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FORMA Y ESPACIO
b) Su estructura
La definición de espacio de interior como conjunto de relaciones que suceden en un lugar determinado
en torno al hombre, nos permite establecer diferentes tipos de clasificaciones de ese espacio según
diversos criterios:
a) Espacios significantes, donde la dimensión funcional es nula, y las relaciones plásticas están
supeditadas a los motivos y elementos.
b) Espacios donde predomina la dimensión plástica, careciendo de relaciones de tipo funcional.
c) Espacios donde existen relaciones de tipo funcional, de tipo plástico y significativo. Este tipo de
espacios se puede clasificar atendiendo al tipo de actividad principal que se realiza, definiendo así
diversas modalidades de relaciones funcionales, entre el individuo y su entorno.
En los espacios de locales comerciales, se pueden extraer una serie de relaciones entre los aspectos
más elementales de dichas dimensiones.
Estas relaciones las podemos clasificar como: relaciones de función y forma; relaciones entre
elementos de la forma; relaciones entre la forma y estilo; y relaciones entre el estilo y la función.
Éstas nos permiten definir las características más diferenciadoras entre las distintas tipologías
funcionales, los espacios y los objetos.
Las conexiones entre la función y la forma, se establecen como recursos válidos para dar un mayor
significado a determinadas zonas funcionales, con auxilio de los elementos de la plástica. Es frecuente
comprobar cómo determinadas zonas de paso están expresadas visualmente por el empleo de un
distinto tono cromático, o un cambio de material o una diferenciación de nivel en el suelo o en el
techo.
Zonas funcionales destinadas a un uso determinado, se suelen diferenciar del resto, utilizando
recursos similares mediante el empleo de volúmenes, materiales, luz o color.
El aprovechamiento de los diferentes recorridos, así como la distribución de zonas, pueden estar
concebidas como estructuras compositivas que definan el equilibrio, una simetría o asimetría.
Determinados centros de interés de la composición suelen estar definidos por determinadas áreas
funcionales que organizan el resto.
La articulación de volúmenes de un local nos parece venir asociada por la intervención de dos o más
elementos de la plástica. Si en dicha articulación se pretende poner un énfasis en el cambio de planos
que forman las aristas, nos podemos auxiliar de esquemas cromáticos y tonales que diferencian los
planos continuos, o bien utilizando distinto material o grado de iluminación. Si por el contrario se
pretende eliminar el efecto de esquina, se puede asociar una forma continua mediante una superficie
de revolución que unifique ambos planos y un esquema luminoso que no establezca diferencia entre
planos colindantes.
La interacción entre el material y la iluminación es bien conocida en las exposiciones de galerías de
arte, utilizando la luz blanca, o la luz con que han sido realizadas dichas obras. Mediante la utilización
de la luz color en los espacios ambientales, se obtienen efectos cromáticos fijos en forma de reflejos,
brillos, descomposición de la luz, etc.
Un foco luminoso nos puede servir de centro de interés, o bien potenciar el mismo. Una línea de luces
nos puede indicar un eje que articule una composición o nos puede proporcionar un movimiento que
dé un aspecto dinámico a la composición.
Un cambio de textura de materiales, un cambio de aparejo, nos puede servir para evitar una
monotonía.
La interacción entre los materiales y el color es fundamental para dar color mediante la materia a
determinados ambientes.
La obtención de efectos de empatía se realiza con diversos elementos de la forma, volúmenes, huecos,
puntos luminosos, consecuencia de temperatura ambiental, etc.
Todas las múltiples relaciones que se pueden establecer entre los elementos de la forma se pueden
utilizar en el espacio interior, de forma que conceptualmente puede ser empleado como una escultura
hueca vista por dentro, valorando los espacios como volúmenes vacíos, realizando relaciones entre
masas y huecos, recurriendo a sistemas de iluminación, esquemas cromáticos, valoraciones táctiles,
ensamblajes de materiales, etc.
Las relaciones entre la dimensión formal y estilística son tan amplias como posibilidades permiten
los motivos y los elementos significantes.
La utilización de referencias estilísticas mediante programas de temas que definan una imagen,
requiere la adecuación de los materiales a las referencias.
La alteración de esos materiales provoca diferentes resultados.
La iluminación ambiental permite hacer de esa imagen, desde una reproducción estilística a una
metáfora o una ironía.
La utilización de los esquemas compositivos está asociada a las referencias estilísticas. La alteración
de dichos esquemas nos permite conseguir otros efectos distintos.
Todas estas variables son frecuentes en los procesos creativos y los encontramos en distintos
ambientes de las escalas del diseño: local interior, edificios, plazas, etc., función y estilo como
nuevo lenguaje y unos nuevos recursos en el diseño.
En las diversas tipologías funcionales, es frecuente comprobar cómo determinados ambientes están
asociados a unos símbolos, que permiten identificar o dar énfasis a dicho ambiente. A una función
se pueden asociar los diferentes estilos con sus motivos y elementos para la ambientación de lugares
donde se asocia a ellos un lenguaje determinado.
Los motivos barrocos, con la ostentación, los motivos de culturas antiguas con lo misterioso y lo
exótico, los motivos y elementos medievales con lo religioso, los elementos del estilo moderno, se
asocian con lo efectivo y lo práctico.
El arte moderno y sus tendencias son el mejor exponente de dicha relación.
La asociación de elementos modernos y temas ornamentales tradicionales puede
dar lugar a diferentes respuestas, que van desde lo irónico a lo popular, a lo elitista, etc.
b) Su estructura
Estas relaciones encierran una parte sustancial de los aspectos que se derivan de los grupos
de interpretación de ese espacio.
Teniendo en cuenta el sentido global, estas relaciones las definiremos como espacio
funcional, espacio plástico, y espacio significativo.
Las categorías anteriores implican la definición de cada una de estas dimensiones, sus
La relación entre espacio y estructura no siempre es simple y directa, sino que puede estar
abordada de diferentes maneras. Existen dos actitudes opuestas.
La primera consiste en dejar que sea la estructura la que defina los lugares que uno quiere
crear, mientras que la segunda opta por definir primero los lugares y forzar luego a la estruc-
tura para adaptarse a ellos.
De ahí surgen tres tipos generales de relación entre espacio y estructura: el orden estructural
dominante, el orden espacial dominante y la relación armónica entre ellos, caracterizada por
la concordancia entre ambos órdenes.
En la historia de la arquitectura ha habido adalides de esas tres relaciones, como tendremos
ocasión de ver en los ejemplos siguientes.
También ha habido seguidores de un cuarto tipo de relación, en el cual la organización espa-
cial es independiente de la estructura, razón por la cual ambas pueden coexistir, cada una
obediente a su propia lógica y libre, por tanto, de las posibles coacciones impuestas por la
otra.
Una complicación adicional sobre cuando, una vez establecido el modelo estructural, este
puede influir y no meramente responder en la organización espacial. Una norma importante
del arte de la arquitectura es escoger siempre una estrategia estructural que este en concor-
dancia con la organización espacial que se pretende conseguir.
La forma en la que los arquitectos griegos transformaron sus anfiteatros al aire libre en teatros
cerrados, constituye un buen ejemplo de organización espacial que entra en conflicto con la
estructural, y de las maneras como se puede resolver el problema mediante compromisos de
diferentes tipos.
En otros edificios de la antigüedad en los que se intentó crear grandes espacios cubiertos, las
columnas resultaban indispensables.
Cualquiera que fuese la función del espacio, sus usuarios debieron amoldarse al tupido bos-
que de gigantescas columnas, la menor de las cuales tenía un diámetro de 4 metros.
Es posible que a los antiguos egipcios les impresionase gratamente ese espacio abarrotado de
colosales columnas, pero esa misma disposición hubiera constituido un problema si el espa-
cio estuviera destinado a realizar representaciones.
En el curso de la historia se ha creado innumerables obras bajo la convicción de que la es-
tructura era la principal fuerza confirmadora de la arquitectura, y de que el orden geométrico
inherente a la estructura es también el más apropiado para el espacio.
Esta íntima relación entre espacio y estructura es también visible en las iglesias y catedrales
medievales. Todos sus lugares, el presbiterio, las capillas, las naves, etc. Son identificados
estructuralmente mediante bóvedas de piedras.
La relación entre espacio y estructura en una sencilla casa de una sola celda o ambiente, es
clara y directa: todos los lugares a organizar están bajo la protección de la cubierta y dentro
del recinto delimitado por cuatro paredes. Puede haber unas vigas más importantes que otras
vigas más importantes que otras, como una cercha, pero eso difícilmente va influir en la
organización espacial a la habitación.
Las grandes mansiones de paredes de cargas, en el extremo opuesto en lo que a complejidad
se refiere, tienden a organizar sus espacios en numerosas dependencias celulares.
Existen muchos tipos de casa tradicional en los que las funciones de cerramiento y estructura
son independientes entre si. En esas casas, la cubierta es una estructura de madera (acero u
hormigón) y los distintos espacios están delimitados por tabiques no portantes, esos.
Esos edificios de esqueleto estructural pueden consistir simplemente en un único ambiente o
en un conjunto de habitaciones.
En los ejemplos tradicionales las habitaciones o ambientes suelen organizarse de acuerdo con
el orden geométrico que sugiere el esqueleto estructural. Ciertos arquitectos y movimientos
artísticos han preferido independizar completamente el orden estructural de la organización
espacial y la creación de lugares.
En Long Island, nuevo york, existe una pequeña casa
proyectada por los arquitectos Kocher y Frey. Donde
todas las dependencias están en el primero piso, que
esta levantado a unos dos metros y medio del sueño
sobre seis pilares y al que se le accede por medio de
una escalera caracol; la cubierta es plana.
Esta planta corresponde a la disposición estructural
del piso principal. Aunque en el espacio de la vi-
vienda este definido por la superficie de la plata-
forma, la retícula estructural regular de los seis pila-
res no aporta la más mínima sugerencia de cómo se
podría distribuir el espacio para crear lugares.
Le Corbusier proyecto varias casas con el sistema Dom-Ino. Mies Van der Rohe también
experimento sobre el tema de la independización de la organización espacial respecto al or-
den estructural. No obstante, ambos arquitectos coincidieron en reservar la estructura de un
papel en la identificación del lugar. También experimentaron con el espacio limitado por
espacios horizontales.
Sistema estructural
Según Francis D.K. Ching y Corky Binggeli (2012), el diseño de interiores conlleva planificar la
distribución y el diseño para los espacios que se encuentran dentro de las instalaciones en las en
las que vamos a trabajar. Incluso menciona como la atmósfera que se crea gracias al conjunto de
características que la integran, influyen en el estado de ánimo y cómo se desarrollarán sus activi-
dades.
Dentro de las características del diseño de interiores debemos mencionar los elementos que lo
componen, sin los cuales no podrían estar completamente realizadas las atmosferas a crear. La
iluminación, de acuerdo a Francis D.K. Ching y Corky Binggeli (2012), es aquella cantidad de
energía lumínica que refleja una superficie, esta misma se puede por grados que dependerán del
color y la textura sobre la cual sean proyectadas. Existen dos tipos de iluminación la luz natural
y la luz artificial.
Al decir luz natural nos referimos a la luz solar, que es aquella que proviene directamente del sol
y que podemos aprovechar a lo largo del día, este tipo de iluminación es la que más debemos
aprovechar, ya que es la intensidad de iluminación mas agradable para el ojo humano; además
brinda un ahorro en el consumo eléctrico, y en temporadas de climas fríos nos ayuda a regular la
temperatura corporal y del espacio. Por esta cuestión es importante considerar el punto geográ-
fico o de localización del espacio ya que no siempre se tiene la misma luz solar, así como tomar
en cuenta el tamaño, posición y ubicación de las ventanas o entradas de luz natural.
Por otra parte tenemos la luz artificial que es aquella que obtenemos de la luz eléctrica, esta a su
vez se divide en tres tipos: la luz cálida se caracteriza por tener un tono amarillo, permiten dar
mayor profundidad en el ambiente y así como focalizar elementos o escenas relevantes en el
entorno; la luz fría se caracteriza por tener tonos blancos, normalmente es una luz que se utiliza
de manera general ya que esta permite tener una mejor visualización, así como mejorar el nivel
de productividad o trabajo en las actividades a realizar; la luz neutra se encuentra en un punto
intermedio entre las dos anteriores.
El color según Francis D.K. Ching y Corky Binggeli (2012), es aquella propiedad visual o la
cantidad de luz que incide sobre un objeto. Este se compone de tres factores: la tonalidad que es
aquella que nos permite diferenciar un color de otro; el valor, que es el grado de iluminación y
oscuridad en un color en relación al blanco y el negro; la saturación es el brillo o la opacidad que
contiene el color dependiendo de su tonalidad.
La psicología del color estudia la expresión de las tonalidades, claro esta que, todos tenemos más
agrado por ciertos colores que por otros, pero todos percibimos una reacción ante un color: exis-
ten tres tipos de colores; los colores cálidos son aquellos que se consideran alegres, estimulantes,
emocionantes, como el amarillo, el naranja y el rojo; los colores fríos que son aquellos que trans-
miten tranquilidad, pureza, serenidad como el azul, el morado y el verde; los colores neutros
como lo son blanco, negro y gris.
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