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DAÑO CEREBRAL

DEFINICION:
Lesión producida de forma súbita en las estructuras cerebrales.

Causa
El origen más común de estas lesiones son los accidentes cerebros vasculares
(ACV) los traumatismos craneoencefálicos (TCE) los tumores cerebrales, las
encefalitis y las lesiones por anoxia cerebral severa y prolongada (parada
cardiaca)

Clasificación
Accidente cardiovascular (ACV) o ictus: el suministro de sangre a una
parte el cerebro se interrumpe repentinamente por la presencia de un coagulo
o cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, derramando sangre en los
espacios que rodean en las células cerebrales.
Tipos:
- Accidentes isquémicos: cuando se produce la obstrucción de una arteria
cerebral que impide el paso de sangre al cerebro.
- Accidentes hemorrágicos: cuando se produce la rotura de una arteria
cerebral.

Traumatismo craneoencefálico (TCE): lesiones producidas por una fuerza


externa que suelen acarrear una pérdida de conciencia. En estos casos el
cerebro puede ser dañado directamente por un objeto penetrante que atraviesa
el cráneo, como al recibir un disparo de bala (lesión abierta) o por un golpe tan
violento que haga que el cerebro choque con las paredes internas del cerebro
(lesión cerrada)
Tipos:
1. En función de los órganos afectados y el lugar
a. Sistema óseo cráneo
- bóveda craneana: consiste en una fractura en el hueso del
cráneo, con o sin afección de los órganos internos.
- Deprimido: hundimiento del hueso del cráneo. Con o sin
afección de órganos internos.
b. Base del cráneo
- Lineal: ocurre lo mismo que en la descripción de la lesión
en la bóveda craneana. A su vez, se divide en fosa anterior,
dependiendo en qué lugar de la base craneana ocurre el
TCE.
c. Meninges
- No penetrantes: cuando las meninges no se ven afectadas.
- Penetrantes: cuando afectan a las membranas,
acompañadas de hemorragia arterial dando origen según
su localización a: hematoma hipidural.

Severidad según escala de coma de Glasgow:


Leves (GCS 14 o 15)
Moderados (GCS 9 a 13)
Graves (GCS 3 a 8)

Anoxia o hipoxia cerebral: Ausencia o pobre oxigenación del cerebro por un


intervalo de tiempo determinado, lo que provoca la muerte neuronal de parte
del tejido cerebral. Cuando mayor es el tiempo sin oxígeno, mayor es el daño
causado.

El Daño Cerebral Adquirido (DCA) es la afectación de las estructuras encefálicas


en personas que, habiendo nacido sin ningún tipo de daño cerebral, sufren en
un momento posterior de su vida, lesiones cerebrales que llevan a una
afectación del funcionamiento cognitivo, emocional, conductual y/o físico.
El elevado número de personas afectadas (más de 400.000 en España), la
duración, la gravedad y la variedad de las secuelas convierten a esta lesión en
un problema sanitario de primera magnitud, representando la principal causa
de discapacidad en las personas adultas en los países desarrollados. En Navarra
según la “Estrategia de atención a pacientes crónicos” hay 16.109 pacientes
crónicos con ictus.
Las causas más comunes de daño cerebral son:
• Traumatismo craneoencefálico: es la lesión del cerebro por un trauma o
golpe. Las causas más frecuentes son accidentes de tráfico (el 80% de los
casos), laborales y deportivos.
• Ictus: los accidentes cerebro vasculares son lesiones derivadas de una
interrupción del sistema de riego sanguíneo del cerebro, como las embolias y
trombosis, o las hemorragias cerebrales, incluyendo ruptura de aneurismas, o
malformaciones de las venas y arterias que riegan el cerebro.
• Anoxias o hipoxias: es la ausencia o pobre oxigenación del cerebro durante un
tiempo determinado, lo que provoca la muerte neuronal de parte del tejido
cerebral.
• Tumores cerebrales: tanto el propio tumor como los procedimientos
orientados a su eliminación (cirugía, radiación) causan daños importantes en el
tejido cerebral circundante.
• Otras causas: iencefalitis de diversas etiologías, que pueden ser consecuencia
de procesos infecciosos, víricos, o de envenenamiento por tóxicos.
Las fases por los que pasa la persona tras sufrir el DCA son:
Fase Crítica: La persona se encuentra hemodinámicamente estable pero
persiste la probabilidad de aparición de complicaciones existiendo aún riesgo
para su vida. Esta fase se desarrolla en las Unidades de Cuidados Intensivos de
los Hospitales y/o en las plantas de neurología/neurocirugía.
Fase Aguda: La persona se encuentra estable neurológicamente, disminuyendo
el riesgo de presentar complicaciones. Comienzan a identificarse las secuelas a
nivel físico, cognitivo, conductual y funcional. Se mantiene la atención en
régimen hospitalario y la duración es independiente para cada persona.
Generalmente, esta fase se desarrolla en las plantas de los Hospitales o en las
unidades de ictus hospitalarias.

Fase Rehabilitadora: Tras el alta hospitalaria comienza el periodo de


rehabilitación especializada. Esta fase incluye la rehabilitación en régimen de
hospitalización así como el tratamiento de manera ambulatoria cuando la
persona ya no requiere de asistencia médica continua. Si las secuelas se
mantienen con carácter crónico la atención se desarrollará en diferentes
recursos sociosanitarios especializados, como son los Centros de Día, Pisos
Tutelados, Atención Ambulatoria…
El daño cerebral puede afectar a todas las áreas del funcionamiento del ser
humano. Los déficits dependerán del tipo de lesión, la localización y severidad
inicial de la misma… así como de características propias de cada afectado como
la edad, personalidad o capacidades previas a la lesión. Las secuelas se
agrupan en cuatro dimensiones que pueden solaparse o no en una misma
persona:
Déficits físico-motores: Pueden producirse alteraciones del equilibrio,
incapacidad para la bipedestación (mantenerse de pie), incapacidad para la
marcha, limitaciones en el movimiento de una o varias extremidades, o incluso
el control del tronco y cabeza en situación de reposo. Otras alteraciones que
pueden surgir son: temblores, falta de sensibilidad y movilidad fina en
miembros del cuerpo, e incluso pérdida parcial o total de alguno de los sentidos
como la vista.
Déficits Cognitivos: Podemos citar déficits de aprendizaje y memoria, déficits
atencionales, alteraciones del lenguaje, alteraciones del pensamiento formal
(razonamiento lógico-deductivo, resolución de problemas, abstracción) y
alteraciones en la regulación de la conducta propositiva o dirigida a una meta
(planificación, iniciación y autorregulación conductual). En definitiva, puede
verse afectada la capacidad de pensamiento, toma de decisiones y control
consciente de nuestra conducta.
Alteraciones de la comunicación: Estas secuelas se producen como
consecuencia de la alteración de habilidades físicas y cognitivas o la
combinación de las mismas. Cuando se trata de alteraciones físicas, se ve
afectada la expresión oral (debido a la pérdida de control de los músculos
fonoarticulatorios), escrita (pérdida de control de los miembros superiores) o de
la comprensión (pérdida de la capacidad de audición o interpretación de
sonidos). También existen alteraciones del lenguaje que producen la
incapacidad para la expresión o comprensión oral, a pesar de que el sistema
físico-motor permanezca intacto (por ejemplo, alguien que podría hablar, pero
no encuentra las palabras). En este caso, se trata de una alteración de los
procesos del lenguaje (comprensión, expresión) denominada afasia.
Alteraciones Conductuales y/o Emocionales: A la par que las alteraciones
cognitivas aparecen alteraciones conductuales y/o emocionales asociadas con
cambios de carácter o personalidad. El origen de las alteraciones conductuales
se podría considerar de dos formas: Falta de inhibición, lo que causa
desinhibición conductual, en ocasiones la desinhibición provoca conductas física
o verbalmente agresivas. Otras personas muestran exceso de inhibición o pobre
iniciativa conductual; el afectado muestra apatía no iniciando actividades si no
se le pide explícitamente, no disfruta tanto de las cosas que antes le gustaban,
tiene sensación de agotamiento y letargo, y a nivel afectivo apenas expresa las
emociones.
A nivel emocional, es posible que la persona con daño cerebral se encuentre
más irritable, impaciente, con explosiones súbitas de ira, síntomas de
depresión, desánimo o labilidad emocional.
Finalmente, una característica frecuente en las personas con daño cerebral es
su falta de conciencia de los déficits derivados de la lesión cerebral
(Anosognosia), especialmente cuando se trata de alteraciones cognitivas y
emocionales. Si aparece este síntoma, frecuentemente la persona afectada
rechaza la ayuda o dirección de quien le supervisa, dificultando su cuidado y
rehabilitación.
Esta diversidad en las secuelas tras sufrir un DCA, hace imprescindible una
evaluación individualizada previa al inicio de la rehabilitación. También es
fundamental intervenir sobre su ambiente para que sea lo más rehabilitador y
estimulante posible.
Adacen atiende tanto a la persona con daño cerebral como a su familia, porque
entendemos que no solamente hay personas afectadas por daño cerebral, sino
familias que lo padecen

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