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El antropocentrismo del siglo XXI

Actualmente, los diseñadores crean sus productos y servicios enfocados en el


ser humano, para que sea más sencillo para el usuario aprender a usarlos y que
la mayoría de la población pueda adquirirlo. Con el fin de satisfacer las
necesidades de los ciudadanos de una manera más amplia.

El diseño inclusivo tiene su inicio con el diseño centrado en el hombre. En la


primera mitad del siglo XX se empezaron a dar los primeros pasos. Ya que, a
causa de la guerra no se encontraba obra de mano especializada, y era muy
costoso entrenar a empleados para que operaran las maquinas complejas, así
nace “Fitting the job to the worker”. Para reducir costos en la preparación de sus
trabajadores ya que las maquinas eran más intuitivas y fáciles de usar.

Luego de esto, (exactamente treinta años después). Nace lo que ahora


conocemos como minimalismo. Henry Dreyfuss, quien impulso la teoría de que
la utilidad debe anteponerse a la forma del producto. Con el tiempo los
diseñadores empezaron a eliminar los adornos de sus productos y llegaron al
estilo que hoy conocemos (útil y simple).

Esto no paro aquí, a finales del año 60 en Suecia se generó un concepto de


sociedad donde se pensó en un tipo de diseño accesible y para todas las
personas. Lo llamaron en 1993 “Design for all”. Este diseño ya no estaba basado
solamente en el hombre común. Si no, que ampliaba el rango a su máximo
esplendor, incluyendo personas de todo tipo.

Tiene como valor principal la inclusión de toda la sociedad, incluyendo minorías


y dejando de un lado los estereotipos.

El principio de la usabilidad es una característica importante del Design for all.


Debido a su acercamiento y empatía para el usuario. El desarrollo un producto
usable, se tiene que conocer, entender y trabajar con las personas que van a
utilizar el producto, entre más amplio sea el grupo a estudiar más personas
podrán interactuar de forma sencilla con el producto.
El feedback es una herramienta muy útil para enterarse de la satisfacción y/o
decepción de los usuarios. Así el producto será mejorado por los comentarios de
los usuarios y lograr llegar a un producto cada vez más centrado en el ser
humano. La tolerancia al error de estos productos debe ser alta. Ya que, al ser
un grupo tan amplio de usuarios no es posible satisfacer a todos. Ya que llegaran
muchas sugerencias sobre cómo mejorar el producto. Los cambios a elegir
deben ser óptimos y precisos para satisfacer a la mayoría de la población.

Un buen producto debe ser modificable en la mayoría de sus componentes, y así


poder aplicar reformas a ciertas partes sin dañar el resto del producto, como, por
ejemplo: una página web la cual su tipo de fuente no le agrado a los usuarios,
sin embargo, la interfaz es simple y rápida. Si el producto es modificable, no nos
costara más que unas líneas de código para cambiar esta función. Pero, si no lo
es, tomaremos más tiempo en hacer el cambio.

Además, los productos se deben construir con una buena accesibilidad, donde
se incluyan a todos y no se necesiten adaptar para ciertas minorías. Como, por
ejemplo: Las puertas de los autobuses públicos deben ser lo suficientemente
anchas para que personas con sobrepeso, en silla de ruedas, altas, bajas o
delgadas. Así pueden sentirse cómodos y no excluidos por sus capacidades
diferentes.

El diseño interactivo actualmente está en auge y nosotros como ingenieros en


multimedia tenemos la capacidad de crear este tipo de productos para las
personas, más dinámicos, con alto contenido multimedia (como lo son imágenes,
sonidos, videos, etc.), para lograr que el usuario se sienta cómodo con ciertas
cosas que ya conoce y al mismo tiempo tenga un toque nuevo y digital. Los
usuarios asocian el contenido multimedia a una función, por ejemplo: el icono de
disquete para guardar una imagen o elemento, el botón verde para validar y el
rojo para eliminar. Si queremos que un diseño sea inclusivo y fácil de usar para
todos debemos seguir estos parámetros, a los cuales la sociedad del siglo XXI
ya tiene grabados.
El siglo XXI se ha caracterizado por el consumismo, la mayoría de las empresas
aplican el principio de diseño enfocado en el hombre porque a los usuarios les
gusta sentirse especiales. Tener un producto totalmente creado para ellos les
emociona, todo esto está bastante ligado a una buena publicidad, donde muestre
en sus comerciales al usuario como el centro de su compañía y que su nuevo
producto es lo que necesita en su vida para ser feliz. Mas aerodinámico, un
nuevo color, más comodidad, velocidad, entre otras logran atraer la atención de
los usuarios.

Para crear un óptimo producto inclusivo se deben unir varias disciplinas y así
cubrir la mayoría de las necesidades del usuario, por ejemplo: un ingeniero se
encargará de que su página web funcione rápido y muestre la información
correcta, pero cosas tan esenciales como el diseño lo dejará a un lado. Porque
este no es su campo de conocimiento. Así que, al unir dos disciplinas tan
importantes como estas, se puede crear una página web optimizada con un nivel
grafico muy alto, el cual cautivará a los usuarios de cualquier edad y estrato
social, hará crecer la empresa de la cual es la página creada y mantendrá a los
usuarios felices y cómodos con ella.

La filosofía antropocentrista logra aumentar el ego del usuario y hacer que se


sienta especial con el diseño o producto creado. Una nueva versión del
antropocentrismo en pleno siglo XXI ha logrado cautivar a millones de usuarios.
Tanto así, que en las academias de diseño se enseña el concepto de “hacer feliz
al usuario”, “Darle al usuario lo que quiere”. Claro está, con la ayuda del
diseñador que unirá todas las necesidades de este para entregarle el diseño o
producto deseado.

Lizeth Daniela Garzón Cáceres.

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