Diplomado: Derechos Humanos en la Actuación Policial
Evaluación final Caso práctico Estudiante: Elizabeth González Olvera
1. Valoración de la actuación policial.
El caso práctico que se nos presenta, lamentablemente, es una situación muy común en países Latinoamericanos, por lo menos en México, que es de donde puedo dar cuenta. La actuación referida es sin duda un abuso de autoridad, la cual por su misma naturaleza va acompañada de violaciones a los Derechos Humanos de quienes son víctimas. Los elementos de Policía no realizaron un correcto manejo de la situación, su respuesta fue muy violenta y sin razón; desde un inicio los protocolos de intervención para con los ciudadanos no fueron respetados ni se siguió un discurso coherente y dando justificación del por qué. En resumen, no hubo un mayor análisis sobre la conducta de los jóvenes, simplemente se procedió sin fundamento. Ahora, el joven Andrés Juan Z. A., por su parte también reaccionó, en primer momento, de una manera muy irresponsable y violenta ante la situación en que se encontraba, dio pie a la duda de los oficiales y la forma de defenderse no fue la adecuada. Sin embargo, una vez que Juan fue inmovilizado, la golpiza que se le propinó posteriormente fue totalmente abusiva, innecesaria y bajo un criterio muy inadecuado y desproporcional de los agentes. Si bien en un principio se buscaba la contención de una conducta que pudo poner en peligro la integridad de los oficiales, el comportamiento de éstos en respuesta no fue profesional y abonó a la inconformidad de los presentes en el lugar. Sin duda alguna el caso es un claro ejemplo de los comportamientos policiales o de otros funcionarios que no tienen en claro su función ni el alcance la misma a momento de cumplir con su deber, o quizá no tienen el perfil adecuado ni la capacitación requerida para trabajar en colaboración con la ciudadanía y brinda un ambiente preventivo sin llegar al uso de la fuerza. Creo que también es importante tener en cuenta el Estado en donde suceden los hechos, puesto que habrá algunos lugares en donde no se tiene un compromiso con el respeto a los derechos humanos y prevalecen lagunas que benefician el uso de recursos dañinos a la democracia.
2. ¿Qué vulneraciones se han producido en esta actuación policial?
El caso presenta una serie de actuaciones policiales cuestionables desde inicio, pues no se menciona ningún argumento en concreto ni conducta grave que demuestre la necesidad de una intervención tan violenta. Entre las vulneraciones hubo agresiones físicas y psicológicas, abuso de autoridad y un uso de la fuerza desproporcionado, además de falta de atención y seguimiento a las quejas de algunos jóvenes en cuanto a las agresiones de que fueron víctimas. Una completa violación a la integridad de las personas. Ahora bien, centrando el análisis con relación a los documentos presentados y estudiados, refiero una lista de ellos, así como elementos base para la fundamentación del caso: a) Protocolo de actuación policial para el uso de la fuerza pública. No se respetan los principios de congruencia (idoneidad del medio a emplear, según la agresión sufrida), de proporcionalidad (supone que el uso de la fuerza debe ser de igual dimensión e intensidad al objeto legítimo que se busca), excepcionalidad (dado que el agente no agotó todos los medios disuasivos a su alcance antes de utilizar la fuerza pública). Tampoco de estaba actuando en legítima defensa, porque, aunque sí hubo una agresión o reacción previa por parte del joven de acuerdo con lo establecido en el reporte, no fue inminente y tampoco hubo una racionalidad de los medios empleados como respuesta. En cuanto a los niveles de uso de la fuerza pública, tenemos en cumplimiento el Nivel 1: Presencia disuasiva. Ya que los elementos se presentaron en las inmediaciones correctamente identificados, sin embargo, la actitud diligente puede ponerse en duda por las reacciones no profesionales que hubo; el Nivel 2: Instrucciones verbales, no son apreciables. Los oficiales actuaron en reacción y nunca en prevención ni contención de las personas que se encontraban alteradas mediante instrucciones directas; el Nivel 3: aseguramiento físico, fue perceptible y necesario a criterio de los oficiales debido a los forcejeos de los jóvenes, no obstante hubo daños físicos y psicológicos severos para las víctimas; Nivel 4: Advertencia de utilizar fuerza y armas no letales, nunca hubo advertencias, los oficiales y agentes especiales procedieron directamente sin aviso y usando macanas para el control del grupo además de golpes; los niveles 5 y 6 no aplican dado que no hubo una escalada en el tipo de armas. Tampoco hay un cumplimiento adecuado del punto 2 den Protocolo de actuación en el Capítulo IV: si bien hubo uso de la fuerza para controlar la agresión, esta fue desproporcionada y estuvo presente incluso una vez se neutralizaron a los jóvenes. Lo anterior con relación al punto 5 de igual forma, no hubo un análisis de fuerza apropiado; el punto 7, la asistencia médica para los jóvenes se dio tiempo después, incluso estos ya estando en la delegación correspondiente. No hubo un reporte (parte de novedades) ante instancias superiores sobre el uso de la fuerza, puntos 10 y 11.
b) Código Europeo de ética de la Policía. De acuerdo con la fracción V.
Principios directivos relativos a la acción/intervención de la policía, apartado B. Situaciones específicas, en el número 1. Investigaciones de Policía, dice que estas deberán fundarse bajo una sospecha razonable, lo cual, en el caos en revisión queda en duda. El oficial 276, según lo estipulado en el texto, actúo ante la molestia que le ocasionó que el joven Andrés Juan pareciera estarle vacilando, sin dar tiempo u oportunidad a una explicación o una conducta más indicativa de que algo estaba mal por parte del joven. Así, refiriendo ahora al apartado A. de esta misma fracción, no hay ninguna acción perceptible que vaya en concordancia con los puntos del 35 al 39, los cuales abarcan cuestiones de respeto a la vida de cualquier persona, actos de tortura o degradantes, uso de la fuerza en absoluta necesidad, legalidad de las operaciones, y la abstención de cumplir órdenes ilegales y reportarlas. c) Declaración sobre la Policía del Consejo de Europa. En su artículo 3 deja en claro que las ejecuciones sumarias, tortura y otros tatos degradantes quedan prohibidos: “no se puede combatir la criminalidad con métodos criminales”, aunque según el caso presentado, no hubo acciones criminales como tal, lo cual eleva la gravedad de la actuación de los elementos de Policía. Respecto al artículo 4 menciona que un funcionario de policía deberá ejecutar las órdenes legales dadas por un superior y podrá abstenerse de cumplir cualquier orden ilegal, en este caso, fue una acción de los dos niveles de jerarquía, tanto de los agentes especiales como del teniente. El artículo 5 dice que es un deber de todo policía oponerse a las violaciones de la ley, en el texto, es evidente que el cumplimiento a este artículo no se da, porque son los mismos agentes quienes cometen actos de violación a derechos faltando a los principios de oportunidad, congruencia y proporcionalidad. El artículo 9 es muy claro y no necesita más descripción: todo funcionario de policía es personalmente responsable de sus actos u omisiones que haya ordenado y que sean ilegales. Y por último en artículo 12, con relación al anterior, menciona que el funcionario debe actuar con la determinación necesaria sin recurrir a la fuerza más que la necesaria y razonable: “la policía no puede usar medios de coacción sino en una medida compatible con las circunstancias”. d) Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley. En este caso se observan faltas a los artículos: 2º, puesto en el “cumplimiento” de su deber, no hubo respeto ni protección a la dignidad humana ni defensa de los derechos; 3º dado que el uso de la fuerza en ese nivel no era necesario; 5º, puesto que después de la detención se procedió a seguir golpeando y agrediendo a los jóvenes involucrados. e) Principios de Sir Robert Peel. Totalmente incumplidos, no hubo una invitación propia a los jóvenes a colaborar lo cual deriva en frustraciones y el uso de la fuerza desproporcionado, lo cual conlleva una nula eficiencia de la policía puesto que manifiestan su acción desmedida para mantener un estado “ausente de delitos y desórdenes”. f) Principios que delimitan la utilización de la fuerza por parte de la policía. 1. Principio de habilitación legal. Se manifiesta dado que hubo detenciones y resistencia a estas por lo que derivó en el uso de la fuerza, sin embargo, no hubo eficacia ni moderación en la misma siendo más allá de lo razonable. 2. Principio de idoneidad. Dentro de la utilización idónea de la fuerza debe existir una graduación de la misma, hecho que no tuvo lugar en el caso de análisis, sino que se procedió directo a la fuerza en categoría de agresión, es decir, los medios utilizados no fueron los idóneos ni proporcionales a la situación. 3. Principio de proporcionalidad. Totalmente perdido, no hubo adecuación entre la amenaza y la respuesta que tuvo la policía, resultando en afectaciones a los derechos humanos de quienes se vieron afectados por la fuerza de la policía. Teniendo en cuenta que el uso de la fuerza tiene un carácter excepcional, es decir, es una medida extraordinaria, evidentemente no hubo esta consideración y respeto de principio por parte de los oficiales y agentes especiales. g) Resolución 14/138 de las Naciones Unidas. “El uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley debe conciliarse con los derechos humanos”. En este caso hay una omisión completa de esta necesidad. h) Sobre la tortura. Debido a que durante los eventos mencionados en el caso hubo violencia posterior a la neutralización de los jóvenes, sin perder de vista que estos también tuvieron reacciones violentas con los oficiales, considero es importante hacer mención de este tema puesto que el comportamiento de los agentes tiene las características para cumplir con la definición. El Estado como garante de los derechos y libertades de los ciudadanos es responsable de proteger a las personas contra los malos tratos infligidos por sus propios agentes y por individuos particulares, es su deber brindar una protección efectiva e investigación ante un determinado caso. Tomando como referencia la definición dada por la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura: “todo acto que inflija intencionadamente dolores o sufrimientos, ya sean físicos o mentales. Todo acto que sin causar daño físico o angustia psíquica pretenda anular la personalidad o disminuir la capacidad física o mental de la persona”, los elementos que la constituyen son: la intencionalidad, el causar un sufrimiento y que quien la padece se encuentre bajo custodia de un funcionario que pretende obtener algo o sólo infligir dolor. Estos elementos, pueden ser identificados en el caso en revisión, además de completar una de las finalidades, que es infligir un castigo a la persona por la realización de un hecho por parte de él mismo o tercera persona; los jóvenes estaban resistiéndose a una detención que en sí misma no tenía fundamento.
3. ¿Es lógica la respuesta policial en consecuencia a la agresión de algunos
jóvenes a la policía? Pudiera ser que la respuesta si sea lógica, dado que los oficiales respondieron a una agresión en su contra, pero esto no justifica la decisión de golpear a los jóvenes a diestra y siniestra. El hecho de que los jóvenes hayan agredido a los oficiales no corresponde a su actuación totalmente desproporcionada agrediendo a los ciudadanos cuando la situación ya estaba bajo control y en una posición de vulnerabilidad ante las armas que los agentes de policía utilizaron para someterlos. Fue un uso excesivo de la fuerza pública.
4. ¿Quiénes serían los policías responsables de las hipotéticas conductas
irregulares en el caso? Inicialmente el oficial con número 276, el cual inició las agresiones, el oficial con número 340, quien acompañó al oficial 276 en la golpiza y detención con uso excesivo de fuerza del joven Andrés Juan y además de la agresión contra Teresa S. A. y Miquel G. M. en cuanto al otro altercado, el oficial 933 condujo de forma irregular a su equipo de agentes especiales bajo un criterio desproporcionado; los elementos actuaron bajo órdenes, sin embargo era su responsabilidad profesional no obedecer puesto que vulneraban los derechos humanos de las víctimas. El teniente 0090, puesto que no hay más evidencia, solamente es culpable de no tomar en cuenta los reclamos y pasar desapercibidos los comportamientos de sus oficiales.
5. ¿Es correcta la actuación del teniente, cuando él no realizó ninguna agresión
hacia los jóvenes? La conducta del teniente 0090 desde que se presentó en las inmediaciones del lugar no fue la más adecuada. Para empezar, dio aviso a los elementos de antidisturbios para que se avanzaran en posición y pudiera disponer de sus acciones ante el grupo de jóvenes, posteriormente, sin una certeza de lo que estaba sucediendo en la entrada de la discoteca dado que no estaba en una posición que privilegiara lo real, dio instrucciones de intervención por parte de los agentes y se retiró del lugar sin dar seguimiento y control a la actuación de dichos elementos. Y principalmente, a su regreso, a pesar de haber escuchado las quejas de las víctimas, no hizo nada al respecto con la conducta de los oficiales, ni las reportó a sus superiores, lo cual pone en duda su capacidad, sensibilidad y compromiso con los ciudadanos y con la guarda de los derechos humanos.