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NETFLIX

Empezó su andadura en 1997, bajo el nombre de Net Flix, y era un servicio de alquiler de DVDs on
line. Pagabas una cuota fija mensual (que incluía los gastos de envío), elegías los DVD que querías,
cuando querías y te los enviaban a casa. Y luego los devolvías con el sobre rojo prepagado para la
devolución.

Pero los tiempos fueron cambiando y gigantes como Blockbuster desaparecieron, Netflix tenía
claro que el futuro estaba en el streaming y lo propuso desde 2008 como un extra al alquiler de
DVDs. En 2011, pasó a ser solo un servicio de streaming, mientras que el alquiler de los DVDs era
un servicio aparte. El público no siguió la idea de la compañía y perdió 800.000 abonados en un
solo trimestre.

La salvación llegó tras abandonar los DVS en 2012 y empezar a producir su propio contenido para
la distribución en la plataforma de streaming. Y la estrategia le funciona. Ahora, está en plena fase
de expansión internacional.

STARBUCKS
A veces, una empresa puede morir víctima de su éxito. En 2003, Starbucks había crecido tanto que
sus directivos creían la empresa "demasiado grande" como para caer y pensaron que podían
vender lo que querían. Así, Starbucks tuvo su propia discográfica (ganando 8 Grammys dos años
después). En 2006, con la creación de Starbucks Entertainment, la cadena de cafés produjo un par
de películas.

El éxito no fue el esperado y esas aventuras empezaron a comer recursos de lo que era su negocio
de toda la vida: vender una taza de café. La calidad del servicio y del café había caído. En 2009,
cerraron unas 900 tiendas y despidieron al final a 18.000 empleados. Todo parecía perdido.

Finalmente, en 2009 la empresa se centró en lo que sabían hacer: servir cafés. Revisaron la calidad
del servicio (con, entre otros, cursillos para los empleados) y expandieron el negocio con los
anexos al café: pasteles, bocadillos, etc. En 2015, generó 19.200 millones de dólares de beneficios.

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