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All content following this page was uploaded by Hugo Pereira Chamorro on 04 February 2019.
Almond y Verba comienzan dándonos unas nociones sobre cultura política, así, en “Un
enfoque sobre la cultura política” nos acercan la idea de que “no podemos estar seguros
que las naciones del continente europeo lleguen a descubrir una forma estable de
proceso democrático que se acomode (…) a su cultura particular”; en este sentido,
consideran que, con la llegada del fascismo y el comunismo a Europa, la contingencia
de la pervivencia de la democracia es un hecho.
Así mismo, Almond y Verba, nos afirman que “el problema central de la ciencia política
consiste en saber cuál será el contenido de esta nueva cultura mundial”, pues, el
progreso del conocimiento y el control de la propia naturaleza -que tuvo su germen en
Occidente hace cuatro siglos- posee un ritmo muy acelerado que está transformando el
orden mundial. La ingeniería y la organización social se ocupan, igualmente, de la
aplicación de la racionalidad, sin embargo, según Almond y Verba, la primera la aplica
a las cosas materiales y la segunda a los seres humanos y grupos sociales. Desde esta
perspectiva podemos considerar que en todas las naciones jóvenes, los individuos que
conforman esa sociedad se consideran políticamente importantes y miembros activos
del sistema político. Así mismo, podemos considerar que las nuevas naciones podrán
optar por dos modelos diferentes de Estado [moderno]: el totalitario y el democrático. El
modelo que el joven Estado elija, será determinante para las relaciones que éste
establezca con sus ciudadanos: en el primer caso, el individuo jugará el papel de
“súbdito participante” mientras que en el segundo de “ciudadano influyente”. De este
modo, hemos de igualmente considerar que si el Estado elige la democracia como
modelo debe, además de desarrollar las instituciones formales propias de una
democracia (el sufragio universal, los partidos políticos y la legislatura efectiva) -que
también se encuentran en el modelo totalitario aunque en un sentido formal, ya que no
funcional-, agregar a la nación una cultura política congruente con este sistema político.
La siguiente parte del texto que nos atañe es la tipología de la cultura política.
Primeramente, debemos extraer la definición que Almond y Verba nos dan sobre cultura
política: “el término cultura política se refiere a orientaciones específicamente políticas,
posturas relativas al sistema político y sus diferentes elementos, así como actitudes
relacionadas con la función de uno mismo dentro de dicho sistema (…) es un conjunto
de orientaciones relacionadas con un sistema especial de objetos y procesos sociales”.
Así, pues, la cultura política de una nación consiste en la particular distribución entre
sus miembros de las pautas de orientación hacia los objetos políticos. Las preguntas
que nos caben son: ¿Cuáles son las orientaciones hacia los objetos políticos? y ¿Cuáles
son los objetos políticos? Almond y Verba se suman a la clasificación de orientaciones
políticas que introdujo en su momento Talcott Parsons, tenemos: orientaciones
cognitivas -conocimientos y creencias acerca del sistema político y de sus aspectos
políticos (inputs) y administrativos (outputs)-; orientaciones afectivas -sentimientos
acerca del sistema político- y orientaciones evaluativas -juicios y opiniones sobre los
objetos políticos-. En cuanto a los objetos que componen el sistema político, Almond y
Verba se sienten muy influenciados por la teoría sistémica de David Easton, así
introducen como objetos políticos: el sistema como objeto general, los objetos políticos
-inputs- (es decir, la corriente de demandas que va de la sociedad al sistema político y
la conversión de dichas demandas en principios de autoridad), los objetos
administrativos -outputs- (es decir, procesos administrativos mediante los cuales son
aplicados los principios de autoridad del gobierno las estructuras que predominan en
este proceso son las burocracias y los tribunales de justicia) y la percepción de uno
mismo como participante activo (el self).
La siguiente pregunta es: ¿Cuáles son los tipos de cultura política? Almond y Verba nos
comienzan introduciendo una serie de culturas políticas -puras- bajo la advertencia de
que (a excepción de las que son sencillamente parroquiales) no podemos encontrarlas
per sé en la realidad, sino que todas ellas aparecen conjugadas entre sí, con subculturas
en su interior. Así tenemos: la cultura política parroquial es aquella en la que las
orientaciones hacia los objetos políticos se acercan a cero; ejemplos de ella son: las
sociedades tribales africanas y las comunidades locales autónomas. El individuo en este
tipo de cultura no espera nada del sistema político. Así mismo, en estas sociedades
una misma persona engloba muchos roles distintos, no hay, pues, roles políticos
especializados. Así mismo, los habitantes de las ciudades y pueblos bajo este tipo de
cultura no tienen conciencia de los gobernadores centrales. En la cultura política de
1
Esta pregunta que formulo no está explicitada en el texto que comento, sino que es de cosecha propia
para una mejor estructuración formal y textual de este trabajo.
súbdito sí que existen orientaciones de los individuos hacia el sistema como objeto
general, hacia los objetos administrativos pero, sin embargo, las orientaciones respecto
a los inputs y al self tienden a cero. El súbdito, por tanto, tiene conciencia de la existencia
de una autoridad que lo gobierna pero la relación individuo-sistema se da mediante una
relación pasiva. En la cultura política de participación los miembros de la sociedad
tienden a estar explícitamente orientados hacia el sistema “como un todo” y hacia sus
estructuras y procesos políticos -inputs- y administrativos -outputs-. Así mismo, los
individuos tienden a orientarse hacia un rol activo en la política (aunque, como es obvio,
sus sentimientos hacia el sistema pueden ir desde el rechazo hacia la aceptación).
De todo esto surge el concepto de cultura y subcultura que ya introduje más arriba. Así,
trayendo a colación las palabras de Ralph Linton (antropólogo) podemos considerar que
subcultura hace referencia a los elementos componentes de las culturas políticas. El
ejemplo más paradigmático de subcultura política se puede encontrar en Francia, en
donde, tras la Revolución Francesa, la población se movió entre estas dos subculturas:
la de participación y otra dominada por orientaciones parroquiales y de súbdito.
Con los conceptos de subcultura política y cultura de rol, podremos llegar a localizar
actitudes e inclinaciones especiales hacia una conducta política en determinados
sectores de la población, así como, en roles particulares, estructuras o subsistemas del
propio sistema político.
Otra de las ideas de importancia que exponen Almond y Verba es que los objetos
políticos pueden ser reducidos a sus elementos componentes. Así, el sistema político
en general podría ser reducido al concepto de “nación” y “sistema político”. Los inputs a
“medios de comunicación”, “grupos de intereses”, “partidos políticos”, “poderes
legislativos y ejecutivos”. Los outputs a “ejército”, “policía”, “autoridades fiscales”,
“autoridades de educación” y otras muchas de igual talante.
El estudio que Almond y Verba llevan a cabo en el libro del cual está extraído el texto
que comento, comprende estos países: Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Italia y
México. La inclusión de estos países no es arbitraria. Cada uno de ellos representa un
aspecto que se desea estudiar. Así, por ejemplo, se incluyen Italia y México como
ejemplos de sociedades menos desarrolladas, con un sistema político de transición, y
que poseen una estructura social y política premoderna. Sin embargo, podemos decir
que México tiene en común con muchas naciones avanzadas que posee un elevado
índice de industrialización y urbanización, así como un aumento en el nivel educativo y
regresión del analfabetismo. México es, para concluir, el país menos moderno de estos
cinco países: todavía posee una población ampliamente campesina con una orientación
tradicional y un elevado índice de analfabetismo.