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NOVENO SEMESTRE
2019-I
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DEDICATORIA
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AGRADECIMIENTO
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INDICE:
I. CAPITULO I:
1.1 Fundamentación y enunciado del problema
1.2 Formulación del problema de investigación
1.3 Hipótesis:
1.3.1 Hipótesis Nula
1.3.2 Hipótesis Alternativa
1.3 Objetivos de la investigación
1.3.1 Objetivo general
1.3.2 Objetivos específicos
1.4 Justificación e importancia
1.4.1 Justificación
1.4.2 Importancia
1.5 Conceptos operativos
1.6 Limitaciones
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2.1.4.4 Bajo rendimiento escolar
2.1.4.5 Trastornos de la conducta alimenticia
2.1.5 Factores protectores
2.2 Trastornos de la conducta alimenticia
2.2.1 Definición
2.2.2 Características
2.2.3 Bases
2.2.3.1 Moleculares
2.2.3.4 Psicológicas
2.2.4 Epidemiologia
2.2.5 Tipos
2.2.5.1 Anorexia
2.2.5.2 Bulimia
2.2.5.3 Ortorexia
2.2.5.4 Vigorexia
2.2.5.5 Trastorno por atracón
2.2.5.6 Obesidad
2.2.5.7 Trastorno por evitación/restricción de la ingesta de
alimentos
2.2.6 Variables de los trastornos de la conducta alimenticia
2.2.6.1 Variables individuales
2.2.6.1.1 Ideal estético de delgadez
2.2.6.1.2 Insatisfacción corporal
2.2.6.1.3 Factores de riesgo
2.2.6.1.4 Factores psicosociales
2.2.6.2 Variables familiares
2.2.6.2.1 Relación padres e hijos
2.2.6.2.2 Factores socioculturales
2.2.7 Contexto social
2.2.8 Sintomatología
2.3 Ansiedad:
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2.3.1 Concepto
2.3.2 Ansiedad patológica
2.3.3 Síntomas
2.3.3.1 Síntomas de la ansiedad Social
2.3.4 Ansiedad Social
2.3.5 Diagnostico
2.3.6 Pronostico
III. METODOLOGÍA
3.1 Nivel de investigación
3.2 Tipo de investigación
3.3 Diseño de la investigación
3.4 Variables
3.5 Población
3.5.1 Muestra
V. RESULTADOS
5.1 Instrumentos de procesamiento de datos:
5.1.1 SPSS
5.2 Presentación de los resultados
5.2.1 Estadísticos descriptivos.
5.2.2 Estadísticos de grupo.
5.2.3 Prueba T para muestras dependientes.
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5.2.4 Correlación de Pearson.
5.3 Interpretación de los resultados
5.3.1 Análisis de la tabla 1 y 2.
5.3.2 Análisis de la tabla 3 y 4.
VI. DISCUSION:
6.1 La ansiedad social en los adolescentes de segundaria.
6.2 Conductas de riesgo alimenticio en adolescentes de segundaria.
6.3 Relación entre ambas variables.
VII. CONCLUCIONES
VIII. ANEXOS
8.1 Consentimiento informado
8.2 Cronograma de actividades
8.3 Flujo grama
8.4 Escala de Ansiedad Social para Adolescentes.
8.5 Cuestionario breve de conductas de riesgo alimentario para
adolescentes.
IX. BIBLIOGRAFIA
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PRESENTACION:
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entre el ambiente educativo y la ansiedad; los estudiantes de este colegio están
expuestos a un gran número de condiciones adversas comenzando por la ubicación
del centro educativo, que está cerca a lugares del distrito donde se ha observado
delincuencia, venta de drogas, prostitución y pandillaje; factores a los que los
estudiantes se ven expuestos al salir de la escuela. Sin contar que en su mayoría
estos estudiantes provienen de familias con poco nivel adquisitivo, padres sin
educación superior y con problemas de salud tales como anemia y tuberculosis.
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CAPÍTULO I
Hacia el oeste incluye a la ciudad del Callao y hacia el sur-oeste a otras localidades
antaño separadas y que hoy forman parte de la ciudad, como son Magdalena
Vieja, Miraflores, Barranco, Chorrillos o Vitarte y ciertas ciudades satélite como
son Lurín o Ancón. Dicho proceso urbano se evidenció en los años 1980. Estas
localidades y/o ciudades satélites conforman actualmente distritos integrantes de la
gran conurbación Lima-Callao.
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desde el distrito norteño de Ancón en el límite con la Provincia de Huaral, hasta el
distrito sureño de Pucusana en el límite con la Provincia de Cañete.
Para tal fin, sus integrantes nombran una Comisión de Exploración y se dividen en
dos grupos que parten desde Surquillo el 4 de agosto de 1949, dirigiéndose hacia
el sur. El primero de ellos recorre las haciendas de Higuereta y La Calera; el
segundo hace lo propio por Santiago de Surco hasta Quebrada Honda (kilómetro
20), donde finalmente se instalan.
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para albergar a todos, un grupo de asociados decide tomar posesión de una
quebrada contigua, en los "km 16" y "km 19" de la Carretera a Atocongo, porque les
resultaba más amplia y accesible a la ciudad de Lima.
Como una muestra de gratitud, los fundadores posteriormente optan por agregar el
nombre de la esposa del Presidente de la República, Manuel A. Odría, María
Delgado de Odría, por el apoyo a la creación del distrito. Por ley 13796, el 28 de
diciembre de 1961, se creó el distrito de Villa María del Triunfo, hoy integrada por 6
zonas definidas: José Carlos Mariátegui, Cercado, Inca Pachacútec, Nueva
Esperanza, Tablada de Lurín y José Gálvez Barrenechea, y una séptima en vías de
consolidación Nuevo Milenio.
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y la Anorexia nervosa tienen una prevalencia de 0.7% y 0.2% en mujeres, no
encontrándose casos en hombres.”
Como afirma Juan Carlos Sierra en su artículo “Ansiedad, angustia y estrés: tres
conceptos a diferenciar”: “La ansiedad es una parte de la existencia humana, todas
las personas sienten un grado moderado de la misma, siendo ésta una respuesta
adaptativa. La ansiedad sigue siendo un tema de gran importancia para la
Psicología; su incorporación es tardía, siendo tratado sólo desde 1920,
abordándose desde distintas perspectivas. Según el Diccionario de la Real
Academia Española (vigésima primera edición), el término ansiedad proviene del
latín anxietas, refiriendo un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo, y
suponiendo una de las sensaciones más frecuentes del ser humano, esta es una
emoción complicada y displacentera que se manifiesta mediante una tensión
emocional acompañada de un correlato somático (Ayuso, 1988; Bulbena, 1986). En
general, el término ansiedad alude a la combinación de distintas manifestaciones
físicas y mentales que no son atribuibles a peligros reales, sino que se manifiestan
ya sea en forma de crisis o bien como un estado persistente y difuso, pudiendo
llegar al pánico; no obstante, pueden estar presentes otras características
neuróticas tales como síntomas obsesivos o histéricos que no dominan el cuadro
clínico. Si bien la ansiedad se destaca por su cercanía al miedo, se diferencia de
éste en que, mientras el miedo es una perturbación cuya presencia se manifiesta
ante estímulos presentes, la ansiedad se relaciona con la anticipación de peligros
futuros, indefinibles e imprevisibles (Marks, 1986).” En el Perú según cifras del
MINSA: “Con la excepción de la fobia social, cuya prevalencia es muy similar en las
áreas urbanas y rurales, los trastornos clínicos en los adolescentes son más
prevalentes en las áreas urbanas, ocupando los primeros lugares el episodio
depresivo (la cual varia de 7.0% en Lima y Callao a 1.1% en Lima rural), los
trastornos de ansiedad generalizada (que va de 5.5% en la sierra urbana a 0.4% en
la sierra rural) y la fobia social (que va de 4.1% en la selva rural a 1.2% en la selva
urbana).”
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1.2 Formulación del problema de investigación:
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de un colegio público de Villa maría del triunfo a través de La Escala
de Ansiedad Social para Adolescentes (SAS-A) considerando el sexo.
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1.4 Justificación e importancia:
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1.5 Conceptos Operativos:
Alumno: Los alumnos son aquellos que aprenden de otras personas. Desde el
punto de vista etimológico, «alumno» es una palabra que viene del latín «alumnus»,
sustantivo derivado del verbo «alere», que significa ‘alimentar’ o ‘alimentarse’ y
también ‘sostener’, ‘mantener’, ‘promover’, ‘incrementar’, ‘fortalecer’. Se dice de
cualquier persona respecto del que la educó y crio desde su niñez, aunque uno
puede ser alumno de otra persona más joven. De hecho, al alumno se le puede
generalizar como estudiante o también como aprendiz. También es alumno aquel o
aquella que es discípulo respecto de su maestro, de la materia que aprende o de la
escuela, colegio o universidad donde estudia. El estudiante es un alumno.
La educación pública se ofrece a los niños del público en general por el gobierno,
ya sea nacional, regional o local, siempre por una institución de gobierno civil, y
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pagado, en todo o en parte, por los impuestos. El término se aplica generalmente a
la educación básica, la Educación Primaria y secundaria o bien a todo el sistema
comprendido entre kindergarten y el último curso de la Educación Secundaria.
También se aplica a la educación post-secundaria, educación superior, o las
universidades, colegios, escuelas técnicas que reciben ayudas públicas.
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subclínicas, síntomas o factores de riesgo para estos trastornos no obstante que se
presentan con menor frecuencia, intensidad y duraciónbien establecido, con la
excepción del trastorno por atracón, donde no hay conductas purgativas, todas
estas acciones que tienen como propósito perder peso corporal son dañinas para la
salud y se asocian, al igual, a trastornos afectivos y de ansiedad (Stice, Ng y Shaw,
2010; Solmi, Hatch, Hotopf, Treasure y Micali, 2014).
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funcionamiento social. Estas enfermedades pueden poner en riesgo la vida de los
que las padecen.
1.6. Limitaciones:
Voluntad del Escolar: Los escolares pueden haber tenido una jornada escolar
ardua por lo que al realizar la prueba lo harán de manera desganada, por ello
se buscara llegar a una hora adecuada para los escolares.
Sinceridad de respuestas: Existe cierto tipo de recelo departe de escolares
para contar la situación emocional actual, por lo que puede haber cierto tipo
de barreras al realizar las pruebas por temor a la crítica.
Diferencia de edades: En los años escolares que se realizaran las pruebas
cabe la posibilidad que se encuentren adolescentes repitentes o de traslado,
por lo que no habrá mucho control sobre la diferencia de edades ampliando
el campo de estudio por edades.
Tipos de familia: Existen múltiples tipos de familia, monoparental, nuclear,
extensa, entre otras lo cual no es factor determinante si es o no familia
disfuncional, pero en caso lo sea, no sería igual tipificar un tipo de familia
disfuncional entre familias.
Falta de dinero.
Permisos requeridos para realizar el estudio en el colegio elegido.
Posible poca disposición o interés de parte de los participantes de la muestra
para realizar el estudio.
Disponibilidad de tiempo.
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CAPITULO II
Liz Janina Chunga Silva de la universidad Nacional Mayor de San Marcos, realizo
una investigación en el año 2016 sobre: “Trastornos de la conducta alimentaria y
alexitimia en adolescentes femeninas escolares”. Donde La investigación de tipo no
experimental consistió en correlacionar los trastornos de la conducta alimentaria y
la alexitimia en una muestra de 300 adolescentes femeninas escolares de la ciudad
de Trujillo. Los instrumentos utilizados fueron el Inventario de Trastornos de la
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Conducta Alimentaria (EDI – 2) y la Escala de Alexitimia de Toronto (TAS – 20). La
investigación dio como resultado una correlación positiva entre las escalas de los
trastornos de la conducta alimentaria y la alexitimia, evidenciándose una relación
altamente significativa para diez de las once escalas que mide el inventario con
alexitimia y significativa para ascetismo y alexitimia. Tomado de:
http://revistas.ucv.edu.pe/index.php/R_PSI/article/view/665
Patricia Martínez publico Revista de Psicología de la PUCP. Vol. XXI, 2 del 2003 un
artículo llamado: “Estudio epidemiológico de los trastornos alimentarios y factores
asociados en Lima Metropolitana” que consistió en analizar la prevalencia de los
trastornos alimentarios en la población de mujeres adolescentes escolares de Lima
Metropolitana y los factores asociados a dichos trastornos. Asimismo, se buscó
determinar la población en riesgo de desarrollar alguno de estos trastornos. Se
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evaluó un total de 2141 adolescentes entre los 13 y los 19 años, de 3° a 5° de
secundaria, seleccionadas mediante un muestreo probabilístico bietápico por
conglomerados y estratificado según régimen de gestión del colegio (público o
privado), y se les aplicó el Inventario de Conductas Alimentarias (ICA) de Zusman
(2000). Los resultados mostraron un 16.4% de casos con uno o más trastornos
alimentarios y un 15.1% de la población en situación de riesgo. Palabras clave:
epidemiología, trastornos alimentarios, factores de riesgo, factores asociados,
adolescentes. Tomado de: file:///C:/Users/user/Downloads/Dialnet-
EstudioEpidemiologicoDeLosTrastornosAlimentariosYF-994002%20(1).pdf
23
vulnerables al desarrollo de trastornos asociados. Tomado de:
http://www.redalyc.org/html/3720/372036941003/
24
http://www.casadelibrosabiertos.uam.mx/contenido/contenido/Libroelectronico/Con
ductas_alimentarias.pdf
25
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-
33252008000600004
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II.2 Marco conceptual:
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donde se desarrolla, jugando ésta un rol esencial. En varias sociedades del
mundo se observa variación en las características de la familia en cuanto a
conformación e institucionalización. La mayoría son biparentales, sin
embargo un número creciente de hogares son uniparentales, de autoridad
femenina, producto de separaciones, embarazo precoz o convivencia a corto
plazo, los cuales dejan a la mujer y sus hijos en condiciones desfavorables y
se constituye en un elemento de vulnerabilidad para futuras conductas de
riesgo de los hijos.
La familia cumple varias funciones importantes en el desarrollo de sus
miembros, modela sentimientos, ofrece patrones de conductas, pautas y
normas de convivencia, un adecuado vínculo y funcionamiento familiar con
disponibilidad de tiempo de los padres hacia los hijos, comunicación, rituales
familiares, cohesión, adaptabilidad y actividades en conjunto se han descrito
como factores que disminuyen significativamente las conductas de riesgo o
predisponentes en el adolescente.
El proceso de socialización familiar se reconoce como uno de los factores
determinantes en la génesis y mantenimiento de las conductas de riesgo, al
constituirse en la base del desarrollo de las características individuales del
adolescente tales como su personalidad, auto concepto, valores y
habilidades de comunicación entre otros. La falta de internalización de
normas y resolución dialogada de conflictos en las relaciones interpersonales
familiares, dificulta la adaptación efectiva y aumenta la probabilidad de
conductas autodestructivas y de riesgo en el adolescente. Tomado de:
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-
12962013000100011
2.1.3 Consecuencias:
Dependiendo de la conducta de riesgo, los resultados pueden variar, pero
generalmente causan un daño nocivo al desarrollo del adolescente. Ya que
pueden causar desde daño físico que conlleve secuelas cruciales para su
desarrollo o traumas generados por situaciones conflictivas.
2.1.4 Tipos
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2.1.4.1 Farmacodependencias:
Las sustancias químicas psicoactivas forman parte de la cultura
humana desde sus orígenes. El alcohol y el tabaco, las drogas legales
en Occidente, se han visto complementadas en la segunda mitad del
siglo XX por un sostenido aumento en el uso de sustancias ilegales,
que fueron utilizadas fuera de Europa y Estados Unidos, tales como
los derivados del opio en el lejano Oriente, la marihuana en el norte de
África, y la hoja de coca en los países andinos de Sudamérica. Su uso
cada vez mayor entre los adolescentes se transformó en motivo de
preocupación y luego de alarma pública en los últimos años, en la
medida que su uso ha llegado a ser tan frecuente, en algunos casos,
como el de las sustancias legales entre los adultos. Los adolescentes,
por su parte, están muy conscientes del doble estándar con que los
adultos manejan a éste tema, al prohibirles las sustancias químicas
que los adultos no usan, pero utilizar ellos mismos las “drogas legales”,
sea alcohol, sea tabaco, sean sustancias psicoactivas prescritas
muchas veces por los médicos. El consumo de droga, especialmente
si se hace en forma frecuente o excesiva en cantidad, es una típica
conducta de riesgo, en el sentido de que lleva a consecuencias
riesgosas para la salud. Por otra parte, el enfoque de riesgo se aplica
aquí en todos sus términos. Como veremos, por una parte hay una
concentración de conductas de riesgo entre los usuarios de droga, y
la relación con varios de los factores antecedentes antes señalados es
muy clara y ha sido cada vez más documentada empíricamente.
2.2.4.2 Sexualidad precoz
Las consecuencias de la actividad temprana son múltiples y negativas,
especialmente entre adolescentes de bajos recursos, cuyo destino
queda de alguna manera marcado cuando se embarazan. Uno de los
problemas metodológicos permanentes en este respecto, ha sido el
separar las consecuencias de la precocidad en la conducta sexual y
en el embarazo, de las determinantes dadas por el bajo nivel
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educacional y la pobreza, que de por si son otros determinantes
importantes del riesgo en esta situación. En este sentido, los estudios
muestran que el riesgo en este plano tiene los mismos factores
determinantes que las otras conductas que hemos estado revisando
en este libro. En todo caso, ha sido posible determinar las
consecuencias de la precocidad en sí. Es que la conducta sexual
temprana aumenta de diversos modos el riesgo de consecuencias
para la salud en la adolescente. Mientras más tempranamente la joven
comienza su vida sexual, es más probable que sigan consecuencias
negativas. Quienes se inician sexualmente en forma precoz tienen
más relaciones sexuales y más parejas que quienes comienzan su
vida sexual posteriormente. Las consecuencias más nocivas para la
salud son las enfermedades de transmisión sexual, con sus efectos
colaterales tales como infertilidad, cáncer cervical, embarazos
ectópicos e infecciones que se transmiten al recién nacido. Los
estudios que muestran el presente aumento de infecciones por
clamidia y por herpes, enfermedades que pueden afectar tanto la
futura mortalidad como al niño por nacer, señalan que el riesgo del
coito temprano es cada vez mayor. La consecuencia por supuesto más
seria también hoy en día es el SIDA, complicación que ha estado en
aumento en esta década nivel mundial. Las consecuencias más
directas del embarazo temprano se ligan con la crianza de hijos. El
nacimiento de un hijo impacta tanto a la madre como al niño, primero,
y luego al padre, sus familias y sus comunidades. Las madres de
menos de 15 años son las que sufren de efectos más deletéreos para
la salud, con mayor número de complicaciones obstétricas y mayor
mortalidad. Aún más, hasta los l8 años aumenta el riesgo de toxemia
y anemia del embarazo, así como de partos complicados y
prolongados. Los hijos están a su vez en mayor riesgo de
prematuridad y de peso bajo al nacer. En los años siguientes al
nacimiento del hijo, las madres adolescentes sufren de desventajas
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serias: menores logros educacionales, matrimonios menos estables
con mayor tasa de separaciones posteriores, o, cuando no hay
matrimonio, riesgo de futuros nuevos embarazos no deseados,
trabajos de menor calidad, menores ingresos, y muchas veces,
situaciones de desempleo crónico con dependencia absoluta de los
sistemas de seguridad social”. En cuanto a las consecuencias
negativas del aborto, existe mayor tendencia a presentar abortos
espontáneos a continuación, así como a tener una tendencia a
reacciones depresivas posteriores, a veces en el largo plazo. La
decisión de entregar el niño para adopción es otro tema complejo
sobre el que recién últimamente se están desarrollando estudios
serios. Los adolescentes representan una mínima cantidad de casos
de SIDA (Tabla 8.2). Dependiendo de la evolución del número total de
casos de enfermedad, es posible que éste haya aumentado. Sin
embargo, las estadísticas publicadas por la OPS, muestran que esta
enfermedad se concentra entre adolescentes mayores varones y los
grupos de niveles socioeconómicos bajos. Del total de 1.237 casos
acumulados en las Américas hasta diciembre de 1990 en
adolescentes de 10 a 19 años, los países que tenían mayor
prevalencia de SIDA adolescente fueron Estados Unidos (472), Brasil
(402), México (166), República Dominicana (48), Honduras (43) y Haití
(41). Chile tenía en esa estadística solo 6 casos, o sea el medio por
ciento (0.5%) de los casos existentes en todo el continente. En cuanto
al modo de transmisión, la mayoría de los casos se producía en
situaciones en las que existía una combinación de uso de drogas y
relaciones sexuales. Sin embargo, entre adolescentes jóvenes
predomina la vía sanguínea, producto de transfusiones de sangre y
hemoderivados.
2.2.4.3 Delincuencia y conductas agresivas
La mayoría de los niños en un momento u otro “se portan mal”,
haciendo cosas que son destructivas para ellos mismos o para
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quienes les rodean. Si estas conductas se repiten, y en especial a
edades tempranas, pueden recibir el diagnóstico de problemas
conductuales. Si estas conductas llevan más adelante a problemas de
tipo legal, algunos de éstos adolescentes podrán pasar a ser
denominados jóvenes delincuentes. Un porcentaje alto de los
adolescentes estudiados por nosotros tienen esta tendencia. Muchos
de ellos pueden ser identificados bastante tempranamente en la vida.
Los niños agresivos y maldadosos en la educación básica pueden
llegar a presentar conductas delincuentes cuando adolescentes o
adultos. No todos sin embargo, persisten en estas conductas: la
mayoría posteriormente se socializa en forma adecuada. Hoy hay
bastante consenso acerca de los antecedentes de las conductas
delincuentes. Aquellos niños que vienen de familias que no les dan el
necesario apoyo social y emocional que les permita resistir las
presiones de grupos de iguales negativos son los más vulnerables.
Las familias con historias de criminalidad, enfermedad mental o
alcoholismo, producen niños que están en riesgo alto para presentar
conductas delincuentes. El tema de la conducta de pares es aquí muy
central, llevando muchas veces a la formación de pandillas
antisociales. La delincuencia sigue también muchas veces al fracaso
escolar, y se correlaciona altamente con falta de capacidades
académicas y a pocas destrezas sociales.
2.2.4.4 Bajo rendimiento escolar
Los problemas en la adaptación a la escuela son a la vez factores
involucrados en muchas de las conductas de riesgo que hemos
revisado hasta ahora. El bajo rendimiento escolar es un predictor
importante del consumo de sustancias químicas, de la delincuencia y
del sexo precoz. Por otra parte, el mal rendimiento y la deserción
escolares constituyen un comportamiento de riesgo en sí, que lleva a
sus propias consecuencias. El fracaso escolar, más que un evento
específico, es un proceso. Un adolescente que inicia su consumo de
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sustancias químicas, o que tiene su primera relación sexual, o que
quebranta la ley por primera vez lo hace en un momento específico y
en un lugar dado. Generalmente estas decisiones son voluntarias y
producto de una decisión personal, por más presión social externa que
pueda existir. El bajo rendimiento resulta más bien de un proceso que
involucra un conjunto de fuerzas que muchas veces están fuera del
control del niño. La calidad del sistema escolar es uno de los aspectos
centrales entre estas fuerzas, tal como lo son las actitudes de los
profesores y de los compañeros de clase. Desde este ángulo, esta
conducta es una de las menos dependientes de factores individuales
y de las más ligadas a factores y procesos sociales y del medio que
rodea al adolescente. Niños provenientes de medios desaventajados
pueden descollar en un buen sistema escolar, mientras que existen
escuelas tan deficientes que hacen prácticamente imposible que un
niño se destaque. Otra diferencia de esta conducta con las anteriores,
es su medición: existe en la mayoría de los casos y ya desde antiguo
un sistema de cuantificación rutinaria del avance del niño en la
escuela, sea en términos de informes de notas como de promoción de
un curso al siguiente. Desde ese punto de vista, los promedios de nota,
o la edad modal en cada clase son estimadores relativamente fáciles
de obtener en términos de avance o problemas escolares.
2.2.4.5 Trastornos de la conducta alimenticia: Los trastornos de la
conducta alimentaria se definen como alteraciones específicas y
severas en la ingesta de los alimentos, observadas en personas que
presentan patrones distorsionados en el acto de comer y que se
caracterizan, bien sea por comer en exceso o por dejar de hacerlo; lo
anterior en respuesta a un impulso psíquico y no por una necesidad
metabólica o biológica. Este grupo de enfermedades es complejo y
engloba a una serie de entidades patológicas que, aunque comparten
ciertos atributos, varían enormemente en cuanto a sus expresiones
físicas, psicológicas y conductuales. A pesar del gran despliegue de
33
recursos utilizados en las últimas décadas para su comprensión, el
origen preciso de estas alteraciones aún no ha podido ser dilucidado.
Los dos tipos principales de trastornos de la conducta alimentaria son:
anorexia y bulimia nerviosas. Otra categoría la constituyen los
"trastornos de la conducta alimentaria no especificados (TANE)" que
codifican los trastornos que no cumplen los criterios para uno
específico. Entre estos trastornos no especificados, se encuentra el
trastorno por atracón (TA), catalogado como una nueva categoría que
deberá ser sometida a cuidadosas revisiones. Los trastornos de la
conducta alimentaria son más frecuentes en las mujeres y,
generalmente, se inician durante la adolescencia o la juventud
temprana, aunque existen reportes de casos donde aparecen en la
infancia o en la vida adulta. Estas enfermedades, que están
caracterizadas por su cronicidad así como por la aparición frecuente
de recaídas, provocan a su vez alteraciones en el funcionamiento
psicosocial de los individuos, ya que, además de poseer un efecto
devastador en los pacientes y en sus familias, se asocian a un alto
riesgo de conductas suicidas. Además, frecuentemente se presentan
en asociación con otros trastornos siquiátricos como son: depresión,
ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo y abuso de sustancias, lo
que determina un marcado deterioro en el funcionamiento social. Estas
enfermedades pueden poner en riesgo la vida de los que las padecen.
34
problemas, representados por los padres, hermanos, profesores o
amigos; Balance adecuado entre responsabilidades sociales y
expectativas de logro (por ejemplo, en el cuidado de parientes
enfermos, de rendimiento escolar);
Competencias cognitivas (nivel intelectual promedio, destrezas de
comunicación, empatía, capacidades de planificación realista)
Características temperamentales que favorezcan el enfrentamiento
efectivo (flexibilidad, orientación optimista a los problemas, capacidad
de reflexionar y controlar los impulsos, capacidades verbales
adecuadas para comunicarse)
Experiencias de auto/eficacia, con locus de control interno, confianza
en sí mismo, y auto concepto positivo
Actitud proactiva frente a situaciones estresantes; Experiencia de
sentido y significado de la propia vida (fe, religión, ideología,
coherencia valórica)
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2.2 Trastornos de la conducta alimenticia
2.2.1 Definición
Los trastornos de la conducta alimentaria se definen como alteraciones
específicas y severas en la ingesta de los alimentos, observadas en personas
que presentan patrones distorsionados en el acto de comer y que se
caracterizan, bien sea por comer en exceso o por dejar de hacerlo; lo anterior
en respuesta a un impulso psíquico y no por una necesidad metabólica o
biológica. Este grupo de enfermedades es complejo y engloba a una serie de
entidades patológicas que, aunque comparten ciertos atributos, varían
enormemente en cuanto a sus expresiones físicas, psicológicas y
conductuales. A pesar del gran despliegue de recursos utilizados en las
últimas décadas para su comprensión, el origen preciso de estas alteraciones
aún no ha podido ser dilucidado. Los dos tipos principales de trastornos de la
conducta alimentaria son: anorexia y bulimia nerviosas.
2.2.2 Características
Las personas con problemas de alimentación invierten gran cantidad de
tiempo pensando en la comida, alimentos, peso e imagen corporal: pueden
contar y recontar las calorías de sus comidas, pesarse varias veces al día y
exigirse dietas muy estrictas, aun cuando no necesiten perder peso. Con
frecuencia se sienten gordos aunque su peso sea normal o anormalmente
bajo, o se sienten incómodos después de ingerir una comida normal o ligera.
En general, clasifican los alimentos en buenos o malos y se juzgan a sí
mismos según hayan controlado lo que han comido. Están convencidos de
que los demás también les juzgan según su control sobre la comida, por lo
que suelen ponerse ansiosos si hay gente a su alrededor cuando están
comiendo.
2.2.3 Bases:
2.2.3.1 Moleculares:
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la actividad hipotalámica también se expresan en las regiones
cerebrales involucradas con la recompensa, motivación,
aprendizaje, emoción y estrés. El consumo de alimentos está
impulsado por sus propiedades gratificantes, hecho que se ha
vinculado al aumento de la actividad dopaminérgica en los
circuitos cerebrales de recompensa. Los sistemas de
recompensa dopaminérgicos y opioides son críticos para la
supervivencia, pues condicionan impulsos amorosos,
reproductivos y de ingesta alimentaria. Todo lo anterior está
determinado por la acción de la dopamina en el
núcleo accumbens y en el lóbulo frontal. Esta misma acción
regula los efectos de los mecanismos de recompensa "no
naturales" como los relacionados con el alcohol, las drogas y de
ciertas conductas compulsivas como el sexo, el juego y las
alteraciones en la alimentación. Hallazgos recientes han sido
consistentes con un modelo de deficiencia en la recompensa,
en el cual las concentraciones disminuidas de dopamina en el
cerebro predicen la sobrealimentación.
37
los genes que influyen en la alimentación, en el apetito y en el
estado de ánimo. Por ejemplo, Bergen y col. demostraron la
asociación de múltiples polimorfismos del gen del receptor 2 de
la dopamina, con la anorexia nerviosa. Asimismo, Nisoli y col
señalaron en 2007, que el polimorfismo del gen del receptor 2
de la dopamina no está simplemente relacionado con el peso
corporal, sino que podría ser un marcador de una condición
genética-psicológica en personas con alto riesgo de desarrollar
un comportamiento patológico en el comer.
2.2.3.4 Psicológicas
38
estructura de elevada implicación interpersonal,
sobreprotectora, rígida y evitadora de conflictos.
39
2.2.4 Epidemiologia:
Los trastornos de la conducta alimentaria son más frecuentes en las mujeres
y, generalmente, se inician durante la adolescencia o pubertad, aunque
existen reportes de casos donde aparecen en la infancia o en la vida
adulta. Estas enfermedades, que están caracterizadas por su gravedad así
como por la aparición frecuente de recaídas, provocan a su vez alteraciones
en el funcionamiento psicosocial de los individuos, ya que, además de poseer
un efecto devastador en los pacientes y en sus familias, se asocian a un alto
riesgo de conductas suicidas. Además, frecuentemente se presentan en
asociación con otros trastornos psiquiátricos y conductas de riesgo como
son: depresión, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo y abuso de
sustancias, lo que determina un marcado deterioro en el funcionamiento
social. Estas enfermedades pueden poner en riesgo la vida de los que las
padecen.
El incremento en el número de casos de alteraciones de la conducta
alimentaria ha hecho que estos padecimientos constituyan uno de los
problemas psiquiátricos de mayor prevalencia en el mundo de hoy, con el
consecuente impacto a la salud pública, tanto por los aspectos médicos y
psicológicos, como por los altos costos que el manejo de las mismas
requiere. Un análisis reciente determinó que la prevalencia de los trastornos
de la conducta alimentaria es mayor en los países occidentales que en los
orientales, pero que en ambos tipos de culturas se ha incrementado de
manera constante en los últimos años. Ahora bien, a pesar de que la
incidencia de estas enfermedades aparentemente ha ido en aumento en las
últimas décadas, habría que considerar que no se ha podido determinar si
esto constituye un fenómeno real, o se trata sólo de que algunos cambios
socioculturales observados en los últimos años, facilitan el diagnóstico de
estas enfermedades. Desde el inicio de los años setenta se dio un proceso
de divulgación sobre los trastornos de la alimentación, a través de los
distintos medios de comunicación. Esto motivó que en la actualidad un
porcentaje elevado de adolescentes y sus familiares tengan conocimiento
40
sobre la existencia de estas alteraciones. Además, se ha enfatizado que las
conductas anormales de estos individuos constituyen una enfermedad, por lo
que se ha recomendado brindarles todo tipo de apoyos, así como evitar
actitudes de reprobación e intolerancia ante los síntomas.
2.2.5 Tipos
2.2.5.1 Anorexia nerviosa:
En la anorexia nerviosa, el deseo de ser delgado y el miedo a
engordar se manifiestan en una serie de síntomas que incluyen
la reducción propositiva en la ingesta de alimento, lo que
conduce a grandes pérdidas de peso. La anorexia nerviosa se
asemeja de muchas maneras a otros estados de inanición. Los
hallazgos consistentes a este respecto incluyen cambios en los
niveles de sodio, pérdida de potasio y un funcionamiento
anormal de la tiroides. La baja producción de células
sanguíneas se encuentra asociada generalmente a cambios en
el grosor de la médula ósea; la leucopenia aumenta la
susceptibilidad a las infecciones y la anemia puede provocar
fatiga y pérdidas cognoscitivas. También puede acompañarse
de trastornos fisiológicos, como constipación, bradicardia, piel
seca y fría, alteraciones endocrinológicas leves y cambios
neurovegetativos en forma de agotamiento simpático. Además,
las pacientes con anorexia nerviosa se encuentran en riesgo de
desarrollar osteoporosis (Sokol y Gray, 1998). Se ha detectado,
además, falta parcial o total de conciencia sobre la enfermedad,
alteración o distorsión de la imagen corporal (sobrevaloración
del tejido y/o peso corporal), hiperactividad (ejercicio excesivo),
trastornos en el sueño, grandes expectativas de logros y un
negativismo agresivo hacia los intentos de tratamiento.
41
Asimismo, falla o confusión en el reconocimiento del hambre y
el apetito (conciencia interoceptiva), sentido de ineficacia con
sensación de actuar sólo en respuesta a las demandas de otros,
ante lo cual la manipulación de la alimentación proporciona un
sentido de logro (Battegay, Glatzel, Conductas alimentarias de
riesgo y factores de riesgo asociados... 23 Poldinger y
Rauchfleisch, 1989; Bruch, 1973; Papalia y Wendkos Olds,
1993). Por otra parte, la amenorrea, que aparece en dos tercios
de los casos en la fase temprana, es considerada un síntoma
eventual y según algunos puede también faltar (Bruch, 1970).
Sin embargo ésta ha sido eliminada como criterio diagnóstico
de anorexia nerviosa en el DSM V (apa, 2013). La habilidad
para mantenerse con una dieta de “semihambruna” permite
distinguir dos tipos de anorexia: restrictiva y compulsivo-
purgativa. La primera se caracteriza por la capacidad de
adhesión a limitaciones calóricas excesivas, que desembocan
consecuentemente en una gran pérdida de peso. En la anorexia
nerviosa de tipo compulsivo-purgativa no siempre existe la
capacidad de mantenerse bajo la restricción calórica. Estas
personas alternan las dietas de semihambruna que no pueden
mantener con episodios de atracones, seguidos
frecuentemente de vómito auto inducido. Se estima que
aproximadamente 50% de las personas con un diagnóstico de
anorexia nerviosa muestran síntomas de atracones de manera
compulsiva y el uso de algún método compensatorio: vómito,
laxantes, diuréticos (Casper, Eckert, Halmi, Goldberg y Davis,
1980).
2.2.5.2 Bulimia
La Bulimia comparte con la anorexia muchos de los síntomas,
específicamente el miedo a la obesidad y los intentos de perder
peso. El dsm-5 (2013) la describe como episodios recurrentes
42
de atracones acompañados de conductas compensatorias
inapropiadas para no ganar peso corporal: vómito auto
inducido, uso de laxantes, diuréticos y otros medicamentos,
ayuno o ejercicio excesivo. Estas conductas se presentan en
promedio una vez a la semana durante tres meses. La persona
tiene una preocupación excesiva por el peso y la imagen
corporal. Existe una desorganización profunda sobre el patrón
alimentario, aunque el peso corporal tiende a ser normal. La
sensación de pérdida de control sobre la ingestión (no poder
dejar de comer voluntariamente) puede acompañarse de
depresión y pensamientos autodestructivos, especialmente
después de los episodios de compulsión y purga. Estos
episodios ocurren de manera impredecible, pero generalmente
son precipitados por eventos estresantes. Los atracones
pueden tener una duración de unos cuantos minutos a algunas
horas y se realizan en privado. Los episodios de atracones son
variables en cuanto a la cantidad y tipo de alimentos que se
ingieren. Esta es una conceptualización subjetiva, ya que varía
de individuo a individuo y es una conducta socialmente
aceptada en determinadas situaciones (Schlundt y Johnson,
1990). La violación de los estándares marcados por cada
persona es lo que promueve la conducta compensatoria para
contrarrestar los efectos de los atracones. Esta conducta
reduce el temor a engordar y propicia en el individuo la vigilancia
en su alimentación (restricción). El peso normal en las personas
con bulimia nerviosa exacerba la distorsión de la imagen
corporal y la insatisfacción con el propio cuerpo. Las
“anomalías” de la imagen corporal producen insatisfacción con
el cuerpo en cuanto a peso, forma y tamaño. En su fase crítica,
este cuadro suele acompañarse de uno o más de los siguientes
trastornos físicos: hipertrofia de las glándulas salivales, erosión
43
del esmalte de los dientes, perforación de esófago y estómago,
dependencia de laxantes, alteración en el contenido corporal de
albúmina y minerales, gingivitis, anemia, amenorrea,
bradicardia, disminución de las hormonas tiroideas, bajas
concentraciones de hormona folículo estimulante (hfe) y
hormona luteinizante (hl), estreñimiento, deshidratación,
cefalea y arritmias cardiacas (Battegay et al., 1989; Mitchell,
Pomeroy y Colon, 1990).
2.2.5.3 Ortorexia
Esta nueva alteración, fue definida por primera vez por el
médico estadounidense Steve Bratman en un libro publicado en
el año 2000 que lleva por título “Health Food Junkies”. El autor
citado ya había acuñado el término en 1996. Este proviene del
griego (ortho, justo, recto, y orexia, apetencia) y vendría a
significar “apetito justo o correcto”. Pero en realidad se entiende
por ortorexia la obsesión por la comida sana, hasta un nivel que
cabe considerar patológico. (R. Muñoz y A. Martínez.
Trastornos de la Conducta Alimentaria 5; 2007). Bratman fue
médico generalista y miembro del movimiento de alimentos
naturales de EEUU durante 25 años. Era un fervoroso seguidor
del poder de la dieta para curarlo todo o casi todo y alcanzar así
la salud. En la década de los 70 fue cocinero y agricultor
orgánico en una gran comunidad en Nueva York. Esta
comunidad, estaba formada por gente de diferentes campos
dietéticos, que poseían un conjunto de teorías contradictorias
sobre lo que era “una buena alimentación”. En medio de todo
este caos, Bratman acabó por componer su propia dieta
consistente, únicamente, en vegetales recién recogidos del
huerto, que masticaba al menos 50 veces antes de tragarlos. Al
igual que muchos otros ortoréxicos, sus restricciones dietéticas
se fueron volviendo cada vez más inflexibles. Animaba a los
44
demás, a seguir su ejemplo y a castigarse cuando probaban
una pequeña porción de algún alimento, que él consideraba
prohibido. Necesitó varios años para lograr desprenderse de
estos hábitos. En la actualidad es un profesional de las
medicinas alternativas, que hace campaña, en contra de lo que
considera una dedicación excesiva a las dietas estrictas, que
pueden impedir que el cuerpo, se beneficie de una nutrición
básica. Según Bratman, la mayor parte de estas dietas, si se
siguen rigurosamente, pueden conducir a la ortorexia que,
como muchos de los trastornos alimentarios, guarda mayor
relación con el control psicológico, que con determinados
alimentos. Aunque la ortorexia no ha sido reconocida
oficialmente en los manuales terapéuticos de trastornos
mentales, los escasos estudios en torno a ella sí parecen
confirmar que detrás de la obsesión por un menú
escrupulosamente limpio subyace con frecuencia un trastorno
psíquico. La preocupación patológica por la comida sana lleva
a consumir exclusivamente alimentos procedentes de la
agricultura ecológica, es decir, que estén libres de componentes
transgénicos, sustancias artificiales, pesticidas o herbicidas,
además de aquellas sustancias que hayan sufrido alguna clase
de “condena o superstición”. Esta práctica puede conducir
muchas veces a que se supriman la carne, la grasa y algunos
grupos de alimentos que, en ocasiones, no se reemplazan
correctamente por otros que puedan aportarle los mismos
complementos nutricionales.
2.2.5.4 Vigorexia
Se trata de una Adicción al Ejercicio, una de las nuevas
adicciones gran incidencia, como la adicción a Internet o a las
compras. Algunos autores piensan que ni se debería hablar de
45
Vigorexia (Remor, 2005). Se trata de un de Trastorno Obsesivo
Compulsivo, con pensamientos constantes acerca de la
necesidad de ejercitarse y cuya compulsión es la propia de
actividad física. Es un trastorno de la conducta alimentaria. Se
trata de un trastorno de tipo cognitivo, en que el sujeto percibe
incorrectamente su propia imagen (Dismorfia Muscular). Los
que la sufren son personas que hacen mucho ejercicio físico,
con el objetivo declarado de alcanzar una determinada masa
muscular mayor que la que poseen. La cantidad de tiempo que
dedican al ejercicio (hacerlo o pensar en hacerlo) entorpece su
adaptación social, laboral, académica e incluso familiar y de
pareja. (De la Serna, 2004). Los afectados presentan una
alteración de la imagen corporal, por lo que se creen más
débiles y delgados de lo que son (Baile, 2005, Pope, 1993). La
mayoría son hombres de edades entre los 18 y los 25 años. Con
una frecuencia mayor que en la población general, aparecen
otras conductas desadaptativas, como una alimentación
inadecuada o consumo de fármacos peligrosos para la salud.
46
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el trastorno por
atracón es dos veces más frecuente que la bulimia en países como
EE.UU., Brasil, Colombia, México, Bélgica, Italia, Países Bajos, Irlanda
del Norte, Portugal, Rumania, España y nueva Zelanda.
47
La difusión de este ideal estético, asociado a belleza y éxito, favorece
la aparición de actitudes y comportamientos “anti-obesidad” que
incrementan las posibilidades de discriminación y marginación de las
personas con sobrepeso u obesidad, aumentando el riesgo de sufrir
problemas psicológicos y sociales.
48
alimentos o alimentos de un determinado color, consistencia u olor.
Sin embargo, el modo de comer caprichoso normalmente concierne a
unos pocos alimentos y los niños que son malos comedores, a
diferencia de las personas con este trastorno, tienen un apetito normal,
ingieren suficiente comida en general y crecen y se desarrollan
normalmente.
49
2.2.6 Variables de los trastornos de la conducta alimenticia
2.2.6.1 Variables individuales
Uno de los factores de riesgo individuales más importantes es la edad.
La adolescencia se considera una etapa de vulnerabilidad para estas
enfermedades debido a que los y las jóvenes se enfrentan a cambios
relacionados con la transición de la infancia a la vida adulta, en la que
se incrementan las responsabilidades, pero en algunos casos sin
contar aún con la madurez suficiente para enfrentarlas (Garfinkel y
Garner, 1982). Esta etapa del desarrollo registra el mayor número de
apariciones de casos de trastornos de la conducta alimenticia en
comparación con otras (Striegel-Moore y Bulik, 2007).
2.2.6.1.1 Ideal estético de delgadez:
El grado en que alguien valora las imágenes socialmente
estructuradas que definen la belleza y que involucran conductas
relacionadas con dicho estereotipo para alcanzarlo (Thompson
y Stice, 2001). La interiorización del ideal estético de la
delgadez promueve la insatisfacción corporal, las dietas
restrictivas y el afecto negativo; al mismo tiempo, puede
predecir el diagnóstico de bulimia nerviosa (Stice, 2001). En las
culturas donde existe abundancia de alimentos, donde se
rechaza la obesidad y se idealiza la delgadez, las mujeres
tienen más riesgo de desarrollar un trastorno de la conducta
alimenticia. Esta situación explica la relación 10 a 1 en la
prevalencia de estos cuadros en mujeres y hombres (Polivy y
Herman, 2002).
2.2.6.1.2 Insatisfacción corporal:
Es entendida como la diferencia entre el ideal corporal de
tamaño y/o la forma que tiene una persona y su tamaño y/o la
forma corporal real. Esta diferencia se vuelve un precursor para
el desarrollo de estas enfermedades mientras más intensa sea
la inconformidad que genere en el individuo, que intentará
50
perder peso o cambiar su cuerpo para alcanzar el ideal (Polivy
y Herman, 2002). Stice también describe la insatisfacción
corporal como un factor de riesgo en su modelo etiológico de
dos vías para la bulimia. Explica que la presión por estar
delgado y la interiorización del ideal estético de la delgadez
generan insatisfacción corporal en la medida que la persona se
percibe lejana del ideal de belleza e intenta alcanzarlo. Esto
origina en los individuos un estado de ánimo negativo y el inicio
de una dieta restrictiva (Stice, 2001).
2.2.6.1.3 Factores de riesgo:
El abuso sexual infantil es considerado como un factor de riesgo
para la patología mental en general. Sus efectos pueden ser
psicológicos, físicos, somáticos y sociales, por lo que
difícilmente se le puede considerar un factor específico para
estos trastornos; sin embargo, en un modelo multifacético de
dramatización, el abuso sexual adquiere relevancia, que tiene
una alta comorbilidad psiquiátrica (Lev-Wiesel, 2008). Las tasas
de abuso sexual entre pacientes diagnosticados con alguno de
estos cuadros son significativamente mayores que entre los
grupos de control (34% versus 20%). Entre los casos de bulimia
nerviosa se encuentran las tasas más altas de violación, acoso
y abuso sexual después de los 17 años (Jacoby et al., 2004).
Se ha reportado que el riesgo de desarrollar alguno de estos
cuadros aumenta tres veces cuando se ha vivido abuso sexual
infantil (Murray y Waller, 2002) y que entre 10% y 30% de las
personas con estas enfermedades lo han sufrido (Connors y
Morse, 1993). También se ha reportado que existe 50% de
probabilidad de abuso sexual infantil en personas con síntomas
purgativos (Ackard, Neumark-Sztainer, Hannan, French y Story,
2001) y que 28% de las jóvenes que reportan abuso sexual
infantil presentan car, preocupación por engordar, atracones
51
con sensación de falta de control y conductas restrictivas
(Unikel, Ramos y Juárez, 2011). La práctica crónica de dietas
aumenta el riesgo de atracón y el comienzo de bulimia nerviosa;
ambas condiciones, se han asociado con depresión mayor y
afecto negativo. Se cree que la privación de calorías aumenta
la probabilidad de que los sujetos tengan un atracón para
compensar el déficit calórico, sobre todo en las personas que
han estado privadas de alimento hasta por 14 horas (Stice,
2001). Los cambios traumáticos en la vida, como la pérdida de
seres queridos, el rompimiento de una relación importante, el
divorcio de los padres o un cambio de residencia se han
considerado como estresores.
2.2.6.1.4 Factores psicosociales:
La baja autoestima o el bajo auto concepto han sido factores
centrales en diferentes teorías etiológicas de los estos
trastornos. Varios estudios transversales han encontrado que
los sujetos con anorexia tienen menor autoestima y un auto
concepto negativo en comparación con los grupos de control.
Por otra parte, en estudios de tipo longitudinal se ha reportado
que la baja autoestima en mujeres aumenta hasta en ocho
veces el riesgo de tener un trastorno de la conducta alimenticia
(Jacoby et al., 2004). Respecto a la personalidad, se ha descrito
que ésta se encuentra influida por las características propias de
la enfermedad y por el estado de desnutrición; algunos autores
presentan la obsesión, la ansiedad social y la dependencia
excesiva como características pre mórbidas. Se postula
también que muchos de los casos se inician cuando los sujetos
son muy jóvenes y aún no han completado el desarrollo de la
personalidad (Garfinkel y Garner, 1982). El perfeccionismo y los
rasgos dependientes son dos características comunes en la
personalidad de mujeres con an, quienes, por lo general, hasta
52
antes de presentar el trastorno, han sido buenas estudiantes y
sus logros se deben a su gran dedicación y esfuerzo. Aunque
hay variaciones, 87% de las pacientes con anorexia se
describen como de “muy buen comportamiento”, 61% como
perfeccionistas y 61% como competitivas (Garfinkel y Garner,
1982). También se ha reportado que el perfeccionismo es un
predictor de la patología bulímica (Killen, 1994).
53
Por otro lado, las investigaciones de Fairburn y colaboradores
indican que las altas expectativas parentales y los comentarios
críticos acerca del peso y la figura provenientes de la familia son
predictores específicos de bulimia, cuando se compara con
grupos de pacientes psiquiátricos ( Jacoby et al., 2004). Los
comentarios críticos y la percepción de las madres que
describen a sus hijas como personas que deberían perder más
peso y como personas menos atractivas, pueden ser
antecedentes a la aparición de trastornos de la conducta
alimenticia. En tanto, los comentarios de los padres y pares que
sobreestiman la delgadez y que reconocen el autocontrol y la
disciplina para lograr la pérdida de peso, tienen un efecto
directo en estos trastornos (Polivy y Herman, 2002).
2.2.6.2.2 Factores socioculturales:
Los trastornos de la conducta alimenticia se han considerado
como síndromes supeditados a la cultura, debido entre otras
razones a que son más frecuentes en las culturas
occidentalizadas. En los grupos que pertenecen a las culturas
donde la influencia de los estereotipos occidentales de belleza
no es tan grande son pocos los casos de estos trastornos
(Crago, Shislak y Estes, 1996). Garfinkel y Garner (1982b)
afirman que la presión por alcanzar o conservar la delgadez y
un contexto en el que son muy altas las expectativas de éxito,
son factores determinantes para la aparición de anorexia. Por
otra parte, proponen que en las sociedades donde la comida no
es abundante ni está disponible para todos, comer en exceso y
la obesidad son condiciones muy valoradas, mientras que en
las sociedades donde los alimentos sí son abundantes es
posible desarrollar una conciencia por la delgadez y darse el
lujo de hacer dietas restrictivas.
2.2.7 Contexto social
54
En la sociedad actual y globalizada el ideal de la belleza diseminado
en los diferentes contextos sociales, económicos y culturales a través
de los medios de comunicación imponen y valorizan la figura de la
"delgadez del cuerpo" para hombres y mujeres adolescentes y por otra
parte estigmatizan la obesidad. Paradójicamente, los medios de
comunicación muestran mensajes de que ser delgado es hermoso,
incentivan el uso de estrategias para alcanzar el nivel de belleza
establecido, y por otro lado, bombardean a los/las niños/ niñas y
adolescentes con imágenes de alimentos atractivos y deseables, pero
insalubres. En este contexto, desde muy temprano, niños y niñas que
aún están en proceso de formación de la imagen corporal, reciben
informaciones opuestas de los medios de comunicación que pueden
configurarse en condiciones muy desfavorables en el proceso de
formación de la imagen corporal, del comportamiento alimentario y de
la salud de los adolescentes.
55
de desarrollo del tono muscular entre los varones adolescentes, sin
embargo, los resultados son contradictorios, lo que indica que las
relaciones interpersonales entre ellos son más importantes en la
determinación de estas condiciones que los medios de comunicación.
2.2.8 Sintomatología
Revisando el DSM-IV encontramos entre los síntomas comunes de los
trastornos de la conducta alimenticia encontramos:
Reducción drástica de las cantidades de comida que normalmente
suelen consumirse.
Pérdida de peso abrupta.
Debido a la perdida de nutrientes se observa perdida del cabello,
sequedad de la piel y uñas quebradizas.
Si la falta de alimentación es severa, es probable que la persona
afectada sufra desmayos frecuentes. Quienes padecen trastornos
alimenticios suelen experimentar una sensación de debilidad corporal
constante, que en la mayoría de los casos viene acompañada por
escalofríos.
La insuficiencia de alimentación afecta a todo el organismo y el
aparato reproductor no es la excepción. Y es que la carencia de
nutrientes esenciales altera la producción de hormonas y hace que los
períodos menstruales sean muy irregulares.
El ritmo cardíaco fluctúa; aumenta y disminuye la velocidad de un
momento para otro. Esta irregularidad cardíaca es grave, ya que
puede resultar en un fallo cardíaco letal.
La baja presión arterial es uno de los síntomas de trastornos
alimenticios y no solo puede causar mareos y desmayos, sino también
complicaciones que pueden poner en riesgo la vida.
56
2.4 Ansiedad:
2.4.1 Concepto
Para definir la ansiedad, se ha revisado distintas fuentes por lo que se ha
decidido que para efectos de este trabajo la más útil es la de Marks (1986);
el cual propone que la ansiedad es una parte de la existencia humana y todas
las personas sienten un grado moderado de la misma, siendo ésta una
respuesta adaptativa. La ansiedad sigue siendo un tema de gran importancia
para la Psicología; su incorporación es tardía, siendo tratado sólo desde
1920, abordándose desde distintas perspectivas. Según el Diccionario de la
Real Academia Española (vigésima primera edición), el término ansiedad
proviene del latín anxietas, refiriendo un estado de agitación, inquietud o
zozobra del ánimo, y suponiendo una de las sensaciones más frecuentes del
ser humano, esta es una emoción complicada y displacentera que se
manifiesta mediante una tensión emocional acompañada de un correlato
somático (Ayuso, 1988; Bulbena, 1986). En general, el término ansiedad
alude a la combinación de distintas manifestaciones físicas y mentales que
no son atribuibles a peligros reales, sino que se manifiestan ya sea en forma
de crisis o bien como un estado persistente y difuso, pudiendo llegar al
pánico; no obstante, pueden estar presentes otras características neuróticas
tales como síntomas obsesivos o histéricos que no dominan el cuadro clínico.
Si bien la ansiedad se destaca por su cercanía al miedo, se diferencia de éste
en que, mientras el miedo es una perturbación cuya presencia se manifiesta
ante estímulos presentes, la ansiedad se relaciona con la anticipación de
peligros futuros, indefinibles e imprevisibles.
57
comportamientos adecuados. En esos momentos los pensamientos están
acelerado, los músculos se tensan, se acelera la respiración, las partes
distales se quedan frías y encogidas, aparece una intensa sudoración, las
náuseas, o incluso, los vómitos hacen acto de presencia. Es el miedo al
miedo. No hay miedo a nada real, a ningún problema real, incendio,
accidente, o robo, es la mente que se imagina que puede ocurrir cualquier
desastre y convence al individuo que así lo es.
58
En las personas tímidas en exceso, el trastorno de ansiedad social suele
manifestarse durante su juventud. Este trastorno es más habitual de lo que
se cree. Sin tratamiento, este trastorno puede llegar a durar muchos años o
toda la vida y puede dificultar que una persona alcance su máximo potencial.
2.4.4 Síntomas
Palpitaciones, Dolores en el pecho, Náusea o problemas estomacales,
Mareos o vértigos, Sofocos o escalofríos, Hormigueo o entumecimiento, Falta
de aire o una sensación de asfixia, Estremecimiento o temblores, Sensación
de irrealidad, Terror, Sensación de falta de control o estarse volviendo loco,
Temor a morir, Transpiración, Taquicardia. Estos síntomas que son comunes
a todo tipo de ansiedad y pueden variar en intensidad según sea el tipo de
ansiedad patológica: no es lo mismo un trastorno obsesivo compulsivo que
un ataque de pánico, ni un problema de agorafobia ni un problema de
claustrofobia u otros que se nos puedan presentar. La ansiedad patológica
no se suele presentar clara, no se sabe de dónde viene ni cuál es su origen,
y entonces asusta al que la padece; si no se consigue controlarla o llegar a
relajarse, en esos momentos, existe la posibilidad de que el problema avance
de forma progresiva hasta volverse muy difícil de controlar.
2.4.4.1. Síntomas Ansiedad Social:
Según la American Academy of Family Physicians, los síntomas
de la ansiedad social son:
Los síntomas internos (emocionales) incluyen:
Temor a sentirse avergonzados, a ser juzgados o
rechazados.
Sentir que todos los están mirando.
Creer que la ansiedad es un signo de debilidad.
Creer que son estúpidos y que otras personas son más
inteligentes y más seguras que ellos.
Los síntomas externos (físicos) incluyen:
Aislamiento, evitar el contacto social.
59
Sonrojarse.
Sudar.
Náuseas o vómitos.
Temblor o agitación.
Problemas para hablar o hacer contacto visual.
Aumento de la frecuencia cardíaca.
2.4.5 Diagnostico:
Los criterios de DSM IV-TR para el trastorno de ansiedad generalizado
incluyen:
Presencia de excesiva ansiedad acerca de acontecimientos o
actividades que se producen en casi todos los días durante al menos
6 meses.
Perder el control sobre la intensidad de la preocupación.
Al menos tres de los síntomas incluyendo inquieto o jumpiness, fatiga,
falta de concentración, irritabilidad, problemas de tensión y reposo del
músculo.
Interferencia significativa de los síntomas con la social y de trabajo
relacionados con el funcionamiento o conduce al sufrimiento
significativo.
Ningún otro trastorno de estado de ánimo o problema psiquiátrico.
60
CAPITULO III
III. METODOLOGÍA
61
conductas de riesgo alimentaria en una población de estudiantes de
secundaria.
62
3.4 Variables
3.5 Población
La población está constituida por los estudiantes del colegio John Smith
College del distrito de villa maría del triunfo, el cual en el área de secundaria
tiene aproximadamente alrededor de 120 estudiantes. Estos estudiantes, en
su mayoría, pertenecen a familias de clase media baja y clase media; viven
en una zona en la cual hay problemas de delincuencia, pandillaje y abuso de
sustancias.
3.5.1 Muestra
63
CAPITULO IV
4.2 Instrumentos:
64
situaciones públicas como lo son exponer en un salón de clases o en un
auditorio; así mismo ayuda a medir el miedo a ser juzgado y criticado por lo
demás así como la inseguridad ante nuevas situaciones sociales.
Rango 8 a 40 6 a 30 4 a 20 18 a 90
España
65
FNE SAD-N SAD-G Total
EEUU
67
CAPITULO V
V. RESULTADOS
5.1 Instrumentos de procesamiento de datos:
5.1.1 SPSS:
Descriptivos
Estadístic Desv.
Sexo o Error
Ansiedad Social masculin Media 39,38 3,054
General o Límite inferior 32,73
68
95% de intervalo de Límite 46,04
confianza para la superior
media
Media recortada al 5% 39,59
Mediana 40,00
Varianza 121,256
Desv. Desviación 11,012
Mínimo 18
Máximo 57
Rango 39
Rango intercuartil 16
Asimetría -,111 ,616
Curtosis -,186 1,191
femenino Media 51,82 2,429
95% de intervalo de Límite inferior 46,67
confianza para la Límite 56,97
media superior
Media recortada al 5% 52,53
Mediana 53,00
Varianza 100,279
Desv. Desviación 10,014
Mínimo 26
Máximo 65
Rango 39
Rango intercuartil 13
Asimetría -1,019 ,550
Curtosis 1,434 1,063
Evaluación Negativa masculin Media 9,46 1,259
o 95% de intervalo de Límite inferior 6,72
confianza para la Límite 12,20
media superior
Media recortada al 5% 9,51
Mediana 9,00
Varianza 20,603
Desv. Desviación 4,539
Mínimo 1
Máximo 17
Rango 16
Rango intercuartil 8
69
Asimetría -,096 ,616
Curtosis -,600 1,191
femenino Media 15,06 1,116
95% de intervalo de Límite inferior 12,69
confianza para la Límite 17,43
media superior
Media recortada al 5% 15,18
Mediana 16,00
Varianza 21,184
Desv. Desviación 4,603
Mínimo 6
Máximo 22
Rango 16
Rango intercuartil 7
Asimetría -,640 ,550
Curtosis -,316 1,063
Miedo al Rechazo masculin Media 13,31 1,162
o 95% de intervalo de Límite inferior 10,78
confianza para la Límite 15,84
media superior
Media recortada al 5% 13,23
Mediana 13,00
Varianza 17,564
Desv. Desviación 4,191
Mínimo 5
Máximo 23
Rango 18
Rango intercuartil 5
Asimetría ,467 ,616
Curtosis 2,336 1,191
femenino Media 17,82 ,990
95% de intervalo de Límite inferior 15,73
confianza para la Límite 19,92
media superior
Media recortada al 5% 18,03
Mediana 19,00
Varianza 16,654
Desv. Desviación 4,081
Mínimo 9
70
Máximo 23
Rango 14
Rango intercuartil 6
Asimetría -,819 ,550
Curtosis -,159 1,063
Ansiedad ante masculin Media 16,62 1,147
Situaciones Nuevas o 95% de intervalo de Límite inferior 14,12
confianza para la Límite 19,11
media superior
Media recortada al 5% 16,63
Mediana 17,00
Varianza 17,090
Desv. Desviación 4,134
Mínimo 11
Máximo 22
Rango 11
Rango intercuartil 8
Asimetría -,211 ,616
Curtosis -1,794 1,191
femenino Media 18,94 1,059
95% de intervalo de Límite inferior 16,70
confianza para la Límite 21,19
media superior
Media recortada al 5% 18,99
Mediana 20,00
Varianza 19,059
Desv. Desviación 4,366
Mínimo 11
Máximo 26
Rango 15
Rango intercuartil 5
Asimetría -,680 ,550
Curtosis -,133 1,063
Riesgo de padecer masculin Media 15,62 1,206
trastornos de la o 95% de intervalo de Límite inferior 12,99
conducta alimentaria confianza para la Límite 18,24
media superior
Media recortada al 5% 15,41
Mediana 14,00
71
Varianza 18,923
Desv. Desviación 4,350
Mínimo 11
Máximo 24
Rango 13
Rango intercuartil 8
Asimetría ,868 ,616
Curtosis -,641 1,191
femenino Media 25,47 1,065
95% de intervalo de Límite inferior 21,21
confianza para la Límite 25,73
media superior
Media recortada al 5% 23,63
Mediana 24,00
Varianza 19,265
Desv. Desviación 4,389
Mínimo 14
Máximo 30
Rango 16
Rango intercuartil 6
Asimetría -,837 ,550
Curtosis ,381 1,063
72
femenino 17 15,06 4,366 1,059
Riesgo de padecer masculin 13 15,62 4,350 1,206
trastornos de la o
conducta alimentaria femenino 17 23,47 4,389 1,065
73
nzas
igual
es
Evalu Se ,0 ,8 - 28 ,003 - 1,68 - -
ación asu 2 8 3, 5,59 6 9,0 2,14
Negati men 3 2 32 7 50 4
va varia 0
nzas
igual
es
No - 26, ,003 - 1,68 - -
se 3, 16 5,59 3 9,0 2,14
asu 32 0 7 55 0
men 7
varia
nzas
igual
es
Miedo Se ,1 ,6 - 28 ,006 - 1,52 - -
al asu 9 6 2, 4,51 1 7,6 1,40
Recha men 6 1 96 6 32 0
zo varia 9
nzas
igual
es
No - 25, ,007 - 1,52 - -
se 2, 61 4,51 7 7,6 1,37
asu 95 2 6 56 5
men 8
varia
nzas
igual
es
Ansie Se ,1 ,6 - 28 ,150 - 1,57 - ,895
dad asu 9 6 1, 2,32 2 5,5
ante men 6 2 47 6 47
Situac varia 9
iones nzas
Nueva igual
s es
74
No - 26, ,148 - 1,56 - ,878
se 1, 65 2,32 1 5,5
asu 49 5 6 30
men 0
varia
nzas
igual
es
Riesg Se ,1 ,7 - 28 ,000 - 1,61 - -
o de asu 0 5 4, 7,85 1 11, 4,55
padec men 0 4 87 5 15 5
er la varia 6 5
trasto nzas
rnos igual
de es
condu No - 26, ,000 - 1,60 - -
cta se 4, 09 7,85 9 11, 4,54
alime asu 88 5 5 16 8
ntaria men 2 2
varia
nzas
igual
es
75
Suma de 4199,367 1602,767 1475,73 1120,867 1842,133
cuadrados 3
y
productos
vectoriales
Covarianz 144,806 55,268 50,887 38,651 63,522
a
N 30 30 30 30 30
Evaluación Correlació ,865** 1 ,742** ,379* ,805**
Negativa n de
Pearson
Sig. ,000 ,000 ,039 ,000
(bilateral)
Suma de 1602,767 816,967 531,533 254,267 723,733
cuadrados
y
productos
vectoriales
Covarianz 55,268 28,171 18,329 8,768 24,956
a
N 30 30 30 30 30
Miedo al Correlació ,909** ,742** 1 ,539** ,817**
Rechazo n de
Pearson
Sig. ,000 ,000 ,002 ,000
(bilateral)
Suma de 1475,733 531,533 627,467 316,733 644,267
cuadrados
y
productos
vectoriales
Covarianz 50,887 18,329 21,637 10,922 22,216
a
N 30 30 30 30 30
Ansiedad Correlació ,738** ,379* ,539** 1 ,643**
ante n de
Situacione Pearson
s Nuevas Sig. ,000 ,039 ,002 ,000
(bilateral)
76
Suma de 1120,867 254,267 316,733 549,867 474,133
cuadrados
y
productos
vectoriales
Covarianz 38,651 8,768 10,922 18,961 16,349
a
N 30 30 30 30 30
Riesgo de Correlació ,904 ** ,805 ** ,817** ,643** 1
padecer n de
trastornos Pearson
de la Sig. ,000 ,000 ,000 ,000
conducta (bilateral)
alimentaria Suma de 1842,133 723,733 644,267 474,133 989,867
cuadrados
y
productos
vectoriales
Covarianz 63,522 24,956 22,216 16,349 34,133
a
N 30 30 30 30 30
**. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significativa en el nivel 0,05 (bilateral).
77
que los hombres quienes obtuvieron una media de 39,38
(nivel moderado de ansiedad social).
En cuanto a los resultados obtenidos por La escala de
Ansiedad Social para Adolescentes (SAS-A): La
ansiedad social en los adolescentes evaluados se debe
más al miedo a la evaluación negativa de las demás
personas, debido a que los hombres tanto como las
mujeres obtuvieron puntajes más altos en esta
subescala con una media de 13,78 y 19.96
respectivamente.
En cuanto a los resultados obtenidos por La escala de
Ansiedad Social para Adolescentes (SAS-A): La
ansiedad social en los adolescentes evaluados se debe
en menor medida a la ansiedad ante situaciones nuevas.
Debido a que tanto hombres como mujeres obtuvieron
los puntajes más bajos en esta subescala con una media
de 9.60 y 10.13 respectivamente.
En cuanto a los resultados obtenidos por el Cuestionario
Breve de conductas de riesgo alimenticio: Las mujeres
de esta evaluación presentan mayor riesgo de padecer
trastornos de la conducta alimentaria ya que obtuvieron
puntajes más altos con una media de 25,47 (nivel alto de
riesgo de padecer trastornos de la conductas alimenticia)
que los varones quienes obtuvieron 15,62 (nivel
moderado de riesgo de padecer trastornos de la
conducta alimenticia).
78
Existe correlación estadísticamente significativa entre los
niveles de Ansiedad Social obtenidos por La Escala de
Ansiedad Social para Adolescentes (SAS-A) y el riesgo
de padecer trastornos de la conducta alimentaria
obtenido por el Cuestionario breve de conductas
alimentarias de riesgo ya que se encontró una
significación bilateral de 0.00 < a 0.05 por lo que se
rechaza la hipótesis nula.
Existe correlación estadísticamente significativa entre las
subescalas de La Escala de Ansiedad Social para
Adolescentes (SAS-A).
Existe correlación estadísticamente significativa entre la
subescala de Evaluación negativa de La Escala de
Ansiedad Social para Adolescentes (SAS-A) y el riesgo
de padecer trastornos de la conducta alimentaria
obtenido por el Cuestionario breve de conductas
alimentarias de riesgo con un nivel de significación de
0.00.
Existe correlación estadísticamente significativa entre la
subescala de Miedo al rechazo de La Escala de
Ansiedad Social para Adolescentes (SAS-A) y el riesgo
de padecer trastornos de la conducta alimentaria
obtenido por el Cuestionario breve de conductas
alimentarias de riesgo con un nivel de significación de
0.01.
Existe correlación estadísticamente significativa entre la
subescala de Ansiedad ante situaciones nuevas de La
Escala de Ansiedad Social para Adolescentes (SAS-A) y
el riesgo de padecer trastornos de la conducta
alimentaria obtenido por el Cuestionario breve de
79
conductas alimentarias de riesgo con un nivel de
significación de 0.03
80
CAPITULO VI
VI. DISCUSION:
Esta investigación tuve como propósito identificar si existía relación entre las
variables de Ansiedad Social y el riesgo de padecer un trastorno de la
conducta alimentaria. Sobre todo, se pretendió examinar si estos niveles eran
iguales en hombres tanto como en mujeres así como cuál sería el motivo más
recurrente para el desencadenamiento de estas dificultades. Se tomaron en
consideración como factores importantes en el desarrollo de estos problemas
las tres subescalas de La Escala de Ansiedad Social para Adolescentes
(SAS-A) las cuales son: Temor a ser juzgado o miedo a la evaluación
negativa, el miedo al rechazo y la Ansiedad ante situaciones nuevas. A
continuación se discutirán y comparan los resultados obtenidos por esta
investigación con otras investigaciones tanto nacionales como
internacionales.
81
según el aspecto mostrado en sus fotos y/o sus opiniones mostradas
en sus comentarios. Está expectativa acerca de siempre estar siendo
evaluado o juzgado por los demás está generando ansiedad en los
adolescentes ya que se sienten presionados a cumplir ciertas
características para ser aceptado por los demás.
82
6.3 Relación entre ambas variables:
83
CAPITULO VII
VII. CONCLUCIONES
84
CAPITULO VIII
VIII. ANEXOS
85
8.2 Cronograma de actividades:
86
8.3 Flujo grama de actividades:
Actividad Seman Seman Seman Seman Seman Seman Seman Seman
a1 a2 a3 a4 a5 a6 a7 a8
1. Entrega 31/04/2 X X X X X X
de los 019
permisos
solicitados
al director
del
colegio.
2. Entrega X 3/05/20 X X X X X X
de los 19
consentimi
entos
informado
s a los
alumnos,
para que
sean
llenados
por los
padres.
3. X 7/05/20 14/05/2 X X X X X
Aplicación 19 019
del
Inventario
de
ansiedad
de Beck
4. X X 14/05/2 21/05/2 X X X X
Aplicación 019 019
del
cuestionar
io breve
87
de
conductas
alimentari
as de
riesgo.
5. X X X 21/05/2 28/05/2 X X X
Procesami 019 019
ento de los
datos
obtenidos
6. Análisis X X X X 28/05/2 5/06/20 X X
de los 019 19
resultados
7. X X X X X 5/06/20 X X
Conclusio 19
nes del
estudio
8. X X X X X X 12/06/2 19/06/2
Elaboració 019 019
n del
informe
final.
88
8.4 Escala de Ansiedad Social Para Adolescentes (SAS-A)
89
8.5 Cuestionario breve de conductas de riesgo alimentaria
90
CAPITULO IX
BIBLIOGRAFIA
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96