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La ictericia es la coloración amarillenta de piel, escleras y mucosas por aumento de la bilirrubina (B)
y su acumulación en los tejidos corporales. Se aprecia clínicamente cuando la B sérica es superior a
2 mg/dl (34 μmol/L) en niños o mayor de 5 mg/dl (85 μmol/L) en neonatos. Este incremento puede
producirse en base al aumento de la fracción indirecta no conjugada o a la fracción directa conjugada
de la bilirrubina.
En función de la etiología, la ictericia aparece al nacer o en cualquier momento del período neonatal.
Suele tener una progresión cefalocaudal comenzando en la cara y, a medida que los niveles
plasmáticos aumentan, avanza hacia el abdomen y después hacia los pies. La presión dérmica puede
mostrar la progresión anatómica de la ictericia (cara ≈5 mg/dl, en abdomen ≈15 mg/dl, plantas de los
pies ≈20 mg/dl), pero estos hallazgos de la exploración física no son fiables para calcular los niveles
séricos.
Fisiopatología:
La coloración amarilla de la piel suele ser secundaria a la acumulación de pigmento bilirrubínico
liposoluble, no conjugado, y no polar en la piel. Esta bilirrubina no conjugada (denominada indirecta
por la reacción de Van den Bergh), es un producto final del catabolismo de la hemoglobina tras una
serie de reacciones enzimáticas de la hemooxigenasa, la biliverdina reductasa y agentes reductores
no enzimáticos de las células del sistema reticuloendotelial. y se transporta a las células hepáticas
unida a la albúmina sérica. Cuando se sobrepasa la capacidad de transporte de la albúmina, esta
fracción libre atraviesa la barrera hematoencefálica produciendo lesiones en el sistema nervioso.
También puede ser secundaria en parte al depósito de pigmento procedente de la bilirrubina
conjugada. En el hígado, la bilirrubina no conjugada (liposoluble) se convierte en bilirrubina directa
o conjugada (hidrosoluble) por la acción de la glucuronil transferasa y del ácido uridín-
difosfoglucurónico de los microsomas de los hepatocitos durante el proceso de conjugación.
bilirrubina conjugada, el producto final de la bilirrubina indirecta, no conjugada.
Aunque la bilirrubina puede desempeñar un papel fisiológico como antioxidante, los niveles elevados
de la bilirrubina indirecta, no conjugada son neurotóxicos. La bilirrubina conjugada no es
neurotóxica, pero la hiperbilirrubinemia directa refleja la existencia de un trastorno hepático o
sistémico potencialmente grave.
Clasificación:
Dx diferencial:
Se debe realizar un diagnstico diferencial entre:
1. Ictericia fisiológica
2. Ictericia por lactancia materna
3. Ictericias patológicas
Los criterios para definir una ictericia fisiológica son:
• Aparición después de las 24 horas de vida.
• Aumento de las cifras de bilirrubina por debajo de 0,5 mg/dl/hora o 5 mg/dl/día.
• Duración inferior a una semana (dos semanas en el prematuro).
• Cifras de bilirrubina directa menores a 1 mg/dl o inferiores al 20% de la bilirrubina total.
• Ausencia de signos de enfermedad subyacente (vómitos, problemas de alimentación, pérdida de
peso excesiva, taquipnea, signos de infección, etc.).
la ictericia por lactancia materna, suele manifestarse entre el quinto y el séptimo día, alcanzando
el máximo nivel de bilirrubina (siempre indirecta) en la tercera semana. Se puede prolongar más allá
del mes de vida, no tiene significación clínica y el niño se encuentra asintomático, sin signos de
enfermedad.
Ictericias patológicas
• Ictericias por anemias hemolíticas
– Ictericias isoinmunes por incompatibilidad Rh, ABO, etc: produciendo cuadros de ictericia grave
de inicio muy precoz (< 24 horas de vida), asociada a anemia con test de Coombs positivo.
– Galactosemia
Periodo no neonatal:
1. Ictericias por sobreproducción de bilirrubina (hemólisis):
Ictericias por aumento de la producción (hemólisis) Provocan ictericia por la hemólisis de los
hematíesm con anemia, reticulocitosis y signos indirectos de hemólisis (haptoglobina, urobilinógeno,
etc.).
• Anemias hemolíticas inmunes: Por anticuerpos frente al hematíe. En los niños, casi siempre, son
idiopáticas o secundarias a infecciones y transitorias.
3. Otras
• Sepsis, infecciones urinarias, etc.
La gravedad de estas ictericias la determina la lesión hepática y sus consecuencias (fallo hepático,
hipertensión portal, encefalopatía).
Ante la presencia de un recién nacido con ictericia se debe identificar si cumple los criterios para
ictericia patológica y colestasis:
Se define como colestasis la alteración en el flujo biliar que puede llevar a disfunción hepática
caracterizada por:
Elevación de la BD en sangre: >2 mg/dl o más del 20% de la bilirrubina total sérica.
Elevación sérica de colesterol: Elevación de ácidos biliares séricos:
CLÍNICA
Ictericia: coloración amarilla de la piel.
Coluria: hiperpigmentación amarilla, naranjada-café, de la orina.
Hipocolia: decoloración parcial de las deposiciones (heces como color crema).
Acolia: decoloración total de las deposiciones (heces blancas).
Hepatomegalia.
Esplenomegalia.
Etiología:
DIAGNÓSTICO
E1 estudio de un paciente con ictericia comienza con una anamnesis completa, exploración física y
pruebas complementarias que se irán escalonando en función de los resultados obtenidos.
Anamnesis
En periodo neonatal El primer paso es descartar si estamos o no ante una ictericia patológica. Para
ello preguntaremos por factores que sugieran una enfermedad hemolítica (historia familiar de
enfermedades hemolíticas, inicio de la ictericia antes de las 24 horas de vida, origen étnico, historia
de incompatibilidad fetomaterna, palidez), que sugieran un incremento de la destrucción de glóbulos
rojos (policitemia, hematomas), que se asocien con aumento de la producción de bilirrubina (hijo de
madre diabética, prematuridad, lactancia materna, ayuno prolongado). Se buscarán signos de
enfermedades asociadas como infección urinaria, enfermedad metabólica, obstrucción digestiva
(vómitos, letargia, apneas, rechazo de la alimentación, inicio de la ictericia después del 3er día de
vida, etc.) y signos de colestasis (coloración oscura de la orina, heces claras, persistencia de la ictericia
más allá de 3 semanas,
etc.).
En periodo no neonatal
Comenzaremos con antecedentes familiares (anemias hemolíticas, enfermedades hepáticas,
consanguinidad,
etc.); antecedentes personales, como factores de riesgo de hepatitis vírica (transmisión materno-fetal,
transfusiones, actividad sexual, drogas, viajes, contactos infecciosos, etc.); fármacos (hepatotóxicos
como paracetamol, valproico, etc.), episodios previos de ictericia, enfermedades hepáticas. Se
terminará con la historia actual, con el tiempo de evolución, desencadenantes, cambios del
comportamiento, trastornos del sueño, deterioro del rendimiento escolar,
etc., que sugieran encefalopatía hepática, síntomas asociados (dolor abdominal, fiebre, vómitos,
prurito), curso de la enfermedad (agudo, crónico, recurrente) y características de la orina y heces que
sugieran colestasis.
Exploración
Será completa y detallada, buscando: alteraciones de piel y mucosas (intensidad de la ictericia,
palidez, petequias, marcas de rascado, arañas vasculares, hematomas) que nos hagan pensar en
anemias, hepatopatías crónicas, colestasis, etc.; adenopatías (infecciones); soplos cardiacos
(síndrome de Alagille); hepatomegalia
dura o nodular en cirrosis, de borde fino y dolorosa en hepatitis); esplenomegalia (en casos de
infecciones connatales, anemias hemolíticas, hipertensión portal, etc.); ascitis (generalmente implica
enfermedad crónica), y alteraciones neurológicas (confusión, delirio, hiperreflexia en encefalopatía
hepática
Pruebas complementarias
Se harán de forma escalonada (Tabla III).
Hiperbilirrubinemia directa
– Tratamiento, si lo hubiera, de la enfermedad hepatobiliar subyacente y tratamiento del síndrome
colestásico. Corrección de las alteraciones clínicometabólicas (edemas, ascitis, infección,
hipoglucemia, etc.) si las presentase.
CRITERIOS DE INGRESO
Se ingresará a todo paciente con síntomas o signos de mal pronóstico por el riesgo vital que puede
tener o la posibilidad de quedar con secuelas, como son los casos de:
– Fallo hepático fulminante.
– Septicemia.
– Infección abdominal: absceso hepático, colangitis supurativa, peritonitis.
– Crisis hemolíticas, anemias con inestabilidad hemodinámica.
– Nivel del bilirrubina en recién nacidos que precisen fototerapia o exanguinotransfusión.