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GGGGGGGGGGGPoesía

5 poemas de Adonis
09 Ene 2018
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LAURA DI VERSO
/
poesía

Ali Ahmad Said Esber es más conocido por su seudónimo Adonis o Adunis, con
el cual publica poesía este poeta y ensayista sirio. A continuación os ofrecemos 5
poemas de Adonis.
Deseo
Si me abriera sus brazos
un cedro,
entre las arboledas de honduras y de años.
Si me guardara
de las perlas y velas tentadoras.

Si yo tuviera sus raíces,


y se anclara mi rostro tras su triste corteza.
Me haría entonces nubarrones y rayos
en lontananza,
este país de confianza.

Mas todo ramo en las arboledas


de honduras y de años, viviendo yo,
es fuego sobre mi frente,
fuego de fiebre, de perdición,
que devora la tierra que me guarda.

Traducción de Pedro Martínez Montávez


El extravío
Perdido, tiro mi rostro al polvo
y a la mañana,
lo arrojo a la locura.
Mis ojos son de yerba y son de incendio.
Mis ojos son banderas y emigrantes.

Perdido, tiro mi rostro al polvo


y a la mañana.
Nazco al fin del camino. Grito.
Y que griten conmigo el camino y el polvo.

¡Qué hermoso es que mi rostro, oh Dios,


se pierda en mí! ¡Qué hermoso que me pierda
yo, colmado de fuego!
¡Oh tumba! ¡Oh final mío
al comenzar la primavera!

Traducción de Pedro Martínez Montávez


En la sombra de las cosas
Yo prefiero quedar en la penumbra;
quedarme en el secreto de las cosas.

Me gusta introducirme en las criaturas.


Errar como una idea.
Extraño como el arte.
Anónimo,
incierto
y olvidado.
Naciendo, nuevamente,
en cada día.

Traducción de Pedro Martínez Montávez


Espejo de una pregunta
Pregunté y me dijeron:
la rama cubierta de fuego es un pájaro,
y me dijeron que mi rostro era una ola
y el rostro del mundo espejos,
suspiros de marinero y faro.
Y vine.
Tinta era el mundo en mi camino
y cada estremecimiento una frase.
No sabía que entre nosotros
había un puente de hermandad,
de pasos de fuego y profecía.
No sabía que mi rostro
era un barco navegando en una chispa.

Traducción de María Luisa Prieto


Homenaje a la soledad
Soledad – jardín
con un sólo árbol.

Desde la infancia
por este camino vamos
mi amigo el poeta y yo.
¡Qué extraño!
Sus pasos todavía vuelan con el polvo.

Mi amistad es para el narciso.


Mi amor es para otra flor
que no mencionaré.

Sediento
sólo me saciará
un agua que no puedo alcanzar.

El que no tengas secretos


también es un secreto.
Sé ausencia
para permanecer como pregunta.

Amo la lluvia
que ama la palidez de la tierra.

Si no actúas
más que para realizar aquello que deseas,
¡qué ínfimo es lo que haces!

Prefiero la traición de la palabra a la palabra,


que la fidelidad de la piedra a la piedra.

¿Tras la altura el descenso?


No lo creo-
Lo alto lleva siempre hacia lo más alto.

Lo que te dices a ti mismo


se lo dices al otro-
aunque no te lo propongas.

No conozco de lo que conozco


más que mi ignorancia
de lo que aún desconozco.
Dicen: lo fácil es imitar.
¡Ah! Si pudiera imitar al mar.

Siempre olvido lo que poseo


para poder liberarme
de lo que me posee.

El individuo es unidad de lo infinito.


La multitud es el infinito de la unidad.

A veces
el sol no puede alumbrarte
y una vela te alumbra.

Mi deseo- que mi capacidad de deseo


sea mayor que mi capacidad
de realizar mis deseos.
Un hombre solo: un ala.
Una mujer sola: un ala rota.

Saldré de mi soledad
mas ¿para ir adónde?

Me pongo frente al espejo


no para mirarme
sino para asegurarme:
¿de verdad eso que veo soy yo?

El arco iris juró


vagar eternamente
porque perdió su primera casa.

Ayer , al despertarme,
vi al sol frotarse los ojos
en el cristal de mi ventana.

Afirmo que el sol es otra sombra,


mas no tengo pruebas.
Afirmo que la luna es otro fuego-
tengo muchas pruebas.

Mis días pasados tienen una tumba


sin cadáver.

¡Qué extraña es mi memoria!:


Un jardín repleto de toda clase de árboles
y no veo ni un sólo fruto.

Las palabras que conozco se han tomado


en un bosque de tristeza.

A veces siento
que el abismo al que me asomo
no es lo bastante amplio para mis pasos.

Confieso mi error-
creo que era acertado.
Siempre que pregunto
me divido en dos:
mi pregunta y yo-
La pregunta busca respuesta,
yo busco otra pregunta.

¿Por qué aquella noche sentí


que el cielo era la guitarra de la noche
y las estrellas sus cuerdas rotas?
¿Será porque dormí solo?

Ahora sé por qué


alaban, a veces, a las tinieblas
los que no sueñan más que con la luz.

Escucho en las palabras campanadas


que anuncian mi tercer nacimiento.

Todo lo que no he escrito


lo he olvidado.
Y ahora es lo que me escribe.

Escribe-
esa es la vía suprema
para leerte a ti mismo
y escuchar al mundo.

Dale los buenos días a tu camino


si quieres que el sol te acompañe.

Me rebelo contra la llama que me guía.


La llama a la que guío
se rebela contra mí.

Abro un lago para el olvido


y ahogo en él mi historia.

Demasiado tarde
para que seas tú mismo y para saber quién eres-
se te escapó la infancia.
Me das tu rostro,
te doy mis pensamientos.
El rugido es nuestra promesa:
puedes guiarme, mar.

Para ser hermano de la mañana


debes confraternizar con la noche.

¿Qué hacer por este cielo


que se marchita en mis hombros?

Para que ardan en ti los bosques de imágenes


basta con calentarte al fuego del sentido.

Al principio fue la pareja,


luego el primer pecado
que se llamó el solo,
el único.
Así escribiré la palabra pareja,
como si excavara una fuente,
y la pronunciaré
como si fuera a brotar agua.

Todo arde en tomo a él-


fuego en el aire,
fuego en el agua.
¿De dónde viene entonces este frío
que penetra en sus miembros?

Puedes protegerte contra todo


menos contra el tiempo.

Traducción de María Luisa Prieto de María Luisa Prieto

Cinco Poemas de Adonis que te


calentarán las entrañas
Por María Beatriz D'Andrea el 15/01/2019
Considerado como uno de los máximos exponentes en la poesía árabe te
traemos los poemas de Adonis. Conocido como pensador, ensayista y
gran poeta su nombre real es Ali Ahmad Said Esber.

Siendo de origen sirio ha sido un hombre con estudios en Letras y


Filosofía. Participó en actividades políticas perteneciendo al Partido
Socialista de su país hasta el año 1955. Después de ser detenido por esa
razón emigró a Beirut dedicándose al periodismo.

Para ese momento fundó junto al libanés Yusuf al-Jal la revista de


poesía Shi’ir. En 1997 se le otorgó la Corona de Oro en el
festival Struga Poetry Evenings de Macedonia por su trabajo.

La obra de este poeta es conocida por incluir una temática social y


política. Se ha traducido en numerosos idiomas revolucionando el
lenguaje poético.

Desde los años 60 cuando decidió adoptar el poema en prosa ejerció una
enorme influencia en el mundo literario contemporáneo.

A continuación sea espectador de cinco de sus poemas donde expresa


parte de lo que ha sido su trabajo.
1. La única tierra
Habito estas palabras vagabundas.
Vivo, y sólo mi rostro me acompaña.
Mi rostro:
mi camino.

Con tu nombre.
Contigo, ¡oh tierra mía!,
que, encantada,
te alargas.
Tú sola.
Con tu nombre,
¡oh muerte!,
¡amigo mío!
2. Los siete días
¡Oh madre que te burlas
de mi amor y mi odio!
Tú, que fuiste creada en siete días.
Que creaste la ola,
el horizonte,
y la pluma sutil de la canción.
Yo,
con mis siete días,
soy una herida abierta;
soy un cuervo.
¿A qué, pues, el enigma?
Si soy viento y polvo,
como tú.

3. Por última vez


Por una sola vez, por una última vez,
sueño que estoy cayendo en el espacio.

Que vivo en una isla de colores.


Que vivo como el hombre,
reconciliándome con los dioses ciegos
y los dioses lúcidos.

Por una última vez.

4. Sin que me vean tus ojos


No me han visto tus ojos.
Tan virgen
como el agua creadora de la linfa.
No me han visto.
Lentamente
viniendo,
desde allá.
En medio del cortejo de holocaustos.
Con el rayo y la hiedra entre los pies.

Y mañana…
Mañana…
En el fuego y la dulce primavera,
sabrás que voy matando a la manada,
que transporto en mis brazos la semilla.
Y en mí creerán tus ojos.
Mañana.
Sí,
mañana.

5. Rostro de mujer
Vivo en el rostro de una mujer
que habita en una ola
a la que la marea empuja hacia una playa
cuyo puerto se pierde en sus conchas.
Vivo en el rostro de una mujer
que me hace morir, que quiere ser
faro apagado
en mi sangre que navega
a los confines del delirio.

Tres poemas inéditos de Adonis


México protagoniza 'Zócalo', el nuevo libro del escritor sirio que se publica el
mes que viene
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26 SEP 2014 - 17:57 CEST


Zócalo. Ese, directamente en español, es el título del último libro de Adonis, que el
día 6 de octubre publicará la editorial Vaso Roto en traducción de Clara Janés. Fruto
de un viaje a México en abril de 2012, los poemas en prosa que lo forman son a la
vez un ejercicio de admiración y de reflexión en el que el poeta sirio no pierde de
vista su propio origen. “Lejos de pasar revista a los estereotipos de lo mexicano o de
capturar postales líricas”, escribe en el prólogo el escritor mexicano Ernesto
Lumbreras, “el ojo y el pensamiento que rigen el discurso lírico son los de la
memoria del poeta y de la tribu. Adonis necesita «vagabundear en profundidad»
para ordenar su inventario del mundo. Las calles de la Ciudad de México, las ruinas
mayas, el Museo de Antropología o la Casa de León Trotsky se resuelven en el
heideggeriano claro de bosque donde todos los tiempos convergen, propiciando un
fértil juego de correspondencias o de recapitulaciones donde la historia o la
arqueología han cedido su puesto al orbe de la poesía”. A continuación, ofrecemos
tres poemas de Zócalo.
[¿EN QUÉ APOYARME?]

¿En qué apoyarme?

¿En la cuadratura del cero, en el triángulo del deseo, en las pirámides del aire o en
los campamentos de la historia? ¿En los vientos que se evaporan de los cementerios
o en una tórtola hambrienta? ¿Tiene la flor al fin un hueco por cuello? ¿No es la
mariposa lo mismo que una llama?

¿Debo preguntar cómo acabará este mundo o cómo ha empezado este infierno?

Cómo hacerme amigo de los lobos, matar esta humanidad agazapada entre mis
garras.

Mi vista ajustada a mi visión y ésta a aquélla, acompaño en su país al perfume de


una rosa muerta.

Las heridas humedecen el vestido de un cielo pobre que aprende a cantar con
nosotros:

El pájaro está de paso

La jaula no tiene fin.

El sol ama los caminos de los mayas.

[EN ESTE MOMENTO...]

En este momento el aire está en duelo.


Mi mirada se desplaza sobre la tapa de lo real desde que he cedido mi visión a la luz
de las leyendas.

Las imágenes que ignoran el mutismo se expresan sólo en cuchicheos.

Cerezas negras son los ojos

Puentes de polvo los pasos.

¿Por qué esta incapacidad para no embriagar a la época sino con jarras de sangre y
partículas de átomo?

¿Por qué no saber bailar sino sobre cadáveres de nuestros amigos y amados?

El sol ama los caminos de los mayas.

[AL FINAL, ACABARÁS SOLO...]

Al final, acabarás solo, indio rojo, hermano mío, pues nada dispersa mejor que la
soledad.

El yo es arena no semilla. El yo es nube cósmica.

Antiguo-San Ángel Inn

Gisèle-César-Afif. El Líbano en miniatura.

Restaurante en un barrio histórico. El cliente se mezcla con el polvo de la historia,


con su oro, sus caballos enjaezados, ensillados con montañas que tiran de la calesa
del tiempo.
Lo efímero no necesita eternidad.

Lo eterno necesita de lo efímero.

Hay en este restaurante caderas en forma de alas que hablan la lengua de las nubes.

¡Una mujer en relieve! Su cabeza es un bosquecillo en flor. Sus muslos, dos


vertientes de un valle.

Los jinetes de los deseos se enfrentan en su pecho.

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