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SINTAXIS COMUNICACIÓN VISUAL 1 “A”

ARQ. ELIZABETH BUND

Introducción
La Semiótica –ciencia general de los signos y de los fenómenos comunicativos que se producen
en las diversas culturas- muestra las relaciones que se establecen entre la creación de los signos y
las leyes que guían su vida. Desde la perspectiva de la Semiótica, la sociedad y la cultura pueden
explicarse como sistemas de signos que abarcan amplios campos de la comunicación plasmados
en palabras, gestos, hábitos, imágenes y formas.
La Semiótica estudia no solo en que consisten sino como actúan los signos en tanto sistemas,
como comunican, y como los sujetos involucrados interactúan en los más diversos contextos. La
semiótica es una ciencia que depende de la realidad de la comunicación: primero vivimos y nos
comunicamos, luego reflexionamos sobre su sentido, estructura y funcionamiento.
La arquitectura como fenómeno cultural se puede comprender como sistema de signos, en tanto
dispone de un lenguaje específico basado en sus formas y los modos de combinarlas para
comunicar diferentes discursos. Puede ser estudiada con herramientas de la Semiótica.

La morfología arquitectónica, se puede analizar considerando dos niveles fundamentales


propuestos por la Semiótica: Semántico y Sintáctico.

La Semántica se ocupa del sentido de los signos, lo que quieren significar y de las relaciones de
los signos con los objetos a los que son aplicables. La semántica es en general una disciplina
descriptiva y técnica de los significados de un determinado lenguaje, en este caso se trata del
lenguaje arquitectónico.
En arquitectura el nivel semántico incluye cuestiones como la definición y entidad de los signos
arquitectónicos, las unidades y partes componentes. Estos dependen del modo de su
delimitación, es decir del mecanismo de segmentación (o separación del todo) para su
individualización, sus transformaciones en el tiempo y en diferentes situaciones contextuales.

La Sintáctica describe las relaciones entre los signos y establece los principios generales de su
construcción. Analiza e investiga las combinaciones, sustituciones y transformaciones operadas
según el modo de conectar los signos, reconociendo diferentes niveles de profundidad entre
relaciones elementales y totalidades.

Mientras la semántica se ocupa de la entidad de los signos, (como son las unidades y su sentido,
es decir, como se pueden percibir y entender a primera vista, con nombres y significados
propios) la Sintaxis se ocupa de las relaciones entre los signos: cómo coordinar, unir o separar
esas unidades básicas de sentido, como una estructura de posiciones relativas de esas partes
constituyentes.
Las partes pueden combinarse de muchas maneras distintas, según las finalidades y
condicionantes de la obra, las intenciones y capacidad de los autores. Los significados de la obra
de arquitectura no solo dependen de los signos en sí, sino que la sintaxis también es generadora
de significación.

El signo. En sentido amplio en arquitectura el signo se puede concebir como forma


arquitectónica que vincula un significante material-físico morfológico constructivo: totalidades
formales, partes, ( por ejemplo barrio, calle, plaza, casa, templo, pabellón, torre, patio, hall,
habitación, fachada, techo, pórtico, columna, muro, ventana, etc.) y un concepto o significado
social: su utilidad, su estética, su identidad por reconocimiento de similitudes y diferencias, los
comportamientos y potencialidades que provoca, sus proyecciones en la memoria, continuidad
en el tiempo y las múltiples connotaciones que evoca según el contexto cultural, físico y
temporal en que esta inserta.

Las formas arquitectónicas se entienden como “entidades sensibles de carácter espacial,


productos culturales” -formas habitables- , es decir como unidades significativas compuestos de
significado conceptual connotado y denotado y un significante concreto, accesible a los sentidos.
Están condicionadas, por la interacción de tres factores: el contexto global, los instrumentos con
los que se cuenta para generarlas y por las disposiciones físicas o sustento material con que se
cuenta.

Desde un pensamiento ordenador analítico y racional la forma se define como estructura,


organización de entidades, del todo y de las partes que comprende una obra. Desde un
pensamiento analógico sintético, predominantemente visual la forma se define como apariencia,
totalidad que se presenta directamente a los sentidos. Las formas arquitectónicas habitables,
disponen de propiedades tales como peso, color, dimensiones, posición, definición geométrica,
materialidad y de un significado social atribuido por códigos sociales y disciplinares.

El término forma en arquitectura se aplica tanto a totalidades mayores de diferente complejidad,


(edificios, conjuntos, calles, manzanas, espacios y sectores urbanos, ciudades) como a
componentes físico-constructivos y espaciales (recintos, salas, suites, locales, entrepisos,
balcones, circulaciones, muros, pisos, techos, estructuras, ventanas, puertas, etc.)

SINTAXIS ARQUITECTONICA
Sintaxis es un término de origen griego que significa disposición o colocación. “La sintaxis
arquitectónica estudia las maneras en que objetos arquitectónicos relativamente complejos se
componen a partir de unidades o elementos menores.”

La sintaxis sería en principio “la disciplina de la distribución”, una técnica que enseña a ordenar y
manejar el espacio, a proporcionarlo, a concretarlo dimensional y geométricamente, básicamente
a hacer concordar la relación entre los signos y las ideas a comunicar según los fundamentos
estéticos y funcionales de la arquitectura en un tiempo y un contexto dados.

Podría entenderse en el campo del proyecto arquitectónico, como sinónimo de composición lo


que implicaría también la ubicación relativa de las partes en el aspecto formal y funcional en
distintos niveles, las relaciones contextuales de la obra, así como o los procedimientos y
operaciones mediante los cuales las vinculaciones se producen según los paradigmas de cada
época. Dándole al término un sentido más específico y generalizable para el análisis, se estudia la
sintaxis arquitectónica considerando la morfología en sí, independientemente de las ideologías y
los modos de generación proyectuales.

Para abordar el estudio de la sintaxis de la obra de arquitectura es necesario reconocer


previamente los componentes o piezas, para luego describir las relaciones que se establecen entre
ellas y las reglas de su enlace y combinación. Estas partes o elementos pueden ser de una gran
diversidad y superponerse, incluirse o continuarse de modos complejos y pertenecer a varios
niveles en cuanto a características físicas, funciones y significados.

Modelo Analítico Morfológico.


Se propone, en el contexto de la Comunicación Visual, comprender la morfología de la obra de
arquitectura por medio de un modelo analítico que se basa en el reconocimiento de las diversas
unidades formales que la constituyen, su entidad y organización en diferentes niveles,
desarrollado según el modelo lingüístico que provee la Semiótica, adaptado a los fines
arquitectónicos.
Se trata de un modelo operatorio estructural, en que se consideran como partes a las formas
arquitectónicas -materiales y espaciales- constituidas como signos, y a las relaciones entre
partes como sintaxis. Se funda en la noción de forma como signo-producto cultural, que puede
ser reconocida y nombrada en base a códigos comunes a usuarios y productores, y en el concepto
lógico estructural de forma como organización de entidades.
Se realiza desde una aproximación racional conceptual basada en la identificación de los signos
componentes delimitados por segmentabilidad o separación, la articulación interna y la
legibilidad, considerando en cada caso la identidad del todo y de las partes, y las relaciones
internas y externas, de las partes entre sí y de las partes con el todo, y en el modo en que están
dispuestos los elementos en el conjunto para constituir significados globales de la obra.

El tipo de segmentación que se considera en este modelo es una segmentación canónica, usual,
que se realiza siguiendo cortes que respetan códigos arquitectónicos como reglas de la tradición
constructiva. La posibilidad de las partes de ser nombradas verifica su existencia en la
codificación disciplinar. Al segmentar la obra arquitectónica, cada parte tiene significado en
relación con su posición relativa en sí y con el todo.

Las piezas segmentables se las clasifica en elementos y sintagmas.


- Se entiende como elementos a los signos-unidades separables, mínimas, materiales o
espaciales. (Signos discretos). Caracterizados por su homogeneidad o heterogeneidad, su
segmentabilidad o solape, sus formas nítidas o confusas, su permeabilidad y cerramiento etc. y su
grado de separabilidad o cohesión ayudan a establecer la identidad.

- Se entiende como sintagmas a los signos compuestos de varios elementos conjugados entre sí,
con relaciones fijas, o incluso convencionales, que forman un conjunto intermedio entre la
totalidad y el elemento mínimo. (Signos complejos). Su significado es relativo a la relación que
mantienen con las partes mayores o menores. Es decir que su significado se lee no solo por su
identidad sino también por su sintaxis interna. Vinculan por contigüidad elementos materiales,
espaciales, y tanto espaciales como materiales. Se reconocen estas unidades sintagmáticas en
obras entre sí muy diferentes, esto reafirma que su entidad no depende de la totalidad de la que
segmenta sino de su composición propia.

RELACIONES SINTÁCTICAS
Establecida la identidad de las partes, e identificados los signos según el modelo, se puede
desarrollar el análisis de la sintaxis arquitectónica, aplicándolos tanto al nivel de los elementos
espaciales como de los materiales.

Se distinguen dos enfoques analíticos de las relaciones sintácticas: a) sintaxis propiamente dicha
y b) principios sintácticos.

 Sintaxis propiamente dicha: Énfasis distributivo.

Poniendo la mirada en la distribución de las partes entre sí, se estudia la articulación interna y
como se conforma el todo, que presenta gradaciones según la segmentación realizada
dependiendo de la escala de la obra en juego y la nitidez de las fronteras entre partes. Se trata de
estudiar la organización de los elementos materiales y espaciales según diferentes rangos de
abstracción, concentrándose en la estructura relacional definida según la geometría, la analogía
matemática y la topología. No se consideran significados connotativos, es un reconocimiento y
descripción denotativa de la presencia de las relaciones formuladas.

La determinación de la clase o tipo de sintaxis depende de cómo son observadas las relaciones
según el objetivo del análisis: la lectura de la sintaxis puede desarrollarse sobre el espacio
tridimensional, (volúmenes, masas, espacios), o bidimensional (planos limitantes, materiales,
fachadas,) o en sus representaciones en plantas, cortes vistas, etc.

Se establecen tres categorías: operacional, topológica y geométrica.

- Operacional: las partes se combinan por analogía con las operaciones aritméticas, adición,
sustracción, multiplicación y división. En un nivel de máxima abstracción de la materialidad se
hace foco en el mecanismo operatorio por agregación o división, según predomine la forma
parcial o total.
Las operaciones pueden ser abiertas (potencialmente se podría añadir o quitar mas elementos sin
alterar el todo) o cerradas (no puede agregarse elementos sin alterar el todo); completas, con
contacto (elementos adosados con límites bien definidos) o incompletas o sin contacto, (con
elementos intermedios, sin integridad de elementos divisorios).
La adición es la suma de elementos bien delimitados, similares o diferentes, (de variadas formas
y tamaños) que se disponen cerradas o abiertas.
La multiplicación consiste en la repetición de varios elementos idénticos, o muy similares, en
módulos, células, tramas, con o sin contacto. La forma final puede ser abierta, (pueden agregarse
elementos sin alterar el planteo compositivo), o cerrada, ordenada o desordenada (determinada,
que no admite el agregado libre, sino en las reglas previas del sistema aditivo elegido).
La sustracción significa una totalidad predominante a la que se le quita una porción, interna o
externa, ésta parte puede desaparecer es decir una sustracción conceptual, o estar en una
proximidad sin contacto, pero demostrando la parte quitada.
La división significa la incorporación de límites internos a un espacio o superficie dada,
constituyendo partes numerosas contenidas en el todo. Esta división puede ser completa, con
contacto, definida. Cuando los límites de los espacios o sectores divididos no forman una
frontera continua, se trata de una división incompleta. Si no existe una forma previa definida a
dividir, pero aparecen ciertos límites que recortan partes, se trata de una división indefinida,
completa o incompleta. Existe subdivisión cuando se presenta la división de un elemento
principal o parte íntegra que es compartimentada en múltiples partes iguales o parecidas entre sí,
implicando la multiplicación de sub-partes dependientes jerárquicamente del todo inicial.
En la adición y multiplicación la parte domina sobre el todo, y a la inversa, en la sustracción y
división el todo predomina sobre la parte.

- Topológica: La Topología se ocupa de las relaciones de lugar, de asociación y de orientación


de las partes y de las cualidades pre-geométricas de las formas, (como la vecindad) en que no son
relevantes las posiciones absolutas métricas, ni las relaciones de igualdad o semejanza, ni los
tamaños ni los ángulos, ni curvaturas o convexidades. Las formas como polígonos, óvalos,
prismas, cubos, círculos etc. son iguales para la topología. (por ejemplo: un anillo sí interesa a la
topología ya que se diferencia del círculo porque tiene una frontera interior que genera un nuevo
lugar).

Las relaciones topológicas son las de carácter más general y abstracto, e incluyen conexiones y
posiciones relativas con respecto a determinados límites, fronteras o puntos de situación. Actúa
sobre las relaciones entre partes que se ubican según su posición relativa u orientación en el
espacio con respecto:
A un lugar de referencia: adelante, atrás, izquierda, derecha, arriba, abajo, frente, fondo, (por
ejemplo con respecto a calle o acceso: fachadas, medianeras, contrafrentes, lados)
A un perímetro: Cerrado/abierto, continuidad/ cierre, total o parcial; adentro, afuera, (inclusión
con o sin contacto, exclusión)
De posición yuxtaposición, superposición, acumulación. De interposición de un espacio respecto
a otro: interpenetración, fusión, completa, incompleta.
De proximidad: contigüidad, cerca, lejos, vecindad, concentración, dispersión. De agrupación:
(conformaciones derivadas de la proximidad: grupos, racimos, hileras, simples o repetidas, en
modalidades concentradas o dispersas, ordenadas o desordenadas. Se incluyen en este tipo de
sintaxis las distribuciones según una organización formal no geométrica: en anillo, en zig-zag, en
cruz, en molinete, en peines, en tiras, en L, U, T, H, etc.

- Geométrica: las partes se organizan en base a los elementos y dimensiones de la geometría, de


modo preciso y mensurable. Se pueden clasificar como ordenaciones de elementos referidos a
puntos, líneas, planos, tramas y a un sistema coordenado en el espacio tridimensional, en base a
proporciones y magnitudes. Estas relaciones pueden combinarse entre sí. Se distinguen:
La centralidad: Cuando las partes se organizan referidas a un punto puede hablarse del concepto
de centralidad, que determina en planta, convergencia radial, o genera figuras circulares,
pentagonales, hexagonales, etc. (y frecuentemente cuadradas, por la igualdad de los lados) La
centralidad combinada en el espacio con líneas directrices genera organización elipsoidal,
helicoidal, espiral.
La Direccionalidad es la organización referida a líneas o ejes que no necesariamente serán rectas,
pero si tienen una definición geométrica precisa. Esta línea ordena los elementos en una sucesión
y en una dirección. Se dice que se encuentra axialidad, cuando la direccionalidad se refiere a ejes
de simetría.
Paralelismo, angularidad: La organización basada en líneas y planos incluye los conceptos de
paralelismo, (repetición de una misma dirección) y angularidad, ortogonalidad, (ángulos oblicuos
o rectos, planos perpendiculares al plano horizontal o inclinados en diversos ángulos), así como la
dirección de las línea implica lo vertical, horizontal y diagonal.
Simetría: Los centros, los ejes y los planos determinan organizaciones con diversas clases de
simetría, lo que implica identidad de elementos y correspondencia de lugar y distancia a su
respecto. La simetría puede ser de rotación (giro sobre puntos) especular o de reflexión (respecto
a planos o líneas), y de traslación cuando se repiten las figuras a lo largo de ejes (axial); de
dilatación, o extensión (figuras homologas que se agrandan o achican referidas a líneas o
puntos).
Sistema coordinado: El conjunto coordinado de líneas reguladoras, ángulos y módulos,
constituyen tramas y redes planas o tridimensionales, simples, dobles, ortogonales o con diversos
ángulos.

 Principios sintácticos: Énfasis cualitativo.


Poniendo la mirada en la forma total se estudian los significados generales que surgen de la
distribución de las entidades-signos. Sin desglosar parte por parte, ni enfocarse en detalles, se
reconoce los atributos relacionales entre las partes para conformar el sentido total. Se trata de
conceptos genéricos que surgen, en el análisis, de la aplicación integral de las otras relaciones,
instalando el nivel semántico, constituyendo tipos de relaciones. Se ponen en juego las cualidades
formales del objeto arquitectónico al distinguir, por medio de similitudes y diferencias en las
propiedades de los elementos, como partes abstraídas por comparación entre sí, y también
relacionadas en el nivel paradigmático. Implican por ejemplo, relaciones de dominación,
autonomía o subordinación, orden geométrico o topológico, integridad, repetición, contraste o
predominancia. Son de aplicación tanto al conjunto de elementos espaciales como a los
materiales, y a ambos niveles simultáneamente (por ejemplo la sustentabilidad).

Constituyen, principios organizativos de orden general que reglan la combinación de los diversos
componentes formales de la obra de arquitectura. Sintetizan simultáneamente las relaciones
geométricas, topológicas y operacionales, produciendo significados globales nuevos que las
sintaxis anteriores no generaban.
Mientras los niveles geométricos topológicos y operacionales son una lógica interna
posicional, y se aplican por vía de la abstracción y la esquematización, estos principios
actúan considerando la influencia del contexto histórico social constituyendo significados
basados en códigos arquitectónicos. Entonces, para cada momento histórico se aceptan y
privilegian determinados principios sintácticos, mientras que otros se descartan. Sin embargo hay
principios sintácticos que son invariantes formales presentes en casi todas las obras de un
periodo determinado y que de este modo permiten caracterizarlo morfológica y estéticamente.
Cada uno de ellos es de aplicación alternativa entre dos extremos, constituyendo polos: el
principio en si o su opuesto.
Los principios directos que se aplicaron históricamente en la arquitectura fueron estableciendo
un “canon” o regla, una codificación convencional que por repetición ha hecho perder capacidad
de significar perdiendo interés, por eso su trasgresión o antagonismo renovó el lenguaje
arquitectónico. A partir del sistema normativo y de su contraparte anticanónica se obtiene
actualmente una estructura de condiciones -principios directos u opuestos- susceptibles de
selección y combinación útil en los momentos iniciales del proceso de proyecto, como pautas a
lograr de carácter estético comunicativo.

UNIDAD:
El objeto se manifiesta como una entidad completa, separada de su entorno por su carácter
identificable y homogéneo. Existen remates y terminaciones que indican y limitan la extensión
del objeto. La unidad implica elementos y orden legibles. Es un principio que existe desde la
antigüedad, su objetivo es la armonía con el hombre y el universo. Esto se manifiesta con una
proporcionalidad legible, repetición de motivos en diferentes escales, jerarquización entre
principal y secundario, relaciones de subordinación que desembocan en una obra cerrada
formalmente.
Define carácter, integridad con coordinación, y equilibrio entre las partes y entendiéndose como
una totalidad

Principios opuestos:
Uno de ellos es lo no unitario: se manifiesta como indefinido, sin principio o fin determinado,
fusionado con el entorno se articula con el sitio en adiciones abiertas, con forma total casual y
con posibilidades de crecimiento.

Otro principio opuesto es la fragmentariedad: el todo se fragmenta o rompe subrayando las


partes que aparecen a su vez faltas de integridad.
Es una manera de combinar partes aparentemente incompletas, contraponiendo, produciendo
encuentros extraños, violentos o inesperados, o acumulaciones reiteradas exageradamente. Se da
la impresión (falsa) de un azar contrapuesto al orden de la unidad, de una espontaneidad, que en
realidad esta muy estudiada, justamente para producir el efecto de discontinuidad o dislocación,
o de naturalidad pintoresca.
Se opone a la idea de totalidad como reflejo de armonía universal y pretende referirse al hombre,
a lo imprevisible de la naturaleza. La fragmentariedad se lee como tal cuando los elementos son
muy autónomos y es difícil descubrir sus reglas básicas. Contribuye a esto la existencia de
formas muy diversas, en un sistema abierto al que se le pueden agregar o quitar partes.

La variedad es un principio que tiende a la fragmentariedad. Se trata de la utilización de


elementos de muy diversa clase en gran cantidad, pero no expresa una incompletitud, falta de
algo, sino simple acumulación de clases de partes, sin síntesis. No hay tensión por la ausencia de
algo como en caso anterior. El proceso de composición sería aditivo, mas parecido a colección o
collage, sin control de la totalidad.

ORDEN:
Lo básico de este principio es expresar racionalidad, hacer visible la exactitud, la planeación
previa la abstracción y la visión de conjunto, remarcando la existencia de reglas y control.
Contribuyen a este principio la repetición, la geometría, el énfasis, la simplicidad (que no implica
uniformidad necesariamente), la regularidad y la proporción. El exceso de orden produce
relajación, disminuye la atención, sobre todo en los casos donde hay poca variedad.
Puede conseguirse orden por medio de la contraposición, el equilibrio o balance de contrarios
(como redondo-cuadrado, horizontal-vertical, pesado-liviano; lo importante es el sistema, no el
elemento.

Principio opuesto:
Su contrario, el desorden es lo fortuito, incompleto, libre, presentando simultáneamente partes
con principios contrarios entre sí que chocan. Surge como aparente falta de organización, de
impericia, que se refleja en lo azaroso, libre de las combinaciones.
El exceso de orden produce cansancio por poca espontaneidad. El exceso de desorden provoca
fastidio y confusión.

JERARQUIZACIÓN:
Consiste en diferenciar y valorar las partes de acuerdo a su importancia relativa, a través de sus
tamaños, su protagonismo y sus ubicaciones respectivas. Implica una clasificación de partes en
dominantes y subordinadas, principales y secundarias. La jerarquización ayuda a comprender las
obras como totalidades, que resultan claramente legibles. Sus recursos son el énfasis, la
acentuación y la variedad, por medio del color, los ornamentos y la textura. El énfasis consiste en
sobrevalorar un elemento en especial, por tamaño y ubicación, por ejemplo el centro, la masa, un
acceso, una sucesión de espacios secundarios para llegar al principal. etc.
Un principio derivado consiste en la subordinación: las partes siguen un orden jerárquico que
depende de una prefiguración de la totalidad. La obra tenderá a ser unitaria, completa cerrada. La
parte depende del todo.

Principios opuestos:
La no jerarquización, con autonomía de las partes: las partes, jerarquizadas, componen por su
propio dominio una forma final eventual. El todo depende de las partes. Puede haber unidad por
medio de balance o equilibrio de múltiples partes de desiguales proporciones y orientaciones
contrarias.
Si la obra es abierta, indefinida, se relaciona con el ritmo y la repetición, tenderá a ser no
unitaria, incompleta (se le pueden ir agregando partes sin alterar el tipo de planteo compositivo).

La neutralidad, o igualdad y equivalencia de las partes, es otro posible opuesto; implica


generalmente homogeneidad, formas geométricas puras y simples donde no hay protagonismo
(por ejemplo subdivisión, repetición, ocultamiento de accesos, flexibilidad de espacios).
COORDINACIÓN:
Este principio supone la existencia de interrelaciones dimensionales, proporcionales y de
semejanza entre las partes, el todo y el hombre.
Comprende los conceptos clásicos de orden y escala. Según el primero las partes y el todo deben
interrelacionarse mediante ciertas proporciones consideradas ideales; el concepto de escala
implica la selección de ciertas relaciones métricas entre la arquitectura y el hombre, que resultan
en significados como los de monumentalidad y domesticidad.
Este principio determina normas de medida y proporción y además relaciones de vínculo y
continuidad de las formas, y condiciona a usar elementos análogos en las distintas partes de la
obra.
Persiguiendo el principio de armonía, se basa en relaciones métricas, trazados y tramas
modulares, sus recursos el trazado de ejes, líneas y direcciones reguladoras, ángulos repetidos,
todos tendientes a un sistema abarcador de los otros subsistemas de la obra que se combinan para
un equilibrio y concordancia conceptualmente próximos a la unidad, pudiendo aplicarse a
sistemas abiertos, flexibles como también a cerrado completos.

Principio opuesto
No coordinación. Equivale al desorden métrico, desequilibrio y caos de medidas, el uso
simultáneo de escalas incongruentes, como miniaturización o exageración de elementos,
tendiendo a las disonancias y a los contrastes no resueltos.

SIMETRÍA
Es un principio básico de armonía y orden, principalmente clásico. Significa desde un punto de
vista geométrico la relación de igualdad o espejamiento entre partes referidas a uno o varios ejes,
verticales y horizontales, centros o radios, como disposiciones axiales o especulares de diverso
grado de complejidad, aplicadas principalmente en plantas y elevaciones en el exterior o interior
de los edificios. Como sintaxis geométrica tiene carácter ideal y racional, adecuado al desarrollo
proyectual de plantas y fachadas, pero como principio general se presenta también a la
percepción visual directa de edificios construidos; la simetría especular es detectada
inmediatamente hasta por los observadores menos experimentados.
En los tratados clásicos antiguos, en lugar de simetría se utilizaba la palabra “euritmia” que
indicaba las correctas proporciones, ubicación y similitud entre las partes. Era de carácter mas
perceptual, refiriéndose a la apariencia del edificio, que es construido de acuerdo a las leyes de
la armonía, con regularidad y correspondencia entre las partes La palabra simetría actualmente en
uso, del griego “symetría” (syn=con, metron= medida) es decir “con medida”, introduce un
punto de vista mas próximo al orden matemático, preciso y mensurable.
El punto de vista de la euritmia se aplica hoy en día mas al principio de balance, donde unos
elementos a un lado del eje se compensan con otros, que no son iguales literalmente pero que
tienen el mismo peso.

Principios opuestos:
Asimetría: Plantea la moderna libertad de disposición de las partes, que se entienden que deben
surgir de otras intenciones de la obra, tanto prácticas como estéticas, independientes del orden
rígido formal de la simetría. Introduce el concepto de dinamismo, trabaja más a partir de la
sintaxis topológica con superposición, acumulación e interpenetración de partes, en disposiciones
no jerárquicas.

EQUILIBRIO / BALANCE:
El equilibrio o balance puede entenderse como una trasgresión a la ley de la simetría, al utilizar
la axialidad pero no la especularidad. Se trata de una compensación que relaciona elementos de
disímil apariencia dispuestos a ambos lados de un eje o centro imaginario, pero que se conjugan
por una preponderancia similar, sin protagonismo de uno u otro. Puede haber contraste,
heterogeneidad, y tensión entre las partes pero un peso visual que contrarresta los opuestos.
Reemplaza al principio de simetría en plantas y elevaciones de la arquitectura moderna,
resultando una nueva armonía de partes que balancea vacíos y llenos, recto con curvo, formas
libres con geométricas, alto con bajo y extendido, formando generalmente pares polares.
Contraponerse a estos principios es disminuir o limitar los elementos espejados o balanceados.

CONTRASTE:
Los elementos o partes de propiedades opuestas se combinan en simultaneidad. La antítesis
puede ser de tamaños, escalas, órdenes, geometría, peso, materiales, colores, texturas. Se debe
producir entre ellos una atracción, una tensión que resulta en un equilibrio dinámico, una
compensación, Puede haber un contraste de elementos similares pero cumpliendo funciones
opuestas.
Su opuesto es la igualdad, la repetición o la homogeneidad.

REPETICIÓN:
Implica una cantidad de elementos iguales o similares que se presentan reiteradamente, ya sea
del mismo tamaño, o en entidades replicas mayores o menores (repetición jerárquica) replicas en
posiciones especulares, yuxtaposiciones reiteradas, de alusiones a elementos no presentes
(repetición a nivel significante), a nivel paradigmático.
Otro nivel de repetición es el uso de elementos o motivos que aparecen en diferentes lugares de
la obra, o un conjunto. Los motivos (aislados) actúan sobre el ojo y la memoria y reconstruyen la
unidad. No es como una repetición simultánea, que se aprecia de una vez, como por ejemplo en
una fachada las múltiples ventanas, o en un espacio las columnas.

RITMO:
Es una repetición alterna, a nivel del sistema base de la obra, que se presenta con variaciones de
regularidad métrica que debe enfatizarse. Cuando existe un orden que involucra varios
elementos disímiles pero ubicados de una misma manera, o su inverso, se manifiesta una relación
de repetición rítmica. Es importante el número y la proximidad de las alteraciones y repeticiones.
Los elementos forman clases por similitud.

Principio opuesto:
La falta de un sistema regulador, la heterogeneidad y la excesiva variedad dimensional y
jerarquizada de las partes contribuyen a uno de sus opuestos.
Lo único, o la absoluta homogeneidad de una forma dominante sin partes perceptibles, serían
otro opuesto.

TECTONICIDAD:
Este principio impone la presencia del edificio como algo sólidamente dispuesto con respecto a
la estabilidad y el equilibrio de las fuerzas soportantes. Define el carácter del todo con respecto a
la sustentación, estructura y construcción, real o percibida como tal. Desde el punto de vista
compositivo los volúmenes mayores y visualmente pesados descansan sobre la tierra, mientras
los livianos y finos van ascendiendo sin salientes o voladizos arriesgados. Es la expresión de la
relación de perpendicularidad del edificio como elemento vertical con la tierra como base o
elemento horizontal. También se refiere a la relación sostén/sostenido que depende de la
materialidad que concreta las partes, las líneas o mallas estructurales que deben afirmar
visualmente que el edificio se resuelve en un equilibrio de fuerzas. Este principio relacionado
con la unidad produce calma y equilibrio.

Principio opuesto:

La atectonicidad se manifiesta por una parte en formas inestables, remite a alardes


tecnológicos, desequilibrios, elementos en voladizo, flotantes, soportes visualmente débiles, la
inversión de pesado sobre liviano, se desea marcar impactantes avances tecnológicos y logros
estructurales; por otra se vincula al desplome, contradicción de la ortogonalidad, partes
fragmentadas con interpenetraciones violentas, dislocación que produce efectos de desasosiego
e inquietud.

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