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1.

A- Teniendo en cuenta los textos de Martín Carnoy y José Tamarit, señale los principales aportes de
GRmasci a la perspectiva social-critica y democrático. Señale las diferencias entre los conceptos de
“hegemonía” y “dominación”, explique el significado de la expresón “teoría ampliada del Estado”.
Responda a los siguientes interrogantes: ¿Cómo define Gramsci a los intelectuales y cuál es su papel
en la construcción de hegemonía? ¿Qué diferencias se señalan entre intelectuales orgánicos y
tradicionales? Tamarit considera al docente como un intelectual orgánico ¿cuáles son los
fundamentos de tal consideración? ¿Qué características debe poseer un docente y una escuela
desde la perspectiva crítica?

Gramsci es uno de los intelectuales más significativos de la corriente marxista; además, según Carnoy
(1993), este autor ha realizado importantes contribuciones a las teorías desarrolladas por Marx y
Engels. La más importante consiste en que sistematizó, con base en lo que está implícito en Marx, una
ciencia marxista de acción política; sin embargo, Gramsci no se limitó a reconocer que la política es
una actividad autónoma en el contexto de fuerza materiales históricamente desarrolladas, sino que
concibe a la política como actividad humana central, es el medio por el cual la conciencia individual
entra en contacto con el mundo social y natural en todas sus formas. A partir de su experiencia como
miembro clave del Partido socialista italiano y el partido comunista italiano, desarrolló una visión
alternativa del Estado y una teoría marxista de la política: una estrategia alternativa para derrocar al
Estado burgués y para edificar el socialismo.

El concepto de sociedad civil es uno de los aportes de Gramsci al marxismo.

Hegel llamó sociedad pre-política a la sociedad civil (aquella que los naturalistas habían llamado
estado de naturaleza), y la defina como toda vida preestatal; como el desarrollo de las relaciones
económicas que preceden y determinan las estructuras y la organización política.

Para Marx y Engels, la sociedad civil y el Estado eran antítesis: el Estado (el orden político) es el
elemento subordinado en tanto que la sociedad civil (el ámbito de las relaciones económicas) es el
elemento decisivo. De este modo, estructura (sociedad civil) y superestructura (el estado), forman
una antítesis dialéctica fundamental donde la sociedad civil domina al estado. Es esta la que define al
Estado y fija la organización y los objetivos del Estado de conformidad con las relaciones materiales
de producción en un estadio particular de desarrollo capitalista.

Este es el punto de partida para el análisis de Gramsci. Su innovación consiste en afirmar que la
sociedad civil no pertenece al momento estructural sino al superestructural. El autor marca dos
grandes niveles superestructurales:

1. La ‘sociedad civil’, es decir, el conjunto de organismos comunmente llamados privados; que se


corresponde con la función de “hegemonía” que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad.

2. y el de ‘sociedad política’ o ‘el Estado’; que tiene correlato con la función de “dominio directo” o
mando que se ejerce por medio del estado y del gobierno jurídico.

Para este pensador, es la superestructura lo que representa el factor activo y positivo del desarrollo
histórico. Es el complejo de relaciones ideológicas y culturales, la vida espiritual e intelectual y la
expresión política de aquellas relaciones que se convierten en foco de análisis, en lugar de estructura.

Otro de los conceptos que aporta Gramsci al pensamiento marxista es el de hegemonia. Si bien, Marx
y Engels ya hacen referencia a este concepto, este autor lo convierte en tema central de su propia
versión del funcionamiento del sistema capitalista y la define como el predominio ideológico de
valores y normas burguesas sobre las clases subordinadas. “Un orden en que cierto modo de vida y de
pensamiento es predominante, en que un concepto de realidad ha sido difundido por toda la
sociedad en todas sus manifestaciones institucionales y privadas, imbuyendo con su espiritu todo
gusto, moralidad, costumbres, principios religioso y políticos, y con todas las relaciones sociales,
particularmente sus connotaciones intelectuales y morales” (Williams).

Gramsci subrayó el papel de la superestructura al perpetuar las clases e impedir el desarrollo de la


conciencia de clase. El Estado es mucho más que el aparato coercitivo de la burguesía; es él quien
promueve un solo concepto (burgués) de la realidad participando en la reproducción de las relaciones
de producción.

Es posible nombrar algunas diferencias entre hegemonía y dominación. Gramsci establece la


supremacía de la sociedad civil (consenso) sobre la sociedad política (fuerza). El autor sostiene que la
verdadera fuerza del sistema no se encuentra en la violencia de la clase gobernante o el poder
coercitivo de su aparato de Estado, sino en el consentimiento de las clases subordinadas de la filosofia
de los gobernantes en un plano ideológico, moral e intelectual.

La noción de dominación enfatiza el ejercicio de la coerción (primacía de la sociedad política), la idea


de hegemonía pone su acento en la organización del consenso (primacía de la sociedad civil, dirección
moral e intelectual). Este término fue un concepto totalmente nuevo en el discurso marxista.

Como ya dijimos, la hegemonía es el predominio ideológico de las clases dominantes en la vida social
de las clases subordinadas donde estos últimos consienten la “concepción del mundo” que los
gobernantes proponen como un “sentido común”. La filosofia de las clases dominantes pasa a
través de todo un tejido de vulgarizaciones complejas que dan como resultado la conformación de
ese sentido común y se convierte en la filosofia de las masas que aceptan la moral, las costumbres, la
conducta institucionalizada de la sociedad en que viven. “La explicación de ese consentimiento se
encuentra en el poder de la conciencia y la ideología” que construye una hegemonía que se expresa
en la sociedad como el complejo de instituciones, prácticas y agentes que comprenden la cultura
dominante de los valores.

La incorporación del concepto de hegemonía y la inclusión del hombre histórico (es decir, el hombre
en el marco dialéctico marxista, en el conjunto de elecciones que son condicionadas por el contexto
histórico) en el proceso innovador, es la clave para entender el análisis del estado que realiza Gramsci,
el papel de los intelectuales en la superestructura y su idea de la estrategia necesaria para reemplazar
el Estado burgués.

Grmasci extiende la concepción marxista del Estado como instrumento coercitivo de la burguesía
incorporando el aparato de hegemonía en el Estado así y en la sociedad civil. El Estado como
superestrucutra se convierte en variable primaria y no secundaria para la comprensión de la sociedad
capitalista. El Estado es, al mismo tiempo, instrumento primario para la expansión del poder de la
clase dominante (es una institución de la hegemonía), y fuerza coercitiva (sociedad política) que
mantienen débiles y desorganizados a los grupos subordinados.

Si bien la hegemonía se expresa tanto en la sociedad civil como en el Estado, existe una considerable
autonomía de los aparatos hegemónicos privados ante el estado; incluso puede hablarse de una
tensión entre ambos cuando la fracción de la clase dominante con poder político no es la clase
hegemónica. Gramsci propone entonces una “hegemonia politica” en contraposición a una
“hegemonia civil” donde la primera está localizada en el Estado. Así, el autor considera el Estado
como una extensión del aparato hegemónico, parte del sistema desarrollado por la burguesía para
perpetuar y extender su control de la sociedad en el contexto de la lucha de clases. La incorporación
del Estado a la hegemonía de la clase dominante surgió según el hecho de que la clase burguesa se
presenta como organismo capaz de absorber a toda la sociedad, asimilándola a su propio nivel
cultural y económico.
Gramsci, según Tamarit (1997), parte del concepto de que todos los hombres son intelectuales desde
que usan su inteligencia en las diversas circunstancias y actos de su vida, sin embargo reserva la
denominación de intelectual solo para aquellas personas “cuya actividad fundamental se basa en el
intelecto y no en las manos”. Del mismo modo, Carnoy señala que Gramsci afirma que el concepto de
intelectuales como categoría social distinta, independiente de la clase es un mito: “Cada grupo social,
al surgir en el terreno original de una función esencial en el mundo de la producción económica, crea
al mismo tiempo, orgánicamente, uno o más estratos de intelectuales que le dan homogeneidad y
una conciencia de su propia función no solo en el campo económico sino tambien en los campos
social y político” (Gramsci 1971).

Es por todo esto, que el pensador italiano establece diferencias en el interior de la categoría de “los
intelectuales”. Por un lado, los “intelectuales tradicionales” aquellos que identificamos con un papel
social particular: literatos, científicos, etc cuya posición en los intersticios de la sociedad tiene una
cierta aura interclases, pero se deriva de las pasadas y presentes relaciones de clase. Estos
intelectuales aunque proceden de clases subalternas, dejan de estar vinculados orgánicamente con su
clase de origen. Ellos con los que permanecen fieles al “régimen” y se encargan de mantener y
construir una homogeneidad de las clases dominadas con base en la hegemonía dominante; “crean,
organizan y difunden discursos que tienden a legitimar el status quo” (Giroux citado por Tamarit).

Por otro lado, Gramsci reflexiona sobre lo que llama “intelectuales orgánicos”, es decir, “cualquier
persona que sea poseedora de una capacidad técnica particular: el elemento pensante y organizante
de toda clase social.” Tiene que ver no tanto con la profesión u oficio que desempeñan, sino más bien
con su función de dirigir las ideas y aspiraciones de la clase a la que pertenecen orgánicamente; un
hombre que participa de una concepción del mundo, tiene una línea consciente deconducta moral,
que contribuye a sostener dicha concepción o modificarla produciendo nuevos modos de
pensamiento. Según Tamarit, son aquellos que denuncian y se oponen al status quo y acompañan
procesos de transformación social. De este modo, los intelectuales orgánicos forman parte de una
contrahegemonía que pretende estimular y movilizar despertando a los trabajadores a sus
posibilidades intelectuales.

José Tamarit afirma que el docente es un intelectual orgánico puesto que considera a los maestros (y
los docentes en general) como “administradores” y/o “divulgadores” de ideología, es decir, de
visiones del mundo. En la medida en que éstas ultimas coinciden con la mirada oficial o hegemonia
dominante, estamos en presencia de intelectuales orgánicos conservadores; mientras que, en caso de
que las visiones que difundan y procesen en la escuela no se corresponden con la visión hegemónica,
se trata de intelectuales orgánicos críticos o transformadores.

La perspectiva crítica, pone en cuestionamiento la educación en el sistema capitalista pues afirma que
es el procedimiento mediante el cual las clases dominantes preparan en la mentalidad y la conducta
de los niños las condiciones fundamentales de su propia existencia. Asimismo, critica la idea de la
neutralidad escolar el poner al descubierto la presencia de la visión del mundo hegemónica en los
materiales de estudio; de este modo, la escuela es un aparato ideológico del Estado que contribuye a
perpetuar las relaciones de producción y la hegemonia. En oposición a estas ideas, la perspectiva
crítica afirma que la escuela debe poseer como característica la formación de gobernantes. Gramsci
sostenía que la educación debía formar a todos los hombres para “gobernar” esto es, para participar
activamente en la vida social y política de la nación y así, poder construir una sociedad igualitaria.

En cuanto a los maestros, la perspectiva crítica refiere al rol de “sacerdocio” que se le ofrece al
docente en el sistema capitalista, donde estos se convierten en los guías de las mentes de los más
pequeños y les transmiten la visión del mundo propuesta por las clases dominantes. Frente a esta
visión, la perspectiva crítica plantea que concebir la escuela como un espacio de lucha implica la
posibilidad de resistencia, donde los docentes tienen el deber de cuestionar aquella visión del mundo
que circula en las aulas y que se insiste en designar como saber o conocimiento “elaborado”, que se
ha logrado imponer como única y legítima. Resistir al orden simbólico impuesto exige el rechazo
interior a dicho orden, el individuo (el docente) debe sentir que el arbitrario que le se impone violenta
su conciencia. En caso de no adoptar esta mirada de resistencia, los docentes se convierten en lo que
Gramsci denomina “ciudadano funcionario” pues adhieren y vehiculizan la visión del mundo
dominante y el proyecto de nación ligado a este.

C. Desarrollar los principales componentes del marxismo como teoría económica, política y social
puestos de manifiesto en su explicación sobre las condiciones materiales que explican las
características de las sociedaddes a través de la historia (puede explicar el contenido de los
conceptos “modos de producción”, “clases sociales”, “base y estructura”, “trabajo y división del
trabajo”). Considerando los aportes de Carnoy, explique cómo se define al EStado desde el
marxismo en las sociedades capitalistas, ¿qué críticas se le realizan y cuáles son sus fundamentos?
TEniendo en cuenta el texto de Jesús Palacios, exponer las críticas que, desde el pensamientos
social, crítico y democrático, se realiza a la educación/escuela en las sociedades capitalistas. Para
cerrar señale y explique los componentes centrales de la denominada “pedagogía socialista”
(polivalencia, omnilateralidad, relación de trabajo y educación, etc.)

Es posible identificar los principales componentes del marxismo como teoría económica, política y
social al ponerse de manifiesto en su exposición sobre las condiciones materiales que explican las
características de las sociedades a través de la historia. Marx consideró las condiciones materiales de
una sociedad, es decir el modo en que las cosas se producen, distribuyen y consumen, como base de
su estructura social y su conciencia humana. La forma del Estado, por tanto, surge de las relaciones de
producción y no del desarrollo general de la mente humana o de una colectividad de voluntades de
hombres.

Las relaciones legales y las formas del Estado tienen sus raíces en las condiciones materiales de vida.
En la producción social de su vida, los hombres entran en relaciones definidas que son indispensables
e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un estado definido de
desarrollo de sus fuerzas materiales de producción. La suma total de esas relaciones constituye la
estructura económica de una sociedad, el fundamento real sobre el cual se levanta una
superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas definidas de conciencia social. El
modo de producción de la vida material condiciona los procesos de la vida social, política e intelectual
en general.

Las sociedades son moldeadas por el modo dominante de producción y por las relaciones de
producción inherentes a tal modo (o sea que una sociedad con un modelo de producción agropecuario
produce ciertos tipos de relaciones que son inherentes-por ejemplo, la relación terrateniente/peón-.
ambas cosas dan forma a una sociedad pues establece las clases sociales a las que pertenece cada
individuo y conforma una clase social dominante y una subordinada)

Para Marx y Engels, la sociedad civil y el Estado eran antítesis: el Estado (el orden político) es el
elemento subordinado en tanto que la sociedad civil (el ámbito de las relaciones económicas) es el
elemento decisivo. De este modo, estructura (sociedad civil) y superestructura (el estado), forman
una antítesis dialéctica fundamental donde la sociedad civil domina al estado. Es esta la que define al
Estado y fija la organización y los objetivos del EStado de conformidad con las relaciones materiales
de producción en un estadio particular de desarrollo capitalista.

El Estado es definido por el marxismo en las sociedades capitalistas como la expresión política de la
clase dominante que no surge de una conjuración de clase, una institución socialmente necesaria que
debe encargarse de ciertas tareas sociales necesarias para la supervivencia de la sociedad, se
convierte en institución de clase. El Estado capitalista es una respuesta a la necesidad de mediar en el
conflicto de clases y de mantener el orden y un orden que reproduce el predominio económico de la
burguesía.

Por tanto, el Estado no es un poder impuesto desde fuera de la sociedad, es producto de la sociedad
en una etapa particular de desarrollo, es el reconocimiento de que esta sociedad ha caído en una
insoluble contradicción interna y está escindida por antagonismos irreconciliables. Se ha hecho
necesario un poder, surgido por la sociedad, para moderar el conflicto y mantenerlo todo dentro del
limite del orden y ese poder surgido de la sociedad pero que se coloca por encima de ella y que se
enajena cada vez más, es el Estado. Pero también surge en plena lucha entre clases, normalmente es
el Estado de la clase dominante y así adquiere nuevos medios de contener y explotar a la clase
oprimida, el estado moderno representativo es el instrumento para explotar al trabajador asalariado
por medio del capital. El estado es el aparato represivo de la burguesía.

Desde el pensamiento social-crítico democrático, se realizan una serie de críticas a la


educación/escuela en las sociedades capitalistas. Entre ellas pueden mencionarse es una injusticia
que las enseñanzas media y superior, que se pagan los impuestos pagados por el proletariado,
puedan ser frecuentados solo por los hijos de la burguesía; que el Estado pague con el dinero de
todos la enseñanza de los hijos mediocres de la burguesía y excluya a los hijos capaces de los
proletarios.

Además, otra de sus críticas apunta al hecho del trabajo infantil que sacrifica el desarrollo físico e
intelectual de los niños a los intereses de la producción, sustrayéndolos del aire libre y la escuela
después de doce horas de trabajo extenuante. Si bien Marx y Engels defienden el trabajo infantil,
sostienen que es necesario que sea reglamentado rigurosamente acorde a su edad y atendiendo a
una formación plena y no a un “embrutecimiento” producido por el trabajo monótono y unilateral del
sistema capitalista que encierra a los sujetos en una sola tarea. Los autores sostienen que el orden
capitalista se esconde detrás de una parcelación de su actividad donde el hombre pierde su esencia y
se produce la alienación del hombre trabajador que tiene un efecto absolutamente embrutecedor
sobre el organismo y sus facultades mentales.

La pedagogia socialista, combina la educación con la producción material y se compone de elementos


centrales que la definen y diferencian de la propuesta del sistema capitalista. Frente a la
unilateralidad y la realidad enajenante consecuencia de la división del trabajo donde el hombre solo
sirve mientras se lo mantiene encerrado en la parcela que le han enclaustrado por la división del
trabajo, Marx y Engels plantean la polivalencia que no es otra cosa que la exigencia de un desarrollo
total y completo del hombre, en el ámbito de todas sus facultades y posibilidades, de sus necesidades
y sus capacidades de satisfacción. Se trata de la unión del binomio fragmentado de hombre-trabajo,
de modo que un trabajador pueda ejercer una movilidad absoluta en la industria y en la sociedad; lo
que interesa es conseguir la absoluta disponibilidad del hombre para las variables exigencias del
trabajo. La instrucción polivalente debe garantizar la formación más completa posible, suministrando
una sólida dimensión humana y múltiples posibilidades de actividad.

La implementación de una educación de carácter socialista, tiene como meta el desarrollo pleno del
hombre por medio de el proceso de trabajo socialista o comunista. Solo bajo la bandera del
socialismo el trabajo “santifica” al hombre, le convierte en moral y contribuye de esta manera en su
formación. El proceso del trabajo capitalista obstaculiza el desarrollo pleno del hombre pues su
esencia consiste en la expplotación y en la producción de la plusvalía. Solo el modo de producción
socialista puede permitir la construcción del hombre polivalente ya que está animado de una firme
voluntad de humanizar al hombre.

Esta perspectiva de educación dará a los jovenes la posibilidad de asimilar rápidamente en la práctica
todo el sistema de producción y les permitirá pasar sucesivamente de una rama de la producción a
otra, según sean las necesidades de la sociedad o sus propias inclinaciones.

La educación debe abarcar tres aspectos: la educación mental, la física y la tecnológica. La escuela
debe ser laica, gratuita, politécnica, única al objeto de que provea una educación unitaria y garantice
la unidad del entorno que rodea a niños y jóvenes. Sin perder nunca de vista que el trabajo, el trabajo
industrial productivo, está en el corazón mismo de esa escuela y los contenidos; la educación
socialista se basa en una pedagogía del trabajo. El trabajo productivo, que tiene utilidad económica,
ocupa el lugar central, la clave está en conjugar la educación con el trabajo fabril de modo que los
hombres se desarrollen plenamente.

“La combinación de trabajo productivo retribuido, la formación mental, los ejercicios físicos y la
enseñanza politécnica pondrá a la clase obrera muy por encima del nivel de la aristocracia y la
burguesía”

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