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MORENO
CARRERA: ADMINISTRACION DE EMPRESAS
INTEGRANTES:
ARTURO CALLE
¿Quién es Arturo Calle?
Arturo Calle, nació en el barrio Manrique de Medellín el 13 de agosto de 1938 y,
desde muy temprano, se destacó por su habilidad para las ventas. Desde joven,
mostró ser una persona diferente, sus tíos solían decirle “si encaminas tus acciones
por el camino del bien, seguro llegarás muy lejos”. Con tan solo diez años de edad,ya
se había convertido en un experto vendedor de frutas, hortalizas y flores en la plaza
de mercado en el barrio Robledo en Medellín, ayudaba a su madre a vender los
productos de la granja donde vivía.
Su juventud fue la consolidación de su audacia y sagacidad, el ahora empresario
recuerda con cariño que su familia le auguraba un futuro promisorio gracias a su
templanza y espíritu visionario, y no se equivocaron al dar este concepto. Desde
entonces, los negocios siempre hicieron parte del ADN de Arturo Calle y a medida
que crecía, aumentaba su interés por involucrarse en diversos sectores de la
economía. Fue así como logró vincularse como mecánico industrial en la Hilanderías
Pepalfa, una fábrica dedicada a la confección de medias, de esta forma se involucró
con la industria textil.
Actualmente el empresario Arturo Calle, tiene tiendas de su marca homónima en Cali
y Medellín y en otras ciudades del país y en países centroamericanos como Panamá,
Costa Rica, El Salvador y Guatemala. Ha marcado un hito en la historia de Colombia
con un crecimiento sostenible, demostrando que todo el estilo y elegancia puede
estar al alcance de todas las personas. Afianzando esos lazos de confianza que
generan amor por la marca.
Aunque Arturo Calle acude todos los días a su oficina, ubicada en el piso once del
complejo empresarial que la compañía tiene en el norte de Bogotá, las decisiones de
la compañía las toma su hijo mayor Carlos Arturo Calle, quien heredo el legado
familiar.
Desde muy joven soñaba con ser independiente, busco un empleo más formal a muy
temprana edad. Su meta era muy clara: debía trabajar duro y ahorrar al máximo su
salario para poder independizarse. De esta manera, se emplea como mecánico
industrial en una fábrica de confección de medias llamadas “Hilandería Pepalfa”. Día
a día, pasaba sus horas manipulando herramientas, engrasado y aprendiendo cuanto
pudiera. Debido a su actitud frugal, se ganó la fama de ser un poco tacaño entre los
obreros de la fábrica, pues en lugar de irse a festejar y beber con ellos al finalizar la
jornada, prefería ahorrar de su sueldo, lo que le quedaba tras aportar en su hogar;
pasaba casi todos los días uniformado, no gastaba mucho dinero en prendas de
vestir, la única ocasión en la que se le veía arreglado y elegante, era en la misa de
los domingos.
En el año 1965, recibe una oferta laboral de parte del padre de su prometida:
mudarse a la ciudad de Bogotá para administrar un almacén de camisas, en el sector
comercial de San Victorino. En este lugar trabajó de domingo a domingo como
administrador, contador y vendedor de las camisas que llegaban desde Medellín y
Pereira. Siempre era el primero en abrir y el ultimo en cerrar.
Es un hombre perseverante
Gracias a esta disciplina de ahorro, en el año 1966 logra emprender algo de manera
independiente. Con unos $13 mil pesos colombianos ahorrados, que en la actualidad
equivaldrían a unos $3.000 dólares, más un préstamo, el único que ha solicitado en
toda su vida, de $4.000 pesos, es decir, $1.000 dólares más, compró su primer local
en el mismo sector de San Victorino; un pequeño y antiguo almacén. De esta manera
abrió su primera tienda “Dante” especializada en la venta de camisas masculina.
Como su propósito era brindar una excelente calidad en sus prendas, solía viajar a
Pereira y Medellín para establecer acuerdos con las fábricas de confección. Gracias
a esto, atrajo rápidamente a un gran número de clientes y, en solo unos meses, pudo
abrir una segunda sucursal.
Posee el don de la paciencia
Tras dos años de trabajo, contaba con los recursos suficientes para abrir una tercera
tienda; fue entonces cuando uno de sus clientes más fieles le sugirió que titulara la
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marca con su propio nombre y por esa razón las tiendas de ropa pasaron a llamarse
“Arturo Calle”.
El cambio de nombre y la expansión trajeron gran prosperidad a su negocio, lo que lo
motivó a crear sus propias fábricas manufactureras, para así tener un mayor control
de los diseños y la calidad de los productos. Por ello, decidió fabricar directamente
sus productos forjando una alianza con empresas de manufactura y confección que
evolucionaron y que en la actualidad son CO&TEX, FRAC y Baena Mora. Esta
sinergia le ha permitido a ARTURO CALLE garantizar a sus clientes la mejor relación
calidad – precio; característica que sumada a un buen servicio, ha sido determinante
para el éxito comercial de la firma. De hecho, su pasión por brindar al cliente una
atención excepcional, lo llevó a implementar desde los inicios del negocio, el servicio
de sastrería, que sigue siendo uno de los valores agregados de la marca.
Gracias a la fabricación de productos propios y a brindar prendas de excelente
calidad, para finales de la década de los 90 la marca Arturo Calle logró posicionarse
en importantes centros comerciales de la ciudad, empezando por el centro comercial
Unicentro. Después, la expansión no fue solo local, sino departamental; y, con el
pasar de los años, pudo llegar a las ciudades de Cali y Medellín.
Una de las claves de su éxito, fue mantener uniformidad en sus locales. El
empresario se preocupaba por capacitar correctamente al personal para que sus
tiendas se abrieran siempre a una misma hora y para que la atención al cliente fuera
excepcional.
Fueron más de 3 décadas de trabajo duro y constante en las que Arturo siempre
supo que para ser grande, debía ser paciente. Así, finalmente la marca se expandió
por todo el territorio colombiano y, poco a poco, fue generando recordación entre una
base de clientes fieles que disfrutaban adquiriendo los elegantes productos que
ofrecía.
En el 2011, los arquitectos Gabriel Arango y Miguel Soto inauguran la “Torre Arturo
Calle”, el edificio insigne de la compañía e icónico del norte de Bogotá, ubicado en la
Avenida Boyacá. Arturo quería que la torre ilustrara la evolución de la marca y fuera
un referente para futuras estructuras de la empresa. Además, en la torre se ubicaría
el almacén principal de la cadena, un espacio de 2.000 m2 en donde hoy en día se
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