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El Poder PDF
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91
n ~ El poder y la teoría realista )
la base para que influya la parte en desventaja en otras áreas por igual.16
Claramente vinculado está el tema del costo al analizar la relación entre
poder y dependencia. El nivel de dependencia está determinado, sea por
los costos de oportunidad de renunciar al tema en cuestión -por ejemplo
e l -petróle~ o por la medida en la cual el Estado dependiente puede
sustituir. el petróleo por el de otro proveedor o por otra fuente de energíaP
De igual forma, James A. Caporaso sostiene que la naturaleza de la de-
pendencia incluiría: 1) la magnitud del interés del Estado dependiente
en el deseo de un -bien; 2) el alcance del control sobre el producto en
eúestión de la parte que ejerce influencia y 3) la capacidad del Estado
dependiente de encontrar una fuente alternativa del producto del cual
eXiste un nivel particular de dependencia. 18
1 El poder existe, en cierta medida, a los ojos de quien observa. El
elemento de percepción, o evaluación subjetiva, puede ser alto para calcu-
lar la resolución de un adversario a usar efectivamente el poder a su
disposición. Similares consideraciones funcionan en la teoría de la disua-
sión (ver Capítulo 9), la cual a su vez está estrechamente vinculada
con el· poder tal como se lo discute aquí. La dimensión perceptiva del
poder. ha sido estudiada haciendo listas de 103 naciones en términos de
p~rcepción del poder. Se ha llegado a la conclusión de que el poder nacio-
nal percibido está en cierta forma en función de los gastos militares si el
E!!tado no ha sufrido una guerra recientemente.19 Otro estudio desarrollaba
una -concepción multidimensional de la influencia para comparar el poder
percibido de siete naciones: China, la República Federal de Alemania,
Fr.ancia, Japón, la Unión Soviética, el Reino Unido y Estados Unidos.
1 Los atributos de la influencia consistían en 1) : recursos humanos;
2) - poderío económico o riqueza; 3) tecnología; 4) comercio; y 5) poderío
militar. Los estados estaban incluidos en la lista segúil valores numéricos
atribuidos a cada uno según opinión especializada. Los autores llegaban
a - la conclusión de que la riqueza y el poderío militar, por sí mismos, no
san necesariamente suficientes para ganarle a una nación la condición
de superpotencia, si bien las capacidades militares en desarrollo pueden
suministrar un "camino conveniente y relativamente barato" hacia la in-
fluencia, especialmente para los estados pobres, en un período de tiempo
relativamente corto. 2D Sin embargo otro autor se pregunta: "Dada la natu-
raleza altamente psicológica de las relaciones de poder, ¿alguna vez es
posible usar la información disponible para medir el poder?".21 Más allá
de las medidas cuantitativas concretas del poder mismo, las percepciones
que tienen los aliados y los adversarios por igual forman un componente
necesario de la medición del poder. Más aún, la autopercepción puede
constituir, para un Estado, aun otro ingrediente en sus cálculos de poder.
~orejemplo, a fines del siglo xx, la discusión de los déficit federales y los
llesequilibrios comerciales entra en las estimaciones del poder norteame-
nkana, Cómo medir concretamente dichas variables y cómo vincularlas con
t ipCils.; específicos de poder, tales como la capacidad militar, sigue siendo
l lIb ptpblema formidable y no resuelto. ,
(;1 r El, poder por lo general se ha considerado una relación de influencia
~j .capacidad de un agente de inducir a otro a actuar de alguna forma
4es~adár, o -a no incurrir en un comportamiento no deseado.22 Según Mi-
El poder y la teoría realista ':"' 97
chael P. Sullivan: "El poder puede no sólo ser distinguid;o . de las .capaci-
dades puras, también puede diferenciarse del uso de la fller~. , ~l poder
puede estar presente en situaciones donde la fuerza no se usa. 1J'or, ¡clerto,
algunos aducen que tales ejemplos son ilustraciones del poder últim~of.uan
do una parte influye en la otra para que actúe sin siquiera, PO,~¡;~t las
capacidades necesarias supuestas. 'El poder', entonces, puede volverse un
control psicológico sobre los demás".23 La capacidad de ejercer tnfluenciq
en otro, se ha sugerido, sin el gasto concreto de capacidades, representa
el empleo más eficaz del poder. En tal concepción, no es ya el uso del
poder, como en una campaña militar, lo importante, sino más bien la
sombra política supuestamente proyectada por su posesión percibida. Así,
el poder se convierte en el "filo" de la diplomacia.
Considerando también el poder como una relación de influencia, K. J.
Holsti sugiere que el poder es un concepto multidimensional que consiste
en 1) los actos por los cuales un agente influye 'en otro; 2) las capacidades
utilizadas para este fin y 3) la respuesta solicitada. Holsti conceptualiza
el poder como un medio para un fin, aun cuando algunos líderes políticos
pueden buscar la influencia como un fin en sí mismo, al igual que alguna
gente puede valorar el dinero no sólo por lo que puede comprar sino por
sí mismo. En resumen, Holsti define el poder como la "capacidad general
de un Estado de controlar el comportamiento de otros".24 Planteadas de
forma diferente, se buscan respuestas a estas preguntas: a la luz de nues-
tras metas, ¿ qué tipo de comportamiento buscamos obtener de otro agente
y cómo tal agente puede ser inducido a hacer lo que queremos? ¿Qué ca-
pacidades están disponibles para usarlas en apoyo del nuestra meta? ¿Cuál
es probable que sea la .respuesta a nuestro esfuerzo por influir en el com-
portamiento de otro agente? 25 En semejante análisis del poder, la idea
de causación está implícita. Se dice que poseer poder conduce a la ame-
naza de su uso o su uso concreto para producir un resultado deseado.
Aquellos que objetan las teorías de base causal del comportamiento po-
lítico, ~ógicamente desestiman la teoría del poder que se basa en la
causalidad.26 En semejante crítica, se nos lleva nuevamente a una de las
perdurables cuestiones del poder y el comportamiento político: formulada
de forma simple, ¿en qué medida pueden las intenciones de los estados,
como agentes políticos, inferirse de las capacidades que poseen?
De particular interés ha sido la estimación y medida del poder. Se-
gún Robert J. Lieber, se dice que el poder es
Los conflictos entre los hombres, así, son simples conflictos entre ex-
presiones de poder y orgullo E-n competencia. Dado que la simple pose-
sión del poder y el prestigio siempre entraña alguna intrusión en el
prestigio y el poder de los demás, este conflicto es en su misma
naturaleza más obstinado y difícil que la mera competencia entre los
diversos impulsos de supervivencia de la naturaleza. 47
Nicholas J. Spykman
Hans J. Morgenthau
~ ,• .. L
George F. Kennan
De manera muy similar a Morgenthau, George F. Kennan (1904) basa
su teoría de las relaciones internacionales en el análisis histórico, especial-
mente de los siglos XVIII Y XIX. Sin embargo, el modelo de Morgenthau se
deriva en gran medida de un contexto europeo, mientras que el de Kennan
está basado en gran medida en la diplomacia norteamericana desde 17-76
a 1812. Kennan dividía la política exterior norteamericana en dos períodos:
el primero desde la Revolución Norteamericana hasta mediados del si-
gio XIX y el segundo desde ese momento a la actualidad.
En el primer período, por el cual KennaIÍ claramente demuestra · pre-
ferencia, Estados Unidos 'desarrolló metas básicas que encontraron expre-
sión en documentos tales como la Declaración de la Independencia y la
Constitución. ' Los hombres de Estado norteamericanos desarrollaron una
política exterior diseñada para lograr sus objetivos. Al definir y confi-
gurar los. limites .de la política exterior, los líderes norteamericanos lle-
garon a la conclusión de que
Más aún, esperar que las Naciones Unidas jueguen un papel importante en
la resolución de los problemas Este-Oeste es imponerles un peso que no
pueden sopórtar.93 Aun suponer que las organizaciones internacionales pue-
<len enfrentar con eficacia los problemas ambientales globales es asignar-
les tareas que están más allá de su competencia política. Por el contrario,
Kennan propone que "las naciones líderes industriales y marítimas, las
naciones que crearon los problemas más ,graves de contaminación" que
tuvieron los recursos para estudiar el problema y que tuvieron en su
-poder remediar la' mayor parte de los males en cuestión", deberían jugar
el principal papel en su resolución.94
Al igual que la mayoría de los otros' realistas, ·Kennan basa su realis-.
mo en conceptos geopolíticos. Supone que el poderío militar en una escala
capaz de alcanzar al de Estados Unidos, puede ser movilizado 's ólo en unas
pocas partes del mundo, es decir, en ."aquellas regiones donde un gran
-poder industrial, que disfruta de un acceso adecuado a las materias pri-
mas, se combina con grandes reservas de mano de obra educada y técn~
-camente especializada". Estas regiones geográficamente importantes inclu-
yen la Comunidad Atlántica, Japón y la Unión Soviética.95 Para Kennan, la
relación entre Alemania y Rusia es crucial para la seguridad. de Estados'
Unidos.
Tanto como diplomático y como especialista, Kennan se ha preocu-
pado en gran, medida por los problemas Este-Oeste. Como presidente del
Equipo de Planificación .de Políticas del Departamento de Estado a prin-
dpios del período de posguerra de la Segunda Guerra Mundial, jugó un
papel principal en el desarrollo de la política norteamericana respecto de
la .Unión Soviética. Su idea era que los líderes soviéticos estaban influen-
ciados en gran medida por la ideología comunista. Debido a su ideología,
los soviéticos no estaban apurados por administrarle un golpe de gracia a
El poder y la teoría realista ~ 115·
Arnold Wolfers
Por cierto, hay importantes diferencias entre los teóricos realistas. Aunque
Arnold Wolfers (1892-1968) puede, por ejemplo, incluirse en una revisión
del pensamiento realista, su centro de interés difería del de otros defen-
El poder y la teoría realista - 117
sores del realismo. Si bien reconocía que resulta central para el estudio
de las relaciones internacionales "el comportamiento de los estados como
cuerpos de hombres organizados", llamaba a una "concentración de seres
humanos en cuyas reacciones psicológicas descansara en última instancia
el comportamiento acreditado a los estados".l09 El comportamiento inter-
nacional de los estados es la amalgama de presiones en conflicto. Más aún,
los agentes subnacionales, transnacionales y supranacionales interfieren en
la política internacional y deben ser objeto de análisis especializado.
En sus relaciones, las naciones-estado exhiben diversos tipos de com-
.portamiento que van de la amistad a la enemistad, según sus metas inter-
nacionales. Las naciones establecen por sí mismas diferentes conjuntos de
objetivos: 1) metas de "posesión", tales como independencia nacional, su-
pervivencia física e integridad territorial o 2) metas de "medio", diseña-
das para afectar el entorno más allá de las fronteras de una nación. Más
aún, Wolfers delineó tres conjuntos básicos de objetivos de política exte-
rior, es decir, aquellos vinculados con: 1) extensión nacional, 2) autopre-
servación nacional y 3) abnegación nacional, como la solidaridad interna-
cional, la legitimidad o la paz. Las metas de abnegación trascienden las
metas de interés nacional, si bien no entran necesariamente en conflicto
con ellas. Por ejemplo, Estados Unidos en 1918 era lo suficientemente
poderoso como para permitirle al presidente Wilson que concediera metas
de abnegación sin perjuicio para sus intereses nacionales vitales. La polí-
tica exterior de una nación, así, incluye metas que se superponen. La
búsqueda de objetivos vinculados con la autopreservación nacional a me-
nudo hace necesaria la búsqueda de metas de extensión nacional. De
hecho, la interdependencia internacional creciente contribuye a que las
naciones busquen metas de extensión nacional, a fin de lograr metas de
autopreservación nacional, lo cual hace difícil volver a políticas exteriores
basadas en objetivos limitados, como lo han solicitado Kennan, Kissinger
y Morgenthau.
Según Wolfers, la política exterior de una nación es la amalgama de
muchos factores. Si bien los encargados de trazar políticas están guiados
por su concepciÓn del interés nacional, este concepto tiene diferentes
sentidos para diferentes pueblos. Como mínimo, el interés nacional abarca
la integridad territorial de una nación, su independencia y su superviven-
cia nacional, sin embargo la meta de "supervivencia nacional en sí misma
tiene una amplia variedad de interpretaciones por parte de los países que
enfrentan condiciones diferentes".110 Según Wolfers, "la seguridad es un
valor que algunos países estiman en mayor medida que otros. El nivel de
seguridad buscado por los estados no siempre es idéntico. De hecho, los
líderes políticos a menudo se enfrentan con otros valores",lll Los encar-
gados de tomar decisiones están constantemente enfrentándose con elec-
ciones difíciles, en las cuales son incapaces de separar el interés de la
moralidad. De hecho, su cá1cul9 de interés se basa en una jerarquía de
valores, dado que "las 'necesidades' de la política internacional, y por ello
de todas las esferas de la vida, no empujan la decisión y la acción más
allá del ámbito del juicio moral; descansan en la elección moral ellas mis-
mas. Si un hombre de Estado decide que los peligros para la seguridad
de su país son tan grandes como para convertir en necesario un curso de
í~'8 ' ¡';' El poder y la teoría realista
H e'nry A. kissinger
pación para él. Como en el pasado, es necesario para las naciones desarro-
llar medios limitados a fin de lograr objetivos limitados. "Una política
militar de todo o nada ... jugaría en manos de la estrategia soviética de
la ambigüedad, que busca molestar el equilibrio estratégico en pequeños
grados y que combina presiones políticas, psicológicas y militares para
inducir al mayor grado de incertidumbre y hesitación en la mente del
oponente." 121 Si los encargados de trazar políticas norteamericanas han
de tener otra opción que "las temidas alternativas de rendirse o suicidar-
se",122 deben adoptar conceptos de guerra limitada derivados de la expe-
riencia de guerra del siglo XIX. En ese momento el objetivo de la guerra
"era crear un cálculo de riesgos según el cual la constante resistencia apa-
reciera como más costosa que los términos pacíficos que se buscaba im-
poner".123 Una estrategia de guerra limitada le daría a Estados Unidos los
medios "de establecer una relación razonable entre el poder y la dispo-
sición a usarlo, entre los componentes físicos y psicológicos de la política
nacional" .124
Escribiendo en los años sesenta, Kissinger planteaba que si Estados
Unidos tenía que eludir las rígidas alternativas del suicidio o la rendición,
debía tener tanto fuerzas convencionales como armas nucleares tácticas en
gran escala. Kissinger estableció tres requisitos para las capacidades de
guerra limitada:
llega hasta los límites de tales esfuerzos. ¿ Con cuánta fuerza podemos
presionar sin provocar a la dirigencia soviética a que vuelva a prác-
ticas en su política exterior que aumentan las tensiones internaciona-
les? .. Durante medio siglo hemos objetado los esfuerzos comunistas
por alterar la estructura interna de otros países. Durante una gene-
ración de Guerra Fría buscamos compensar los riesgos producidos
por las ideologías en competencia. ¿Daremos ahora una vuelta de tres-
cientos sesenta grados e insistiremos en la compatibilidad interna del
progreso? 131
Robert Strausz-Hupé
Si bien las prescripciones para la aCClOn de los hombres de Estado se
pueden encontrar en la mayoría de los escritos realistas, los trabajos de
Robert Strausz-Hupé, en especial, han subrayado la relación entre poder y
valores, entre el poder y la transformación del sistema internacional.
Strausz-Hupé (1903) ha tenido como mayor preocupación la natura-
leza del poder así como su ejercicio y control. En su estudio de las rela-
ciones internacionales, plantea: "El poder es soporte de un gobierno
ordenado. Sin el ejercicio del poder, el orden político no podría ni esta-
blecerse ni mantenerse. El poder resguarda a la sociedad de la anarquía.
Sin embargo, el poder engendra la tiranía y la violencia, corrompe a los
poderosos y aplasta la libertad".I34
Si bien los conflictos internacionales son atribuible s a varias causas,.
surgen en gran medida del "deseo de poder" humano, que "deriva de su
necesidad más básica de autoengrandecimiento o autoafirmación",135 Ef
deseo de poder puede adoptar una de muchas formas: "ambición perso-
nal, una búsqueda de prestigio y gratificación o simplemente un deseo de·
aprovecharse de otra gente y su trabajo".I36 En el mundo moderno, el poder
es más importante que nunca. El crecimiento de la población, la emergen-
cia de estructuras organizativas con capas intermedias de detentadores
de poder y el crecimiento de la fuerza física del poder han reforzado la
importancia de éste. Más aún, las limitaciones religiosas y metafísicas que-
una vez restringieron a los detentadores de poder se han derrumbado. La
edificación del Estado y el desarrollo de teorías darwinianas han reforzado>
el deseo de poder. El rápido cambio social, junto con la alienación de la
gente de instancias colectivas anteriores, ha producido estados de ansie-
dad y de anomia, que a menudo estimulan en los individuos y los grupos
tendencias suicidas y aumentan la incidencia de la guerra y la agre-
sividad. 137
La búsqueda individual de poder tiene el efecto de volver a toda la-
sociedad más agresiva. Las luchas de poder internas se derraman sobre el
sistema internacional. En la política internacional, el deseo de poder se
revela en varios tipos de conflicto: el intento de un Estado por imponer
su ideología política en otro Estado; las diferencias psicológicas, espe-·
cialmente el temor, el odio o formas o costumbres divergentes; diferencias
en estructura y cultura social; presiones de población; conflictos en torno
de temas económicos; reclamos territoriales; intereses de seguridad en
conflicto y diferencias entre sistemas políticos. Como consecuencia, un
Estado puede buscar uno o varios tipos de objetivos: el retrazado de sus·
propias fronteras, la modificación del sistema político, social y cultural
de otro Estado o un aumento de su seguridad, quitando posibles amena-
zas y estableciendo su propia superioridad de poder.
Al lograr objetivos de política exterior, los encargados de tomar deci-
siones deben elegir entre medios alternativos. Su elección depende de su·
grado de motivación para lograr una meta particular, del tiempo dispo-
nible para su logro, el costo, el riesgo y el nivel hasta el cual una met~
El poder y la teoría realista '" 125
entra en conflicto con otras metas. El manejo del conflicto tiene muchos
aspectos. Cuatro técnicas básicas están a su disposición para configurar
el comportamiento de un oponente: evolución (la transformación gradual
de la intención de un oponente o clase dirigente), revolución desde arriba~
revolución desde abajo y guerra.
Al igual que muchos otros teóricos examinados en este capítulo~
Strausz-Hupé se preocupa por la ubicación geográfica, la fuerza de tra-
bajo y los recursos naturales, tanto como por la capacidad científica y
tecnológica, la psicología nacional y las instituciones políticas como ele-
mentos del poder nacional. El tamaño y la estructura de la población son
medidas vitales del poder nacional. Una declinación en la población gene-
ralmente precede a una declinación en la .posición internacional de una
nación. Aquellos países que son más poderosos "poseen una provisión
adecuada de todos los materiales 'esenciales', 'estratégicos' y 'críticos' o ...
son capaces, en virtud de su maestría en rutas de transporte, de importar;
en época de guerra, materiales inadecuadamente provistos en su país".l3S
La organización política, económica y militar "transforma estos elemen-
tos de poder en realidades políticas mundiales".139
A pesar de los cambios en la tecnología, la geografía sigue siendo un
factor importante en la ecuación de poder. Como estudioso de las rela-
ciones geopolíticas, Strausz-Hupé le concedía especial significación al con-
cepto de tierras de importancia decisiva de Sir Halford Mackinder. "Si al
dominio de las tierras llanas sin salida al mar de la Rusia europea se
suma el dominio de la Europa central oriental entre el Báltico, el Adriá-
tico y el Egeo, entonces las condiciones llegan a lo que Sir Halford Mackin-
der concebía como el paso final para el dominio de Europa".l40 Como la
"unificación política del continente europeo bajo una sola potencia alte-
raría profundamente la distribución de los potenciales tecnológico y eco-
nómico",141 la defensa de Europa Occidental sigue siendo vital para la
seguridad de Estados Unidos.
El conflicto puede rastrearse hasta las condiciones que concurren a la
ruptura de los sistemas políticos. Es posible rastrear una serie de revolu-·
ciones "sistémicas" que han transformado las instituciones y prácticas
políticas. Según Strausz-Hupé, la primera revolución sistémica "empezó
con la Guerra del Peloponeso y llegó a su clímax en las Guerras Civiles
romanas, que enfrentaron primero a Pompeyo con César y luego a los
herederos de César entre sí. La revolución. .. no estaba confinada a una
sola ciudad o país. Se extendía por toda la región mediterránea, el uni-
verso de los antiguos. Cuando cumplió su curso de cuatro siglos, el siste-
ma de estados había cambiado de uno de muchas ciudades-estado a otro
de un solo imperio universal" .142 Con el inicio del período moderno du-
rante el Renacimiento y la Reforma, el sistema feudal cedió el lugar al
sistema de naciones-estado. Este sistema a su vez está en declinación. En
el siglo xx, el mundo nuevamente está pasando por una revolución sisté-
mica. El estado-nación ya no es más adecuado a las exigencias impuestas
sobre él. En última instancia, la revolución sistémica introduce el desarro-
llo de unidades políticas más grandes, e, inclusive, posiblemente la even-
tual unificación del globo. La lucha entre Estados Unidos y la Unión
Soviética no es sino la expresión contemporánea de un conflicto genera-
f26 ~ El poder y la teoría realista
lizado que abarca todas las tierras, todos los pueblos y todos los niveles
de la sociedad. La revolución sistémica obedece a una ley dialéctica. Den-
tro de cada período hay fuerzas que luchan con el sistema existente y
eventualmente llevan a su destrucción. Un sistema da lugar a otro sistema,
el cual a su vez contiene fuerzas que eventualmente llevan a su transfor-
mación. Del resultado de la revolución sistémica depende el futuro de la
organización política del mundo.
Raymond Aron
N eorrealismo
pintado un paisaje teórico global con agudos contornos que puede ser
(como lo ha sido) modificado por otra generación de creadores de teorías.
En palabras de Robert O. Keohane: "El realismo suministra un buen punto
de arranque para el análisis de la cooperación y la discordia, dado que su
estructura tautológica y sus presupuestos ' pesimistas acerCa: del individuo
y el comportamiento del Estado sirven como barreras contra el optimismo
infundado"Ps Según R. B. J. Walker,. el realismo polítiCo debería conside-
,rarse "menos , una posición teórica coherente por derecho propio .q ue el
lugar de una gran cantidad de reclamos ' disc.utidos , y disputas metafísi-
cas".176 Por ejemplo, el realismo, señala ,Walker, y como lo i1ustr~ este
capítulo, contiene tradiciones estructurales ' e historicistas. En una me-
dida mucho mayor que sus predecesores, los estudiosos realistas de las
relaciones internacionales intentan construir la teoría a ' partir de datos
históricos. Además de sus esfuerzos por determinar cómo los agentes na-
cionales se comportaban de hecho, los realistas desarrollaron un cuerpo
de teoría normativa con prescripciones dirigidas especialmente a los encar-
gados de trazar políticas. Al haber aislado lo que consideraban que eran
determinantes importantes del comportamiento político en el pasado, com-
pararon la política internacional cOntemporánea con un modelo basado en
su estudio de la historia. Los problemas a los cuales se abocaba el pensa-
miento realista -la interacción y comportamiento de los seres humanos
como encargados de tomar decisiones, la naturaleza del p'oder, las metas
de la política exterior, las técnicas de medición y administración del po-
der, el efecto de los factores ambientales en el comportamiento político,
los fines y práct~cas que deben guiar a los líderes políticos y el efecto de
las estructuras de los sistemas internacionales alternativos- son centrales
Janto para el estudio de la política internacional como para la práctica del
arte de gobierno.
Otros enfoques se dirigen a problemas similares. Las .teorías socio-
psicológicas del comportamiento internacional se han ceI!trado en el estu-
dio del poder. En la teoría de los sistemas, el estudio' de ' las relaciones de
d,emanda~respuesta abarca los esfuerzos de una unidad naCional por in-
fluir en una o más de ' otras unidades nacionales, ' sea en situaciones conflic-
·tivas o colaborativas. El estudio de la: toma de decisiones es esencialmente
'mi examen de la iIlterpretación en un caso dado de interés nacional. El
sistema de toma de decisiones, al igual que todos los sistemas sociales,
es "abierto", es 'decir, sometido a una variedad de ingresos desde su entor-
no. De allí que el entorno, o ecología política, se vuelve importante no sólo
para los realistas, sino también para los estudiosos de la teoría de los
,sistemas como condicionante potenCial' del comportamiento político. En
suma, además de su contribución a la teoría de las relaciones internacio-
nales, el realismo suministra {,¡n gran número de propuestas acerca del
comportamiento político que pueden estar sometidas a ulterior examen
con el uso de otros marcos y metodologías. Sin embargo, los universitarios
y los analistas políticos se han sentido forzados a buscar una teoría que
supere al realismo. Un resultado ha sido la adaptación del concepto de
"sistema" en la ciencia política en general y en las relaciones internacio-
nales en especial. Ahora nos ocuparemos de esto.
140 ~ El poder y la teoría realista
NOTAS AL CAP1TULO 3
His Political Philosophy and Its Application to Our Age as Expressed in His
Writings (Nueva York, Scribner's, 1960), p. 75.
46 "Entonces, desde el punto de vista cristiano, que el hombre se comprenda
a sí mismo significa realmente que él es comprendido, empezar con la fe de
que "se comprende más allá de sí mismo, que es conocido y amado por Dios
y debe encontrarse a sí mismo en términos de obediencia a la voluntad divina.
Esta relación de la voluntad divina con la humana hace posible que el hombre
se vincule con Dios sin pretender ser Dios y que acepte su distancia de Dios
-como una creación, sin creer que el mal de su naturaleza es causado por su
finitud." Davis y Good: Christianity and Power Politics (Nueva York, Scribner's,
1940), p. 64 Y su Christian Realism and Political Problems (Nueva York, Scrib-
ner's, 1953).
47 Harry K. Davis y Robert C. Good, comps.: op. cit., p. 77.
48 Reinhold Niebuhr: Moral Man and Immoral Society (Nueva York, Scrib-
ner's, 1947), pp. xi-xii.
49 Reinhold Niebuhr: The Irony of American History (Nueva York, Scrib-
ner's, 1952), p. 2. Ver, también, Gabriel Fackre: The Promise of Reinhold Niebuhr
(Filadelfia, Lippincott, 1970), pp. 60-64 Charles Burton Marshall: The Limits of
Foreign Policy (Nueva York, Holt, Rinehart and Winston, 1954).
50 Ibídem, p. 2.
SI Reinhold Niebuhr: "The Illusion of World Government", Bulletin of the
Atomic Scientists, V (octubre de 1949), p. 290. Ver, también, Charles Burton
Marshall: op. cit., p. 122. "El gobierno legítimo, recordémoslo, debe descansar
en una tradición de realeza o aristocracia o en un consenso popular. .. Así las
propuestas de resolver todos los problemas a través de la magia del gobierno
mundial invariablemente son vagas respecto del problema subyacente más grave
del gobierno: cómo hacerlo legítimo."
52 Reinhold Niebuhr: The Irony of American History, op. cit., p. 40.
53 Ibídem, p. 148.
54 David y Good, comps.: op. cit., p. 65.
ss Reinhold Niebuhr: Christian Realism and Political Problems, op. cit.,
p. 36 y Reinhold Niebuhr: "Coexistence or Total War", Christian Century, LXXI
(18 de agosto de 1954), pp. 972-074.
56 Reinhold Niebuhr: The Irony of American History, op. cit., p. 35; Reinhold
Niebuhr y Alan Heimert: A Nation So Conceived (Nueva York, Scribner's,"1963),
pp~ 129-130, 144 (donde aparece la pregunta anterior) y Reinhold Niebuhr:' "Ame-
rican Hegemony and the Prospects for Peace", Annals of the American Academy
of Political and Social Science, CCCXLII (julio de 1962), p. 156.
57 Nicholas J. Spykman: op. cit., p. 7; Nicholas J. Spykman y Abbie A.
Rollins: "Geographic Objectives in Foreign Policy", American Political Science
Review, XXXIII (junio de 1939), p. 392.
58 "El Viejo Mundo es dos veces y media más grande que el Nuevo Mundo
y contiene siete veces su población. Es cierto que, en la actualidad, la producti-
vidad industrial está casi igualmente dividida, pero en términos de autosufi-
ciencia, el continente euroasiático con los continentes vinculados de Africa y
Australia está en una posición mucho más fuerte. Si las masas terrestres del
Viejo Mundo pueden quedar bajo el control de unos pocos estados y, así, orga-
nizadas de tal forma que queden grandes fuerzas desequilibradas disponibles
para ejercer presión a través de los frentes oceánicos, las Américas se verán
polítiea y estratégicamente rodeadas." Spykman: op. cit., pp. 447-448.
59 Ibídem, p. 460.
60 Ibídem, p. 472. La idea de que el equilibrio de poder en Asia, tanto como
en Europa, es un ingrediente esencial del interés nacional de Estados Unidos
fue ulteriormente adelantada por Walt W. Rostow en The United States in the
World Arena (Nueva York, Harper & Row, 1960), Apéndice A, pp. 543-550.
61 Hans J. Morgenthau: PoliticsAmong Nations, 5~ ed. rev. (Nueva York,
Knopf, 1978), p. 4. Para una evaluación retrospectiva de la filosofía política de
Morgenthau, ver Kenneth Thompson y Robert J. Myers, comps.: Truth and
Tragedy: A Tribute tO Hans J. Morgenthau, edición aumentada (New Brunswick,
Estados Unidos, y Londres, Reino Unido, Transaction Books, 1984).
El poder y la teoría realista ~ 143
62 Ibídem, p. 5.
63 Ibídem.
64 Hans J. Morgenthau: "Another 'Great Debate': The National Interest of
the United States", American Political Science Review, LXVI (diciembre de
1952), p. 96I.
65 Ibídem; ver, también, Hans J. Morgenthau: "In Defense of the National
Interest of the United States", American Political Science Review, LXVI (diciem-
bre de 1952), p. 96I.
66 Hans J. Morgenthau: Politics Among Nations, pp. 11-14.
67 Ibídem, p. 10.
68 Ibídem, p. 1I.
69 Ibídem.
70 Ibídem, p. 12.
71 Ibídem, p. 36.
72 Ibídem, p. 43.
73 Ibídem, p. 58.
74 Ibídem, p. 64.
75 Ibídem, p. 77.
76 Ibídem, p. 78.
77 Ibídem, pp. 226-227.
78 Ver, por ejemplo, Harold Nicolson: Diplomacy, 3~ ed. (Nueva York,
Harcourt, Brace and Company, 1963); Evolution of Diplomatic Method (Nueva
York, Macmillan, 1962); The Congress of Vienna (Londres, Contable, 1946); Mor-
genthau: Politics Among Nations, pp. 540-548.
79 George F. Kennan: Realities of American Foreign Policy (Princeton, N.J.,
Princeton University Press, 1954), p. 11.
so George F. Kennan: American Diplomacy, 1900-1950 (Nueva York, Mentor
Books, 1957), pp. 93-94. Ver, también, Charles Burton Marshall: op. cit., p. 56;
" .. . Nuestra experiencia nacional ha sido tal como para arraigar en nuestra
mente un exceso de confianza en la eficacia política de los documentos, en la
capacidad de los hombres de Estado para resolver el futuro por acuerdo con
la palabra escrita",
81 George F. Kennan: Realities of American Foreign Policy, p. 13.
82 Ibídem, p. 14 .
. 13 Ibídem, p. 16.
84 Ibídem, p. 48.
&5 George F. Kennan: "World Problems in Christian Perspective", Theology
Today, XVI (julio de 1959), pp. 155-172.
;, 86 George F. Kennan: American Diplomacy, p. 87.
· ; 87 George F. Kennan: Realities of American Foreign Policy, p. 48.
· ' 88 ' Ibídem,p. 36.
89 George F. Kennan: "History and Diplomacy as Viewed by a Diplomatist",
Review of Politics, XVIII (abril de 1956), p. 173.
!lO George F. Kennan: "World Problems in Christian Perspective", p. 156.
91 George F. Kennan: Russian and the West under Lenin and Stalin (Nueva
York, Harper & Row, 1958), p. 367.
92 George F. Kennan: American Diplomacy, p. 96.
· . 93 George F. Kennan: The Cloud of Danger: Current Realities of American
Foreign Policy (Boston, LittIe, Brown, 1977), p. 34.
· 94 George F. Kennan: The Cloud of Danger: Current Realities of American
Forei¡!n Policy (Boston, Little, Brown, 1977), p. 34.
. 95 George F. Kennan: Realities of American Foreign Policy, pp. 63-M.
96 George F. Kennan: "X" "The Sources of Soviet Conduct", Foreign Affairs,
XXV (julio de 1947) , p. 514. Charles Burton Marshall estaba sustancialmente de
a~erdo cuando escribió: "La mayor esperanza reside en crear las circunstan-
CIas para una acentuación del dilema dentro del marco soviético, eventualmente
1'~, inclinarlo a la adaptación y, a partir de allí, hacia su propia transforma-
'Clón. Op. CIt., p. 97.
; 97 George F. Kennan: Russian, The Atom and the West, pp. 41-45.
98 Ibídem, p. 200. La envejecida dirigencia soviética no "es dada al apuro
144 .... El poder y la teoría realista
The Crisis of Power: Foreign Poliqy in the Kissinger Years (Nueva York, Colum-
bia University Press, 1979), espeCIalmente pp. 107-153.
128 Henry A. Kissinger: White House Years (Boston, Little, Brown and,
Company, 1979), p. 55.
129 Ibídem, p. 232.
130 "The Nature of the National Dialogue", discurso ante la Conferencia,
Pacem in Terris IlI, Washington, 8 de octubre de 1973. Reimpreso en Henry A.
Kissinger: American Foreign Policy, 2~ ed. (Nueva York, Norton, 1977), p. 126.
131 Ibídem, p. 125.
132 Peter W. Dickson: Kissinger and the Meaning of History (Cambridge,
Cambridge University Press, 1978), p. 20.
133 Henry A. Kissinger: "Domestic Structure and Foreign Policy", en Ameri-
can Foreign Policy, p. 12.
134 Robert Strausz-Hupé: Power and Community (Nueva York, Praeger,.
1956) , p. 3.
135 Robert Strausz-Hupé y Stafan T. Possony: International Relations, p. 11.
136 Ibídem.
137 Ibídem, p. 18.
138 Robert Strausz-Hupé: The Balance of Tomorrow (Nueva York, Putnam's,.
1945), p. 119.
139 Ibídem, p. 173.
140 Ibídem, p. 262.
141 Ibídem, p. 234.
142 Robert Strausz-Hupé, William R. Kintner, James E. Dougherty y Alvin'
J. Cortrell: Protracted Conflict (Nueva York, Harper & Row, 1959), pp. 8-9.
143 Raymond Aron: Peace and War (Nueva York, Doubleday, 1966), p. 2.
Para análisis contrastantes de los escritos de Aron sobre relaciones internacio-
nales, ver Stanley Hoffman: The State of War: Essays in the Theory and Practice
of International Relations (Nueva York, Praeger, 1965), pp. 22-53; Klaus Knorr'
y James N. Rosenau, comps.: Contending Approach'es to lnternational Politics
(Princeton, Princeton University Press, 1969), pp. 129-143. Para un examen de
Aron como intelectual ver Milton Viorst: "Talk with 'a Reasonab1e Man ' ", New'
York Times Magazine (5 de abril de 1970), p. 341.
144 Ibídem, p. 178.
145 Ibídem, p. 8.
146 Ibídem, p. 16.
147 Ibídem, p. 100.
148 Ibídem, p. 94.
149 Ibídem, p. 128.
150 Ibídem, p. 36.
151 Ibídem, p. 405.
152 Ibídem, pp. 166-167.
153 Ibídem, p. 366.
154 Ibídem, p. 592.
155 Stanley Hoffmann: "Rayrnond Aron and the Theory of International'
Relations", International Studies Quarterly (marzo de 1985), p. 21.
156 Kenneth M. WaItz: Theory of International Politics (Reading, Mass.,.
Eddison-Wes1ey Publishing Company, 1979).
157 Gottfned-Karl Kindennann: "The Munich School of Neorealism in Inter-
national Politics", manuscrito inédito, Universidad de Munich, 1985.
158 Kindennann, pp. 10-11.
159 Kindennann, p. 12.
160 Waltz: Theory of International Politics, pp. 93-101.
161 Ibídem, p. 81. Para un análisis adicional del concepto de anarquía y
estructura de sistema, ver Barry Buzan: "Peace, Power and Security: Contending '
Concepts in the Study of International Relations", Journal of Peace Research,
Vol. 21, N~ 2 (1984), pp. 109-125; Joseph M. Grieco: "Anarchy and the Limits
of Cooperation: A Realist Critique of the Newest Liberal Institutionalism",.
International Organization, Vol. 12, N~ 3 (verano de 1988), pp. 485-507.
162 Waltz: Theory of International Politics, pp. 60-67.
~ "", El, poder y la teoría realista
.163 Robert Gilpin: War and Change in World Politics (Nueva York, Cam-
;bridge University Press, 1981), pp. 9-11.
164 Ibídem, p. 230. .
165 Ver por ejemplo, Richard W. Mansbach y John A. Vasquez: In Search
-ot Theory: A New Paradigm for Global Politics (Nueva York, Columbia Univer-
oSlty Press, 1981), caps. 1-3.
166 John A. Vasquez: The Power of Power Politics: A Critique (New Bruns-
~ck, Rutgers University Press, 1983), p. 216.
167 Ibídem, p. 223. .
168 Thomas l., Cook y Malcolm Moos, "The American Idea of International
lnterest", American Political Science Review, XLVII (marzo de 1953), p. 28.
169 Stanley Hoffmann: Contemporary Theory in International Relations (En-
:glewood Clíffs, N. J. Prentice-Hall, 1960), p. 33.
, 170 Michael JosephSmith: Realist Thought from Weber to Kissinger (Baton
Rouge y Londres, Louisiana State University Press, 1986), p. 235.
171 Cecil V. Crabb: American Foreign Policy in the Nuclear Age (Nueva
'York, Harper & Row, 1965), pp. 458-459.
172 Hoffmann: op. cit., p. 32. Para una crítica más reciente de la teoría
¡realista, ver Stanley Hoffmann: Janus and Minerva: Essays in the Theory and
.Practice of International Politics (Boulder, Colo., y Londres, Westview Press,
1987), especialmente pp. 70-85.
173 Richard K. Ashley: "Poverty of Neorealism" en Robert O. Keohane,
,comp.: Neorrealism and its Critics (Nueva York, Columbia . University Press,
1986).
174 R9bert G. Gilpin: "The Richness of the Tradition of Polítical Realism"
·ep Robert O. Keohane, comp.: op. dt., pp. 316-321.
175 Robert O. Keohane:After Hegemony: Cooperation and Discard in the
World Political Economy (Prínceton, N.J., Prínceton University Press, 1984),
-página 245. .
• 176 R. B. J. Walker: "Realism, Change and International Political Theory".
Jnternational Studies Quarterly• .vol. 31 (marzo de 1987), p. 67.