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UCACUE 2009

UNIDAD # 1
LA ÉTICA, LOS ACTOS HUMANOS MORALES
Y LA CONCIENCIA MORAL
OBJETIVOS OPERACIONALES
Mediante el estudio de la presente unidad, usted estará en capacidad de:

 Elaborar un concepto de Ética General y de Ética Profesional.

 Valorar la importancia del conocimiento y la práctica de la Ética Profesional.

 Clasificar los actos humanos de acuerdo a su naturaleza.

 Determinar las causas que modifican los actos humanos .

 Identificar las fuentes de moralidad de los actos humanos .

 Describir lo que es la Conciencia Moral, sus características y las funciones que desempeñan.

 Diferenciar las clases de Conciencia.

 Establecer las estrategias para lograr la formación de la conciencia recta.

CONTENIDOS
1.- NOCIÓN DE ÉTICA
2.- DIVISIÓN DE LA ÉTICA
3.- LA ÉTICA PROFESIONAL
4.- OBJETO DE LA ÉTICA PROFESIONAL
5.- IMPORTANCIA DE LA ÉTICA PROFESIONAL
5.1.- EN EL ORDEN ESPECULATIVO
5.2.- EN EL ORDEN PRÁCTICO
6.- NATURALEZA DE LOS ACTOS HUMANOS
7.- CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS HUMANOS MORALES
8.- CAUSAS QUE PUEDEN MODIFICAR LOS ACTOS HUMANOS
8.1.- CAUSAS INTERNAS
8.1.1.- LA IGNORANCIA
8.1.2.- LA PASIÓN
8.1.3.- EL TEMPERAMENTO
8.2.- CAUSAS EXTERNAS
8.2.1.- EL MIEDO
8.2.2.- LA VIOLENCIA
8.2.3.- EL AMBIENTE
9.- FUENTES DE MORALIDAD DE LOS ACTOS HUMANOS
9.1.- EL OBJETO
9.2.- LAS CIRCUNSTA NCIAS
9.3.- EL FIN DEL AGENTE
10.- LA CONCIENCIA MORAL
10.1.- CONCEPTO
10.2.- FUNCIONES QUE DESEMPEÑA
10.3.- CARACTERES FUNDAMENTALES
11.- CLASES DE CONCIENCIA MORAL
11.1.- SEGÚN LA CONFORMIDAD DE LA CONCIENCIA CON LA OBLIGACIÓN SUBJETIVA
11.1.1.- RECTA O VERDADERA
11.1.2.- ERRÓNEA O FALSA

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11.2.- SEGÚN EL CONOCIMIENTO SUBJETIVO QUE SE TIENE DE LA OBLIGACIÓN


11.2.1.- CONCIENCIA CIERTA
11.2.2.- CONCIENCIA DUDOSA
11.2.3.- CONCIENCIA PROBABLE
11.2.4.- CONCIENCIA PERPLEJA
12.- FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA RECTA
12.1.- POR PARTE DE LA INTELIGENCIA
12.2.- POR PARTE DE LA VOLUNTAD

DESARROLLO PEDAGÓGICO
1.- NOCIÓN DE ÉTICA
 Etimológicamente

El término Ética proviene de la palabra griega “Ethos”, que tiene doble significación: morada
domicilio y también significa: costumbre, hábito, carácter.

El vocablo moral procede del latín mos, moris, que significa costumbre.

Ambos vocablos significan lo mismo: costumbre, hábito, pero no son términos equivalentes, ya que
Ética es una disciplina normativa, que trata de fundamentar filosófica y científicamente el
contenido de moralidad, mientras que la moral es una disciplina práctica que formula reglas
concretas para la acción y que se manifiestan en los deberes.

La costumbre es el modo de obrar ordinario de cualquiera de los agentes vivos, racionales o no


racionales; así tenemos las costumbres de las abejas, de las aves, de los chinos, egipcios,
ecuatorianos, etc.

A la idea de “costumbre de obrar”, añadámosle la idea de norma o regla del bien obrar, y se tocará ya
la idea de definición real de Ética.

 Real

Ética es:

 La ciencia de las normas o reglas a las que deben sujetarse las acciones humanas.

 Es una reflexión filosófica sobre la bondad o malicia de los actos humanos, es decir de
los actos realizados consciente y deliberadamente.

 Es la disciplina científica que investiga la esencia, el origen, la valoración, la


obligatoriedad, el problema de la libertad y la realización de los actos morales.

Toda conducta humana tiene una finalidad que es la de lograr un bien.

La Ética estudiará, pues, las normas que rigen los actos humanos, en orden al bien verdadero total, o
fin supremo de la naturaleza racional .

LA ÉTICA Y LA MORAL

La Ética es una ciencia eminentemente filosófica, pues su objeto es el conocimiento, análisis y la


reflexión de los actos morales, apuntando siempre a captar, reconocer o aprehender el valor moral
(bueno o malo) encarnado en aquellos actos.

La moral es el conjunto de normas reglas y principios y valores aceptados libre y conscientemente


que regulan la conducta moral y social de los seres humanos.

La moral comprende dos aspectos o planos: lo normativo y lo fáctico.

Lo normativo está constituido por la serie de normas y leyes que enuncian algo que debe ser:
“Haz el bien y evita el mal”. “Haz a los otros lo que te gustaría que te hagan a ti”

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Lo fáctico corresponde al plano de los hechos morales, a los hechos consumados, realizados.
Ejemplo: El hecho de haber realizado una acción mala. El haber hecho a otro lo que no me gustaría
que me hagan a mí.

Lo normativo y lo fáctico se hallan íntimamente relacionados, ya que la norma existe para ser
cumplida. Si la norma se cumple, el acto será bueno, pero si se la desobedece (viola), el acto será
malo. De igual manera, un acto moral práctico sólo tendrá significado moral, en cuanto que puede ser
referido positiva o negativamente a una norma.

Por tanto, es imperativo el conocimiento, la reflexión y la internalización de normas y principios,


que rigen en una determinada comunidad, institución, etc., para ajustar nuestra conducta y nuestro
obrar.

2.- DIVISION DE LA ÉTICA


Se divide en dos:

Ética General
Especial

 ÉTICA GENERAL

 Trata de las cuestiones relativas a la moralidad del hombre.


 La naturaleza moral de los actos humanos.
 La conciencia que los juzga.
 El fundamento último que explica la moralidad de los actos.
 A quién pertenece la responsabilidad de la conciencia.
 La justicia de la ley que los ordena o prohíbe.
 La obligación al sujeto que los realiza.
 La fuerza del derecho que los sostiene.

 ÉTICA ESPECIAL

Estudia las normas que han de regir la conducta moral del hombre, a la luz de los principios
generales y en las diversas circunstancias de la vida.

Así tenemos:

 La Ética Individual: Que se preocupa del comportamiento del hombre consigo mismo.

 La Ética Familiar: Estudia las normas de comportamiento del hombre, en la familia.

 La Ética Social: Se encarga del comportamiento del hombre, dentro de la sociedad.

 La Ética Profesional: Que es una parte de la Ética Especial y que es materia de estudio del
presente curso.

3.- LA ÉTICA PROFESIONAL


Se llama también Moral Profesional o Deontología

“Es la ciencia normativa que estudia los deberes y derechos de los profesionales, en cuanto tales”.
El concepto medular de la Ética Profesional es el concepto de moralidad.

Todos los principios normativos y aplicaciones prácticas deben estar impregnados e impulsados por
la moral. Pero erraría quien hiciera objeto de la Ética y responsabilidad profesional solamente a las
obligaciones impuestas por la moral o el derecho natural, con exclusión de cualquier otra exigencia de
índole jurídica o social.

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Entendiendo al Derecho como la legislación o prescripciones jurídicas de cualquier comunidad. La


sociedad, entendida como la solidaridad humana, dentro de cualquier orden. Añadiendo a los dos
aspectos anteriores la tradición, cortesía y urbanidad.

4.- OBJETO DE LA ÉTICA PROFESIONAL


El objeto primordial de la Ética Profesional es el estudio y práctica de los principios de Ética
General, aplicados a las situaciones específicas de cada persona, dentro de su profesión. Analizar
las situaciones, sobre todo, inspira la actitud personal, que debe prevalecer en el alma del
profesional, en el permanente conflicto entre las tentaciones del mal y las exigencias de la buena
conciencia.

Estas ideas principios deben ser difundidos y practicados por los profesionales, puesto que tienen un
carácter eminentemente dinámico.

5.- IMPORTANCIA DE LA ÉTICA PROFESIONAL


La importancia se puede considerar desde dos puntos de vista: en el orden especulativo; y, en el
orden práctico.

5.1.- EN EL ORDEN ESPECULATIVO


Su importancia radica en que analiza los principios fundamentales de la moral individual y social y los
destaca, en el campo de los deberes profesionales.

Permite definir, con claridad y precisión, la naturaleza de la profesión y distintas relaciones con todos
los elementos humanos que sufren sus influencias.

Gracias a la Ética Profesional, los principios y pautas de conducta que rigen l a vida profesional
podemos llevarlos, del campo teórico o especulativo, a la práctica.

La educación deberá brindar una sólida y férrea formación ética en el estudiante, para que los
principios que en ella aprenda, los ponga en práctica, durante su vida profesional.

La primera desilusión del recién graduado es el encontrarse con ese divorcio entre los principios
morales, que deben dirigir la vida de todo profesional, y la forma diferente en la que ellos actúan, casi
siempre alejados de toda norma moral o ética.

Si el futuro profesional se da cuenta de esta amarga realidad, su obligación es no claudicar, sino


mantenerse incólume en sus principios y tratar de rectificar los errores que se dan en otros
profesionales. Esto lo logrará sólo y únicamente cuando tenga una plena y sólida formación ética.

5.2.- EN EL ORDEN PRÁCTICO

La importancia de la Ética Profesional, en el orden práctico, radica en la conveniencia y


consecuencias, que mutuamente rigen las relaciones entre los profesionales y la clientela.

Orienta la labor del profesional, garantiza un servicio de calidad y genera un compromiso de servicio
al cliente.

La mejor garantía de un profesional radica en el leal y escrupuloso cumplimiento de los deberes.

La función específica de un profesional consiste en establecer el orden necesario al bien común.

Muchos profesionales se sustraen a sus obligaciones y el bien com ún sufre irreparables pérdidas.

Muchas veces la sociedad tiene que soportar el espectáculo bochornoso del profesional que:

 No se sujeta a horarios y programas.

 Protesta airadamente contra cualquier control y supervisión.

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 Se rebela contra cualquier tipo de cooperación que signifique responsabilidad y compromiso.

 Hace burla de sus informalidades y negligencias.

 Exige independencia absoluta e intangible de su persona y conducta frente a cualquier


requerimiento de la sociedad en la que vive.

Es catastrófica una comunidad sin orden, sin cooperación, donde todo el mundo se cree suficiente y
cada uno obra a su parecer, a su criterio. En ayuda a esta situación caótica y en procura del bien
común se nos presenta la Ética Profesional.

6.- NATURALEZA DE LOS ACTOS HUMANOS


Los actos humanos tienen doble naturaleza:

- Son actos conscientes y libres.

- Son también actos morales.

SON ACTOS CONSCIENTES Y LIBRES

No todos los actos que realiza el hombre los podemos catalogar como humanos, puesto que escapan
a su razón y a su voluntad.

Ciertas operaciones fisiológicas, excitaciones nerviosas, atracciones o repulsiones instintivas,


movimientos espontáneos, deseos irreflexivos, ensoñaciones indeliberadas no son imputables,
porque escapan a la voluntad del hombre.

Para que sean actos humanos deben:

 ser hechos con previa advertencia del entendimiento,

 libre consentimiento de la voluntad, y

 proceder del libre albedrío.

Implican conocimiento, voluntad y decisión (libertad de elección): saber, querer y elegir.

El hombre debe tener la libertad de: hacer o no hacer una cosa: de hacer una cosa u otra cosa.

Se da cuenta que al hacerlos, carga con la responsabilidad de ellos ante sí mismo, ante la sociedad y
ante Dios.

SON ACTOS MORALES

Los actos humanos al ser concientes y libres adquieren la calidad de actos morales.

La moralidad de los actos humanos radica en su esencia de ser buenos o malos.

Bueno, en general es todo aquello que es conveniente y útil. Un acto humano puede ser bueno de
diversas maneras:

 Cuando el acto perfecciona la facultad que lo contiene.


Un acto que corona la potencia, siempre tiene bondad metafísica.

 Un acto también es bueno, cuando siendo fruto de la razón humana, tiene


conocimiento, voluntad y libertad de la persona que lo ejecuta. Si le falta una de estas
cualidades constitutivas no puede ser un acto bueno.

 Si un acto no tiene como meta el fin verdadero o perfección, este acto humano es malo
de maldad moral.

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Entendemos, entonces, que un acto físico perfecto, puede ser moralmente perverso.

Ejemplo: Un buen ladrón es un mal hombre. El acto de robar, por haber sido bien realizado es un acto
físicamente bien realizado, pero moralmente es malo, porque no tiene un fin verdadero y no busca la
perfección moral del ser humano.

En la calidad moral de los actos humanos no hay término medio, o están orientados al bien de la
naturaleza racional y son buenos, o están en disconformidad con aquel bien, al menos en la
intención que obra, y son malos, pues, no hay fines indiferentes para la voluntad racional.

7.- CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS HUMANOS MORALES


Los actos humanos se clasifican desde diversos puntos de vista, así tenemos:

 Actos positivos y negativos, según pongan un efecto u omitan ponerlos.

 Actos lícitos o ilícitos, según sean o no permitidos.

 Actos válidos o inválidos: según tengan los requisitos para lograr su efecto o carezcan
de uno de ellos.

 Actos voluntarios o imperados, según emanen de la voluntad propia o los realice bajo
el impulso de otra voluntad.(obligado)

 Actos interiores y exteriores, según se encierren en las facultades internas o pasen


también por los órganos del cuerpo.

 Actos perfectos e imperfectos,

Actos Perfectos, son los realizados con clara advertencia y plena voluntad libre, en la bondad o
malicia moral de ellos.

Actos Imperfectos, son hechos con una advertencia disminuida o con un consentimiento menos
libre, en esa bondad o malicia moral.

La Ética estudia particularmente los actos perfectos e imperfectos, según la plenitud moral con
que son producidos.

8.- CAUSAS QUE PUEDEN MODIFICAR LOS ACTOS HUMANOS

8.1.- CAUSAS INTERNAS

8.1.1.- LA IGNORANCIA.- Es la carencia de conocimiento sobre la bondad o malicia de algún acto.


La carencia será insuperable, si la persona no sospecha siquiera de su obligación o carece de
medios para conocerla.

Será carencia superable, si la persona tiene a su alcance algún medio para salir de esta
ignorancia.

La primera situación exime al sujeto de toda culpa.


En la segunda situación, si el sujeto, pese a tener posibilidades, ignora su obligación, esta ignorancia
es crasa o supina. Cuando se huye voluntariamente de la oportunidad de instruirse, aumenta la
culpabilidad de esta ignorancia, que es maliciosa.

8.1.2.- LA PASIÓN.- Considerada como un movimiento natural del apetito sensitivo hacia un bien
sensible (placer), o contra un mal sensible, (dolor).

La pasión es antecedente cuando actúa antes de que el sujeto se dé cuenta y su razón delibere.

La pasión es concomitante, si acompaña a esa deliberación.

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La pasión es consecuente, cuando la misma voluntad libre, la suscita y la fomenta.

La primera es involuntaria y menos humana, cuando más intensa es.

La segunda es advertida y admitida por la razón y, por consiguiente, no quita la moralidad del acto, ni
la disminuye.

La tercera es eminentemente voluntaria y libre, y pone de relieve la plenitud del acto moral.

8.1.3.- EL TEMPERAMENTO.- Consideramos al temperamento como la complexión natural de las


funciones fisiológica y síquica de cada persona.

Existen temperamentos sanos y equilibrados, que permiten el dominio de sus actos y una elevada
moralidad en los mismos.

Existen también temperamentos tarados y desequilibrados por herencia o por enfermedad de tipo
nerviosa (neurastenia, histeria, hipocondría, obsesión psicastenia, melancolía, etc.) que influyen en
disminución estorbo, desorden y hasta extinguen, la libre determinación, de la voluntad, con la
consiguiente desvalorización del acto moral.

8.2.- CAUSAS EXTERNAS


8.2.1.- EL MIEDO.- Que es la turbación de la mente ante la perspectiva de una amenaza. Es grave o
leve en proporción del mal amenazador y del grado o nerviosismo del sujeto. Es justamente o
injustamente infundido, si la amenaza procede del ejercicio de algún derecho, o nace de un abuso.

El miedo grave no quita tampoco la responsabilidad, puesto que no priva del conocimiento, ni de la
libertad pero la disminuye, puesto que ejerce alguna coacción moral sobre la voluntad deliberante.
Obrar por miedo al “que dirán” (Respeto humano) implica un acto de cobardía o de hipocresía.

8.2.2.- LA VIOLENCIA.- Es una presión física, ejercida sobre alguien para hacerle obrar contra su
voluntad.

La fuerza bruta puede lograr de otra persona la realización de actos externos, pero no de actos
internos, en los que reside formalmente la moralidad.

La tortura prolongada y variada descontrola el psiquismo y logra la disminución de la voluntad y


libertad interior, necesarias para el acto humano.

Las drogas producen el mismo efecto que la tortura.

El hipnotismo priva también al hombre del dominio de sus actos mientras perdura el ensueño
hipnótico.

En la medida en que la persona violentada conoce y conciente, voluntariamente, el acto que se le


impone, en esa misma medida se hace responsable de tal acto.

8.2.3.- EL AMBIENTE.- Es el conjunto de circunstancias externas, físicas, sicológicas y sociales,


en que uno vive y a las que instintivamente se amolda en sus juicios, y acciones.

Es cierto que uno es hijo de sus padres, de su país y de su tiempo; pero somos influenciados por el
ambiente que tan sólo tiene, como el temperamento, una influencia dispositiva, no determinante sobre
el modo de vivir o de obrar moralmente. Da cierto matiz general a la vida, pero no suprime y
disminuye el dominio de la voluntad libre sobre cada uno de los actos deliberados.

9.- FUENTES DE MORALIDAD DE LOS ACTOS HUMANOS


Las fuentes de moralidad de los actos humanos son tres:

- El objeto.

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- Las circunstancias.

- El fin del agente.

9.1.- EL OBJETO

El objeto del acto será bueno o malo según la naturaleza, conforme o disconforme con el bien de la
vida racional, expresados en la ley natural o en la ley positiva.

Ejemplo: Amar a Dios, respetar a los padres, estudiar, etc. Ese objeto podrá ser moralmente
indiferente si no está ni en pro, ni en contra del bien de la vida racional. Ejemplo: pasear, sentarse,
etc.

9.2.- LAS CIRCUNSTANCIAS

Las circunstancias del acto son siete:

 ¿Quién?.- Según la calidad del agente que obra (niño, adulto, barrendero, profesor sacerdote,
etc.) varía el valor moral del acto.

 ¿Qué?.- Según la materia (cantidad o cualidad) del objeto, varía también el valor moral del acto.
Ejemplo: robar un anillo dorado o un anillo de oro...

 ¿Dónde?.- Esto es, si el lugar es profano o sagrado. Hablar de enamorados en la iglesia no es lo


mismo que hacerlo en la calle.

 ¿Con qué medios?.- Si son medios lícitos o ilícitos, si con engaños, etc.

 ¿Por qué?.- El móvil que le llevó a actuar:

o Por satisfacer una necesidad.


o Por complacer.

 ¿Cómo?.- Modo como se realiza el acto; con repugnancia o complacencia, con aplicación o
negligencia, etc.

 ¿Cuándo?.- Esto es, si fue en día ordinario o en día festivo...si duró mucho, o poco, o un
instante....El momento en que se realiza el acto puede ser oportuno o inoportuno.

Algunas circunstancias sirven de atenuantes y otras, de agravantes, en la realización de un acto


moral.

9.3.- EL FIN DEL AGENTE


Es la intención que alguien tiene al obrar. Puede coincidir con el fin de la obra. Ejemplo: doy una
limosna para alcanzar el perdón de mis pecados.

Este fin distinto del fin de la obra es intrínseco a ella. Puede ser principal o primario, o bien accesorio
o secundario: puede ser también próximo, intermedio o último.

Siempre un acto humano, público o privado, de cualquier naturaleza, es hecho con algún fin, en
conformidad o en disconformidad con el verdadero bienestar de la criatura racional.

Por lo mismo, el fin es la fuente principal de la moralidad buena o mala de los actos humanos.

Obrará bien el que quiere el fin, en sí mismo bueno de la obra, y mal, el que apetece el fin, en sí
mismo malo de la obra.

Obrará bien el que añade un fin extrínseco bueno al fin bueno de la obra: o bien, el que añade un fin
bueno a un acto, cuyo objeto es indiferente.

Obrará mal el que añade un fin extrínseco malo al fin bueno de la obra o a una obra indiferente.

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El fin primario da el valor moral substancial al acto; si es bueno, un fin secundario malo no desvirtúa a
fondo el acto, pero le comunica un defecto accidental. Ejemplo: socorro a los pobres porque quiero
aliviarlos, fin primario; pero, me gusta recibir por ello alguna alabanza: pequeña vanidad que desvirtúa
a fondo el acto de caridad.

10.- LA CONCIENCIA MORAL


10.1.- CONCEPTO

La conciencia puede estudiarse en Psicología, Gnoseología y en Ética.

Conciencia Psicológica consiste en darnos cuenta de los actos síquicos que ocurren, tanto en
nuestro exterior, como en nuestro interior. Es un testigo que observa.

Conciencia Gnoseológica es el proceso mediante el cual la mente accede al conocimiento de la


verdad de las cosas.

Conciencia Moral es el dictamen o juicio de la razón sobre la bondad o malicia de los actos, que se
me presentan, que estoy haciendo, que acabé de hacer o que omití hacer.

La conciencia psicológica percibe también estos fenómenos internos como presentes y suyos, pero
no se pronuncia sobre su bondad o malicia, juicio reservado a la conciencia moral.

10.2.- FUNCIONES QUE DESEMPEÑA


En su actuación, la conciencia moral desempeña muchos oficios:

 Legisladora.
 Maestra.
 Jueza.
 Testigo.
 Fiscal.
 Abogada.
 Consejera.

a) Antes del acto

Pone de manifiesto la distinción del bien y del mal moral y su aplicación al caso presente: legisla y
enseña. De inmediato se vuelve un imperativo, que manda hacer el bien y prohíbe hacer el mal.

b) Durante el acto

La conciencia está presente como testigo de él y, según los casos, lo estimula o lo frena, lo aconseja
o lo permite.

c) Después del acto

La conciencia lo ve y lo siente como cosa propia de la que es responsable. Si ha sido un acto bueno,
la conciencia se complace, naturalmente, con él y siente la paz; si ha sido un acto malo, la conciencia
se acusa a sí misma y siente remordimiento; sentimiento de culpabilidad, hasta no dar satisfacción al
guardián del orden violado.

10.3.- CARACTERES FUNDAMENTALES

La conciencia moral posee tres caracteres fundamentales:

a) ES UNIVERSAL: Porque existe en todo ser humano, que ha llegado al uso de la razón; pues, con
el despertar de ella, todo ser humano siente el imperativo que le manda hacer el bien y evitar el mal

b) ES UNIFORME: Es decir, que en todo hombre, el dictamen de conciencia que versa sobre los
bienes esenciales de la vida racional, es idéntico.

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c) ES INFALIBLE: Como voz de la naturaleza que no puede equivocarse, respecto de los


principios primeros de orden moral, aunque pueda errar en las aplicaciones y deducciones de esos
principios evidentes.

11.- CLASES DE CONCIENCIA MORAL


La conciencia moral fundamental, que versa sobre los primeros principios del bien y del mal es la
misma en todos los hombres, pero sobre esa base idéntica y, respecto de las aplicaciones de
aquellos principios primeros, distinguiese múltiples y diversas conciencias.

11.1.- SEGÚN LA CONFORMIDAD DE LA CONCIENCIA CON LA OBLIGACIÓN


SUBJETIVA

11.1.1.- RECTA O VERDADERA: Si ve y siente la obligación tal como es en sí. Ejemplo: Deber de
respetar la autoridad.

11.1.2.- ERRÓNEA O FALSA: Si no ve, ni siente la obligación objetiva, tal como es en sí. Ejemplo:
Yo soy un católico y asisto a las ceremonias de una iglesia evangélica.

11.2.- SEGÚN EL CONOCIMIENTO SUBJETIVO QUE SE TIENE DE LA


OBLIGACIÓN

11.2.1.- CONCIENCIA CIERTA: Si juzga firmemente, sin temor de errar, que tal acto es bueno, o que
tal acto es malo.

11.2.2.- CONCIENCIA DUDOSA: Si suspende su juicio porque tiene iguales razones de pensar que
el mismo acto es bueno y es malo, al mismo tiempo.

11.2.3.- CONCIENCIA PROBABLE: Si opina, por razones de peso, que no excluyen el temor de
errar, que tal acto es bueno o malo.

11.2.4.- CONCIENCIA PERPLEJA: Si cree que obrará mal, tanto si hace el acto, como si deja de
hacerlo.

Se debe obrar siempre y cuando la conciencia es cierta y cuando es dudosa, no se debe obrar, se
debe estudiar el caso, hasta salir de la duda, antes de obrar.

12.- FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA RECTA


La formación de una conciencia recta exige:
12.1.- POR PARTE DE LA INTELIGENCIA

 El conocimiento de la ley natural en sus principales aspectos y aplicaciones, esto es, el estudio
de los diez mandamientos, que forman el compendio de la ley natural.

 El estudio de las leyes positivas, que le afectan a cada uno, según su condición y su profesión
en la sociedad en que vive y obra.

 Leyes civiles y eclesiásticas, sin cuya observancia no será uno ni buen ciudadano, ni buen
cristiano.

 El estudio de los deberes del estado, según las circunstancias particulares o generales en que
debe actuar: normas de vida que propondrá la Ética Especial.

12.2.- POR PARTE DE LA VOLUNTAD


 La moderación de las pasiones que impiden la clara percepción de la obligación moral, o bien
arrastran en contra de esa obligación.

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 La docilidad a los consejos de personas prudentes e imparciales que tienen altura moral y
experiencia en la vida.

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UNIDAD # 2
DEBERES Y VIRTUDES PROFESIONALES
OBJETIVOS OPERACIONALES
Luego de haber aprendido la unidad, usted será capaz de

 Definir y describir la profesión.

 Identificar los factores que determinan la dignidad de una profesión.

 Determinar las cuatro funciones que dan sentido social a la profesión.

 Describir lo que es la competencia profesional.

 Identificar los requisitos que permiten una buena competencia profesional.

 Determinar cuando un profesional logra competencia intelectual, técnica humanística y ética.

 Destacar las virtudes profesionales e identificar los vicios que pueden afectar al profesional.

 Fundamentar las normas de higiene que debe practicar un profesional.

CONTENIDOS
1.- CONCEPTO DE PROFESION
2.- DIGNIDAD Y SENTIDO SOCIAL DE LA PROFESION
3.- REFLEXIONES GENERALES SOBRE LOS DEBERES
4.- LA COMPETENCIA PROFESIONAL
5.- REQUISITOS QUE PERMITEN UNA BUENA COMPETENCIA PROFESIONAL
6.- LA COMPETENCIA INTELECTUAL
7.- FACTORES QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA INTELECTUAL
7.1.- FACTORES EXTERNOS
7.1.1.- FACTORES DE FORMACIÓN
7.1.2.- FACTORES DE INFORMACIÓN
7.2.- FACTOR INTERNO
8.- LA COMPETENCIA TECNICA Y HUMANISTICA
9.- LA CONPETENCIA MORAL
10.- VIRTUDES PROFESIONALES
10.1.- JUSTICIA Y CARIDAD
10.2.- VIRTUD INTELECTUA L
10.3.- DIGNIDAD PERSONAL
10.4.- TRABAJO
10.5.- ORDEN
11.- VICIOS
11.1.- EL JUEGO
11.2.- EL ALCOHOLISMO
11.3.- LA LUJURIA
12.- RELIEVES MORALES SOBRE LOS DEBERES GENERALES Y VIRTUDES PROFESIONALES
13.- LA HIGIENE Y LA SALUD MENTAL
13.1.- CONCEPTUACIÓN
13.2.- CARACTERÍSTICAS
13.3.- CONSIDERACIONES SOBRE HIGIENE MENTAL
13.4.- RECURSOS ORDINARIOS
13.5.- RECURSOS PROFESIONALES
13.6.- RELIEVES MORALES

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DESARROLLO PEDAGÓGICO
1.- CONCEPTO DE PROFESIÓN
 El diccionario de la lengua denomina profesión a “el empleo, facultad u oficio que cada uno
tiene y ejerce públicamente”

 En Castellano y en Francés se usa la palabra profesional para designar lo mismo una carrera que
un oficio.

Cuando usamos la palabra profesión, profesional o profesionista, nos referimos a las profesiones
universitarias o profesiones que suponen el haber obtenido un título universitario para ejercerlas.

Cuando la profesión recibe la diferenciación y valoración que le da la universidad, estamos frente a un


profesional que desarrolla una actividad económica – social específica, cuyas características son:

LA COMPETENCIA

El profesional es competente cuando puede exhibir un título universitario, requerido y refrendado por
el Estado, y que certifica la idoneidad para desempeñar un trabajo.

Se entiende por idoneidad la capacidad para realizar con excelencia un trabajo, en una área
específica, dentro de contexto determinado, para servir a la comunidad, después de cursar estudios
superiores, superando exámenes y prácticas numerosos y difíciles.

LA INDEPENDENCIA

Es la facultad que tiene el profesional de cumplir con su labor, en beneficio de la comunidad, sin otras
limitaciones que las del bien común y su conciencia. Esta facultad no se la pierde al sujetarse a
horarios, jefes, programas ajenos, sino al criterio que emplea el profesional, a su personalidad que le
da “independencia espiritual”, difícilmente compatible con ninguna otra actividad.

HUMANIDAD

Es sinónimo de humanismo. Quiere decir que el profesional universitario debe tener,


conscientemente, como principal objetivo insubordinable: “EL SER HUMANO”.

Aquí está el origen de su responsabilidad social indiscutible y la poderosa razón, para que el sentido
de servicio, con que debe ser concebida y vivida la profesión, no ceda la primacía a ningún otro
interés o utilidad, que necesariamente deberá ser desplazado como subalterno.

Ya podemos llegar, entonces, a una definición nuestra de profesión:


“Profesión es una capacidad cualificada, requerida por el bien común,
con peculiares posibilidades sociales y económicas”

Haciendo un análisis del concepto tenemos que:

Capacidad: No hace relación únicamente a la actividad, se refiere fundamentalmente a la solvencia


profesional, a la calidad o excelencia en el cumplimiento de sus tareas, para las cuales fue educado.
A través de la actividad, el profesional demuestra su capacidad profesional. Aquello implica haber
logrado dominio en un amplio espectro de destrezas, actitudes y valores.

Cualificada: La capacidad no debe ser lograda de cualquier manera, sino a través de la preparación
científica, técnica, humanística y ética, durante los estudios y prácticas universitarios.

Requeridas por el bien común: Toda profesión tiene sentido, en tanto y en cuanto se pone al
servicio de la comunidad. Mientras más sirva a la comunidad, más importante es una profesión. Es
inadmisible una profesión que no se proyecte al servicio de sus congéneres Toda profesión deberá
posibilitar mejorar la calidad de vida de las personas.

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Con peculiares posibilidades: Cada profesión es diferente y oferta, por tanto, distintos servicios a la
sociedad; unas se orienta a atender directamente al ser humano, en su esfera corporal, mental,
espiritual, como lo hacen los médicos, los maestros, psicólogos o los sacerdotes y otras profesiones
que sirven al ser humano indirectamente, como es el caso de un arquitecto, ingeniero, etc. que
producen bienes y ofrecen servicios.

Económico – sociales: El profesional requiere sobrevivir él y su familia, por tanto existe un interés
económico que debe estar normado por la ley y que no debe ser el único interés, peor sobrepasar el
interés del servicio y el bien común al que está obligado el profesional. No debe dejarse enceguecer
por el brillo del dólar, lo que si debe es realizarse como ser humano y profesional en el placer y la
satisfacción de ser útil a los demás, de manera especial, favor de los más urgidos.

2.- DIGNIDAD Y SENTIDO SOCIAL DE LA PROFESIÓN


En la profesión encontramos dos tipos de dignidades:

- La Opinión Pública
a.- Extrínseca
- La Legislación Común
1.- Invariable
- Producción de Bienes
Dignidad: b.- Intrínseca
- Prestación de Servicios

2.- Variable

DIGNIDAD PROFESIONAL INVARIABLE

Es aquella que es inherente a la misma naturaleza de la profesión, y que no depende, ni de los


méritos, ni de las limitaciones personales. Esta es la dignidad que nos interesa analizar. Esta
dignidad puede tener dos orígenes:

a) Extrínseca: La dignidad profesional invariable tiene origen extrínseco cuando no proviene


directamente de los elementos constitutivos de esa naturaleza de la profesión, sino que se le
adjudican externamente, por la opinión de la sociedad que estima su importancia o por la
legislación.

 La opinión publica

La sociedad, para solucionar todos los problemas que le impiden vivir en armonía y con un nivel
de vida aceptable, requiere de la presencia efectiva y de la excelencia del servicio que los
profesionales le brinden. Si los profesionales ejercen su profesión con excelencia, lo sociedad
verá solucionar sus problemas y valorará y estimará en sumo grado los servicios del profesional.

En una comunidad, en la que hay un alto índice de morbilidad, si los m édicos logran curar las
enfermedades, la sociedad valorará, en sumo grado, este servicio y será grata con el profesional.

De igual manera, en una comunidad en donde no se eduquen los niños y jóvenes y si hacen
presencia los maestros y posibilitan una educación de calidad, la sociedad valorará el servicio y
estimará al profesional y a la profesión que le ayuda a solucionar sus problemas.

 La legislación común

Es la que nos sugiere lo que llamamos dignidad jurídica de la profesión.


1.- Dentro de los derechos profesionales, cada contrato con un profesional o estipulación de
honorarios es considerado, por la legislación, como un contrato de trabajo autónomo, sujeto al
justo criterio de la profesión, para cuyo ejercicio el Estado exigen un título legítimamente
adquirido, reconocido y refrendado por la autoridad competente

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2.- El profesional adquiere un derecho-deber para el ejercicio de su profesión. El derecho se


traduce legalmente en libertad para la elección y ejercicio de la profesión, en cuanto significa
libertad de trabajo y libertad económica.

El deber se interpreta, no solamente en el sentido genérico, previsto por la constitución, sino en el


sentido específico de la Legislación Profesional.

3.- El profesional adquiere también el “derecho deber” del secreto profesional; que, por un lado
exime de declaraciones, y por otro, le persigue como reo de revelaciones indebidas, cuando es
infidente.

4.- Los profesionales universitarios gozan del derecho constitucional de la “libertad sindical”; pero,
independientemente de ésta, son tutelados por los respectivos colegios, o Asociaciones
Profesionales.

5.- Cuando la responsabilidad profesional no ha sido acatada y hay que juzgar la mala actuación
profesional, la mayoría de los códigos le eximen de responsabilidad, por una falta leve; y en
casos graves, prefieren ratificar el veredicto de los respectivos Colegios Profesionales.

b) Intrínseca: La verdadera dignidad profesional es la que llamamos Intrínseca, porque proviene de


la misma naturaleza constitutiva de la profesión.

Toda profesión tiene como fin:

- La prestación de servicios (médicos, sacerdotes, abogados, profesores, etc.)

- La producción de bienes (arquitectos, ingenieros, etc.)

En forma directa o indirecta ambos bienes se conjugan simultáneamente en l a actividad profesional.


Bienes y servicios concretos y específicos, que ninguna otra persona puede prestar y que constituyen
el patrimonio más valioso de la vida moderna.

La función profesional de prestación de bienes y servicios no se resuelve sólo prestando servicios a


determinados miembros de la sociedad, sino es la sociedad misma, la que requiere de este sentido
social de la profesión.

DIGNIDAD PROFESIONAL VARIABLE

Es aquella que está condicionada a una jerarquía espiritual y eficiente de cada pers ona, que da
realce y excelencia a la profesión, por triviales y burocráticas que sean o parezcan sus actividades.

Sentido social de la profesión: Se trata de una precisa y objetiva responsabilidad, que casi
universalmente escapa a la conciencia profesional de nuestros días.

La función profesional la encontramos en doble significado:


Primero, el constituido por su finalidad específica y objeto propio que ya estudiamos, al abordar el
tema de concepto de profesión.

Segundo, considerado más propiamente como función: su valor y eficacia en la familia humana, que
es, en realidad, lo que aquí pretendemos destacar vigorosamente y subrayar a nuestros
profesionales.

Función de selección: Hace relación con la selección de los mejores posibilitados intelectual y
moralmente para el ejercicio de su profesión, ya que puestos de Asociaciones Profesionales deben
estar representados por profesionales idóneos y capacitados, no por mediocres, ni tramposos, porque
ellos propiciarían el hundimiento de las instituciones y de la patria.

Función de servicio: Puede aparecer como una repetición, pero no lo es. Aquí investigamos, si la
sociedad, como tal, y el bien común tienen que recibir algo del profesional, sin que ese algo deba
estar compensado económicamente a título de honorarios.

Siendo la profesión un medio de vida, y no solamente un manantial de satisfacciones espirituales, no


se puede concebir de ordinario, con tanto desinterés como si el profesional viviera en el limbo.

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El servicio implica en la profesión una actitud que le eleva a un nivel espiritual, en el que es natural y
frecuente un contacto con el mundo del ideal. Y si el verdadero ideal reclama la generosidad y, no
pocas veces, el absoluto desinterés de quien la posee, la función de servicio en las profesiones
seguirá escribiendo páginas más brillantes, en la verdadera historia de los pueblos.

Función de orientación: Debe cumplirla a través del medio más eficaz y más sencillo que es el
ejemplo. El rol de un profesional toma importancia sobre los miembros de una comunidad y la
influencia que en ella ejerce, debe servir para ayudar en la orientación de los objetivos de la
comunidad. Quien no la cumpla, lleva sobre sí una grave responsabilidad.

Función de unión: En la sociedad, dentro del convivir humano existen siempre roses, discrepancias
y distanciamientos. El profesional, a través de su preparación académica, de su solvencia científica y
moral, y al empleo eficaz de las relaciones humanas, debe constituirse en vínculo de unión entre los
miembros de esa comunidad.

3- REFLEXIONES GENERALES SOBRE LOS DEBERES


El deber es una norma reguladora de la libertad, es el máximo grado de necesidad con ella
compatible, y consiste en la obligación impuesta al sujeto libre “de usar su libertad, de un modo
determinado”.

En el perímetro de la libertad humana, podemos descubrir sectores llenos de reglas que no son
suficientes para crear un deber (reglas gramaticales, artísticas o técnicas).

Dondequiera que surge el deber, invariablemente le acompaña la nota moral; por cuanto todo
deber (cualquiera sea el sector de su procedencia), tiene carácter ético, obliga en conciencia, y su
violación voluntaria implica responsabilidad.

Cuando analizamos los deberes profesionales debemos hacer un estudio serio y sistemático de las
actividades peculiares de todas y cada una de las profesiones. Hablamos de deberes generales y
particulares, de deberes impuestos por la ciencia y de otros, impuestos por la conciencia.

En el hombre, la vocación es la modalidad particular de vida y el deber es el valor humano de toda


actividad, que responde a exigencias concretas del bien común.

Es evidente que existan algunos deberes más graves que otros, pero la Ética Profesional no permite
que se omita ningún deber, por más que no se preocupan de cumplir deberes religiosos, familiares,
pero descuidan otros deberes como los de la profesión y es la sociedad la que sale afectada, por esta
posición parcializada del profesional.

La profesión no es un área neutral para la conciencia, sino que es capaz de potenc iar los deberes y
casi, con carácter de exclusivo, tener la obligación de resolver los problemas humanos.

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4.- LA COMPETENCIA PROFESIONAL


Las promociones y títulos universitarios clausuran social y jurídicamente la vida del estudiante, como
discípulo y le someten oficialmente a las exigencias del bien común. Es el momento en el cual la
colectividad comienza a informarse acerca de su competencia.

Si el que requiere información es de condición humilde, comienza por asegurarse si el nuevo


profesional es “buena gente” (expresión que hace relación a las cualidades morales de honradez,
buen trato, consideración en los honorarios, etc.).

Si el ciudadano es acomodado o instruido, comienza por averiguar si el flamante graduado vale (si
tiene talento, títulos, aprovechamiento, rendimiento, etc.).

Este requisito, que está al menos implícitamente en la conciencia universal, constituye el primer deber
del profesional. El de la competencia.

Al hablar de competencia hemos de tomar en cuenta tres cosas:

a) La etimología de la palabra competencia no tiene la idea de lucha, sino simplemente de


colaboración, “cum petere”, o sea, tender conjuntamente a algo. Hoy la concebimos como la
aptitud o suficiencia para ejercer con excelencia una determinada actividad, en un área
específica, dentro de un contexto determinado.

b) La mayor parte del público extraoficial, que es el más exigente de la competencia de altos
niveles, casi nunca se da cuenta de la conexión que tienen entre si la competencia
intelectual, con la competencia moral del profesional.

c) Ese mismo público desconoce las relaciones que puede haber entre competencia
profesional y las condiciones físicas de un individuo.

Por tanto, la competencia no se puede limitar únicamente a la dotación inerte de ciencia y moralidad
del profesional, sino que debe significar en la conciencia de todo profesional una colaboración
dinámica y permanente de todo su ser, en toda su dimensión física y espiritual, con una
tendencia conjunta, hasta el bien común.

5.- REQUISITOS QUE PERMITEN UNA BUENA COMPETENCIA


PROFESIONAL
Para ser un buen protagonista dentro de la competencia intelectual, a más de los factores
anteriormente anotados, es menester que cumplamos tres cosas: trabajo, esfuerzo, y, método.

- TRABAJO.- Sólo ejerciendo la profesión nos vamos profesionalizando; ello implica un trabajo
eficiente, honesto, permanente, cotidiano, puntual, eficiente, eficaz, siempre con la mira de hacerlo
cada vez mejor, optimizando tiempo y recursos que permitan la mayor satisfacción de las
expectativas del cliente.

- ESFUERZO.- El trabajo intelectual, para ser coherente, debe ser fundamentalmente un estudio
disciplinado y abnegado.

La actualización científica y técnica del profesional permite el mejoramiento en la praxis y así obtener
nuevas técnicas y métodos propios, que posibiliten un mejor ejercicio de la profesión, lo que implica
un esfuerzo constante.

El estudio y la investigación constantes deben ser el aliado de un profesional, para que pueda brindar
un servicio, acorde a los adelantos de la ciencia y la técnica y que responda a las exigencias de la
sociedad, cada vez más compleja y complicada.

- MÉTODO.- Es importante el método que se utilice para mantenerse actualizado. En relación con el
método podemos hablar largamente, pero por razones de tiempo vamos a hablar únicamente de
algunos aspectos:

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 La Lectura: Actualmente, los profesionales nos quedamos en una simple lectura de folletines,
fascículos, revistas y periódicos, que en la mayoría de las circunstancias tienen interés
especulativo y nos olvidamos de las verdaderas fuentes que nos prodigan información profunda,
como son los textos y los libros y revistas científicas de autores de solvencia moral y científica, el
Internet, etc.

Existen pocas revistas profesionales que hablan de contenidos científicos, relacionados


con la profesión.

El periódico es útil porque nos permite estar al tanto del acontecer mundial, regional,
nacional y local, no podemos pues, minimizar su importancia, pero tampoco podemos
enquistarnos en él.

Es obligación del profesional es “estar al día” en los avances de la ciencia y de técnica ,


especialmente en lo referente al área de su especialización y es su deber, también,
actualizar sus técnicas y el ejercicio de su profesión, al tono del avance de la
ciencia y de la técnica. El profesional que abandona el estudio se decapita
profesionalmente.

La lectura que realice el profesional no debe ser la común, corriente o superficial, deberá
ser la lectura científica, que se caracteriza por tener objetivos definidos, por ser
planificada y profunda.

Facilita la valoración de la información ( conceptos, leyes, principios, valores, etc,),


seleccionar, asimilar y poner en práctica en el convivir diario y en el ejercicio de la
profesión.

 Tiempo Disponible: Los profesionales deben saber planificar sus actividades, procurando dejar
un tiempo prudencial para la lectura y el estudio. Aunque en la actualidad las obligaciones del
trabajo y de la vida de la sociedad moderna, muy agitada, no nos dispensa tiempo para
actividades que nutran el espíritu, a través del aprendizaje y la lectura, sin embargo, debemos
posponer otras actividades no indispensables para mantener este alimento espiritual.

 El orden: Se requiere orden en el estudio y en el trabajo. Orden para la distribución del tiempo
en la comida y en el descanso.

Debemos tener en orden las fichas y notas del estudio y de trabajo, convencidos de que
lo que se anota, se dispersa o se extravía.

Cada profesional debería disponer de su ordenador, en donde deberá llevar toda la


información de su trabajo, como su agenda y más novedades.

 El recogimiento: La libertad espiritual, indispensable para pensar, crear y vivir con plenitud de
conciencia psicológica y moral, sólo se logra cuando se llega a amar el recogimiento y el silenci o.

Para concluir con el asunto del método, anotamos unos consejos cortos, sencillos y prácticos.

 La mejor manera de pensar es escribiendo.

 No es recomendable insistir demasiado tiempo en una misma materia. Cuando la materia es


difícil, requiere de más pausas.

 Cuando se canse de una actividad, descanse cambiando a otra actividad o estudiando otra
materia.

 No existe ningún método fácil para las cosas difíciles y entre las cosas difíciles ha estado y estará
siempre el estudio y la cultura.

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6.- LA COMPETENCIA INTELECTUAL


La competencia intelectual, considerada como la posesión perfecta y completa del conocimiento, es
imposible; de ahí la importancia y la imperiosa necesidad de luchar permanentemente por acrecentar
ese patrimonio del espíritu, que el profesional lo logra, sólo cuando se entrega a su conquista.

Cuando hablamos de ciencia, nos referimos a las ciencias positivas o naturales, que constituyen el
elemento mayoritario y prevalente de la educación científica y tecnológica.

Cuando hablamos de sabiduría, entendemos (a más de la riqueza espiritual, que es producto de la


auténtica cultura), las otras formas de saber humano, que son el elemento esencial de la educación
humanística, y que se basa en un conocimiento integral del ser humano, en todos sus aspectos, para
poderle dar una atención integral.

La educación científica y tecnológica, como la educación humanística, deben poseer una dosis
suficiente de valor informativo y lo más importante, ponerlas en práctica al servicio de la sociedad.

Para concluir este tema, afirmaremos que:

 La ciencia puede proporcionar nobilísimas satisfacciones espirituales muy afines a la


contemplación científica del arte.

 Al mismo tiempo que la ciencia influye en la claridad mental y en el rigor intelectual del hombre,
también puede proporcionarles el amor a la naturaleza, que consideraron los clásicos como el
amor a la sabiduría.

 Es digno de destacar que la ciencia fácilmente induce al alumno a verdaderos sentimientos de


moderación y humildad, especialmente cuando la docencia está confiada a científicos auténticos.

 El valor formativo y humano de la ciencia debe tener relieve especial en nuestras universidades
modernas, por el hecho humano e histórico de ocupar un puesto peculiar en la vida individual y
colectiva, que se ha acelerado y complicado, gracias a la invasión imprevista de los
descubrimientos científicos.

 Sería insensato negar este valor educativo a la ciencia, como reducir las humanidades a un árido
estudio gramatical.

7.- FACTORES QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA


INTELECTUAL
Existen factores externos e internos:

7.1.- FACTORES EXTERNOS

Influyen desde fuera. Son los siguientes:

7.1.1.- Factores de formación.- En ellos están incluidos:

- Los maestros

- Los libros

- Los amigos que constituyen el ambiente universitario.

7.1.2.- Factores de información

- Los más importantes son los libros y la revistas profesionales o universitarios de seria
solvencia y el Internet.

- Los congresos generalizados, seminarios, talleres, conferencias, etc.

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7.2.- FACTOR INTERNO


Está constituido por la inteligencia, que es la protagonista más grande de la competencia profesional
– intelectual.

8.- LA COMPETENCIA TÉCNICA Y HUMANÍSTICA


LA COMPETENCIA TÉCNICA: Hace relación a la idoneidad intelectual del profesional, la misma que
comprende:

a.- El conocimiento teórico - sistemático de las ciencias respectivas.

b.- Aplicación práctica de esos conocimientos a caso concretos.

La primera parte hace relación a la ciencia que debe poseer el profesional; y la segunda, al arte o
experiencias, en la aplicación de esos conocimientos.

¿Es más importante la ciencia o la experiencia ? No se puede prescindir de ninguna de las dos;
tanto ciencia como experiencia son dos requisitos que debe poseer todo profesional; son
inseparables, y es más, ambas se influyen mutuamente.

La universidad facilita a los estudiantes el conocimiento científico, pero no se despreocupa de la


segunda parte que es el arte o la aplicación de esos conocimientos; pues en razón de ellas se
realizan los trabajos de aplicación, las investigaciones y el servicio que la universidad presta a
comunidad a través de sus alumnos, poniendo en práctica la filosofía, cuyo lema es: “La universidad
al servicio del pueblo”.

Es importante recalcar, que si bien la universidad facilita la preparación científica al estudiante, ésta
no puede facilitar toda la ciencia al futuro profesional, es menester pues, que el estudiante, al
convertirse en profesional, obtenga el deber moral de mantener su interés por la constante
preparación y actualización científica – técnica, puesto que la ciencia avanza a pasos gigantescos y el
profesional no puede darse el lujo de quedar relegado, ante un mundo nuevo, cambiante y
progresista.

LA COMPETENCIA HUMANÍSTICA: En la educación universitaria debe posibilitar una “formación


humana”.

Esta formación humana no se refiere a la formación humanística, propia de algunas facultades y


especializaciones universitarias, ligadas a las lenguas muertas, ni al estudio del pensamiento greco -
romano.

La competencia humanística hace relación al conocimiento de otras áreas del quehacer humano:
saber histórico, saber filosófico que prepara a la mente y al ánimo de los jóvenes para la experiencia
estética, que es esencial para el equilibrio cultural y espiritual.

Debemos insistir sobre este humanismo profesional, sobre todo en aquellas profesiones de carácter
eminentemente técnico, para sacar a los jóvenes de las dimensiones utilitarias y materiales, que les
predomina y les convierte en fósiles.

Si el profesional se convierte en un atrofiado social, por carecer de competencia humanística y hace


desaparecer al hombre de sus problemas y de su perspectiva intelectual, la estructura social moderna
se desequilibraría, se convertiría en un caos y el destino sería una decadencia nac ional.

Para concluir, diremos que la ciencia es una premisa necesaria para la cultura; pero no es la cultura.
Para que la ciencia se transforme en cultura y para sacarle al profesional de ese infantilismo que hace
peligroso el manejo de sus propios instrumentos técnicos, es necesario educarlo como hombre,
dotándole de un mínimo de competencia humanística.

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9.- LA COMPETENCIA MORAL


La competencia moral, en todo profesional, como en todo hombre, no se limita a la adquisición de
conocimientos, es indispensable que la inteligencia ponga en juego a la voluntad, para que la
actividad profesional ofrezca todas las garantías que requiere “el bien común y la dignidad
profesional”.

En relación con la práctica moral, llegamos a las siguientes consideraciones:

a) Es importante que toda actitud profesional esté ligada a los principios morales, que toda conducta
esté dirigida al bien.

En tal virtud el hombre no es moral ni virtuoso por ser casto, moderado o justo, sino por estar
dominado por el bien, en toda su amplitud, subjetiva y objetiva.

b) El bien que realiza el profesional no tiene como realidad ni como medida a la persona del
profesional. Para aquella persona, que no posee otra medida del bien que a sí misma, en contra de la
conciencia objetiva, se quedaría en un mero utilitarismo, siendo más importante para ellos los
honores y ganancias.

c) La eficiencia técnica, sin virtud, se convierte en un virus destructivo de la sociedad.


La técnica garantiza, que el profesional no conspirará contra el bien común, s ólo cuando esté
administrado por la virtud.

d) La competencia moral, que implica en el profesional la existencia de la virtud, se manifiesta por una
doble sensibilidad:

1.- En la vida especulativa. Se da por una espontánea y virulenta repulsión hacia la


primacía de lo cuantitativo y estadístico, en contra del envilecimiento de las conciencias,
perversión y en contra de la rutina y burocratización profesional.

2.- En la vida social. La urgente necesidad de reivindicar el prestigio profesional y de la


profesión entre las clases populares y humildes. Para ello es menester disponer de una
perspicacia profesional para poder descubrir el hecho y el derecho de estas gentes.

El hecho consiste en darnos cuenta de que no han asimilado los avances de la técnica, que
tampoco han mejorado su condición y nivel de vida.

El derecho, se relaciona con la atribución que tiene la sociedad de exigir del profesional la
prestación de servicios, en favor de quienes conforman dicha sociedad; en realidad, existe
desconfianza y escepticismo, porque quizá nunca saborearon el beneficio de la misión
redentora del profesional.

10.- VIRTUDES PROFESIONALES


Partimos del principio de que la profesión es, esencialmente, relación y servicio. La actividad
profesional está constituida por actos que son esencialmente transitorios, esto significa que no
pueden limitarse al individuo que los emite, sino que deben terminar en otro que los recibe.

Por consiguiente, las virtudes profesionales principales son virtudes sociales y estas son:

10.1.- JUSTICIA Y CARIDAD

También abordaremos la virtud intelectual, la dignidad personal, el trabajo y el orden.

La Justicia. Ulpiano la define como: “La voluntad perpetua y constante de dar a cada uno lo suyo”.

Hay varias virtudes que son anexas a la justicia: piedad, gratitud, veracidad, afabilidad,
liberalidad, equidad, etc.

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El deber de justicia el profesional lo contrae el momento en que recibe el título de profesional,


momento en que se convierte en contrato entre el profesional y el Poder Público, con la universidad y
con la clientela.

La Caridad. Es la dinámica social en su más auténtico sentido. Mientras que la justicia promueve el
orden, ligando o restituyendo cada cosa en su lugar, con su dueño, prácticamente está separando a
las personas. Pero la caridad pone en circulación la generosidad de las almas, haciendo que
las personas se enajenen a sí mismas, en beneficio de las demás.

La justicia respeta los desniveles naturales, dejando a cada uno lo suyo. La caridad sólo descansa
cuando ha hecho todo lo posible por equilibrar los niveles humanos, con la aportación de los
propios bienes y de las propias personas.

La caridad obliga a los profesionales con:

 Sus colegas y superiores.


 Con sus colaboradores
 Con los pobres, que siempre existen y existirán en el mundo en sus tres manifestaciones.

a.- Pobreza intelectual.


b.- Pobreza moral.
c.- Pobreza física.

El descuido de la caridad es el sector humano en el cual el profesional está más cerca de atropellar.

10.2.- VIRTUD INTELECTUAL


Existe una clara diferenciación entre las virtudes morales e intelectuales. La virtud intelectual está
relacionada con el culto a la verdad, que debe ser norma de todas las actividades.

El culto de la verdad debe manifestarse.

 Al pensar
 Al hablar
 Al actuar

El culto a la verdad debe ser la base de todo pensamiento y de toda obra, presidiendo toda la vida
intelectual y la vida moral.

Cuando el profesional no cuida su seriedad, cuando emplea su preparación técnica para convertirse
en demagogo o charlatán, está pecando contra la virtud intelectual.

Tanto los que creen que la verdad es patrimonio personal incomunicable, como los que opinan que la
verdad es comunitaria y social, deben anteponer rigurosamente la verdad a todos los órdenes de
existencia.

10.3.- DIGNIDAD PERSONAL

No se refiere a los deberes generales inherente a la conciencia que hemos visto en temas anteriores.
Podemos catalogar como las virtudes exteriores o complementarias que son esencialmente
incompatibles con el vicio y el engaño.

El profesional tiene dignidad profesional cuando responde lealmente a las exigencias del
público.

La dignidad personal es, a veces, sobreentendida por el público, por encima de las virtudes morales.

El profesional tiene necesidad de inspirar una dignidad profesional, en base a una conciencia sólida y
homogénea.

Se toma como demostración de la dignidad profesional las siguientes manifestaciones:

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a) el desinterés
b) la cortesía y corrección.
c) la distinción.
d) la puntualidad.
e) la delicadeza, etc.

10.4.- TRABAJO
Jean Grasset decía ya en 1675 “El hombre formal tiene su diversión en sus ocupaciones; el
insensato hace de la diversión su ocupación”.

Un profesional, que no tiene conciencia de trabajar con seriedad y eficiencia, está menoscabando su
perfección individual, la dignidad de la profesión y defraudando la confianza de sus conciudadanos.

Existen algunas consideraciones que nacen del valor humano del trabajo y de nuestra competencia
cualificada:

a) El trabajo debe hacerse bien. Todo trabajo tiene un sello de perfección o imperfección,
pero salva su valor ético y humano quien sinceramente ha buscado su perfección.

b) Con alegría y entusiasmo. Sin alterar el carácter. Sin una actitud desabrida, desesperada o
áspera.

c) Con tranquilidad. Que asegure confianza y elimine turbulencias, azoramientos,


aturdimientos.

d) Con valor y resolución. Que descarte cobardía e interrupciones inútiles.

El profesional debe tener cuidado de caer en los grandes peligros a que se halla expuesto en los
trabajos de la vida profesional, como:

a) La anarquía en el trabajo. No debe trabajar sólo porque se le antoje y cuando se le antoje.


Cuando el trabajo se vuelve una obligación o compromiso, se constituye en un yugo.

Profesionales sin reglas y sin disciplina, sin orden y sin leyes, refractarios a toda sujeción u
obediencia, destruyen sistemáticamente la paz de todas las comunidades y se convierten en
carga y problema de todo el mundo.

b) La dispersión del trabajo que se convierte, a la postre, en presunción y ambición.

La dispersión se da cuando el profesional hace justamente aquello que no sabe hacer, y que
casi nunca haga lo que verdaderamente sabe hacer, y puede hacer. Es la mejor manera de
anularse y trabajar mucho para morirse de hambre.

La ambición se da cuando el profesional se cree capaz de todo.

La primera regla de trabajo efectivo es ceñirse a los compromisos sin multiplicarlos,


concentrando la atención y actividad, especialmente en la actividad creadora.

10.5.- ORDEN

Debería se connatural con la vida profesional. El profesional debe tener como su especial y
específica conducta “Introducir el orden”, en un determinado sector de las estructuras sociales o
económicas.

Sobre el orden vamos a enfocar, desde el punto de vista externo:

a) Las personas. El profesional debe dar ejemplo de correcta presentación, puntualidad y


regularidad en su conducta.

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b) Las cosas. La oficina debe ser un local adecuado, tanto en su ambiente, como en los
muebles y utilería, que responden al buen gusto, higiene y fundamentalmente la sencillez y
funcionalidad arquitectónica.

11.- VICIOS
El profesional es una persona humana, por lo tanto, sujeto a la práctica de virtudes y vicios.

El profesional está sujeto a realizar actos inmorales y cuando éstos se repiten, el hábito inmoral se
convierte en vicio.

Consideramos tres vicios capaces de desarticular la vida de un profesional y aún destruirla como
capacidad potencial, como dignidad humana y como riqueza social. Estos son: El juego , El
alcoholismo, y, la lujuria.

11.1.- EL JUEGO
La práctica en los profesionales del juego, como vicio, se da sin escrúpulos, sin formación moral
cuando:

* La conciencia acepta que es lícito enriquecerse rápidamente “sin trabajo”.


* Cuando el profesional utiliza su título como un respaldo que le inmuniza del peligro.
* Cuando se considera frustrado o fracasado y su amargura le lleva a vengarse a través de la
revancha.

El juego, cuando se lo practica como deporte, es sano, útil y necesario para el profesional porque
permite distracción y recuperación de sus energías y renovación de ánimo para su labor; pero cuando
éste se convierte en vicio, destruye al profesional, lo ata y le impide cumplir, a cabalidad, con el
ejercicio de su profesión, como la ética y la sociedad lo exigen.

11.2.- EL ALCOHOLISMO
Como problema social ha movilizado un verdadero ejército de apóstoles, sociólogos terapeutas. Es
evidente que ningún profesional debía considerarse dispensado de interesarse activamente sobre el
problema, por sus graves consecuencias en la salud, la economía, la familia, el trabajo, etc.

Los términos del problema son relativamente claros cuando hablamos del popular “borrachito”. Las
consecuencias cirróticas y poli neuríticas aparecen fatalmente en proporción con las dosis y
frecuencia de las libaciones.

No es necesario batallar para convencer a un ciudadano de lo escandaloso que resulta el observar la


borrachera de un profesional.

Es importante que un estudiante universitario distinga, claramente, la diferencia existente entre la


embriaguez y el alcoholismo.

Está embriagado el que ha perdido en mayor o menor escala el control de la personalidad. Pero el
borracho no es necesariamente un alcohólico.

El alcohólico no pierde, necesariamente, sus facultades; pero se ha familiarizado con la ingestión


habitual de bebidas alcohólicas, en cantidades nocivas.

Aunque sea difícil establecer el punto en el cual la ingestión alcohólica se vuelve nociva, es
relativamente fácil adoptar un criterio práctico:

a) El hombre, que se excede en la bebida, se convierte en un payaso; la mujer, en un trapo. Ambos


practican la manera más descarada de abdicar de la dignidad de la personalidad.

b) El profesional, por precaución, debe desechar la costumbre de intercalar tragos en su tarea.

c) Es nada recomendable el beber por costumbre y en casa, peor en forma clandestina.

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d) Las observaciones en contra del alcoholismo las hacemos, no en función de la intoxicación


alcohólica, sino por la alteración progresiva de la personalidad del profesional.

e) Debemos desterrar el alcohol, sistemáticamente, de cualquier ambiente académico o profesional, y


se debe combatir, vigorosamente, su uso entre la juventud secundaria y universitaria, que lo juzga
imprescindible en celebraciones novatadas.

11.3.- LA LUJURIA

Partimos del sobreentendido de que conocemos la definición del término.

El hombre normal, aún con poca formación moral y exiguo conocimiento sexual comprende
fácilmente lo que debe corresponder al hombre y a la mujer, en cuanto al rol sexual; y no es sino por
la separación entre el instinto y el resto de la personalidad, cuando cae en la satisfacción brutal,
egocéntrica y habitual de ese mismo instinto.

Queremos lamentar la triste situación de algunos profesionales, a veces casados, que convierten su
despacho en un prostíbulo, con libros, revistas, decoraciones, fotografías, conversaciones y
comentarios, propios de tales ambientes.

En esos despachos son permanentes las suspicacias y el doble sentido, el chisme, la difamación y la
calumnia; las cintas y las visitas sospechosas; la interrupción del trabajo, la suspensión del deber y el
crecimiento de la frivolidad y, no pocas veces, la provocación del delito y el escándalo.

Cuando una mujer decente, tiene la desgracia de llegar, por equivocación a tales antros, ha de verse
amenazada por toda clase de vejaciones, que la sensibilidad femenina no deja de percibir en las
miradas procaces, en las palabras equívocas, en las intenciones sórdidas y en la actitud animal que
acompaña la conversación.

La enseñanza universitaria del profesional debe tomar muy en consideración varios aspectos al
respecto:

a) En el orden intelectual. No es verdad, ni ciencia todas las clases de patrañas pornográficas


difundidas por revistas y publicaciones, que no son académicas y que se editan con el pretexto de
“educación sexual”.

El profesional tiene la grave obligación moral de estar seriamente informado de los mínimos
elementos de una sexología científica, que comprende la anatomía, la fisiología y patología sexual.

b) En el orden moral. El hombre lujurioso se morirá sin sospechar siquiera lo que verdaderamente
es la mujer, sin hacer conocido jamás el amor. Puede tener también trastornos psico-fisiológicos.

c) En el orden social. El hombre lujurioso a través de su persona y de su oficina, se convierte en un


foco de perversión, que contamina todo su entorno.

Desacredita la profesión de toda jerarquía y la envilece por la desconfianza y la burla colectiva.


Termina con las vinculaciones y amistades nobles.

Confina, socialmente, a su familia, con el mezquino beneficio de la compasión, cuando consigue


librarla del desprecio popular.

Los candidatos de cualquier carrera, en quienes en su vida ordinaria no haya práctica, ni siquiera una
idea de conciencia del deber, deben ser absolutamente eliminados de la Facultad. Posiblemente en
esos candidatos se están formando asaltadores, vividores, estafadores, y quién sabe, hasta posibles
criminales.

Por consiguiente, es menester prestar atención a los factores morales de los candidatos a cualquier
carrera o profesión.

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12.- RELIEVES MORALES SOBRE LOS DEBERES GENERALES Y


VIRTUDES PROFESIONALES
De las anteriores consideraciones se desprenden las siguientes consecuencias:

a) El profesional contrae la obligación esencial y primordial de trabajar con la inteligencia,


confirmando la ley universal que nos obligan a todos a “ganar el pan con el sudor de la frente ”.

b) La dignidad profesional obliga a buscar, incasablemente, el mejoramiento y perfección de los


sistemas aprendidos en la universidad.

c) Constituyen una falta grave para el profesional el no desechar sistemas insuficientes e inefectivos y
tratar de defenderlos, por pura pereza moral.

d) La dignidad profesional exigen que un profesional universitario no se convierta en un burócrata,


trabajando rutinariamente para ganarnos unos cuantos dólares, sino como en una cosa propia,
mejorando en eficiencia, servicios, productos y ganancias.

TEMAS PARA MEDITAR

En relación con la temática tratada, nos permitimos transcribir las 16 reglas para la mente, del
conocido Monseñor Fulton J. Sheen.

1.- Tómele el gusto al libro, revistas antes de leerlos. La mente es más importante que el estómago.
Así hay comidas que sólo sirven para el bote de basura, también hay lecturas que no son aptas para
la mente.

2.- Una mente que no se perfecciona, por la buena lectura, se entorpece. Los músculos, que no se
usan, se atrofian y, una mente que no se nutre, termina languideciendo.

3.- El extremo opuesto es realizar el estudio en una sola dirección. La súper especialización, confesó
Darwin, arruinó su mente, porque por ella perdió sus inclinaciones por la música, poesía y las artes.
Muchas tesis universitarias versan sobre temas tan especializados, que no dan provecho alguno, ni al
estudiante, ni a la universidad, ni al público.

4.- Limitar nuestras lecturas a los periódicos y revistas populares es caer en la uniformidad y en la
monotonía del hormiguero.
Cuando todos saben la misma cosa, nadie sabe nada.

5.- La mejor hora para el estudio depende de la constitución física de cada uno. Hay quien nace gallo
y trabaja mejor por la mañana; otros nacen búhos y dan mentalmente lo mejor de sí, por las noche.

6.- La conducta puede condicionar el conocimiento. El estudiante que no vive una vida moral rehuirá
toda lectura que ponga en evidencia su bancarrota. A un ladrón de bancos no le gusta que le
iluminen con la luz de un proyector, mientras esta volando una caja fuerte, así tampoco quiere un
hombre malo, que la luz de verdad ilumine sus malas acciones.

7.- Así como el alimento es masticado, lo mismo debe ocurrir con la lectura. De la misma manera
como la boca posee jugos transformadores del alimento, así también la mente tiene jugos mentales
para convertir la lectura en conocimiento. Como la madera debe ser secada antes de encenderla, así
la lectura, debe meditarse, para captar todo su sabor.

8.- El ojo no siempre ve, de vez en cuando parpadea o cae en temporal ceguera. Así también la
mente tiene que apartarse de lo que lee para reflexionar sobre el contenido, a fin de aprenderlo, luego
de comprenderlo mejor, cuando se vuelve a leerlo.

9.- No tenga abierta permanentemente la mente, es decir no lea de todo, sin tomar decisiones. Una
mente abierta que no se decide nunca sobre la verdad de lo que lee, puede resultar ser nada más
que un orificio en la cabeza. La boca abierta que no se cierra sobre el alimento, hambrea a su
poseedor.

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10.- Si el libro es de propiedad, léalo con un lápiz en la mano; marque los pasajes más importantes
para una segunda o tercera lectura. Si no es suyo, pase por alto la sugerencia.

11.- El libro del mes, no es necesariamente el libro que valga la pena leerlo. Si usted ha leído la vida
de Plutarco, es para usted como si terminaran de salir de las prensas. Emerson sugirió no leer nunca
un libro hasta después de un año de su publicación. La última moda no es necesariamente la mejor.

12.- Leer novelas, exclusivamente, o contemplar en la T.V. dramas o aventuras del oeste excita
nuestra emotividad contra objetos puramente ficticios, irreales. Más tarde, cuando debiera dirigirse a
un objeto real, la emotividad está fatigada. El mundo moderno ha perdido así el poder de la
indignación moral.

13.- Los estudiantes harían bien en recordar que hay clases universitarias a las que no vale la pena
asistir; entre ellas están principalmente las clases en las que los maestros acostumbran a dictar.

También aquellas en que se dan estadísticas sólo para el año en curso. Un buen libro vale más que
muchos curso universitarios.

14.- No hay atajos hacia el conocimiento. No existe sendero fácil hacia la adquisición de un idioma
extranjero, de las matemáticas.

El gusto por todo lo que es bueno y noble es el resultado de dura labor disciplinada.

15.- Un hombre puede ser muy inteligente, saber mucho, publicar mucho, maravillar en las audiciones
de preguntas y respuestas y ser un demonio. El conocimiento por sí y en sí no es santidad, la
bondad está en la voluntad, no en el intelecto.

16.- Rece antes de estudiar, pues, aunque el conocimiento viene de los libros, la sabiduría viene de
Dios.

13.- LA HIGIENE Y LA SALUD MENTAL


13.1.- CONCEPTUACIÓN
Concebimos a la higiene mental como el conjunto de medios normales capaces de preservar y
desarrollar la salud mental normal.

Toda profesional tiene la obligación de conocer la Higiene Mental y de ponerla en práctica.

El Director de servicios de Profilaxis Mental en Francia señala como principal características de la


Salud Mental Normal las siguientes:

13.2.- CARACTERÍSTICAS
a) La adaptación al medio social: No debemos confundirla con el conformismo pasivo o
convenienciero con las estructuras sociales.

Lo que se debe entender es el equilibrio y la posibilidad de engranar profesionalmente en el


medio social; entendido esta posibilidad como participación en los grupos culturales y recreativos,
colaboración en las iniciativas compatibles con la profesión, intervención en la vida política y
serenidad en las dificultades y la agresividad gratuita de ambientes y personas.

b) Aceptación de la sexualidad: Aceptar la sexualidad no es mantenerla en ejercicio. Es posible la


conciencia de la sexualidad con la ausencia completa de relaciones sexuales, y es perfectamente
compatible con la salud mental más normal.

La aceptación de la sexualidad debe ser interpretada como la integración consciente de la vida


humana, con esa facultad maravillosa que ha sido otorgada para el bien de la especie, mediante
la perfección del individuo.

c) La aptitud para la dicha: Consiste en la posibilidad de acumular la alegría en el cumplimiento del


deber, para que el trabajo sea agradable.

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No debemos confundir la “La aptitud para la dicha”, con el hecho de ser dichosos, especialmente
cuando vivimos en una época de disturbios y conflictos, que predominan como marcos de
problemas profesionales, afectivos y sociales de la vida cotidiana.

Aunque digan los ingleses que la vida es una cebolla y la pelamos llorando, la aptitud para la vida
nos hace buscar constantemente el mejor lado de la cebolla y aún saborearla con un aderezo
inteligente.

13.3.- CONSIDERACIONES SOBRE HIGIENE MENTAL

a) La suprema ley de la Higiene Mental es el ESFUERZO bien entendido y sinceramente aceptado.

b) La Higiene, sin ayuda práctica rigurosa y habitual, es una ciencia muerta y nociva.

c) La Higiene, para ser racional y moderna tiene que abarcar todo el hombre, comprendiendo la
Higiene Mental, Moral; Afectiva, Sicomotora, Psico-genética e Individual.

d) La Higiene Normal y para los casos normales, es parte de la responsabilidad social del profesional,
quien tiene el deber de orientar convenientemente a la mayoría de los prójimos que cuentan entre sus
clientes y colaboradores.

13.4.- RECURSOS ORDINARIOS


Llamamos así a la práctica cotidiana, a la satisfacción racional de las necesidades biológicas
elementales, que se conectan directamente con la función humana del trabajo. Ellas son:

 El sueño

Abarca toda la dimensión de la vida vegetativa y de la vida espiritual.

No se puede determinar una cantidad estándar de sueño. El trabajo intelectual necesita una
compensación bastante mayor que el físico. Es aceptable que en 7,5 horas, un hombre cumpla con
este requisito.

La “siesta” es un recurso y una pausa maravillosa, que Aristóteles consideraba necesaria para la
regulación de una buena digestión.

Debemos recordar que para conciliar el sueño es menester: despreocupación, silencio y oscuridad.

Debemos evitar, a toda costa, trasponer la jornada de trabajo del día para la noche, no es natural y
recomendable.

 La alimentación

Somos concientes de que no es fácil comer lo que se quiere y cuando se quiere, menos aún, lo que
se debe y cuando se debe.

A más del factor económico existe otro que conspira en contra de una buena alimentación, esta es la
ignorancia de las amas de casa sobre nutrición y dietética.

El profesional no sólo debe ingerir alimentos, sino que éstos deben responder a una necesidad de
una dieta alimenticia, la misma que debe contener cantidades proporcionales fundamentalmente de
encinas, vitaminas, proteínas, sales, minerales, agua y calorías.

Un detalle último es la preparación de los alimentos que es de suma importancia y que determina el
agrado o desagrado del gastrónomo.

13.5.- RECURSOS PROFESIONALES


Hace relación al desgaste del profesional que necesita recuperar la salud y energía y que tiene a su
vez que valerse de otro profesional, que conciente y honradamente ayude a este propósito.

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El profesional está sujeto al cansancio que puede ser total e insoportable.

Ese cansancio, a más de ser intelectual, es físico (nervioso, muscular, sensitivo, vocal cardíaco,
pulmonar, etc.), y en gran parte moral, por falta de colaboración o comprensión; por la confianza o
amistad, por la carencia de estímulos e ideales y por las dificultades, zozobras, fracaso y traiciones
que nunca faltan.

Cuando un profesional esté enfermo, inmediatamente deberá recurrir a un profesional idóneo para
recuperar su salud y no dejar pasar el tiempo o dejarse llevar por consejos que no le permitan la
recuperación de la salud.

Cuando un profesional goza de buena salud, tiene salud, tiene buenas relaciones familiares y
sociales y logrará un rendimiento profesional mayor:

1.- Si trabaja briosamente.


2.- Si descansa oportunamente.
3.- Si sabe distraerse.
4.- Si toma vacaciones.

Para lograr un descanso mental es menester hacer uso de las distracciones y diversiones.

 Las distracciones.- Consiste en sustraerse de una actividad, desviándose hacia


cualquier otra. Sicológicamente es el medio más sencillo y práctico para evitar el
cansancio.

 La diversión.- Es la desviación o separación de la tensión del alma y del cuerpo de


sus actividades habituales, para intercalar dos elementos:

1.- El reposo que exige la naturaleza por el cansancio, y

2.- El placer, que aumenta la eficacia del reposo y asegura su resultado.

Dentro de este placer, que constituye la diversión, puede incluirse:

a) Placeres de las facultades superiores. (leer un libro).


b) De las facultades superiores y de los sentidos (música, pinturas).
c) De los sentidos externos (baño, danza, deportes).
d) De los sentidos externos y facultades superiores (teatro, cine).

El profesional debe equilibrar las diversiones, no centrarse ni dejarse absorber por


una sola de ellas, como por ejemplo el cine, la T.V. que no necesitan la colaboración
activa de la persona.

13.6.- RELIEVES MORALES

En cuanto a la diversión, es inmoral divertirse cuando no se ha trabajado, porque desacredita la


profesión.

El dedicarse al deporte, postergando y abandonando las habituales obligaciones, también es un acto


inmoral.

Quien adolezca de un padecimiento, que altere sus facultades profesionales hasta el punto de ser
causa de errores, confusiones o dilataciones perjudiciales, están obligados a desistir o a abstenerse
de ejercer sus funciones, hasta que esté en condiciones de hacerlo eficientemente.

Cualquier vicio que tenga un profesional afecta directamente al ejercicio eficiente de sus
responsabilidades, las relaciones con sus colegas y al bien común.

Es deber moral de un profesional, cuando ha llegado a la vejez o a una edad en que no pueda
desempeñar eficientemente la profesión, debe retirarse y dar paso a una renovación de personal que
inyecte nueva sangre y renovar bríos, dejando el paso a nuevas generaciones.

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En nuestro país tenemos al Seguro Social, quién jubila, pero existen personas, que a pesar de tener
los años de servicio y la edad suficiente para jubilarse, no quieren dejarse de trabajar.

Para concluir, diremos que la vida de un profesional debe ser un ejemplo de virilidad, probidad y
serenidad. Esto supone tener conciencia del compromiso contraído con el bien común y tener
conciencia de su limitación, declinación póstuma y destino último extra profesional.

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UNIDAD # 3
RESPONSABILIDADES PROFESIONALES
OBJETIVOS OPERACIONALES
Al concluir el estudio del presente módulo, usted estará en capacidad de:

 Definir y clasificar el secreto profesional.

 Distinguir el aspecto moral del jurídico del secreto profesional.

 Elaborar un concepto de responsabilidad general y profesional.

 Describir los principales aspectos que abarca la responsabilidad consigo mismo.

 Especificar los aspectos que abarca la responsabilidad del profesional para con el prójimo.

 Describir los ámbitos que cubre la responsabilidad del profesional para con la sociedad.

 Identificar las formas más comunes de charlatanismo.

CONTENIDOS
1.- EL SECRETO PROFESIONAL
1.1.- CONCEPTUACIÓN
1.2.- CLASES
1.3.- ASPECTO MORAL DEL SECRETO PROFESIONAL
1.4.- ASPECTO JURÍDICO DEL SECRETO PROFESIONAL
1.5.- AMPLITUD Y GRAVEDAD DEL SECRETO PROFESIONAL
1.6.- SECRETO TÉCNICO Y CIENTÍFICO
2.- LA RESPONSABILIDAD PROFESIONAL
2.1.- COCEPTUACIÓN
2.2.- RESPONSABILIDAD CONSIGO MISMO
2.3.- RESPONSABILIDAD CON EL PRÓJIMO
2.4.- RESPONSABILIDAD DE LA SOCIEDAD
2.5.- RESPONSABILIDAD CON LA SOCIEDAD
3.- EL CHARLATANISMO PROFESIONAL

DESARROLLO PEDAGÓGICO
1.- EL SECRETO PROFESIONAL
Antiguamente, sólo el Derecho y la Medicina estaban sometidos al sigilo profesional. Hoy en día
todas las profesiones exigen como obligación jurídica y deber moral a los profesionales, guarden el
secreto profesional. Cuando esto no sucede, se compromete seriamente l a estabilidad social y el
bien común.

1.1.- CONCEPTUACIÓN

Secreto es una verdad conocida por una o pocas personas, pero que debe mantenerse oculta a los
demás.

1.2.- CLASES

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De acuerdo a como se origina, tenemos las siguientes clases:

Secreto Natural: Es el que obliga por su propia naturaleza, esto es: por tratarse de una verdad cuya
revelación acarrea necesariamente daño o disgusto al prójimo.

Secreto Promiso: Es el que obliga en virtud de la promesa formulada, aunque el interesado lo haya
confiado independientemente de esa promesa.

Secreto Pactado: Es el que obliga en virtud de la voluntad expresada de quien lo confía y de un


pacto o contrato, con que se compromete a no revelarlo, el que lo recibe. Cuando el pacto o contrato
(explícito o implícito) procede del ejercicio de una profesión, tenemos el SECRETO PROFESIONAL.

1.3.- ASPECTO MORAL DEL SECRETO PROFESIONAL


Quien ejerce una profesión se pone en contacto con las personas, familias, instituciones. La razón de
este contacto es la existencia de un problema o necesidad, y la confianza depositada en el
profesional que se consulta.

Esta confianza permite al profesional, aun sin requerirlo el carácter de su profesión y sin pretenderlo
de ninguna manera, penetrar en la intimidad de sus hogares, en los planes de sus clientes, en las
reales condiciones materiales y espirituales que muchas veces revelan cosas desconocidas e
insospechadas para todo el mundo.

La obligación general de guardar el secreto profesional o discreción, resulta, en parte, de esa


confianza, y la confianza, por otra parte, nace en el cliente en la relación directa con la personalidad y
con la conciencia del profesional, confianza que se reduplica. La confianza del cliente es la confianza
que se dirige a una conciencia, la del profesional.

1.4.- ASPECTO JURÍDICO

Al refrendar los títulos, el poder público avala al profesional, certificando oficialmente su competencia.
De ahí la seriedad y severidad penal a declarar el reato (Obligación que queda de expiar la pena
correspondiente al pecado, aún después de perdonado) de quien revela el secreto profesional está
llena de precauciones, que lo reducen al estricto y preciso ejercicio de la profesión.

Además, para la configuración del reato se exige que la revelación del secreto profesional sea sin
causa justa, con provecho propio o ajeno, siempre que de ese hecho se derive algún daño o perjuicio
para el cliente.

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1.5.- AMPLITUD Y GRAVEDAD DEL SECRETO


Como la Ética no puede ser producto del cálculo, ni de la conveniencia, sino que surge
resplandeciente de la integridad y sinceridad de la conciencia, es natural que sus obligaciones tengan
un carácter apodíctico y absoluto.

La moral, que simplifica las distinciones y las reduce al mínimo es la más sencilla y más digna,
aunque no por ello resulta más fácil y practicable.

La ética del secreto profesional tiene más ventajas para todos, en la medida en que el profesional
desecha la preocupación jurídica y acepta la responsabilidad moral en toda su amplitud, como una
prerrogativa universitaria y profesional.

Estas ventajas son:

1.- No restringe la información del secreto a la actuación profesional. El cliente lo puede ampliar y
profundizar.

2.- Cuando el profesional cuenta con solvencia moral, el cliente deposita en él secretos naturales
mucho más profundos y más celosamente cuidados y que posiblemente no los confiaría, de no tener
esta calidad moral.

3.- Algunas instituciones de beneficencia o de carácter social logran información exigidas u obtenidas
en base de la ingenuidad de las gentes, es más grave la obligación del sigilo profesional y también en
lo que se refiere a la conversación y custodia de dicha información.

4.- Cualquier secreto que el profesional lo difunda es materia apta para la publicidad y el escándalo,
gravitando en contra del cliente, dicha información.

5.- Considerando a la revelación como una aportación indebida de conocimientos secretos, todos los
profesionales que son inspectores o peritos deben mantener el secreto más rigurosos, para todo el
público, ya que el secreto profesional sólo les autoriza la manifestación de la verdad a las personas o
entidades que les encomendaron dichas funciones, teniendo buen cuidado de la justicia y de la
caridad, que jamás deben ser lesionados.

6.- Nunca será violación del secreto el manifestarlo a un colega o a una persona prudente, para pedir
consejo; entendiendo que la persona consultada queda obligada a guardar el secreto respectivo.

7.- Aunque sea insignificante la materia del secreto o en caso que el profesional tenga autorizaci ón
del cliente para divulgarlo, será norma invariable de todo profesional callar, discreta y
sistemáticamente, siguiendo la regla de la Ética Profesional.

La regla de oro de todo profesional debe ser: “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a
ti”.

La norma escrupulosa de conducta de los profesionales debe estar acorde con el compendio
deontológico del juramento hipocrático: “Quaecun que vero Inter. Curandum videro aur audiere,
tacebo” (Callaré cuanto viere y oyere en las curaciones).

Debemos aclarar también de que el secreto profesional no puede ser absoluto, especialmente cuando
se compromete el bien común y el cliente no posee dignidad o es un criminal, en este caso, el
guardar el secreto profesional, convierte al profesional en un cómplice y encubridor.

1.6.- SECRETO TÉCNICO Y CIENTÍFICO

 El Secreto Técnico: Es el secreto que defiende al empresario de vulneraciones más o menos


graves de sus bienes y derechos.

El código del Trabajo Ecuatoriano exige que los trabajadores deban guardar celosamente este
secreto y castiga a quienes infringen esta norma.

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Debemos aclarar que existen secretos técnicos propios de las maquinarias y de la empresa y
otros secretos técnicos propios del ingenio y habilidad del trabajador; los primeros son
susceptibles de guardarlos celosamente, pero aquellos que pertenecen a la persona del
trabajador, él está en libertad de hacer el uso conveniente de los mismos.

 El Secreto Científico: Junto a la perplejidad de la opinión pública que tiene relaciones


psicológicamente primitivas, ante las sorprendentes conquistas espaciales, se ha vuelto a
plantear sistemáticamente como un problema de gran interés general, el llamado secreto
científico.

Debido al secreto científico no conocemos muchos detalles como:

- ¿Qué carburante utilizan los cohetes?

- ¿Qué condiciones garantizan la resistencia de los instrumentos al impacto de la


violencia de la aceleración inicial?

- ¿Cuál es el sistema de aislamiento de la nave para evitar los rayos cósmicos y las
elevadísimas temperaturas?

Estos y muchísimos secretos de tipo científico no es posible conocerlos porque se los trata de
guardarlos celosamente.

Muchos científicos, sabios e investigadores opinan que la verdad no es patrimonio de ningún


pueblo, raza o persona, sino que es patrimonio de la humanidad y que toda la verdad y
conocimiento es universal y que por tanto, todo aquello que se trata de aguardarlo o esconderlo,
en breve será de conocimiento público.

2.- LA RESPONSABILIDAD PROFESIONAL


2.1.- CONCEPTUACIÓN
LA RESPONSABILIDAD GENERAL

“Es la obligación de rendir cuenta de los propios actos”.

- Se le emplea a veces como sinónimo de “conciencia” o “imputabilidad”.

- Decimos que el sujeto es responsable cuando toma el deber como una obligación.

- El sujeto es irresponsable, cuando frente al deber, no siente nada.

- La palabra imputabilidad es la simple atribución de un acto a un sujeto determinado.

- Por tanto, la imputabilidad es la reacción social o jurídica ante el deber de conciencia.

- Si existe deber de conciencia, la imputabilidad es justa y razonable.

- Si no existe, la imputabilidad es improcedente.

Por eso la responsabilidad, como imputabilidad de una acción, puede ser definida como “la
posibilidad de que uno puede ser declarado autor libre de esta acción y sus consecuencias y
que se le puede pedir cuenta.

La responsabilidad como deber, es la obligación de responder de los propios actos, delante del tribual
competente.

Cuando el tribual es Dios o nuestra propia conciencia, tenemos la responsabilidad moral. Cuando el
tribual es el poder público, tenemos la responsabilidad legal; que a su vez es civil o penal, según se
trate de responder de los actos comunes del ciudadano, o del daño inferido que requiere
indemnización o pena por la violación de las leyes.

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LA RESPONSABILIDAD PROFESIONAL

La responsabilidad profesional la centramos en esa sanción interior de la conciencia, que inclusive


puede estar en pugna con la exterior, social o jurídica.

Puede aparecer un conflicto entre las leyes o reglamentaciones y la conciencia profesional. Se da


por ejemplo cuando un médico, en el caso de accidente, acude a brindar ayuda contraviniendo las
leyes de tránsito cuando rebasa un semáforo en rojo. En este caso prevalece siempre el dictamen de
la conciencia, o sea la sanción interior.

Toda conducta práctica de un profesional debe regirse por esta doble finalidad:

 Evitar toda falta voluntaria, y


 Disminuir, en lo posible el número de faltas involuntarias, que son el fruto de la debilidad
humana, por flaqueza propia o ajena.

Existen varias clasificaciones de las responsabilidades de los profesionales. Las más importantes
son: con la familia, consigo mismo, con el prójimo y con la sociedad . Vamos a estudiar a
continuación las tres últimas.

2.1.- RESPONSABILIDAD CONSIGO MISMO

Las responsabilidades están ligadas a los deberes. Con este criterio, la responsabilidad profesional
exige en el fuero íntimo de la propia conciencia una fidelidad permanente al triple deber de
competencia, que estudiamos en la unidad anterior.

En la competencia intelectual subrayamos el doble carácter de la preparación profesional: el técnico y


el humanístico.

Lo importante en este aspecto es la actitud del profesional de actualizarse científica y técnicamente a


más de la cultura general. Que esta actitud se constituya un hábito y que no permita el
anquilosamiento o enquistamiento intelectual del profesional, que se impermeabiliza a todo avance o
innovación.

Un profesional, que cierra sus ojos al adelanto científico y técnico de las ciencias, se convierte en un
invertebrado: ignorante absoluto de ideas modernas, ignorante de las estructuras fundamentales y del
funcionamiento de la historia, aislado sistemáticamente de todos los horizontes científicos y sociales,
presa incondicional de la propaganda, esclavo de la neutralidad y fetichista de las novedades, por ser
novedades.

El profesional que ha caído en esta situación está alerta para venderse al mejor postor, cuando no
emplean su título y su juramento a conciencia. Poco o nada les importa la clase de actividades y sus
responsabilidades, la calidad del patrón y sus fines, lealtad, la fidelidad, y el perfeccionamiento
profesional también se desvanece, al pobre anhelo material, sobre lo espiritual.

2.3.- RESPONSABILIDAD CON EL PRÓJIMO

Consideramos el prójimo del profesional: al colega, colaborador, cliente o acreedor. En nuestro caso,
vamos a estudiar lo referente a la responsabilidad natural, hacia la persona.

El hombre es y debe ser tratado siempre como un fin y nunca como un medio. El hombre es un ser
personal porque es el único ser que puede constituirse en justificación de los valores éticos.

En el comportamiento ético, frente a la persona que es el prójimo, el estado, mediante leyes ha


definido las pautas de comportamiento, que todos debemos observar, frente a los demás y es más,
sanciona a aquellos individuos, que infringen dichas leyes.

El comportamiento del profesional va más allá del comportamiento frente al prójimo, desde el punto
de vista legal, su comportamiento se basa, fundamentalmente, en la responsabilidad natural hacia la
persona.

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Hasta hace poco tiempo, la persona humana era el centro de interés y el punto neurálgico de la
humanidad, todos sus esfuerzos se dedicaban a lograr su mejor bienestar; hoy en día, con el
adelanto tecnológico científico, el hombre se ha mecanizado, materializado y deshumanizado, a
veces ya no se le toma como “fin”, sino como a un medio o instrumento de explotación, de
trabajo, olvidando su naturaleza humana .

Es justamente aquí donde la labor del profesional debe ser demostrada, al volcarse todo su esfuerzo
hacia ese prójimo, quienquiera que éste fuere, para brindarle todo su esfuerzo, su técnica y su
paciencia, inclusive a aquellos seres que son marginados de la sociedad, delincuentes y
transgresores de la ley, porque para el profesional toda persona es un ser humano y como tal
merece su respeto, consideración y atención, sin distingo de credos, raza, línea política o de
cualquier otra índole.

El profesional que opte por esta línea de conducta, está cumpliendo a cabalidad con su
responsabilidad para con el prójimo.

2.4.- RESPONSABILIDAD DE LA SOCIEDAD

El profesional, por el mero hecho de ser promovido por medio de un título universitario, aunque no
esté vinculado directamente, ni a la política, ni a la economía, ni a los grupos de presión social, moral
o religioso, tiene que observar una conducta, en relación a la sociedad en donde se desenvuelve.

El profesional, con independencia de cualquier actividad, tiene comprometida su inteligencia en la


opinión y sus energías en la acción, de las cuales depende la recta o desastrosa conducción del
pueblo.

Hay una ley muy simple, pero rectora de la Psicología popular: el pueblo marcha solo y siempre en
pos de alguien que guíe.

Piensa como un periódico o sus libros, y confía ciegamente en sus conductores y caudillos, vivos o
muertos, aunque esté convencido de su propia libertad y autonomía.

Para que esto se realice, sólo hay que hacer una cosa, “convencerlo”. Con razones verdaderas o
falsas, pero hay que convencerlo, porque el hombre es un ser racional y sus actitudes o acciones se
rigen exclusivamente por razones verdaderas o falsas.

Siempre habrá líderes de mala fe, engañadores y tramposos, profesionales del escándalo y expertos
en ocultar eficazmente la verdad, diciendo siempre cosas verdaderas. Pero también hay líderes
espontáneos y sinceros, que no tienen la culpa de su ignorancia y sus errores, y mucho menos de la
valiente, heroica decisión con que defienden sus convicciones.

Frente a estas razones, que gravitan en la desorientación popular, y ante la naturalidad y


maleabilidad de las masas, sólo la responsabilidad del profesional, puede canalizar y darle cohesión a
la voluntad popular, que es siempre, en términos psicológicos y sociológicos son quienes escriben la
historia.

Sobre las obligaciones de los ciudadanos, la Constitución, en el capítulo VII: DE LOS DEBRES Y
RESPONSABILIDADES, en el artículo 97, manifiesta: “Todos los ciudadanos tendrán los siguientes
deberes y responsabilidades, sin perjuicio de otros previstos en esta Constitución y la Ley:

1. Acatar y cumplir la Constitución, la ley y las decisiones legítimas de autoridad competente;

2. Defender la integridad territorial del Ecuador;

3. Respetar los derechos humanos y luchar porque no se los conculque;

4. Promover el bien común y anteponer el interés general al interés particular;

5. Respetar la honra ajena;

6. Trabar con eficiencia;

7. Estudiar y capacitarse;

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8. Decir la verdad, cumplir los contratos y mantener la palabra empeñada;

9. Administrar honradamente el patrimonio público;

10. Pagar los tributos establecidos por la ley;

11. Practicar la justicia y solidaridad en el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de bienes y


servicios.

12. Propugnar la unidad en la diversidad, y la relación intercultural;

13. Asumir las funciones públicas como un servicio a la colectividad, y rendir cuentas a la
sociedad y la autoridad, conforme a la ley;

14. Denunciar y combatir los actos de corrupción;

15. Colaborar en el mantenimiento de la paz y la seguridad;

16. Preservar el medio ambiente sano y utilizar los recursos naturales de modo sustentable;

17. Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país , de manera honesta y
transparente;

18. Ejercer la profesión u oficio con sujeción a la ética.

19. Conservar el patrimonio cultural y natural del país, y cuidar y mantener los bienes públicos ,
tanto los de uso general, como aquellos que le hayan sido expresamente confiados; y

20. Ama quilla, ama llulla, ama shua. No ser ocioso, no mentir, no robar.

2.5.- RESPONSABILIDAD CON LA SOCIEDAD


En continuación con el tema anterior, diremos que hay otra acción permanente e invencible, que
consideramos tanta más efectiva, cuanto se realiza con más inteligencia y conciencia que es la
difusión sistemática de la opinión profesional en el organismo social, mediante la fidelidad
insobornable a la verdad y a la justicia

Esta es la responsabilidad social que muchos profesionales no quieren cumplirlas siendo conductores
de esa sociedad.

Existen profesionales, que siendo cabezas espirituales de un cuerpo social, no supieron o no


quisieron comprender la importancia de ser guías.

Hombre, sin salud física ni mental, enfermizos, tristes e hipersensibles intelectuales y temerosos de
que la actividad social pueda comprometer su libertad intelectual o moral, política o religiosa, cuando
es precisamente la actividad social la que desenvuelve, estimula y enriquece la inteligencia y la
libertad.

Existen profesionales que son concientes de la existencia de los problemas sociales, pero no se
percatan de que primero deben resolver los problemas de su propia conciencia, antes de enfrentar los
sociales.

También hay profesionales negligentes y perezosos que disimulan la pereza, disfrazándola de


prudencia, para quedarse tranquilamente en el tibio remanso doméstico. Se disfrazan de celo para
llamar a la violencia, eludiendo llamar al sacrificio, que es su deber.

Se disfrazan de desprendimiento y austeridad para justificar todo lo justo y necesario que requiere
una vida decorosa.

Lloran como la Magdalena las maldades y miserias humanas, y ni siquiera piensan que podrían
remediarlas o aminorarlas fácilmente, poniendo en juego la contribución obligatoria de su
pensamiento y su trabajo.

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En estas circunstancias, el pueblo trastabilla, en medio de la oscuridad natural de su ignorancia o su


indigencia. Es tan culpable el que regaña, para que el odio adquiera el volumen que sus crímenes
necesitan, como el que siendo abanderado de la cultura, se rehúsa a combatir la mentira, por
comodidad o pereza.

Es el profesional la persona que no se puede dispensar de pensar en términos de verdad y de justicia


y menos aún de obrar, en términos de eficiencia práctica, indispensable para el bien común.
Frente a esta situación, el profesional tiene ante sí tres deberes bien definidos:

 El deber de la competencia social: La preparación del profesional es la primera condición para


ejercer su profesión.

La Universidad carga sobre sí esta responsabilidad de entregar a la sociedad gente preparada.

El profesional también debe ser hombre de partido y tomar partido.

Ser de partido se entiende por pertenecer a un grupo organizado y el tomar partido se entiende
por decidirse a afrontar la responsabilidad, para actuar frente a los problemas sociales, en busca
de su solución.

 El deber de la acción social: La clara resolución de tomar partido es el comienzo de lo que se


llama iniciativa privada; y esta iniciativa privada es el elemento esencial con que cuenta una
democracia robusta.

Existen profesionales, que ante una pequeña dificultad, suspiran por un salvador o un dictador. A
veces los ciudadanos están pendientes para que el estado resuelva todos los problemas. El
estado puede resolver muchos problemas, pero no puede estar en todo, por lo tanto, no podemos
esperar de él todo.

Es aquí donde el profesional toma la iniciativa, lidera la comunidad y con la ayuda del estado
resuelve efectiva y satisfactoriamente los problemas que afronta la comunidad. Esto es también
tomar partido y es acción e iniciativa privada.

 El deber de la reforma intelectual y moral: Se trata, naturalmente, de fortalecer los valores


espirituales en la vida del hombre y de reafirmar las inteligencias y las voluntades.

Difundir honradamente, sobre los hombres y sobre las cosas, ideas justas, simples, precisas y
firmes para que las palabras y la conducta de los ciudadanos estén acordes siempre a respetar la
verdad y el bien.

3.- EL CHARLATANISMO PROFESIONAL


Vamos a hablar de los que no quieren o no pueden mantenerse a la altura de la dignidad
universitaria, por el auge que esta lacra va cobrando en el campo profesional.

Lo lógico y natural es que un profesional se preocupe de aumentar y capitalizar sus virtudes y sus
méritos, porque ese es el mejor título que puede exhibir ante sus clientes ...

Quien, en defectos de unos y de otras, se vale del procedimiento engañoso o i ndigno (ya sean
privados o de intriga, ya sean públicos, por medio de técnicas de difusión, para cazar incautos)
merece el calificativo de charlatán y es digno de tacha moral, incurriendo en responsabilidades más o
menos graves, según el grado de charlatanismo que practique.

A veces es la malicia; otras la vanidad y, casi siempre, es el lucro el que determina este fenómeno.

Las formas más comunes de charlatanismo profesional son:

a) El merolico: Es el tipo más corriente. Es el que exhibe títulos, cargos o méritos de que carece y
pretende ejercer simultáneamente funciones incompatibles. Su localidad es arrogante y jactanciosa,
en fragrante contraste con su incapacidad moral y científica. Presume de métodos maravillosos,
escamoteando con el secreto y el misterio lo que simplemente es inadaptado o anticuado, cuando no

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recurre descaradamente a las prácticas mágicas o supersticiosas. Usa un lujo desproporcionado


notablemente con su verdadera posición social y profesional.

b) El comerciante: Es el que condiciona el éxito y la dignidad profesional a los métodos comerciales


de publicidad y propaganda. Sus procedimientos preferidos son la publicidad profusa y cantinflesca,
mediante anuncios de apariencia comercial en la prensa o en cualquier otro medio de difusi ón.

Las auto alabanzas procuradas diplomáticamente o previo pago de cualquier cantidad a pobres
reporteros ocasionales de eventos sociales o congresos científicos. El uso de modernos medios de
difusión, para exhibirse ante el público, como mentores de una ciencia que no poseen.

c) El burócrata: Así se llama al profesional que rehuye la responsabilidad, diluyéndola


indefinidamente o con el retardo del trabajo o desengaño, o con la multiplicación inútil de
intermediarios en un servicio que debe tener como característica la máxima eficiencia. También se
incluye al que por miedo a la responsabilidad, no le delega jamás, reservándose invariablemente
todas las opiniones y decisiones.

Para concluir, diremos que sólo se ejercita con honradez una profesión cuando con ella, sin desvirtuar
su autonomía y su función específica, se ayuda a despejar la incógnita de los problemas universales
que hoy acusan nuestra existencia.

FRASES PARA MEDITAR


 No obres mal y el mal no existirá. Tolstoy.

 ¿De que vale correr, cuando se está en el camino errado? Prov. Alemán

 Cuando más abundante es lo supérfluo, más falta lo esencial. L. de Lonval.

 La ignorancia es la noche del espíritu; noche sin luz y sin estrellas. Francis M.

 Nuestra mayor gloria no está en no caernos nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.
Confucio.

 Confía en Dios, pero amarra a tu camello. Prov. Persa.

 La fe consiste en creer lo que no vemos y la recompensa, en ver lo que creemos. San Agustín

 No hay paraíso sin serpiente, ni cielo sin demonio. Goethe.

 Delante de lo que un hombre es, nada significa lo que un hombre tiene. Grane.

 Si encuentras un hombre bueno, síguelo. Si encuentras un hombre malo, examina tu corazón.


Prov. Chino

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UNIDAD # 4
ÉTICA DEL MAESTRO
OBJETIVOS OPERACIONALES
Luego de haber aprendido la unidad, usted será capaz de:

 Describir, brevemente, la función del maestro.

 Determinar los relieves pedagógicos y deontológicos del maestro.

 Identificar las cualidades esenciales para ser maestro.

 Discriminar las características del lenguaje que el maestro debe emplear.

 Establecer las relaciones del maestro con la sociedad.

 Describir las relaciones que el docente debe mantener con la Unidad Académica.

 Identificar los aspectos y el tipo de comportamiento que el maestro debe observar con sus
estudiantes.

 Discriminar los diversos tópicos sobre la relación del maestro con sus colegas.

 Concretar las relaciones del docente consigo mismo.

 Especificar las normas generales que deben orientar la acción del docente.

CONTENIDOS
1.- FUNCIÓN MAGISTERIL
2.- RELIEVES PEDAGÓGICOS
3.- RELIEVES DEONTOLÓGICOS
4.- CUALIDADES ESENCIALES QUE DEBE POSEER UN MAESTRO
4.1.- CONDICIONES FÍSICAS
4.2.- CONDICIONES SOCIALES
4.3.- CONDICIONES INTELECTUA LES
4.4.- CONDICIONES MORALES
4.5.- CONDICIONES DOCENTES ESPECÍFICAS
4.5.1.- IMPORTANCIA DEL LENGUAJE DEL MAESTRO
4.5.2.- LA VOZ DEL MAESTRO
5.- RELACIONES DEL MAESTRO
5.1.- CON LA SOCIEDAD
5.2.- CON LA INSTITUCIÓN
5.3.- CON LOS ALUMNOS
5.4.- CON SUS COLEGAS
5.5.- CONSIGO MISMO
6.- NORMAS GENERALES DE ORIENTACIÓN DOCENTE

DESARROLLO PEDAGÓGICO
1.- FUNCIÓN MAGISTERIL
El maestro debe conjugar cualidades incompatibles de arte, ciencia y sacerdocio.

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En la enseñanza primaria se maneja un niño, y en la media y superior se maneja un hombre.

Cualquiera que tenga un poco de experiencia en el magisterio sabe que la problemática no proviene
del hombre o del niño, sino del maestro, aunque no lo parezca.

a) Su situación: Es un poco ambigua. En el mundo de las ciencias y de las artes su situación es


ingrata del “intermediario entre los productores y consumidores”. Postergado y relegado en la
consideración de los ciudadanos, jamás ocupa el primer lugar en la sociedad.

El es siempre ejército de ocupación: un Moisés que muestra siempre la tierra prometida, sin lle gar
jamás a la ocupación o a la posesión.

b) Su actividad: Debe metamorfosearse constantemente para que el pedagogo no mate al hombre y


al maestro. Para ello debe renunciar a mucho de lo que es, a mucho de lo que cree, a mucho de lo
que sabe y a muchísimo de lo que ama.

Como los padres, han de ser capaces no sólo de comprender a las nuevas generaciones, sino
también de amarlas, seguirlas y glorificarlas, sin traicionarlas.

Como los padres, vive esperando siempre la oportunidad de pronunciar las palabras más
entrañables, acompañando a cada generación en su partida, despidiéndolos, para quedarse siempre
solos.

Pero hay algo más en el maestro que no hay en los padres: el don misterioso de reconocer cada vez
por auténticos a los alumnos del curso; y el minuto divino en que el maestro, como Prometeo,
entrega a sus estudiantes la revelación del fuego sagrado, que ha de provocar a largo plazo,
incendios y explosiones.

En la actividad del magisterio, el alumno se convierte en deudor-benefactor; porque el alumno sólo


aprende cuando el maestro le hace “coautor” de la enseñanza.

c) Sus peligros: Cualquier maestro debe ser accesible y distinguirse por lo que los latinos llamamos
facilidad; pero deben evitarse los peligros a que se expone esa difícil facilidad.

No debemos confundir ese falso y pueril mimetismo con la actitud de amor viril y paternal que debe
caracterizar al maestro.

El corazón del joven no se soborna, se lo conquista a través de esa verdadera demagogia


jovial y contemporizadora, tan rica en ostentosa sencillez, en familiaridad e indulgencia.

No debe confundir el maestro acción con agitación, en la acción didáctica como educativa.

d) Comprender: El maestro que no comprende tiene el síntoma inconfundible del artitrismo


profesional que es incurable.

Tanto los niños, como los jóvenes, son personas urgidas de amor y comprensión.

Los maestros deberán ser capaces de prodigarles amor, pese a no ser los padres y hacerlo a cambio
de nada.

Hay alumnos, especialmente entre los niños, que son sencillos y transparentes como el agua de roca,
fáciles de comprender, de amar y de manejar. Pero la mayoría de los alumnos, especialmente los
adolescentes, tienen una infinidad de disfraces y de caretas, suministrados por la familia, el medio y
la edad, que les permite todas las metamorfosis y todos los mimetismos.

A los 16 años el joven discurre sobre el amor, la brevedad de la vida y la ingratitud humana. Y ante
esa persona que se siente capaz de comprenderlo todo y de ocultar a todo el mundo sus
pensamientos íntimos, es necesario descifrar el enigma, sin bloquear una oportunidad y sin estropear
un ideal.

Pobre del maestro que no llega a comprender que está permanentemente juzgado por el talento, la
pedantería, la pose presuntuosa suficiencia y el orgullo; y más pobre aún, si no adivina cuando
cuenta con el entusiasmo extravagante, el mal gusto y la adhesión de sus alumnos.

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Pobre del maestro que no comprende que hay maneras de ser un sabio o un ignorante, un técnico o
humanista, que son maneras de no ser hombre; que tiene por enemigo solamente a la ignorancia, sin
preocuparse de la vulgaridad, de la brutalidad y de la barbarie.

Es correcto cuando un maestro que está convencido de que basta abrir una escuela para que
se cierre una cárcel; pero el que condena en bloque a todos los jóvenes, considerándoles
generaciones de imbéciles, rebeldes y degenerados, debe consultar inmediatamente a un
médico y debe ser removido de su cátedra .

2.- RELIEVES PEDAGÓGICOS


La Pedagogía es la vigencia del sentido común y no parecerá c osa tan fácil, cuando se recuerde.
Balmes lo defina como el menos común de los sentidos.

El sentido común es el primer requisito de la virtud; pero las virtudes del maestro generalmente están
destinadas a la indiferencia mastodóntica de la ingratitud colectiva.

El sentido común es el que defiende a la Pedagogía, hasta de los propios profesores, quienes
constantemente se ven solicitados por locas innovaciones y despropósitos temerarios, ya que
muchas veces la Pedagogía y sus mentores siguen la moda.

El sentido común es el que defiende la caligrafía, que es la manifestación del respeto al pensamiento
escrito, a la gramática, que es la educación y urbanidad del lenguaje, y a la memoria que es la
desacreditada, pero fiel compañera de la inteligencia.

Un maestro auténtico jamás podrá aceptar las semiverdades y semimentiras que pululan en la vida
social e infestan la vida intelectual. Jamás se armará de vocabulario pirotécnico para disimular la
falta de conocimiento, de claridad o de lógica.

Enemigo de las nebulosidades y novedades, conservador de las definiciones precisas y de las justas
jerarquías, tiene buen cuidado de no confundir inteligencia con cerebralismo, aprovechamiento con
escolaridad, civilización con cultura, los sueños con la meditación y el jui cio, razón con razonamiento
y racionalización, la ciencia con la erudición, la fuerza con el dinamismo, la acción con la agitación.

 La primaria tiene por objeto enseñar al niño a leer, escribir y contar, y sobre todo, a ver y
conocer.

 La secundaria enseña cómo aprender y cómo pensar correctamente, para hacerle frente a la
universidad y la vida.

 La universidad busca las relaciones entre la humanidad y los alumnos para dirigir los
esfuerzos a solucionar sus problemas, a fin de mejorar la calidad de vida de la sociedad.

Si la universidad se convierte en el domicilio de retóricos, vagos y sofistas inveterados, o en noviciado


de burgueses y vividores o en zoológico de ignorantes bien administrados, el maestro debe saber que
la instrucción no puede hacer ningún milagro y menos un milagro contra la ley divina, sustituyéndose
a la familia y creando una inteligencia donde no la hay.

3.- RELIEVES DEONTOLÓGICOS


El “primun non nócere” (lo primero no dañar) de los médicos, tiene mayor trascendencia en el
maestro; porque la malicia del médico llega a matar el cuerpo, mientras que la malicia del
maestro envilece el alma.

Es por eso que toda reforma a la enseñanza, para ser considerada correcta, debe iniciarse con la
conducta que debe observar el docente, sus posibles deficiencias y sus reformas oportunas.

La responsabilidad magisterial comprende tres grandes capítulos.

 Ante la sociedad escolar, el de amar y comprender: Algunos maestros hemos reunido las
siguientes quejas de parte de los alumnos:

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1.- Quisiéramos que nuestros profesores nos conocieran mejor, estuvieran espiritualmente
más cerca de nosotros y que miraran con más simpatía e indulgencia los sentimientos, ideas,
y aspiraciones de la juventud.

2.- Queremos profesores capaces de dar un consejo de padre, en las dificultades de la vida y
de los estudios.

3.- Entre los profesores y alumnos debe haber respeto recíproco, pero cuando el profesor
pierde la paciencia, olvida la educación y descarga sobre la clase una colección de epítetos.

4.- Hay profesores que nos mortifican profundamente. Nos impiden manifestar nuestro
pensamiento o nuestros juicios, diciendo que no entendemos nada.

5.- Hay profesores que nos humillan pasándose todo el curso sin prestar atención a un solo
trabajo, aunque les consta que trabajamos de noche, para cumplir con sus exigencias.

6.- ¿Qué se trae un profesor que siempre oculta las notas?

7.- Un profesor se pasa toda la clase quejándose de la mala organización que hay en la
escuela, el colegio o universidad o murmurando de sus superiores y colegas, o contándonos
sus dificultades domésticas.

8.- Cada vez que asisto a clase, creo que el profesor piensa que nosotros somos recipientes
vacíos, que él tiene que llenarlos hasta el tope. El pobre estudiante está obligado a aguantar
pasivamente las descargas de información. Luego tienen que repetir todo como papagayo,
sin que la inteligencia intervenga, para nada.

9.- Hay un profesor que no se le entiende nada. Cuando le queremos preguntar o discutir,
saca unas palabras tan difíciles y raras, que él mismo no las entiende, o bien, nos dice que
eso ya ha explicado muchas veces.

10.-Nos gustaría que los profesores, en lugar de considerarnos solamente estudiantes,


también nos consideraran hombres capaces de hacer algo, ayudados por su trabajo y
capacidad.

Como se ve, el estudiante quiere un maestro inteligente, amante de la escuela, científica y


didácticamente preparado, que pueda educarle moralmente y que pueda acompañarle con tacto
y paciencia en el camino de su formación.

 Ante la sociedad civil, al menos, el deber de enseñar: El maestro fundamentalmente debe ser
un facilitador del aprendizaje y de la formación del alumno, por lo cual la sociedad tiene
derecho a exigirle una debida preparación cultural y una preparación sicológica, que le permita
conocer mejor a los alumnos, mediante el estudio de una correcta higiene mental y de las
características síquicas principales de un niño y de un adolescente.

Requiere experiencia didáctica -pedagógica en el tipo de instituciones educativas que frecuenta


y un conocimiento racional del aspecto jurídico y burocrático de la enseñanza.

Conciencia en el ejercicio profesional y participación de las asociaciones profesionales y


deberes sindicales.

 Ante la familia, educar: Desde luego que el maestro es esencialmente un mandatario y


cooperador en la educación de los hijos. Esta es una responsabilidad natural que no puede ser
superada por ninguna otra. Pero si se quiere establecer una verdadera colaboración entre la
familia y la escuela, hay que superar los simples contactos ocasionales de las entrevistas
informativo-disciplinarias y de los reportes burocráticos.

Como se puede apreciar, ninguna competencia profesional tiene la polivalencia y la problemática del
magisterio.

Se le exige libertad intelectual, generosidad intelectual, virilidad intelectual, esfuerzo creador de


categorías y valores; fuerza y gobierno conductor de las jóvenes generaciones.

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Se le exige que viva dignamente y simplemente, y en los lugares más remotos e inhóspitos; que sea
huraño a la emigración y a las excursiones de moda, amando su oficio y respetando las almas.
No se le perdona que pueda tener una agenda de reivindicaciones, ni siquiera económica y
alimenticia.

Es justo de que se le considere, de manera más justa y humanamente, comprendiendo que esas
precarias condiciones, sólo un hombre viril y una mujer femenina son capaces de ponerse a la altura
de las almas y de la sociedad: de olvidarse un poco de sí mismo, de comprender a los jóvenes, y de
servir lealmente a la Patria.

4.- CUALIDADES ESENCIALES QUE DEBE POSEER UN MAESTRO


4.1.- CONDICIONES FÍSICAS

a) Que goce de buena salud.


b) Poseer un físico normal.
c) Disponer de una visión y audición normal.
d) Destrezas y competencias físicas mínimas.

4.2.- CONDICIONES SOCIALES


a) Ser social con todas las personas: compañeros, padres de familia, alumnos,
b) Ser auténticamente simpático.
c) No cambiar de humor con facilidad y sin razón.
d) Comportarse con objetividad frente a problemas ideológicos.
e) Respetar las ideas de los demás.
f) Ser imparcial cuando se trata de juzgar los actos de quienes no piensan igual que usted.
g) No influenciable a los rumores.
h) Acepta críticas a su modo de ser y obrar.
i) Discute, sin alterarse los puntos de vista que difieren del suyo.
j) Es susceptible a los problemas humanos que plantea el bajo nivel de vida de las clases
menesterosas.
k) Considera que la universidad puede contribuir a un mejoramiento de las condiciones de
vida de la población.
l) Se cree capaz de asumir el liderazgo de la comunidad para encarar obras de bien común.
m) Estima que, en determinadas circunstancias, puede colaborar como simple ayudante en
campañas tendientes al logro de mejoras económicas, sociales o culturales de la
comunidad.

4.3.- CONDICIONES INTELECTUALES

a) Le resulta grato el trabajo intelectual.


b) Gusta de la lectura.
c) Se preocupa por forjarse una amplia cultura general.
d) Interpreta con facilidad los contextos complejos.
e) Posee una mente lúcida y despejada.
f) Considera poseer un aceptable dominio de las ciencias en general.
g) Está aceptablemente informado de las conquistas notables de la ciencia moderna.
h) Gusta deleitarse con las artes y está capacitado para interpretar las altas expresiones de
la pintura, la música, la escultura, las letras, etc.
i) Se interesa por la filosofía, la sicología y la sociología.
j) Es estricto en materias de exigencias idiomáticas.
k) Se interesa por las manifestaciones folklóricas de la comunidad.

4.4.- CONDICIONES MORALES

a) Es sensible a los elogios.


b) Tiene confianza en sí mismo, como promotor y realizados de valores éticos.
c) Es capaz de vivir como propios los éxitos de los demás.
d) No es envidioso.

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e) No es rencoroso.
f) No es vanidoso.
g) Es ordenado y metódico.
h) Es respetuoso del trabajo de los demás, por más modestos que éstos sean.
i) Es activo y laborioso, en su quehacer cotidiano.
j) No es proclive al vicio, en sus diferentes formas.
k) Es prudente, reservado.
l) Es escrupuloso y sencillo para vestir.
m) Respeta las tradiciones y convicciones de los demás.
n) Predica y practica la cooperación y el mutualismo.
o) Es ferviente propagandista de la paz y de la concordia entre los pueblos y entre los
hombres.

4.5.- CONDICIONES DOCENTES ESPECÍFICAS

a) Se siente verdaderamente atraído por la educación.


b) Posee el necesario caudal de comprensión y amor que requiere el educando.
c) Es capaz de adaptarse a las diversas situaciones que se plantean en la cambiante
situación didáctica de la vida escolar.
d) Es poseedor del suficiente tacto pedagógico, que conlleva la solución de problemas, como
los que se suscitan a diario, al enfrentarse con la compleja individualidad del educando.
e) Estima que su capacidad de penetración sicológica es la que requiere la profesión de
maestro.
f) Se mantiene técnicamente “al día”, mediante una permanente actualización por vía
bibliográfica especializada, y concurriendo a cursos y a conferencias de capacitación y
perfeccionamientos.
g) Está dispuesto a afrontar los riesgos propios de una profesión, sin mayores alicientes
económicos como la de maestros.
4.5.1.- IMPORTANCIA DEL LENGUAJE DEL MAESTRO.- Entre nuestros aprendizajes sociales
corresponde al lenguaje hablado el lugar de mayor importancia. Su buen uso, de parte del maestro,
se constituye en verdadero paradigma para el alumnado.

Las condiciones recomendadas y reconocidas como esenciales para el lenguaje didáctico son:

Corrección: El lenguaje del maestro debe ser correcto, esto es: exacto en su pronunciación; exacto
en la enunciación de los tiempos de los verbos; apropiado en el uso de los vocablos y sintácticamente
claro y coherente.

Fluidez: El maestro debe manejarse con soltura, mediante un léxico rico, accesible y diversificado.
Debe expresarse con facilidad y ductilidad, de suerte que las ideas se vayan clarificando, paso a
paso, a medida que avanza en sus explicaciones.

Sencillez: Los términos deben ser accesibles al entendimiento del alumno. La comprensión es la
clave de la sencillez, si bien lo sencillo no debe ser necesariamente vulgar o chabacano.

Precisión: Cada palabra, cada concepto, cada frase u oración, deben expresar claramente y con
precisión lo que quiere decir, sin más palabras que las imprescindibles

Concisión: De la precisión deriva la concisión. El lenguaje debe ser medio, limitado en cantidad
aunque rico, fecundo, en calidad “lo bueno, si breve, dos veces bueno”, sostenía Gracián. La
brevedad adquiere, en materia didáctica el significado valor de la economía en tiempo de aprendizaje.

Elocuencia: El lenguaje del maestro debe deleitar y persuadir, convencer y conmover al auditorio
escolar. Tanto las palabras, como los gestos o ademanes deben dar a entender, con viveza, lo que
quiere transmitir al alumno.

Calidez o tono afectivo: La palabra fría, deshumanizada, es incapaz de abrir la puerta del
entendimiento. El lenguaje en cuanto símbolo de comunicación debe teñirse de cordialidad, de
simpatía de calor humano o, si se quiere, de la dosis de emoción que, oportunamente puesta en
juego por el maestro, puede llegar a generar sentimientos altruistas en los educandos.

4.5.2.- LA VOZ DEL MAESTRO.- La correcta dicción es una de las condiciones esenciales del buen
maestro. Pronunciar bien equivale a poner en evidencia los valores del léxico utilizado enfatizando

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donde haga falta y la buena dicción no basta; es necesario que el maestro sepa utilizar su voz como
el instrumento que es, aprovechándola al máximo, en lo que atañe a sus cualidades.

Desde el punto de vista estrictamente didáctico, interesan especialmente la claridad, la modulación, la


expresividad, el timbre, la intensidad y el tono.

De la armonización de estas cualidades depende que la voz se constituya en un factor de


armonización, en un factor de atracción o de rechazo para el alumno.

El estado de ánimo del docente se refleja en la palabra hablada.

El educando detecta, a través de ella, el nivel de tensión espiritual del maestro.

Los desniveles exagerados en la intensidad, el timbre y el tono, denuncian su intemperancia y su


depresión anímica; de suerte que, para evitar un clima de represión o depresión en la clase, debe el
maestro controlar su voz, procurando adornarle con el habitual caudal expresivo y persuasivo, de tal
manera que contribuye a crear la atmósfera de cordialidad y de confianza más favorable, para su
comunicación con el alumnado.

De igual modo, la intensidad, el timbre y el tono que constituyen la cualidad zonal, deben
ensamblarse en un tono armónico a la atención y al interés de los alumnos.

Las estridencias fónicas, la voz destemplada, airada o ensordecida por la cólera repercuten
negativamente en el ánimo del alumno y generan formas disímiles de reacción que llevan al
resentimiento, a la decepción y al desengaño.

Como contraparte de estos aspectos desfavorables, la integración desequilibrada de estas


propiedades y elementos, sumados a la expresividad y a la claridad aseguran la adecuada relación
docente-dicente.

Es recomendable, que cuando se advierten signos de alteración en la voz originados en defectos


funcionales de articulación o en otro tipo de problemas, recurrir a los profesionales en foniatría y, si es
necesario, someterse a un tratamiento de re-educación de la voz a fin de incorporarse a la clase en
óptimas condiciones vocales.

El docente debe hablar antes poco que mucho y, nunca, demasiado.

Más habla él, menos hablan quienes deben hablar más, que son los alumnos, en cuyo caso, poco
lugar se deja a éstos para la observación, la meditación y la expresión, que son los p rocesos
mentales sobre los que descansa la enseñanza.

Tomado de: “La práctica docente y sus fundamentos psicodidácticos”. J. Nervi, Ricardo. Kapelusz
Buenos Aires.

5.- RELACIONES DEL MAESTRO


5.1.- CON LA SOCIEDAD

El éxito profesional del profesor depende, en gran parte, del apoyo que le preste el medio social.
Éste, a su vez, va a depender del grado de confianza que el profesor le inspire; confianza ésta
derivada de su conducta como profesional y como ciudadano.

El profesor, en cierto modo, es un ciudadano señalado, puesto que es el blanco de una observación
constante en lo que atañe a su comportamiento total. Sus pasos, actos y opiniones son
continuamente observados por el medio social. Todas sus acciones, públicas y privadas, tienen
repercusión social, pues van a reflejarse en la confianza que la sociedad deposita en él. En este
sentido, hay una singular analogía entre el profesor y el sacerdote. Ambos son permanentemente
fiscalizados y criticados, y de ambos se exige una conducta ejemplar.

Toda la vida del profesor pertenece a la sociedad. Lo que otros profesionales pueden llevar a cabo
impunemente no le es permitido al profesor, que está sometido a la observación y la crítica
permanente de todos sus actos, sus opiniones, concepciones y convicc iones, que son tenidas en

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consideración, principalmente si chocan con las establecidas por la colectividad a la cual sirve,
pudiendo ser vehículo de conflictos familiares y también sociales.

Decimos familiares, en el sentido de las actitudes que padres e hijos pueden asumir con relación a la
posición ideológica del profesor que, fatalmente, tendrá repercusión en el alma del educando. Lo
mismo puede decirse acerca de los conflictos sociales, cuando la posición del profesor disiente de la
que sostienen las clases dirigentes o representativas de una colectividad.

El profesor es el representante de la familia y de la sociedad en lo que atañe a la educación de las


generaciones de niños y adolescentes. Representa a la familia porque ésta le otorga poderes para
continuar, ampliándolo, el ciclo educativo de sus hijos, iniciando en el hogar y que, por razones de
índole socioeconómico-culturales, no puede seguir ejerciendo. El profesor es el continuador directo
de los padres, en lo que hace a la acción educativa de los hijos. Tiene, pues, compromisos morales
para con la familia, en el sentido de educarlos, convirtiéndolos en colaboradores conscientes y
eficientes en la familia del alumno, en sus aspectos afectivo, social y cultural.

Es el representante de la sociedad en la educación de las nuevas generaciones, ya que ésta le confía


seres muy jóvenes a fin de que los prepare técnica e ideológicamente para que atiendan a las
necesidades y aspiraciones de la comunidad. El profesor no puede traicionar dichas exigencias e
ideales. En lo que atañe a su comportamiento social, éste debe caracterizarse por la sobriedad,
comedimiento y equilibrio en todos los sectores.

Ciertos vicios o debilidades, tan divulgados en nuestros días, deben quedar al margen de la vida del
profesor. Éste debe tener sumo cuidado en lo que concierne a la faz afectiva de sus relaciones,
pues, tanto la familia como la sociedad exigen equilibrio en este aspecto.

Tiene, asimismo, mucha importancia, su presentación personal, que no debe llegar al refinamiento de
la “coquetería”, pero que, empero, no puede caer en un descuido tal que lo lleve a presentarse
impropiamente.

Por último, y de un modo general, el profesor debe comportarse en su vida profesional, pública y
privada, de manera tal que inspire el máximo de confianza, tanto en el seno de la familia, como en el
de la sociedad.

5.2.- CON LA INSTITUCIÓN

El profesor tiene obligaciones morales para con la Unidad Académica en donde ejerce. Sus
compromisos son con la dirección, y con el propio establec imiento.

Así, debe esforzarse por mantener buenas relaciones con la dirección, en el sentido de una leal
cooperación y al margen de cualquier forma de adulación.

El trabajo de la Unidad Académica fracasará si no se cuenta con una estrecha colaboración entre la
dirección y el cuerpo docente, de modo que los esfuerzos de una y otros deben confluir en un mismo
objetivo; la educación del alumno. Es indispensable, pues, que haya coordinación y entendimiento
entre el profesor y la dirección, de modo que la acción de la Institución influya sobre el alumno en un
solo sentido.

Las conversaciones reservadas, los cambios de ideas con el decanato y los debates que surgen de
las reuniones de profesores, no deben ser objeto de divulgación pública ni entre el cuerpo de
alumnos. No es ético hacer “política” entre lo alumnos, comentando desfavorablemente las
cuestiones pendientes del profesor con la dirección o las decisiones y medidas adoptadas por ésta.
La actitud descrita transmite intranquilidad al ambiente escolar.

Las disidencias entre el profesor y la dirección deben ser tratas directamente, de modo franco, sin
inmiscuir a los alumnos en ellas.

Las cuestiones de sueldo u honorarios, lamentablemente, han invadido muchas salas de clase. El
profesor debe separar estos asuntos de su quehacer escolar, de modo que la acción educativa no se
vea perturbada por pasiones que puedan disminuir la necesaria confianza y tranquilidad que deben
reinar en una sala de clase.

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Es deber del profesor, asimismo, no comentar fuera de la facultad sus problemas con la dirección, ni
tampoco las demás cuestiones del establecimiento. Estos comentarios tienden a crear una atmósfera
de recelo, de “comidilla”, muy desfavorable para la actuación social de la institución. Por eso es
importante, para el prestigio de la entidad, que el profesor evite comentarios que vayan en detrimento
de la Unidad Académica en la que labora... Si se da el caso, y si fuese necesario formular críticas, es
aconsejable que las mismas se efectúen directamente a la dirección o en reunión de profesores,
siempre de una manera leal y franca, a fin de que sea hallada una solución positiva, para los posibles
males.

Es bueno no olvidar que los comentarios públicos de tono desfavorable contribuyen a establecer una
atmósfera de desconfianza y descrédito para la facultad, lo que debe ser evitado a cualquier precio,
pues, en última instancia, eso va a repercutir negativamente en la formación del educando.

5.3.- CON LOS ALUMNOS

Otra cuestión de suma importancia para la educación es el comportamiento del profesor con relación
al alumno. De la forma de actuar del profesor dependerán las buenas relaciones entre ambos. Es su
deber, tratar de comprender a los alumnos; lo contrario es más difícil, si no imposible. La
comprensión del alumno es fundamental para que se establezcan lazos de simpatía y de amistad con
el maestro. Y esta simpatía y amistad son también fundamentales para que sean alcanzados los
objetivos de la educación.

Son tantos los aspectos del comportamiento del profesor, respecto del alumno, capaces de influir en
sus relaciones, que resulta difícil discriminarlos en su totalidad. Intentaremos, sin embargo, registrar
aquellos que exigen la necesaria ponderación, en lo tocante a la conducta del profesor.

1.- El maestro debe cultivar una actitud de justicia y trato igualitario para con sus alumnos, con
relación a la atención y consideración, independientemente de las condiciones sociales y económicas
de los mismos. El maestro debe, sin embargo, dispensar el mismo trato a todos por igual; para ser
verdaderamente equitativos debe tratarlos conforme a sus diferentes individuales, tomando en
consideración la inteligencia, la timidez, el temperamento, la formación, las aspiraciones, etc. Nada
desalienta más a los alumnos que la comprobación de que el profesor tiene preferencias por uno u
otro compañero.

2.- El maestro debe abstenerse de asumir actitudes racistas, sea en relación con el color o la
nacionalidad, no sólo por ser las mismas anticientíficas y antihumanas, sino teniendo en cuenta que
somos un pueblo de formación inmigratoria y emigratoria, lo que irá fatalmente a herir la justa
susceptibilidad de los alumnos.

3.- Cuando un profesor quiera amonestar a un alumno, debe hacerlo franca lealmente, sin invocar
nunca razones de defectos físicos, deficiencias de inteligencia, raza o nacionalidad, estos son
aspectos que no pueden ser invocados, pues están más allá de la voluntad y de las posibilidades de
los alumnos. La amonestación debe reflejar lo que dependa de la propia acción del alumno.

4.-El maestro no puede revelar en la clase aspectos de la vida particular de la familia del
alumno, así como confidencias que haya escuchado o faltas que este último le haya
confesado. Esto sería una traición a la confianza del alumno. El profesor debe ayudarlo a vencer
problemas de esta índole, a fin de hacer factible su recuperación y no hacerlos públicos, ya que
nunca hay motivos valederos para ello.

5.- El maestro debe procurar ponerse en contacto con todos los alumnos, evitando formar
grupitos, especies de “clubes” o “logias”, dispuestos seguirle en todo y por todo. Estos grupos son
casi siempre mirados por los demás compañeros como “beneficiarios” del maestro. Éste debe, pues,
resistirse a las lisonjas. Cuando se constituyen tales grupos, le es difícil inspirar confianza a todo el
grupo de alumnos.

6.- Muchos maestro, deseosos de saber para “controlar” mejor a los alumnos, no titubean en
aproximarse a ciertos alumnos “maleables” para convertirlos en delatores de sus compañeros.
Estos “confidentes” pasan así a informar minuciosamente al maestro acerca de los actos,
apreciaciones, opiniones y conversaciones de sus colegas.

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Esta actitud es condenable; el maestro no tiene derecho a favorecer el espíritu de delación,


comportamiento que inferioriza al delator y pone en peligro la solidaridad que debe existir en toda
comunidad educativa.

7.- Hay maestros que son verdaderos especialistas en recurrir a todos los pretextos para no
dictar sus clases. Están siempre dispuestos a hablar de cualquier, cosa con tal de escapar del tema
prescripto para ese día. Cualquier incidente baladí pasa a convertirse, en sus comentarios, en el
tema central de sus interminables charlas.

Con relación a este punto, no es muy recomendable que el maestro procure “sensibilizar” a sus
alumnos con sus propias desventuras. Al comenzar cada una de sus clases, los alumnos lo asedian
con preguntas sobre sus “dramas”; el maestro les cuenta lo que le pasa, y así, entre respuesta y
respuesta, el tiempo de clase se agota sin que se hayan abordado las lecciones del día.

8.- Una conducta que debe ser evitada por el maestro es la de comentar peyorativamente las
pruebas de los alumnos, en público. Tampoco es ético ridiculizar a los alumnos teniendo a la vista
sus pruebas con los errores en ellas señalados. El maestro debe aceptar los errores de los alumnos
y analizarlos, a fin de poder corregirlos convenientemente. La ironía y la ridiculización nada resuelven;
por el contrario, inquietan, inferiorizan, cuando no aniquilan a los alumnos.

9.- Es común informarse que tal o cual maestro, o tal o cual maestra enamoran a sus alumnos.
El hecho de este enamoramiento entre profesor y alumno es simplemente deplorable. Constituye un
abuso de confianza. El estudiante no viene a la universidad para que sea enamorado por su maestro,
viene para que los eduquen.

El maestro/a que establece relaciones de tipo amoroso con el alumno/a, generalmente pierde la
fuerza moral frente a su curso y deja en el ánimo del resto del grupo de alumnos l a poca edificante
convicción de que está protegiendo especialmente a “alguien”. En esas circunstancias es lícito
preguntar si no pueden surgir en la clase sentimientos de amor entre el maestro y el alumno. La
respuesta más adecuada parece ser la siguiente: Pueden, si, surgir, lo que no tiene cabida es el
hecho de que se manifiesten en forma de relaciones amorosas, en tanto perdure la situación docente-
alumno.

Repetimos: cuando eso ocurre, se trata de un abuso de confianza por parte del maestro, y no debe
ser tolerado. Una vez terminada la relación docente-alumno, entonces, si, los sentimientos pueden
tener la manifestación más conveniente.

10.- El maestro, sin ser presumido o “snob”, no debe mostrarse vulgar, relatando,
enfáticamente, el último chiste escuchado durante la víspera a través de la radio o la
televisión, o repitiendo continuamente los dichos o refranes en boga . Las expresiones
excesivamente vulgares no deben ser usadas en todo momento por el profesor, a no ser en el
instante oportuno y sin estridencias innecesarias. El maestro tiene que ser un ejemplo para sus
alumnos y para el medio social en general, no sólo expresándose correctamente, sino, además
evitando los modismos lingüísticos vulgares en demasía.

11.- Acerca de la expresión verbal debe consignarse, asimismo, que el maestro no debe utilizar
palabras o frases de doble sentido y que den lugar a juicios maliciosos por parte de los alumnos. El
mismo, cada vez que se suscriben casos de ambigüedad, no debe dejarse ganar por la malicia, por el
contrario, debe tomarlas en su sentido más puro y no darse por enterado, frente a la clase, de la
segunda intención de lo expresado. Esta actitud debe concretarse sin ostentación, pero con
molestias y firmeza.

12.- En su función docente, el maestro debe abstenerse de asumir posiciones político-


partidarias. En lo que atañe a los partidos políticos, su neutralidad en la clase debe ser absoluta.
Esto debe ser así porque puede haber alumnos cuyos padres pertenezcan a partidos políticos y las
palabras del maestro pueden aludir en favor o en contra de esta o aquella agrupación política,
creando un ambiente de inseguridad o desconfianza entre los alumnos.

Puede, además, provocar un conflicto en el espíritu del alumno, a quien agradaría una concordancia
del pensamiento político de sus padres con el del maestro.

Así, puede surgir –debido a la carencia de espíritu crítico- una duda en el alumno: “¿Quién tendrá
razón, mi padre o mi maestro?”.

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Es necesario destacar, con todo, que tanto el maestro como la inst itución escolar tienen la obligación
de preparar políticamente a los alumnos. Su deber es formarlos en este aspecto de una manera
general y sin color partidista. Constituye una obligación, sin embargo, formarlos políticamente para el
régimen democrático, esto es, plasmar mentalidades democráticas en el sentido de repudiar los
privilegios de clase, y con un sentido de creciente respeto hacia el hombre y de fortalecimiento de los
ideales de la cultura cristiana.

13.- El maestro debe procurar el cumplimiento de lo que prometido a sus alumnos. El no


cumplimiento de lo prometido origina un estado de malestar y decepción, lo que deriva en un
ambiente muy desfavorable para las buenas relaciones en el curso.

El maestro debe evitar, a cualquier precio, mentir a sus alumnos o inventar “argumentos” para causar
mejor impresión y que sus opiniones sean aceptadas. Nada acredita más al maestro que la verdad.

Él debe ser el espejo de la veracidad o, por lo menos, debe esforzarse para serlo. Para el alumno no
hay nada más decepcionante que las mentiras de sus superiores, que pueden llevarlo, fácilmente, a
generalizaciones peligrosas para su vida. Es usual, lamentablemente, escucharlo decir, respecto del
maestro, que “son todas mentiras.....”

14.- El maestro debe evitar la actitud de hacer que siempre prevalezca su opinión. Es frecuente
encontrar maestros que justifican sus actos y decisiones con relación a sus alumnos diciendo
categóricamente: “Esto es así porque yo quiero que sea así.....”

La facultad es antes que nada, un local donde se encamina al individuo para que haga uso de la
razón. Siendo así, la obligación del maestro estriba en que todas sus exigencias estén acompañadas
de justificaciones y explicaciones lógicas, que tengan sentido, permitiendo el debate acerca de las
mismas, antes de establecerlas de manera definitiva.
Las propias notas adjudicadas a los alumnos deben merecer justificaciones lógicas y objetivas, a fin
de convencer en lo tocante a la justicia de las mismas. El procedimiento de explicación lógica de los
actos escolares tiene por objeto convencer a los alumnos de la racionalidad del comportamiento
humano, de modo que no llegue a imperar la actitud fatalista de que “todo puede ocurrir”. Es sobre la
base de esa logicidad que los alumnos pueden adoptar una “previsión del comportamiento” con
respecto a sus maestros, lo que constituye una seguridad y una garantía para ellos.

15.- El maestro debe esforzarse por hacerse amigo de sus alumnos. No debe ser temido. El
ambiente de temor es el menos propicio para que se realice el aprendizaje eficiente. Muchos
maestros acostumbran comentar dentro y fuera de la clase acerca de “quién aprueba y quién no
aprueba el año”, creando una verdadera situación de terror para los alumnos que se consideran
“marcados”... Estos comentarios deben ser abolidos por el maestro. Su actitud debe ser estímulo
constante, y en todas las circunstancias, para sus alumnos. Si la reprobación corresponde, que llegue
de manera natural, y que el maestro tenga conciencia de que hizo t odo lo que competía y le fue
posible hacer para que tal cosa no ocurriese.

5.4.- CON SUS COLEGAS

La acción educativa se realiza institución educativa a través de un grupo de maestros. Cuanto más
unificada sea esta acción, tanto mejores serán los resultados. En consecuencia, es necesario que
exista entendimiento entre los maestros, de modo que constituyan un todo de acción coherente en
sus objetivos de índole educativa.

Siendo así, hay normas de comportamiento que los maestros deben observar, con relación a sus
colegas, para que, cada vez más, haya mayor entendimiento entre ellos y, asimismo, para que sea
mejor la interacción e integración con los alumnos.

Veamos algunos tópicos significativos de las relaciones del maestro con sus colegas.

1.- Existe tendencia, por parte de cada maestro, a supervalorizar su materia. Hasta aquí
no hay nada de malo, en cuanto esta actitud no conduzca a menospreciar las otras asignaturas, lo
que disgustaría a sus colegas. Pero se trata, no obstante, de una actitud que debe ser combatida,
puesto que todas las disciplinas son medios para alcanzar los objetivos del colegio. El maestro debe
hacer de su asignatura un medio y no un fin.

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Es preciso resaltar también que ninguno quiere ser disminuido, principalmente en estas
circunstancias, en que todas las disciplinas son medios y no fines en si, por lo cual tienen el mismo
valor.

2.- Es condenable la actitud de ridiculizar a los colegas, sea por un motivo o por otro . Nunca
deben hacerse referencias que desairen a los colegas, s obre todo en el transcurso de la clase. Los
incidentes con los demás maestros no deben ser criticados negativamente junto a los alumnos. Esto
puede constituir un ambiente de “chismerío” de cual los alumnos suele aprovecharse lanzando un
maestro contra otro.

3.- Las decisiones tomadas por los colegas no deben ser comentadas en la clase, a no ser para
reforzarlas. Cuando surja ese tipo de comentario, el maestro debe esclarecer a los alumnos, en
sentido favorable, a esas decisiones. Pero, de un modo general, le corresponde evitar comentarios al
respecto.

4.- El maestro debe estar siempre dispuesto a destacar los méritos de sus colegas sus
iniciativas, su competencia y su dedicación a la enseñanza , actitud que favorecerá la tarea
educativa de aquellos.

5.- Cualquiera sea el tema que aborde en sus clases, el maestro debe aprovechar las
oportunidades para referirse a otras disciplinas, en acción globalizadora de conocimientos.
Esta posición tiene la ventaja de introducir al alumno en la concepción de la unidad de los
conocimientos, a la vez que le posibilita la comprensión de la utilidad de las otras materias, y la
valoración de los respectivos maestros.

6.- Es un deber del maestro evitar la formación de “corrientes de alumnos” adversas los
colegas o de insuflar reacciones contra las decisiones de éstos. Cuando tuviere lugar algún
entredicho entre maestros, relacionado con asuntos de la facultad, lo más conveniente es una
conversación en privado entre ellos, a fin de aclarar cualquier tipo de dudas. Según la índole de estas
disputas, la mejor solución es una reunión del cuerpo docente, donde los asuntos controvertidos
pueden debatirse de una manera amplia y sincera.

7.- El maestro no debe hacer comentarios desfavorables a los colegas fuera de la facultad . Es
necesario evitar esa forma de referirse a los demás maestros a través de medias palabras, dando a
entender que “todo lo que anda mal en la facultad“se debe a ellos.

5.5.- CONSIGO MISMO

Por último, es importante considerar los problemas de conducta que implican las relaciones del
maestro consigo mismo. No se trata de relaciones meramente subjetivas, ya que, de acuerdo con las
mismas, los resultados objetivos se manifiestan negativa o positivamente.

Es dable pensar que los otros tipos de relaciones dependen, fundamentalmente, de la manera como
el maestro se encara y se trata a sí mismo.

1.- El maestro debe creer en la educación. Aunque parezca paradójico hay muchos maestros que
no confían en la educación. Muchos no creen en la facultad como órgano educador, y pasan,
consecuentemente, a considerar su actividad como una mera forma de ganarse la vida. El maestro
que no cree en la educación es, en sí mismo, una contradicción. Cuando esto ocurre, lo mejor será
que cambie de profesión.

2.- En estrecha relación con el punto anterior, está el maestro que no cree en su asignatura, con un
sentimiento íntimo y secreto de la inferioridad de su disciplina con relación a otras. Así, sus lecciones
son automáticas y carentes de entusiasmo.

En ambos aspectos –descreimiento en la educación y en su materia- existe un peligro para la


formación del educando, pues éste, a su vez deja de creer el maestro, al no sentir en él la convicción
y el calor necesarios para educar.

3.- Por lo antedicho, constituye un deber del maestro el convencimiento de su papel y de su


importancia en la formación del educando. Siendo el maestro un elemento de contacto directo e
inmediato con el alumno, debe convencerse de su responsabilidad como agente que influye en las

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mentalidades que se están formando y, más aún: que es él quien, en su calidad de profesional, actúa
con lo más delicado y valioso que hay en la naturaleza.

4.- El maestro debe tener el cuidado de planear sus trabajos. Constituye un deber la elaboración
del plan de curso de la asignatura que va a facilitar. El plan de curso tiene por objeto llevar el maestro
a que seleccione, dentro de los contenidos programáticos, lo que más conviene enseñar a sus
alumnos, de modo que lo fundamental no sea sustituido por lo accesorio o secundari o.

Otro planeamiento al cual está obligado el maestro es al de cada una de sus clases. El plan de clase
conduce al docente a reflexionar acerca de lo que va a hacer en el curso, esto garantiza que no va
entrar en el aula a improvisar alrededor de tal o cual tema.

Todo planeamiento didáctico es un signo de respeto hacia el alumno; constituye una prueba de que el
maestro está prestando atención al tiempo que el alumno pasa en la escuela, de modo que pueda
aprovecharlo de la mejor manera y con un máximo de eficiencia.

5.- La responsabilidad profesional del profesor debe conducirlo a querer perfeccionarse


constantemente. Este perfeccionamiento debe ser entendido en un sentido amplio y no solamente
con un criterio simplista de “actualización de sus conocimientos acerca de materia” a su cargo. Debe
ser preocupación del maestro, pues, perfeccionarse desde el punto de vista técnico, profesional y
social. Técnicamente, procurando actualizar los conocimientos sobre su disciplina; profesionalmente,
informándose de los progresos de la didáctica; y, socialmente, proponiéndose, a través de su
asignatura, formar cada vez mejores ciudadanos.

6.- La última obligación del maestro es la de desarrollar su espíritu de autocrítica, de criticar


continuamente su propia conducta. Cada semana podría hacer, al respecto, un balance de sus
acciones, y examinar desapasionadamente todas las situaciones conflictivas en que se vio envuelto,
de modo que reflexionarse acerca de si actuó bien o mal en ellas. El maestro debe desconfiar de su
propia acción, a fin de ajustarla a las realidades humanas y sociales de sus alumnos y de la Unidad
Académica donde colabora.

6.- NORMAS GENERALES DE ORIENTACIÓN DOCENTE


Damos a continuación algunas normas generales que deben orientar la acción docente del maestro
como educador, independientemente de la asignatura su cargo.

PLANEAR EL TRABAJO DOCENTE

El maestro debe planear su trabajo, a través de planes de curso, de unidad y de clase, de actividades
extra-clase y de pruebas mensuales y parciales. Los años que el alumno pasa en la universidad son
verdaderamente preciosos y deben ser aprovechados al máximo para su formación. El tiempo
transcurrido en la facultad puede tener reflejos poderosos a lo largo de toda la vida del educando,
razón por la cual es muy grande la responsabilidad del maestro. Por todo esto la orientación del
trabajo docente debe llevarse a cabo de la manera más eficiente, lo cual sólo será posible por medio
del planeamiento.

MANTENER BUENAS RELACIONES CON LOS COLEGAS

El maestro debe establecer y conservar buenas relaciones con sus colegas, a fin de ir a la par de los
trabajos que éstos ejecuten e informarse acerca del comportamiento de sus alumnos en las restantes
disciplinas. Este contacto con los colegas puede también informarlo sobre la marcha de las demás
materias, de suerte que llegue a saber lo que debe y lo que puede exigir de sus discípulos, a fin de no
sobrecargarlos de trabajos.

ORIENTAR LOS ESTUDIOS

El maestro debe preocuparse en saber dónde, qué, y cómo pueden est udiar sus alumnos lo que está
siendo objeto de su enseñanza. Es impresionante la cantidad de casos en que los alumnos no
progresan, y hasta fracasan, porque no saben estudiar.

El maestro tiene el deber de orientar y no desorientar al alumno, como puede observarse en todo
instante. Pondrá parecer insólita esta aseveración, pero resulta tan chocante el comportamiento de

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muchos maestros, en este punto, que es necesario formular la presente advertencia de que no es
lícito desorientar al alumno.

Hay maestros que al entrar en el aula, ostentando superioridad y autosuficiencia, no se dignan mirar a
los alumnos como seres jóvenes, que necesitan comprensión y orientación. Por el contrario, los
encaran como si fuesen adultos y hasta como enemigos, sin la mínima c onsideración que debe
tenerse hacía las limitaciones del que va a aprender. En ese clima, lamentablemente, los trabajos
escolares transcurren en un ambiente de sálvese quien pueda.

INDICAR QUÉ HACER

El maestro no debe olvidarse de prever, para todas sus lecciones, qué es lo que el alumno debe
hacer para aprender. Esta previsión es de suma importancia. Debe pensarse en lo que los alumnos
pueden y deben hacer, no sólo en cuanto al proceso del aprendizaje, sino también en lo que
concierne al problema de la disciplina, ya que, como es sabido, el alumno que no tiene nada que
hacer es, por lo general, un alumno indisciplinado o en vías de convertirse en tal.

DAR INFORMES PRECISOS

Es necesario que el alumno suministre y aclare todas “las reglas de juego” para que las normas sean
comprendidas bien por los alumnos antes de serles exigidas en la práctica escolar.

Los primeros días de clase, al comienzo del año lectivo, deberían ser reservados para esclarecer al
alumno en cuanto a las líneas generales de los trabajos escolares. Lo que se establece debe ser
cumplido. En caso contrario, se creará confusión en la mente del alumno. De ahí que los trabajos
deben estar precedidos de informes precisos, en cuanto a su realización, plazos de entrega,
corrección, etc.

RESPETAR AL ALUMNO

El maestro debe ver en sus alumnos personas en formación, que requieren de su ayuda para
realizarse, esto es, debe ver y respetar a los alumnos como personas y no considerarlos meros
individuos o números distribuidos en la clase.

Así, es imprescindible que el maestro acepte al alumno tal como es, procurando mejorarlo a partir de
la realidad personal del sujeto. Cuando le es menester amonestar a un discípulo, debe hacerlo sin
exceder la frontera del amor propio, que lleva, fatalmente, a la humillación y al resentimiento

RECONOCER LOS ESFUERZOS

Es necesario que el docente reconozca, tanto los esfuerzos de sus alumnos, como sus éxitos. No
deben elogiarse tan sólo los buenos resultados, sino también los esfuerzos desplegados,
independientemente de los logros obtenidos. No hay duda que uno de los factores de éxito en la vida
es la persistencia la capacidad de esfuerzo de los individuos.

INTERESARSE POR LA PARTICIPACIÓN

El docente debe interesarse más por las actividades de los alumnos en la vida de la facultad, de
suerte que pueda propiciar e intensificar la participación de los mismos. Es indispensable aprovechar
al máximo las sugestiones, ideas contribuciones en general de los alumnos, ya sea con referencia a
las asignaturas de su curso o a las demás actividades escolares. Las actividades extra-clase
constituyen un excelente recurso para conseguir la participación del grupo; cuanto más participan los
alumnos, más útiles y responsables se sienten.

PROPICIAR UNA MEJOR RELACIÓN

Factor de éxito en los trabajos escolares es, sin duda, la buena relación entre docentes y alumnos.
Esa relación ejerce benéfica influencia en los trabajos de todo el alumnado y permite una asistencia
más efectiva del docente para con sus alumnos, individual y grupal mente. El problema de la
disciplina se ve bastante facilitado y las posibles dificultades que surjan son fácilmente vencidas,
cuando existe un buen entendimiento entre docente y educandos, esto es, cuando existen respeto y
estima mutuos.

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CAPTAR LA CONFIANZA DEL ALUMNO

La confianza que los alumnos puedan depositar en sus maestros es un factor decisivo para el éxito
del proceso educativo. Son los docentes, pues, quienes tienen el deber de ganar y fortalecer esa
confianza. Esta proviene de dos fuentes distintas: primero, de la capacidad profesional, a través de la
eficiente preparación didáctica y constante perfeccionamiento en la cultura especializada y la cultura
general; por su espíritu de justicia, de coherencia, de seriedad y de firmeza comprensiva.

ESTAR ATENTO AL ESTADO DE SALUD DE LOS ALUMNOS

El maestro debe estar atento al estado físico de sus alumnos, ya que muchos fracasos escolares y,
asimismo, el comportamiento indisciplinado, pueden tener origen en un mal estado de salud.
Además, cuando un educando manifiesta alteraciones de conducta y mal rendimiento escolar, como
paso previo a cualquier acción psicopedagógica es necesario encaminarlo para que se lo someta a
un buen examen médico. Muchas dificultades, aparentemente psicológicas, serían el iminadas si se
adoptasen estos recursos.

DIALOGAR

El docente debe estar siempre dispuesto a dialogar con sus alumnos. El diálogo debe ser franco y
abierto, para que el alumno sienta que no existen actitudes preconcebidas con respecto a él. Así,
maestro y alumnos estarían en una constante “búsqueda de la verdad”.

El diálogo ayuda al maestro a una mejor comprensión de la problemática personal de sus alumnos y,
asimismo, a prestarles ayuda para que sepan comprender con mayor hondura ciertas situaciones
complejas de la vida social. Estas serían, así, encaminadas con un sentido de estímulo para su
generación.

Como contraparte de odios, rencores y actitudes extremas nocivas, el diálogo del maestro con sus
alumnos puede adquirir el sentido de encauzamiento de la actual generación, para aceptar el reto que
esas dificultades representan para la inteligencia y no para la violencia irracional.

PRESTAR ATENCIÓN A LAS DIFERENCIAS INDIVIDUALES

Es indispensable tener presente que los alumnos difieren unos de otros en muchos aspectos, de ahí
que no puedan ser tratados igualmente, para que todos alcancen los objetivos de la educación. Es
útil no olvidar que los alumnos requieren un trato igualitario, pero teniendo en cuenta sus
desigualdades.

APROXIMACIÓN AL ALUMNO

El maestro debiera aproximarse, siempre que sea posible, a sus alumnos, ya que ésa es la base de
una buena comunicación con ellos, como ya fue visto. Pero el presente ítem se refiere más que nada
a una aproximación individual.

El maestro ha de aprovechar todas las oportunidades para aproximarse individualmente a sus


educandos, con el objeto de interpretarlos mejor en sus realidades existenciales, en sus estudios, sus
aspiraciones, sus vidas íntimas, sus éxitos y sus dificultades. De este modo, los alumno s sentirán
que se los considera y estima y el maestro -en los momentos oportunos- podrá suministrarles una
orientación más eficiente.

NO SOBRECARGAR LOS TRABAJOS

No se debe exigir de nadie más de lo que pueda dar. El maestro debe conducir al educando a
trabajar y a producir según sus posibilidades y su ritmo normal de acción, para que haya real
aprovechamiento en los estudios. La sobrecarga de obligaciones crea, naturalmente, aversión a las
tareas que se efectúan o que deben ser efectuadas.

DAR TAREAS SEGÚN LAS POSIBILIDADES DE CADA UNO

No se trata, aquí de cantidad de trabajo; si, de calidad. El fracaso de desagradable. El fracaso


continuo es funesto. Puede decirse que una de las causas de la ineficacia en la universidad es el
fracaso constante. Toda persona procura huir del fracaso, a no ser que se trate de un masoquista.

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Acaso sea ésta una de las pocas conclusiones generales que pueden extraerse acerca del
comportamiento humano. De ahí la necesidad de cuidados especiales al ser distribuidas las
responsabilidades entre los alumnos, a fin de evitar o de atenuar posibles fracasos. Existe, claro
está, el fracaso motivador, que funciona de acuerdo con el tipo de alumno según las circunstancias
de que viene revestido. La solución más viable es la de las tareas diferenciadas o mixtas, pudiendo
existir, a través de ellas, un mejor ajuste de los trabajos escolares al alumno.

INCULCAR SENTIMIENTOS DE COLECTIVIDAD

El educando debe sentirse miembro de una comunidad con la cual y para la cual trabaja; y el éxito de
todos depende, en parte, de su cooperación.

ELIMINAR EL MIEDO COMO FUERZA MOTIVADORA

El miedo ha sido el gran recurso didáctico de todos los tiempos para hacer estudiar al alumno. El
más factible y el más malo. Si la antigüedad significase un mérito, el procedimiento de la intimidación
podría ser tildado de clásico, debido a los siglos de uso.

El miedo genera inseguridad, inhibiendo o volviendo agresivo al alumno y violando siempre su índole
humana. No es buena norma la de echar mano de amenazas y castigos para conseguir que el
alumno haga lo que debe hacer.

USAR LENTES DE AUMENTO PARA LOS ASPECTOS POSITIVOS

La actitud generalizada, con respecto a nuestros semejantes, es la de señalar debilidades, faltas,


defectos o errores, y con lentes de aumento. Esta actitud es mal recibida, no podría ser de otro
modo, por el alumno. Asimismo, es también mal recibida la que cae en el otro extremo y peca por
exceso de comprensión, que transforma al alumno en un ser digno de lástima.

Estas dos actitudes, en última instancia, no hacen sino resaltar las flaquezas del alumno, esto es,
justamente lo que él quisiera esconder.

En lugar de volcarnos hacia los aspectos negativos, debemos mirar con bastante interés los aspectos
positivos, fortaleciendo el ánimo del alumno, destacando los méritos de todo lo bueno que haga. Esto
no quiere decir que el maestro deba hacer caso omiso de los aspectos negativos.

Debe anotarlos, en efecto, pero para orientar los trabajos del alumno en el sentido de que los
aspectos positivos puedan ir supliendo poco a poco a los negativos, hasta eliminarlos del tono.

Con esta actitud, basada en oportunas orientaciones, los aspectos negativos van siendo absorbidos
por los positivos, y sin inhibiciones ni humillaciones. Debemos apoyarnos en el uso del SÍ, evitando
las oportunidades del uso del NO. Esto equivale a decir que el SÍ debe sustituir, evidentemente, al
NO, si queremos realmente educar.

Cuando el NO se hace necesario, debe ser ponderado, explicado racionalmente, nunca en form a de
prepotencia. Lo ideal sería que a una negación le fuese adscripta una afirmación, esto es, una
orientación positiva sustituyendo a otra negativa.

AYUDAR A ENFRENTAR Y RESOLVER LAS DIFICULTADES

Constituye una actitud equivocada no colocar al alumno frente a las dificultades. Es equivocado
también el hecho de no considerar las dificultades con que el alumno tropieza al tratar de resolverlas.

En otras palabras, es un error no tomar conocimiento de las limitaciones del alumno. Pero, de un
modo general, es preciso no dispensar al alumno de las dificultades naturales que debe enfrentar,
cuando éstas no sean superiores a sus posibilidades. Al resolver sus propias dificultades, el alumno
se siente fortalecido y confiado.

No es aconsejable la actitud docente de resolverlas, pues esto aumenta el sentimiento de


dependencia con relación al maestro. Además, educar es en cierto modo hacer que el alumno se
independice y el buen profesor es aquél que, en forma discreta y amigable, va alejándose del alumno,
obligándolo a “caminar por sí mismo”.

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ELIMINAR PRIVILEGIOS

La facultad debe ser una institución en la cual no existan privilegios. El respeto a los maestros debe
derivar de su acción como educadores; una acción comprensiva, justa, humana, pero también firme.
Los privilegios de todo tipo deben ser eliminados de la institución, sean éstos económicos, sociales,
intelectuales, etc. No hay nada más educativo que el ambiente en que los maestros y alumnos
reconozcan sus errores y sus aciertos con toda molestia, de modo que pueda surgir y fortalecerse el
auténtico respeto mutuo.

PROCURAR ADAPTARSE AL ALUMNO

Es un absurdo pretender que el alumno se adapte al maestro. Es éste el que está en condiciones de
adaptarse al alumno, descendiendo hasta él, ciñéndose a su realidad social y humana para, con base
en esa misma realidad, iniciar un trabajo constructivo, de educación, de elevación del educando a
patrones de comportamiento más elevados.

EVITAR DAR NOTAS

Una práctica inhibitoria en los colegios es la nota. Notas para todo. La nota, si alguna vez funciona
como estímulo, en la mayoría de los casos funciona como factor de inhibición, principalmente por la
forma como es dada. Lo común es que sean dados ejercicios para resolver en el hogar, luego de una
clase de presentación de la materia y para obtener una nota. ¿Cómo podrá obtener buenas notas
quien todavía se encuentra en la fase del aprendizaje, si todavía está aprendiendo?

Es necesario que el alumno tenga derecho a equivocarse durante el periodo del aprendizaje. Lo que
puede existir es un adecuado control de la marcha del aprendizaje, pero no notas en el sentido que la
facultad, generalmente, les confiere.

La nota a ser dada para su registro en los boletines mensuales de calificación debe ser el fruto de la
verificación del aprendizaje, una vez que la enseñanza haya pasado a través de las fases de
presentación, fijación e integración.

NO OLVIDAR LAS DIFICULTADES PRESENTACIÓN INICIAL DE UN TEMA NUEVO

Toda presentación de un tema nuevo es casi siempre confusa, imprecisa y hasta cierto punto, sin
sentido, principalmente cuando ella está al margen de ciertos recaudos de orden y organicidad. En
consecuencia, es necesaria mucha paciencia y bastante concretización con experiencias, gráficas,
proyecciones, grabados, apelación a la experiencia del alumno, etc., para que el nuevo asunto, el
inicio del aprendizaje, pase a tener sentido y organización mental en la conciencia del alumno.

No hay que tener prisa ni partir de presupuestos en el comienzo del aprendizaje. Al respecto, dice
muy bien Dewey: “Para quien ya aprendió, la materia es extensiva, exactamente definida y
lógicamente interrelacionada. Para quien está aprendiendo es fluida, parcial y relacionada mediante
sus ocupaciones personales.

El problema de la enseñanza consiste en conservar la experiencia del educando moviéndose en la


dirección de lo que el adulto formado ya conoce. Por eso es necesario que el maestro conozca al
mismo tiempo la materia y las necesidades y capacidades características del estudiante.”

LAS DIFICULTADES DEBEN SER GRADUADAS

No debe olvidarse que la materia debe ser presentada en forma gradual y con arreglo a un orden
creciente de dificultades. El lema vigente debe ser, de lo más fácil a lo menos fácil, lo que posibilita al
alumno a llevar a cabo exitosamente las tareas que se le encomienden y haciendo que este
procedimiento funcione como factor de motivación.

Es verdaderamente desolador el hecho de presentar solamente lo difícil o lo fácil en forma difícil, al


parecer, con la finalidad de llevar al alumno a un seguro fracaso. No hay que olvidar, igualmente, que
el fracaso continuado es el mayor enemigo de la enseñanza.

LA COMPRENSIÓN DEBE ESTAR PRESENTE

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El maestro debe conocer, al dictar su clase e indicar los ejercicios, tareas o c ualquier otro tipo de
trabajos, si el alumno va comprendiendo lo que él explica. Una actividad sin comprensión de lo que
se está haciendo o sin una imagen previa de los objetivos que se pretende alcanzar carece de
sentido. Es más: cansa, desorienta, irrita e indispone para el trabajo serio y honesto.

Así, es un deber del maestro enterarse, en todas las fases de la enseñanza, si los alumnos están
comprendiendo lo que enseña. De lo contrario, tanto el tiempo como el esfuerzo pueden darse por
perdidos, sumándose a ello la indisposición del alumno hacia la materia y hacia el maestro y facultad.

PARTIR DE UNA EXPERIENCIA DE VIDA

Para que la enseñanza resulte más intuitiva y comprensible debe partirse –siempre que ello sea
posible- de una experiencia de vida del alumno, procurando relacionar lo que se desea enseñar con
el bagaje vital del que va a aprender.

De ahí la necesidad de que el maestro conozca la fase vital de sus alumnos, esto es, la problemática
propia de cada edad, así como la experiencia individual del sujeto, para llevar a cabo una mejor
coordinación del asunto a enseñar, tomando como punto de partida la base significativa de la cual es
portador cada alumno.

LLEVAR A LA REFLEXIÓN

Es necesario recordar que la enseñanza debe ser encauzada en forma de situaciones problemáticas,
que exijan razonamiento y reflexión por parte del alumno. De lo contrario, se está simplemente
adiestrando u obligando a éste a memorizar para luego repetir.
Así, en la enseñanza de todas y cada una de las disciplinas, el maestro debe presentar dificultades y
problemas que exijan aplicación del razonamiento, a fin de que el alumno encuentre las soluciones.

Es necesario lograr que la reflexión del alumno no se transforme en una mera posibilidad de reflexión,
sino que funcione, se ejercite, a fin de desarrollarse y servir al alumno, dándole confianza en sus
posibilidades intelectuales.
El maestro debe tener presente que el hombre sólo crece mentalmente reflexionando.

DAR CLARIDAD A LOS OBJETIVOS

Es importante mostrar la meta a la cual se pretende llegar, esto es, lo que se quiere alcanzar, lo que
se desea hacer, cuando se le exige a alguien un esfuerzo.

El esfuerzo por el esfuerzo no tiene sentido y cansa fácilmente, a la vez que, si se tuviese en vista la
meta a alcanzar, se daría mayor sentido y un estímulo más valioso al esfuerzo realizado. El alumno
mismo puede apreciar si se está aproximando o se está distanciando de la meta, llevándolo a dar una
dirección y un sentido inteligente a sus esfuerzos.

Así, con la clara visión de los objetivos a ser alcanzados, el resultado parcial de los trabajos ya
funciona como fuerza motivadora y auxilia en el trabajo de reflexión necesario para la conquista total
de los objetivos.

FIJAR EN CADA CLASE LO FUNDAMENTAL DEL TEMA

El maestro no debe olvidar que lo fundamental en un asunto que se está tratando debe ser enfocado
dándole la mayor importancia, de modo que sea allá mismo donde se efectúe su fijación, sin esperar
que ésta se lleve a cabo en el hogar o que el alumno la satisfaga por iniciativa propia.
Lo que se considere fundamental, en un asunto, debe ser tratado, elaborado y fijado en situaciones
específicas de la clase, bajo la observación del profesor.

PRESTAR LA MAYOR ATENCIÓN A LOS ERRORES

El maestro debe estar atento a los errores de sus alumnos, con el propósito, no de atribuir notas
bajas o reprobar, sino para averiguar la causa de los mismos, esto es, si dichas yerros se deben a la
fatiga, a la falta de atención, a perturbaciones emotivas, falta de interés, falta de comprensión, falta de
fijación o deficiencias en la manera de orientar el aprendizaje.

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Los errores deben constituir un indicio para la mejor comprensión del alumno y no pretexto para
represalias, mediante el uso de bajas calificaciones. El maestro debe llevar a cabo relevamiento de
errores y de acuerdo con su frecuencia, realizar una rectificación del aprendizaje en forma colectiva,
individual o de pequeños grupos.

NO MATAR LA IMAGINACIÓN

El maestro, en nombre de la objetividad, no debe matar la imaginación del alumno. Por el contrario,
debe dar oportunidad para que la misma se manifieste y se desarrolle dentro de los límites de lo
razonable. Así, en los trabajos escolares, debe tener cabida la fantasía del alumno, que es una forma
de ejercitar el espíritu creador. Para eso es preciso crear y mantener condiciones de libertad de
expresión dentro de la clase y reducir al mínimo el trabajo de memorización.

FORMAR HÁBITOS SALUDABLES

El maestro debe empeñarse en alentar la formación de nexos agradables entre el alumno y sus
clases, promoviendo una atmósfera de optimismo, confianza, igualdad, respeto y buen éxito en los
trabajos escolares.

Procediendo de esa forma, se va estableciendo un condicionamiento entre el maestro, la materia, la


sala de clase, la escuela y el alumno; este condicionamiento será de mucha ayuda para la buena
marcha y la eficiencia de los trabajos de la clase.

El maestro debe esforzarse por establecer un clima de festividad y alegría, de modo que la clase se
transforme en algo querido y esperado por el alumno.

DAR SENTIDO PRÁCTICO A LOS TRABAJOS

El maestro debe proponer dar sentido práctico, de realización o de aplicación, a los asuntos
estudiados en la clase. Esa manera de orientar los trabajos escolares confiere un sentido de
vitalidad, realidad y objetividad a lo que se está estudiando, a la vez que disminuye el hiato existente
entre la facultad y la realidad física y social del mundo que envuelve al alumno. La aplicación puede
llevar también, la ampliación del aprendizaje según las preferencias y aptitudes del alumno.

ATRIBUIR RESPONSABILIDADES

El maestro debe transformar sus salas de clase en taller de trabajo, en las cuales todos tengan su
parcela de responsabilidad en cuanto a la ejecución de tareas. El ambiente debe ser de real ización y
de cooperación, en la consecución de logros comunes. No hay que olvidar que el alumno debe
trabajar en equipo e individualmente.

Hay un sentimiento de colectividad que debe desenvolverse, y un centro de individualidad que debe
fortalecerse, sin que haya entre ambos ni antagonismos ni contradicciones, pues uno precisa del otro
para la buena armonización de la personalidad.

El individuo no puede diluirse en el todo, pero el todo no puede ser ocultado por el individuo. Toda
necesidad legítima del individuo lo es también para la colectividad, pues se trata de un bien que debe
recaer sobre todos sus miembros y no solamente sobre algunos, como una forma de privilegio.

NO SEPARAR LA ESCUELA DE LA COMUNIDAD

El maestro debe tener entre sus puntos de mira, y en toda su acción didáctica, una clara conciencia
que la facultad y comunidad deben constituir un todo, una unidad. De ahí él debe hacer todo lo
posible para que la universidad vaya hacia la comunidad y que la comunidad vaya hacia la
universidad.

La razón del estudio y de la aplicación debe estar en la comunidad. Las actividades escolares no
deben ser caricaturas de lo que se hace afuera del colegio, sino actividades auténticas, tal como se
hace allá afuera y para los que viven allá afuera.

INDIVIDUALIZAR LA ENSEÑANZA

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A pesar de que la enseñanza es colectiva, el maestro debe tener siempre presente la individualidad
de sus alumnos. La enseñanza será más eficiente a medida que se vaya haciendo más
individualizada, esto sea dicho en el sentido de que sean diagnosticadas las dificultades y
deficiencias de cada alumno.

Este trabajo debe hacerse a fin de que puedan adoptarse medidas adecuadas de orientación para los
alumnos que las requieran, teniendo en cuenta las reales condiciones y posibilidades de cada uno.

Esta actitud de individualización debe tomarse para caracterizar a los alumnos en cuanto a sus
carencias, sus posibilidades, su tipo mental y de personalidad, sus intereses aspiraciones, para lograr
una correcta orientación en el campo vocacional.

AVERIGUAR LAS CAUSAS DEL COMPORTAMIENTO ANÓMALO

Todo comportamiento considerado anómalo tiene su causa, que debe ser investigada, a fin de que se
puedan tomar medidas eficaces de corrección.

Investigar las causas del comportamiento, para influir sobre las mismas de un modo acertado y
racional, orientando, esclareciendo, canalizando energías, estimulando, removiendo causas nocivas,
asistiendo, amparando y nunca reprimiendo, prohibiendo, castigando pura y simplemente, debe ser la
actitud científica del maestro.

Nadie se ilusione al respecto; educar es trabajoso y difícil, pero compensa. Compensa porque se
está instilando dignidad en el alma humana. Se la está orientando para la plenitud, para lo más alto:
para la felicidad.

Quien tenga sobre sus hombros el privilegio que da la responsabilidad de educar y no se sienta con
ánimo para hacerlo, sean cuales fueren las razones invocadas, será mucho más honesto y digno si
renuncia a la carrera de maestro.

AUSCULTAR ASPIRACIONES

Es importante destacar, de un ítem anterior, el término aspiración. Una de las funciones educativas
del maestro–y de suma importancia- es la de auscultar las aspiraciones de sus alumnos, a fin de
auxiliarlos en lo posible, para que dichas aspiraciones lleguen a su meta.

El alumno se siente realmente motivado cuando percibe que sus sueños tienden a convertirse en
realidad. La gran ayuda del maestro consiste –casi siempre- en orientar a sus alumnos para que
ciñan a medidas más reales y objetivas la dimensión de sus aspiraciones, pero, eso sí sin matar
jamás la belleza de la imaginación juvenil.

ORIENTAR LA ENSEÑANZA HACIA LA ACTIVIDAD

En su quehacer didáctico, el maestro debe siempre orientar la enseñanza en un sentido activo,


dinámico, de investigación, de curiosidad, de desafío. Debe poner, a cada instante, obstáculos para
que sean traspuestos mediante la reflexión. Siempre que ello se pueda, en el colegio se debe llevar
al alumno a actuar y a pensar; en los otros niveles, a pensar y a actuar.

ESTAR SIEMPRE DISPONIBLE

Los responsables de la educación escolar –maestros y decanos- deben revelar siempre que están
disponibles para con sus alumnos. Disponibilidad no es tanto una cuestión de tiempo, sino, más bien,
de actitud.

La actitud de estar siempre a disposición de un alumno cuando él lo necesita. Nada es más oportuno
y útil que atender al educando en la hora precisa, principalmente cuando éste solicita un poco de
atención y le hace falta una palabra, un cambio de opiniones, una voz de aliento y comprensión o una
ayuda.

INICIAR DESDE TEMPRANO UNA EDUCACIÓN DESPROVISTA DE PREJUICIOS

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Es deber de la facultad orientar el comportamiento de sus alumnos despojándolo de todo prejuicio de


color, económico, social, profesional, racial, religioso, etc., con el objeto de encaminar a l os
educandos hacia un respeto total por sus semejantes.

VIVIR LOS VALORES QUE SE QUIEREN TRANSMITIR

Aquel que se propone educar tiene que vivir los valores, las actitudes y los ideales, es decir, las
formas de comportamiento deseables, para que éstas sensibilicen al educando por medio del
ejemplo, proscribiéndose, por lo tanto, el dicho: “Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”, para
que prevalezca aquel otro: “Haz lo que yo hago”.

DESTACAR DERECHOS Y DEBERES

Siempre que sea posible y oportuno, enfatizar, dirigiéndose al educando, todo lo referente a derechos
y deberes, sin olvidarse de mostrar que, prácticamente, casi todos los derechos tienen su origen en
deberes. Poner de relieve, además, que, en realidad, nada le es dado gratuitamente al hombre, lo
cual hace resaltar lo importante que es tener conciencia de la proximidad y relación que hay entre
derechos y deberes.

INFORMAR RESPECTO DEL HOMBRE MISMO

Es importante que se desarrolle, respecto del educando, una labor de esclarecimiento referente al
hombre mismo, principalmente con relación a las fases de vida y sus correspondientes problemas,
con el fin de sensibilizarlo, en lo relativo a la precariedad de la vida y a la necesidad de comprensión y
armonía entre los hombres, independientemente de su edad.

SOLICITAR ALGO O LIMITAR EL COMPORTAMIENTO DEL EDUCANDO BASÁNDOSE EN


RAZONES Y MOTIVOS COHERENTES
Manifestar las razones y motivos cuando se solicite algo del educando o cuando se le imponga
alguna limitación. Cuando eso no sea posible, lo mejor es no solicitar ni limitar, pues, en ese caso,
puede parecer al educando que las exigencias no pasan de autoritarismo o de capricho.

NO EDUCAR PARA SER “BUENITO”

La acción docente no debe tender a formar criaturas conformistas, prudentes o “buenitas”, sino
ciudadanos conscientes, eficientes y responsables.

EMPEÑAR AL EDUCANDO EN TAREAS COMPLETAS

Siempre que sea posible, empeñar al educando en tareas que exijan planeamientos, ejecución y
evaluación, para que pueda tener una visión total de toda empresa hum ana, en la que todos los
detalles tienen que ser previstos por el hombre, porque nada le es dado gratuitamente, a un tiempo
que va ganando confianza en sí mismo.

ORIENTAR HACIA EL TRABAJO

La acción educativa tiene, como uno de sus más serios compromisos, el de disponer al educando
para el trabajo, exaltando a éste como único medio de realización personal y social. Educar para que
se encare el trabajo como un bien, y no como un castigo, dado que él es la vía de la liberación y la
dignificación del hombre.

Encarecer, también, con respecto al trabajo, que lo más importante no es la actividad profesional
ejercida, sino la seriedad y compenetración con que se ejerce. Todas las profesiones son notables.

EDUCAR ECONÓMICAMENTE

La acción del maestro sobre el alumno debe tender a la formación del sentido de la economía, como
modelo de combatir el desperdicio de los bienes que el hombre y la sociedad necesitan. Orientar,
pues hacia la economía de la luz, el gas, el agua, el papel, los alimentos, los tejidos, etc .

SENSIBILIZAR RESPECTO DE LA NATURALEZA

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Siempre que sea posible y oportuno, el maestro debe llamar la atención del alumno hacia la
naturaleza, con el fin de enseñarle a observarla, sentirla, admirarla y respetarla.

NO QUERER QUE UN ALUMNO SEA EL PRIMERO O EL MEJOR DE TODOS

El docente debe actuar, principalmente, sobre la familia, para que no quieran que el hijo sea el
primero o el mejor de la clase. Explicar a los padres que deben enseñar a sus hijos a dar lo mejor de
sí mismos, a esforzarse, a ser tan buenos como puedan, pero sin comparaciones ni competencia.
Cada uno puede ser grande en la medida de sus posibilidades reales.

SER OPTIMISTA

El maestro tiene la obligación de ser optimista, y, si no lo fuera, debe esforzarse por serlo.

La situación de alumno, en cualquier nivel de la enseñanza, es de cierta expectativa e inseguridad,


que fácilmente podrá transformarse en ansiedad, falta de ánimo o de interés por el colegio –a veces
de oposición a él, cuando advierte el pesimismo del maestro.

Los educandos necesitan sentir el optimismo de sus maestros, de manera que los estudios tomen un
sentido positivo.

BIBLIOGRAFÍA
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