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Hernández (s.a.) solo distingue dos tipos: las disgrafías adquiridas y las
evolutivas. Las primeras son aquellas que afectan a personas que aprendieron
a escribir adecuadamente, pero han perdido parte de esta habilidad debido a un
traumatismo o un accidente cerebral. Y las segundas son dificultades en el
aprendizaje de la escritura sin haber una razón aparente que justifique dicha
dificultad.
Sin embargo, hay autores que, además de estas dos disgrafías, hablan también
de la disgrafía fonológica, superficial, mixta o profunda y motriz. Castuera, (2010)
incluye la fonológica, superficial y motriz dentro de las disgrafías evolutivas. En
cambio, otros expertos como Alcántara, (2011) las mencionan como trastornos
independientes, sin incluir unas dentro de otra.
Como señala Alcántara, (2011), los problemas que puede presentar un alumno
con este tipo de disgrafía son:
Asimismo, los errores con los que nos podemos encontrar en este tipo de
disgrafía son:
Tipo 2: errores contextuales. Tales como reglas gramaticales del tipo: entre
vocales van dos “r”, “g” antes de e y de i…
Los errores con los que nos podemos encontrar en este tipo de disgrafía son:
Fallo en la escritura de palabras difíciles o desconocidas: se dan cuando
aparecen fonemas que pueden ser representados por más de un grafema o
que contengan el grafema h. En este tipo de grafemas, el escritor no tiene
asociada la forma completa de la palabra, ni su pronunciación completa, por
lo que tendrá que utilizar la recodificación fonológica y recuperar la palabra
letra a letra.
Escritura lenta de palabras, obligándose a deletrear las mismas.
Disgrafía mixta o profunda: como sigue exponiendo dicho autor, este tipo de
disgrafía se produce cuando las dificultades en la escritura afectan a los
procesos implicados en ambas vías.