreto Vaticano, en consonancia con las
nuevas corrientes de considerar a los archivos
centros abiertos a la investigación histórica.
• A partir de entonces, sin descuidar la
conservación e integridad de estas fuentes
históricas, se impulsó la redacción de
instrumentos de trabajo encaminados a
facilitar su consulta.
- Un «reglamento para la custodia y uso de las
bibliotecas y archivos eclesiásticos»: 1902.
- El secretario de Estado y cardenal Merry del Val, en
1907, dirigió una circular a los obispos de Italia sobre la
conservación del patrimonio cultural de la Iglesia.
-El primer Código de derecho canónico, promulgado en
1917, en sus cánones 372-378 trata «de diversos
aspectos relacionados con los archivos eclesiásticos
en general, y con los episcopales o diocesanos en
particular.
• Regula tanto el personal debe atenderlos, a cuyo
frente estarán el canciller, y el notario, el régimen de
funcionamiento, condiciones que deben reunir los
locales, apertura al público, comunicación de los
documentos, reproducción de éstos, y otros muchos
aspectos.
- La Santa Sede se ha preocupado por el
patrimonio documental de la Iglesia.
- 1923: Pío XI creó la Escuela de Paleografía y
Diplomática del Vaticano, a la que años
después se agregó en su título la de
Archivística.
- Juan XXIII, en 29 de febrero de 1960 definió
como organismo la Pontificia Comisión para los
Archivos Eclesiásticos de Italia, incluyendo
instrucciones sobre su gobierno y
funcionamiento.
- El nuevo Código de derecho canónico de 1983
sólo se limitó a recoger las normas contenidas en
el Código de 1917.
TÍTULO III
DE LA ORDENACIÓN INTERNA DE LAS IGLESIAS PARTICULARES (Cann. 460–572)
CAPÍTULO II
DE LA CURIA DIOCESANA (cc. 469-494)
Art. 2 DEL CANCILLER Y OTROS NOTARIOS, Y DE LOS ARCHIVOS
482 §1. En cada curia, debe haber un canciller, cuya principal función, a no ser que el
derecho particular establezca otra cosa, consiste en cuidar de que se redacten las actas
de la curia, se expidan y se custodien en el archivo de la misma.
§ 2. Cuando parezca necesario, puede nombrarse un ayudante del canciller, llamado
vicecanciller.
§ 3. El canciller y el vicecanciller son de propio derecho notarios y secretarios de la curia.
483 § 1.Además del canciller, puede haber otros notarios, cuya escritura o firma da fe
pública, en lo que atañe ya a cualquier tipo de actos, ya únicamente para los asuntos
judiciales, o sólo para los actos referentes a una determinada causa o asunto.
§ 2. El canciller y los notarios deben ser personas de buena fama y por encima de toda
sospecha; en las causas en las que pueda ponerse en juicio la buena fama de un sacerdote,
el notario debe ser sacerdote.
484 El oficio de los notarios consiste en:
1. redactar las actas y documentos referentes a decretos, disposiciones, obligaciones y otros
asuntos para los que se requiera su intervención;
2. recoger fielmente por escrito todo lo realizado, y firmarlo, indicando el lugar, día, mes y año;
3. mostrar a quien legítimamente los pida aquellas actas o documentos contenidos en el
registro, y autenticar sus copias declarándolas conformes con el original.
485 El canciller y demás notarios pueden ser libremente removidos de su oficio por el obispo
diocesano, pero no por el Administrador diocesano sin el consentimiento del colegio de
consultores.
486 § 1. Deben custodiarse con la mayor diligencia todos los documentos que se refieran
a la diócesis o a las parroquias.
§ 2. Se ha de establecer en cada curia, en lugar seguro, un archivo o tabulario diocesano,
en el que se conserven con orden manifiesto y diligentemente guardados los
documentos y escrituras correspondientes a los asuntos diocesanos, tanto espirituales como
temporales.
§ 3. Debe hacerse un inventario o índice de los documentos que se guardan en el archivo,
con un breve resumen del contenido de cada escritura.
487 § 1 El archivo ha de estar cerrado, y sólo el Obispo y el canciller deben tener la llave; a
nadie se permite entrar en él sin permiso del Obispo, o del Moderador de la curia junto con el
canciller.
§ 2.Todos los interesados tienen derecho a recibir personalmente o por medio de un
procurador, copia auténtica, escrita o fotocopiada, de aquellos documentos que siendo públicos
por su naturaleza se refieran a su estado personal.
488 No se permite sacar documentos del archivo, si no es por poco tiempo y con
el consentimiento del Obispo, o del Moderador de la curia junto con el canciller.
489 § 1.Debe haber también en la curia diocesana un archivo secreto, o al menos un
armario o una caja dentro del archivo general, totalmente cerrada con llave y que no
pueda moverse del sitio, en donde se conserven con suma cautela los documentos que
han de ser custodiados bajo secreto.
§ 2.Todos los años deben destruirse los documentos de aquellas causas criminales en
materia de costumbres cuyos reos hayan fallecido ya, o que han sido resueltas con
sentencia condenatoria diez años antes, debiendo conservarse un breve resumen del
hecho junto con el texto de la sentencia definitiva.
490 § 1. La llave del archivo secreto la tiene solamente el Obispo.
§ 2. Mientras esté vacante la sede no se abrirá el archivo o armario secreto, a no ser
en caso de verdadera necesidad, por el Administrador diocesano personalmente.
§ 3. No deben sacarse documentos del archivo o armario secreto.
491 § 1. Cuide el Obispo diocesano de que se conserven diligentemente las actas y
documentos contenidos en los archivos de las iglesias catedralicias, de las colegiatas, de
las parroquias y de las demás iglesias de su territorio, y de que se hagan inventarios o
índices en doble ejemplar, uno de los cuales se guardará en el archivo propio, y el otro
en el archivo diocesano.
§ 2. Cuide también el Obispo diocesano de que haya en la diócesis un archivo histórico,
y de que en él se guarden con cuidado y se ordenen de modo sistemático los
documentos que tengan valor histórico.
§ 3. Para examinar o sacar de su sitio las actas y documentos aludidos en los §§ 1 y 2,
deben observarse las normas establecidas por el Obispo diocesano.
- Actuaciones más recientes se
dieron durante el pontificado de
Juan Pablo II.
- Junio de 1988: el papa instituyó la
Pontificia Comisión para la
Conservación del Patrimonio
Artístico e Histórico, dentro de la
Congregación para el Clero, siendo
reformada más tarde
transformándose en la Pontificia
Comisión para los Bienes de la
Iglesia, con autonomía propia
- Constitución apostólica Pastor bonus,
de 28 de junio de 1988: J.P. II incidió en la
importancia de los fondos documentales.
- La Pontificia Comisión, a través de las
conferencias episcopales nacionales, ha
insistido repetidamente en el deseo del
Sumo Pontífice de que se preste gran
atención a la conservación y salvaguarda
de los bienes culturales de la Iglesia,
como testimonio de las tradiciones
cristianas e instrumentos privilegiados
de la nueva evangelización.
5.1. CLASIFICACIÓN DE LOS
ARCHIVOS ECLESIÁSTICOS
https://docs.google.com/forms/d/1TqSBJKwPR6Q832PbOXHGP
98-j6nb3mQIDt9M6Y6oGDU/edit
Curso-taller de
archivos
eclesiásticos
Jornada nacional sobre archivos eclesiásticos
29 de agosto de 2023
11:00-13:30 hrs.
Vía zoom
Apéndice
Elementos de una circular:
- Lugar y fecha en que se redacta.
- Asunto de la circular. Sirve para identificar el tema del
mensaje.
- Destinatario. Por lo general el destinatario en este tipo
de documentos es un grupo de personas.
- Datos generales del destinatario. Si por alguna razón la
circular va personalizada, sólo se incluye el nombre.
- Mensaje. Un texto corto y directo.
- Nombre y firma del remitente. Nombre de la institución,
el nombre de la persona que envía la circular y su firma.
- Algunas instituciones catalogan las circulares de
acuerdo con su carácter de importancia. Es decir, si se
trata de un comunicado urgente, regular o cotidiano.