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EL HOMBRE COMO ANIMAL SIMBOLICO

ISABELLA DAZA BOLAÑOS

RODRIGO BALETA OLIVELLA

COLEGIO LA SAGRADA FAMILIA

FILOSOFIA

11°

2019
INTRODUCCION

En esta ocasión se describe breve pero consistente, sobre el carácter simbólico de


los humanos, el lenguaje, el pensamiento, el significado que damos a nuestros
actos y a la propia existencia. Simbólicos también como sinónimos de libres,
guionistas e intérpretes del propio destino. Donde influye que la persona humana
se caracteriza por su dimensión significativa, es decir, por las connotaciones con
las que revestimos los acontecimientos vividos. En el tema “ANIMALES
HUMANOS” nos hemos preguntado por nosotros mismos desde la comparación
con los otros animales. Partíamos de la consideración dual del ser humano,
consideración que encontrábamos en el mundo griego, en la mitología, en el
mundo cristiano e incluso en la filosofía. Esta consideración nos decía que el ser
humano era el territorio de confluencia de dos mundos, un mundo natural, animal,
irracional, instintivo, material, pasional, sometido a la necesidad (lo corporal)), y
otro mundo espiritual, moral, racional, libre (el alma). Pero vimos que esta visión
del ser humano se venía abajo con la interpretación reduccionista de la ciencia,
que nos limitaba al mundo de lo biológico, de lo corporal, de la necesidad, de la no
libertad al fin y al cabo; como consecuencia la visión actual del hombre estaría
dentro de una perspectiva monista. Vimos como desde el reduccionismo monista
podemos enfocar al ser humano como el producto de unos instintos (Freud), de un
código genético (Genoma humano) o considerar que somos fruto del aprendizaje
(conductismo). Ya sea de una manera o de otra, no somos cualitativamente
diferentes de cualquier otro animal, en todo caso seríamos un animal
cuantitativamente más evolucionado.
DESARROLLO

Esta es la tesis concreta sobre este tema: El hombre tiene una gran diferencia
sobre los animales y es claramente por su capacidad lingüística, es decir, por su
capacidad simbólica (pues al fin y al cabo el lenguaje no es más que un sistema
de símbolos). La capacidad simbólica del hombre se sintetiza en que es el único
animal capaz de referirse mediante substitutivos a algo que está ausente. Los
animales pueden utilizar señales, pero no símbolos es una gran diferencia
bastante notoria; una señal indica un suceso futuro y desencadena la subsiguiente
conducta, por ejemplo, cuando un león reconoce el olor de una gacela, eso es
señal para él de comida y desencadena la conducta adecuada. Pero los animales
no son capaces de crear sus propios substitutivos para referirse a algo que está
alejado de momentos o espacialmente, esto sólo le está dado a los seres
humanos, y es lo que se ha nombrado “capacidad simbólica”. Lo seres humanos
crean toda clase de símbolos que sirven para cambiar a los elementos naturales, a
experiencias, a emociones a pensamientos o momentos... todo esto conforma un
universo metafísico un universo simbólico.

Eso con que el ser humano se refiere a algo otro, es decir, los substitutivos, los
símbolos pueden ser de muchas maneras, pueden ser retratos o imágenes,
esquemas, gestos, conductas completas... pero, sin duda, la capacidad simbólica
del hombre, tiene su expresión más característica y auténtica en el lenguaje. El
lenguaje está formado por todo un conjunto de símbolos que le permiten al
hombre referirse al mundo físico o inventar cuantos mundos se le antojen.

Un aspecto fundamental de esta capacidad de crear símbolos en el ser humano,


es la de que estos símbolos, y especialmente el lenguaje, terminan por mediar en
toda experiencia humana. El ser humano se relaciona de tal manera con los
símbolos que crea que termina por relacionarse con el mundo físico
exclusivamente a través de estos símbolos. De hecho el ser humano le aplica a
estos símbolos el mismo tipo de conducta que si se tratara de las cosas mismas a
las que sustituyen: se intercambian insultos como si se trataran de golpes, se
arroja un retrato al fuego tratando de desembarazarse de una persona
definitivamente, el caso del budú en el que se pretende hacer daño a través de un
símbolo substitutivo a una persona que se encuentra lejos, nuestra vida trata de
acercarse a los símbolos que aprendemos de héroes y hombres elevados
(mitos)... Esta relación que establecemos con nuestros símbolos es evidente en el
lenguaje: el lenguaje media y determina toda posible experiencia y toda posible
conducta, desde las actividades que podríamos considerar como básicas, la
nutrición, la reproducción, etc., como las actividades que podríamos considerar
superiores como el pensamiento o la sociabilidad. Podríamos decir que en el
universo humano, todo está lleno de símbolos.

Uno de los que más vehementemente ha llamado la atención sobre la capacidad


simbólica del ser humano ha sido el filósofo alemán Ernst Cassirer; suya es la
expresión de “animal simbólico” refiriéndose al ser humano. Según Cassirer, la
capacidad simbólica es el elemento específicamente humano, por medio del cual
el hombre se adapta al ambiente. Los demás animales utilizan otras formas de
adaptarse al medio, desarrollan alas, agilidad, visión nocturna... la adaptación
específicamente humana es el lenguaje. Los animales se adaptan al medio, los
humanos inventan el medio que se adapte a ellos y lo llevan a cabo (capacidad
técnica). Mediante esta capacidad, el hombre vive en un plano completamente
diferente al de los animales; mientras que éstos pueblan un mundo de cosas
físicas, el ser humano vive en un universo de símbolos. Y mediante estos
símbolos el ser humano es capaz de inventar y llevar a cabo su propio mundo;
hemos dicho que los símbolos le permiten al hombre no sólo referirse al mundo en
el que vive, le permiten también inventarse el mundo en el que le gustaría vivir y,
después, son sus propias fuerzas quienes lo intentan llevar a cabo.

Cualquier acción del hombre, cualquier tipo de experiencia que este pueda sufrir,
se da dentro de este universo: cualquier experiencia es una experiencia religiosa,
estética, lingüística, o de cualquier otro tipo, pero simbólica. Todas nuestras
conductas y experiencias son simbólicas, es decir, tienen un significado, expresan
algo que va más allá de la mera conducta o experiencia. Nuestra vida no se limita
a un mero actuar para conseguir lo necesario para sobrevivir, como es el caso de
los animales, todas nuestras conductas tratan de expresar algo, tratan de dar a lo
que hacemos y a lo que nos rodea un significado una trascendencia. Esto queda
patente en que ya desde el principio de nuestra existencia una de las primeras
cosas que hicimos fue pintar las paredes de nuestras con símbolos tratando de
dotar a nuestra conducta de una trascendencia mayor que el mero sobrevivir.
CONCLUSION

Se logra llegar al acuerdo ya que a partir del texto es entendido que al símbolo
como una necesidad para enfrentar la creciente complejidad de la existencia en
sociedad, una realidad creada por el hombre mismo, de la cual ya no puede
escapar dado el tramado cerrado en el que se ha articulado en función de lo
mismo. El lenguaje, reflejo de nuestra acción reflexiva, es la experiencia que nos
ha llevado a evolucionar hacia lo conceptual y abstracto. Y también podemos
llegar a la conclusión claramente de que el lenguaje humano no está formado por
señales, sino por símbolos lo que nos diferencia de los animales dicho
anteriormente . Los símbolos son un tipo especial de signos en los que no existe
ninguna relación entre el significante y el significado; son absolutamente
convencionales. esto permite que los seres humanos, creadores de símbolos,
sean capaces de construir representaciones completamente abstractas y
absolutamente nuevas. La capacidad de inventar símbolos es lo que precisamente
le permite al ser humano imaginar mundos distintos, crear realidades imaginarias
(y después llevarlas a cabo).
BIBLIOGRAFIA

Antropología Filosófica. Ernest Cassirer. Colección Popular Fondo de Cultura


económica. México.
Apuntes de filosofía (Introducción a una filosofía realista). P.A. Marini
Universidad Libros Bs.As. 2001.
Cuadernillo de Lingüística. Alberto Ascione. 1999.

Diccionario EL ATENEO. Edición 1978.

El Hombre, creador de Símbolos. Ediciones Aula Taller.


ANIMAL SIMBOLICO

Animal simbólico es una expresión escrita por el filósofo neokantiano Ernst


Cassirer para definir la naturaleza del ser humano. Se basa en el principio de que
la característica principal del hombre es su capacidad de simbolización y que la
mejor forma para entenderlo es el estudio de los símbolos que crea en su vida en
sociedad.

Orígenes y significado
Tradicionalmente desde Aristóteles al hombre se le ha caracterizado por su uso de
la razón (animal racional) o por su sociabilidad natural (animal político). Sin
embargo, para Cassirer la especifidad del ser humano, lo que diferencia del resto
de animales, no está en su naturaleza física o metafísica, sino en su obra.
Cassirer defiende que el hombre no puede ser considerado un sujeto de estudio,
sino que para comprenderlo hay que llevar a cabo un análisis del
universo simbólico que ha creado históricamente.
Así pues el hombre debe ser definido como animal simbólico. Sobre este
argumento, Cassirer procuró entender la naturaleza humana explorando cada uno
de sus símbolos en todos los aspectos de la experiencia humana. La religión, la
ciencia, el lenguaje, los mitos, la ética, la política y el arte conforman nuestro
universo simbólico.
Su trabajo es recogido en la obra de tres volúmenes Philosophie der
Symbolischen Formen(1923–9, traducido como Filosofía de las formas simbólicas)
y su conclusión en su obra Un Ensayo sobre el Hombre.

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