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Universidad de Nariño
Facultad de Ciencias Humanas
Licenciatura en Ciencias Sociales
Subnúcleo 8687, IV semestre. Individual Geografía de Europa.
Profesor: Luis Alberto Martínez Sierra - Ph.D.
Lectura 1.

ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA GEOGRAFÍA FISICA DE EUROPA

INTRODUCCIÓN
Europa forma parte del súper continente euroasiático situado entre los paralelos 36º y 70º de
latitud norte. La superficie de Europa es de 10.396.932 km2, es el continente de más reducida
extensión, a excepción de Australia (Oceanía), ocupa casi la quinceava parte de la superficie
terrestre, por ello algunos geógrafos, como Humboldt, le negaron personalidad geográfica
independiente y la consideraron una prolongación de Asia. De este enfoque nació el término
Eurasia, con el cual se ha querido indicar la clara continuidad física de Europa respecto de
Asia. Sin embargo, denominaciones como ésta o como “península de los Alpes”, son
insuficientes frente a la individualidad continental de Europa. Su distancia máxima de norte
a sur es de 4300 km y de este a oeste de 5600 km. Se sitúa en el hemisferio norte. Está unida
a Asia, configurando una enorme península dentro de lo que se denomina Eurasia, y debe sus
características de individualidad, a elementos físicos, pero especialmente a rasgos de orden
histórico y humano.

POSICIÓN ABSOLUTA O ASTRONÓMICA DE EUROPA


Europa está favorecida por su ventajosa posición astronómica, ya que se halla comprendida
casi íntegramente en la zona templada del norte, internándose muy poco en la zona fría
boreal. El continente se extiende, de norte a sur, desde el cabo Norte (71º latitud N), en
Noruega, hasta el cabo Matapán 36º latitud N), al sur de Grecia; de este a oeste va desde las
estribaciones orientales de los montes Urales (60º longitud E) hasta el cabo Roca en Portugal
(9º longitud O).

POSICIÓN RELATIVA O GEOGRÁFICA EUROPEA


Europa está ubicada íntegramente en el hemisferio norte. Ocupa la parte noroccidental del
Antiguo Continente; es el centro geográfico del hemisferio occidental y la parte del globo
mejor situada en relación con las demás tierras. Se encuentra frente a América del norte, de
la que sólo dista 3.000 km; se halla íntimamente unida a Asia y posee amplia fácil y cercana
comunicación con África, que en el estrecho de Gibraltar dista sólo 14 km.
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LÍMITES

El contorno y configuración física le han dado a Europa una fisonomía propia, evidenciada
sobre todo en el campo de la geografía humana. Limita con el mar por tres de los cuatro
puntos cardinales. Con el océano Ártico al norte, el océano Atlántico al oeste y al sur con la
cordillera del Cáucaso, el mar Negro, el estrecho del Bósforo, el mar de Mármara, el estrecho
de los Dardanelos, el mar Mediterraneo y el mar Caspio, lo que evidencia una importante
influencia oceánica dada su amplia fachada formada por casi 38.000 km de costas y que,
además, lo llega a caracterizar como uno de sus rasgos físicos más importantes, influenciando
el clima en la mayor parte del continente; de esta manera, Europa es el continente con mayor
longitud de costas, en relación con su extensión: un kilómetro de costa por cada 400 km de
superficie. Islas, golfos y penínsulas aumentan el contacto de Europa con los mares y
océanos que la rodean, cuya influencia llega casi a todas partes. No hay, por ello,
temperaturas ni lluvias extremas; la moderación, que es lo característicos de los climas, lo es
también del relieve rico en contrastes. Al este su límite es continental y, según la mayor
parte de los geógrafos, lo sitúan en la línea divisoria del río Kara, al pie oriental de los montes
Urales, el Río Ural, la cordillera del Cáucaso, el mar Caspio y el Mar Negro hasta llegar al
mar de Mármara. Históricamente este límite oriental se ha ido desplazando. En tiempo de los
romanos fue el rio Danubio y más tarde los ríos Elba, Vístula-Dniéper y Volga.
El subcontinente europeo se caracteriza también por poseer una gran parte de terrenos
macizos, a la que se contrapone una parte mucho más articulada, compuesta por islas y
penínsulas. Las islas representan el 8 % y las penínsulas el 27 % del territorio. El contorno
de estas islas y penínsulas es muy diverso y accidentado por la gran extensión de sus costas.
Se estima que la idea de Europa es una construcción humana, puesto que a diferencia de otros
continentes que tienen una unidad geográfica muy definida, Europa, en realidad, no es más
que una península de Asia. Claro que eso no lo sabían los antiguos, que fueron los que
dividieron el mundo en continentes. Sin embargo, en esa península se dan una serie de
características comunes que la individualizan; características fundamentalmente de tipo
cultural. Europa es la cuna de la civilización clásica grecolatina, una civilización que hizo
del latín la lengua común hasta mucho después de que hubiese dejado de ser utilizada por el
pueblo, puesto que se mantuvo en las universidades, los monasterios y la liturgia, como
lengua culta y de transmisión del saber. Con el tiempo esta cultura se convertiría en el modelo
civilizador de todo el mundo y llegaría a dominarlo.

EVOLUCIÓN DE LA DELIMITACIÓN EUROPEA

El concepto geográfico de Europa, amén de un significado consensuado sobre qué comprende


la "europeidad", ha tenido muchos y diversos significados a lo largo de la historia. Han sido
debatidas sus fronteras físicas a la par de su concepto político y cultural asociado a la idea de
Europa. Durante 2500 años ha sido un área dividida y disputada. A pesar de las diferencias
se intentaron establecer objetivos precisos para la entidad europea con el fin de lograr cierta
homogeneidad dentro de la heterogeneidad del continente.
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Los europeos fueron invadidos e invasores. Este hecho los colocó como una cultura ligada
a los procesos culturales del mundo. Europa fue invadida desde el periodo Neolítico hasta la
Edad Media por avalanchas de pueblos asiáticos y del norte de África. Ello explica que,
desde el punto de vista racial, lingüístico y religioso, Europa presente en la actualidad una
extraordinaria complejidad.
Con la expansión del Imperio romano nació la idea de civilización romana que unía Europa;
más tarde la Cristiandad tomó gran importancia como elemento formativo de la conciencia
europea. Ya en el siglo XVI el Renacimiento proporcionaría el optimismo necesario para la
formación de un modelo moderno de Europa a escala mundial.
El origen de la palabra llega de la Antigua Grecia, pero no se sabe con exactitud cuándo se
empezó a denominar Europa. La primera referencia procede de la obra de Heródoto, que
presta mucha atención a la división tripartita del mundo de la época (s. V a. C.). Esta división
era «Asia», «Libia» y «Europa», aunque Heródoto no conoce su origen. Esta división del
mundo fue por sí misma una construcción europea.
Los antiguos contrastes entre Europa y Asia quedan ejemplificados por Heródoto en sus
descripciones de las guerras entre griegos y persas (guerras médicas) y, probablemente, el
surgimiento del concepto Europa tenga que ver con estos enfrentamientos. Estas tesis
argumentan en torno a símbolos que aparecen en los informes de Heródoto en torno al
secuestro de la hija del rey de Tiro en venganza por el temprano ataque a una de sus
posesiones por mercaderes fenicios (la hija se llamaba Europa). Paralela es la leyenda griega
de Zeus, que se enamora de Europa, hija del rey fenicio de Tiro. Zeus adopta la forma de toro
para raptarla y llevarla a Creta donde procrearán tres hijos que extienden la estirpe de Europa
por los territorios occidentales conocidos.
Otra teoría, defendida por Deu Boer, es que la palabra Europa procedería de una derivación
de una palabra fenicia traducida como la tierra del atardecer (probablemente los fenicios, al
viajar al oeste, veían cómo se iba alargando el atardecer a medida que navegaban si
embarcaban tarde de las metrópolis fenicias), lo que indica que este concepto procedería de
Asia. Tan solo queda claro que en el entorno mediterráneo surge la civilización. Europa es
una idea griega destinada a individualizar perfectamente dónde surge su civilización de Asia.
Además, querían que este concepto definiera a un mundo nuevo. Con la civilización romana,
esta idea continúa, trasladándose el núcleo central a la península itálica. El cristianismo
realiza una unificación religiosa, y en poco tiempo se identifica a los territorios occidentales
con la religión cristiana y comienza a darse el contraste entre occidente cristiano y oriente
islámico. Europa se concretó más desde el punto de vista religioso que geográfico durante la
Edad Media.
Los avances cartográficos del siglo XVIII y del siglo XIX permiten delimitar mejor las
fronteras; además, la geografía comenzó a darse como disciplina científica y en la época de
los descubrimientos Europa está muy bien conocida y consolidada, pero se inicia un proceso
de europeización asociando la idea de Europa con progreso.
Surge otra problemática, la de que otros territorios de cultura occidental de América y
Oceanía podían ser europeos también, ya que están unidos a la cultura europea y al progreso,
entendiéndose que Europa no es solo una realidad física, sino también una realidad social.
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La fragmentación política sufrida desde la caída del Imperio Romano, trajo cambios e
inestabilidad en los 36 estados en que estuvo dividido. Estos han sido fruto de conflictos
religiosos, étnicos, políticos y dinásticos. Durante el siglo XX las dos guerras mundiales
transformaron radicalmente el reparto político del continente.
Linwin, comenta que Europa es una idea política y apasionada en la actualidad. El peso
geográfico es muy importante pero el cultural es aún mayor, ya que es lo que en realidad le
da auténtica unidad. Europa se caracteriza por la diversidad de ideas que engendra su
concepto. La idea de Europa en la actualidad está muy ligada a la idea política, representada
hoy por el organismo supranacional denominado Unión Europea (UE).

DIFERENCIAS FÍSICAS Y HUMANAS ENTRE EUROPA Y ASIA

Europa y Asia forman una sola masa continental. Sin embargo, presentan diferencias
significativas. Físicamente, Europa se caracteriza por las condiciones medias; Asia, por el
contraste extremo de sus aspectos físicos. El relieve europeo es de escasa altura, la menor
de los continentes; Asia, en cambio, tiene las mayores alturas del mundo. La altura media
de Europa es de 375 m; la de Asia de 1050m. Las montañas más elevadas de Europa, los
Alpes, no pueden compararse con los gigantescos montes Himalaya de Asia. Lo mismo
ocurre con las mesetas y las llanuras. En Europa, las llanuras ocupan el 67% y las montañas
el 33% del territorio; lo contrario sucede en Asia.
En Asia, el clima presenta regiones muy extremas. Por ejemplo, la parte norte tiene un tipo
de clima polar, donde se registran las temperaturas más bajas de la Tierra, mientras que en el
sur las temperaturas en los climas tropical y ecuatorial son altas. La distribución de las
lluvias asiáticas es irregular. La precipitación en noreste de Indostán, de 12.000 mm anuales,
es la mayor de la Tierra; en cambio, en el Sur del desierto de Ru-al-Jali, en Arabia, es mínima:
3 mm anuales. El clima europeo, por el contrario, es de tipo medio, tanto en temperaturas
como en precipitaciones. El elemento humano de Europa y de Asia presenta los mayores
contrastes. Sus poblaciones difieren no sólo por los grupos étnicos, sino por sus costumbres,
religiones, culturas, medios de vida, aprovechamiento de sus recursos naturales e industrias.

HISTORIA Y FORMACIÓN GEOLÓGICA

La actividad orogénica ha moldeado el continente europeo, contribuyendo a la disposición


actual de costas, ríos, cadenas montañosas y otros accidentes geográficos. Los principales
periodos geológicos que han actuado sobre el suelo europeo son:
Precámbrico o era arcaica (4500-570 m. a.): durante este periodo aparecieron los primeros
núcleos emergidos. Durante el plegamiento Hurónico, el norte de Escocia, el norte de Suecia,
Finlandia y la plataforma rusa sufrieron la intensa acción de la erosión y hoy sólo son grandes
plataformas aplanadas, terrazas o superficies cubiertas de lagos. Los materiales más
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representativos eran rocas cristalinas formadas esencialmente por rocas ígneas y


metamórficas.
Paleozoico o era primaria (570-230/215 m. a.): una de las principales particularidades es que
tienen lugar dos fases orogénicas, la caledoniana a principios y la herciniana a finales, que
dieron lugar a la formación de nuevas montañas, que se extendieron desde América del Norte
a Noruega, y afectaron a Francia, a las islas Hébridas y Orcadas y a los Alpes Escandinavos.
A fines de la era Paleozoica o Primaria (entre los períodos Carbonífero y Pérmico) surgió la
cadena Herciniana, restos de la cual se hallan en Irlanda, sur de Gran Bretaña, meseta Ibérica,
Macizo Central Francés, macizo Armoricano, los Vosgos, los Ardenas, la Selva Negra, el
macizo Renano, los montes de Turingia, el macizo de Bohemia, la mesa de Galitzia y los
Urales, zonas que han estado sometidas a fuerte erosión. Las montañas de esa cadena
guardan, por lo general grandes reservas metálicas u carboníferas. Los tipos de roca de esta
era son graníticas y gneis, además de cuarcitas y, en menor proporción, areniscas y calizas.
Son los materiales del zócalo antiguo.
Mesozoico o era secundaria (230/215-70/60 m. a.): fue de calma tectónica donde tendrá lugar
la acumulación de sedimentos, tanto en las depresiones de relieves orogénicos como
consecuencia de su erosión, como en las fosas oceánicas. Durante esta etapa se formaron
grandes cuencas sedimentarias, rellenadas más tarde con los materiales que la erosión arrancó
de las partes elevadas transportó y depositó en las tierras bajas, así se formaron las grandes
planicies, como la Gran Llanura Central Europea. Estos sedimentos se transformarán en otro
tipo de roca. Por ello las rocas más importantes son las calizas, como consecuencia de los
sedimentos marinos, y las margas, arcillas y areniscas como consecuencia de la erosión de
las existentes.
Cenozoico o Terciario (70/60-3 m. a.): Comenzó otro periodo de trastornos geológicos. El
más importante fue el plegamiento Alpino. Por ser el más reciente, presenta las cadenas
montañosas mejor conservadas y de mayor elevación, con valles trasversales y longitudinales
que son núcleos de población numerosa y poseen buenas vías de comunicación. Las zonas
correspondientes a regiones de hundimiento y a fallas, o sea de menor resistencia, sufrieron
movimientos intensos y erupciones volcánicas. La existencia de la orogenia Alpina, es la
responsable de la configuración de las cordilleras actuales. Esta tectónica alpina posibilitó la
existencia de relieves muy jóvenes como resultado del plegamiento de los materiales que se
depositaron en el mesozoico. Su fuerza orogénica también llega a influir a materiales
plegados y transformar las orogenias anteriores.
Cuaternario (3 m. a.-actualidad): tienen lugar las glaciaciones que acabaron de modelar
definitivamente el continente. Rebajó las aristas de sus montes y rellenó, con sus restos,
valles y llanuras más allá de los ríos Rhin y Danubio. Una capa de hielo fósil –Islandais- de
la última glaciación (aproximadamente hace 70.000 años), cubrió totalmente las tierras
europeas. También se presentaron otros focos glaciales de gran intensidad en los Alpes,
Pirineos, el sistema Penibético, los Balcanes y el Cáucaso. En el norte de Europa en donde
la glaciación fue más extensa, los hielos arrastraron materiales hasta las tierras bajas; en las
depresiones se formaron, en muchos casos, extensos lagos; también se instala la red fluvial
y se producen pequeños movimientos tectónicos.
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ESTRUCTURA FÍSICA Y RELIEVE

El relieve europeo no es excesivamente complejo, básicamente se organiza en torno a una


gran llanura central rodeada de regiones montañosas más o menos antiguas. Sin embargo,
aunque la llanura es lo dominante (el 66% del territorio no supera los 200 metros de altitud)
la influencia de las montañas es notable. La combinación de montaña y llanura da al territorio
una variedad ecológica muy valiosa, lo que ha permitido explotar gran cantidad de recursos.
En su relieve se pueden distinguir dos regiones que contrastan: la occidental, caracterizada
por un paisaje en el que predominan las penínsulas, con una gran proporción de costas, y la
cual permite el acceso al interior del continente a través de los ríos navegables; y la del este,
que es un área mucho más grande y continental.
En el continente europeo se encuentran los siguientes sistemas montañosos: a) los Alpes, que
se ubican en Europa Central y se extienden desde el golfo de Génova hasta la ciudad de
Viena. Su longitud aproximada es de 1.500 km. Esta cadena montañosa atraviesa los
territorios de Francia, Liechtenstein, Italia, Alemania, Austria y Suiza, cubriendo su
superficie en un 70%. b) los Apeninos que se extienden de norte a sur por la península Itálica
y cuya longitud aproximada es de 1.400 km; su altura media es de 1.220 msnm. Los volcanes
Vesubio y Etna forman parte de esta cadena. C) los montes Balcanes, situados a lo largo de
Bulgaria, Albania, Grecia, Rumania, Turquía y Macedonia. Su altura medida es de 900
msnm y su longitud aproximada, de 600 km. D) los Cárpatos, situados en los territorios de
Eslovaquia, Polonia, Rumania y Ucrania. Su longitud aproximada es de 1.500 km. E) el
Cáucaso que sirve de frontera natural entre Europa y Asia. Se extiende a través de Rusia,
Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Tiene una longitud aproximada de 1.300 km. Es, en la
sumatoria de todos sus picos, la cordillera más elevada de Europa. Los Alpes, que
constituyen la mayor cadena montañosa del continente, se formaron hace más de 65 millones
de años.
En Europa las montañas no han constituido obstáculos insalvables, más bien lo contrario, son
regiones de contacto. Las mayores elevaciones son: Elbrus (5.633 m), Mont Blanc (4.807 m)
y Mulhacén (3.478 m).
En resumen, se pueden distinguir siete Conjuntos Fisiográficos: la gran llanura europea, que
se extiende desde los montes Urales hasta el río Weser en Alemania; las llanuras atlánticas,
continuación de las anteriores, desde el río Weser hasta las Landas y los Pirineos; las llanuras
interiores, que son depresiones intramontañosas; las llanuras litorales mediterráneas,
estrechas y orientadas al Mediterráneo; los viejos macizos hercinianos y caledonianos, que
organizan en torno a sí el relieve; y los arcos alpinos, las montañas jóvenes de la última
orogenia.
Costas, llanuras y montañas conforman escenario único en el que se desarrollan las
civilizaciones que históricamente han dominado el mundo.
Llanuras: Las llanuras ocupan dos terceras partes del territorio europeo. La Gran llanura,
extendida desde el paso de Calais hasta Siberia, constituyó el camino abierto a las grandes
invasiones del este. Esta enorme llanura a veces presenta pantanos y colinas de arena o
arcilla, de vertientes muy suaves llamadas morrenas. Comprende las cuencas de los ríos
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Támesis (Inglaterra) y Sena (Francia), las llanuras del norte de Francia, Bélgica, los Países
Bajos, el norte de Alemania, Polonia y Rusia.
La llanura predomina en toda la Europa oriental, estrechándose hacia el oeste, donde abarca
casi toda Polonia, el norte de Alemania e incluso el sur de Suecia, se reduce también entre el
macizo renano y el mar del norte y se ensancha al fin en el oeste de Francia, donde dominan
las tierras bajas y algunos islotes montañosos.
La gran llanura oriental se extiende desde los montes Urales hasta el rio Weser, alcanzando
en Rusia la máxima extensión y continuidad. El suelo está formado por un zócalo rígido, que
apenas ha sufrido alteración. Al norte existen depósitos glaciares mientras que en la sur tierra
negra rica en materia orgánica.
La llanura atlántica debe su origen a movimientos de ascenso y descenso del mar. Estos han
tenido como como consecuencia el depósito de sedimentos que los ríos han excavado
posteriormente.
Las llanuras interiores son de gran variedad. Unas están formadas por sedimentos marinos,
otras son depósitos lacustres del terciario que han descubierto sedimentos más antiguos.
Las llanuras litorales, están encerradas por bahías, y dominadas por altas cumbres. Para
desecar su fondo, por lo general pantanoso, fue necesario hacer costosos trabajos, como los
realizados en el golfo de Venecia en Italia.
En la parte oriental de la cuenca del mediterráneo, el terreno no está consolidado aún. En
nuestros días las erupciones volcánicas y los terremotos frecuentes provocan grandes
catástrofes; en las islas del mar Egeo los sismos son frecuentes. Las poblaciones situadas al
pie del Vesubio o del Etna están expuestas erupciones, pero sus suelos fértiles -enriquecidos
por la descomposición de las lavas- producen muy buenas cosechas.
Montañas: las montañas europeas forman tres grandes conjuntos: el frente Atlántico, las
montañas hercianas de la Europa central y los pliegues alpinos de la parte mediterránea.
La estructura montañosa del Atlántico recibe, por la edad de su formación geológica, el
nombre de montañas caledonianas, pero su rejuvenecimiento data de los fines de la era
terciaria. Se extiende desde el norte de Irlanda hasta el extremo septentrional de
Escandinavia, con interrupciones como la de las hoyas de los mares del norte y de Irlanda.
El macizo Herciciano, muy afectado por la erosión, no sobrepasa la altura de los 2000m. Los
movimientos alpinos dieron a estas montañas muna estructura de relieve tabular, resultado
de un sistema de fallas.
Las cordilleras rugosas del sistema alpino aparecieron en la era terciaria y su altura sobrepasa
los 3000 m. Se componen de cimas escarpadas y crestas en forma de dientes. Fragmentos de
macizos primarios, o de llanuras sedimentarias, están encajados entre las guirnaldas de
cadenas que forman estos sistemas montañosos. El relieve montañoso de Europa termina al
este con la cadena de los montes Urales.
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OCEANOS Y MARES

La morfología costera de Europa permite distinguir fácilmente cuatro cuencas marítimas: al


Norte, el océano Glacial Ártico, con los mares de Barents y Blanco; al oeste, el océano
Atlántico y sus mares del Norte, Báltico, de Irlanda y Cantábrico; al sur, el mar Mediterráneo
y sus mares Tirreno, Adriático, Jónico, Egeo, de Mármara y Negro, y al sureste, un mar
cerrado, el Caspio. Algunos mares europeos se encuentran comunicados entre sí por
estrechos, como el de Gibraltar, el de Dardanelos, que une el mar de Mármara con el Negro,
y el de Kerch, que une el mar Negro con el Azov.
Océano Glacial Ártico
El océano Glacial Ártico forma en la costa norte europea el mar de Barents, que por largo y
amplio estrecho se comunicas con el mar Blanco. Estos dos mares son poco profundos,
especialmente frente a la antigua URSS. La latitud en que se encuentra el océano Glacial
Ártico, lo hace poco importante, pues se mantiene helado gran parte del año. Sólo la zona
occidental resulta beneficiada, como consecuencia de la corriente cálida del golfo de Méjico
o de Gulf Stream.
Océano Atlántico
El océano Atlántico, en Europa, está dividido en dos zonas por un amplio umbral de más de
200 m de profundidad. La primera se extiende desde Islandia hacia el sur, pasando por las
islas Azores. La segunda, en forma de umbral submarino menos profundo, va desde Islandia
hacia el sureste, pasa por las islas Faroer y se une al continente. En esta área se encuentra
los grandes bancos pesqueros que son explotados por Portugal, España, Francia, Irlanda,
Inglaterra y los Países Bajos.
Mar Mediterráneo
El Mediterráneo, orientado en el sentido de los paralelos desde las costas españolas hasta las
de Asia Menor, es un mar que posee una longitud de 4500 km. Sus aguas bañan las costas
de Europa, África y Asia. El estrecho de Gibraltar, que lo une con el océano Atlántico, lo
libra de ser un mar cerrado. Los hundimientos más o menos circulares que sufrió formaron
en él dos cuencas: la occidental y la oriental. Cada una de ellas tiene distintos mares. La
occidental comprende los mares Tirreno y Ligúrico; la oriental, los mares Adriático, Jónico,
Egeo, de Mármara y Negro. El mar Mediterráneo posee una extensión de 2.885.000 km2. Es
un mar que presenta violentos temporales y mareas de escasa amplitud, por cuya causa la
desembocadura de sus ríos de llena de sedimentos que dificultan la navegación. Sus costas,
en general son altas.
Mar Caspio
El Caspio es un mar continental o interior, aunque en otra época estuvo unido al mar Negro.
Está 28 m por debajo del nivel el mar y sus mayores profundidades no alcanzaron 800 m. La
zona donde se localiza es árida; su elevada evaporación viene causando su desecamiento
paulatino.
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COSTAS EUROPEAS

El rasgo más destacado del relieve europeo es la constante presencia del mar, gracias a lo
recortado de sus costas. Europa tiene más de 43.000 km de costas, y ninguno de sus puntos
se aleja tanto del mar como para no recibir su influencia, aunque la orografía tenga mucho
que decir en ello. Esto permite la entrada de las masas de aire marinas mucho menos
contrastadas que las continentales y favorece el clima europeo que es suave y agradable, con
cuatro estaciones muy marcadas. Los mares han facilitado la comunicación entre los pueblos
de Europa. En sus costas se encuentran con facilidad puertos naturales, golfos, etc. Son de
destacar a este respecto dos regiones: la del mar del Norte y el Báltico y la del Mediterráneo.
De esta manera, Europa es el continente que tiene mayor desarrollo de costas en relación con
su área total: un kilómetro de costa por cada 260 km2 de superficie. La conformación costera,
irregular y reducida, es una de las causas geográficas que ha favorecido el mayor desarrollo
económico europeo. Los 37.000 km de longitud de sus costas son el resultado de la
extremada accidentalidad del continente. La parte occidental, por ejemplo, es una sucesión
de Penínsulas, Cabos, bahías, Mares secundarios, Islas y Golfos. Europa presenta tres tipos
diferentes de costas según su estructura.
Costas del océano Glacial Ártico
Las costas del océano Glacial Ártico son bajas. Poseen una plataforma continental amplia,
de menos de 200 m de profundidad. Al oeste, el mar de Barents y la península de Kanin
cierran la escotadura del mar blanco, el cual posee varios golfos menores.
Costas del océano Atlántico
Estas costas, que van desde Noruega hasta Portugal, son bajas por lo general y las sigue una
extensa plataforma submarina. Noruega, el mar Cantábrico y otras zonas son las
excepciones. En Noruega se presentan las costas de fiordos, que son accidentadas y están
recortas por profundos canales. En escocia e Irlanda, donde aparecen montañas antiguas, las
costas son de tipo Firth, con entradas alargadas de origen semejante a los fiordos. El Mar de
La Mancha en la costa francesa, ofrece acantilados muy recortados.
El mar Cantábrico, al suroeste de Francia, posee escotaduras naturales como la bahía de
Arcachón de gran riqueza ostrícola. Sin embargo, al noroeste de Francia la costa es baja,
anegadiza. Sé denomina de Landas y está constituida por antiguas dunas movedizas y
pantanosas. Las costas españolas atlánticas son costas de montaña, con acantilados separados
por profundas entradas, que reciben el nombre de rías.
Las costas bajas se encuentran en el mar del Norte, desde el extremo septentrional de la
península de Jutlandia hasta su terminación en el paso de Calis. Por ser bajas, son arenosas y
de escasa profundidad; en muchas partes están acompañadas de médanos, que las protegen
de la acción marina. Gracias a este fenómeno los holandeses han podido ganarle tierra al
mar.
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Costas del Mediterráneo


Las costas mediterráneas son generalmente altas, poseen un corte irregular, debido a la
proximidad de las montañas. Muchas veces sus estribaciones penetran en el mar. En España,
Francia e Italia las costas altas tienen generalmente forma de arco. En la parte norte del golfo
de Venecia son de tipo lido, es decir, formadas por amplias playas que cierran alargadas
lenguas de arenas, las cuales limitan lagunas vivas o muertas; las primeras están comunicadas
con el mar y las segundas son cerradas y en proceso de desecación. En la antigua Yugoslavia,
la costa es de tipo dálmata, o sea, que resulta de movimientos negativos del borde ribereño,
los cuales provocan el hundimiento de una región montañosa. Como el mar invadió tanto
los valles trasversales como los longitudinales, quedaron emergidas las cumbres que hoy
aparecen como penínsulas e islas alineadas en forma casi paralela a la costa. En Grecia las
costas son altas y están formadas por acantilados con entrantes y salientes, como la península
de Morea y el golfo de Salónica.
En general, en Europa se destacan gran cantidad de penínsulas, cabos, golfos, estrechos e
islas las más importantes son:
Penínsulas: Kola, Jutlandia, Escandinavia, Iberia, Italia y Balcanes.
Cabos: Norte, Punta de San Mateo, Finisterre, Roca, San Vicente, Gata, Spartivento y
Matapan.
Golfos: Botnia, Finlandia, Vizcaya, León, Génova y Venecia.
Estrechos: Canal de la Mancha, Gibraltar, Messina, Dardanelos y Bósforo.
Islas: Islandia, Británicas, Baleares, Córcega, Cerdeña, Sicilia y Creta, entre otras.

LA RED HIDROGRÁFICA

Las cuencas de drenaje de la mayoría de los ríos europeos se encuentran en las áreas de
influencia de las montañas alpinas; varios son r4sultado de diferentes procesos geológicos
como la erosión por el afluente, la captura de otros ríos, fallas y cambios isostáticos de los
niveles de la tierra y el mar.
La actual red hidrográfica se perfila tras la última glaciación, en la que se formaron los
actuales fiordos, lagos y grandes cuencas. En general, los ríos transcurren por encima de los
materiales blandos, encajándose profundamente en las regiones de materiales duros. Las
debilidades de las fallas y diaclasas dirigen el curso de los ríos.
La longitud y características de los ríos europeos vienen dada por las cortas dimensiones del
continente y por su clima, que no permite la formación de caudalosas corrientes, semejantes
alas de África y América. Sin embargo, las llanuras uniformes de tipo asiático y el
alejamiento del mar de Europa continental contribuyen al desarrollo de ríos que, como el
Volga –el mayor de Europa, con 3530 km de longitud-, pueden compararse con los de otras
latitudes.
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Los ríos europeos son moderadamente largos, sin grandes avenidas y, en general, regulares.
Los grandes ríos son navegables hasta los comienzos del curso medio. En Europa occidental,
el río más largo es el Danubio, con 2.860 km de longitud y que desemboca en el mar Negro.
El segundo río más largo es el Rin, con 1.326 km de longitud y que desemboca en el
Atlántico, al norte del canal de la Mancha.
También sobrepasan los 1000 km el Elba, el Vístula, el Loira y el Tajo; todos ellos
desembocan en el Atlántico, excepto el Vístula que desemboca en el Báltico. Pero más largos
son los ríos rusos: el Volga tiene 3.531 km de longitud y desemboca en el mar Caspio, el
Dniéper 2.201 km y desemboca en el mar Negro, el Ural 2.428 km y desemboca en el mar
Caspio; este es el río que prolonga la frontera con Asia desde los montes Urales al Caspio.
También superan los 1000 km el Don, el Petchora, el Dniéster y el Dvina.
Otros ríos importantes son: Guadalquivir, Guadiana, Duero, Garona, Sena, Támesis y Mosa
que desembocan en el Atlántico; Óder que desemboca en el Báltico; Ebro y Ródano, que
desembocan en el Mediterráneo; y Po que desemboca en el Adriático. Aparte de multitud de
ríos más pequeños.
Si exceptuamos los de la península Iberica, los ríos que desembocan en el Atlántico son
caudalosos y regulares, por lo que permiten la navegación durante todo el año. Los ríos
bálticos y los rusos se hielan en invierno, así como el propio mar Báltico. Pero son
importantes vías de comunicación. Los ríos mediterráneos sufren un fuerte estiaje en verano:
son muy irregulares, incluso torrenciales. Los ríos que nacen en los Alpes tienen su máximo
en primavera, tras el deshielo.
Una de las características más destacadas de los ríos europeos es que están intensamente
aprovechados, y no sólo como vías de comunicación. Así, prácticamente todos los ríos están
regulados por embalses, que proporcionan agua para el regadío, las ciudades y la producción
de energía eléctrica. El aprovechamiento de los ríos es muy antiguo, pero nunca se ha hecho
con tanta intensidad como en la actualidad. El modelo urbano contemporáneo es imposible
sin la regulación de los ríos y sin su aprovechamiento integral.
En resumen, la red hidrográfica europea se clasifica en: 1) La de régimen mediterráneo, que
se caracteriza por sus ríos angostos, torrenciales y de escasa longitud, como el Ebro, el
Ródano y el Po; 2) Los de régimen atlántico que son cortos y de caudal regular (en invierno
se congelan en verano son navegables), como el Támesis, el Sena y el Rin; 3) Los de régimen
continental que son largos y de volumen regular, como el Volga, el Don y el Dniéster.
Los ríos europeos fueron las rutas seguidas por los conquistadores e invasores de Europa en
las edades prehistóricas e históricas. Así por el sistema Danubio-Morava-Vardar, los
mercaderes griegos llevaban los productos desde el Egeo y el mar Negro a Europa central.
Por los ríos Po y Adigio se comunicaban con los pasos alpinos. El Ródano fue otra vía clásica
de penetración hacia el Languedoc y por el corredor penetraron a las Galias las legiones de
Roma, mientras que las rutas del Ebro y el Guadalquivir fueron las seguidas por los fenicios,
griegos y romanos. En Rusia, los escandinavos aprovecharon los sistemas fluviales para
alcanzar el mar Negro y Constantinopla. Lo hicieron por la ruta del Neva-Svir, el lago
Ládoga y el Dnieper.
En Europa no existen grandes lagos, pero hay multitud de pequeños lagos repartidos por todo
el territorio. Podemos encontrar un patrón claro de localización y densidad de los lagos en
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virtud de la retirada del inlandsis, tras la última glaciación. La mayor parte de los lagos, y los
más grandes, son de origen glaciar y se encuentran en el entorno del mar Báltico y en las
zonas que fueron más afectadas por las glaciaciones durante el Cuaternario, es decir, el norte
y en los Alpes. La excepción es el mar Caspio, que hace frontera con Asia. En realidad, el
mar Caspio es el lago más grande del mundo, aunque de aguas saladas y de origen endorreico.
Exceptuando el Caspio los lagos más grandes de Europa son: el lago Ladoga de 18.400 km2,
el Onega de 9.752 km2, el Vanern de 5.565 km2 y el Saimaa 4.400 km2. Lagos como
Paijaenne Irari, Vaettern y Maelaren tienen más de 1000 km2, todos ellos en Suecia,
Finlandia o Rusia. Fuera de este ámbito sólo los lagos Balatón (Hungría), Grada (Italia),
Leman y Constanza (Suiza) tienen cierta entidad.
Por su origen, se clasifican en: 1) Lagos tectónicos (los llamados “loch” escoceses, los de
Cumberland en Inglaterra, y otros), 2) Lagos glaciares, los lagos suizos e italianos y 3) de
origen mixto, como el Ládoga y el Onega.

EL CLIMA Y LA BIODIVERSIDAD

La característica más sobresaliente del clima europeo es la moderación. Esta disminuye de


oeste a este, es decir, de Europa peninsular o marítima a Europa continental o de tipo asiático.
Varios factores geográficos determinan el clima en Europa: latitud, relieve, vientos
dominantes, situación con respecto al mar y corriente del golfo de Méjico o Gulf Stream. Por
su latitud Europa –situada entre los paralelos 36 y 71º1 de latitud norte, plenamente en la
zona templada- no conoce los grandes fenómenos de las lluvias monzónicas, ni los ciclones
tropicales, ni las nieves siberianas. Su clima, suave por lo general, es mucho más uniforme,
pese al contraste entre Europa atlántica y continental.
El clima europeo en general es templado debido a la latitud y a la influencia de las corrientes
de aire polar marino y continental, y, en menor medida, las de aire tropical marino y tropical
continental.
De esta manera el clima europeo está determinado por la posición de Europa en el globo,
entre las latitudes medias y altas del norte y en la fachada occidental del continente
eurasiático. Le afectan las masas de aire del polo norte marítimo y polar continental, pero
también las masas de aire tropical marítimo, y sólo en ocasiones tropical continental. La
constante presencia de masas de aire marítimo hace del europeo un clima estable y agradable.
El territorio está dentro de los centros de acción de: el frente polar, que a través de la borrasca
de Islandia y la corriente en chorro canaliza las masas de aire polar marítimo que llegan a
Europa; el anticiclón siberiano que se instala en invierno sobre Siberia y canaliza las masas
de aire polar continental, y el anticiclón de las Azores que canaliza las masas de aire tropical
marítimo. Estos son los centros de acción principales, pero también hay algunos secundarios
y estacionales, que canalizan masas de aire ártico o tropical continental. En las regiones
centrales aparecen anticiclones térmicos en invierno, así como en ciertas regiones del
Mediterráneo. En otras, como el mar de Liguria, en otoño aparecen borrascas convectivas.
En muchas regiones, como en España, el relieve tiene una importancia decisiva en la
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definición del clima que, sin modificar los valores típicos del clima zonal, lo hacen mucho
más extremo, otorgándole un alto grado de continentalidad.
Cuatro son los climas más importantes en Europa: el clima mediterráneo, el clima marítimo
de la costa oeste, el clima seco de las latitudes medias, y el clima continental húmedo, pero
también encontramos, en regiones del norte, el clima de los bosques boreales y el clima de
tundra.
Clima mediterráneo
El clima mediterráneo se da entre los 30º y los 45º de latitud y en el oeste de los continentes.
Se caracteriza por tener inviernos relativamente húmedos tibios y suaves y veranos secos y
cálidos, resultado de las variaciones del frente polar y las altas presiones subtropicales. Estos
son los centros de acción principales que dominan el clima.
Las masas de aire que encontramos son de tipo tropical marítimo o continental y polar
marítimo. Las masas de aire polar marítimo dominan en otoño e invierno y también en
primavera. Son responsables de la mayor parte de las precipitaciones en este clima. Las
estaciones más lluviosas son las intermedias, otoño y primavera. Especialmente en otoño, se
pueden dar lluvias torrenciales provocadas por la acumulación de calor en las masas de agua
durante el verano, y la llegada de gotas frías polares. En invierno pueden aparecer,
localmente, anticiclones térmicos. Las temperaturas son suaves durante todo el año, con poca
amplitud térmica anual (unos 15 ºC), sin embargo, las condiciones topográficas pueden variar
estos parámetros y encontrarnos con un clima más seco y frío; de inviernos secos y fríos y
veranos frescos, aunque siempre dentro de las condiciones generales. Lo más significativo
del clima son los tres o cinco meses de aridez en el verano; cuando está bajo el dominio del
anticiclón subtropical. En la clasificación Koeppen Csa y Csb.
Las zonas representativas de este clima son: el entorno del Mediterráneo de Europa y África,
en Norteamérica California central y meridional, Australia suroccidental, la costa chilena en
el entorno de Santiago y la región de Ciudad del Cabo.
Clima marítimo de la costa oeste (Oceánico o Atlántico)
Este clima se da entre los 35º y los 60º de latitud, en las costas occidentales de los continentes.
Está dominado por los centros de acción del frente polar y las altas presiones subtropicales.
Las masas de aire que dominan son de tipo polar marítimo, que trae el frente polar, son frías
y húmedas. La acción del anticiclón subtropical se reduce a algunos días en verano, que es la
estación con menos lluvias. El resto del año las precipitaciones son abundantes, aunque se
alcanza el máximo pluviométrico en invierno. Las temperaturas son frescas pero suaves, y la
amplitud térmica reducida. En la clasificación Koeppen Cfb yCsb.
Son zonas representativas de este clima: Europa, la costa oeste norteamericana, Nueva
Zelanda y el Chile medio.
Clima de tundra
Este clima se desarrolla entre los 60º y los 75º de latitud. Ocupa las franjas costeras ártica y
antártica, y está dominado por las masas de aire polar continental y marítimo y ártico. Se dan
frecuentes tormentas ciclónicas. Los inviernos son largos y rigurosos. No hay un verdadero
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verano, aunque sí una estación, muy corta, algo más suave. Las precipitaciones son siempre
en forma de nieve. En la clasificación Koeppen ET.
Los países representativos de este clima son: la vertiente ártica de Norteamérica, Europa y
Siberia, la costa de Groenlandia y la costa antártica.
Climas de montaña
Las montañas tienden a tener condiciones climáticas diferentes del clima zonal donde se
encuentran, debido a un descenso de la temperatura con la altura. El gradiente térmico
negativo de 0,5-1 ºC cada 100 m supone un aumento de la humedad relativa del aire y la
presencia de lluvias orográficas abundantes en la vertiente de barlovento; y menores en la
vertiente de sotavento. La orientación con respecto a los vientos dominantes y el sol es de
transcendencia vital. También reciben una mayor insolación y un régimen de vientos
específico, creando un topoclima diferenciado. Sin embargo, los centros de acción, las masas
de aire y los frentes que le afectan son los mismos que en el clima zonal.
Clima estepario
Se encuentra en la zona oriental de Europa, desde Ucrania hasta Kazajstán, en el desierto del
Ryn, límite con Asia. También se pueden dar estas condiciones climáticas en puntos
localizados del Mediterráneo: valle del Ebro, sureste español y zonas secas del sur de Italia.
Se caracteriza por las bajas precipitaciones y las grandes oscilaciones térmicas. Generalmente
las precipitaciones son de 200 mm a 400 mm.
En resumen: En Europa se pueden distinguir los siguientes climas:
Clima Mediterráneo: entre los 30º y los 45º de latitud. De él cabe destacar la aridez que se
produce durante el verano provocado por el clima subtropical, y la humedad del invierno
debido al frente polar. Está presente en las penínsulas Ibérica, itálica y balcánica con
inviernos y veranos benignos, aunque las altas temperaturas rompieron records en 2016 y
ahora en 2018 (45.1ºC en Córdoba España y 46ºC en Portugal). Las precipitaciones son
inferiores a los 500 mm anuales.
Clima Oceánico: es un clima que comprende las orillas del océano Atlántico y va desde
Noruega hasta la costa norte de Portugal. Este clima posee una humedad constante y
temperaturas moderadas sin grandes oscilaciones, los niveles de precipitación son superiores
a los 1.000 mm anuales.
Clima Continental: se caracteriza por el contraste entre las precipitaciones, altas temperaturas
del verano y el frío seco del invierno. Las altas temperaturas del verano hacen que la
evaporación del agua que cae en forma de chaparrones sea muy alta. De esta manera, se
producen oscilaciones térmicas y lluvias durante el verano, mientras que el invierno es en
extremo frío y seco. La media del mes más frío está por debajo de los 0ºC, y la del mes más
caliente es de 18ºC. Los niveles de precipitación varían entre 500 y 1.000 mm anuales.
Clima de Tundra: se da entre los 60 y 80 grados de latitud, en Rusia y al norte de Noruega,
Suecia y Finlandia. Se caracteriza por escasas precipitaciones (alrededor de 250 mm de
media) y un frío constante con máximas de 10 °C durante todo el año.
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Clima de Montaña: en el clima de montaña la temperatura disminuye de 0,5 a 1 °C con cada


100 metros de altura, lo que aumenta la humedad relativa del aire y provoca precipitaciones.

GEOGRAFIA BIOLÓGICA

La vegetación de Europa presenta seis formas principales de flora y fauna, de acuerdo con la
naturaleza del suelo, el relieve y, especialmente el clima.
Tundra o vegetación ártica
Tundra, en voz eslava, significa tierra helada en profundidad, en la que sólo es posible el
crecimiento de pequeños arbustos, de musgos y de líquenes. Esta formación vegetal
comprende la parte norte del continente, de clima polar. Su vegetación es de musgos y
líquenes; excepcionalmente hay algunas especies arbóreas, como abedules, sauce y alerces,
todos enanos. En el verano, que es corto, la tundra se cubre de gramíneas, las cuales realizan
rápidamente su ciclo vegetativo. La fauna se caracteriza por abundante plumaje y pelaje: oso
polar, reno (animal apreciado por su piel y carne), zorro y aves como patos. De igual manera
es importante la fauna marina.
Taiga o Bosques de Coníferas
En Siberia se llama taiga a la selva virgen de tipo frío, formada por coníferas en las que
predomina el alerce, mientras que en Europa predomina el pino y el abeto. Esta vegetación
corresponde a la parte oriental de Europa, de clima continental excesivo. Se extiende desde
los Urales hasta el noroeste de Suecia; abarca Finlandia, los países Bálticos y el oriente de
Polonia. En ella abundan el pino común o silvestre, el abeto y el alerce. La fauna se
caracteriza por animales de pieles finas como la nutria, marta y oso, los cuales han sufrido
un proceso de extinción debido a la cacería indiscriminada que persigue sus pieles.
Bosques de Hojas Caducas
Esta zona abarca las partes occidentales, de clima atlántico, y central de Europa, de clima
moderado. Antiguamente su vegetación era de bosques, que cubrían enormes extensiones:
iba desde el norte de España, Francia y el centro de Europa hasta confundirse con la selva
ruso-siberiana y correspondía a la famosa selva herciniana, que tanto temor infundió a los
soldados romanos. El incremento de la agricultura, de los núcleos de población y de las
industrias la fue talando, de modo que desapareció casi en un 90% en la parte occidental y
en un 75-80% en la parte oriental. Hay restos de esos bosques al norte de Irlanda y de
Escocia, en las penínsulas Escandinava y bretona, en el Macizo Central Francés y en las
montañas de Alemania. En sus bosques hay robles, encinas, fresnos, olmos y nogales, que
suministran buenas maderas para la construcción y ebanistería. En la fauna se destacan los
alces y gamos en las partes montañosas.
Estepa
La estepa se localiza en el sureste de Europa oriental y es de clima continental. Predomina
en ella formación de gramíneas y carece de árboles. Las tierras han sido transformadas por
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los cultivos de cereales. La región soporta inviernos largos y nevosos. La fauna se


caracteriza por la presencia de animales veloces, como liebres y antílopes.
Subtropical o Mediterránea
Esta vegetación ocupa desde el borde de los mares Mediterráneo y negro hasta los arcos
alpinos por el norte. Se diferencia de las anteriores, debido a los rasgos del clima
mediterráneo, cuyos veranos son secos y sus inviernos lluviosos. La vegetación mediterránea
es intermedia entre los bosques y la estepa. La vegetación compuesta por árboles que
registran sequía estival, como encinos y laureles; matorrales como el romero; bulbos como
el azafrán, especies típicas son espinos, nogales, laureles, mirtos, cipreses, olivos, almendros
e higueras. Hay muchas especies vegetales introducidas y otras trasformadas por el cultivo
intensivo como los frutales, las zonas cercanas al Mediterráneo, destacan por los frutos de
algunos de sus árboles y arbustos, especialmente las olivas, los cítricos (limones y naranjas),
los higos y la uva.
La fauna propia comprende hienas, zorros, jabalíes, lobos, comadreja, corzos, ciervos y
erizos; entre las aves, hay buitres y águilas.
Alpina o de Altas Montañas
Esta vegetación es característica de los Alpes, los Cárpatos, los Pirineos, los Cantábricos y
de las montañas que tienen un clima de altura. Predominan en ella los bosques de coníferas
y de hojas perennes. Cercana a la zona de nieves persistentes la flora es pobrísima: musgos
y líquenes, como en la tundra ártica. La fauna la conforman hienas, chacales, jabalíes, zorros
y cabras, que viven en las partes montañosas y aves como buitres y halcones.
Es importante tener en cuenta que la vida animal y su distribución sobre la Tierra, están
determinadas por el clima y la flora, pero los animales superiores están dotados de elementos
que les permiten sustraerse en buena parte a la influencia del medio físico.
Breve visión de los problemas ambientales
Los problemas ambientales son graves en Europa. Buena parte del centro de Europa padece
lluvia ácida, debida al alto grado de industrialización de la zona. En 2005 entró en vigor la
norma europea para limitar la contaminación atmosférica: las ciudades de más de 250.000
habitantes de la Unión Europea no deben superar los 50 microgramos (0,05 mg) de partículas
por metro cúbico de aire ambiental que debe ser el umbral máximo para 35 días al año, y el
valor medio anual no debe superar los 40 microgramos. Sin embargo, las normas anti-
contaminación ya en vigor no eran respetadas: en 2002, 11 países habían superado el margen
autorizado.
La contaminación marítima también es un problema, generada por el turismo, el vertido de
sustancias contaminantes al mar, como metales pesados (cromo, plomo, etc.), pesticidas,
aguas fecales, fertilizantes a base de nitratos y fosfatos, que favorecen la proliferación de
algas, accidentes de petrolero, etc. Se calcula que los barcos pesqueros tiran al mar
anualmente cerca de 150.000 toneladas de sedal, redes de plástico y otros residuos. Estos
residuos, al no ser fácilmente degradables, dañan a los animales marinos, que intentan
comérselos o se enredan en ellos.
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El mar Adriático es diez veces más rico en fosfatos que la media, como consecuencia de los
vertidos procedentes de la cuenca del río Po. Los mares Mediterráneo, del Norte y Báltico
también presentan altos grados de contaminación.
(La información sobre los problemas ambientales, debe complementarse en los trabajos
grupales de las distintas regiones europeas).

ALGUNOS DATOS DE EUROPA FISICA EN CIFRAS


Área: 10.396.932 km2
Costas: 43.000 km
País de mayor longitud de costas: Noruega, 25.148 km
País de menor longitud de costas: Bosnia-Herzegovina, 20 km
Cadena montañosa más alta (msnm): Cáucaso, 1.207, en Georgia
Cadena montañosa más larga: Montes Urales, 2.500 km, en Rusia
Monte más alto: (msnm): Elbrus 5.642 en Rusia
Isla más grande: Gran Bretaña, 243.610 km2
Río más largo: Volga, 3.700 km, en Rusia
Lago más grande: Jostedal, 815 km2 en Noruega
Cueva más profunda: Optimisticeskaja, 215 mbnm, en Ucrania.

BIBLIOGRAFIA
AZCÁRATE, M.V., y SÁNCHEZ, J. (2013): Geografía de Europa. UNED, Madrid.
ALMANAQUE MUNDIAL (2018) Anuario geopolítico: 194 países y 14 territorios. Edición 64. Fundación
Televisa, 2017.
BERENTSEN, W. H. (2000). Europa contemporánea. Un análisis geográfico. Omega, Barcelona.
KAPLAN COJANO, Oscar (1981). Geografía de Europa.
SALGUERO, Jorge; RODRIGUEZ, Rosalbina; DE REYES, Elvira y GOMEZ, Eduardo. (1998). Geografía
Universal. Europa. Norma. Bogotá.
VILLACAMPA, Vicente (1991). Geografía del Mundo. Europa. Cultural S.A. de ediciones. Barcelona.
http://www.monografias.com/trabajos10/geogeur/geogeur.shtml
https://es.wikipedia.org/wiki/Geograf%C3%ADa_de_Europa

https://pizarrasabiertas.com2013/10/24/las-caracteristicas-y-la-poblacion-de-europa/comment-page-1

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