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BIBLIOTECA ELECTRÓNICA PARA EL MAESTRO

EL MAESTRO Y SU IGLESIA

LA IGLESIA USANDO
SU ESCUELA DOMINICAL
por J. N. Barnette

EDITORIAL MUNDO HISPANO


© 2007
LA IGLESIA

USANDO

SU

ESCUELA

DOMINICAL

J. N. BARNETTE

LUIS M. GONZÁLEZ PEÑA


TRADUCTOR
Edición revisada y actualizada

CASA BAUTISTA DE PUBLICACIONES


Contenido
Prólogo

Capítulo 1 — Posibilidad de una Escuela Dominical en el Trabajo de la


Iglesia
Capítulo 2 — La Escuela Dominical Allegándose a las Personas
Capítulo 3 — La Escuela Dominical y el Evangelismo Bíblico
Capítulo 4 — La Escuela Dominical y el Alistamiento
Capítulo 5 — El Pastor Guiando a la Escuela Dominical
Capítulo 6 — El Trabajo del Superintendente
Capítulo 7 — El Superintendente Haciendo Ejecutar el Trabajo
Capítulo 8 — La Clase Organizada y Equipada para el Trabajo
Capítulo 9 — El Maestro en Su Trabajo
Programa Educativo Integrado en la Iglesia Local
Prólogo
El tema de este libro es: la iglesia usando su escuela dominical. Hay una gran
diferencia entre una iglesia que tiene escuela dominical y una iglesia que la
usa. Algunas iglesias han usado su escuela, y como resultado han alcanzado a
más personas y han ganado más almas, mucho mejor que el promedio general
de las demás iglesias. Así, pues, el propósito de este libro será:
1. Mostrar las posibilidades de una escuela dominical en el trabajo de la
iglesia, especialmente en las iglesias donde la escuela dominical está
organizada por clases solamente, y cuya matrícula no pase de 200.
2. Exponer el trabajo de la escuela dominical, y mostrar cómo dicho trabajo
puede realizarse mejor.
3. Situar al pastor como el dirigente principal de la escuela, e indicar cómo
puede multiplicar sus esfuerzos y su utilidad por medio de una escuela que
funcione debidamente.
4. Ubicar al director o directora de la escuela dominical como responsable,
para que el trabajo sea hecho, y presentar los métodos prácticos que deberán
usarse.
5. Estudiar las clases de la escuela dominical y la importancia de que estén
apropiadamente organizadas, subrayando la necesidad de que estén bien
dirigidas y usadas en el trabajo de la iglesia.
6. Debe notarse que cuando en este libro se hace mención al superintendente,
se refiere a lo que comúnmente hoy se denomina director o directora de la
escuela dominical.
En las páginas finales se incluye un cuadro completo del “Programa Educativo
Integrado en la Iglesia Local” que actualmente la Casa Bautista de
Publicaciones ofrece.
Sin duda que los líderes educativos de toda la iglesia hallarán en este libro
“clásico” de la escuela dominical un recurso valioso para usar esta
organización como herramienta poderosa para alcanzar a más personas para
Cristo y a la vez instruirles y establecerlas en las verdades bíblicas.
Ananías González
Capítulo 1 — Posibilidades de una Escuela
Dominical en el Trabajo de la Iglesia

I. La Iglesia y su misión.

1. Establecida y comisionada por Cristo.


Las iglesias son las agencias para establecer el reino de Dios en el mundo.
Jesús estableció la iglesia y le dio la tarea de representarlo en la tierra. Jesús se
expresó de una manera muy específica respecto a lo que deseaba que la iglesia
hiciera en el mundo. Durante los cuarenta días desde su resurrección a su
ascensión, parecía que la carga de su corazón era hacer que sus seguidores
comprendieran su misión en la tierra.
En Mat. 28:19, 20 estableció definidamente que ellos tenían que ir por todo el
mundo, hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles que guardaran todas las
cosas que él había mandado. Evidentemente esto significa evangelismo en el
más completo sentido, y no sólo avivamientos ocasionales. En Hech. 1: 8 dice
que Jesús dijo a sus seguidores que fueran a Jerusalén, después a Samaria, y
luego hasta los últimos lugares de la tierra. Su tarea tenía que ser agresiva,
continua y siempre ampliándose. La salvación es un asunto personal, y cada
generación tiene que ser evangelizada. Los seguidores de Cristo en cada
generación deben hacer lo más posible por dar el evangelio a toda criatura en
esta tierra.
La Gran Comisión enseña que cada cristiano debe ir hasta el límite de su
capacidad, hacer discípulos de Jesucristo, y enseñarles de manera que a su vez
ellos vayan y hagan otros discípulos. Este es el método de Jesús para cada
generación de cristianos hasta que él vuelva otra vez.

2. Llena de poder por Jesús.


Cristo prometió estar con sus discípulos en el trabajo de extender su reino. El
les dijo que todo poder en los cielos y en la tierra estaba a la disposición de sus
hijos en la tarea de hacer discípulos. Les dio su palabra de que estaría con ellos
todos los días, no importando qué clase de días, en sus esfuerzos por hacer
discípulos para él. Todo poder en el cielo y en la tierra estuvo a la disposición
de los cristianos de entonces, como lo está para los que hoy se esfuercen en dar
testimonio de él, enseñar su palabra y predicar su evangelio.
El propósito de revestirlos de poder espiritual fue para hacer progresar el reino
de Dios. En los capítulos 15 y 16 de Juan, Cristo dijo a sus discípulos que
enviaría su Espíritu Santo para guiarlos. Cristo estableció su iglesia, la
comisionó, la llenó de poder y la dirige. La iglesia es la agencia de Cristo en el
mundo para la propagación de su reino.

3. Métodos para hacer discípulos dados por Cristo.


Jesús dijo a sus seguidores justamente cómo tenían que hacer discípulos para
él; tenían que hacer tres cosas: testificar, predicar y enseñar. Y los primeros
discípulos hicieron uso de esos tres métodos.
(1) Testificar.
Jesús enseñó a sus discípulos que hicieran resplandecer su luz. En varias
ocasiones Pablo dio el testimonio de su conversión. En el estudio de su trabajo
en el libro de los Hechos, es evidente que él nunca se cansó de contar la
experiencia que tuvo en el camino a Damasco. No hay duda de que esta
experiencia fue relatada una y otra vez durante los meses pasados en Corinto,
Efeso, Roma y otros lugares. Siempre que Pablo necesitó una apelación fuerte,
contó su experiencia. Cuando el hombre que había sido ciego fue presionado a
dar una respuesta, replicó: “Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora
veo” (Juan. 9:25).
Mucha de la predicación y enseñanza de hoy día consiste en decir a otros qué
hacer, en lugar de decir qué ha hecho Cristo. El testimonio sincero es eficaz,
sobre todo el testimonio viviente que da a conocer la realidad, el poder y la
bondad de Dios. Pablo dijo a los cristianos corintios que ellos eran conocidos y
leídos por todos. Tal vez los alumnos de la escuela dominical no recuerden
todo lo que los maestros y oficiales dicen; pero nunca podrán escapar de la
silenciosa influencia de lo que ellos son.
(2) Predicar.
La predicación tiene un lugar prominente en la obra de Cristo. Los primeros
discípulos hicieron uso de ella. Pablo fue un gran predicador; dijo que había
sido “llamado a predicar”, y a Timoteo dijo: “Predica la palabra.” La
predicación ha sido uno de los métodos mejores para el avance del reino de
Dios. Los maestros y oficiales de la escuela dominical necesitan evaluar la
predicación como uno de los mejores métodos de ministrar a las necesidades
espirituales del pueblo. Los predicadores deben prestar atención a la
advertencia dada por Pablo a Timoteo: “predica la palabra”, el evangelio de
Dios para salvación. El único mensaje del predicador para el pueblo perdido es
Jesucristo. Gracias a Dios por la predicación y por el predicador del evangelio.
(3) Enseñar.
Cristo fue llamado Maestro. El enseñó a sus discípulos. Incluyó la “enseñanza”
en la Gran Comisión. Pablo usó grandemente la enseñanza. Se dice que
permaneció en Corinto un año y seis meses “enseñándoles la palabra de Dios”
(Hech. 18:11). Permaneció en Efeso dos años discutiendo en la escuela de
Tiranno (Hech. 19: 9). Vivió dos años en su casa alquilada en Roma
“predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo”
(Hech. 28:30-31). En 2 Tim. 2: 2 declara: “lo que has oído de mí… esto
encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.
La enseñanza es una parte importante del trabajo de evangelismo. El
cristianismo casi pasó de la tierra cuando fue desatendida la enseñanza en las
iglesias. El cristianismo ha hecho rápidos progresos durante los pasados cien
años, desde que la función de enseñanza de las iglesias ha sido reavivada y
utilizada. El cristianismo produjo la escuela dominical.
La predicación y la enseñanza dan énfasis a la importancia de la verdad de la
Biblia, junto con la exhortación y el llamamiento. La parte de la Gran
Comisión que dice “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado”, debe recibir más atención de la que ha estado recibiendo.

4. La iglesia es lo primordial en el programa de Cristo.


Las iglesias son esenciales al progreso del reino de Dios. Jesús “vino a buscar
y a salvar lo que se había perdido”; pero su método para dar al pueblo este
mensaje de salvación es por medio de las iglesias. Es de la mayor importancia
que los seguidores de Cristo establezcan en cada comunidad una iglesia.
Cuando ellas sean lo suficientemente fuertes, activas, esforzadas, trabajadoras
y liberales en ofrendar, cada fase del trabajo cristiano será fortalecida.
Siendo las iglesias agencias para establecer el reino de Dios, los cristianos
lucharán con entusiasmo para establecer una iglesia fuerte en cada comunidad.
No sólo deberá haber iglesias fuertes numérica y financieramente, sino fuertes
en espíritu, verdaderas fortalezas de poder espiritual.
Ahora llegamos a estudiar las posibilidades de la escuela dominical en el
trabajo de la iglesia. Entremos a este estudio con oración al eterno Padre de
nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha dado la iglesia y su tarea, pidiendo que
ayude a pastores, diáconos, superintendentes de escuelas y otros dirigentes
cristianos, para ver las posibilidades de la agencia conocida en las iglesias
como la escuela dominical.

II. Posibilidades de una escuela dominical en el trabajo de la Iglesia.

1. Su valor es reconocido por bautistas destacados.


Uno ha dicho:
“La escuela dominical ha probado ser más y más un factor de poder en el
trabajo del pastor. Para muchas iglesias la escuela dominical es la principal y
casi la única esperanza para su crecimiento. Sea en la iglesia familiar, o en las
iglesias entre las masas de la gran ciudad, o en las del campo, la escuela
dominical permanece como el medio más prometedor en el esfuerzo
evangelístico.”
“Si se le permitiera al escritor dar su experiencia personal, diría que,
considerando todas las cosas, el más fructífero de sus quince años de esfuerzo
pastoral estuvo íntimamente relacionado con la escuela dominical.”
Otro declara:
“La escuela dominical es una fase de la actividad de la iglesia, quizá la más
eficaz de todas, porque tiene que ver con el inestimable e importante trabajo
de enseñar las Escrituras al pueblo.”
Un tercero escribe:
“Todas las cosas que la iglesia necesita y sostiene, y cada gran empresa en la
cual está empeñada, sea para fortalecerse internamente, o en sus proyectos e
influencias en la comunidad, es alentado y magnificado en la escuela de la
iglesia.
“La escuela es una agencia de la iglesia capaz de expansión casi indefinida en
la eficiencia de la iglesia, como un canal para la producción de su energía y
vida. Mientras sostiene firmemente el propósito básico de enseñar las
Escrituras, la escuela dominical ha ampliado también grandemente sus metas.
Ella ha sostenido el primer lugar como una fuerza para el estudio y la
enseñanza de la Palabra de Dios; para evangelizar y traer a los perdidos al
Salvador; para la instrucción y la educación en las cosas que más fuertemente
reclaman la atención de los hombres; como una fuerza misionera en acción,
en el sentido mundial; como una fuerza para crear caracteres cristianos en
hombres y mujeres, y para abrir las puertas de la utilidad en grande escala.”
Otro destacado líder asevera:
“La escuela dominical presenta una oportunidad sin paralelo para la
promoción con éxito de prácticamente cada fase de las actividades de la
iglesia, así como de la utilización de cada uno de sus miembros, sin
detrimento de la eficacia como agencia de enseñanza bíblica, y sin intervenir
ni en mínimo grado en el trabajo de cualquiera otra de las agencias de la
iglesia.”
2. Conviene en las condiciones actuales.
(1) Condiciones complejas existentes.
De vez en cuando hay cultos de la iglesia que motivan que asista gran número
de personas de la localidad por compromisos sociales; pero generalmente las
múltiples atracciones que hay en la actualidad mantienen a las personas
alejadas de la iglesia.
Los deportes; los programas de cine, radio y televisión; los automóviles y las
carreteras; la abundancia de revistas y las ediciones dominicales de los
periódicos; éstas son algunas de las atracciones actuales que fascinan a las
multitudes, y aumentan las dificultades para lograr que las personas asistan a
los cultos de la iglesia.
(2) Los esfuerzos personales son necesarios.
Se requiere un trabajo de esfuerzo personal para llevar a la gente a los varios
cultos de la iglesia hoy día. La inclinación natural de la gente es quedarse fuera
de la iglesia. Y como la gente no está buscando la iglesia, ésta tiene que buscar
a la gente. En el capítulo 15 de Lucas, Jesús describe al buen pastor que sale a
buscar a la oveja perdida. Este trabajo es definido. Este es el método necesario
para las condiciones presentes.
La escuela dominical, como agencia de la iglesia, está bien capacitada para las
presentes condiciones. Ella reclama modestamente a todo el linaje humano
como su propio campo. Su organización abarca clases pequeñas con ajustada
graduación, situando definidamente la responsabilidad personal de cada
individuo. Tiene algunos de los más capacitados miembros de la iglesia como
sus oficiales y maestros. Uno de sus cuatro objetivos mayores es la mayor
asistencia posible. Tiene la visita regular y personal como uno de sus
principales métodos para llegar a las masas. Tiene un fuerte incentivo para el
estudio regular y sistemático de la Biblia en los grupos bien graduados. Tiene
el evangelismo bíblico como una de sus metas. Tiene la asistencia a los cultos
como uno de los puntos para cada oficial, maestro y alumno. Tiene un sistema
de secretaría que le da un registro completo de cada individuo matriculado.
Tiene una organización lo suficientemente grande para tomar un censo
religioso a fin de localizar futuros miembros. Así, en sus objetivos, métodos y
organización la escuela dominical coloca la responsabilidad individual para
localizar, atraer, enseñar y ganar a toda persona posible.
3. Garantiza que la Biblia será enseñada.
(1) Dios el Padre hace imperativa la enseñanza de la Biblia.
Hay algunas declaraciones imperativas en el Antiguo Testamento relativas al
estudio de las Escrituras: Deut. 6: 6-9 y 31:12-13 contienen palabras enfáticas
que indican la importancia que el Dios Padre coloca sobre el estudio de las
Escrituras.
(2) Jesús, el Hijo y Salvador ordena la enseñanza de la Biblia en la Gran
Comisión.
Cuando Jesús dio a sus discípulos la Comisión: “enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado”, es evidente que se refería a la enseñanza
de la palabra de Dios según es preservada y entregada al hombre por medio de
la Biblia.
La Gran Comisión, según Mat. 28:19, 20, parece ser el resumen de cuanto sus
seguidores debían hacer en el mundo. La enseñanza de la Biblia es imperativa
en los mandamientos del Señor. Es bien claro que la Iglesia tiene que enseñar
la Biblia todo el tiempo a cada individuo a su alcance. El estudio de la Biblia
es esencial para todo el trabajo cristiano. Es esencial para hacer discípulos,
para instruirlos, para su crecimiento, y para todos los obreros cristianos
mientras van ganando discípulos.
(3) El debido funcionamiento de la escuela dominical garantiza que la Biblia
será enseñada.
La escuela dominical tiene la Biblia como único libro de texto; se reúne cada
domingo, provee el estudio de la Biblia para todos, comenzando con los niños
pequeñitos y continuando por todas las demás edades hasta los adultos más
viejos. Debe tener discípulos y edificios graduados, lecciones graduadas y
actividades graduadas. Una escuela dominical garantiza que la Biblia será
enseñada a todas las edades en todo tiempo.
El que una iglesia tenga una escuela dominical sólo de nombre, no garantiza
que la Biblia será enseñada. Una cosa es que una iglesia tenga escuela
dominical, y otra muy distinta que haga uso de ella. Sin embargo, si una
escuela dominical está organizada para funcionar debidamente, hará posible el
estudio regular de la Biblia.
4. La escuela dominical puede ser usada como la agencia
principal para hacer el trabajo más importante de la iglesia.
(1) El evangelismo es el principal trabajo de la iglesia.
La misión de Cristo en el mundo fue buscar y salvar a los perdidos, no
permitiendo que ninguna cosa le hiciera apartarse de eso. Su último mandato
enseña que el principal trabajo de sus seguidores es hacer discípulos para él.
El evangelismo es el principal trabajo de la iglesia, y debiera ocupar el primer
lugar en el programa de cada organización dentro de ella. Una iglesia que
permite que cualquier cosa ocupe el primer lugar, encontrará que eso le
producirá una desviación en su camino. Las iglesias se encontrarán a sí mismas
rodeadas de toda clase de oportunidades para ministrar al pueblo en el nombre
de Cristo, y las tentaciones para apartarse de su principal tarea son numerosas
hoy día. El propósito de toda la Biblia es la redención de los perdidos por
medio de la sangre de Jesús. “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores, de los cuales yo soy el primero”, es la quinta esencia del evangelio.
El evangelismo es la suprema inversión de una iglesia.
(2) La escuela dominical, debe ser la agencia principal de la iglesia en el
evangelismo.
La escuela dominical es la principal agencia de evangelismo de la iglesia,
porque abarca a mayor número de personas inconversas; tiene la Biblia como
su único libro de texto, y la enseñanza de ella como su tarea primordial; insta a
las personas a asistir al culto de predicación que sigue, donde constantemente
hay oportunidad evangelística; hace trabajo personal; sus oficiales y maestros
constituyen una ayuda constante.

5. La escuela dominical hace posible el trabajo


permanentemente en la iglesia.
Cuando una iglesia no tiene pastor, o que éste tiene que estar ausente de su
iglesia, la escuela dominical es el medio más eficaz para promover el trabajo.
Muchos de los obreros más capaces están o deben estar en la escuela
dominical. Una reunión semanal de estos obreros da una oportunidad
maravillosa para informar, inspirar y dirigir en la cuádruple tarea de ir,
enseñar, ganar y desarrollar a las personas en Cristo.
Si se logra que estos hombres y mujeres capaces sean seleccionados y elegidos
como maestros y oficiales de la escuela dominical, habrá un grupo de obreros
siempre dispuestos para realizar cualquier tarea de la iglesia.
Cuestionario

1. Mencione los tres métodos que Cristo dio para hacer discípulos.
2. Diga cuáles son algunas posibilidades de la escuela dominical en el trabajo
de la iglesia.
3. ¿Qué buen método de trabajo para la escuela dominical enseña la parábola
de la oveja perdida?
4. Diga algunas citas bíblicas que muestran que es imperativo el estudio de la
Biblia.
5. Mencione uno de los principales trabajos de la iglesia para el cual la escuela
dominical puede ser usada como agencia, y las razones para ello.
Capítulo 2. — La Escuela Dominical Allegándose
a las Personas

I. Enseñanzas de la Biblia de cómo allegarse a las gentes.

1. Díos está interesado en las multitudes.


En Deut. 31:11, 12, la palabra de Dios el Padre enseña plena y enfáticamente
que el pueblo, de todas las edades y clases, debía reunirse para estudiar la
Biblia. Las bendiciones y las promesas de los cielos no son sólo para los
favorecidos, sino que aun los extranjeros son incluidos si vienen y aceptan las
promesas de Dios.
En Juan. 3:16 Jesús, quien vino de Dios, nos dice que Dios amó al mundo,
incluyendo a toda la raza humana. La historia del hijo pródigo es un sencillo
cuadro del amor que Dios tiene para todas las personas. Aquí Jesús muestra al
mundo el corazón paternal de Dios. Dios amó al hijo cuando se dirigía a las
profundidades del pecado, y amó al hijo rebelde en el hogar. Otra vez
encontramos en Mat. 18:14: “no es la voluntad de vuestro Padre … que se
pierda uno de estos pequeños”.
Estos pasajes magnifican, dignifican y glorifican el ganar almas. Si Dios, el
Creador de todas las cosas, anhela vivamente las almas de todos los hombres,
entonces ¡qué privilegio tan grande es ser un instrumento en sus todopoderosas
manos, para ir por los caminos y vallados a pregonar el amor de Dios a los
hombres pecadores, a las mujeres, a los niños y ancianos!

2. Cristo está interesado en las multitudes.


La venida de Jesús al mundo es la prueba de su amor por las multitudes
perdidas (Luc. 19:10; Rom. 5: 8; Mat. 9:13). En Luc. 15: 1-10 Jesús muestra
hasta qué extremo una iglesia debería ir en la búsqueda de personas para que
estudien la Biblia. Mientras haya una persona afuera, el espíritu manifestado
en estas parábolas debería ser el espíritu de los seguidores de Jesús. Estos y
otros muchos pasajes pintan vividamente algo del maravilloso amor de
Jesucristo por las almas perdidas.

3. Cristo ordena a las iglesias buscar a las multitudes.


“Id por todo el mundo …”; “Como me envió el Padre, así también yo os
envío” (Juan. 20:21), “vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a
entrar, para que se llene mi casa” (Luc. 14:23). La actitud de una iglesia en
ganar a las personas para el estudio de la Biblia no es un asunto de elección; es
una tarea hecha imperativa por medio de la palabra de Dios, por el ejemplo de
Jesús, por sus parábolas y por sus mandamientos.

II. El concepto bíblico del trabajo de allegarse a las personas.

1. Una visión de las multitudes necesitadas.


En Mat. 9:35 leemos:
“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de
ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo.”
En el siguiente versículo dice:
“y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”.
¿Dónde estaban las multitudes? Evidentemente, no estaban en los templos,
como tampoco hoy lo están nuestras multitudes. Una y otra vez Jesús mandó a
los doce discípulos a alzar sus ojos y mirar a los campos, pues ellos solamente
miraban a su propio pueblo, los judíos. Muchos maestros y oficiales de la
escuela dominical ven solamente los alumnos matriculados en su escuela y
algunos sólo ven los asistentes. Cuando Pablo vio las multitudes, judíos y
gentiles, estuvo listo para obedecer a Cristo sin importarle los peligros. Una
visión de las multitudes de perdidos, es necesaria para mover las iglesias hacia
afuera de los templos, hacia los caminos y los vallados.

2. La compasión por los perdidos es esencial.


Jesús tuvo compasión de las multitudes. Esto no fue un estado de ánimo
casual, ni una súbita y pasajera emoción, sino una actitud y sentimiento
constante. Esa compasión por las multitudes nunca se apartó de su gran
corazón. Una y otra vez la Biblia declara que Dios está lleno de compasión
(Sal. 103:13). La compasión de Jesús es la expresión de la compasión de Dios
hacia los hombres.
No hay duda de que una visión de las multitudes conmovería al pueblo
cristiano de hoy día. La falta de compasión de parte de muchas iglesias puede
ser la causa de los escasos resultados en ganar almas para Cristo.
Si los cristianos tuvieran compasión en la medida que la sintió Cristo,
cumplirían la Gran Comisión. Se necesita que haya este sentir en los dirigentes
de la iglesia, y que lo infundan con mucho énfasis en todos los miembros. El
amor genuino por las almas del pueblo es un poderoso motivo. La nota
dominante es ganar almas. Cuando una iglesia cesa de buscar, también cesa de
crecer.

3. La comprensión del valor del alma es vital.


Jesús dio gran valor al individuo: “más valéis vosotros que muchos pajarillos”
(Luc. 12: 7); “¿cuánto más vale un hombre que una oveja?” (Mat. 12:12). Jesús
usó expresiones fuertes en su esfuerzo por ayudar al hombre a comprender el
valor de un alma. “¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y
perdiere su alma?” (Mat. 16:26).

4. La obligación de las iglesias es incuestionable.


(Eze. 3:17-19).
Pablo no podía escapar de su obligación de predicar el evangelio (1 Cor. 9:16).
Sintió y aceptó su obligación, no sólo para ministrar a sus compatriotas en la
carne, sino también su obligación de predicar a los gentiles (Rom. 1:14).
Alcanzar a las personas no es cuestión de mera conveniencia, sino una
compulsión divina. Algunas iglesias están engañadas en cuanto a la
importancia de esta tarea. La expresión “no es la cantidad sino la calidad lo
que vale”, puede ser verdad, pero no expresa toda la verdad. Algunas veces los
dirigentes dan más importancia a la calidad que a la cantidad. La expresión “yo
prefiero una escuela dominical buena, que una grande que no sea tan buena”,
viene de un corazón que ha sido engañado por las fuerzas del mal, de un
corazón indiferente, o de un corazón que está tratando de cubrir sus fracasos
con piadosas trivialidades.
Cualquier impresión o sugestión en contra de los números en el estudio de la
Biblia no procede del cielo, porque la invitación es “a todos… venid”. El
mandato celestial es: “Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a
entrar.” El infierno se opone a que las multitudes estudien la palabra de Dios.
El diablo está continuamente haciendo cuanto puede para anular los esfuerzos
de los cristianos por guiar a las multitudes a estudiar la Biblia. El diablo teme
la Palabra de Dios, porque es la espada del Espíritu.

III. La iglesia, usando su escuela dominical para ganar las personas


Digamos primeramente que una iglesia puede alcanzar gran número de
personas. Sin embargo, las personas no vendrán fácilmente por sí mismas, y la
iglesia que espere tal cosa sufrirá una triste decepción. La enseñanza escritural
es que las iglesias tienen que ir y forzar a las personas a venir.
La primera prueba de una escuela dominical es la de los números. Una iglesia
medirá su trabajo de allegarse a las personas por el número de los que deban
estar en la escuela dominical. Si una iglesia no tiene más asistencia regular en
su escuela dominical que los miembros residentes que figuran en su libro de
registro, entonces es evidente que la escuela dominical no es tan grande como
debiera ser, ni tan grande como pudiera conseguirse que fuera. Todos los
miembros residentes de la iglesia deben matricularse en la escuela dominical.
Contando el departamento de cuna, los párvulos y los principiantes, y todos los
de las edades de primarios en adelante que no son miembros de la iglesia, es
evidente que debe haber más miembros en la escuela dominical que miembros
residentes de la iglesia.
Muchas iglesias están usando sus escuelas dominicales para llegar hasta las
personas. Las iglesias pueden usar los métodos presentados en este capítulo,
los cuales han sido experimentados con éxito en la prueba de los números. La
experiencia de un gran número de iglesias prueba que una iglesia que haga las
siguientes cinco cosas regularmente en su escuela dominical, ganará una
cantidad de almas siempre creciente.

1. Conózcanse las personas que deben estar en la escuela


dominical.
Esta información puede conseguirse de tres fuentes:
(1) La matrícula de la escuela dominical.
Cada escuela debe tener un registro exacto, correcto, de cada miembro
matriculado. Si se conserva tal registro, la iglesia tendrá una información
disponible y definida de un grupo de personas a las cuales le será fácil
ministrar. Ellas ya están matriculadas, lo cual indica que por lo menos tienen
algún interés en la escuela dominical.
(2) Del registro de la iglesia.
Por regla general una iglesia encontrará una larga lista de miembros en
perspectiva para su escuela si confronta la lista de los miembros de la iglesia
con la de la escuela dominical. Debe llenarse una tarjeta de censo para cada
uno de estos miembros no alistados, indicando su nombre, dirección y edad
aproximada.
(3) Por medio de un censo religioso.
Toda iglesia encontrará que es provechoso hacer un censo a lo menos una vez
al año, siempre que sea usado. Vale la pena hacer un censo completo. Si el
trabajo no se hace bien, los resultados serán engañosos. Los pasos necesarios
para hacer el censo son sencillos y pueden ser dados por cualquier iglesia.
(a) Defínase todo el territorio en que se desea tomar el censo.
(b) Distribuyase el territorio por manzanas, calles, caminos o secciones.
(c) Alístense personalmente suficientes empadronadores.
(d) Prepárense las tarjetas del censo y otros materiales. Un modelo de la
tarjeta consta en la página 43.
(e) Señálese el día y hora para hacer el trabajo.
(f) Instrúyase a los que levantarán el censo: ir a cada hogar, usar una tarjeta
para cada individuo, tomar la información de primera mano; llenar cada
blanco en cada tarjeta; tomar la edad exacta de cada individuo; asegurarse de
que las iniciales y los nombres estén correctos.
Cuando se haya terminado llévese la información inmediatamente al templo.
(4) La información deberá ponerse en forma adecuada para que sea útil.
Las tarjetas deberán ser clasificadas. Primero apártense las de todas las
personas que ya están matriculadas en la escuela dominical y las de todas las
que están en vías de pertenecer. Inclúyase en este grupo a los miembros de la
escuela, los miembros de la iglesia residentes en la ciudad, sus familiares, los
bautistas no afiliados, todos los que tengan preferencia por alguna iglesia
bautista, y los que no tengan ninguna preferencia. Las tarjetas restantes pueden
pasarse a otras denominaciones evangélicas.
En segundo lugar, sepárense todas las tarjetas de los posibles miembros de la
escuela, y pónganse aparte hasta que se vaya a hacer el trabajo de graduar las
tarjetas.
Tercero, sepárense todas las tarjetas del departamento de cuna, de párvulos y
de principiantes que ya están en la escuela. También sepárense las tarjetas de
los primarios, intermedios, jóvenes y adultos que no son miembros de la
iglesia, pero que están matriculados en la escuela dominical. Pónganse esas
tarjetas aparte hasta que se quiera hacer la tarea de confrontar la matrícula de
la escuela con las tarjetas del censo.
En cuarto lugar, las tarjetas restantes, desde el grupo de primarios arriba, deben
ser confrontadas con las tarjetas de los miembros de la iglesia local que no
están en la matrícula de la escuela, y todas las repetidas deben ser eliminadas.
En quinto lugar, las tarjetas del censo de todos los matriculados de la escuela
deben ser ahora confrontadas con la matrícula de la escuela para eliminar las
repetidas. Esta comprobación puede hacerse por clases o en forma general.
En sexto lugar, deberán llenarse tarjetas de censo para todos aquellos que están
en la matrícula de la escuela y de la iglesia y que no aparecen en el censo.
Si estas seis sugestiones son seguidas al pie de la letra, tendrá que haber una
tarjeta para cada persona matriculada en la escuela y para cada miembro en
perspectiva, incluyendo los miembros residentes que no pertenecen a la
escuela y que tampoco están en el censo.
El siguiente paso es el de graduar todas las tarjetas en los siete grupos
departamentales recomendados para las escuelas dominicales: del nacimiento a
tres años, departamento de cuna; de cuatro a cinco años, párvulos; seis, siete y
ocho años, principiantes; nueve a doce años, primarios; trece a dieciséis,
intermedios; diecisiete a veinticuatro, jóvenes; y de veinticinco en adelante,
adultos.
Las tarjetas de los varios grupos departamentales deben ser comprobadas de
nuevo y cualquier repetición eliminada. El próximo paso es el importante
trabajo de dividir las tarjetas en clases. Deben establecerse lo más posible
suficientes clases para encargarse de todos los no matriculados en la escuela,
como también para los que ya lo están.
Deberá haber una clase para cada seis u ocho párvulos; y una clase para cada
seis u ocho principiantes. Comenzando con los primarios, las clases deben
separarse por sexos. Deberá haber una clase para cada seis u ocho primarios; y
una clase para cada ocho o diez intermedios. Las clases de jóvenes variarán en
tamaño; deberá haber una clase por cada diez a veinte posibles miembros, y
por cada veinte a treinta adultos. Algunas clases de adultos tendrán menos de
veinte.
Después del arreglo de las tarjetas en grupos por clases, la información estará
lista para ser copiada. Cinco o seis copias de cada clase serán hechas: para el
pastor, el superintendente asociado, el superintendente de departamento (si la
escuela está organizada de acuerdo con este sistema), el maestro y los oficiales
de la clase.

2. Consíganse maestros y oficiales adicionales.


Si se comienzan clases adicionales, será necesario también alistar maestros
adicionales. El problema principal de un pastor y un superintendente, para
levantar una escuela dominical, es conseguir y mantener un adecuado número
de buenos maestros y oficiales.
(1) ¿Por qué procurar maestros y oficiales adicionales?
(a) Porque la Biblia lo enseña así. En Mat. 9:36-38, Jesús dice a sus discípulos
que oren por más obreros. En 2 Tim. 2: 2 Pablo insta a Timoteo a que enseñe a
otros de manera que ellos puedan ir y ser maestros también.
(b) Porque el alcance de la tarea demanda más obreros. La mayoría de las
escuelas dominicales actualmente tienen tanta matrícula como su actual grupo
de obreros puede atender. Si muchos de los que ahora están fuera de las
escuelas dominicales van a ser ganados, las iglesias tienen que seleccionar y
poner a trabajar literalmente miles de oficiales y maestros adicionales en las
actuales escuelas dominicales y en otras escuelas nuevas.
(c) Porque las multitudes alcanzadas están creciendo más cada año. La
población está creciendo año tras año. Es lo que algunos llaman “una
explosión demográfica”. Si la escuela dominical quiere mantenerse a la par con
ese crecimiento, tendrá que alistar maestros y oficiales adicionales.
(d) Porque una escuela dominical que está creciendo provee a la iglesia de una
creciente oportunidad evangelística de una iglesia puede encontrarse en las
crecientes clases de la escuela dominical. Si esto es cierto, entonces el
crecimiento de las clases en la escuela viene a ser una de las tareas más
importantes del pastor y del superintendente de la escuela dominical.
(2) Cómo encontrar maestros y oficiales adicionales.
(a) Orando por ellos. Cuando Jesús vio las multitudes mandó a sus discípulos
que oraran por más obreros. El pastor y el superintendente deben orar y guiar a
la iglesia para que ore por más obreros. Deberá haber oración sin cesar en el
culto de oración, en los demás cultos, en la reunión semanal de maestros y
oficiales, y en los lugares secretos de oración.
(b) Predicando acerca de la necesidad de obreros. El pastor debe predicar
ocasionalmente sobre el privilegio del servicio cristiano; sobre la
responsabilidad del pueblo cristiano; sobre los premios del servicio cristiano, y
sobre la necesidad de más obreros. Tales mensajes ayudarán al pueblo a ver las
oportunidades, sentir la urgencia y aceptar la tarea. También el superintendente
debe hablar acerca de la necesidad de obreros cuando presida la escuela
dominical, y en cualquier otra oportunidad.
(c) Seleccionándolos del registro de la iglesia. El pastor y el superintendente
tomarán el libro de registro de la iglesia y seleccionarán cuidadosamente los
posibles obreros. Quizás estos obreros no tengan experiencia, pero vale la pena
seleccionar las mejores personas posibles y luego prepararlas para su trabajo.
Una lista permanente de probables obreros deberá guardarse, y estos futuros
obreros tendrán sus oportunidades como maestros y oficiales suplentes.
(d) Alistándolos en trabajo definido. Después de tomada la decisión de
comenzar una clase, el pastor y el superintendente deberán tomar la lista de
obreros probables y escoger la persona que crean más conveniente y capaz
para esa clase. Se le pedirá reunirse con el pastor y el superintendente en el
templo para tener una entrevista. Se deberá hacer en el templo para darle
mayor solemnidad a la ocasión, así como para evitar cualquier interrupción.
Después que el asunto haya sido discutido, habrá unos momentos de oración.
Si esa persona no es alistada, debe ensayarse con otra, y así hasta que se
encuentre el obrero que pueda cumplir la tarea.
(e) Animándolos a ser fieles. Los nuevos obreros necesitarán ser animados y
ayudados. Ciertamente, el pastor y el superintendente lo harán, y ayudarán a
los nuevos obreros a triunfar.
Si el pastor y el superintendente hacen estas cinco cosas con seriedad, con
inteligencia, con regularidad, obtendrán los obreros necesarios. Sin embargo,
tienen que comprender que se requiere tiempo, oración y mucho trabajo para
mantener una creciente escuela dominical provista de obreros adecuados.
(3) ¿Cuándo deben conseguirse los maestros y oficiales adicionales?
Deben conseguirse cuando sean necesarios:
(a) Inmediatamente. Sin duda, el presente es el mejor tiempo para comenzar.
Las condiciones, como regla, no mejoran esperando. Si el pastor y el
superintendente estudian la organización presente, no hay duda de que
encontrarán que pueden crearse clases adicionales inmediatamente. Igualmente
verán que el hacer este trabajo renovará y estimulará el interés de las clases y
la escuela.
(b) Periódicamente. Las clases presentes deben ser estudiadas, y con la
frecuencia que las necesidades lo indiquen se organizarán clases adicionales
para asegurar el crecimiento de la escuela. A menos que se comiencen nuevas
clases, el crecimiento cesará pronto.
(c) En el tiempo de promoción. En el tiempo de la promoción cada escuela
dominical debe organizar una o más clases. Es desastroso promover alumnos a
clases que ya están llenas, o a otras donde no congenian por causa de la
diferencia de edades. Dondequiera que haya una necesidad, debe proveerse
con anticipación la clase necesaria, a fin de mantener intacta la clase después
de la promoción. En esta forma, una pérdida grande y seria cesará, y la escuela
dominical seguirá en su marcha ascendente.

3. Provéase espacio adecuado.


En la mayor parte de las iglesias el actual edificio puede arreglarse para dar
cabida a más clases o departamentos, proveyendo así para las necesidades del
crecimiento de la escuela.
En muchos de los templos actuales nuevas clases pueden comenzarse usando
cortinas y biombos. En muchos de los templos no se está usando ni la mitad
del espacio. Una iglesia tenía una clase de veinticinco hombres que ocupaba un
salón suficientemente grande para acomodar los departamentos de primarios e
intermedios con ocho clases cada uno.
Más espacio puede proveerse por la construcción de nuevos edificios. Las
iglesias no deben limitar el crecimiento de la escuela dominical por no estar en
condiciones financieras para levantar edificios costosos. Tales iglesias deben
levantar edificios del tipo que puedan pagar sus miembros, y de esa manera
hacer posible abarcar mayor número de personas.
Debe hacerse que los miembros de la comisión de construcción conozcan las
necesidades de cada departamento de la iglesia. Muchas veces estas
comisiones sin conocimiento de la escuela dominical y de la Unión de
Preparación, han tratado de colocar ambas organizaciones en edificios costosos
pero mal distribuidos, y esto no ayuda al éxito de los organismos. (Ver Manual
para la Escuela Dominical, por F. W. Patterson, páginas 19 al 22.)

4. Prepárese a los obreros.


Después que los obreros adicionales hayan sido seleccionados y alistados,
deben ser preparados para el trabajo que se les ha asignado. No hay muchas
personas versadas en los planes y métodos correctos para realizar el trabajo de
la escuela dominical. Necesitan ser informados. Muchos de los maestros
necesitan constante ayuda y dirección para aprender lo que se debe enseñar y
para dominar los métodos de enseñanza.
El pastor y el superintendente deben procurar que la reunión semanal de
maestros y oficiales se realice, que se ofrezcan cursos de estudios con
frecuencia, haciendo especial provisión para los nuevos y futuros obreros. De
semana en semana, el pastor y el superintendente pueden colocar en manos de
los nuevos obreros una parte de literatura auxiliar para estudiar una fase
importante del trabajo de la escuela dominical. De vez en cuando una
conferencia entre el pastor, el superintendente y los nuevos obreros ayudará a
guiar a los obreros en su preparación.

5. Manténgase una obra constante de visitas.


La visitación es el principal factor en el crecimiento de la escuela dominical.
Este es el paso definitivo para allegarse a las personas. Una escuela dominical
puede tener espacio adecuado y bien arreglado, suficientes clases, excelente
enseñanza y programas atractivos de adoración; pero si no tiene un programa
de visitas, todas estas cosas serán por lo menos un fracaso parcial.
(1) Bases para la obra de visitas.
Las bases se encuentran en la Biblia, ejemplificadas por el Señor Jesús, hechas
imperativas por sus mandatos, magnificadas por sus enseñanzas, practicadas
por los primeros discípulos y, por los maravillosos resultados adquiridos por
los primitivos cristianos, siempre han sido dignas de imitarse y ser usadas por
los cristianos en todas partes.
La Biblia es la autoridad para las visitas, y la condición de las multitudes
perdidas es el incentivo. La compulsión en la parábola de la gran cena, la
importunidad del amigo que llegó inesperadamente a media noche, la
búsqueda de la parábola de la oveja perdida, la continua molestia de la viuda
en la historia del juez injusto, el “buscar diligente” hasta encontrar la moneda
de la parábola, todo enseña a los obreros de la escuela dominical el secreto del
éxito en el visitador y ganador de almas.
La debilidad humana y el amor a la comunidad han alejado a muchos obreros
de los métodos de Jesús y de la práctica de los primitivos discípulos.
(2) Motivos para las visitas.
Debe haber un estímulo interior si los maestros y oficiales están en el continuo
trabajo de visitas. Este estímulo debe estar basado en algo más fuerte y más
elevado que el tamaño de una clase o el porcentaje ganado en el modelo de
excelencia.
(a) La condición de una persona perdida fue lo que trajo a Cristo a esta tierra.
Ese mismo motivo llevó a Pablo a sufrir duramente como un buen soldado de
Jesucristo, guió a Carey a la India, dirigió a Livingstone al Africa y aun hoy
impulsa a hombres y mujeres a vivir para Cristo. Ningún obstáculo por parte
de los maestros y oficiales debe impedirles ir continuamente tras las personas
perdidas.
(b) El valor de una vida. Jesús estableció un valor inestimable sobre la vida.
“¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”
Hasta donde conocemos, la voluntad humana es ilimitada, la capacidad de la
memoria es infinita, la imaginación está limitada únicamente por los alcances
del universo; la profundidad, el aliento y la sublimidad del corazón humano
para amar y simpatizar no tiene límites; el crecimiento espiritual del alma
encuentra su culminación solamente en Aquel que es enteramente amoroso:
Jesucristo.
Sólo las matemáticas celestiales pueden medir la influencia de una vida. El
guiar, modelar y alistar esos ilimitados poderes, capacidades e influencias para
Cristo es el trabajo de los maestros y oficiales de la escuela dominical, y ¡qué
gloriosa obra es ésa …! Tal concepto de una vida debe exaltar la preciosa tarea
de la visitación y de ganar almas para Cristo.
(c) El privilegio de servir a Jesús. María Magdalena, Juana y Susana
ministraron a Jesús en persona. ¿Cómo pueden los cristianos de hoy día
ministrar a Jesús? El dijo: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos
más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mat. 25:40).
(3) Beneficios de las visitas.
Las visitas personales a la manera de Cristo traen ricas bendiciones que no se
pueden tener en otra forma y por otros medios.
(a) La visita provee al maestro valiosa información. Relaciona a los obreros
íntimamente con las necesidades de los alumnos, y esto proporciona un
incentivo poderoso, pues una verdadera necesidad humana apela al corazón de
un cristiano. El contacto personal con algún miembro de la clase que se
encuentra en desgracia da una profunda y fuerte simpatía y pasión a la
enseñanza de un maestro.
Una inversión razonable de tiempo en visitas inteligentes ayudará grandemente
en la preparación del maestro, tanto mental como espiritualmente, para el
importante trabajo de guiar a los miembros de su clase a un verdadero estudio
de la Biblia cada domingo.
(b) Con la visita se ganará el maestro el respeto, el amor y la confianza de su
alumno.
Sin respeto, amor y confianza de parte del alumno, el trabajo del maestro será
“como metal que resuena, o címbalo que retiñe”. La enseñanza será más
efectiva si se mantiene una obra inteligente y regular de visitas.
Los maestros y oficiales compasivos y entusiastas usualmente tendrán
personas entusiastas e interesadas con quienes trabajar. Si el bienestar del
individuo es el principal propósito de los maestros y oficiales, entonces
aquellos que estén en gran necesidad serán los que recibirán la más tierna y
cuidadosa atención. Tal interés tocará el corazón del más indiferente.
Los visitadores cristianos son representantes de Cristo. Ellos procuran
presentar a Cristo a las personas que no lo conocen. Su misión es santa y
requiere manos limpias, mente entendida y corazón compasivo.
(4) Métodos de visitas.
Daremos algunas sugestiones de cómo llevar adelante un programa de
constante visitación en una comunidad.
(a) Es necesario fijar un tiempo definido para las visitas. Ninguna sugestión
encontrará aprobación en todos los lugares, pero debe seleccionarse el mejor
tiempo posible. En algunos lugares una tarde entre la semana puede ser el
mejor tiempo; en otros el sábado por la tarde. La mayoría de las gentes tienen
más tiempo desocupado el sábado por la tarde que en el resto de la semana, y
este tiempo está cerca del domingo para que la visita sea efectiva. Una buena
hora durante el sábado por la tarde es generalmente entre las cuatro y las seis,
o entre las cinco y las siete de la tarde. A estas horas la mayoría de las
personas están en sus casas.
Los obreros deben reunirse en el templo treinta minutos antes de comenzar las
visitas. El superintendente general debe dirigir la conferencia y asegurarse de
que todo está listo.
(b) La visita debe ser personal. La visita personal en que se establecen
relaciones con una persona en particular, y con un propósito definido, dará
como resultado, por lo general, más éxito que la visita general.
Algunos hogares serán visitados por cuatro o seis maestros y oficiales durante
la semana, pero es mucho mejor así que si fuera un solo visitante.
(c) La visita debe tener un propósito definido. Hay muchas clases de visitas,
como la de mera cortesía, la que se hace para ganar un alma, para lograr que la
persona visitada se una a la iglesia, para alistar un obrero, para asignar una
parte de un programa, para mostrar aprecio, o para ver a un enfermo. Cada
visita debe tener su propósito definido.
(d) Trabajos asignados a los obreros. Antes de salir del templo, cada obrero
debe saber exactamente a cuántos ausentes tiene que visitar o a cuántos
candidatos debe entrevistar. Los ausentes de cada clase deben repartirse entre
los maestros y oficiales de esa clase. El superintendente general tendrá una
lista de los ausentes por clases. La acción bien planeada es la que obtiene los
mejores resultados.
(e) Los obreros deben rendir informes. En las reuniones semanales de maestros
y oficiales, o en la conferencia que precede a las visitas, deben darse informes.
Será provechoso que cada obrero dé el informe de las visitas hechas y del
resultado obtenido en las mismas. El informe de un ausente que regresa, el de
un candidato ganado, o el testimonio de alguien que acepta a Cristo como su
Salvador, traerá alegría a los demás e intensificará el interés de todos los
obreros.
(f) Los obreros necesitan ser preparados. El pastor y el superintendente general
tendrán que preparar a los obreros para realizar las visitas. En la mayoría de las
iglesias el hábito de visitar no ha sido formado en los maestros y oficiales, así
que requerirá semanas y meses de preparación para conseguir que todos visiten
cada semana. Esto puede hacerse visitando a los obreros, haciendo hincapié
desde el púlpito, por entrevistas personales, por su propio ejemplo y por
encomiar a los que visitan.
Es tan importante enseñar a los maestros y oficiales cómo visitar como lo es
acostumbrarlos a visitar. Esto puede conseguirse mediante la reunión semanal,
informando de las visitas en que se ha tenido éxito, por medio de
demostraciones y por testimonios personales. Un estudio de las enseñanzas de
la Biblia relativas al trabajo personal será de gran utilidad.
Visitar fue el método usado por Jesús, y es el método que recomendó a sus
seguidores: “Como me envió el Padre… yo os envío.” Este fue el método
usado por los primeros discípulos, y es el que los obreros de las escuelas
dominicales tienen que usar dondequiera para levantar y mantener grandes
escuelas bíblicas.
Muchas escuelas dominicales pueden aumentar el promedio de asistencia
aumentando el número actual de maestros y oficiales, e iniciando un programa
de visitas personales y cariñosas. Las dos personas responsables de conseguir
estos son el pastor y el superintendente general, y mientras ellos mismos no lo
hagan, el trabajo no se hará.
Los cinco pasos que acabamos de presentar son usados generalmente por las
iglesias bautistas. Usando esta fórmula, algunas iglesias han obtenido
resultados maravillosos. La dificultad que muchos tienen es que han usado este
método inadecuadamente y por eso han fracasado en conseguir los resultados
deseados.
Pocas iglesias hacen el esfuerzo de preparar sus maestros y oficiales; sin
embargo, en la mayoría de ellas tales esfuerzos se hacen a medias, de manera
irregular, e incluyen sólo unos pocos obreros. Todas las escuelas tienen algún
local donde reunirse, pero la mayoría de ellas poseen un espacio inadecuado y
mal adaptado.
Todas las escuelas realizan alguna obra de visitas, pero en la mayoría de los
casos sólo incluyen a los matriculados y los esfuerzos son esporádicos y a
medias. Volvemos a decir que muy pocas escuelas preparan a sus maestros y
oficiales en el arte de ganar a las personas.
La diferencia en las escuelas dominicales no es en cuanto a los métodos sino
en el uso de los mismos. Un uso a medias de los métodos trae resultados a
medias. El uso inteligente, regular y vigoroso de estos cinco pasos tendentes a
levantar la escuela dominical, traerá razonables resultados a cualquier iglesia.
Nota de los editores:
Actualmente la nueva clasificación por edades y denominación por niveles
(grupos) recomendada es:

PREESCOLARES ESCOLARES
A — De 0 a 2 años A — De 7 y 8 años
B — De 3 y 4 años B — De 9 a 11 años
C — De 5 y 6 años
JÓVENES ADULTOS
A — De 12 a 16 años A — De 27 a 49 años
B — De 17 a 26 años B — De 50 en adelante

Cuestionario

1. Mencione dos razones basadas en la Biblia para que la escuela dominical


procure atraer a las multitudes.
2. Diga cuáles son las cuatro cosas necesarias para que la iglesia tenga un buen
concepto de la tarea de ir a buscar a las personas.
3. Diga las cinco cosas que la iglesia puede hacer, usando su escuela
dominical, para allegarse a mayor número de personas.
4. ¿Cómo se puede proveer más espacio para tener más clases y departamentos
en la escuela dominical?
5. Mencione las bases para el trabajo de visitación,
Capítulo 3. — La Escuela Dominical y el
Evangelismo Bíblico

I. La Biblia es la Revelación de Dios al hombre.


Los escritores de la Biblia apoyan sus palabras en la autoridad de Dios.
Muchas veces en el Antiguo Testamento se dice: “La palabra de Jehová vino a
mí, diciéndome…” A través de todo el Nuevo Testamento como la palabra de
Dios: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Tim. 3:16). “Porque nunca
la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de
Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:21). Todas las
referencias de Jesús a las Escrituras les atribuyen a éstas un origen divino.
Sin la Biblia el hombre no hubiera conocido el carácter y la personalidad de
Dios. Algo hay en el hombre que le dice que hay un Dios, pero sin la
revelación de la Biblia su conocimiento terminaría allí. La Biblia le dice al
hombre que hay un Dios y le da sus características y atributos. Le dice que
Dios creó al hombre, que lo ama, que es poderoso para salvarle, que está
preparando un hogar para su eterna felicidad. Le dice que la gracia sirve para
el completo perdón de sus pecados y para que sea aceptado en la familia de
Dios. Le dice que Dios lo ha hecho su socio. Le habla de Jesús, de su amor, de
su muerte, de su resurrección, de su poder. Le dice del Espíritu Santo, de su
presencia en el mundo, de su propósito; le habla al hombre de su propia
debilidad, de su pecado, de sus potencialidades. La Biblia revela a Dios al
hombre y le señala el camino a su Dios.

II. El tema de la Biblia es Jesús.


La promesa al hombre caído que aparece en el Génesis se refiere a Jesús. Es
Cristo quien da significado a las genealogías y cronologías. Todas las
ceremonias del Antiguo Testamento señalan a Jesús. Las profecías hablan de él
y de su venida. Los cuatro Evangelios presentan su vida, sus obras, su muerte,
resurrección y ascensión, y predicen que volverá otra vez.
Las epístolas prueban el cumplimiento de sus promesas y demuestran su poder.
El Apocalipsis describe el triunfo final y completo, hablándonos también de su
reino celestial. Jesús es respuesta de Dios al llamado del hombre perdido en
sus pecados (Juan. 5:39, 46). El único remedio que Dios tiene para el pecado
es Jesús. La historia de Jesús brinda alegría inenarrable al desconcertado
hombre pecador.
III. El propósito de la Biblia es la completa salvación del hombre.
En Juan. 20:31, el autor dice por qué fue escrito el libro de Juan; en
2 Tim. 3:15, Pablo da el resultado del estudio regular de la Biblia, y en
2 Tim. 3:16, 17 nos dice, además, el propósito de la Biblia.

1. El corazón del hombre es pecador desde su origen.


De acuerdo con la Biblia el corazón del hombre es pecador por naturaleza
(Sal. 51: 5; Ef. 2: 3; Rom. 3:23; Mat. 12:30; Isa. 53: 6). Esto nos enseña que el
pecado es la condición natural de cada corazón humano, y los pecados son las
consecuencias. El pecado es la raíz, y los pecados, los frutos. De acuerdo con
la Biblia el pecado está en el interior de cada corazón, consumiéndolo, y
ningún grado de cultura, ni suaves y perfumados remedios, ni aun la más alta
moral, desarraigarán el pecado. Sólo el poder de Dios puede perdonar el
pecado.

2. No hay poder humano que pueda desarraigar el pecado.


Hay muchos que sostienen que el individuo es bueno delante de Dios al
principiar su vida y que todo lo que hay que hacer es mantenerlo bueno.
Algunos dicen que lo único necesario es construir una cerca moral alrededor
del niño y mantenerlo alejado del mal. Sostienen que el pecado es algo que
procede de afuera, y que si las personas se mantienen lejos de él, así como los
padres alejan a sus hijos de las enfermedades infecciosas, entonces no habrá
peligro de contaminación. Hay otros que proclaman que la cultura es la cura
del pecado. Alguien ha dicho que si a los individuos se les diera una educación
apropiada, entonces no habría necesidad del evangelismo. Tal punto de vista
no está en armonía con las enseñanzas de la Biblia.
De acuerdo con la Biblia (las Escrituras), ninguna cultura, ninguna instrucción,
ningún sistema de verdades que se enseñe, ni ningún libro que se lea, sirven
para salvar un alma. Todas estas cosas pueden usarse para poner a las personas
bajo la influencia del evangelio y hacerlas cristianas más útiles, pero el
Espíritu Santo es el que hace la obra de la gracia salvadora. Es Jesucristo y no
los conocimientos, lo que salva. El pecado no es un problema que resolver,
sino un mal que vencer, y sólo por el poder de Dios puede vencerse.
No importa a cuántas iglesias pueda uno pertenecer, cuán moral uno sea,
cuántas ventajas culturales posea, a menos que el Espíritu Santo haya hecho su
obra de gracia, y haya engendrado una nueva vida, se es un pecador perdido.
Cuando el pecado llega a ser tan común que no molesta ni perturba a los
obreros cristianos, sus enseñanzas llegan a ser débiles e insípidas. De acuerdo
con las Escrituras, el pecado es una cosa horrenda. Jesús tocó los ojos del
ciego, y se produjo la visión física restaurada; pero para salvar al pecador del
poder del pecado, tuvo que ir a la cruz. Cuando estaba tratando de destruir el
pecado, el sol se oscureció, la tierra tembló, el velo del templo se rasgó y los
muertos se levantaron de sus sepulcros.
Cualquiera que haga caso omiso del pecado, fracasa en la parte más vital del
problema del hombre. Es necesaria la sabiduría, el poder, el amor, la
misericordia y el sacrificio del Dios Trino para perdonar el pecado. No les
conviene a los cristianos jugar con el pecado. En la justa proporción en que
ellos crean perdidos a los pecadores, así los traerán a Cristo, su único Salvador.
Los fariseos podrían resistir la mayoría de las pruebas requeridas de los
cristianos de hoy. ¿Las Escrituras? Ellos las estudiaban. ¿Los credos? Ellos
eran ortodoxos. ¿La iglesia? Eran asistentes regulares a la sinagoga. ¿La
oración? También oraban. ¿Ofrendas? Eran diezmeros. Fue en su actitud hacia
los perdidos y necesitados en lo que ellos faltaron. Cuando Jesús salía a buscar
a los perdidos, ellos se envolvían en los mantos de su propia justicia y le
criticaban diciendo: “éste a los pecadores recibe”.
A menos que los obreros cristianos tengan el punto de vista de Dios sobre el
pecado, no pueden predicar ni enseñar con eficiencia. Un concepto correcto del
pecado es esencia] para que los obreros cristianos sigan yendo a los caminos y
vallados. El diablo tentó a Jesús tratando de hacerlo alejarse de la cruz. El
diablo está tentando a los obreros cristianos de hoy para alejarlos de la cruz.
Mucha de la propaganda del diablo es tan atractiva y razonable, que aun los
mismos cristianos son tentados.

3. La Biblia contiene el único remedio para el pecado.


En Mat. 1:21, Juan. 14: 6 y Hech. 4:12, la Biblia revela la voluntad y el amor
de Dios para con los perdidos. En ningún lugar, excepto en la Biblia, puede
encontrarse el mensaje de salvación. Un estudio de las flores, los pájaros, las
rocas y los árboles, no revelará este mensaje. Ni el uso del tubo de ensayo, ni
la filosofía de los hombres, ni el arte, ni la literatura nos revelarán tal mensaje.
El más grande y eficaz microscopio o telescopio no nos hará conocer el plan de
la salvación, ni nos revelará el amor de Dios hacia las almas perdidas. El
evangelio de Jesucristo, presentado de una manera sencilla y sublime, es la
única esperanza de triunfo espiritual. Las primeras iglesias eran
apasionadamente evangelísticas. Tenían un solo mensaje: Jesús. Sus
enseñanzas se extendían como fuego indomable.
Jesús es aún el único camino. Las naciones vienen y van; las cosas son
temporales y pasan pronto, pero “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los
siglos”. El primer propósito de la escuela dominical es hacer que la humanidad
perdida y pecadora conozca a Dios. Los maestros de la escuela dominical no
pueden saber todo lo que ellos desean, pero deben conocer a Cristo. Al
aprender cómo enseñar, los maestros de la escuela dominical no deben olvidar
qué deben enseñar, y por qué lo enseñan. En todo su trabajo, si ellos son fieles
a las Escrituras, deben poner a Cristo en el centro de todo lo que hacen y
enseñan. El trabajo de la escuela dominical es proveer a muchas gentes el
estudio de la Biblia, y a través de este estudio brindar a muchos el
conocimiento salvador de Jesucristo. La única forma de hacer esto es por
medio del uso de la Biblia.

IV. El evangelismo bíblico requiere el uso de la Biblia.


Si las iglesias van a tener evangelismo bíblico, tienen que usar la Biblia en
todos los trabajos evangelísticos.

1. El Espíritu Santo trabaja por medio de la Palabra de Dios.


El Espíritu Santo es Dios en el mundo enseñando, buscando, redimiendo,
intercediendo, salvando, guiando y ayudando (Juan. 14:26; Ef. 6:17).

2. La enseñanza de la Biblia producirá el evangelismo.


Cuando la Biblia es enseñada debidamente en todas las clases de la escuela
dominical, no solamente hay espíritu de evangelismo, sino se ven también sus
frutos: personas entregándose a Cristo el Salvador.

V. La Biblia es el único libro de texto de la escuela dominical.


Debido a que el propósito de la Biblia es la salvación del hombre, y porque
contiene el único remedio para el pecado, ella ocupa un lugar de suprema
importancia.

1. El pueblo necesita la Biblia.


Los perdidos necesitan el mensaje de la Biblia. Los credos no salvan; la cultura
no salva; la tradición no salva; la belleza no salva; la ética no salva; la
organización no salva. Estas cosas, cuando son usadas correctamente, ayudan;
pero en sí mismas no tienen poder para perdonar el pecado o para dar la vida
eterna. La esperanza de las gentes, individual y colectivamente, se encuentra
en la Biblia.
Los salvados necesitan la Biblia. El alimento para el alma es tan esencial como
el alimento para el cuerpo. La palabra de Dios es el alimento apropiado para el
alma. La Biblia tiene el mensaje de vida para cada necesidad del alma humana.
El plan de salvación para todas las personas se halla en la Biblia.
2. Los bautistas se ven obligados a enseñar la Biblia.
Los bautistas hemos dicho al mundo que la Biblia es nuestra única regla de fe
y práctica. Esta posición nos obliga a enseñar la Biblia y a practicar sus
enseñanzas, siguiéndola en la experiencia y vida cristianas. Nuestra meta es
enseñar la Biblia a toda persona posible.
En vista de nuestra obligación moral de enseñar la Biblia, debemos buscar
solícitamente los mejores métodos y equipos para hacerlo. Los bautistas hemos
desarrollado objetivos para la escuela dominical que van de acuerdo con la
Biblia. También hemos desarrollado un plan de organización que ha
demostrado su valor. Sus métodos de trabajo son fructíferos dondequiera que
se usan inteligentemente. Corresponde a las iglesias estudiar estos métodos,
establecerlos y usarlos vigorosamente, con el fin de que más y más personas
puedan ser guiadas a estudiar la Biblia y a practicar sus enseñanzas.

3. Díos ha confiado su palabra a las iglesias.


Dios ha confiado la promulgación de su palabra a las iglesias. Si las iglesias
son obedientes a Cristo, deben enseñar la palabra de Dios.
La escuela dominical es el agente de la iglesia para enseñar la palabra de Dios
a las multitudes. Las iglesias deben conservar las escuelas dominicales fieles a
la tarea asignada.
Quienes escriben las lecciones bíblicas para la escuela dominical deben ser
fieles a la Biblia. Los miles de maestros y oficiales de la escuela dominical
deben ser hombres y mujeres del Libro.
El propósito de la Biblia es magnificar a Jesús como el Salvador del hombre
caído y perdido. La cruz y la tumba vacía son centrales en la Biblia y en la
obra de Cristo. Si los que escriben las lecciones, y los maestros y oficiales de
la escuela le faltan a Dios en el punto vital de la enseñanza de la Biblia, son
traidores al Señor.
Hay millones de almas perdidas al derredor nuestro. Provienen de hogares de
cultura y refinamiento, y de hogares de pobreza e ignorancia; de las anchas
avenidas y de las calles principales, y de las apartadas callejuelas de
sufrimiento y necesidad; de las grandes ciudades y del campo; de los colegios
y universidades y de millones de analfabetos. Cristo murió para proveerles un
camino de escape del pecado. El está esperando que las iglesias sean fieles a su
palabra.
Los obreros de la escuela dominical deben tener presente que si a la mayoría
de las gentes no se les enseña la Biblia en la escuela dominical, habrá muy
pocas oportunidades de que aprendan una palabra de la Biblia. Esto es cierto
sin distinción de edad. Es casi absolutamente cierto con relación a las almas
perdidas. La enseñanza de la Biblia ha sido en alto grado confiada a las
escuelas dominicales. Este hecho hace urgente que las iglesias la usen en la
mejor forma posible.

4. La escuela dominical tiene su fundamento en la Biblia.


Un gran educador cristiano dijo una vez:
“El trabajo de la escuela dominical es triple: primero, enseñar las Escrituras;
segundo, enseñar las Escrituras; y tercero, enseñar las Escrituras.”
El oficio de una escuela dominical es allegarse a la gente para enseñarle la
Biblia. Los temas populares pueden ser interesantes, y muchos de ellos pueden
tener un gran valor ético; no obstante, ninguno de ellos, ni aun todos juntos,
pueden ocupar el lugar de la Biblia.
El diablo está en contra del estudio de la Biblia. Está haciendo todo lo posible
porque las escuelas dominicales substituyan el estudio de las Escrituras por el
estudio de los problemas sociales, cuestiones morales, etcétera. El pecado es la
causa. Estas cosas son sólo síntomas fácilmente discernibles. La Biblia posee
el único remedio para el pecado, y toda persona necesita conocer y aceptar ese
remedio.
La escuela dominical está fundada sobre la Biblia. Quítese el fundamento, y la
escuela caerá. Consérvese la Biblia como fundamento, y la escuela continuará
creciendo.

VI. La escuela dominical practicando el evangelismo bíblico.


No es necesario pedir disculpa por la frecuente repetición de llegar, enseñar y
ganar almas. Estos términos son el corazón y alma del trabajo de la escuela
dominical.

1. Una escuela dominical debe matricular a los inconversos.


Una iglesia puede usar su escuela dominical para ganar a los perdidos.
Dondequiera que la escuela dominical haya sido debidamente organizada y
utilizada, almas perdidas han sido ganadas. Hay muchos perdidos matriculados
en las clases de primarios e intermedios de las escuelas dominicales. En las
escuelas dominicales bien organizadas y que funcionan debidamente, la
mayoría de los primarios e intermedios han sido ganados.
Los niños y niñas son fáciles de ganar para la escuela dominical, y las iglesias
sabias se esforzarán porque su escuela dominical esté organizada y
funcionando de modo que se gane a todos los niños y niñas de la comunidad
para el estudio de la Biblia. Si los primarios y los intermedios son traídos a la
escuela dominical, instruidos en la Biblia y llevados al culto de predicación, la
iglesia tiene la gran oportunidad de ganarlos para Cristo.
Por otra parte, hay un número muy reducido de inconversos matriculados en
las clases de jóvenes y adultos. A primera vista esto parece indicarnos que las
escuelas dominicales están ganando a niños y niñas antes de que abandonen las
clases de primarios e intermedios. Esto es verdad, pero en parte solamente. Lo
cierto es que las escuelas dominicales bautistas están perdiendo la mayoría de
los matriculados que no son guiados a Cristo antes de los primeros dos años
que pasan en el grupo de intermedios.
El hecho de que hay pocos inconversos matriculados en las clases de jóvenes y
adultos, es una de las más serias denuncias que se pueden hacer de estos dos
grupos. La causa de esta seria situación es generalmente la falta de una
organización debida. Dondequiera que los dirigentes administrativos han
organizado un número suficiente de clases para jóvenes y adultos, y han
instruido a los obreros, incluyendo a los oficiales de las clases, gran número de
inconversos jóvenes y adultos han sido ganados para la escuela dominical.
Las iglesias actuales pueden ganar a muchos perdidos a través de la escuela
dominical en las misiones (locales o anexos). Hay una gran necesidad en las
iglesias del presente de fomentar y sostener esta clase de trabajo. El porcentaje
de inconversos es mucho mayor en lugares donde no hay escuelas dominicales.
Los maestros y oficiales de la escuela dominical deberán comprender que son
responsables por aquellos que no están matriculados en la escuela, así como
por los que lo están.
La historia de la oveja perdida, del capitulo 15 de Lucas, debe ser estudiada
una y otra vez hasta que los maestros y oficiales se sientan responsables por las
almas perdidas que no están en la escuela dominical.

2. Una escuela dominical debe enseñar la Biblia a los


perdidos.
La Biblia contiene muchas y preciosas promesas para el perdido. (Isa. 1:18;
Heb. 7:25; Isa. 53: 4-6; Juan. 3:16; Rom. 10: 9-11; Rom. 10:13). Estas son sólo
unas pocas de las muchas promesas para los perdidos. La tarea de la escuela
dominical es enseñar a todos aquellos que no son cristianos lo que la Palabra
de Dios dice concerniente a los perdidos.
El obrero de la escuela dominical debe estudiar la parábola del sembrador. El
oficio del obrero de la escuela dominical es sembrar la buena semilla, que es la
Palabra de Dios. El Espíritu Santo es el poder, y el obrero cristiano es el
instrumento usado por el Espíritu Santo para sembrar la palabra en la mente y
el corazón de los pecadores. El campesino abona el terreno y planta la semilla,
pero el poder para germinar y hacer crecer viene de otra fuente. Así el obrero
cristiano, cultiva los corazones de las gentes y siembra la Palabra de Dios, pero
el Espíritu Santo efectúa la obra de la regeneración.
El campesino debe sembrar buena semilla, o no habrá siega. Así también debe
el obrero cristiano sembrar la buena semilla, que es la palabra de Dios, para
realizar una buena cosecha espiritual.
Dios promete bendecir su palabra: Isa. 55:10-11; Sal. 126: 6.
Los obreros de la escuela dominical deben asegurarse de que guían a los
pecadores hacia el Cordero de Dios, no hacia ellos mismos. Un maestro sabio
puede sembrar eficientemente la semilla de la Palabra de Dios en el corazón de
un pecador, pero es la palabra por medio del Espíritu Santo, y no la habilidad
del maestro la que hace la obra. Con la palabra el Espíritu Santo puede romper
el corazón de piedra, puede abrir los ojos del ciego y permitirle ver la luz de la
salvación por la gracia de Dios. El evangelio es según las Escrituras, y no
según la sabiduría o los métodos del maestro. El hecho de que la Biblia y sólo
la Biblia contiene la senda de vida, y el otro hecho de que las personas que no
están en la escuela dominical no estudian la Biblia, hacen que el trabajo de la
misma sea de suma importancia. Si una iglesia no usa su escuela dominical en
la mejor forma posible, la mejor oportunidad para ganar a los perdidos ha sido
despreciada.

3. Una escuela, dominical debe llevar a los perdidos a los


cultos de predicación.
¿Cómo puede una iglesia usar la organización de la escuela dominical para
traer las almas perdidas al culto de predicación?
(a) Es necesaria una correcta evaluación del culto de predicación como medio
de ganar a los perdidos para Cristo.
Una de las grandes necesidades de los oficiales y maestros es comprender el
valor eterno de la predicación, tanto para ellos como para sus discípulos.
Todos los oficiales y maestros deben tener una gran compasión por los
perdidos, y una correcta evaluación del culto de predicación como ocasión de
confesión pública.
Cada individuo que asiste a la escuela dominical debe asistir a los cultos de
predicación de la palabra de Dios. Los párvulos y principiantes pueden
sentarse con sus padres. Es sumamente importante que los primarios e
intermedios asistan regularmente. Los jóvenes y los padres y madres deben
sentirse culpables y avergonzados si se van justamente cuando este culto está
empezando. Sí lo hacen, con su ejemplo están diciendo a los perdidos y a los
niños y niñas que no sienten la necesidad del culto de predicación, o que le
atribuyen muy poca importancia.
El pastor debe recordar la oportunidad evangelística mientras prepara su
sermón. En este culto habrá muchos primarios, así como personas mayores que
necesitan un Salvador.
(b) La actitud determinante del pastor.
La actitud del pastor será de amor, interés y cooperación hacia la escuela
dominical. Casi nunca es bueno que un pastor critique a los maestros y
oficiales que no asistan al culto de predicación. No muchos de ellos
responderán a las críticas. Los maestros y oficiales responderán al amor, la
simpatía y la instrucción. Ellos también son seres humanos con debilidades No
obstante, la mayoría de estos obreros seguirán la dirección del pastor si éste les
ama, les intruye y les guía.
Las conferencias personales con los maestros relativas a la salvación de los
perdidos en sus clases, ayudarán a atraer la atención hacia la predicación.
(c) La relación de la asistencia en la escuela dominical y el culto matutino.
En muchas iglesias todos los que vienen a la escuela dominical se quedan para
el culto de predicación. Siendo así muchos no han pensado en la necesidad de
la escuela dominical como un medio de conseguir la asistencia al culto
matutino de predicación. No obstante, la asistencia en los cultos de estas
iglesias crecería en proporción al crecimiento de la asistencia de la escuela
dominical. Por tanto, los pastores observarán que las oportunidades de ofrecer
a los perdidos el evangelio, aumentan según la forma en que ellos trabajen en
la escuela dominical.
(d) El culto unificado ayuda.
Culto unificado significa que la escuela dominical no se despide, sino que se
une a la hora de la predicación. Dondequiera que esto se haga en la forma
debida y con espíritu recto, contribuirá a vigorizar el culto.
(e) El sistema de los seis requisitos es útil.
El sistema de los seis requisitos subraya la importancia de la asistencia al
culto, y si es usado en la escuela dominical por el pastor, el superintendente,
los maestros, oficiales y alumnos, será de gran ayuda. El uso de este sistema de
registros e informes se trata en el Capítulo 7.
4. Los maestros y oficiales de la escuela dominical deben
ganar a los perdidos.
Los maestros y oficiales constituyen una compañía de ganadores de almas.
Tienen una oportunidad continua, íntima y vital de ganar a los perdidos. Existe
oportunidad proporcionada a través de la asociación constante por un período
de meses y a veces de años. Existe la oportunidad del trato personal, el cual es
eficaz y esencial para ganar a los perdidos. Las oportunidades para el trabajo
personal son muchas: durante la semana en las visitas regulares, la reunión de
la clase, las reuniones sociales, y las relaciones que se realicen a propósito.
Hay también oportunidades los domingos antes de empezarse la escuela
dominical, durante el transcurso de la misma y en el culto de adoración. Quizás
el medio más eficaz de lograr la asistencia de los inconversos a los cultos de
predicación es el trabajo personal en lo que toca a los maestros y oficiales. La
relación íntima del alumno y el maestro hace posible la relación personal con
los padres a favor de los niños y niñas que no son cristianos.
Los pastores y superintendentes deben hacer un estudio cuidadoso de la
escuela dominical como una agencia evangelística por las siguientes razones:
porque la Biblia contiene el único remedio contra el pecado, y la escuela
dominical es la agencia que trata de enseñar la Biblia a los perdidos; porque
abarca gran número de almas; y porque puede ser usada para llevar a los
inconversos al culto de predicación.

Cuestionario

1. ¿Cuál es el libro de texto de la escuela dominical?


2. Dé varias razones por las cuales es importante enseñar la Biblia.
3. ¿Cuáles son algunos deberes de la escuela dominical con los inconversos?
4. ¿Cuáles grupos de la escuela dominical deben asistir a los cultos de
predicación, y por qué?
5. ¿Cómo ayuda la escuela dominical para que las personas asistan al culto de
predicación del domingo por la mañana?
Capítulo 4. — La Escuela Dominical y el
Alistamiento

I. La enseñanza del Nuevo Testamento sobre el alistamiento.


Hay cuatro distintas fases del alistamiento cristiano enseñadas en el Nuevo
Testamento: crecimiento, mayordomía, servicio y ofrendas. Haremos un breve
estudio de las cuatro fases.

1. Incluye la idea del crecimiento.


El alistamiento, como se enseña en el Nuevo Testamento, significa ante todo,
el crecimiento del individuo cristiano. Esto significa crecer a semejanza de
Cristo. La enseñanza de las Escrituras sobre el crecimiento cristiano es
definida y clara. (Mat. 25:14-29; Ef. 4:14, 15; Fil. 3:10-14; 2 Ped. 3:18;
1 Ped. 2: 2).
Es un serio error cuando una iglesia considera al nuevo cristiano como si fuera
ya maduro; y es una tragedia si el mismo cristiano tiene tal concepto. Después
de la regeneración, el trabajo de hacer que los nuevos convertidos se
desarrollen en hombres y mujeres espiritualmente maduros, por el estudio de la
palabra de Dios, es el trabajo más importante de una iglesia.
Hay muchos ejemplos en el Nuevo Testamento que ilustran el crecimiento
cristiano. El crecimiento de los apóstoles en la gracia de Cristo es un ejemplo
de las posibilidades de la vida cristiana. Otro ejemplo está en la parábola de los
talentos (Mat. 25:14-30).
Indudablemente, hay muchas ilustraciones en la vida de nuestras iglesias y
entre nuestros conocidos que nos muestran un maravilloso crecimiento
cristiano, así como también hay multitudes de vidas malgastadas en abusos y
negligencias.
Muchas veces se oye el lamento: “¡Cuánto pierde la denominación!”; pero el
individuo es olvidado. Una iglesia neotestamentaria está formada por
individuos de responsabilidades individuales. La tarea de una iglesia es ayudar
a cada individuo a desarrollar su vida cristiana. Un profundo anhelo de servicio
está latente en el alma de cada hijo de Dios.
Es razonable que si las iglesias dieran atención personal al alistamiento de
cada miembro en el estudio bíblico y el servicio cristiano, habría menos
dificultad para conseguir los obreros y el dinero para la obra misionera.
2. Enseña la doctrina de la mayordomía.
El Nuevo Testamento enseña que Dios es el dueño y que el hombre es el
mayordomo.
(1) Dios es el dueño.
La mayordomía del Nuevo Testamento incluye el concepto de Dios como
creador y dueño de todas las cosas; también incluye la fe en un Dios
omnisapiente, omnipotente, misericordioso y amoroso (1 Cor. 6:19, 20;
Stg. 1:17).
(2) El hombre es el mayordomo.
La mayordomía del Nuevo Testamento abarca todo en nuestra vida: tiempo,
talentos, influencia, posibilidades, posesiones, personalidad; todo lo que uno es
o puede ser. No hay duda de que los miembros de muchas iglesias piensan que
la mayordomía es un sacrificio gravoso, dar algo, o separarse para siempre de
lo que es de uno. La mayordomía del Nuevo Testamento es todo lo contrario.
Significa que Dios da capital a cada individuo: vida, habilidades,
oportunidades, personalidad y poder para usar ese capital. El Nuevo
Testamento enseña que Dios bendice al buen mayordomo y le da su
recompensa. Entonces Dios da al mayordomo todo lo que resulte provechoso
(1 Ped. 4:10; Luc. 19:12, 13; Mat. 25:14-30).
La mayordomía del Nuevo Testamento provee al cristiano de una buena
oportunidad para hacer una segura y provechosa inversión de vida, de toda su
vida. Un acertado concepto de lo que es la mayordomía del Nuevo Testamento,
salvaguarda al cristiano contra el malgasto de su tiempo, talentos, posesiones,
oportunidades y posibilidades.
No hay ninguna pérdida de los valores reales en la práctica debida de la
mayordomía del Nuevo Testamento. El cristiano tiene toda ganancia y ninguna
pérdida de valor siendo buen mayordomo de Dios: felicidad, crecimiento del
alma, contento, mayores oportunidades, el amor de Dios (“Dios ama al dador
alegre”) y una recompensa eterna, son algunos de los valores de una buena
mayordomía cristiana.
Una práctica correcta de la mayordomía brinda el gozo y la emoción que sentía
Pablo cuando escribió 2 Tim. 4: 7, 8.
El principio fundamental de la mayordomía es “Dad, y se os dará …”
(Luc. 6:38). Es evidente que los cristianos en lo general no han aprendido la
belleza, la gloria y el valor que encierra la mayordomía del Nuevo Testamento.
El dinero no es el todo de la mayordomía. El dar de una manera inteligente es
sólo un resultado de la misma. La mayordomía es bella y gloriosa en su
compañerismo y sociedad. Es también de inestimable valor porque presenta la
oportunidad para una provechosa y segura inversión de vida.

3. Comprende el espíritu de servicio.


El bendito privilegio del servicio cristiano es una de las doctrinas más claras
del Nuevo Testamento. Se encuentra casi en cada página del mismo. El
corazón del cristianismo es el servicio (Mar. 10:45). La grandeza se mide por
el servicio.
Cada cristiano está divinamente obligado a dar de su tiempo al servicio
cristiano. El dar sumas de dinero a intervalos uniformes no toma el lugar del
servicio personal de una vida. Un hombre que tenga que enseñar una clase en
la escuela dominical, o dirigir una Unión de Preparación, no puede cumplir su
obligación personal con sólo dar unos cuantos pesos extra de sus entradas. El
servicio cristiano es un asunto personal, como lo es el de la salvación.
En todo servicio cristiano hay una bendición reflejada: el que da, recibe; el que
pierde, halla; el que siembra, cosecha. “Echa tu pan sobre las aguas; porque
después de muchos días lo hallarás” (Ecl. 11: 1).
La mayordomía del Nuevo Testamento incluye la entrega de la devoción del
corazón y del servicio de la vida. Cuando se hace esto, uno encuentra dulce
comunión y una profunda satisfacción en dar y servir. Los cristianos pueden
dar de su tiempo y esfuerzo personal. Hay muchos caminos abiertos en los
cuales los hombres y las mujeres pueden dar de su tiempo, como por ejemplo,
enseñar una clase en la escuela dominical, dirigir una Unión de Preparación,
hacer un esfuerzo personal para salvar a los perdidos. Cuando Cristo está en lo
más íntimo de nuestro corazón, nos impulsa a trabajar en su obra (Juan. 9: 4).

4. Ordena la práctica de dar.


(Hech. 20:35; 2 Cor. 9: 6, 7; 1 Cor. 16: 1, 2).
La mayordomía encuentra su expresión práctica cuando se sirve y se da. Si un
cristiano sigue el plan del Nuevo Testamento en cuanto al dar, también
cumplirá sus responsabilidades espirituales. Los cristianos necesitan dar no
solamente para satisfacer las necesidades que hay en la obra, sino también para
su propio crecimiento espiritual. Deben dar para que no sean egoístas. Es muy
importante conseguir el interés, el amor y la devoción de hombres, mujeres y
niños. Dios ama más a los hombres que al dinero. La historia del joven rico es
un ejemplo de esto. Jesús no deseaba el dinero de este joven, sino que quería
para él las cosas más nobles que se pueden tener en la vida. Nadie está
obligado a dar de su dinero para ser miembro de la iglesia. Se debe dar para
guardar al alma de la codicia y el egoísmo: “Más bienaventurado es dar que
recibir” (Hech. 20:35).
No hay tanto gozo permanente en ganar y guardar, como lo hay en dar con
sabiduría. Los cristianos crecen en la vida espiritual, tienen paz y gozo cuando
rinden su vida a Dios, cuando estudian la Biblia metódicamente, y dan
generosamente de su vida y sus fuerzas.

II. Los cristianos y el alistamiento.


Para los cristianos, el alistamiento tiene que ver con las actitudes y la
participación que las personas y las iglesias tengan en relación con la obra del
reino de Dios.
La Biblia es la única norma para nuestras iglesias, y Cristo es el único Señor
de sus creyentes. Pero será inútil que las iglesias digan que la Biblia es la única
autoridad, y que Jesús es el Señor y Maestro de toda vida cristiana, si no se
esfuerzan en practicar todas las enseñanzas del Nuevo Testamento, y si no
obedecen a Cristo ni guardan todas las cosas que él mandó.
Las demandas de dinero estimulan a las iglesias a proponerse metas sin
preparar los corazones de las personas que van a dar el dinero. Quizás muchas
veces las iglesias han “cosechado” el dinero en la forma que tenían a su
alcance, pero les faltó sembrar, regar y recoger. Esta actitud pone el mayor
énfasis de alistamiento en el dinero. ¿No es cierto que cuando se fertiliza y se
cultiva de una manera correcta, el buen fruto será el resultado normal? Cuando
las iglesias miden sus esfuerzos en el alistamiento por las enseñanzas del
Nuevo Testamento, notan una gran falta.

III. La escuela dominical como un medio eficaz de alistamiento.

1. Es una agencia de la iglesia.


Los oficiales y maestros de la escuela dominical son elegidos por la iglesia, y
su trabajo es asignado por la misma. La escuela dominical es la misma iglesia
organizada para allegarse a las personas, enseñar la Biblia, ganar a los perdidos
y alistar y perfeccionar en la obra a los miembros de ella.

2. Una escuela dominical bien organizada usa un buen grupo


de personas.
Por medio de la escuela dominical es posible proporcionar a la mayoría de los
miembros de la iglesia un lugar de servicio atractivo y útil; es un lugar ideal
para el trabajo de un cristiano. En ella el individuo puede encontrar una
oportunidad de comunión, de estudio, de crecimiento y servicio cristiano; el
individuo puede multiplicar sus esfuerzos en cooperación con sus hermanos.
Una iglesia puede proporcionar en la escuela dominical un lugar para estudiar
la Biblia y también para que todos los cristianos puedan cultivar sus talentos.
Si los pastores y los superintendentes de las escuelas dominicales se decidieran
a organizar la escuela para satisfacer las necesidades de los individuos, las
clases grandes serían divididas en pequeños grupos para dar una mejor
atención individual; también se organizarían nuevas clases para proporcionar a
hombres y mujeres oportunidad de desplegar los talentos que Dios les dio;
unos pueden ser maestros, otros oficiales, y otros ganadores de almas.
El principio básico para organizar una escuela dominical debe ser el deseo de
satisfacer las necesidades de los individuos, tales como la conversión, el
crecimiento en la vida espiritual y el alistamiento para el servicio cristiano.
El señor Arturo Flake, cuando habla de la escuela dominical, dice:
“En esta organización todos los miembros de la iglesia hallan oportunidad
para servir. Aquí el pastor dispone de un campo fértil para utilizar a todos los
miembros en el servicio de Cristo.”
Las oportunidades de los miembros para trabajar se limitan sólo cuando el
pastor y el superintendente no tienen visión suficiente. Muchos obreros
cristianos testifican que realizaron su primer trabajo cristiano en la escuela
dominical, y muchos pastores tuvieron sus primeras experiencias como obreros
en ella. Muchos testifican de las bendiciones recibidas como maestros y
oficiales de la escuela dominical.

3. La escuela dominical sirve al individuo.


La escuela dominical es para bien individual. Su organización y sus lecciones
están planeadas para satisfacer las necesidades individuales de los alumnos.
(1) La escuela dominical está bien graduada.
La graduación por edades de la escuela dominical hace posible preparar
lecciones graduadas. Hay lecciones bíblicas sobre alistamiento, las cuales
pueden ayudar a los miembros de cada clase a encontrar campos de servicio de
acuerdo a su edad y sus habilidades.
(2) Las clases pequeñas ayudan al individuo.
Una de las razones más importantes por qué tener clases pequeñas es que hace
posible dar atención individual a cada alumno. Las organizaciones existen no
sólo por existir, sino con el propósito de proporcionar un medio para ganar,
usar y desarrollar a los individuos. Algunos pastores y superintendentes se
cansan porque siempre tienen que llevar toda la carga de las organizaciones;
quizás están cansados de buscar personas para completar una organización;
pero si concibieran esto como un medio para desarrollar y usar a los
individuos, recibirían gozo en vez de preocupaciones.
En verdad una iglesia no está bien organizada mientras no tenga un lugar
donde cada persona pueda estudiar la Palabra de Dios y desarrollar los talentos
que Dios le ha dado. En muchas iglesias no hay suficientes clases para los
jóvenes y adultos, mucho menos clases para los que no son miembros.
(3) La escuela dominical puede retener a los individuos desde que nacen hasta
que son adultos.
Los maestros y oficiales de la escuela dominical pueden empezar con los niños
cuando están en la edad más impresionable, y ayudarlos para que en sus vidas
futuras quieran hacer lo que dice el Nuevo Testamento sobre la mayordomía.
La escuela dominical tiene alumnos de todas las edades. Cuando el alumno
avanza en edad, pasa de una clase a otra. La escuela tiene un lugar para cada
individuo durante toda su vida. El alistamiento incluye la idea de crecer, y el
crecimiento requiere tiempo. La oportunidad para el alistamiento del individuo
en la escuela dominical es inmensa, porque la influencia de la escuela se
relaciona con el individuo durante toda su vida.
Por ser una agencia de la iglesia, porque usa muchos miembros de la iglesia, y
porque tiene departamentos y clases de distintos grados, la escuela dominical
ayuda al individuo en toda su vida, y la iglesia ofrece por medio de ella una
eficaz oportunidad para el alistamiento.

IV. Usando la escuela dominical en el alistamiento.


Sugerimos cuatro maneras en que una iglesia puede usar la escuela dominical
en el alistamiento neotestamentario.

1. Desarrolla al individuo.
Hay doce cosas que una escuela dominical puede hacer por el individuo. Los
maestros y oficiales de muchas clases deben saber que la escuela existe para el
individuo; también es necesario que sepan que la escuela dominical está
dispuesta a servir al individuo durante toda su vida. Una clase sola no podrá
hacer todas estas doce cosas, pero todas las clases trabajando juntas pueden
hacerlo todo para el individuo.
(1) Llegar a él.
(2) Retenerlo.
(3) Enseñarle la Biblia.
(4) Instarlo a asistir a los cultos de predicación.
(5) Ganarlo para Cristo.
(6) Guiarlo a hacerse miembro de la iglesia.
(7) Alistarlo en la Unión de Preparación.
(8) Enseñarlo a orar.
(9) Guiarlo en su lectura.
(10) Animarlo a ganar almas para Cristo.
(11) Alistarlo en algún trabajo en la iglesia.
(12) Alistarlo a ofrendar de acuerdo con la Biblia.

2. Enseña la mayordomía.
Un superintendente de la escuela dominical debe estudiar y practicar la
mayordomía como la enseña el Nuevo Testamento, instruir a sus oficiales y
maestros, y dirigirlos a practicar dichas enseñanzas. Por medio de los maestros
y oficiales, y de programas especiales, la iglesia puede enseñar a sus miembros
y proveerles frecuentes oportunidades de dar. Los libros de mayordomía y
misiones para obreros de la escuela dominical y la Unión de Preparación deben
ser usados por los pastores y superintendentes.

3. Guía a cooperar en la obra misionera.


¿Cómo puede usarse una escuela dominical en el trabajo misionero? Hay
muchas oportunidades y muchos métodos, y todos se pueden usar. Damos aquí
algunas sugestiones prácticas.
(1) Orando por los misioneros y la obra misionera.
Todos los miembros pueden tomar parte en la predicación del evangelio por
todo el mundo orando unidos. Muchas oraciones públicas son generales, pero,
¿no es mejor cuando son definidas? El pastor, el superintendente y los
maestros deben presentar asuntos definidos para orar por ellos.
(2) Enseñando clases de estudio misionero.
Todas las iglesias deben tener una semana durante el año para estudiar las
misiones. Los oficiales y maestros deben ayudar en estas clases. En las iglesias
pequeñas el pastor debe invitar a todos los oficiales y maestros y enseñarles un
libro misionero. Otras necesitan más clases. Cuando los maestros y oficiales
estudien con inteligencia las condiciones y las necesidades, sentirán gran amor,
mayor interés y gran devoción por la causa de las misiones.
(3) Leyendo libros y revistas misioneras.
Todas las iglesias deben tener una biblioteca. Esto no sólo es posible, sino que
es necesario. Esta biblioteca debe tener muchos buenos libros misioneros. El
pastor y el superintendente pueden usar la escuela dominical para lograr que
más personas lean los libros. Muchos periódicos, revistas, folletos y otras
lecturas se pueden obtener fácilmente. El pastor y el superintendente deben
alentar a sus maestros a suscribirse a algunos periódicos misioneros.
(4) Observando los días especiales.
La escuela promoverá activamente las empresas misioneras de la organización
nacional, y se esforzará por realizar las actividades recomendadas por la
misma.
(5) Usando las lecciones de la escuela dominical.
Se puede encontrar un énfasis misionero en cada lección. El pastor y el
superintendente en la reunión de maestros deben llamar la atención acerca de
las verdades misioneras de las lecciones. Si lo desea, el maestro tiene
oportunidad para mantener el interés de su clase en las actividades misioneras.
Las enseñanzas de la Biblia son una fuente de inspiración misionera. El
cristiano que no conoce las verdades de la Biblia casi nunca tiene interés en las
causas misioneras. Seguramente una iglesia no puede hacer nada mejor por la
causa misionera que enseñar la Biblia.
(6) Preparando a los maestros para enseñar misiones.
Es un privilegio de los pastores y superintendentes preparar a los maestros para
enseñar misiones. Esto puede hacerse en clases especiales, en las reuniones
semanales de oficiales y maestros, y por medio de los libros misioneros.
(7) Usando la reunión semanal de maestros y oficiales de la escuela
dominical.
El pastor encontrará en la reunión de los maestros una oportunidad grande para
realizar mejor sus anhelos para la iglesia. Los mejores obreros se encuentran
en esta reunión, y esto le da una oportunidad magnífica para informar, inspirar
y guiar en el programa de misiones.
(8) Teniendo programas misioneros en la escuela dominical.
El período de apertura de la escuela dominical sirve para presentar información
misionera. Con frecuencia se deben presentar programas interesantes sobre las
misiones.
(9) Aprovechando la cooperación de la Unión de Preparación y de la Unión
Femenil Misionera.
La Unión de Preparación presenta una oportunidad grande para enseñar y
alistar a los miembros de la iglesia en las actividades misioneras. También las
reuniones femeniles ofrecen una oportunidad para presentar una información
misionera y alistar a las mujeres para que ayuden en las actividades misioneras
de la iglesia.

4. Instruye sobre el plan semanal de ofrendas.


Toda iglesia puede usar la escuela dominical para alistar a sus miembros para
que hagan la promesa de ofrendar cierta cantidad cada semana, y también
puede ofrecerles la oportunidad de dar cada semana lo que hayan prometido.
Es necesario que la iglesia utilice la organización de la escuela dominical en su
programa financiero, y ofrece semanalmente la oportunidad de estudiar la
Biblia, adorar, estudiar las misiones y ofrendar.

Cuestionario

1. ¿Cuáles son las cuatro fases del alistamiento cristiano según el Nuevo
Testamento?
2. ¿Qué significa para los cristianos el alistamiento?
3. Mencione las tres razones por las cuales la escuela dominical es la mejor
agencia de la iglesia para el alistamiento.
4. ¿Cómo puede usarse la escuela dominical para el alistamiento misionero?
5. ¿Qué tiene que ver el alistamiento con las ofrendas semanales?
Capítulo 5. —
El Pastor Guiando a la Escuela Dominical

I. Oportunidad del pastor en la escuela dominical.


Las oportunidades que ofrece la escuela dominical para promover el trabajo de
la iglesia, cuando son bien apreciadas, traen al corazón del pastor confianza,
consuelo, seguridad y valor. Esto es cierto especialmente en las iglesias donde
no hay pastor fijo y no tienen cultos regulares cada semana. La escuela
dominical ofrece una manera eficaz de fomentar mucho del trabajo de la
iglesia. La organización de la escuela dominical puede ser ensanchada hasta el
tamaño que la iglesia desee, proveyéndose de este modo un número suficiente
de obreros. Y como la escuela dominical es una agencia de la iglesia, sus
miembros pueden ejecutar cualquier trabajo que la iglesia tenga que hacer.
Cuando el pastor usa sabia y enérgicamente la escuela dominical, recibirá
grandes dividendos de la inversión hecha.

1. Evaluación correcta de la escuela dominical.


Hay tres actitudes prevalecientes entre los pastores respecto a la escuela
dominical. La primera es la de aquellos pastores que no le dan ninguna
atención o simplemente la toleran. En tales casos la escuela dominical es una
desilusión para tales iglesias, y aunque ella no tiene la culpa, sin embargo, a
menudo se le critica porque no logra las cosas que se supone debe lograr.
La segunda actitud es la de los pastores que ponen su mayor énfasis en las
implicaciones sociales del evangelio, y la de ciertos otros que apelan más al
lado estético y cultural de la vida. Una escuela dominical encuentra un lugar
mínimo en tales iglesias, pues el principal motivo y propósito de ella es el
evangelismo bíblico.
En tercer lugar están los pastores que reconocen en la escuela dominical su
más provechoso medio de ganar a los perdidos y enseñarles la Biblia y el plan
de la salvación. Dondequiera que esta última actitud prevalezca, las
posibilidades de usar la escuela dominical para ganar a los perdidos son
inmensas.

2. Conocimiento de los miembros de la iglesia por medio de la


escuela dominical.
La escuela dominical ofrece al pastor los medios de conocer a los miembros de
su iglesia. Además del trato personal que pueda tener con cada uno de los
individuos que forman su iglesia, o los miembros de la escuela dominical,
puede mantenerse en relación con los maestros y oficiales, y por medio de
éstos, con todos los que integran la iglesia y la escuela.
El pastor puede usar la organización de la escuela dominical para localizar y
relacionarse con aquellos que no son miembros de la iglesia o de la misma
escuela dominical. Por medio del uso del registro de los seis requisitos, la
reunión semanal de maestros y oficiales, las visitas regulares y otros métodos,
el pastor puede obtener una magnífica, útil y preciosa información acerca de
cada individuo en la comunidad donde se encuentra su iglesia.

3. Uso de los miembros de la iglesia en la escuela dominical.


Una escuela dominical que funcione debidamente es una agencia de la iglesia,
la cual el pastor puede usar con eficacia para proporcionar oportunidad de
servicio a todos los miembros de la iglesia. Muchos podrán ser usados como
oficiales, maestros, obreros de evangelismo personal, músicos y en otras tareas
especiales. Otros pueden ser usados en las misiones (locales o anexos) y
escuelas de los barrios alejados del templo. La escuela dominical puede servir
para el doble propósito de proveer lugares de servicio para muchos miembros
de la iglesia, y al mismo tiempo proveer un ejército de obreros.

4. Trabajo de la escuela dominical en las tareas de la iglesia.


La escuela dominical se relaciona regularmente
(1) con el trabajo misionero de la iglesia: extensión, enseñanza de la Biblia,
evangelismo y alistamiento. El pastor que desea ganar más personas para
Cristo, considera a la escuela dominical como su más eficaz ayuda.
(2) El pastor que desea tener a todos sus miembros en servicio activo,
estudiará y edificará bien su escuela dominical.
(3) El pastor que está ansioso de mantener el trabajo de su iglesia centralizado
en el estudio bíblico, el evangelismo y el alistamiento, hará cuanto le sea
posible para usar al máximo su escuela dominical. La escuela dominical
ofrece al pastor uno de los más seguros medios de promover el trabajo de la
iglesia.
Por supuesto, un pastor puede mirar de lejos el trabajo de la escuela dominical,
y felicitar a los maestros y oficiales por su labor cuando visita las iglesias. Sin
embargo, hay una gran diferencia entre decir unas palabras de encomio, y
asumir de veras la responsabilidad de dirección que le fue impuesta por la
iglesia al llamarlo a ser su pastor.
Algunas veces se hace la declaración de que el pastor no tiene tiempo para
dirigir a los maestros y oficiales de la escuela dominical; pero no es cuestión
de tener tiempo, sino de más sabio y útil uso del mismo.
Si parece que la escuela dominical ha fracasado como agencia de la iglesia, la
culpa no es necesariamente de dicha organización, sino del uso que se hace de
ella. Si el pastor asume bien su responsabilidad de dirección, sigue los
objetivos y métodos de la escuela dominical, y pone a los maestros y oficiales
a trabajar en cualquier tarea que la iglesia tenga que realizar, se sorprenderá
con gozo de la acogida que recibe y los resultados que obtiene. Pero tal
dirección requiere preparación, tiempo y esfuerzos. Un pastor no debe esperar
que los maestros y oficiales tomen el trabajo de la iglesia seria y
positivamente, a menos que él mismo acepte la escuela dominical como una
agencia de la iglesia, asuma el lugar de dirección que le corresponde
justamente, y dirija en todas las tareas asignadas.

II. Responsabilidad del pastor en la escuela dominical.

1. Algunos conceptos erróneos.


(1) El pastor no es apto para el trabajo de la escuela dominical.
Algunas veces los pastores dicen que no son aptos ni tienen habilidad para el
trabajo de la escuela dominical. Los hombres difieren en personalidad y
aptitud; también unos tienen mejor salud que otros. Sin embargo, un pastor se
sentirá bien en cualquier departamento o clase de la escuela dominical, si llega
a reconocer plenamente el propósito y las posibilidades de la escuela.
Hay muchos pastores que son excelentes obreros en muchas fases de la obra,
pero en la escuela dominical se sienten confusos. La falta de preparación y
experiencia puede ser la causa de esta actitud.
(2) El trabajo de la escuela dominical no amerita la consideración del pastor.
Esta actitud es la peor para el programa de una iglesia. La enseñanza de la
Biblia es vital en el programa de la gran comisión. Pablo se llamaba a sí mismo
maestro, y usó la enseñanza como el mejor método para hacer el trabajo del
Señor.
(3) Las demandas físicas son demasiado grandes.
Algunos pastores no toman parte en la escuela dominical porque dicen que eso
impone un gran trabajo físico y demanda un gasto grande de energías. No hay
duda de que un predicador debe estar en sus mejores condiciones físicas
cuando llegue la hora de predicar. No siempre es necesario que el pastor
enseñe una clase, es mejor que dé su atención, interés y simpatía a toda la
escuela. Hay muchas cosas que él puede hacer durante la reunión de la escuela
que lo prepararán mejor para la predicación. Un pastor sabio encontrará dónde
es más necesario, y hará todo lo que pueda para dirigir y fortalecer la escuela
dominical.
Mucho del trabajo del pastor para la escuela dominical se hace durante la
reunión semanal de maestros y oficiales, en los cursos de estudio, por medio de
conferencias personales, y por el estudio y uso de los informes y registros de la
secretaría.

2. El pastor es el dirigente principal de la escuela dominical.


Escribe un erudito en educación cristiana:
“Un pastor que no se pueda identificar estrechamente con su escuela
dominical no debe ser pastor. El ser inútil en ese departamento del trabajo de
la iglesia, que tiene tanto que ver con la enseñanza de las Escrituras y la
salvación de la niñez y la juventud, es un aplastante argumento en contra de
su propio mérito para el cargo que ocupa.”
Si el trabajo de la iglesia es enseñar la Biblia a las masas, y la escuela
dominical es una agencia eficaz para ganar a las personas para el estudio
bíblico, entonces la obligación del pastor para con la escuela dominical está
muy bien definida. El pastor que no guía la escuela dominical casi siempre
tiene muchos problemas.

3. El pastor debe conocer el trabajo de la escuela dominical.


Si el pastor va a guiar la escuela dominical, es necesario que conozca su
trabajo. El mismo derecho que un médico tiene de hacer operaciones delicadas
sin conocer el cuerpo humano, tiene un pastor de dirigir la escuela dominical
sin conocer su trabajo. No hay razón que justifique el que un pastor
desconozca la escuela dominical. Las experiencias de otros pastores, escritas
en libros y revistas como El Promotor de Educación Cristiana, pueden servir
de buena información al pastor que quiera estudiar.

III. Trabajo del pastor para dirigir la escuela dominical.

1. En todos sus trabajos.


Si los oficiales y maestros son fieles en sus esfuerzos para ganar a las personas,
el pastor debe asegurarse de que haya organización adecuada y de que se lleve
a cabo un programa de visitas regulares. Si la escuela dominical toma en serio
su trabajo de enseñar la Biblia, el pastor cuidará de que los maestros y oficiales
reconozcan que la Biblia es el único libro de texto de la escuela dominical que
los preparará para su tarea. Si la escuela es positivamente evangelística, el
pastor y el superintendente cuidarán de que los maestros y oficiales tengan
pasión por los perdidos, como también de que se adopten y desarrollen planes
prácticos.
El que la escuela dominical sea o no de espíritu misionero agresivo, dependerá
del pastor y sus relaciones con la escuela. El que haya o no espíritu de lealtad a
la iglesia depende de la dirección del pastor. El que los alumnos asistan a los
cultos en gran número se debe a que el pastor haya sabido ganarse el respeto,
el amor y la cooperación de los alumnos de la escuela dominical.
Demasiadas veces se ha dejado que las clases de la escuela dominical hagan
los planes que quieran, sin considerar las necesidades espirituales en la vida de
los individuos, y sin recordar el programa de trabajo de la iglesia. Algunas
veces la iglesia tiene la culpa porque no da instrucción. Hasta hay clases que
guardan todo su dinero y no dan nada a la iglesia. Cuando esto sucede, la
escuela dominical no es una agencia de la iglesia.
Cuando el pastor no tiene tiempo para sus maestros y oficiales, no debe
sorprenderse si algunas de las clases o departamentos fallen en su concepto y
propósito de la escuela dominical, así como en la actitud de cooperación con el
trabajo de la iglesia.

2. Creando y manteniendo un buen espíritu.


Neh. 4: 6 dice: “Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada
hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.” ¿Por
qué tuvieron ánimo para trabajar? Porque su guía Nehemías lo tuvo. Sus
palabras fueron de aliento (Neh. 4:14).
El profeta Eliseo pidió a su maestro Elías el doble de su espíritu, y aunque no
está muy claro lo que esas palabras significan, los obreros cristianos de todo el
mundo necesitan una porción doble de espíritu de entusiasmo, fidelidad,
trabajo, paciencia y otras virtudes cristianas. Tener un espíritu bueno es como
tener una posesión grande. El peligro más grande del cristiano es perder su
espíritu. Cuando un cristiano pierde su fervor espiritual, entonces pierde el
poder, y es como la sal sin sabor. Es necesario que el pastor cuide bien su
propio espíritu, y también el de los oficiales y maestros de la escuela
dominical.
Los pastores y superintendentes están trabajando en una gran empresa, que, si
es dirigida debidamente, servirá de reto a los mejores hombres y mujeres de la
comunidad.
3. Por medio del superintendente.
Es necesario tener la mejor persona que se pueda como superintendente de la
escuela dominical. Si el pastor es suficientemente afortunado en encontrar una
buena persona para que sea superintendente, valdrá la pena que invierta algo
de tiempo en cultivarlo y guiarlo. Si espera lograr muchas cosas, tendrá que
trabajar por medio de otros, sin importarle quién recibirá el crédito, sino que
los miembros sean desarrollados, y que la tarea asignada a la iglesia pueda ser
realizada.
El pastor debe encomiar y dar importancia al trabajo del superintendente y éste
debe hacer lo mismo con el pastor. El pastor debe tener frecuentes
conferencias con el superintendente, y los planes de trabajo de la escuela
dominical deben ser discutidos por ambos en estrecha y cordial unidad, antes
de presentarlos a los maestros y oficiales.
El pastor respaldará al superintendente en sus esfuerzos, a fin de que el trabajo
de la escuela sea hecho; ellos dos serán camaradas y colaboradores. Algunas
veces se oyen de los pastores frases como éstas: “mi iglesia”, “mi
superintendente”, pero tales expresiones ocasionan resentimientos. El pastor, al
referirse al superintendente, siempre debe considerarlo como su colaborador, y
éste lo apreciará más al saber que tiene en él toda su confianza con el fin de
realizar la tarea que se le ha encomendado.

4. En la selección de maestros y oficiales.


Por causa del trabajo de la escuela dominical, de la importancia de la
enseñanza bíblica, y de sus posibilidades como agencia evangelística, el pastor
debe guiar en la selección de los maestros y oficiales.
(1) Es necesario hacer esfuerzos constantes.
Es necesario que el pastor haga esfuerzos constantes encaminados a tener
buenos maestros y oficiales en la escuela dominical.
(2) Alistar a los jóvenes.
Es bueno usar a los jóvenes, pues a ellos les gusta servir. ¡Cuánto gozo
sentimos cuando vemos a los jóvenes interesados en las cosas de Dios! Sí no
se les permite servir cuando son jóvenes, entonces su interés pasará a otras
cosas ajenas a las cosas de Dios, y cuando ya sean mayores, no van a tener el
mismo interés. Hay peligro en esperar la madurez para alistarlos en el servicio
cristiano, porque entonces pierden el celo y el entusiasmo. Hay también el
peligro de los cuidados del mundo, las responsabilidades de la familia y los
negocios que vienen con la mayoría de edad.
Quizás si el pastor guía a la iglesia a usar a los jóvenes cuando éstos desean
servir, los adultos también responderán al llamamiento cuando se les pida que
trabajen. Es peligroso desalentar a los jóvenes cuando desean servir, y es
desastroso dudar de su capacidad o habilidad.
No todos los jóvenes pueden ser maestros en la escuela dominical, pero
muchos de ellos pueden responder cuando les llegue su oportunidad. Los
jóvenes pueden ser buenos obreros en la escuela dominical. No necesitan hacer
todo el trabajo, pero es bueno prepararlos para el futuro de la escuela. Los
jóvenes crecen más rápido en las cosas espirituales y estudiarán más la Biblia
cuando sean maestros.
(3) Empezar con las personas tal como son.
Cristo tomó a Pedro, a Santiago, a Juan, a Andrés y a los otros apóstoles tal
como eran. El sabía lo que deseaba que fueran en el futuro, y vació su vida
divina en ellos, cambiando pacientemente sus conceptos. Con cariño los guió
hasta que pudieron conocer el significado espiritual del reino de Dios. Los
pastores y superintendentes no pueden esperar perfección en los maestros
cuando empiezan; si ellos reconocen sus propias faltas, deben tener simpatía
para con los demás. No es necesario tolerar las normas bajas de conducta ni el
trabajo deficiente de los maestros y oficiales de la escuela dominical. Los
mejores métodos para ayudarlos deben ser amor, dirección, estímulo y
encomio. Si el pastor es buen amigo y compañero de los oficiales y maestros,
éstos también lo serán de él. No serán buenos obreros cuando empiecen, pero
con el tiempo llegarán a serlo. Los buenos maestros y oficiales no nacen, se
hacen; se hacen de los mismos miembros de la iglesia.
Los pastores saben que es muy difícil encontrar obreros capaces y leales, pero
cuando se encuentran es provechoso y glorioso. Siempre ha sido difícil hallar y
enseñar obreros, desde el tiempo en que Jesús escogió a los doce discípulos y
durante tres años los preparó.
No es más difícil para los pastores y superintendentes conseguir maestros que
para éstos conseguir nuevos alumnos. Los maestros son “pescadores de
hombres”, y el pastor y el superintendente son “pescadores de pescadores”.

5. En la preparación de maestros y oficiales.


(1) Cristo puso el ejemplo.
Cristo dedicó la mayor parte de sus tres años de ministerio público a la
enseñanza de sus discípulos. Muchas veces dejaba a las multitudes para estar
solo con ellos. Quería que su trabajo continuara después que él se fuera, y no
solamente dedicaba la mayor parte de su tiempo a enseñar, sino que
demandaba de sus discípulos que oraran por más obreros. En la gran comisión
Jesús ordenó: “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.”
(2) Los obreros necesitan preparación.
Casi ningún maestro tiene el privilegio de poder estudiar en un seminario o
universidad, ni tampoco tiene tanto tiempo para estudiar la Biblia como el
pastor; pero éste puede dar un curso de estudios a los obreros de la escuela
dominical, y enseñar y ayudar a los maestros en su trabajo. La escuela
dominical es un medio por el cual el pastor tiene la oportunidad de enseñar la
Biblia a mayor número de personas, por medio de los maestros y oficiales.
(3) Responsabilidad del pastor.
Es necesario que el pastor cumpla su responsabilidad de enseñar a los maestros
lo que deben enseñar y de qué manera.
Hay muchos libros escritos para cursos de maestros. La iglesia necesita cuatro
o más cursos durante el año, y sería bueno que el pastor mismo los enseñara.
Algunos pastores no han reconocido la importancia de enseñar y preparar
obreros. Jesús dio a esta preparación un lugar preferente en su obra con sus
discípulos, y el apóstol Pablo también le dio un lugar preferente en su trabajo
misionero. Cuando la iglesia cuenta con obreros bien preparados, se aumenta
la asistencia y aun la eficacia de los sermones.

6. Usando métodos adecuados.


Los bautistas han desarrollado métodos de trabajo para la escuela dominical
que son muy prácticos. Son métodos que han sido probados en muchas iglesias
y que han dado buenos resultados. Se adaptan bien a las escuelas dominicales
grandes, así como a las pequeñas.
El pastor deseará impulsar a su escuela dominical tal vez por conducto del
superintendente, a organizar nuevas clases. Logrará que la escuela dominical
esté bien clasificada y graduada; promoverá un programa de visitas regulares;
insistirá en que se verifique la reunión semanal de maestros y en que se tenga
un buen sistema de registros e informes; procurará que la escuela dominical
alcance el Modelo por Excelencia.
Cuando se usen métodos adecuados, la escuela dominical crecerá en número y
en eficiencia.
Nota de los editores:
En este libro se usa la palabra superintendente. Este es un término antiguo que
al presente ha sido reemplazado por director o directora de la Escuela
Dominical.

Capítulo 5 — Cuestionario

1. Discuta las oportunidades del pastor en la escuela dominical.


2. ¿Cuáles son algunos conceptos erróneos en cuanto a la responsabilidad del
pastor con la escuela dominical?
3. ¿Por qué debe ser el pastor el dirigente principal de la escuela dominical?
4. ¿En qué formas puede el pastor guiar a la escuela dominical?
5. ¿Cuáles responsabilidades tiene el pastor en cuanto a la elección y
preparación de los oficiales y maestros de la escuela dominical?
Capítulo 6. — El Trabajo del Superintendente
Si el superintendente espera tener éxito en el trabajo de dirigir la obra de la
escuela dominical, debe tener una actitud correcta con respecto a su cargo,
aceptar su responsabilidad, comprender lo que una escuela dominical debe ser
y hacer, y además, saber cómo se consigue que todo se haga de la manera más
eficiente.

I. La escuela dominical como oportunidad para la inversión


de una vida.
¿Qué haré con mi vida? Es una pregunta que casi todo hombre se ha hecho
alguna vez. Quizás sea mejor que el cristiano cambie la pregunta así: “Señor,
¿qué quieres que haga?” Cuando Pablo hizo esta pregunta, le fue revelada la
voluntad de Dios paso a paso.
Dios ha dado uno o más talentos a toda persona, y espera que cada una los use.
Toda persona apta desea usar su vida de la manera más provechosa. Todo
cristiano desea que la voluntad de Dios sea cumplida en su vida.
Hay muchos caminos de servicio abiertos hoy para hombres y mujeres
cristianos donde pueden servir a la humanidad. ¿Es la escuela dominical una
buena inversión? ¿Es una buena inversión del tiempo? ¿Valdrá la pena? Estas
preguntas y otras deben ser contestadas por los cristianos a quienes se les pide
que acepten la responsabilidad de la dirección de una escuela dominical.
Al superintendente que piensa en su obra como una gran oportunidad, la
escuela le ofrece la manera de hacer una inversión segura y provechosa de su
vida. El superintendente que piensa en su trabajo solamente como una
contribución para los demás, tiene un concepto parcial de su oficio. Le ofrece
no solamente la oportunidad de ayudar a otros, sino también de invertir bien su
vida y atesorar para sí una recompensa eterna.
Semana tras semana, mientras hombres y mujeres de muchas ocupaciones
hagan el trabajo de oficiales y maestros de la escuela, pueden hacer una
inversión provechosa de su tiempo, inteligencia, energías, amor, influencia, y
otras muchas cosas de valor perdurable.
No tienen límites las oportunidades en la obra de una escuela dominical para la
inversión de una vida. Cada obrero determinará hasta dónde abarcará su
inversión, y algo del valor que tal inversión tendrá para sí mismo. La inversión
silenciosa de la influencia, el valor incalculable de palabras bien escogidas, y
otros valores invisibles pero no menos reales, están al alcance de un
superintendente de la escuela dominical.
Además de los valores silenciosos, invisibles, hay muchas maneras prácticas
por las cuales el superintendente puede hacer una inversión provechosa de su
vida.

1. Alistando a un nuevo maestro.


Alistar a un nuevo maestro es una manera provechosa en que un
superintendente puede hacer una buena inversión. Cuando cierto
superintendente alistó a un maestro nuevo no imaginó que a los 18 meses el
maestro alistaría a 63 alumnos; en otra iglesia el superintendente alistó como
maestro a un joven, y dentro de un año éste había alistado a más de 30
alumnos. Si un superintendente está buscando la oportunidad de hacer una
buena inversión de su vida, que aliste a un nuevo maestro para la escuela, le dé
una lista de personas en perspectiva, le facilite un lugar dónde reunir su clase y
le ayude a tener éxito. El que alista a un nuevo alumno puede salvar un alma
de la muerte y a una vida de la ruina; pero el que alista a un nuevo maestro
salva muchas almas de la muerte y gana muchas vidas para el servicio.

2. Organizando una nueva clase.


La organización de una nueva clase puede ser una inversión muy provechosa.
En cierta iglesia el superintendente de la escuela dominical tuvo una entrevista
con un hombre de negocios, miembro de la iglesia, que no tenía ninguna
responsabilidad definida. El superintendente le pidió que aceptara la tarea de
formar una clase de comerciantes y profesionales jóvenes que no estaban
alistados en la escuela. Esta tarea fue aceptada, y después de meses de trabajo
arduo por parte del maestro y del superintendente, una clase que se había
comenzado solamente con algunas posibilidades, llegó a ser una realidad
gloriosa. Esta clase ha funcionado durante muchos años. Gran número de
hombres jóvenes han sido alistados durante la vida de esta clase, y
seguramente otros muchos estarán bajo su influencia espiritual. Si se requieren
meses o un año para edificar una clase nueva bien vale la pena el esfuerzo.

3. Alistando a un nuevo alumno.


El alistamiento de un nuevo alumno puede ser una inversión que traerá gran
provecho.
Hace años una señora encontró a un muchacho alemán en las calles de una
ciudad de los Estados Unidos. Ella lo invitó a la escuela dominical y lo guió a
aceptar a Cristo. Luego lo llevó a vivir a su casa y lo envió a la escuela. Más
tarde este muchacho estudió en un seminario, y llegó a ser predicador y
misionero en el Japón. El fue el doctor W. H. Myers, quien ganó para Cristo a
Toyohiko Kagawa.
Cuando aquella buena señora invitó a aquel muchacho a la escuela dominical,
no sabía que estaba comenzando una corriente de bendición espiritual, que
exaltaría a Cristo en el Japón y en todo el mundo. Este fue el más grande hecho
de la vida de aquella mujer. La pasión por las almas de este misionero
multiplicó su vida en miles. Ganándose a un muchacho para Cristo puede ser
que un continente sea ganado. Este es el privilegio más alto que ofrece la vida.

4. Organizando una nueva escuela dominical.


La organización de una nueva escuela dominical es otra manera ofrecida al
oficial o maestro para hacer una inversión de valor.
Hace algunos años un pastor organizó una escuela dominical de barrio en
cierta ciudad. Parecía que allí no habría éxito, pero unos años más tarde la
iglesia había crecido y celebró cultos especiales para dedicar un nuevo edificio
educativo. La iglesia en aquel tiempo tenía mil miembros, con una matrícula
de 900 en la escuela dominical, y en ese año bautizó a 122 personas. El
hermano pastor dijo que consideraba la organización de aquella escuela de
barrio, de la cual había nacido una iglesia, como una de las mejores
inversiones de su vida. Esta iglesia ha seguido atendiendo las necesidades
espirituales de muchas personas. ¿Dónde podría un cristiano encontrar una
oportunidad mejor para invertir su vida?

5. Proveyendo una Escuela Bíblica de Vacaciones.


La Escuela Bíblica de Vacaciones ofrece una oportunidad a todo
superintendente para hacer una inversión provechosa, empleando el menor
tiempo posible y gastando lo mínimo en cuanto a dinero se refiere. Cierta
iglesia celebró una Escuela Bíblica de Vacaciones de diez días con 80
matriculados, y hubo trece conversiones. En otra iglesia hubo una matrícula de
146 en la Escuela Bíblica de Vacaciones, y 19 de ellos fueron convertidos.

II. La escuela dominical como oportunidad para el servicio cristiano.


La oportunidad que la escuela dominical ofrece al superintendente para servir
es grande, aun más allá de los límites de su propia localidad. Tiene la
oportunidad de trabajar con el pastor edificando una iglesia que será fuerte en
las enseñanzas de la Biblia y en ganar almas. Su oportunidad está limitada
solamente por su capacidad, espíritu y voluntad para estudiar y trabajar.
Hay en la vida muchos privilegios que los hombres buscan y a los que dan lo
mejor que tienen. Un médico tiene el privilegio maravilloso de poder refrescar
la frente calenturienta, aliviar el dolor intenso, vendar heridas horribles y
enderezar miembros torcidos. El superintendente de la escuela dominical tiene
el privilegio de presentar a hombres y mujeres, niños y niñas enfermos del
pecado, condenados a muerte, al gran Médico Divino, quien tiene poder para
dar vida eterna. El maestro tiene el privilegio maravilloso de instruir a
muchachos y muchachas, desarrollar sus mentes, enseñarles a estudiar,
relacionarlos con la mejor literatura y los más grandes eruditos de todas las
épocas, y preparar para una ciudadanía mundial. El superintendente de la
escuela dominical tiene el alto privilegio de ayudar a los hombres y mujeres a
prepararse para la ciudadanía no sólo de este mundo, sino también para la
eternidad. El comerciante tiene el privilegio de proveer a las personas de los
alimentos que sostendrán la vida aquí; pero la comida que provee bastará sólo
para unas horas. El superintendente tiene el privilegio de ofrecerles el pan de
vida. El arquitecto tiene el privilegio de construir hermosos edificios que,
pasado el tiempo, se deterioran y dejan de existir; el superintendente tiene el
privilegio de edificar el carácter cristiano que perdura por la eternidad. La obra
del superintendente de la escuela dominical trata de las realidades eternas.
Un superintendente tiene el privilegio de hacer que la Biblia, el Libro de los
libros, la Palabra de Dios, el mensaje de salvación, sea enseñada a todo
individuo asequible. Tiene el privilegio de velar porque la gran mayoría de las
personas perdidas que continúan en la escuela dominical por un tiempo
razonable acepten a Cristo como su Salvador. Tiene el privilegio de ayudar a
las personas a crecer en la gracia cristiana, y alistarles en el servicio cristiano.
Tiene el privilegio de hacer cambiar los conceptos de las personas de modo
que sientan interés no sólo en sí mismas, sino en otros también; a que dejen de
servir a Mammón para servir a Dios; de llevarles del pecado al camino de
salvación; a que de las cosas pequeñas pasen a emprender las cosas grandes.
Indudablemente tal tarea debe instar a los hombres a una completa fidelidad, a
una preparación inteligente, a vivir justamente, a dar abundantemente y a
trabajar arduamente. Una oportunidad presentada a los hombres verdaderos
siempre produce un espíritu de humildad genuina, una gratitud profunda, y una
determinación de dar lo mejor que se tenga.
No hay nada en el mundo más grande que ganar almas para Cristo, y el
superintendente tiene el privilegio de guiar a la iglesia a ganarlas.

III. El superintendente como dirigente.


El superintendente de la escuela dominical debe hacerse las preguntas
siguientes: ¿Soy yo un dirigente? ¿Cuáles son las evidencias de que lo soy?
¿Está la escuela más grande que cuando fui elegido? ¿Sé a dónde voy? Si lo sé
¿conozco el camino? ¿Sé el número de matriculados? ¿Los conozco? ¿Sé el
número de personas que deben estar en la escuela? ¿Sé el número de nuevos
matriculados durante el año pasado? ¿Sé cuántos de ellos están matriculados
ahora? ¿Sé cuántos miembros de la iglesia están matriculados en la escuela?
¿Sé cuántas personas no salvadas están matriculadas? ¿Cuántas personas
aceptaron a Cristo y se unieron a la iglesia durante el año pasado? ¿Sé yo lo
que los maestros están enseñando? ¿Qué he hecho durante el año para que se
mejore la enseñanza y el estudio de la Biblia en la escuela dominical?
El superintendente es elegido por la iglesia; y lo eligió para que investigue y
ponga en práctica los mejores métodos, con los cuales conseguir que el mayor
número posible de personas estudie la Biblia sistemáticamente. La iglesia
espera que él dirija los asuntos de la escuela dominical. La elección de un
superintendente lleva consigo la responsabilidad de dirigir.
El superintendente debe saber lo que hay que hacer, apoyarlo, defenderlo, y
lograr que se haga. Un buen superintendente estará al tanto de toda la literatura
que trae buenos métodos y planes, y alerta para asegurarse de que las personas
de su iglesia reciban lo mejor. Es su tarea buscar lo mejor, traerlo a su iglesia,
demostrar las ventajas de su plan, y guiar de modo que se use para el bien de la
obra.
El superintendente debe ser un hombre de acción. Es el que tiene que guiar el
ataque. Si existe el desinterés, él lo vencerá con su interés. Si se están usando
métodos ineficaces, él enseñará con tacto la mejor manera de trabajar. Si hay
falta de fervor espiritual, él dará ejemplo con una vida consagrada. En todo lo
que haya que hacer, el superintendente debe tomar la iniciativa, trazar el
camino, suplicar y hacer posible la cooperación de todos los oficiales y
maestros. Si busca el mejor método y lo apoya fielmente, tarde o temprano las
otras personas lo comprenderán y lo seguirán.

IV. Trabajo del superintendente.


Juntamente con los privilegios y gozos de ser superintendente de la escuela
dominical, habrá cargas que llevar y duro trabajo que realizar. Sin duda el
superintendente aceptará las obligaciones inherentes a su oficio. Hay la tarea
de hacer que la escuela fortalezca a la iglesia de la que forma parte. Es su
deber tener a la escuela en crecimiento continuo. Hay la obligación de la
enseñanza bíblica, y la tarea de crear y mantener el ambiente apropiado para
ganar almas. Hay el trabajo de alistar a todos los que asistan a la escuela a que
den sistemáticamente. Su responsabilidad es hacer que la escuela dominical
sea sana doctrinalmente, positivamente evangelística y activamente misionera,
tanto en su localidad como hasta lo último de la tierra. Estudiemos en orden la
obra de un superintendente de escuela dominical.
1. Hacer que la escuela dominical fortalezca a la iglesia.
(1) La escuela dominical y su relación con la iglesia.
El superintendente debe procurar que toda la escuela esté debidamente
relacionada con la iglesia y toda su obra. El debe ser un miembro activo y fiel
de la iglesia. Es un oficial de la iglesia, elegido por ella y responsable ante ella.
La escuela dominical es una agencia de la iglesia. La obra de la escuela es
definida y asignada por la iglesia, y el superintendente tiene la responsabilidad
de ver que la escuela haga el trabajo asignado por la iglesia y sólo éste.
El superintendente debe guiar a los oficiales y maestros a comprender que
ellos también son oficiales de la iglesia, elegidos por ella, para un trabajo
específico, y responsables ante ella.
También debe hacer que la iglesia vea las posibilidades de la escuela
dominical como su agencia; debe guiar a la iglesia a sostener la escuela con el
equipo y materiales, y también con la asistencia de los miembros de la iglesia.
Algunas veces se acusa a la escuela dominical de que no coopera con la
iglesia. La iglesia debe asumir la responsabilidad de la dirección y el uso de la
escuela; ya que ésta es una agencia poderosa y eficaz de la iglesia. El
superintendente debe procurar que la escuela apoye la obra de la iglesia y haga
la obra que ésta le asigne.
(2) La escuela dominical y el culto de predicación.
Los superintendentes deben dar énfasis en que todos los que asistan a la
escuela deben asistir al culto de predicación. Los siguientes métodos ayudarán
a respaldar el culto de predicación:
El culto unificado.
El sistema del informe de los seis requisitos.
La reunión semanal de maestros y oficiales.
Conferencias personales con oficiales y maestros. Trabajo personal de oficiales
y maestros. Ejemplo de maestros y oficiales.

2. Procurar que la escuela dominical crezca continuamente.


Toda escuela debe crecer y es tarea del superintendente procurar que crezca.
Es asunto serio cuando una escuela ha trabajado un año y no ha crecido. Una
escuela dominical tiene que crecer por las siguientes razones: hay muchas
personas que no están alistadas en ella; la Biblia debe ser estudiada por todos;
porque debe cumplir su ministerio de ir a buscar a las personas que no están en
ella; porque el número de habitantes del pueblo aumenta rápidamente.
El crecimiento no es producto de inacción, de dejar las cosas como están. El
crecimiento viene por la división. Consideremos las abejas. Un panal comienza
con un enjambre de abejas. Dentro de pocos años tiene doce o más enjambres,
pero todos éstos procedieron del primero. Consideremos las flores. Una señora
comienza con una planta, y dentro de pocos años tiene muchas en su patio, y
ha regalado algunas a sus vecinas, pero todas procedieron de la misma planta.
Consideremos una ciudad. Comienza con dos o tres casas, se abre una calle
nueva, se comienza con una subdivisión, se organiza una nueva tienda y así
crece la ciudad.
Consideremos las iglesias bautistas. Una misión (local o anexo) o una escuela
dominical de barrio celebra unos cultos evangelísticos, y de allí se organiza
una iglesia. Consideremos una escuela dominical. Se organiza con tres clases y
una asistencia de treinta. Más adelante más clases, más obreros y mayor
matrícula. El crecimiento en una escuela dominical viene como en todas las
fases de la vida, de la división. El trabajo del superintendente es procurar que
la escuela crezca continuamente. Puede hacer esto organizando nuevas clases y
departamentos, promoviendo las visitas sistemáticas, y con una sabia
administración.

3. Hacer que se enseñe la Biblia.


La escuela dominical tiene como libro de texto la Biblia, y como fin enseñarla.
El trabajo del superintendente es hacer que la Biblia sea usada por cada oficial,
maestro y alumno. La iglesia eligió al superintendente con el propósito de que
la Biblia sea estudiada por cada individuo. La tarea de él es hacer que la Biblia
sea estudiada por toda persona y en todo tiempo.
Muchos superintendentes dicen que es muy difícil conseguir que los maestros
usen la Biblia, y desde luego, si los maestros no la usan, tampoco la usarán los
alumnos. El diablo sabe que si todo perdido realmente estudia la Biblia, ésta le
hará “sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” También sabe
que si las personas salvas estudian la Biblia, ella “les guardará del pecado”, y
será “lámpara a sus pies y lumbrera a su camino”. Si el diablo puede lograr que
los superintendentes no sean firmes en cuanto al uso sistemático de la Biblia,
tengamos la seguridad de que lo va a intentar. Los maestros no deben permitir
que el diablo les use como instrumentos para conseguir que la escuela no use
la Biblia. En este asunto, como en todas las cosas que son de valor, es cuestión
de esfuerzos sinceros y constantes.
(1) La escuela dominical hace posible el estudio sistemático de la Biblia.
El plan de la escuela dominical hace posible la enseñanza sistemática de la
Biblia. La escuela se reúne todos los domingos año tras año; las lecciones son
adaptadas a la edad de los distintos grupos. Si una escuela funciona como debe
en su organización, sus visitas y su administración, cada individuo que sea
matriculado tendrá la oportunidad de estudiar la Biblia sistemáticamente todos
los días de su vida. Comenzando con el departamento de cuna, y continuando
hasta el departamento de extensión (hogar), se provee un lugar en la escuela
para cada individuo año tras año.
Las lecturas diarias sugeridas proveen al superintendente general un plan
atractivo para fomentar la lectura bíblica sistemática y diaria. Se pueden tener
cuadros de honor en que poner los nombres de aquellas personas que cumplan
con su lectura diaria.
(2) Los métodos usados en la escuela dominical fomentan el uso de la Biblia
por oficiales, maestros y alumnos.
(a) El sistema de informe de seis requisitos exige que se use la Biblia.
El sistema de los seis requisitos pide que cada oficial, maestro y alumno tenga
la Biblia en sus manos cada domingo. Cada alumno debe tener su propia
Biblia. Con el uso inteligente y entusiasta del informe de los seis requisitos, el
superintendente en muy poco tiempo puede conseguir que todos los alumnos
tengan sus Biblias. Casi siempre los padres se proveerán Biblias para ellos y
para sus hijos si reciben el debido estímulo. Cuando las condiciones
económicas no permitan que cada alumno tenga su Biblia, el superintendente
procurará que la iglesia se las proporcione. En algunas escuelas la iglesia
regala una Biblia a cada alumno que entre en el departamento de primarios, ya
sea alumno nuevo o promovido el Día de Promoción. El sistema de los seis
requisitos estimula a cada oficial, maestro y alumno a traer sus Biblias cada
domingo.
(b) Las Metas por Excelencia requieren el uso de la Biblia.
Las Metas por Excelencia requieren el uso de la Biblia en la escuela. Cuando
estas metas son adoptadas y bien usadas se sabe cuántas personas están usando
la Biblia.
(c) La reunión semanal de maestros y oficiales fomenta el estudio bíblico.
La reunión semanal de maestros y oficiales es la ocasión en que el
superintendente debe hacer su parte para que los maestros y oficiales usen el
sistema de los seis requisitos, y así estimular a cada alumno a traer su Biblia.
En esta reunión puede demostrarles cómo se debe usar la Biblia en la escuela,
y cómo procurar que la usen. En una escuela dominical moderna, ¿en qué otra
ocasión podrá el superintendente saber lo que se está haciendo? ¿Cómo va a
saber lo que se está haciendo? ¿Cómo va a saber lo que se está enseñando sin
convocar a sus maestros y oficiales a la reunión semanal para oírlos enseñar, y
darles instrucción sobre la manera de enseñar la Biblia?
(d) El curso de estudios de preparación de obreros de la escuela dominical
pone énfasis en la Biblia.
El propósito del curso de estudios para preparar obreros es estimular a la
escuela a ganar más personas para el estudio de la Biblia, y ayudar a los
oficiales y maestros a impartir una enseñanza más eficiente. Todos los libros
para estudios en las escuelas dominicales tienen la Biblia como su libro de
texto. Hay algunos libros que son verdaderos cursos de estudio de la Biblia.
Los maestros y oficiales deben tener tales estudios constantemente.
(3) La Escuela Bíblica de Vacaciones proporciona estudio bíblico extra.
La Escuela Bíblica de Vacaciones es una de las más importantes fases de la
obra de la escuela dominical, porque hace posible un estudio de la Biblia
durante una a dos semanas. El plan es que se celebre una Escuela Bíblica de
diez días cada año, durante el período en que los niños estén de vacaciones. En
cuanto sea posible, los oficiales y maestros de la escuela dominical deben ser
los obreros de la Escuela Bíblica de Vacaciones, pero si éstos no pueden
hacerlo será necesario conseguir otros.
La Escuela Bíblica de Vacaciones provee una oportunidad grande para hacer
un estudio adicional de la Biblia. El pastor y el superintendente deben pedir a
la iglesia que tome el acuerdo de que ésta sea una parte de la escuela
dominical. El superintendente debe aceptar esta responsabilidad y hacer que la
Escuela Bíblica de Vacaciones se celebre todos los años. Se debe aprovechar
todo el material que haya para que ésta tenga el mejor éxito posible.

4. Hacer que la escuela dominical sea positivamente


evangelística.
El propósito principal del estudio de la Biblia en la escuela dominical es el
evangelismo. La escuela debe atraer a los perdidos, enseñarles la Biblia, y
traerlos al culto de predicación de la iglesia. Si los oficiales y maestros
cumplen estas tres cosas prácticas, el pastor tendrá una oportunidad perenne de
predicar a los perdidos. El superintendente puede atraer a los perdidos por
medio de las visitas sistemáticas, un censo anual, y la organización de nuevas
clases. Por el uso de las Metas por Excelencia, los informes de seis requisitos,
la reunión semanal de maestros y oficiales, constante preparación de los
obreros por medio de estudios, y los períodos devocionales, el superintendente
puede lograr el buen uso de la Biblia, y la asistencia al culto de predicación.
Debe procurar, además, por todos los medios posibles, crear una atmósfera tal
que muchas almas sean ganadas para Cristo. La actitud, el espíritu y el ejemplo
del superintendente hacia los perdidos influirá mucho para que haya una
atmósfera evangelística en toda la escuela dominical. Un maestro sin
compasión hacia los perdidos es como un reloj sin cuerda.

5. Hacer que la escuela dominical sea doctrinalmente sana.


El superintendente debe velar porque cada oficial y maestro crea y practique
las enseñanzas de la Biblia. Por supuesto, cada persona tiene derecho a tener su
doctrina; nadie le niega ese derecho. Los bautistas siempre han respetado el
derecho del individuo; sin embargo, este privilegio no abarca el derecho a
enseñar en una iglesia bautista. El trabajo de un superintendente es tanto
proteger a los suyos como proveer para ellos. Debe proteger a las clases de
individuos que tengan doctrinas que no sean bíblicas, o que tengan caprichos
favoritos. Por otra parte, tiene la obligación de ver que todos los oficiales y
maestros sean positiva y agresivamente sanos doctrinalmente. Puede lograr
esto por una selección cuidadosa de oficiales y maestros, y velando porque los
libros doctrinales que se usan en el curso de estudios de preparación de obreros
sean enseñados muy a menudo.

6. Hacer que la escuela dominical sea misionera.


El superintendente debe ser un misionero activo. Si es misionero en palabra y
en hechos, su espíritu y ejemplo influirán y guiarán a los oficiales y maestros,
y por medio de ellos a los alumnos de la escuela.
El superintendente debe luchar constantemente porque su escuela sea
misionera en su enseñanza, que mantenga misiones en la localidad, fuera de la
localidad y en todo el mundo. El programa cooperativo hace posible esto. El
superintendente debe cooperar con la Unión de Preparación de su iglesia.
También debe cooperar con toda clase de estudio misionero, estimulando a los
maestros y oficiales a que asistan. Debe orar y guiar a los oficiales y maestros
a la oración por los misioneros en todas partes y por su obra. La reunión
semanal de maestros y oficiales da oportunidad para esto. Los programas
devocionales se prestan para la oración misionera. También hay oportunidades
en el trabajo de los departamentos y clases.
El superintendente debe lograr que su escuela sea misionera en su enseñanza;
debe instruir sobre las misiones en las lecciones, presentando las causas
misioneras por medio de los programas devocionales, el uso inteligente de los
programas para días especiales, la cooperación en todas las actividades
denominacionales, usando amplia y sabiamente toda la literatura misionera a
su alcance. El uso inteligente del Modelo por Excelencia ayudará también, y
hay muchas otras maneras prácticas.
El superintendente debe procurar que la iglesia organice escuelas dominicales
de barrio, y fuera de la localidad donde haya oportunidades y necesidades.
Pudiera haber misiones para grupos de extranjeros que viven cerca.
Seguramente la manera más efectiva de alcanzar a estos grupos con un
ministerio espiritual es por medio de escuelas dominicales y misiones.

Cuestionario

1. Mencione algunas maneras prácticas por las cuales el superintendente puede


hacer una inversión provechosa de su vida.
2. ¿Qué oportunidades de servicio cristiano se tienen en la escuela dominical?
3. ¿A qué instan al superintendente dichas oportunidades o privilegios?
4. Mencione varios trabajos del superintendente.
5. ¿Qué debe hacer el superintendente para que por medio de la escuela
dominical la iglesia sea fortalecida?
Capítulo 7. — El Superintendente Haciendo
Ejecutar el Trabajo
En el capítulo anterior se explicó que la tarea del superintendente es procurar
que la escuela dominical fortalezca a la iglesia, que siga creciendo, que se
enseñe la Biblia, que sea doctrinalmente sana y activamente misionera. Para
lograr que se haga la obra de la escuela hay métodos esenciales que un
superintendente debe emplear y hacer que la escuela los emplee. Los métodos
buenos, usados inteligente y entusiastamente, ayudarán a realizar la obra de la
escuela dominical, y producirán los máximos resultados. Si el superintendente
desea el progreso de la escuela y el uso de buenos métodos, tendrá la confianza
de los oficiales y maestros, y reinarán la nota optimista y el espíritu de victoria
en cada fase de la obra.

I. Mantener la escuela dominical debidamente organizada.

1. Alistar los oficiales generales que sean necesarios.


El superintendente general debe conseguir los oficiales generales que sean
necesarios. Debe haber un superintendente asociado, un secretario general, y,
de ser necesarios, bibliotecario, corista y pianista.
El superintendente asociado puede encargarse de la clasificación general,
procurando que todos los alumnos nuevos sean propiamente clasificados, y que
los visitantes sean cordialmente recibidos y atendidos. También puede tener a
su cargo el ensanchamiento de la escuela y la dirección del trabajo de
visitación.
Se debe elegir como secretario general a un individuo capacitado, jovial, y que
tenga el espíritu de cooperación. El superintendente general debe procurar que
el secretario comprenda sus deberes, estimularlo y guiarlo a que reúna y
conserve un registro exacto de cada individuo y de cada clase todas las
semanas. El secretario debe procurar que los datos estén al alcance de los
maestros y oficiales para su debido uso.
De ser posible pueden nombrarse un bibliotecario, corista y pianista de
acuerdo con su aptitud para la obra, y deben gozar de la dirección, estímulo y
apoyo del superintendente general. Este también es responsable de guiar a la
organización de cada departamento y clase en la escuela dominical.
2. Mantener la organización actual.
Para mantener la organización actual se requiere un esfuerzo constante. Si
llegara a haber un puesto vacante, el superintendente debe procurar que se
ocupe inmediatamente. Será bueno que tenga en perspectiva personas a
quienes pueda utilizar como oficiales y maestros, y que procure que
aprovechen toda oportunidad de preparación que se ofrezca. Puede utilizarlos
como obreros suplentes, alistarlos en cursos de estudio, procurar que asistan a
todas las reuniones de obreros de la escuela, tanto locales como fuera de la
localidad. Haciendo todo esto, habrá obreros capacitados para cuando hagan
falta.

3. Ensanchar la organización.
De vez en cuando se deben organizar nuevas clases. A veces será necesario
comenzar una nueva clase con alumnos que haya en perspectiva. En otras
ocasiones se organizan nuevas clases para aliviar las condiciones que resultan
del crecimiento. Antes del Día de Promoción se deben hacer planes para las
clases que sean necesarias, a fin de mantener la matrícula actual y hacer
posible un aumento cotidiano.

4. Organizar departamentos.
Sobre la base de clases es difícil hacer crecer una escuela dominical
organizada que tenga una matrícula mayor de doscientos. Tales escuelas deben
tener departamentos. El superintendente debe procurar que se organicen los
departamentos y que haya espacio para ellos.

5. Procurar que las clases se organicen.


Debido a que la obra de una escuela dominical se efectúa en y por medio de las
clases, el superintendente debe dar su atención constante a su organización,
equipo y trabajo, procurando que sus oficiales sean preparados para la obra.

II. Dirigir las actividades de promoción.

1. Fomentar la obra continua de visitas.


Sobre el superintendente recae la responsabilidad de lograr que en cada clase
de la escuela dominical haya visitas continuas. Debe proveer a las clases de
listas de nombres de personas que deben estar en la escuela, y hacer que los
oficiales y maestros visiten a toda persona matriculada como también a las que
haya en perspectiva. Es deber del superintendente preparar, inspirar y guiar a
los oficiales y maestros a un programa continuo de visitas personales. Es su
tarea mostrar la necesidad de las visitas. Las personas que más necesitan de la
escuela dominical no asistirán voluntariamente, hay que traerlas. El
superintendente debe mantener esta verdad constantemente ante los oficiales y
maestros. Dondequiera que haya obreros que van, habrá alumnos que vienen.
El crecimiento continuo depende de las visitas continuas. Es obra del
superintendente tener constantemente ante los oficiales y maestros el método
neotestamentario de visitas (Hech. 5:42), no ocasionalmente, cuando impele el
deber o sugiere la costumbre, sino todos los días, cuando constriñe el amor de
Cristo en el corazón, cuando el privilegio de servir al Señor y Salvador anima
al alma y da prontitud a manos y pies, debe hacerse la obra de visitas. Si el
superintendente no mantiene a los maestros y oficiales en visitas continuas
fracasará en la oportunidad mayor, no importando toda la obra que haga. Es su
deber hacer planes definidos y mantener a los maestros y oficiales en visitas
continuas.
Hay muchas maneras de lograr que haya las visitas. No hay un solo método de
suplir todas las necesidades en todas las iglesias. Hay cinco cosas que el
superintendente puede hacer para fomentar y lograr el tipo más elevado de
visitas: dar ejemplo, tener una hora definida, dar trabajo definido, conseguir
informes, preparar a los obreros. Estos métodos han sido considerados en el
Capítulo 2.

2. Proveer equipo adecuado.


Es responsabilidad del superintendente proveer el mejor equipo que se pueda
conseguir para los maestros, oficiales y alumnos. Debe conseguirse todo lo que
ayude a hacer el mejor trabajo. El superintendente debe velar porque cada
clase y departamento de la escuela tenga el equipo necesario. Tendrá
conferencias personales de vez en cuando con cada maestro y oficial, a fin de
saber sus necesidades, y luego hacer que la iglesia las supla. En la reunión
semanal de maestros y oficiales se deben presentar las necesidades de cada
clase y departamento, con el objeto de que todos las sepan y comprendan.
Muchas escuelas dominicales tienen que reunirse en un solo salón y dar las
clases allí. Con poco gasto y esfuerzo se podría dividir el salón con cortinas, y
así proveer un lugar separado para cada clase. Muchas escuelas han hecho esto
y se ha aumentado la eficiencia en la enseñanza. Cuando todas las clases tienen
que reunirse en un mismo salón se deben dar los rincones a las clases de los
niños más pequeños; se les puede proveer de sillitas y utilizar las paredes para
poner láminas y otros materiales necesarios.
Es deber del superintendente procurar que la iglesia vea la necesidad de buscar
locales adicionales, y con la ayuda del pastor tratar de acondicionarlos. La
mayoría de las iglesias que ahora se reúnen en edificios de un solo salón,
podrían proveer espacio adecuado para la escuela dominical y la Unión de
Preparación, si comprendieran esta necesidad.

3. Conseguir y usar informes exactos.


(1) Importancia de los informes exactos.
No se puede calcular la importancia de los informes o datos exactos en la
escuela dominical. La importancia que ellos ejercen en guiar a cada individuo
en su trabajo y hábitos va más allá del cálculo humano. El informe exacto
permitirá que los oficiales y maestros empleen sus esfuerzos donde sea más
necesario. Un superintendente que sea negligente en cuanto a los informes
exactos, está faltando en un punto vital. Supongamos que un banquero fuera
negligente en guardar bien sus estadísticas, o que el capitán de barco no
guardara con cuidado los informes de la posición y dirección de su nave. ¿Qué
sucedería?
(2) El informe de los seis requisitos.
El sistema de los informes de seis requisitos es inmejorable para el uso de las
escuelas dominicales. Es sencillo, y abarca lo siguiente:
Asistencia.
A tiempo.
Traer la Biblia.
Ofrenda.
Lección preparada.
Asistencia al culto de predicación de la iglesia.
a. Algunos de los valores del sistema de seis requisitos.
Este sistema es en primer lugar un programa de trabajo para cada individuo. Su
propósito es guiar al individuo en su trabajo, ayudarle a establecer en su vida
estos seis hábitos, y proveerle de un incentivo para hacer constantemente estas
seis cosas.
Es un método eficiente que los oficiales y maestros pueden utilizar en sus
esfuerzos de guiar al individuo, saber lo que está haciendo y lo que no está
haciendo. Fortalece la escuela, porque anima al alumno a asistir todos los
domingos. También pone sobre los oficiales y maestros la responsabilidad de
ver que el alumno asista con puntualidad.
Ayuda en la enseñanza de la Biblia, pues anima al alumno a estudiar la lección
y a traer la Biblia a la escuela dominical.
Reconoce el principio de ofrendar sistemáticamente. El propósito de este punto
es conseguir que el alumno ofrende sistemáticamente.
Aumenta la asistencia a los cultos de predicación de la iglesia. Proporciona a
cada individuo un estímulo poderoso de asistir al culto de predicación cada
domingo, e insta a los oficiales y maestros a trabajar para conseguir la
asistencia de los alumnos cada domingo al culto de predicación.
Hace que el trabajo de la escuela no sea general sino personal. Dignifica al
individuo, satisface sus necesidades y se obtiene un informe sobre su progreso.
Es deber del superintendente hacer que este sistema se use siempre con el fin
de ayudar al individuo.
b. El cuidado de los archivos de registros.
Todo el material que se usa en los informes es propiedad de la escuela
dominical y, por tanto, debe ser guardado en el templo, bajo el cuidado del
secretario general. Todos estos informes deben estar siempre al alcance del
pastor, el superintendente y todos los demás oficiales. Quizás el pastor y el
superintendente deseen tener copias de estos informes semanales para poder
estudiarlos con frecuencia.
c. Instalación del sistema de los seis requisitos.
(a) Clasificación.
En la instalación inicial del sistema cada individuo, incluyendo a los oficiales,
maestros y alumnos, debe ser clasificado. Esta clasificación debe hacerse el
domingo en la escuela. El superintendente debe dar suficiente información con
anticipación. El domingo en la escuela los oficiales y maestros deben explicar
el sistema de seis requisitos y su propósito. Debe haber para cada matriculado
una papeleta de clasificación, y ésta debe llenarse debidamente.
(b) Matricula.
Durante la semana siguiente los oficiales y maestros deben pasar la
información a las tarjetas de matrícula, tanto las de cada clase como las de los
oficiales y maestros, y debe constar en las libretas de las clases. Nunca se debe
tachar ni quitar un nombre de ninguna tarjeta ni libro, sino con el
consentimiento del pastor, del superintendente, del secretario general y el
maestro de la clase.
d. Haciendo funcionar el sistema.
(a) Clasificación de nuevos alumnos.
Los nuevos alumnos han de ser clasificados el primer domingo que lleguen.
Todos los detalles han de ser especificados en el blanco de clasificación. Debe
haber una copia para el secretario y otra para el maestro.
(b) Reuniendo los informes.
Para los principiantes, párvulos y los alumnos del Departamento de Cuna debe
haber tarjetas de dos aspectos solamente: “Matrícula” y “asistencia”; todos los
demás tienen las de seis requisitos. El informe que presenta de cada clase el
secretario general debe ser exacto.
(c) Algunos métodos erróneos.
La costumbre de quitar nombres de la lista es errónea, amortece el espíritu y la
compasión de los obreros de la escuela. Si una persona fallece o se traslada a
otro pueblo, su nombre es quitado de la lista automáticamente, pero no hay
razón justificada para quitar un nombre si la persona puede ser ganada otra
vez. Se dan muchas excusas por haber quitado un nombre, y suenan bien, pero
siempre son meras excusas. Una de las razones que se dan es que los alumnos
que son irregulares en su asistencia hacen bajar la calificación de la clase. La
calificación no es para tener informes de 100 por ciento, sino para tener
informes exactos de cada individuo y ayudarle en sus hábitos. Mientras más
baja sea la calificación de un alumno, más esfuerzo ferviente deben hacer el
maestro y los oficiales para que cambie.
No es justo que toda la responsabilidad de la buena asistencia sea puesta sobre
el alumno; los maestros y oficiales deben aceptar la mayor parte de ella.
Muchas veces las personas cuyos nombres han sido borrados de la lista son los
alumnos no salvados. Las iglesias que permiten que de sus escuelas
dominicales se pierdan de esta manera los no salvados, han perdido un
contacto vital con estas vidas.
En algunas escuelas al llegar el Día de Promoción los alumnos son promovidos
a clases que ya están demasiado llenas, y los nuevos, no recibiendo la atención
debida, comienzan a ser irregulares en su asistencia. Después sus nombres son
quitados de la lista, y desgraciadamente nunca vuelven. Que sea el propósito
firme y el esfuerzo continuo ganar al individuo para Cristo y servirle de todo
corazón.
Las escuelas no deben comenzar nuevas listas cada mes, o trimestre, o año.
Hacerlo destruye el contacto vital con los que no están presentes el día que se
hace la nueva lista. Cuando se hagan las nuevas tarjetas para una clase, todo
nombre, sin tener en cuenta la asistencia, debe ser pasado a la nueva tarjeta.
Algunas escuelas usan un sistema que da buen éxito: cuando un nombre es
quitado de la lista por causa alguna, menos muerte, siempre es considerado
miembro honorario, y su nombre realmente no es quitado. Este plan da
oportunidad de tener contacto vital con el individuo.
e. Usando el sistema de registro.
Desde las clases de primarios hasta las de adultos es un buen plan exhibir el
informe de la clase después de la lección, como medio de interesar a cada
miembro en la asistencia al culto de predicación, como también para mejorar
en los otros cinco requisitos. El informe del secretario general debe estar en
algún lugar visible en la asamblea.
El pastor debe usar el informe de secretaría como base para algunas
observaciones provechosas. El maestro debe guardar en su libro el registro
exacto de cada alumno, y que sea para él una guía en la dirección de su clase.
Se debe hacer un estudio cuidadoso de los informes en la reunión semanal de
maestros y oficiales.
Algunas escuelas usan tarjetas para informar al alumno lo que ha hecho
durante el mes, y son entregadas personalmente a cada alumno durante la
semana que media entre el último domingo del mes y el primer domingo del
mes siguiente. La mejor ocasión para el día mensual de visitas es durante esta
semana, aprovechando la entrega de la tarjeta para el contacto con cada
alumno.

4. Mantener una reunión semanal de maestros y oficiales.


Es bueno tener esta reunión una noche de la semana cuando no haya otra
actividad de la iglesia; pero si esto no es posible, es aconsejable tenerla una
hora antes del culto de oración de entre semana. La reunión semanal de
maestros y oficiales puede transformarse en una de las reuniones más vitales
de la iglesia.
El superintendente general tiene que realizar la mayor parte de su trabajo por
medio de los oficiales y maestros. Es su deber hacer que la escuela tenga un
número adecuado de oficiales y maestros, y guiarlos en el trabajo que les ha
sido asignado. La reunión de oficiales y maestros es esencial para la buena
administración de la escuela. Toda escuela dominical, no importa su tamaño ni
el lugar donde se encuentre, hallará provechosa esta reunión.
(1) Razones para celebrar la reunión semanal de maestros y oficiales.
a. Por las posibilidades de la escuela dominical.
La escuela dominical provee un grupo de obreros voluntarios capaces de crecer
en gracia y conocimientos, suficientemente dispuestos para la cooperación, y
suficientemente cristianos para trabajar en el programa de la iglesia si son bien
enseñados y guiados. La organización de la escuela dominical está adaptada de
tal manera que se asignan responsabilidades a cada grupo según su edad, y a
cada individuo de dichos grupos. La escuela dominical es la mejor oportunidad
conocida para que una iglesia llegue a las masas para el estudio sistemático de
la Biblia; es la única agencia de la iglesia para enseñar la Biblia a los perdidos.
La escuela dominical es, quizás, la oportunidad evangelística mayor de una
iglesia, porque abarca grandes núcleos de personas no salvadas, y los mantiene
año tras año en el estudio bíblico.
Por lo tanto, si la escuela dominical proporciona a la iglesia su mayor
oportunidad de llegar a las masas para el estudio sistemático de la Biblia, si
provee su mayor oportunidad evangelística, y si los miembros de la iglesia que
asisten a la escuela dominical sirven más liberal y eficientemente que los
miembros que no asisten, entonces indudablemente las posibilidades de la
escuela dominical demandan y merecen una reunión semanal de maestros y
oficiales.
Esta reunión semanal proporciona a la iglesia una de sus mayores
oportunidades de animar, doctrinar y dirigir a los obreros que llevan adelante
la organización que da a la iglesia su mayor oportunidad de enseñar la Biblia,
ganar almas y alistarlas en el servicio cristiano.
b. Para hacer que la Biblia sea usada en cada clase.
Hay una tentación para muchos maestros de la escuela dominical: seguir la
línea de menor resistencia y discutir cualquier asunto que más conozcan, sin
hacer caso del pasaje asignado para el día, ni de las necesidades de los
alumnos. Si todos los maestros asisten a una reunión semanal y toman parte en
el desarrollo y preparación de la lección, este mal desaparecerá. Es deber del
superintendente hacer que la Biblia sea usada por cada maestro en la escuela.
c. Para estudiar la lección y los mejores métodos para su presentación.
La reunión semanal ofrece una oportunidad para el estudio de la Biblia en
general y la lección del próximo domingo en particular. Da oportunidad de
mejorar la enseñanza en cuanto a su contenido, métodos y espíritu.
d. Como garantía de la unidad de propósito y de esfuerzo.
En la reunión semanal de maestros y oficiales el superintendente puede alistar
a todas las fuerzas de la escuela dominical para la realización de cualquier
tarea que tenga la escuela. Esto no es posible sin las reuniones frecuentes de
oficiales y maestros.
e. Para preparar y estimular a los oficiales y maestros.
El superintendente puede usar la reunión semanal para hacer más profundo el
sentimiento de responsabilidad; desarrollar hábitos que demandan confianza,
fidelidad, puntualidad y preparación; para preparar para el trabajo de visitas y
trabajo personal de ganar almas. Los oficiales y maestros son seres humanos
con debilidades humanas. El deber del superintendente es alentar y animar a
estos obreros y mantenerles felices en su obra. Las personas son atraídas a la
obra cristiana con amor, no obligadas. La actitud, espíritu y ejemplo del
superintendente en gran manera determinan la actitud, el espíritu y la obra de
los maestros y oficiales. Si el superintendente cree en el trabajo de la escuela
dominical, muy pronto los oficiales y maestros también sentirán celo por ella.
El superintendente debe permanecer solo con el Señor hasta que se haya
sentido seguro de la importancia de su obra. Debe hablar con el pastor acerca
de planes para la escuela hasta que lleguen a decisiones definidas. Luego debe
presentarse ante los oficiales y maestros una vez por semana, con el espíritu
del Señor en su corazón, la luz del cielo en su rostro, el concepto correcto de la
obra en su mente, planes definidos que presentar, con la determinación de dar
lo mejor que tenga, y con una voz siempre llena de amor. Entonces sí atraerá a
los maestros y oficiales por la fuerza y poder de su propia seriedad, celo,
ejemplo y alegría. Un superintendente convencido, activo, preciso y gozoso,
atraerá e inspirará a los oficiales y maestros. Es deber del superintendente crear
y mantener un espíritu de triunfo.
f. Para hacer planes precisos para el adelanto de la obra de la escuela
dominical.
Tales asuntos como las visitas, la asistencia a los cultos de predicación, ganar
almas y el programa de la escuela dominical, necesitan atención constante.
También hay esfuerzos especiales que demandan atención, como estudios para
la preparación de obreros, días especiales, reuniones regionales y otros asuntos
espirituales.
g. Para dar atención constante a la vida espiritual de los maestros y oficiales.
Estos deben orar juntamente los unos por los otros y por sus alumnos. Si no
hubiera otra razón de celebrar la reunión semanal que el crecimiento espiritual
de ellos, esto sería suficiente causa para tener tal reunión. El superintendente
debe aprovechar la reunión semanal para profundizar y ensanchar el concepto
espiritual de los maestros y oficiales, y crear y mantener una pasión por los
perdidos.
(2) Programa para una reunión semanal de maestros y oficiales:
7:00 p. m. Apertura: himnos, oraciones, lectura bíblica.
7:15. Estudio de la lección, del alumno, métodos de enseñanza, las necesidades
espirituales de los maestros y oficiales, planes para ganar almas, adoración,
crecimiento, servicio, ofrendas y otras fases de la obra de la escuela. Debe
recibir especial atención el estudio de la lección, los métodos para mejorar esta
enseñanza, y los métodos para alistar a otros en el estudio bíblico.
7:45. Conferencia. Este período da oportunidad para estudiar los informes,
establecer los propósitos, hacer planes para la asistencia, etcétera. Da
oportunidad para que el pastor y el superintendente expresen palabras de
aliento y felicitación a los obreros.
8:15. Oración. Si es la noche del culto de oración, la reunión de oficiales y
maestros debe unirse con éste en esta parte; si no, debe haber un período
definido de oración. El pastor lo dirige si está presente, si no el
superintendente. Puede haber motivos especiales de oración; los no salvados
de cada clase deben ser objeto de oración ferviente; los enfermos, los
necesitados y los atribulados necesitan oración. Las necesidades de los
maestros deben estar en las peticiones.

5. Hacer planes para la preparación de oficiales y maestros.


El superintendente debe organizar y dirigir de uno a cuatro cursos de estudio
durante el año para la preparación de obreros. Debe alistar a jóvenes capaces, y
ayudar a los maestros de adultos para que ellos seleccionen adultos y los
animen a que asistan. Debe familiarizarse con los estudios de la preparación de
obreros, y hacer sus planes según las necesidades de todos los matriculados de
la escuela dominical.
He aquí un programa para una semana de estudios, llamada escuela de
preparación o curso de estudio, reuniéndose todas las noches (lunes a viernes).
7:00 p. m. Clase.
7:45. Discurso o conferencia. Asunto: fases prácticas de la obra de la escuela
dominical.
8:30. Clase.
9:15. Clausura.
6. Guiar a la escuela a alcanzar y mantener las Metas por
Excelencia.
Después de años de experiencia, los pastores, superintendentes y demás
obreros han reunido todas las cosas esenciales que una escuela dominical debe
realizar, y las han puesto en lo que llamamos las Metas por Excelencia. Cada
una de las diez sugestiones es esencial. Si una de ellas es omitida, la obra de la
escuela dominical no estará bien equilibrada.
Las Metas por Excelencia constituyen un programa bien medido para la
escuela dominical. En toda iglesia donde se ha usado correctamente, y los
dirigentes han puesto sus mejores esfuerzos, ha habido progreso en número, en
mejor enseñanza bíblica, en evangelismo y en ofrendas. La iglesia debe
adoptar las Metas por Excelencia como programa del trabajo de la escuela
dominical. Esto hace que sea el programa de la iglesia y hace a ésta encargada
de la escuela dominical. El pastor y el superintendente deben presentar esta
sugestión a la iglesia y procurar que llegue a ser un acuerdo.
Una vez acordado por la iglesia que las Metas por Excelencia sea el programa
de la escuela dominical, llegará a ser el programa del superintendente. En
seguida es su deber hacer que la escuela ejecute lo que requiere el modelo. La
iglesia ha hablado, y el superintendente, como oficial bueno y fiel de la iglesia,
debe actuar. También la iglesia está apoyando al superintendente y cooperando
en la preparación de obreros. El superintendente tendrá oportunidad de dar
frecuentes informes a la iglesia, sosteniendo así ante ella la obra de la escuela
dominical. También dichas Metas hacen que la obra de la escuela sea precisa y
de propósitos fijos. El uso constante de las Metas evitará que la escuela siga en
la rutina. Las Metas son para el superintendente lo que la escala para el
músico, una guía.
Toda escuela dominical debe alcanzar y mantener las diez Metas. Estas no
exigen equipo; una escuela que se reúna en un solo salón puede alcanzarlas y
mantenerlas siempre. A .veces es más fácil para una escuela pequeña que para
una grande.

7. Procurar que se celebre cada año la Escuela Bíblica de


Vacaciones.
La Escuela Bíblica de Vacaciones puede ser considerada como parte de la obra
de la escuela dominical. Esto quiere decir que el superintendente puede ser
considerado como el responsable de esta fase de la obra de la escuela
dominical. Si es así corresponde a él, cuando llegue el tiempo oportuno,
recomendar a la iglesia la fecha mejor para celebrar la Escuela Bíblica de
Vacaciones y pedirle que la apruebe. Después debe buscar los obreros,
anunciar la escuela, y hacer todos los preparativos necesarios para el éxito de
ella.

III. Preparar y dirigir el trabajo del domingo.

1. El programa del domingo.


El programa de apertura ocupará quince o veinte minutos. Con la preparación
debida este período será de adoración, compañerismo, preparación e
inspiración. En este período se puede insistir en la necesidad de que cada
alumno posea una Biblia, la traiga a la escuela y la use. El superintendente
debe conocer su programa de tal modo que nunca tenga que vacilar. Cinco o
diez minutos de este período deben ser empleados para promover el trabajo. El
superintendente debe usar con entusiasmo y cuidado esta oportunidad para
animar a los alumnos a asistir puntualmente, visitar con regularidad, y
reconocer el buen trabajo hecho por parte de las clases, los maestros y los
alumnos.
(1) Responsabilidad del culto de apertura.
El superintendente general es el responsable de esta parte del programa. Un
buen superintendente no procurará evadir esta responsabilidad pidiendo a
distintas clases o grupos que ellos la dirijan. Tal plan restaría tiempo al estudio
de la lección, porque pocas clases terminarían a tiempo; y quizás quitaría a
maestros y alumnos la atención de la lección por preparar el programa. El
superintendente debe velar porque un buen programa sea preparado y
desarrollado sin desviarse del propósito de la escuela dominical.
(2) Propósito del culto de apertura.
El propósito principal del culto de apertura es despertar en los alumnos deseos
de tener el estudio bíblico, y a la vez preparar la mente y el corazón de los
maestros para la importante obra de guiar a los alumnos en este estudio. Esto
quiere decir que todo himno, oración, lectura bíblica, y todo otro material que
se use, deben estar relacionados con la lección del día, y crear un espíritu de
reverencia y adoración. Este período no es la oportunidad para que distintas
personas y organizaciones hagan o promuevan nuevos proyectos; es el
intervalo de preparación para el estudio de la Biblia, y sólo se debe usar lo que
ayude a todos a participar mejor en dicho estudio.
(3) Preparación del culto de apertura.
El superintendente general debe emplear en la preparación de este culto todo el
tiempo y oración que él espera que los maestros empleen en la preparación de
sus tareas. El éxito mayor de los maestros en su trabajo depende en gran parte
del programa presentado antes del estudio de la Biblia. El superintendente que
espera llegar al templo para escoger los himnos y formular el programa, no es
digno del puesto que se le ha dado.
(4) Materiales para el programa.
La fuente más importante que suministra material para el culto de apertura es
la Biblia. El superintendente debe escoger de la lección del día aquella verdad
que él desea que sea el centro del programa; luego debe buscar en la Biblia los
pasajes, ilustraciones, historias y todo otro material que ayude en la
presentación de esta verdad. Todo superintendente debe recibir “El Promotor
de Educación Cristiana” y “El Expositor Bíblico para Maestros”. “El
Promotor” ofrece un programa sugestivo para cada domingo, y contiene
mucho material provechoso y fácil de emplear. Debe usar ilustraciones y
materiales adicionales distintos de los que los maestros usan. Debe poseer un
himnario como los que la iglesia usa, y escoger con mucho cuidado aquellos
himnos que están relacionados con la verdad céntrica de su programa.

2. Procurar que el horario sea debidamente observado.


(1) Hora de llegada del superintendente.
El superintendente debe estar en el templo por lo menos treinta minutos antes
de comenzar la escuela dominical. Debe procurar que el edificio esté
preparado en lo que se refiere a ventilación, todo el equipo en su lugar, todos
los materiales preparados. No es necesario que él mismo haga todo este
trabajo, sino que vigile que se haga. Debe procurar que los oficiales y maestros
lleguen antes de que los alumnos comiencen a llegar. Debe recibirlos a todos y
con palabras apropiadas para cada uno de ellos. El uso provechoso del período
antes de comenzar la escuela preparará el camino para una buena reunión de la
misma.
(2) Período de apertura o de adoración.
El superintendente debe formar el hábito de comenzar a tiempo y enseñar a los
maestros, oficiales y alumnos a estar en sus puestos cuando comience la
escuela dominical. Como se ha dicho anteriormente, este período es de quince
a veinte minutos.
(3) Período de la lección.
Se deben emplear por lo menos treinta o treinta y cinco minutos en este
período. De éstos, cinco o diez deben usarse para los informes, dejando por lo
menos treinta para el estudio de la lección. Es deber del superintendente
procurar que este período no sea acortado.
(4) Período de clausura.
El período de clausura comprende himnos, informes, y reconocimiento de
trabajos meritorios hechos por maestros, oficiales y alumnos. La clausura debe
ser breve, variada, y entusiasta.

Capítulo 7. — Cuestionario

1. ¿Qué debe hacer el superintendente para mantener la escuela debidamente


organizada?
2. Mencione lo que el superintendente debe hacer para dirigir las actividades
de promoción.
3. ¿Cuáles son los seis requisitos del informe individual de la escuela
dominical?
4. Diga algunos de los valores del sistema de seis requisitos.
5. Haga un bosquejo de lo que debe abarcar el programa del domingo en la
escuela.
Capítulo 8. — La Clase Organizada y Equipada
para el Trabajo
La clase es la unidad de trabajo en la escuela dominical. El verdadero trabajo
en cualquier escuela dominical se hace por medio de las clases. Uno de los
deberes mayores de todos los oficiales administrativos es crear condiciones
favorables para el trabajo de las clases. Si se aproximan a este blanco, será
necesario dar atención constante e inteligente a todas las clases.
Debido a esto el pastor y el superintendente general deben dar atención
constante e inteligente a todas las clases; deben procurar que exista un número
suficiente, y que estén organizadas adecuadamente, debidamente equipadas,
bien graduadas, con buenos locales donde reunirse, y provistas de buenos
maestros. Estos deben procurar también que las clases hagan todo el trabajo
que les sea encomendado por la iglesia.
Una escuela dominical no es una máquina en la cual las clases son distintas
partes mecánicas; sino que está compuesta de personalidades humanas, y cada
clase y cada individuo requieren atención personal y amorosa.
El propósito de este capítulo es, hasta donde el espacio lo permita, tratar lo
más adecuadamente posible acerca de las clases en los distintos grupos según
las edades.

I. Los grupos según las edades.

1. El propósito de la escuela dominical determina la base de


su graduación.
Una escuela dominical existe para ayudar a satisfacer las necesidades
espirituales de los individuos. Por tanto, cada individuo debe pertenecer a
aquella parte donde pueda recibir el mayor beneficio espiritual. El trabajo de
poner a cada persona en su debido lugar se llama graduación. La Biblia es un
libro maravilloso, porque contiene leche para los niños y carne para los fuertes.
El fin que persigue la organización es hacer más fácil la suministración a las
necesidades del individuo, es decir, dar leche a los niños y carne a los fuertes.
Este concepto debe ser el factor determinante en cuanto a la base de
graduación, el tamaño de las clases, y el tipo de edificio y equipo. Debido a
que las necesidades espirituales de los individuos de la misma edad son muy
semejantes, se ha encontrado que la base más efectiva para la graduación es la
edad misma.
2. Hay diferencias entre la escuela dominical y la escuela
secular.
El hecho de que se usen los términos escuela, graduación, educación,
institución educativa, etcétera, no quiere decir necesariamente que la escuela
dominical y la escuela secular han de tener el mismo propósito y los mismos
métodos. Los fines de las dos escuelas son distintos. La escuela dominical
tiene un propósito categórico y distinto: enseñar a las personas perdidas el
camino de la vida eterna, y a los salvados a hacer todas las cosas enseñadas en
la Palabra de Dios.
Algunas de las diferencias entre la escuela dominical y secular son:
(1) Una constitución diferente.
(2) Libros de texto diferentes.
(3) Una base diferente de graduación.
(4) Métodos diferentes de edificación y manutención.
(5) Diferentes objetivos.
(6) Normas diferentes para los maestros.
La escuela dominical puede y debe aprender muchas cosas de la escuela
secular, sin embargo, no aspira a estar en competencia con la secular, ni a
imitar sus métodos y propósitos. La escuela dominical logrará mayor éxito
manteniendo firme su propio propósito, y usando los métodos que sean
mejores para realizarlo. La escuela dominical realizará mejor su propósito
teniendo presente las diferencias y semejanzas que existen entre ella y la
escuela secular.

3. Los grupos según las edades en todas las escuelas


dominicales.
Muchas iglesias reconocen siete distintos grupos según las edades, y así
organizan su escuela dominical.
Departamento de cuna. Desde el nacimiento hasta los tres años.
Párvulos. Cuatro y cinco años.
Principiantes. Seis a ocho años.
Primarios. Nueve a doce años.
Intermedios. Trece a dieciséis años. Jóvenes.
Diecisiete a veinticuatro años.
Adultos. De veinticinco en adelante.
Además de estos siete grupos debe haber en la escuela dominical un
departamento de extensión. Este atiende las necesidades de aquellos que no
pueden asistir a la escuela dominical.
4. Los tres métodos esenciales para mantener graduada la
escuela dominical.
Es tarea fácil y sencilla mantener la escuela dominical graduada, con cada
individuo en su propio puesto, si los dirigentes hacen tres cosas fiel y
constantemente:
(1) Clasificar a cada individuo el primer día que asista a la escuela dominical;
(2) mantener registros exactos. El sistema de los seis requisitos ayudará a que
los oficiales y maestros sepan en todo tiempo la clasificación de cada alumno;
y
(3) observar el día de promoción anualmente. Este es el día en que los
alumnos son promovidos de acuerdo con su edad.

II. Organización de las clases.

1. El Departamento de Cuna.
Los objetivos del Departamento de Cuna son:
(1) Manifestar el interés de la iglesia en el bebé que está en el hogar; ganar a
los padres no salvados para Cristo y contribuir al desarrollo espiritual de los
que son cristianos; cooperar con el hogar en la preparación religiosa del niñito;
asegurar la asistencia del niño a la escuela dominical cuando cumpla los cuatro
años.
Consulte el manual para este departamento.

2. El Departamento de Párvulos.
Debe haber un maestro por cada seis u ocho alumnos en los grupos de
párvulos. Este plan facilitará la visita puntual, la atención personal y el trabajo
eficiente. Consulte el manual para este departamento.

3. El Departamento de Principiantes.
Debe haber un maestro por cada seis u ocho alumnos de la edad de
principiantes. Esto hace más fácil la visita y la atención personal que cada niño
requiere. Consulte el manual para este departamento sobre detalles adicionales.

4. Las clases de primarios.


Debe haber división de alumnos según el sexo, teniendo una clase por cada
ocho o diez niñas y una por cada número igual de varones. Deberán
organizarse más clases al aumentar el número de alumnos. En cada división se
deben tomar en cuenta las edades y el sexo.
Los primarios, niños y niñas, son activos; pueden aceptar responsabilidades, y
les gusta hacerlo.
Consulte el manual para este departamento.

5. Las clases de intermedios.


Debe haber clases separadas para los sexos, y éstas según las edades. Una clase
no debe tener más de ocho o diez alumnos. Clases menores facilitan una
comprensión más profunda entre maestro y alumno.
Consulte el manual para este departamento y el folleto “La Clase de la Escuela
Dominical Organizada para Servir”.

6. Las clases para jóvenes.


(1) Formación de clases.
La primera división de jóvenes debe ser de acuerdo con los sexos; la segunda,
de acuerdo con las edades. Debe haber una clase por cada diez o veinte
alumnos. Si dos clases son suficientes, la división sería:
Señoritas, diecisiete a veinticuatro años.
Jóvenes, de diecisiete a veinticuatro años.
Si hubiere necesidad de más clases, puede considerar las siguientes
posibilidades:
Señoritas, diecisiete y dieciocho años.
Señoritas, diecinueve a veinticuatro años.
Señoras jóvenes, diecisiete a veinticuatro años.
Jóvenes, diecisiete y dieciocho.
Jóvenes, diecinueve a veinticuatro.
Damas jóvenes casadas, diecisiete a veinticuatro años.
Hombres jóvenes casados, diecisiete a veinticuatro años.

(2) Organización de las clases.


Cada clase debe ser organizada con los siguientes oficiales:
Presidente, vicepresidente, secretario, y directores de grupos. Debe haber un
director de grupo por cada ocho o diez alumnos. Estos deben ser cristianos
capaces y activos, y deben hacer su trabajo por medio de relaciones personales
con los miembros. Por lo tanto, deben ser nombrados pensando en este detalle
importante. Vea el folleto antes mencionado, el manual para este
departamento, y el libro Los Jóvenes y la Escuela Dominical.
(3) Preparación de los oficiales de las clases.
Es deber del pastor y el superintendente general hacer que los oficiales de las
clases se preparen para su trabajo. Después que éstos sean nombrados, ha de
haber una conferencia para hacerles comprender bien sus deberes. Estos
oficiales deben asistir a todos los estudios y asambleas de preparación de
oficiales. Deben asistir también a toda reunión que haya en su distrito o
provincia. El pastor y el superintendente deben procurar que los oficiales de las
clases estén bien informados en cuanto al trabajo de la iglesia, y que
comprendan la parte que de él les corresponde.

7. Las clases de adultos.


(1) Formación de clases.
Como entre los jóvenes, debe haber divisiones según el sexo y la edad. Debe
haber una clase por cada quince o treinta miembros. Si dos clases son
suficientes, la división debe ser:
Damas, veinticinco a treinta y cinco años.
Damas, de treinta y seis en adelante.
Hombres, de veinticinco a treinta y cinco años.
Hombres, de treinta y seis en adelante.
Si son necesarias más clases, la división será con menos separación de años en
cada grupo.
(2) La organización de las clases.
Cada clase de adultos debe ser organizada con los siguientes oficiales, cada
uno con sus deberes:
Presidente, vicepresidente, secretario, y directores de grupos, (uno por cada
grupo de ocho o diez).
El propósito de la organización es desarrollar los miembros de la clase y
distribuir el trabajo de ella.
Véanse el folleto antes mencionado y el manual para este departamento.
(3) Preparación de los oficiales de la clase.
El pastor y el superintendente general deben procurar que los oficiales
comprendan sus deberes y que se preparen para cumplirlos, haciendo el trabajo
que la iglesia les asigne. Después que sean nombrados los oficiales, debe haber
una conferencia para que el trabajo de cada uno sea delineado y comprendido.
Se debe procurar que los oficiales de clases asistan a toda reunión local,
distrital, provincial, etcétera, pues éstas son escuelas de preparación. También
es deber del pastor, del superintendente general y maestros tratar de que cada
clase de adultos tenga su reunión mensual. El pastor y el superintendente
general son responsables de lo que los oficiales de clases hagan o dejen de
hacer.

8. El Departamento de Extensión.
El propósito de este departamento es atender las necesidades de aquellos que
no pueden asistir o no asisten a la escuela dominical. Hay una necesidad muy
grande de un buen departamento de extensión en cada escuela dominical. Los
oficiales necesarios para este departamento son:
Superintendente, superintendente asociado, secretario, y visitadores.
Véase el manual para este departamento.

III. Las aulas y el equipo.


La obra mayor del departamento de cuna se hace en los hogares, y sin
embargo, la iglesia debe proveer un salón para los niñitos de cuna.
Si es posible, se deben proveer locales para tener todas las clases separadas,
pero si es necesario que todas o una parte de ellas se reúnan en un solo salón,
se deben usar cortinas o mamparas para su separación. Tal arreglo no es ideal,
pero sí económico, y facilita un trabajo más eficiente. Si todas las clases se
reúnen en un solo salón, los alumnos más pequeños deben ocupar los rincones,
haciendo posible que haya asientos apropiados para el tipo de trabajo que estas
edades requieren.
Los maestros y oficiales que tienen que trabajar en un edificio de un solo salón
no deben desanimarse. Deben recordar que una mayoría de todas las escuelas
dominicales bautistas se reúnen bajo semejantes condiciones. Sin embargo,
ninguna escuela debe sentirse satisfecha con tales condiciones; debe procurar
mejorar el local y el equipo.

IV. La literatura.
La Casa Bautista de Publicaciones ofrece la siguiente literatura para las
escuelas dominicales:
PREESCOLARES
“A” De 0 a 2 años
“B” De 3 y 4 años
“C” De 5 y 6 años
ESCOLARES
“A” De 7 y 8 años
“B” De 9 a 11 años
JÓVENES
“A” De 12 a 16 años
“B” De 17 a 26 años
ADULTOS
“A” De 27 a 49 años
“B” De 50 a …
Preescolares A Libro con 52 lecciones. 128 págs.
Preescolares B Libro con 52 lecciones. 128 págs.
Preescolares C para el Alumno. 54 págs.
Preescolares C para el Maestro. 32 págs.
Escolares A para el Alumno. 54 págs.
Escolares A para el Maestro. 32 págs.
Escolares B para el Alumno. 54 págs.
Escolares B para el Maestro. 32 págs.
Jóvenes A para el Alumno, 54 págs.
Jóvenes A para el Maestro. 64 págs.
Jóvenes B para el Alumno. 54 págs.
Jóvenes B para el Maestro. 64 págs.
Adultos A para el Alumno. 54 págs.
Adultos B para el Alumno. 54 págs.
El Expositor Bíblico — para los Maestros de Adultos A y B. 80 págs.
Nota de los editores:
Para un detalle completo de las nuevas denominaciones de niveles (grupos) y
la clasificación por edades se recomienda ver el cuadro que figura en la
página 94.

Capítulo 8. — Cuestionario

1. Mencione los ocho departamentos que debe haber en la escuela dominical, y


las edades de cada uno.
2. Mencione los tres métodos esenciales para mantener graduada la escuela
dominical.
3. Diga cómo deben organizarse las clases para jóvenes y adultos, y mencione
los oficiales que deben tener.
4. ¿Cuál es el propósito del departamento de extensión de la escuela
dominical?
5. Mencione los oficiales del departamento de extensión.
Capítulo 9. — El Maestro en su Trabajo

I. Jesús el Gran Maestro


“Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro”, dijo Nicodemo a Jesús
en el tercer capítulo de Juan. “El Maestro está aquí y te llama”, dijo Marta a
María. En su última noche Jesús dijo a sus discípulos: “Vosotros me llamáis
Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy.” Jesús es el gran Maestro
incomparable. Jesús es el perfecto ejemplo para los maestros de la escuela
dominical. Ojalá que todos aquellos que son llamados a enseñar su palabra se
sienten diariamente a sus pies para aprender de él lo que tienen que enseñar y
cómo tienen que enseñar.

1. Jesús tuvo profunda compasión por los perdidos y


necesitados.
Jesús tuvo compasión de las multitudes por causa de lo que él es. Dios es
amor, y Jesús vino del corazón de Dios para revelar a Dios al mundo. Cuanto
más unidos estén los maestros a Jesús, tanto más fuerte y profunda será su
compasión por los perdidos y necesitados. Frecuentemente los maestros se
excusan de sus fracasos alegando que no tienen tiempo, pero en la mayoría de
los casos no es cuestión de tiempo, sino de deseo. (Mat. 6:21.)
Buscar los ausentes es un privilegio si el corazón está lleno de compasión.
Ganar nuevos alumnos es un gozo si el corazón arde con la carga de los
perdidos. Preparar la lección nunca cansará si la salvación de un alma perdida
es el motivo.

2. Tuvo perfecta sinceridad en su vida y palabras.


La sinceridad se encuentra en cada expresión de Jesús registrada en los
evangelios. Jesús fue sincero en proclamar lo que él era. El diablo lo tentó
brindándole el poder y los honores del mundo, pero Jesús le respondió usando
la Palabra de Dios. Fue sincero cuando se enfrentó a la cruz. Fue sincero al
decir al hombre su condición de perdido; Nicodemo era un príncipe educado,
culto, honrado y sincero, pero no obstante, Jesús le dijo francamente que tenía
que nacer otra vez.
Los maestros son tentados como lo fue Jesús, con alabanzas de los hombres,
para que presenten un mensaje que agrade a los oídos pecadores y egoístas.
Son tentados a discutir lo que ellos mismos piensan, en lugar de abrir la Biblia
y dejar que la Palabra hable por sí misma. Los maestros deben ser sinceros en
lo que enseñan.
3. Trató a las personas tal como ellas eran.
Jesús llamó a sus discípulos y comenzó su ministerio con ellos en su mismo
plano de vida, invitándoles a ser pescadores de hombres. Después los
matriculó en su escuela, en la cual aprendieron con él. Se hizo amigo de ellos y
se ganó su confianza, compartiendo sus experiencias. Vivió y caminó con
ellos, y ellos con él; les habló, les preguntó, creyó en ellos, confió en ellos, los
amó y ellos lo amaron. Conoció sus limitaciones y sus posibilidades. Alguien
ha dicho que algunos sermones fracasan por la poca relación con el auditorio al
cual se predica, presentándose como discursos, cuando debieran ser mensajes
hablados de corazón a corazón.
En todas sus enseñanzas Jesús empleó ilustraciones de las cosas que eran
familiares a sus oyentes. Seleccionó a sus doce discípulos para que estuvieran
con él y fueran sus discípulos; no sabemos por qué no seleccionó más, y esto
debe servir de ejemplo a los maestros que tienen aversión a las clases
pequeñas.

II. La tarea del maestro.

1. El maestro y la Biblia.
La tarea del maestro es sembrar la Palabra de Dios en los corazones y las
mentes de cada individuo de su clase, siendo esto tan cierto en el
Departamento de cuna como en el de adultos. La Palabra sembrada en los
corazones humanos por los maestros de la escuela dominical, ha sido el medio
de salvación para las multitudes. No hay asunto más serio en la vida que
enseñar las palabras de vida eterna a los hombres que mueren en sus pecados.
En 2 Tim. 2:15 Pablo dijo a Timoteo que procurara ser aprobado por Dios
usando “bien la palabra de verdad”. El maestro de la escuela dominical debe
recibir la misma admonición que hizo Pablo a Timoteo, a fin de que use la
Biblia en la forma más eficiente.

2. El maestro y el individuo.
El maestro debe esforzarse siempre por lograr en la vida de cada alumno las
cosas que a continuación mencionamos. Tal vez los maestros de los párvulos y
de los principiantes no tendrán el privilegio de ganarlos para Cristo, ni de
alistarlos en el servicio cristiano; sin embargo, si hacen su trabajo bien, estarán
preparando cada vida para una temprana aceptación de Cristo, y poniendo el
fundamento para una vida de servicio fructífero. Un buen lema para el maestro
sería: Gana a cada individuo para:
Asistir con regularidad
Estudiar la Biblia diariamente
Asistir regularmente a los cultos de predicación
Aceptar a Cristo como Salvador
Unirse como miembro a la iglesia
Orar sin cesar
Asistir regularmente a la Unión de Preparación
Tomar parte en alguna fase del servicio cristiano
Contribuir de manera sistemática a la iglesia
Ser un ganador de almas
El estudio bíblico y la asistencia regular a los cultos de predicación ayudan a
las personas a reconocerse pecadoras delante de Dios, y a buscar a Cristo para
la salvación.
La personalidad cristiana se desarrolla mediante el estudio sistemático de la
Biblia, la oración sincera, la asistencia regular a los cultos de predicación, el
servicio cristiano activo, y la contribución sabia y alegre de nuestro dinero. El
maestro debe guiar a cada alumno a hacer estas cosas sincera y regularmente.

III. El motivo del maestro.


El motivo de un maestro de escuela dominical se encuentra en los siguientes
pasajes: Juan. 8:29; Juan. 4:34; Juan. 3:22. Un maestro encontrará su más
grande gozo en cumplir la voluntad de Dios, y si ese es su motivo, el trabajo
será hecho con lo mejor de las habilidades del maestro.

IV. Relación del maestro con la iglesia.


Cada maestro, sea del departamento de cuna o del de adultos, debe ser elegido
por la iglesia; es el eslabón entre la clase y la iglesia; como oficial de la iglesia,
es responsable de la cooperación de la clase con el trabajo de ésta. El pastor y
el superintendente general representan a la iglesia al seleccionar, alistar y
preparar los maestros. A través del superintendente general, cada maestro
rendirá informe a la iglesia sobre su mayordomía como oficial de la iglesia.
Cada maestro tiene derecho a esperar toda ayuda y apoyo posibles de la
iglesia. Esta, por medio del pastor y del superintendente, se ocupará de que
cada maestro tenga un buen lugar para su clase, el equipo necesario, la
literatura requerida y todo lo demás que haga falta.

V. Responsabilidad del maestro en la escuela dominical.


El más grande éxito de la escuela dominical demanda la cooperación de todos
los maestros y oficiales. Una clase de la escuela es solamente una unidad de la
misma, y el más grande éxito de esa unidad depende del éxito de todas las
demás unidades o clases.
La persona que enseña a los niños de nueve años, debe reconocer que lo que se
hizo con esos muchachos cuando tenían ocho años de edad, y lo que se hará
con ellos cuando tengan diez, tendrá mucho que ver con la eficacia de su
propio trabajo. Es así en toda la escuela dominical.
Cada maestro debe interesarse en toda la vida de cada individuo. La escuela
dominical existe con el propósito de atender las necesidades espirituales del
individuo. Por lo tanto, el maestro tiene como deberes:

1. Edificar la clase.
La asistencia de las personas a la escuela dominical es voluntaria. Por lo tanto,
y a causa de las muchas atracciones de afuera, por la debilidad humana y por
causa del pecado, la mayoría de las personas tienen que ser invitadas
repetidamente para que asistan a la escuela dominical. La tarea del maestro es
atender las necesidades espirituales de cada persona que debiera estar en la
clase. El método de Jesús fue: “El Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo
que se había perdido.”

2. Asistir a la reunión semanal de maestros y oficiales.


Si la escuela dominical tiene una reunión semanal o mensual de maestros y
oficiales, cada uno de éstos debe asistir. Es necesario para la unidad y el
esfuerzo de la escuela; es necesario para el mayor ensanchamiento de la
escuela. Una reunión semanal de maestros y oficiales, además de una buena
promoción, planes, estudios, mayordomía y oración, es el medio apropiado
para un cambio de impresiones. Los mejor preparados deben ayudar a los de
menos experiencia, y éstos deben venir en busca de ayuda.

3. Ser puntual y regular en su asistencia.


Los quince minutos antes de comenzar la escuela, deben ser aprovechados por
el maestro tan cuidadosa e inteligentemente como si fuera una parte cualquiera
del programa de la escuela dominical. El maestro necesita este tiempo para
saludar a los miembros de la clase, y buscar la oportunidad de dirigir breves
palabras a los perdidos. Debe formar el hábito de la regularidad, sin permitir
que nada le impida enseñar la Biblia en la escuela dominical.

4. Usar la tarjeta del sistema de los seis requisitos.


Si la escuela usa este sistema de tarjetas de los seis requisitos, el maestro lo
usará y procurará que se use en la clase. Algunas veces a los obreros se les
ocurre que pueden o no cooperar con el trabajo de la escuela dominical, según
les plazca; que pueden aceptar la oportunidad que se les ofrece de enseñar en
la escuela, o rechazarla. No obstante, cuando aceptan el cargo de maestros, se
comprometen a cooperar con la escuela. Después que la escuela adopta un
método, no es asunto optativo de los maestros o las clases decidir cuál de los
métodos debe usarse en la clase. La fidelidad y la lealtad demandan su
cooperación.

5. Asistir a los cursos de estudio organizados por la iglesia.


Es necesario estudiar de continuo para dar frescura y deleite a la enseñanza.
Los frecuentes cursos de preparación ofrecen a los maestros de la escuela
dominical la oportunidad de aumentar su conocimiento general, y de esta
manera prepararse mejor para un mayor servicio cristiano.
Los maestros de jóvenes y adultos deben cooperar con el pastor y el
superintendente en procurar que los miembros de sus clases asistan a estos
cursos.

VI. Preparación del maestro.

1. Su preparación más amplia.


En muy pocos años una persona puede aprender las grandes verdades bíblicas
y dónde encontrarlas en la Biblia. Puede ser que la mayoría de los maestros de
nuestras escuelas no tengan libros ni acceso a una biblioteca, pero cada uno
puede tener algunos libros buenos que le ayuden en el estudio de la Biblia y en
su preparación como maestro eficiente. Hay once sugestiones prácticas y
definidas que ayudarán a los maestros a prepararse para su tarea de una manera
general.
Formar el hábito de oración constante.
Hacer fielmente las lecturas diarias.
Preparar cuidadosamente cada lección de la escuela dominical.
Leer por lo menos un libro de la Biblia cada mes, preferiblemente uno
relacionado con las lecciones de la escuela dominical.
Asistir a todos los cursos de preparación que se ofrezcan.
Asistir a la reunión semanal de maestros y oficiales.
Asistir a la Unión Bautista de Preparación. Si la iglesia no tiene una, debe
procederse a organizarla.
Dar a lo menos diez horas cada mes a la obra de visitas.
Procurar ganar para Cristo por lo menos una persona cada semana.
Si la iglesia no ofrece cursos de estudio para maestros, hacer individualmente
el estudio de dos o tres libros del curso presentado por la Comisión
Internacional de Educación Cristiana.
Asistir a todas las conferencias ofrecidas para maestros, sean éstas distritales,
provinciales o generales.
Una participación en estas once sugestiones, todas sencillas, fáciles de hacer,
tendrá a un maestro de la escuela en crecimiento continuo.

2. Su preparación específica.
Un maestro eficiente de la escuela dominical deberá preparar su lección de
manera cuidadosa, adecuada, con oración. Esto requiere fuerza de voluntad,
porque la carne es débil y el diablo es activo. Desde luego, el maestro debe
tener una buena concordancia y saber usarla. Debe usar toda ayuda posible de
revistas, folletos, etcétera. Debe tener presente siempre que es un maestro, y no
simplemente un conferencista, que no está puesto para entretener a sus
oyentes. Un maestro es uno que inspira, es uno que guía; es aquel que enseña
la verdad que el alumno busca, y luego ayuda al alumno a comprenderla y
desearla.
Hay muchos libros en existencia publicados especialmente para el uso del
maestro de la escuela dominical. Estos se deben aprovechar cada vez que sea
posible, porque ayudan mucho en la preparación de la lección, la cual se debe
comenzar a principios de la semana. Por supuesto, a fines de la semana debe
haber una preparación más consciente. Un intermedio observó que si los
maestros supieran más acerca de la lección, la clase sería más interesante y
provechosa.
Además, hay la preparación personal, es decir la del maestro mismo. Si es
posible, el maestro debe estar en las mejores condiciones físicas. Pero más
esencial aun es la preparación espiritual. La oración ferviente, un deseo sincero
de agradar a Cristo, una compasión ardiente hacia los perdidos, son esenciales
para que el maestro haga el mejor trabajo.

VII. El maestro ante la clase.


El tiempo que se está en el aula pone al maestro cara a cara con sus alumnos, y
es quizá la mayor oportunidad de la semana. Cada detalle debe ser bien
planeado. El equipo, el programa, la temperatura del local, los materiales, los
informes, todo esto debe recibir la atención cuidadosa del maestro. Este y los
oficiales de las clases de personas mayores, deben cooperar para que todo esté
listo antes de comenzar la escuela.
Si el maestro se ha ganado el amor, la confianza y el respeto de sus alumnos; y
si ha hecho una preparación adecuada, los treinta minutos de la lección han de
ser la hora principal del programa de la escuela dominical. El maestro
procurará que cada alumno tenga una Biblia, preferiblemente suya. Con
cuidado y oración guiará en el estudio de la Palabra de Dios durante los treinta
minutos.
La importancia del trabajo en el aula merece la preparación más cuidadosa del
maestro, de la lección y de las condiciones físicas. Cuando la lección
presentada no obtiene buen éxito, es generalmente porque el maestro no ha
hecho la preparación necesaria.
Cada individuo de la clase necesita a Dios. La Biblia contiene la revelación de
Dios al hombre. Mientras el maestro esté preparando la lección tendrá presente
la necesidad que tienen los alumnos de la Palabra de Dios como la única fuente
adecuada para suplir esta necesidad. También el maestro debe estar consciente
del mandato de Dios de enseñar su Palabra y de la promesa de que él la
bendecirá. Con tal preparación el maestro podrá, lleno de fe, presentarse ante
su clase, sabiendo que hace la voluntad de Dios, que tiene las bendiciones de
Cristo y la dirección del Espíritu Santo.
¡Que las numerosas huestes de maestros de escuelas dominicales procuren
imitar las cualidades del Gran Maestro, como también sus métodos! ¡Que sean
fieles a sus enseñanzas y al espíritu de esas enseñanzas! ¡Dios permita que
sean siempre conscientes de la condición de las almas perdidas y de las
muchas posibilidades de una vida! ¡Que estén seguros de que Cristo es el
Salvador único y eficiente! ¡Que sean diligentes en la preparación, compasivos
en espíritu y rectos en sus vidas! ¡Que comprendan profundamente la
importancia de su trabajo de ganar a los perdidos para Cristo y edificar el
carácter cristiano!

Capítulo 9. — Cuestionario

1. Mencione varios versículos que hablan de Jesús como Maestro.


2. Mencione varias cosas que Jesús enseñó por su vida como Maestro.
3. ¿Para cuáles diez cosas debe el maestro procurar ganar alumnos?
4. Diga cuáles son algunas responsabilidades del maestro de escuela
dominical.
5. ¿Cómo puede prepararse el maestro de escuela dominical?
Programa Educativo Integrado
En La Iglesia Local
NUEVA En Enseñanza Bíblica En Desarrollo Cristiano
CLASIFICACIÓN POR
EDADES La Nueva Línea de Literatura Periódica de La nueva Línea de Literatura Periódica
Enseñanza Bíblica se llama “Diálogo y de Desarrollo Cristiano diseñada para
Acción” para usar en la escuela dominical ser usada en Uniones Varoniles,
y grupos de estudio bíblico. Femeniles, Embajadores del Rey,
Auxiliares de Señoritas, de Niñas,
Rayitos de Sol. Uniones de Preparación
y Grupos de Acción.

PREESCOLARES Preescolares A Libro con 52 lecciones. Jugar para el Alumno o Participante.


“A” De 0 a 2 años 128 págs. 32 págs.
“B” De 3 y 4 años Preescolares B Libro con 52 lecciones. Jugar-Guía para el Consejero o Guía.
“C” De 5 y 6 años 128 págs. 16 págs.
Preescolares C para el Alumno. 54 págs.
Preescolares C para el Maestro, 32 págs.

ESCOLARES Escolares A para el Alumno. 54 págs. Aprender para el Alumno o


“A” De 7 y 8 años Escolares A para el Maestro, 32 págs. Participante. 32 págs.
“B” De 9 a 11 años Escolares B para el Alumno. 54 págs. Aprender para el Consejero o Guía. 16
Escolares B para el Maestro. 32 págs. págs.
Crecer para el Alumno o Participante.
32 págs.
Crecer para el Consejero o Guía. 16
págs.

JÓVENES Jóvenes A para el Alumno. 54 págs. Yo para Jóvenes participantes. 32 págs.


“A” De 12a 16 años Jóvenes A para el Maestro. 64 págs. Soy para todos los Jóvenes
“B” De 17 a 26 años Jóvenes B para el Alumno. 54 págs. participantes. 32 págs.
Jóvenes B para el Maestro. 64 págs.

ADULTOS Adultos A para el Alumno. 54 págs. El Camino para todos los Adultos. 32
“A” De 27 a 49 años Adultos B para el Alumno. 54 págs. págs.
“B” De 50 a … La Ventana para todas las Mujeres. 32
El Expositor Bíblico págs.
para los Maestros de Adultos A y B. 80 El Promotor de Educación Cristiana
págs. para Líderes, 32 págs.
PRELUDIO: Música y Adoración
para Líderes. 32 págs.

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