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Paisajes que ya no serán.


Acumulación por desposesión e
hibridación pseudo-urbana de
humedales en la cuenca baja...
Patricia Pintos

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Ext ract ivismo inmobiliario y vulneración de bienes comunes en la cuenca baja del río Luján
Pat ricia Pint os

LAS OPACIDADES DEL URBANISMO PRIVADO Y EL ROL DEL ESTADO. ELEMENT OS PARA LA REFLEXIÓN …
Pat ricia Pint os

El mercado manda. Reflexiones acerca de las relaciones ent re est ado y mercado inmobiliario, y su inci…
Pat ricia Pint os
Paisajes que ya no serán.
Acumulación por desposesión e hibridación
pseudo-urbana de humedales en la cuenca
baja del río Luján, Argentina1

Patricia Pintos
Universidad Nacional de La Plata

Introducción
Este trabajo relexiona sobre las principales transformaciones
de las que son objeto los paisajes de humedales en un sector de
la periferia de Buenos Aires como parte de los procesos de acu-
mulación por desposesión de «bienes comunes» desplegados en las
últimas dos décadas por el neoliberalismo y su continuidad en el
modelo neo-desarrollista. Se discute la concepción de paisaje sub-
yacente en los emprendimientos inmobiliarios de tipo cerrado en
humedales, así como sus efectos en la mercantilización de activos
estratégicos para el aglomerado metropolitano. Finalmente, se
plantean las principales características y dimensiones de su desa-
rrollo en la cuenca baja del río Luján.

1 Este trabajo presenta resultados de las siguientes investigaciones:


Urbanismo privado y gestión del suelo sobre humedales de la cuenca baja
del río Luján, Programa de Incentivos a la Investigación (Código H598).
Departamento de Geografía, FAHCE. Universidad Nacional de La Plata.
Periodo: enero del 2011 - diciembre del 2014.- Desarrollo local, innovación
y desarrollo urbano en entornos metropolitanos. Referencia: CSO2010-
19002. Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación
de España. Consejo Superior de Investigaciones Cientíicas (CSIC),
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Universidad
Nacional de La Plata (UNLP). Periodo 2011-2013.

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Patricia Pintos

En el periodo relativamente breve que coincide con los años de


la globalización intensa, las grandes ciudades han devenido más que
nunca en los espacios vitales de la sociedad y la cultura posmoderna.
Han pasado a ser depositarias de las más grandes transformaciones
en las formas del hábitat y el habitar urbanos, la expresión de nu-
tridos cambios de continente y contenidos que redeinen los vín-
culos entre los habitantes de la ciudad. Como sucediera con otras
grandes urbes latinoamericanas, la expansión de la Región Metro-
politana de Buenos Aires (RMBA) fue particularmente dinámica en
ese periodo, con áreas centrales reconvertidas o adaptadas, ingentes
inversiones en infraestructuras y vialidades, y viejos polígonos in-
dustriales abandonados, transformados ahora en nuevos espacios
para el consumo y el esparcimiento. Pero tal vez, el cambio más im-
portante en la morfología del aglomerado haya llegado de la mano
de la expansión del hábitat residencial, proceso que colaboró en el
desplazamiento de los conines urbanos hasta distancias en que la
urbanización popular2 —su periodo de mayor apogeo y con toda su
potencia— no había alcanzado.
En este proceso fue central la convergencia de un sustrato de
cambios macroeconómicos y una drástica reforma del Estado, per-
meando en la modalidad de construcción de los territorios a través
de nuevas formas de articulación entre sociedad, el Estado y los
actores del mercado. Claro que ello estuvo favorecido por la exis-
tencia de fuertes corrientes inversoras de capitales locales y extran-
jeros dispuestos a invertir en los sectores más dinámicos, lo que
se produjo de una manera acompasada con el retroceso del papel
regulador del Estado, y muy a tono con la modernización selectiva
del neoliberalismo en la ciudad. La literatura académica abordó
estas cuestiones desde la perspectiva de la privatización del creci-
miento metropolitano (Pírez 2006), la mercantilización del suelo
urbano (Fernández y Varela 2003), los cambios en la relación entre
economía y ciudad (Ciccolella y Mignaqui 2009); con los cuales se

2 Nos referimos a la política de acceso al suelo urbano para sectores


populares, desarrollada entre las décadas de los años cuarenta y setenta
del pasado siglo.

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Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

puso en foco las asimetrías constitutivas de la nueva coniguración


metropolitana en la era del capitalismo global.
El impulso de la expansión residencial en los años noventa se
produjo sobre la base del modelo especulativo rentista articulado
en la producción masiva de urbanizaciones de tipo cerrado, lo cual
supuso —por su dinámica y magnitud— una verdadera «revolución
residencial» urbana (Fernández y Varela 2003). Mucho contribuyó
a lo anterior la inversión en infraestructuras de circulación rápida,
basada en el sistema de autopistas, lo cual facilitó su expansión
sobre áreas cada vez más alejadas del centro.
Contemporáneamente, los sectores empobrecidos por efecto del
modelo neoliberal fueron conformando un colectivo desanclado del
mundo del trabajo y acuciados de manera creciente por la penuria
del suelo y la vivienda. Este es el sustrato del fenómeno de las ocupa-
ciones masivas y las micro-ocupaciones, como formas de producción
del hábitat desarrolladas por fuera de mecanismos formales.
Debido a estas dos tendencias, la de periferización de los sec-
tores medios y medios-altos y la de los sectores populares en loteos
formales o irregulares en un mismo territorio, se produjo la pa-
radoja de una «competencia» por el suelo disponible en la periferia
entre ambos extremos del espectro social.
Por su parte, la eclosión de las tipologías urbanas de estándar
cerrado vino acompañada de un ideario de factura publicitaria
basado en la «vuelta a la naturaleza», la seguridad y la «exclusividad
masiva» como lo corroboran una ininidad de eslóganes y mensajes
utilizados por las empresas responsables de su desarrollo y comer-
cialización. Para diversiicar el mercado, estas empresas apelaron
a un conjunto de propuestas3 basadas en el cerramiento, pero solo
encuadradas bajo dos iguras legales, los clubes de campo y los ba-
rrios cerrados.

3 La orientación excluyente hacia el segmento más dinámico y solvente del


mercado y la consolidación de una tipología urbana dominante vinculada
a la producción de urbanizaciones de perímetro cerrado ha promovido el
desarrollo de variantes como los Barrios de chacras, countries náuticos,
condominios cerrados, ciudades-pueblo, etc.

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Patricia Pintos

En esencia, el paisaje bucólico de las fronteras de la ciudad


con la ruralidad que formó parte de los imaginarios de la sociedad
urbana por muchísimo tiempo, fue trastocado primero por la in-
usitada magnitud de la expansión del tejido suburbano y, luego,
por la afrenta urbanizadora sobre un territorio dominio de bajos
y humedales y de riberas luviales, como apuesta categórica de los
agentes desarrolladores en su proyecto por cristalizar una oferta
residencial diferente, en la más absoluta abstracción de sus costos.
Para tratar las diferentes aristas y dimensiones que plantea esta
problemática se propone una estructura expositiva en cuatro sec-
ciones. En la primera se tratará de argumentar brevemente sobre
las características del modelo de acumulación latinoamericano, a
in de contextualizar las dinámicas del capitalismo en torno a prác-
ticas de acumulación por desposesión y sus efectos en la ciudad, en
particular en lo concerniente a la transformación de la naturaleza
y de los bienes comunes puestos al servicio de la lógica mercantil.
En la segunda se hará referencia a la consolidación del fenómeno
suburbano en la RMBA y su avance sobre paisajes de valor patri-
monial, como ilustración emblemática de un modelo de periferia
dominado por las formas banales que utilizan a la naturaleza como
recurso publicitario al mismo tiempo que la destruyen. En la tercera
se abordará el fenómeno de las urbanizaciones cerradas4 en la
cuenca baja del río Luján, presentado como ejemplo paradigmático
de lo anterior, a in de caracterizar sus aspectos críticos y dimen-
sionar la huella de su despliegue, ya que por sus características estos
desarrollos son portadores de drásticas alteraciones para el am-
biente. El trabajo inaliza con una relexión acerca de la producción
de paisajes manufacturados, los mecanismos de la acumulación
por desposesión y la cuestión de la defensa de los activos comunes
de la sociedad.

4 Si bien las denominaciones dadas a las modalidades de hábitat residencial,


caracterizadas por el acceso restringido varían entre países y también
de unos autores a otros, algunas de las más usuales en la literatura son
fraccionamientos cerrados, gated communities, urbanizaciones cerradas,
condominios fechados, barrios fortiicados, blindados o vecindarios
defensivos (Janoschka 2002; Roitman 2004; López 2008).

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Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

Neo-desarrollismo
y acumulación por desposesión
En las últimas décadas, América Latina ha tomado parte muy
activa del proceso de reorganización del capitalismo a escala global.
Esta reestructuración fue capaz de sepultar con cierta rapidez
el largo ciclo del modelo de bienestar keynesiano articulando las
piezas de un laboratorio privilegiado para la alquimia neoliberal
por la conjunción de factores políticos, económicos y sociales, y sus
efectos —como ya es bien sabido— fueron bien visibles a lo largo de
los años noventa a través de la aplicación de un conjunto de medidas
en sintonía con las políticas de ajuste y estabilización requeridas
por el Consenso de Washington, replicadas indiferenciadamente en
todos los países de la región.
El aparente éxito inicial del proyecto neoliberal comenzó a
resquebrajarse apenas iniciado el nuevo siglo debido a la creciente
oposición social y política que dejo traslucir el deterioro de las condi-
ciones sociales de grupos de población cada vez más amplios. En ello
fue determinante el rol de los movimientos de resistencia surgidos
de la insatisfacción de los sectores más desposeídos: los desocupados,
los sin tierra y sin techo, los grupos campesino-indígenas, en dei-
nitiva, todos ellos colectivos de base territorial anclados a la lógica de
la exclusión, los que fueron capaces de alcanzar visibilidad a través
de un conjunto de prácticas de resistencia novedosas hasta ese mo-
mento. Varios autores coinciden en que el creciente cuestionamiento
social al neoliberalismo y la corriente de relegitimación de los dis-
cursos críticos apuraron el cambio hacia un modelo fuertemente en-
frentado en el plano discursivo pero que —más allá de las variantes
aplicadas en cada país—, en poco, logró modiicar el rumbo general
del modelo anterior (Zibechi 2010; Svampa 2011; Féliz 2012).
Como se verá más adelante, a pesar de la confrontación dia-
léctica de los sectores críticos sobre los efectos de una década de polí-
ticas de la ortodoxia neoliberal, en esta nueva fase encarnada por una
convergencia de expresiones embanderadas con sectores autodeno-
minados progresistas, de centro-izquierda e izquierda, se pondrá en
evidencia lo planteado con sutil ironía por Neil Smith (2008) res-
pecto a que el neoliberalismo está «muerto pero es dominante».

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En los últimos años, con el pasaje del Consenso de Wash-


ington al «consenso de los commodities» (Svampa 2011b) se re-
conigura el escenario hacia un modelo que algunos caracterizan
como pos-neoliberal y otros como neo-desarrollista por sus puntos
de contacto con el desarrollismo estructuralista latinoamericano
de mediados del siglo XX . Este es el momento en que se fortalecen
las estrategias de desarrollo centradas en el abastecimiento de un
ávido mercado internacional de productos primarios.
Para Francisco de Oliveira (2009), la etapa actual da cuenta
de una continuidad y profundización de las contradicciones so-
ciales y ambientales encarnadas por el neoliberalismo bajo lo que
denomina una «hegemonía al revés». A partir de su análisis del
caso brasileño, De Oliveira sostiene que el ascenso de Lula da Silva
al poder tuvo como correlato el «secuestro» de los movimientos so-
ciales y organizaciones de la sociedad civil y la despolitización de la
pobreza y la desigualdad, reduciéndolas a un problema de la admi-
nistración, y que, bajo esa perspectiva, las políticas sociales (como
el programa Bolsa Familia) cumplieron el objetivo de compensar
las disfuncionalidades producidas por el modelo. Para De Oliveira,
los sectores dominantes, lejos de retirarse de la escena, aceptaron
ser conducidos por los sectores dominados, a condición de que la
«dirección moral», encarnada por estos no pusiera en cuestión la
forma en que se produce el despliegue de la lógica de la acumu-
lación capitalista en esta nueva etapa.
Lo anterior, en buena medida, sirve para explicar el relativo
consenso social de los gobiernos de la región a pesar de las conti-
nuidades de fondo. Resulta sumamente interesante observar que
con el giro neo-desarrollista se ponen en evidencia las tensiones y
contradicciones existentes dentro de gobiernos autodenominados
progresistas, posicionados desde un lugar de crítica encendida a los
daños ocasionados por una larga década de neoliberalismo.
A partir del análisis acerca de la cuestión del ajuste espacio-
temporal del capitalismo como forma para resolver sus crisis de
sobreacumulación, Harvey (2004) aporta nuevos elementos a la
contextualización del giro neo-desarrollista extractivista latinoa-
mericano de la última década. Desde su perspectiva, en esta fase del

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Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

capitalismo neoliberal prevalece lo que denomina como «acumu-


lación por desposesión» bajo la forma de novedosos mecanismos
de apropiación territorial y cercenamiento de bienes comunes por
la vía de la corporativización y privatización de activos, a través de
los cuales, dice Harvey, «el capitalismo internaliza prácticas ca-
nibalísticas, depredadoras y fraudulentas» (Harvey 2004, 115). Re-
sulta ilustrativo, como él mismo señala, que, como ya ocurriera en
otras ocasiones, el poder del Estado sea utilizado para forzar estos
procesos, incluso en contra de la voluntad popular.
En la práctica, la acumulación por desposesión, bajo el im-
perativo del modelo neo-desarrollista extractivista, naturaliza la
expoliación de los recursos naturales y la degradación del ambiente
subalternizando sus efectos a una racionalidad productivista y al
inmediatismo del beneicio económico de las grandes empresas
multinacionales que operan en la región. Con variaciones en cada
país, se veriican procesos de agro-negocios basados en la tecno-
logía de los transgénicos y los biocombustibles (como ocurre con la
soja5 y el maíz en Argentina), la minería metalífera a cielo abierto
en el arco andino y Brasil, la radicación de pasteras-papeleras en
Uruguay y Brasil, un conjunto de proyectos hidroeléctricos en
Chile y los proyectos de infraestructura de escala subcontinental
previstos por la Iniciativa para la Integración de Infraestructura
Regional Sudamericana (IIRSA).
Al abrigo de los imaginarios del neo-desarrollismo, planteados
en torno a una estrategia exportadora de recursos naturales y ma-
terias primas del sector agropecuario cuyas derivaciones y per-
juicios socio-ambientales son ya bien conocidos, América Latina
ha conseguido superar con relativa calma los efectos de las última
serie de crisis y debacles de la economía internacional; sin embargo,
los gobiernos comienzan a confrontar o evidenciar la pérdida del
apoyo de ciertos sectores fundamentales para este modelo, como

5 Según Giarraca y Teubal «La producción pasó de 3.7 millones de toneladas


en 1980, a 11 millones en 1996/1997 y a 47.5 millones en 2006/2007. En la
actualidad se estima que alcanzará 52 millones de toneladas» (Giarraca y
Teubal 2010, 119).

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Patricia Pintos

los movimientos campesinos, los pueblos originarios y un cre-


ciente número de organizaciones socio-ambientales.
Para este trabajo, el interés por presentar los escenarios en los
que el neodesarrollismo latinoamericano favorece a los procesos
de acumulación por desposesión obedece a que los mismos no se
limitan a la variante extractivista, tal vez la más extendida y estu-
diada, sino que incluyen también a la renovación de enclaves des-
valorizados del fordismo o el avasallamiento liso y llano de ámbitos
de valor patrimonial natural y paisajístico de los entornos metro-
politanos. En nuestro análisis, la acumulación por desposesión
no es considerada solo en su condición depredadora, también es
consustancial a las formas resultantes de la ciudad, donde las pe-
riferias, ya sea por sus calidades de paisaje o sus oportunidades
de negocio, acaparan la atención del mercado. En El derecho a la
ciudad, Harvey (2008) sostiene que «las metrópolis se han con-
vertido en el punto de colisión masiva […] de la acumulación por
desposesión impuesta sobre los menos pudientes y del impulso pro-
motor que pretende colonizar espacio para los ricos» (2008, 39); así
pues, casi cotidianamente las novedades del mercado sobre nuevos
desarrollos residenciales o los anuncios de localización de mega-
artefactos de la globalización6 (Ciccolella 1999; De Mattos 2003),
en la periferia de las grandes ciudades, dan testimonio de que estas
se han transformado en poco tiempo en el campo de disputa por
el control de espacialidades subalternas o consideradas histórica-
mente marginales.
Muy particularmente, en estas áreas la dinámica del mercado
desarrollador de bienes raíces para el segmento premium de la
demanda residencial hace presumir la inexistencia de territorios
vedados a su compulsión urbanizadora, y, en esto, la impronta
del neoliberalismo en tanto logró articular un nuevo conjunto

6 Con la denominación de «artefactos de la globalización» se designa a


un conjunto de grandes equipamientos urbanos que incluyen centros
comerciales, hipermercados, parques temáticos e incluso complejos de
oicinas; su ubicuidad en la era de la globalización así como sus grandes
dimensiones y lenguajes arquitectónicos y simbólicos constituyen
algunos de sus aspectos distintivos.

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Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

de arreglos institucionales y de privilegios que favorecieron a un


cierto mercado, también lleva su parte. La propensión en esta etapa
a hacer más lexibles las normas y reglas abrió el juego al dispendio
y depredación de recursos valiosos, comenzando por el suelo y los
mayores costos ligados a la provisión de servicios en urbaniza-
ciones cada vez más extendidas y de baja densidad, y continuando
por el avance sobre territorios distantes, antes ajenos al desenfreno
colonizador de la ciudad ya sea por formar parte de una naturaleza
indómita —con legalidades naturales ciertamente limitantes para
el desarrollo urbano— o por ser objeto de una valoración tácita
de sus atributos paisajísticos y/o patrimoniales. Ya se trate de una
razón u otra, pareciera que en el periodo actual no existen espacios
intangibles o vedados, o si existen, lo son de manera muy relativa.
La dinámica del mercado inmobiliario pasó, entonces, a estar
comandada por la lógica de un modelo especulativo rentista que
transforma a la producción de fragmentos urbanos en formas de
hábitat con signiicación propia y a los territorios receptores en
meros contenedores físicos, en absoluta prescindencia de los lu-
gares, su historia y su cultura.

Suburbanización de las élites


y empobrecimiento del paisaje
Si se compara a la periferia metropolitana de Buenos Aires
con otras periferias de ciudades más dinámicas, se le reconoce un
cierto rezago estructural que podría explicarse en sus diicultades
para desanclarse de las formas tradicionales de organización pro-
ductiva del fordismo; debido a lo cual los procesos de innovación
territorial se mueven en un esquema muy limitado y poco com-
plejo de transformaciones ligadas básicamente con actividades de
consumo, aunque con un claro predominio del hábitat residencial
para sectores de ingresos medios y medio-altos a través de un con-
junto de tipologías que plantean el aislamiento o diferenciación7.

7 Partiendo de la perspectiva schumpeteriana de la innovación, que concierne


tanto al proceso de producción, como al producto, Abramo ensaya una
explicación sobre el carácter de la innovación residencial «cada vez más
la competencia capitalista introduce una lógica de diferenciación de los

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Patricia Pintos

La existencia de un mercado urbanizador producido sobre la


base de modos de innovación residencial tan limitados se ha tra-
ducido en la multiplicación de paisajes comunes en los cuales pre-
domina la homogeneización formal y funcional de los territorios y
la hibridación de sus objetos, produciendo lo que Muñoz denomina
como paisajes aterritoriales, «orientados no ya al consumo de un
lugar, sino al consumo de su imagen» (Muñoz 2007) y, por lo tanto,
huérfanos de las huellas del tiempo y de la historia, así como de
las relaciones sociales y culturales que producen identidad en un
marco de sentidos único y propio.
Así, pues, a partir de los años noventa del pasado siglo se
produjo un desplazamiento de las preferencias residenciales de los
grupos sociales más acomodados hacia la periferia de la ciudad, en
una tendencia que fue dada en llamar por Torres como «suburbani-
zación de las élites»8 (1998). En la vastedad de la periferia expandida,
acompañando el trazado de las autopistas metropolitanas comenzó
a tomar forma un paisaje híbrido, una sucesión casi indeinida y es-
pacialmente discontinua de emprendimientos pseudo-urbanos que
se replican casi sin variaciones. Desanclados de los asentamientos
urbanos tradicionales y asidos a una lógica propia, estos son «los te-
rritorios sin discurso, paisajes sin imaginario» descritos por Nogué
(2007), espacios que simbolizan la vaciedad y (2006) despersonali-
zación de una ciudad ganada por la imagen y la luidez de las infraes-
tructuras; una ominosa representación de lo que Yory denomina el

objetos ofrecidos en el mercado. La dinámica innovadora, traducida


en términos de diferenciación de productos, se convirtió, de hecho, en
un importante componente de la estrategia mercantil de las empresas.
De manera que el espíritu del emprendedor schumpeteriano tendrá la
posibilidad de manifestarse y proponer ya sea innovaciones de proceso
o innovaciones de producto. En ambos casos, es la búsqueda de un
beneicio (o del aumento de las porciones de mercado) lo que motiva a este
empresario a la innovación» (Abramo 2006, 28-29).
8 Según la denominación dada por Horacio Torres (1998), para aludir a la
modalidad de expansión suburbana debida al desplazamiento hacia la
periferia de los sectores sociales medios y medio-altos partir de los años
noventa, lo cual deinió cambios en las preferencias locacionales del hábitat
residencial de estos grupos.

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síndrome Las Vegas9 o, lo que es lo mismo, un conjunto de lugares de


hibridación en los que se instituye la naturaleza ubicua de la globali-
zación (Pintos 2011; Pintos y Narodowski 2012).
Esta conjunción entre infraestructuras que aportan luidez al te-
rritorio y la forma que asume la expansión en horizontal de la ciudad
tras el ideal de la vivienda individual y una concepción idealizada
de naturaleza funciona en arreglo con la trama del discurso mer-
cantil que asocia a estas expresiones de la ciudad con la naturaleza
y el paisaje, y conduce a lo que Berque caliica como una paradoja
insostenible desde el momento en que «la búsqueda de la “naturaleza”
(en términos de paisaje) destruye su inalidad esencial: la naturaleza
(en términos de ecosistemas y la biosfera)» (Berque 2008, 14). Esa na-
turaleza idealizada, la misma que constituye el más sensible objeto de
deseo para quienes pretenden y pueden acceder a ella, no es más que
una ilusión construida a medida y, por lo tanto, una imagen artiicia-
lizada por la habilidad de los desarrolladores inmobiliarios y su eicaz
aparato publicitario10. Así las cosas, el tipo de naturaleza o de natura-
lidad resultante se mueve en los márgenes del simulacro, lo que lleva
a Brú a decir que inalmente: «la naturalidad se instrumentaliza para
dotar de legitimidad a productos netamente culturales» (1997, 169).
En este punto se hace necesario volver a vincular la forma
en que estas transformaciones de la periferia dan cuenta de cómo
operan los mecanismos de la acumulación por desposesión en el
marco del proyecto neoliberal y su continuidad neo-desarrollista,
donde la artiicialización del paisaje resulta ser apenas el eslabón

9 En alusión a la «homogeinización cultural en consolidación que se traduce


en la utilización “acrítica” de los mismos códigos espaciales y estéticos en los
más diversos contextos» (Yory 2006, 103).
10 López Levi da en la clave al asociar la ligazón que existe entre las estrategias
de los agentes del mercado inmobiliario y los imaginarios de la sociedad
«los diversos espacios creados por inversionistas, publicistas y planeadores
urbanos para la vida cotidiana tienen sus referentes en imaginarios
colectivos, muchos de los cuales han sido moldeados por los medios
de comunicación y por los discursos de los grupos dominantes. En este
sentido, ha resultado muy buen negocio el desarrollo de una industria de la
simulación, que ha permeado en diversas esferas del espacio urbano, desde
lo habitacional hasta lo recreativo» (López 2008, 129-130).

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Patricia Pintos

inal de un conjunto de mediaciones que intervienen en la priva-


tización y comodiicación11 de los recursos de los conines de la
ciudad al amparo de políticas que desregulan los mercados urbanos
y abren el juego a la mercantilización de los bienes comunes. Sobre
este particular, al analizar la experiencia chilena en este periodo,
Romero sostiene que «desde el punto de vista de la moral pública,
empresarios y gobiernos se esmeran por descaliicar el bien común,
desclasiicar o desafectar la propiedad pública de los espacios y de
las fuentes de provisión de bienes y servicios, y de debilitar el rol de
los Estados respecto a proteger, conservar y fortalecer sus capitales
sociales, humanos y naturales» (Romero 2009, 244).
De esta manera, vastas supericies de suelos con aptitud agro-
productiva, humedales de importancia estratégica12 por su oferta
de servicios ecológicos a la ciudad y su entorno metropolitano,
riberas luviales y los propios ríos y arroyos son sometidos al ar-
bitrio de quienes detentan la propiedad del suelo y la potestad de
los desarrollos inmobiliarios, contando con la prescindencia o el
silencio de los poderes públicos; de los cuales nos ocuparemos en
los párrafos que siguen.

11 El concepto de comodiicación se utiliza para referirse a la venta de


recursos naturales, ambientales y territoriales como el agua, los espacios
públicos, los suelos, el aire y la biodiversidad, de manera similar a la
que se transan en el mercado otros bienes y recursos —los llamados
commodities— con escaso valor agregado.
12 Un ecosistema estratégico se deine por las características que esos espacios
deben tener en términos de asegurar el lujo sostenible de bienes y
servicios ecológicos con los que proveen a las ciudades. Se tienen en cuenta
parámetros que contribuyan a la conservación de la biodiversidad, los
bienes y servicios ecológicos, y a la construcción de un paisaje cultural
(Agudelo 2002).

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Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

Transformaciones recientes
en la cuenca baja del río Luján

Causa impresión asomarse a las barrancas de El Cazador en


Escobar, o de los predios de la antigua pollería San Sebastián
en Pilar, y ver allá, en el bajo, dragas estacionadas en lagunas
recién cavadas en el humedal refulando miles de metros
cúbicos por día, o decenas de camiones acomodando tosca
entre juncos, para constituir un nuevo paisaje de islas rodeadas
de agua. Todo en medio del impresionante silencio rural
Luciano Pugiese, Silenciosas transformaciones urbanas en la periferia.

El referido crecimiento suburbano adoptó la clásica forma de


«mancha de aceite», con fragmentos muchas veces desarticulados
entre sí, aunque sin perder la linealidad impuesta por el sistema
radial de vialidades que funcionan como conectores rápidos entre
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (núcleo principal del sistema),
las centralidades intermedias y los bordes del aglomerado (igura 1).

CONVENCIONES

Ciudad Autónoma
de Buenos Aires
Región Metropolitana
de Buenos Aires

Área de estudio

Cuenca
Río Luján

Cuenca
Río Reconquista

Cuenca
Matanza-Riachuelo

ESCALA
10 0 10 20
Kms

Realización cartográfica: Silvina Fernández 2013

Figura 1. Región Metropolitana de Buenos Aires y sus cuencas hídricas.

201
Patricia Pintos

Para el año 200713, el universo de emprendimientos de perímetro


cerrado en la RMBA alcanzaba a cubrir una supericie aproximada de
320 km2, aunque solo el 42% de esa supericie había sido efectiva-
mente urbanizada.
En este proceso los corredores norte (ruta Panamericana) y
noroeste (ruta 8) fueron los más «favorecidos» al capitalizar los
lujos de inversión más importantes en emprendimientos residen-
ciales de este tipo. Ambos corredores están franqueados por una
de las cuencas luviales más importantes de la región (igura 2), la
del río Luján en su tramo inferior, y es precisamente allí donde la
presión del mercado inmobiliario ha cumplido un papel determi-
nante en el brutal avasallamiento de ecosistemas estratégicos como
los humedales, ríos y arroyos pertenecientes a su cuenca, colocán-
dolos en una situación crítica desde el punto de vista ambiental.
Para la perspectiva del mercado, lo sucedido colaboró a que un
conjunto de espacios considerados antes marginales fueran rápida-
mente puestos en valor a través de operaciones de cambio de renta
y posicionados como nuevos objetos de deseo para los sectores
sociales medios y medio-altos a merced de una oferta residencial
construida en torno a paisajes y visuales que tienen al agua como
principal recurso y atractivo.
La relevancia ambiental de la cuenca baja del río Luján14 ha
sido reconocida por la existencia de un conjunto de reservas natu-
rales públicas y privadas15 sobre las que a priori se presumiría una

13 Estudio sobre urbanizaciones cerradas en la RMBA. Dirección Provincial


de Ordenamiento Urbano y Territorial. De acuerdo a los resultados
de este estudio, la supericie urbanizada conformaba un universo de
unas 110.000 parcelas «urbanas», de las cuales unas 60.000 tenían
construcciones. Por lo anterior, se estima que algo así como un cuarto
de toda la supericie habilitada estaba efectivamente ocupada.
14 La cuenca baja tiene una supericie cercana a 702 km2, aproximadamente un
20% de la supericie total de la cuenca que es de unos 3.440 km2. Los límites
principales son la traza de la Ruta 8 por el oeste, y la costa del río Paraná de
las Palmas por el este, en los municipios de Pilar, Escobar y Tigre.
15 Reserva Natural del Pilar, reserva provincial de Usos Múltiples Río Luján,
reserva privada Lalo Mandojana, reserva privada El Talar de Belén, reserva
privada Club Náutico Escobar y reserva Nacional Otamendi.

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Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

CONVENCIONES
Río Luján
Curva 7,5 msnm
Límite de la cuenca
Rutas 8
y Panamericana Campan
Urb.acuáticas
Escobar

Tigre

Realización cartográfica: Silvina Fernández 2013

Figura 2. Urbanizaciones cerradas acuáticas o polderizadas en la cuenca


baja del río Luján. Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Agencia
de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires, Dirección Provincial de
Ordenamiento Urbano y Territorial de la Provincia de Buenos Aires.

intención de proteger los elementos que lo caracterizan ambiental


y paisajísticamente, aunque, en los hechos, la gran mayoría de estas
urbanizaciones plantea una drástica transformación del terreno
natural y la destrucción de los ecosistemas nativos.
La trascendencia del fenómeno urbanizador en este sector de
la cuenca queda claramente demostrada a partir de un dato con-
tundente: para el año 2010, se contabilizaban 54 urbanizaciones16
de este tipo que ocupaban unas 7.300 ha de supericie.
En trabajos anteriores las hemos caracterizado como urbani-
zaciones cerradas acuáticas (Pintos 2011; Pintos y Narodwski 2012)
o polderizadas (Ríos 2005, Pintos y Narodwski 2012) debido a sus
particulares requerimientos locacionales (suelos cuyas cotas por lo
general están por debajo de los 7,5 msnm), y a las peculiaridades de
su propuesta urbanística, que replica hasta el paroxismo un mismo
patrón consistente en barrios cerrados con parcelas en su mayoría

16 En el área de la cuenca baja del río Luján, los emprendimientos allí


localizados son muchos más, pero solo hemos considerado aquellos que
se ubican parcial o totalmente en predios por debajo de la cota 7,5 msnm
en razón de su criticidad de inundación.

203
Patricia Pintos

frentistas a lagunas producidas artiicialmente, las cuales, a su vez,


aportan material de préstamo para la consolidación de pólders o
terraplenes instersticiales que conforman el área urbanizable.
Una gran proporción de estos emprendimientos está organizado
bajo la modalidad de megaurbanizaciones cerradas (mega-UC) o
ciudades-pueblo (Ríos 2005), es decir, emprendimientos de gran su-
pericie —casi todos mayores a las 800 ha—, integrados por un con-
junto de barrios que se van habilitando por etapas. Actualmente en
el área de la cuenca baja existen cuatro mega-UC (Puertos del Lago,
Nordelta, Complejo Villanueva y San Sebastián), que ocupan una
supericie que se aproxima a las 4.400 ha, mientras que las restantes
25 urbanizaciones acuáticas o polderizadas ocupan unas 2.900 ha.
La cronología de estos desarrollos (igura 3) muestra que los
hitos de mayor expansión se corresponden hacia inales de los años
noventa, con la incorporación de la llamada Ciudad pueblo Nor-
delta, y luego de la crisis del bienio 2001-2002, a partir de las pri-
meras señales de recuperación de la economía y la transferencia
de excedentes desde otros sectores de actividad como los agrone-
gocios, particularmente la soja, hacia ideicomisos inmobiliarios
que transformaron a estos proyectos en nuevas opciones de reserva
de valor para los inversionistas.

12

10

0
1979 1983 1991 1994 1995 1996 1997 1999 2000 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Lanzamientos por año

figura 3. Cronología de los desarrollos de UCP


en la cuenca baja del río Luján, 1979-2009.

204
Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

Esto último podría ser parte de la explicación de la brecha que


existe entre el suelo que se habilita para estas u otras modalidades
de urbanización cerrada y lo que efectivamente se ocupa. Para Pu-
gliese (2009) lo anterior es sintomático de una tendencia que trans-
forma a los desarrollos inmobiliarios de este tipo en un producto
inanciero más, por lo cual no mediando como en otros casos las
facilidades del crédito, podría concluirse que «la verdadera burbuja
que se inla es el propio territorio» (Pugliese 2009, 2).
Dicho esto, conviene distinguir lo que sucede entre las deci-
siones de los agentes del mercado inmobiliario, que, sin duda, trac-
cionan y moldean las preferencias locacionales de las familias y lo
que acontece en el territorio, no solo el destinatario directo de las
inversiones, sino también su entorno, que como puede suponerse
no es considerado para el cálculo de externalidades realizado por
los actores del mercado, y que por eso pasa a formar parte de un
sistema de vulnerabilidades y riesgos que son internalizados por
una sociedad «ampliada» en distintas escalas.
La vulnerabilidad ambiental que procede de la propia loca-
lización en un territorio con legalidades naturales tan marcadas y
sujeto por ello a la eventualidad de las inundaciones, les exige a estos
emprendimientos la concreción de costosísimas obras de ingeniería
hidráulica, como la construcción de albardones perimetrales de de-
fensa y complejos sistemas internos de regulación entre lagunas.
Como puede imaginarse, en situaciones de este tipo la relación
que se teje entre los ambientes naturales y el proceso de urbani-
zación es por demás complejo, por eso conviene aquí puntualizar
algunas de sus aristas más conlictivas con datos concretos.
La ocupación de las llanuras de inundación del río principal o
de alguno de sus aluentes como parte de las propuestas urbanís-
ticas ejerce severas restricciones a la capacidad de escurrimiento
frente a eventuales crecidas del caudal transportado. Según surge
de un análisis realizado por Malagnino (2011), para el caso de la
mega-UC San Sebastián17, a partir de las obras realizadas como

17 Sobre los posibles efectos de este estrechamiento, el autor señala que «la
reducción de la llanura de inundación hasta su literal desaparición, daría

205
Patricia Pintos

parte del emprendimiento, la sección luvial del río —conside-


rando la situación previa a las obras— muestra un estrechamiento
en ese sector del orden del 44% (igura 4).
La magnitud del vínculo de estos emprendimientos con los
cuerpos de agua naturales18 se evidencia en dos datos elocuentes:
un primer dato muestra que el 63% de las urbanizaciones relevadas
cuenta con acceso directo a los mismos, y 34 de ellas están limitadas
o atravesadas por cuerpos de agua; el segundo indica que la suma de
los frentes de las urbanizaciones sobre el propio río Luján alcanza
una extensión aproximada a los 22 kilómetros lineales. Si esto se lee
en relación al punto anterior, puede suponerse que la sucesión de
urbanizaciones a lo largo de la cuenca inferior donde el río pierde
pendiente y está deinitivamente lleno de meandros, actuarían ge-
nerando represamientos frente a eventuales situaciones de crecida.
El elemento más icónico en estas urbanizaciones, los cuerpos de
agua artiiciales (lagos, lagunas y canales), representa como mínimo
el 20% de la supericie de cada una. Lo que sucede en las mega-UC
es un ejemplo ilustrativo de lo que acontece en la generalidad de
los emprendimientos, así pues Nordelta (igura 5) posee una laguna
central de 171 ha, que con el canal de acceso y la bahía supera las
220 ha; el desarrollo integral del Complejo Villanueva prevé un total
de 259 ha con este mismo destino, y San Sebastián aporta otras 156
ha. Por último, si se considera la supericie ocupada por cuerpos de
agua artiiciales, para la totalidad de los emprendimientos, la cifra

lugar a un severo represamiento durante un evento de inundación, que


se traduciría en un notable incremento de la cota de inundación aguas
arriba del cierre parcial del valle, a magnitudes muy superiores a las
históricas» (Malagnino 2011).
18 El río Luján posee un total de 11 urbanizaciones ubicadas frente a él. San
Sebastián es el emprendimiento con mayor longitud de frente sobre el río
Luján, con 9.000 m. Le siguen, con frentes menores, Puertos del Lago, con
6.500 m, y El Cantón, con 4.500 m; El Cube y Club Náutico Escobar están
rodeados de aluentes del río Luján (2.700 m y 1.600 m respectivamente),
con la característica de que ninguno de sus lotes individuales tiene acceso
directo a ellos. Seis urbanizaciones acuáticas más limitan con el río Luján,
con frentes que varían entre 750 y 200 m y otras cuentan con acceso
indirecto a través de canales.

206
Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

Figura 4. Transformaciones producidas por la mega-UC San Sebastián a la vera


del río Luján. Fuente: http://www.ssebastian.com.ar/blog/

Figura 5. Mega-UC Nordelta.


Fuente: http://www.consultatio.com.ar

207
Patricia Pintos

alcanza las 1.800 ha, es decir, el 25% de la supericie total de las urba-
nizaciones acuáticas o polderizadas. Para comprender la magnitud
de la transformación ejercida sobre los ambientes naturales, baste re-
cordar que ninguno de estos cuerpos de agua existían con antelación
a estos desarrollos inmobiliarios19.
Lo anterior no agota —por mucho— las múltiples aristas que
marcan la conlictiva relación entre las empresas desarrolladoras y los
espacios naturales por ellas transformados. Nos parece importante
puntualizar también sobre otras cuestiones que operan en el plano
discursivo, ya sea a través de la construcción de elaborados mensajes
publicitarios al amparo de unas supuestas bondades de este tipo de
urbanismo o bien en la búsqueda de argumentos para legitimar una
acción sistemática de creación destructiva de ambientes naturales.
En primer lugar, interesa plantear cuál es la noción de natu-
raleza o naturalidad que estos modelos proponen, ya que constituye
un componente central de la argumentación empresaria. A los ines
de su oferta, en este particular submercado de urbanizaciones ce-
rradas, las empresas ofrecen un diferencial de «naturaleza» a partir
de la asociación con paisajes acuáticos, supuestamente naturales,
para lo cual «la naturaleza» es presentada como un concepto vacuo,
como un mero contenedor al servicio de la imagen, una naturaleza
banalizada bajo la forma de lagunas y canales artiiciales, bajo la
retórica de la oferta de los deportes náuticos y, cuando es posible, de
la promesa del acceso directo al río desde cada urbanización. Se lo
podría deinir como un «paisaje excusa», es decir, un mero recurso
de la lógica mercantil que pone muy por delante el beneicio eco-
nómico y desprecia las valoraciones posibles del paisaje real y sus
signiicados pretéritos.
En segundo lugar, signiicar el papel que tienen la publicidad y
sus mensajes en la composición de las complejas mediaciones exis-
tentes entre la realidad y su representación. Para la cultura urbana
contemporánea, la coniguración del paisaje de las periferias donde

19 Para el desarrollo de la mega-UC San Sebastián (1.100 hectáreas de


supericie en el municipio de Pilar), fue necesaria la remoción de 64
millones de m3 de suelo para conformar las lagunas y alcanzar la cota de
suelo urbanizable.

208
Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

se inscriben estos procesos, resulta ser con frecuencia producto de


una o varias evocaciones comunes articuladas por la imposición de
una imagen que las sintetiza, como, en este caso, la naturaleza o,
tal vez, la ruralidad idílica, o la seguridad, la exclusividad y el pres-
tigio social; lo que para nogué (2007) representa una de las paradojas
fundamentales de la posmodernidad, visible en «la clara diferen-
ciación entre la realidad y su representación, y la correspondiente
celebración de la inautenticidad» (Nogué 2007, 379). Así las cosas, en
el juego de espejos, entre realidad y icción, nada o casi nada parece
ser lo que se promete, solo paisajes manufacturados, copias imper-
fectas para forjar el espíritu de la banalidad urbana.
La publicidad se establece sobre un conjunto de pautas culturales
capaz, a priori, de identiicar los futuros compradores-habitantes con
mensajes que adquieren un sentido por la existencia de unos sujetos
consumidores que se sienten interpretados en sus intereses20. Estos
mensajes ponen el acento en una oferta de naturaleza prístina idea-
lizada, una solución a la medida para acabar con los males de la gran
ciudad, por lo que al individuo solo le resta pagar por esa solución.
Pero las narrativas de la publicidad son prisioneras de un de-
nodado esfuerzo de auto-legitimación que, como puede suponerse,
está muy lejos de ser alcanzado. El argumento de la sostenibilidad
ambiental, como medio y in de estas urbanizaciones, está basado
en la supuesta «recuperación» de bajos y humedales, presentados
casi como un defecto de la naturaleza que necesita ser corregido, lo
que a todas luces contrasta con los efectos materiales de cada una
de sus prácticas, todas ellas destructivas de los ambientes natu-
rales, tales como refulados hidráulicos (técnica consistente en la ex-
tracción de material sedimentario por medio de dragas), remoción
mecánica de suelos, alteración de las cotas por sobreelevación y mo-
diicación de pendientes, producción de lagunas, desvíos de cursos,
eliminación de la biodiversidad, y una larga lista de etcéteras. Para
que esto suceda de la forma en que el mercado pretende, los men-
sajes suelen ser portadores de loridas expresiones como eco walking

20 Un interesante abordaje sociológico sobre la estrategia publicitaria de las


empresas del sector inmobiliario puede verse en Arizaga (2005).

209
Patricia Pintos

community21 o ecociudad22, donde lo que se busca es enfatizar en


las supuestas bondades ambientales de las propuestas; sin embargo,
tras esta estrategia de mensajes vacíos se enmascara un proceso sis-
temático de destrucción creativa de ambientes y recursos naturales.
En tercer lugar, las distorsiones que existen entre un discurso
que pone estas prácticas en el sitial de «benefactoras» de los am-
bientes naturales y sus efectos reales, dan vía libre a la alteración
de los servicios ecológicos que regularmente prestan al aglomerado
urbano —en este caso el de una mega-ciudad global—, para la que
constituyen verdaderos ecosistemas estratégicos, activos fundamen-
tales para la conservación de los recursos naturales, el manteni-
miento de la regulación hídrica, la recarga de acuíferos, el control
de inundaciones, la disminución de los impactos, debidos a la con-
taminación, la provisión de un hábitat adecuado para la lora y
fauna autóctonas, la conservación de la biodiversidad, entre otros
aspectos. La pérdida de los bienes y servicios ecológicos que aportan
los humedales ponen deinitivamente en cuestión a intervenciones
urbanas como las referidas, ya que con el sometimiento de bienes
de propiedad común —si se considera a la sociedad metropolitana
como su beneiciaria directa—, se está ejerciendo una desposesión
deinitiva de los beneicios debidos a su sola condición de existencia.
Dejamos para el inal la mención de un asunto crítico que, si
bien escapa a los objetivos inmediatos de este artículo, no puede
si no ser mencionado como parte importante del problema; nos
referimos al rol del Estado en el contexto de las interfaces entre el
neoliberalismo/neo-desarrollismo y los procesos de acumulación
por desposesión. Para el caso de la RMBA, los gobiernos locales y
la provincia tienen sobre sí la responsabilidad directa en el diseño
de las políticas y el control público de las inversiones, sin embargo

21 «Otro negocio inmobiliario de Costantini, esta vez en Escobar». Nota


periodística publicada en el Diario Clarín. Suplemento iEco. 26 de
octubre del 2010.
22 «Costantini lanza un complejo similar a Nordelta en Escobar». Nota
periodística publicada en el diario La Nación, edición impresa, martes
26 de octubre del 2010.

210
Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

y cada vez con mayor frecuencia, los mecanismos de la gestión pú-


blica del territorio discurren entre la ajenidad y las reacciones a
destiempo, lo cual —considerando la voracidad de la lógica pri-
vatizadora de espacios valiosos— termina siendo funcional a los
procesos de desposesión.
La cuestión del neoliberalismo en la ciudad o, mejor dicho, en
las formas en que se articulan las decisiones que modelan la pro-
ducción de los territorios de la periferia urbana, adopta, entonces,
el modo de lo que podríamos llamar una prescindencia colabo-
rativa a la eicacia realizadora del mercado. Esta suerte de ajenidad
gubernativa frente al embate urbanizador es, a todas luces, subsi-
diaria de los intereses de los agentes desarrolladores, quienes uti-
lizan los resquicios de la gestión del territorio como una invitación
para accionar por la vía de los hechos consumados23.
Al repasar el historial de ejecución de muchos de los empren-
dimientos localizados en la cuenca baja, se constata el inicio de
obras hidráulicas sin las aprobaciones de los organismos corres-
pondientes o con permisos precarios, sin que se haya agotado el
conjunto de instancias de estudio y aprobación propias de una
factibilidad técnica. Lo anterior pone de maniiesto que, tanto el
conjunto de prácticas instituidas por los desarrolladores por la
vía del inicio de obras —tal vez con la expectativa de ejercer una
mayor presión en las instancias de evaluación técnica— así como
la comercialización de las parcelas con antelación a la obtención
de los certiicados, más la extrema labilidad y permeabilidad de
los gobiernos municipales y provincial para evaluar los proyectos y
ejercer controles sobre las transformaciones del territorio, permiten
completar el panorama de los puntos más críticos del problema.

23 Pugliese sintetiza la manera en que la política pública decodiica estos


procesos: «Mientras se materializan de hecho monumentales obras que
transforman el suelo y toda la hidrología, y se consuma la apropiación de
una de las riberas más importantes de la región, se hace un culto a la eicacia
realizadora por sobre la pesada maquinaria administrativa cuyas reglas más
tarde o más temprano serán adecuadas a las necesidades del emprendedor»
(Pugliese 2009).

211
Patricia Pintos

Figura 6. Mega-UC Nordelta.


Fuente: http://www.consultatio.com.ar

Relexiones inales
Hay que reconocer que los procesos de hibridación cultural
de la globalización lo han trastocado todo. Aquellos paisajes ní-
tidos en los que era posible leer la historia de los lugares, hoy se
rinden inermes a la homogeneización de la imagen y a la pobreza
de los significados. Como producto de la actividad humana pa-
recen querer recordarnos que el triunfo de la civilización por la
vía de la técnica parece ser más poderoso que el simple trans-
currir de las generaciones y su legado de marcas y objetos social-
mente valiosos.
En la producción de paisajes manufacturados como estos, la
técnica aparece como un recurso legítimo para modelar y huma-
nizar la naturaleza de la mano de la conjunción entre un estado
claudicante —y hasta en ocasiones colaborativo— y las capaci-
dades de un conjunto de actores del mercado avalados tácitamente
para intervenir a su arbitrio. Por esto, materializaciones concretas,
como el emplazamiento de urbanizaciones en humedales que

212
Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión e hibridación...

pugnan por conseguir la mayor proximidad o las mejores visuales


al río o alterar su dinámica de escurrimiento por la modiicación
deliberada del relieve, necesitan ser vistas no ya como expresiones
aisladas que forman parte de un sistema de racionalidades indi-
viduales de los sujetos en el mercado, sino más bien como una
nueva etapa de producción de territorios, atravesada por los me-
canismos, también racionales, de la acumulación por desposesión
de bienes comunes. Lo que importa de esto es que la consecuencia
inmediata sobre la periferia urbana es la articulación de nuevos y
muy complejos escenarios de injusticia ambiental para el conjunto
metropolitano.
Recientemente, con la generalización del problema y la toma
de estado público del avasallamiento de estos bienes comunes el
escenario, ha comenzado a ser puesto en cuestión. La creciente
resistencia social, encarnada por las numerosas organizaciones
ambientalistas que demandan sobre el patrimonio común y los de-
rechos colectivos y difusos de los ciudadanos a su disfrute, se está
transformando en un factor clave para la discusión de los efectos
del urbanismo privado y aun más en un reclamo a voces por el
adormecimiento colaborativo del sector público.
Hace apenas un año, la acción concertada de un grupo de
ONG dio un primer paso fundamental en su disputa contra las em-
presas desarrolladoras, al obtener de la justicia una medida cau-
telar que ordenaba la paralización de un emprendimiento en las
islas del Delta del Paraná y obligaba —frente a esta situación— a
los gobiernos local y provincial a asumir un rol activo en el manejo
del problema, ya que hasta ese momento se habían mantenido al
margen del mismo24.

24 Se trata del emprendimiento Colony Park, localizado en la Isla de Marzi


en el Delta del Paraná. En julio del 2011, el Órgano Provincial para el
Desarrollo Sostenible (autoridad provincial en materia ambiental) convocó
a una audiencia pública, en la que el propio municipio participó como uno
de los principales contradictores del emprendimiento. Un mes más tarde, la
gobernación avaló el acto administrativo por el que se denegó la declaración
de impacto ambiental a Colony Park y requirió la presentación de un plan
de recuperación ambiental del área.

213
Patricia Pintos

Cierto es que estos esfuerzos presentan un horizonte de posibi-


lidades limitado en la medida en que las batallas se van dirimiendo
una a una, mientras en simultáneo, la maquinaria realizadora
del mercado progresa y se perfecciona en su afán de destrucción
creativa, no solo de humedales, sino también de reglas, de solida-
ridades ambientales y de derechos sociales presentes y del futuro.

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