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Un día del año 1935 Ramón Areces Rodríguez le pagó a Julián Gordo Centenera, padre
de siete hijos, treinta mil duros por el traspaso de una modesta sastrería, «aparte de las
existencias», como ha comentado el primero. Para el joven empresario era una tienda
preciosa, era un pequeño establecimiento que presumía de ser el único en Madrid que daba a
tres calles: Rompelanzas, Carmen y Preciados. Una de las especialidades más afamadas de la
casa eran los «macferlanes y gabanes», razón, parece ser, que justifica el que la sastrería
llevará el nombre de El Corte Inglés.
Después de algo más de medio siglo ese nombre sería conocido como la imagen o
como el buque insignia de un grupo empresarial que ha facturado 956.282 millones de pesetas
en 1991 (18.428 millones de euros en el 2008, con un resultado de más de 744 millones de
euros) y dado empleo a 51.390 personas (97.328 en el año 2008). Una empresa que constituye
un buen grupo de sociedades, ejemplo de solidez y de eficiencia, líder del sector de grandes
almacenes y cadenas de alimentación en España y décima o undécima mundial, después de los
más conocidos grandes almacenes norteamericanos.
Ambos jóvenes, llenos de ideas e ilusiones, pronto quisieron demostrar sus aptitudes
empresariales montando en el mismo año (1935) sendos negocios del ramo textil-confección:
Ramón compra El Corte Inglés y «Pepín» monta, en la cercana calle de Carretas, invirtiendo
dos millones de pesetas, la primera piedra de lo que luego sería la empresa Galerías Preciados.
En ambos proyectos actuó de mecenas su tío César Rodríguez aportando como capital en cada
caso cifras en torno a las cien mil pesetas.
El negocio comenzó con siete empleados y el éxito fue inmediato, por lo que fue
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ATE 2019
CASO EL CORTE INGLÉS
necesario efectuar una ampliación; por ello, tras el intervalo de la Guerra Civil española, se
trasladó en 1940 a la calle Preciados esquina a Tetuán, al comprar los Almacenes El Águila,
primer centro comercial de la empresa. Como curiosidad cabe recordar que su primo José
Fernández se quedó con la tienda de Rompelanzas, primera tienda Galerías Preciados.
Para Ramón Areces, en gran parte la base de su éxito ha sido estar al pie del cañón:
«Mis únicas universidades han sido la vida y el trabajo.» Él introdujo nuevas ideas que
corresponden con los de los más importantes grandes almacenes americanos: a) considerar
que el éxito de una empresa se basa en la integración del equipo humano; b) la
autofinanciación y evitar endeudarse es la madre del éxito, y e) atender por encima de todo al
cliente, demostrar la máxima seriedad comercial e innovar permanentemente para
satisfacción del cliente y desarrollo del negocio. Después de su fallecimiento, poco después de
la una de la tarde del domingo 30 de julio de 1989, su ejemplo como empresario es un reto
para el futuro de su grupo empresarial.