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ASENTAMIENTOS HUMANOS EN LIMA

En el Perú se ha difundido durante años una cultura de informalidad que en


pocas palabras quiere decir “hacerse el vivo” o “sacarle la vuelta a la ley”
para beneficio propio.
Una muestra de ello se presenta en las muchas viviendas de Lima, cuya
planificación ha sido desordenada y hasta ahora éstas no poseen los
servicios básicos necesarios, llamadas también asentamientos humanos.
Los asentamientos humanos tienen su origen en Lima en la década de los
veinte, y han seguido diversos periodos de desarrollo condicionados por
factores tales como la disminución de espacios libres en el area central, la
migracion y las politicas oficiales de permitir las invasiones de terrenos
eriazos de propiedad publica.
Se entiende por asentamiento humano aquella agrupacion de familias
establecidas sin titulo legal y que carecen de alguno de los servicios
basicos (agua, desague, electrificacion, pistas, veredas, etcetera).
Antiguamente se les denominaba «barriadas», «barrios marginales»,
«pueblos jovenes», «asentamientos humanos marginales».
La urbanizacion popular posee caracteristicas similares y se diferencia por
su acceso al suelo a traves de compras irregulares de terreno.
La capital peruana no es más una metrópoli asfixiada por asentamientos
humanos: es ella misma una gran ciudad informal y caótica que, ante la
aparición de nuevas invasiones, ha terminado por reproducir sus vicios
urbanísticos y su anárquica manera de edificar los espacios de vida
compartida.
La estética chicha se ha convertido hoy en el paisaje oficial de la ciudad.
“Si Lima hace treinta años era una urbe agobiada por las barriadas, hoy es
ella misma una megabarriada con pequeñas porciones de ciudad
consolidada”, afirma el arquitecto Wiley Ludeña1, uno de los escasos
seguidores de la evolución urbanística de nuestra capital.

1
Ludeña, W. (2006), Ciudad y patrones de asentamiento. Estructura urbana y tipologización para el caso de Lima,
Chile.
Según él, la construcción desordenada e instintiva que caracteriza a los
asentamientos humanos –desde las primeras invasiones, en los años
cuarenta, en los cerros San Cosme y El Pino (La Victoria)– se ha
trasladado a la urbe “oficial” y ha terminado uniformizando la vista general
de Lima. “La ciudad formal y planificada –espacios como el Campo
de Marte, el Parque de la Exposición y el Parque de la Reserva, por
ejemplo, edificados entre el siglo XIX y principios del XX– no ha sido capaz
de convertirse en el modelo urbano respetado, reciclado e interpretado por
la ciudad informal. Hoy tenemos una Lima a medio hacer, precaria y
descuidada”, reflexiona Ludeña.
Podemos afirmar entonces que lo que caracteriza (ETHOS) a estos
asentamientos humanos es el crecimiento desordenado, caótico y precario.
Sobre todo que en su mayoría son producto de la autoconstrucción.

¿Cuáles son esos rasgos que se han trasladado de las periferias a la


“ciudad oficial” y que han convertido a Lima en una megabarriada? El
urbanista Wiley Ludeña detecta cinco principales. El primero es la actitud
‘solo pienso en mi espacio’.
Este podría ser un Ethos para los habitantes de estos hacentamientos
humanos, ya que los vemos exigiendo por ejemplo servicios básicos, como
cualquier persona que desee mejorar su calidad de vida; sin embargo, no
están en una vivienda “formal”.
Aparte de esto, la forma de los asentamientos han ido cambiando con las
personas que habitan en ellas, por ejemplo, a veces surgen segundos o
terceros pisos de una vivienda o una ampliación de una sala, o necesitar
una nueva escalera que invada el poco espacio público que se encuentra
ahí.
La unidad estética de la ciudad se pierde.
El segundo rasgo es el enrejamiento de las propiedades. “Los informes
técnicos de las barriadas señalan que allí ocurre algo curioso: construyen
mal –con poco cemento y poco fierro– o con mucho temor a la inseguridad
–con mucho cemento y mucho fierro–”.
Esto puede denotar un tipo de folkways para muchas viviendas limeñas, ya
que surge ante una necesidad para “luchar” contra la delincuencia.
La tercera característica barrial de Lima es la ausencia de áreas verdes.
Según Ludeña, los primeros pobladores de las barriadas forjaron sus
avenidas y plazas influidos inconcientemente por el ‘urbanismo seco’, esa
tradición según la cual los árboles son propios de la vivienda y no de la
calle. Así, en la mayoría de asentamientos humanos escasean las áreas
verdes.
El cuarto rasgo de la ‘barrialización’ de Lima es la proliferación de
edificaciones con poca luz, ventilación y descansos, tal como ocurre en la
periferia de la ciudad. Esto se observa con nitidez en los edificios erigidos
sobre el lugar que antes ocupaba una antigua casona, sin haber
modificado las veredas, las calles y los espacios de estacionamiento.
La quinta y última señal que, según Wiley Ludeña, perfila a la capital como
una gran barriada es un poco de todo: las viviendas en cerros, los micros
conduciendo en carrera para “atrapar” más pasajeros, negocio de las
mototaxis, etc.
Los asentamientos humanos han sido lugar de una fusión de culturas
migrantes: ciudadanos de la sierra y selva.
"Una buena manera de aproximarse a un diagnóstico de la arquitectura
popular en el Perú, es analizar la confrontación que viene ocurriendo entre
la arquitectura vernácula rural de barro, piedra y madera, con su rico y
variado lenguaje por un lado y esa otra que emerge pujante en las
barriadas de las grandes ciudades con expresiones homogéneas chicha de
material 'noble'.
Es evidente que esa pugna la viene ganando largamente la
tendencia chicha y no la regional que más bien se bate en retirada. Los
actores no son distintos, es el mismo poblador rural que abandona su
vivienda vernácula rural, llega a la ciudad y construye su nueva vivienda
adoptando el modelo dominante de la casa chalet, abandonando los
modelos tradicionales en que vivió anteriormente.
Las comunicaciones rápidas entre ciudades dinamizan estos procesos, al
punto que este nuevo modelo se expande también a centros poblados
medianos y menores, homogeneizando la escena urbana popular nacional.
Mientra tanto, la arquitectura regional, a pesar de su riqueza y excelente
adecuación al medio natural y cultural, se extingue paulatinamente.

La ciudad popular se va configurando a menos de quienes; pretendiendo


ser citadinos arrastran concepciones y modos de vida rurales; pretendiendo
ser modernos, sazonan sus viviendas con tallas y arquerías coloniales;
pretendiendo hacer una arquitectura tecnológica e industrial, la llevan a
cabo con medios completamente artesanales. Es decir, una
arquitectura chicha 'donde los valores tradicionales se cuestionan, pero a la
vez se persiguen'." 2

Todo barrio es un componente de mediación y estructuración entre la


dimensión de los objetos construidos y la dimensión urbana en lo que
concierne a la delimitación de áreas, zonas o distritos. Es su unidad básica
de estructuración socio espacial de la ciudad, por lo que reproduce en su
escala su misma complejidad.

No obstante que la tipologización de los barrios en el marco de una


comprensión integral de las lógicas de estructuración urbana resulta uno de
los principales objetos de estudio, algo que aun no había merecido un
registro sistemático de la realidad, alude a la caracterización de los barrios
en función de la estructura morfológica de la ciudad conectada con las
distintas tradiciones del urbanismo peruano. Esta es la propuesta de
Ludeña (2004) En este caso la propuesta se basa en el registro completo
de los barrios residenciales producidos en Lima durante el período
mencionado. Se registraron en total 1186 unidades urbanísticas.

Los barrios pueden ser clasificados de distinta manera según la


antigüedad, la función, el status social, la ubicación geográfica, la
procedencia de la población, entre otras variables. En esta oportunidad la
clasificación de base propuesta se fundamenta en la convergencia de dos

2
Burga, J. (2010) Arquitectura vernácula peruana. Un análisis tipológico. Lima: Colegio de Arquitectos del Perú. pp
158, 159.
criterios esenciales: el del promotor o gestor del barrio y la forma específica
de producción del mismo. De esta operación se distinguen las tres
tradiciones del urbanismo peruano (Ludeña, 2004): a) barrios –urbanismo
estatal (unidades vecinales, conjuntos habitacionales, urbanizaciones
populares de interés social, entre otros), b) barrios – urbanismo privado
(urbanizaciones, condominios residenciales, entre otros); y c) barrios –
urbanismo barrial (barriadas, “pueblos jóvenes”, asentamientos humanos,
entre otros).

Posiblemente el dato físico en sí mismo no sea un elemento que permita


una clara distinción entre las distintas versiones de barrio: después de
todo, hoy en Lima puede ser difícil advertir las diferencias entre una pujante
barriada y una urbanización de clase media deteriorada, como entre un
conjunto habitacional estatal y alguna de las nuevas agrupaciones privadas
de vivienda.

Bibliografía:
• Ludeña, W. (2002). “Lima: poder, centro y centralidad. Del centro nativo al
centro neoliberal”. EURE, Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos
Regionales, 28, 83: 45-65}
• Burga, J. (2010) Arquitectura vernácula peruana. Un análisis tipológico. Lima:
Colegio de Arquitectos del Perú. pp 158, 159.
• Rodríguez, A. y H. Jaworski (1969). “Vivienda en barriadas”. Cuadernos
DESCO, 4
• Hinojosa, G. (2009) Lima mega barriada. Lima
• Orrego, J. (2011) Barrios obreros y vivienda popular en Lima

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