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Escritos de la Neurobióloga CANDACE PERT.

Los pensamientos generan un tipo de emociones; cada emoción que


experimentamos, produce una química que circula por todo el cuerpo por
medio de “neuropéptidos”. Como lo explica la neurobióloga Candace Pert (quien
llamó a estos neuropéptidos ”moléculas de emoción”), cada célula se comunica con
las demás y todo el cuerpo sabe lo que está pasando. Candace dice que nuestras
emociones deciden “a qué vale la pena prestarles atención”.

¿Por qué siempre emprendemos la misma clase de relaciones, o atraemos el


mismo tipo de jefes, o discutimos por las mismas cosas, o hacemos las cosas de
una misma determinada manera….?

Cuando pensamos o interpretamos algo, incluso el AUTOCONCEPTO de QUIENES


SOMOS o cómo somos, …..el hipotálamo libera al torrente sanguíneo, el péptido
que corresponde al estado emocional, cada célula tiene receptores en su superficie
que están abiertos a la recepción de estos neuropéptidos, así que todo el organismo
es afectado por el estado emocional.
Cuando los receptores de las células sufren un “bombardeo” constante de
péptidos, pierden sensibilidad, y necesitan de más péptidos para estimularlos, esto
nos torna adictos a los estados emocionales.
Cuando atravesamos experiencias emocionales repetidas, similares, que dan lugar
al mismo tipo de respuesta emocional, nuestro organismo desarrolla la necesidad
de este tipo de experiencias (adicción).

Esto explica el porqué nos cuesta tanto cambiar y crear ciertas respuestas
emocionales, es por esa inconsciente adicción a los distintos sentimientos,
que la persona se ve condenada a repetir comportamientos, haciéndose adicta a la
combinación de sustancias químicas que son propias de cada sentimiento que
inunda el cerebro con cierta frecuencia.

Estamos neurológicamente condicionados por nuestras experiencias para


ver el mundo y estamos preprogramados para relacionarnos con los demás; con
lo cual, se impone la necesidad de cambiar nuestros modelos internos,
reprogramar nuestro cerebro, nuestros patrones emocionales, que nos
afectan negativamente en nuestra vida. Desde luego nuestro
AUTOCONCEPTO esta sujeto a esta química cerebral y es modificable.

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Lo bueno, es que esto es factible, el cambio es posible. Las nuevas


investigaciones en neurociencias, hablan de la capacidad plástica del cerebro:
plasticidad cerebral, podemos “cambiar el cableado”, reordenar las conexiones
entre las células o redes neuronales (neuroplasticidad), como también el cerebro
puede producir nuevas células cerebrales (neurogénesis) en cualquier edad de la
vida; estos son dos descubrimientos revolucionarios de las neurociencias, que
puede cambiar la manera de abordar la vida, la salud.
Candace Pert dice: “En el mundo de la profundidad de nuestra bioquímica, se
encuentra nuestro potencial de cambio y crecimiento”.

Este cambio lo podemos hacer con la relajación, visualización, meditación,


cambios en el estilo de vida, en la interpretación de los acontecimientos, hacer
cosas nuevas y creativas, ejercicio físico, risa, baile, etc.
La relajación, es uno de los primeros recursos de los que disponemos para
afrontar el estrés. El Dr. Benson (más de treinta años investigando los efectos de la
relajación en la recuperación de la salud), nos confirma que hasta incluso los
hábitos más perjudiciales, podemos cambiarlos utilizando la relajación para
conseguir el éxito en cualquier programa de autosugestión que nos propongamos
seguir (S.M.Maruso).
Nos preguntamos cómo puede ayudarnos la relajación a la hora de cambiar
hábitos, de renovar la mente, mejorar la salud, transformar el estilo de vida,
cuando durante años formamos circuitos neuronales que controlan la forma en que
pensamos, sentimos y actuamos...... Conociendo las actividades diferenciadas de
los hemisferios cerebrales (derecho e izquierdo), para poder cambiar los circuitos
neuronales, es necesario una coherencia o sincronicidad en la actividad eléctrica
entre ambos hemisferios. En nuestra vida diaria, predominan las ondas
Beta, hemisferio izquierdo (lógica, análisis, cálculo, etc.), estos circuitos son los que
nos dicen que "no podemos cambiar".
Mediante la relajación y la meditación, podemos influir en la disminución de la
frecuencia cerebral a un estado Alfa, donde se favorece la comunicación entre
ambos hemisferios cerebrales, y la mente se vuelve más suceptible a ser cambiada,
pudiendo aumentar la plasticidad del cerebro, instalar nuevas conexiones,
aumentar la creatividad, fortalecer la voluntad, reforzar los efectos de la
psicoterapia, abandonar pautas de pensamiento destructivas, reducir los niveles de
Es importante confiar en la sabiduría interna del cuerpo: el inconsciente tiene
mucho poder, así que podemos trabajar sobre él para cambiar y sanar; tengamos
en cuenta que los automatismos están grabados en él y que las mayoría de las
cosas entran por sugestión, por imágenes, reforzando el sistema de creencias.

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Para el cambio, es muy importante tener en cuenta que, en lo que pensamos


reiteradamente, en donde ponemos la atención, es aquello en lo que nos
convertimos, desde el punto de vista neurológico; es decir, las neurociencias
afirman que podemos moldear, darle forma al marco neurológico por medio de la
atención repetida que le dedicamos a algo.

Es importante cambiar nuestro estado mental, y como consecuencia nuestro


cerebro que esta programado desde nuestra concepción, el periodo del vientre
materno y el momento mismo del nacimiento que son la base de todos los planos
mentales que desarrollaremos en el futuro en donde actúan con gran fuerza y
poder dichos neuropéptidos. Generalmente, solo cambiamos cuando una situación
nos resulta muy molesta, nos incomoda mucho, cuando vemos nuestros deseos
frustrados; otras veces, necesitamos tocar fondo para emprender el cambio y si
vamos al verdadero fondo, al verdadero inicio de nuestra existencia, los cambios
serán totalmente inimaginables ya que se deviene una reprogramación celular en
estados muy profundos de la conciencia de los cuales no podremos darnos cuenta
pero que ocurrirán en proceso para reconstruir nuestra salud a fondo tanto química
como neurológicamente.

* Lo primero, para sanar toda esta carga del pasado, es el darnos cuenta que
actuamos automáticamente, por medio de hábitos y modelos adquiridos desde
nuestro nacimiento que se basan viejos condicionamientos muchos desde el vientre
y otros a la hora del proceso de nacer que tiñen la situación actual con experiencias
dolorosas antiguas, repitiendo patrones; y luego elegir respuestas nuevas, elegir
conceptos de nosotros mismos que nos brinden experiencias frescas, para obtener
resultados diferentes.
Si pretendo tener nuevas experiencias, tengo que hacer las cosas
de manera diferente.
* Se trata de llegar a la raíz de nuestra herida; soltar lo que halla quedado
“atrapado”, utilizando el poder del amor y la comprensión de que así como
nosotros funcionamos condicionados, por nuestro nacimiento, nuestros propios
dolores, historias, en donde los demás también lo hacen desde su óptica y
condicionamientos…. Tengamos en cuenta que el cerebro establece lazos con
quienes nos rodean y estos lazos nos afectan emocionalmente.
* Es importante tener en cuenta el poder del perdón en un

ansiedad y expandir la vida espiritual.

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Es importante confiar en la sabiduría interna del cuerpo: el inconsciente tiene


mucho poder, así que podemos trabajar sobre él para cambiar y sanar; tengamos
en cuenta que los automatismos están grabados en él y que las mayoría de las
cosas entran por sugestión, por imágenes, reforzando el sistema de creencias.

Para el cambio, es muy importante tener en cuenta que, en lo que pensamos


reiteradamente, en donde ponemos la atención, es aquello en lo que nos
convertimos, desde el punto de vista neurológico; es decir, las neurociencias
afirman que podemos moldear, darle forma al marco neurológico por medio de la
atención repetida que le dedicamos a algo.

Es importante cambiar nuestro estado mental, y como consecuencia nuestro


cerebro. Generalmente, solo cambiamos cuando una situación nos resulta muy
molesta, nos incomoda mucho, cuando vemos nuestros deseos frustrados; otras
veces, necesitamos tocar fondo para emprender el cambio.

* Lo primero, para sanar toda esta carga del pasado, es el darnos cuenta que
actuamos automáticamente, por medio de hábitos y modelos adquiridos, en base a
viejos condicionamientos que tiñen la situación actual con experiencias dolorosas
antiguas, repitiendo patrones; y luego elegir respuestas nuevas, frescas, para
obtener resultados diferentes.
Si pretendo tener nuevas experiencias, tengo que hacer las cosas
de manera diferente.
* Se trata de llegar a la raíz de nuestra herida; soltar lo que halla quedado
“atrapado”, utilizando el poder del amor y la comprensión de que así como
nosotros funcionamos condicionados, con nuestros propios dolores, historias, los
demás también lo hacen desde su óptica y condicionamientos…. Tengamos en
cuenta que el cerebro establece lazos con quienes nos rodean y estos lazos nos
afectan emocionalmente.
*

Es importante tener en cuenta el poder del perdón en un proceso de sanación, de


transformación. Hay una gran cantidad de estudios y experimentos sobre ello.
Muchos de los patrones dolorosos del pasado se fijaron en todo nuestro sistema
con carga de culpa y vergüenza, y al perdonar, dejamos de enjuiciar al otro y a
nosotros mismos, liberándonos y transformando la angustia, el dolor, la tristeza y
la rabia, en Amor.

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* Otro aspecto importante a tener en cuenta en un proceso de sanación, es la


gratitud, el agradecer, nos induce a sensaciones profundas de bienestar, además
abre tu consciencia a la abundancia en todos los niveles y te ayuda a conectar con
lo que sí tienes, en vez conectar con tus carencias.
* También es muy importante, darle un sentido positivo a tu vida, un propósito
que puede ser algo simple, pero que te haga vivir plenamente, encontrar esa
“melodía única y personal”, cada uno de nosotros posee talentos que nadie más
tiene en igual medida, y podemos expresarlos de una manera única, que difiere de
la manera en que lo haría otra persona.
Los efectos fisiológicos que produce este “vivir con sentido la vida”, está probado
mediante estudios científicos, estimula la producción de endorfinas
(tranquilizadores del cerebro), beneficia el sistema inmunológico (que está muy
conectado al cerebro), etc.

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